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New Apartment

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Mudanza
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Suspiró llevando sus manos a su rostro, intentando quitar el tediodo sudor que emanaba de su frente ante la nueva actividad física que realizaba junto a Jim.
Jamás pensó que haría algo como aquello con él, pero eso no quitaba su emoción y satisfacción en lo absoluto, y cuando se dejó caer sobre él estando más que agotada, el quejido que Jim Lake soltó le hizo saber que estaban en las mismas condiciones.

Se estaban mudando.

Nueva Jersey fue la perfecta opción tras haber terminado la preparatoria, y haber sido admitidos en la Universidad Estatal de Nueva Jersey era un enorme paso para ambos.
Stella se mostraba más que emocionada, contaba con 19 años recién cumplidos y ya tenía su propio departamento.

Aunque debía aclararse que escoger Nueva Jersey fue mas que todo por no dejar de lado su labor como Gobernante de Mercadotrol; el edificio donde compraron su primer apartamento de pareja estaba a dos calles de las alcantarillas, Blinky y Aaarrrgghh fácilmente podían visitarlos por la noche.

—Preciosa aún falta más cosas.— Jim Lake acarició el cabello que la de mirada zafiro había juntado en una alta coleta.—, apenas vamos por la mitad.

Y no mentía, solo había la sala donde ambos descansaban sobre el sofá, y un poco la cocina. Faltaba las habitaciones de ambos, el comedor, los armarios, entre otros.

—Ya no quiero.— murmuró con sus ojos cerrados acomodandose más sobre él, queriendo dormir.— con la sala y la cocina viviremos bien.

Jim Lake carcajeó por las tiernas palabras de su novia, limitándose a tomar su celular y marcarle a una gran amiga castaña que ayudaría mucho en esos momentos.

—¿Diga?

—¡Hola queridísima Claire Nuñez!.— exageró llamando la atención de Stella.— apuesto a que te ves bien con tus papeleos entre otros, ¿Ya te había dicho que eres buena amiga?

—¿Qué quieres, Jim? Mejor dicho, ¿Qué le hiciste a 'Ella esta vez?.— dijo con diversión.

—Quiere obligarme a seguir con la mudanza.— se quejó la pelirroja quitándole el celular a su novio para hablar con Claire, sin quitarse de encima.

—Pero...— Claire rió.— ¿No estás usando tus portales?

—Pues sí, pero ya me cansé... Le digo a Jim que podemos vivir bien con la cocina y sala amueblada.— comentó con ingenuidad.

—Ay 'Ella, haz un último esfuerzo ¿Si? Jim se emocionó cuando firmó los papeles de compra, sabía que te gustaría un lugar con muchas ventanas y una terraza...

—¿De verdad hizo eso?.— preguntó mirando levemente al azabache, este mismo no le quitaba la mirada de encima, logrando ponerla algo nerviosa.

—¡Claro! Hagamos esto, dame unos minutos en lo que termino de comer con Douxie y llego a ayudarte, ¿Te parece?

—Claire eres un ángel.— confesó la chica con una sonrisa.

—Dime algo que no sepa.

—Douxie tiene 221 años.

—¡STELLA MIRACLE!

.

Arcadia los iba a extrañar, una pareja más fuera de serie y llena de caos no la encontrarían en ningún otro lugar; pero sabían que ya no eran unos niños y el cambio de aires les sentaría perfectamente.
Increíblemente, todo Arcadia Oaks fue a despedirse del joven Lake y la joven Miracle, deseándoles lo mejor en la Universidad, y que esperaban su regreso durante las vacaciones de infierno y en verano.

Tobías Domzalski no fue a despedirse, él lo había hecho días antes; como él comenzaría sus clases de producción y metodología del entretenimiento, Nana Domzalski había cumplido una promesa de amor que había hecho un año y meses atrás, cuando su Toby fuera a la Universidad, ella se iría a Akiridion-5 junto a Varvatos Vex.
Toby quiso pasar los últimos días con su abuela en el planeta de los Tarron antes de que sus clases iniciaran.

Debía darle las gracias a Krel cuando aceptó ser su estrella en su casera producción de DJ Kleb que lo llevó a ganar su primer premio de dirección y producción, además de haber recibido dos becas en Universidades distintas que le vieron un potencial enorme.

De todas formas, Stella podía llevarlo con ellos cuando quisiera.

Claire y Douxie se encontraban con ellos, ambos recién empezaban una relación más allá de amistad o maestro-alumna; aquello debido a que Jim Lake y Stella Miracle se encerraron casi un año en su propio mundo, puesto que al casi perder a la pelirroja, Jim no quiso dejarla de sola.
Igual que antes, pero sin ataques y depresión de por medio.

—Cuídate 'Ella.— pidió el de mechones azules, abrazando con fuerza a la de menos estatura.— disfruta tu final feliz.

—Lo haré, Doux.— sonrió enternecida.

Una vez que se separaron, miraron a toda la población que alguna vez salvaron, incluyendo a toda el área 49-B. Jim tomó su mano indicando que era hora de irse.

—¿Lista, 'Ella?.

La chica sonrió, completamente positiva ante la pregunta, creando un portal para ambos.

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Estaba incómoda, no importaba si se movía a un lado o cambiaba de posición, seguía con la misma incomodidad que tuvo desde que apagó las luces.

—Vamos, duérmete.— dijo cambiando el lado de la almohada al lado más fresco. Incluso se quitó las sábanas, tal vez era el calor.

Se sentó frustrada al darse cuenta que eso no le ayudó, miró la puerta cerrada de su habitación, suspiró cuando vio que eran las 11:09 de la noche.

—Vamos Stella, ya habíamos superado el insomnio.— se quejó tirando sus almohadas.

Sí, durmiendo con Jim

Abrió sus ojos con sorpresa, dándose cuanta de la verdad que su conciencia le había tirado sin reparo. Aquella era la primera noche en que dormía sola, había estado durmiendo con Jim desde que su viaje en el tiempo terminó.

Ahora observó apenada la puerta, y luego su pijama, le había robado una camiseta a Jim sin que se diera cuenta; probablemente el chico estuviera más que dormido y ella lo despertaria.

—No, 'Ella, aprende a dormir sola.— se regañó volviendo a acostarse.

¿Con qué almohadas? Las acabas de tirar

—Maldición.— con molestia, bajó de la cama yendo por sus almohadas tiradas, casi tropezando por la holgadez y grandeza de su pantalón de pijama.

Con Jim no necesitarías almohadas

—Lo sé, es cómodo.— murmuró, la charla con su conciencia era más productiva que sus intentos nulos por dormir.

Mañana irían a "turistear" todo el día y quería tener las energías suficientes para estar por todos los lugares que vio en un mapa turístico.

Es tu novio, ¿Qué te detiene?

—¿Y si está dormido?

¿Y si no lo está?

Resopló elevando los mechones de su rostro, no tomó ni una almohada ni mucho menos una sábana, y se encaminó hacia la salida de su habitación.

Su conciencia le ganó.

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No llevaba la cuenta de cuántas veces se giraba para ver a la ventana, y cuántas se giró para ver la puerta. No podía dormir, creyó que el calor de la temporada lo había causado, pero al quitarse la camiseta ni siquiera le dio indicios de sueño, volvió a ponerse aquella prenda y seguía despierto.

Gruñó molesto y giró su vista a la ventana, era noche estrellada en Nueva Jersey, aquella molestia fue reemplazada con una sonrisa.

En una noche estrellada se había puesto su armadura por primera vez.

En una noche estrellada salvó a la chica dueña de su universo.

Se acomodó nuevamente cerciorarandose de que su Amuleto mejorado estuviera siempre a su alcance; supuso que vivir un poco alerta iba a ser siempre una cualidad que adquirió con el paso del tiempo.

Suspiró, preguntándose si su preciada pelirroja de mirada zafiro ya estaría en lo más profundo de sus sueños, es decir, ya estaba acostumbrado a ser la almohada viviente de 'Ella, o que ella fuese su almohada, pero dormir solos, era extraño.

Siempre durmieron juntos en las noches e incluso en las siestas vespertinas.

Se quedó quieto cuando sintió la puerta abrirse, sabía que se trataba de Stella al ver que su Amuleto brilló con más intensidad. Krel había logrado lo mismo que Merlín, que el Amuleto reaccionara ante ella y estuviera a su disposición cuando ella lo deseara.

Cerró sus ojos fingiendo dormir, truco que aprendió gracias al descubrimiento de que Stella Miracle era el cuádruple de amorosa, cariñosa y dulce con él cuando estaba "adormitado". Y aquello le encantaba.

—Emmm, ¿Jim?.

Fingió sorpresa para girarse a ver a su chica de ojos zafiro. Se maldijo cuando tuvo que fingir estar con sueño, ya que la de cabellos carmesí estaba usando una de sus camisetas, aunque el azabache no era "musculoso" sí era alto, el estirón que dio de los 18 a los 19 fue estupendo.

Más cuando Stella se ponía de puntitas en un terrible intento de estar a su altura.

—Puedo... ¿Dormir contigo?

Con eso era, ella no podía dormir. Mas conectados no podían estar.

—Sí... seguro.— un bostezo fingido y se hizo a un lado para que la chica se acostara junto a él.

Le dio el lado derecha de la cama, ya que la chica aun conservaba su ingenuidad, creyendo en que levantarse con el pie izquierdo en el lado izquierdo de la cama, resultaba el día más caótico de todos.

¿Por qué no me abrazó?

Ambos estaban tiesos en cada lado de la cama, viendo al techo, dudando en quién se acercaría primero.
Era extraño, en Arcadia cualquiera tomaba la iniciativa y todo en orden, pero ahí, al ser un nuevo lugar no sabían si conservar las viejas costumbres tomadas por traumas anteriores.

Hasta que hablaron al mismo tiempo.

—¿Puedo abrazarte/ Puedes abrazarme?

La chica con alegría se lanzó encima de él, quedando entre las piernas del chico y con sus brazos bajo los de él, escondiendo su rostro en el cuello de el azabache.

—No quiero que perdamos las viejas costumbres.— murmuró el acariciando los cabellos rebeldes de ella.

—Lo juro, Jim.

—Pero sí quiero que conserves la costumbre de dormir con esa camisa...— confesó sonriente, provocando un sonrojo en ella.

Su nueva realidad era perfecta para ellos, ahora no debían preocuparse si el mundo se acababa cada 5 minutos, la pasarían bien.
Lo precioso y único era aquella relación lejos de segundas intenciones y dobles sentidos, el azabache se sintió afortunado de eso.

Tantas veces al borde de la muerte que ahora el mayor placer y satisfacción se daba con abrazar a la pelirroja dejando que esta durmiera en su regazo o haciendo cualquier cosa normal entre ellos.

Stella no lo sabía, pero Jim agradeció su sabia decisión de comprar una cama grande, ahí dormirian sin problemas.

Juntos.

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