jelaous
Gracioso.
Pero no gracioso de risa
Stella Miracle se tenía una buena apreciación de sí misma, una chica tranquila, leal, confiada e incluso bonita, sabía que lo importante estaba en el interior de la gente y que la apariencia era lo de menos; y sí, no había problema en admitir que era bonita pero tampoco pasaba el límite al egocentrismo y narcisismo.
Hasta que llegó a la Universidad.
Autoestima abajo.
—Dios mío, Sabrina está usando el crop top que acaba de salir a la tienda.— escuchó decir a alguien en el comedor de la Universidad.
—¿Ya le viste la falda? Es la más bonita que ye visto, hasta yo me enamoro de ella.— bueno, ahí quiso reír, la chica que hablaba era una doble amor que fingía ser alguien más.
Doble amor, no concepto de Stella Miracle para personas que se enamoraban ya sea de chicas o de chicos. Bisexual, le corrigieron, pero ella prefería doble amor, sonaba lindo.
—Pero qué le ve a Lake.— se quejó uno de los chicos que estaban en la mesa de al lado.— ¡Parece sanguijuela con él!
Eso la entristeció.
No era mentira, desde que Jim había entrado a la carrera de arte culinario y la tal Sabrina había llegado a la carrera de Hotelería, pasaban mucho, demasiado tiempo juntos por las materias comunes que recibían.
Stella sabía que era normal hacer proyectos, ella iba con su grupo a hacerlos al departamento que compartía con SU novio. Pero ahora era extraño.
Y ahí tuvo el primer fallo, falta de comunicación.
Sabrina Stevenson era preciosa, con sus rutinas de skincare, cuerpo perfecto, ojos negros y cabellera negra lisa como la noche oscura y tenebrosa. Incluso sus pecas eran un retoque a la belleza exterior que ños dioses le otorgaron.
Pero jamás le fue otorgada la belleza interior.
Y aunque ciertas personas hablaran de lo que ella hacía por las noches con quiénes sabe Dios, Stella no quería prestar atención, no era su vida para opinar, incluso la admiró en algún momento por ser ella misma y no dejarse llevar por los demás.
Hasta que su compañera de Marketing le dio una pequeña espina con solo una frase "Era mi amiga, hasta que decidió tener a mi ex y el imbécil de mi ex no le dijo "no", él no me amó nunca y ella no fue mi amiga... Pero me dolió más encontrarlos en el apartamento que tenía con él"
Eso era triste.
"Se ha fijado en el pueblerino"
Estaba en plena clase de Estadística cuando su compañera Alice, la misma del novio infiel, le dijo eso, la noticia fue de boca en boca. Gracias a los varones que querían algo con ella y no lo obtenían, disque tenía fama de meterse con chicos en relaciones por diversión haciendo una prueba burlesca de que ella obtenía lo que quería y que ningún chico era rescatable.
—¿Qué pueblerino?.— quiso saber aquella tarde.
—El del pueblito destructivo.— tragó duro, solo había un pueblito así.— Arcadia Oaks.
Jim...
—¿Es un chico precioso de cabello azabache sedoso, con ojitos azul cielo y de cara entallada por Ángeles?.— preguntó solo para confirmar su respuesta.
—Si te refieres al semi delgado chico de pelo liso negro y ojos azules nada del otro mundo, pues es ese.— le vio confusa.— 'Ella cariño, parece que saliste de una obra de literatura del siglo XII. Pero lo confirmó.
Tan lejos no estás
*
—Es la séptima vez que se sienta con ella en esta semana.— murmuró Stella enterrando su tenedor con desinterés en su ensalada de frutas frescas.— ¿Tan largo será su trabajo?
A este punto, se arrepentía de no haber dicho desde un principio quién era su novio.
—Hola Stella, ¿Por qué tan decaida?.— Hal, compañero de Macroeconomía se sentó a su lado.— ouh, estás viendo la nueva caza de Sabrina, su nombre es Jim Lake, pobre novia del chico. Quedará devastada una vez ella esté con él.
¿Devastada?
Jim no haría eso... ¿Verdad?
—Me pregunto quién será la pobrecita.— ahora Alice hacía su aparición, todos al pendiente de los intentos de coqueteo por parte de Sabrina.
En cambio Stella solo tenía ojos para Jim, el chico se veía cansado y un poco estresado, era obvio que estaba en época de parcial.
Mi obra de arte jamás me haría eso
—Cuando sepamos quién es, le daré un ramo de flores y chocolates.— continuó su amiga terminando su sándwich.— necesitará mucha compañía.
Esa soy yo.
*
—Jim, ¿Quieres algo de cenar?.— la de cabellos carmesí olvidó todo el estrés universitario una vez pisó su apartamento, vistiendo solamente su pijama de animalitos, y caminando al estudio perteneciente al azabache.
Había escuchado el tecleo de la computadora y fue directo a ofrecerle una deliciosa cena para que ya no tuviera aquella mala cara que le vio en el almuerzo.
Hasta que la vio.
—¿Tú qué estás haciendo aquí?.
Gruñó cuando vio la sonrisa de la pelinegra, estaba bien sentada en la silla de Jim tecleando en la computadora de Jim, teniendo en sus piernas el suéter de Jim.
Quemaré ese suéter
Una cosa era verla en la Universidad, y otra era verla cómoda en su apartamento. Su espacio personal fue invadido por la intrusa.
—Estoy haciendo el trabajo final con Jimmy, Estrellita.
¿Jimmy?
—Stella, me llamo Stella.— le corrigió.
—Como sea, si buscas a tu bello novio, se está bañando. Agradece que sea un cerrado, no cede a la coquetería.
Sonrió orgullosa.
—Él tiene un gusto selectivo, y créeme cuando te digo que te falta mucho.
Nueve siglos, magia, y ser de descendencia real. ¿Algo más?
Ay no, ¿Y si fui descortés con ella?
—Estrellita, Estrellita. Te hago un favor, nunca confíes en los chicos.— le aconsejó.
—Tú no conoces a Jim, tampoco me conoces a mí.— dijo con un pequeño temblor en la voz. Oh no, se mostraba débil.
Qué demonios
—Todos son iguales, yo te hago un favor y al mismo tiempo disfruto de la vida sin algún compromiso ¿No es justo?
Tomó molesta una chaqueta que tenía en el sofá, no podía procesar bien las cosas, las emociones nuevas.
Inseguridad
No, no, no. Esto no estaba bien.
—¿Preciosa a dónde vas?.
La voz del azabache la detuvo cuando estaba por abrir la puerta.
¿Le digo? ¿Y si no lo entiende? ¿Y si estoy equivocada?
—Necesito pensar.— dijo un poco tensa, no queriendo verle a los ojos, todo era nuevo ahora.— no sé cuándo volveré.
—¿Qué quieres cenar? Te tendré listo lo que quieras.— dijo un poco preocupado.
—Solo quiero que cuando vuelva estés solo, Jimmy.
*
—Claire me volveré loca, no sé qué hacer.
Una estresada Stella estaba en Pijama, sentada en la cama de su mejor amiga arcadiana. Había hecho una reunión improvisada porque necesitaba de un buen consejo y así procesar todo.
Aja estaba con las palomitas escuchando el relato, Darcy limpiando su rostro de la mascarilla de pepino, Mary estaba anotando todo en una libreta y Claire escuchaba atentamente.
—Stella, tienes celos.
Ah eso era, ¿Qué es eso?
—Explicación por favor.— suplicó enterrando su cabeza en la almohada.
—Cariño, es fácil.— Darcy llegó a sentarse al lado de la de mirada zafiro y le abrazó por los hombros.— no te gusta verlos juntos, y sientes cierta inseguridad porque ella tiene mayor experiencia en el mundo real que tú. No soy nadie para decir si es normal o no, pero todos lo llegamos a sentir en algún momento.
—Pero no me gusta.— dice con los ojos brillosos.— me da sensación de acidez en el estómago, y temo no ser lo suficiente como para que Jim caiga ante los encantos de ella.
—Pues hablalo con él, Jim no debe hacerte sentir así, debes confiar en él no temer por él. Pero debes saber que eres más que suficiente para ti y para los demás.— apoyó Claire.
—Temo por mí. He visto todo de cómo funciona el mundo, y según el semi estudio que hice, Sabrina es casi todo lo que una chica del siglo 21 puede ser.
—¡Por favor, 'Ella!.— se quejó Aja.— todas aquí sabemos que a Jim le van las del siglo 12 de cabello carmesí y ojos zafiro. Stella,Jim te ama... y si quieres reclamar a tu hombre de forma Akiridiana, muerde su cuello en público.
—¿QUÉ?.— Claire terminó espantada.— ¿Tienen complejo de animal o qué?
Stella no pudo evitar reírse con fuerza, recordó perfectamente la zona morada que Steve tuvo en su cuello meses atrás. Significaba que Aja se puso celosa y reclamó a su príncipe patea traseros.
—Momento, ¿Por qué Jim no le ha puesto un paro? Ya ustedes parecen estar en la etapa de envejecer hasta la eternidad.— quiso saber la de rasgos asiáticos.— #tonto.
—Es que no sé nada.— murmuró.— la chica esta me dijo que él no cede a la coquetería... no entiendo.
—Ay Stella, si me haces esos ojitos menos que diré la sarta de insultos que se merecen esos dos.— protestó Nancy ante la mirada de tristeza brillosa que portaba la de cabello carmesí.
—Ya chicas, Stella debe volver a casa, Aja tiene bebés que alimentar y ya son pasada la 1:00 de la mañana.— intervino Darci antes de que hubiese otro revuelo.
*
A
hora podía entender perfectamente el porqué Blinky le hizo jurar que nunca perdiera su esencia una vez estuviera en la Universidad. Solo esperaba estarlo cumpliendo, pensaba que ya se había acostumbrado a la vida normal de un ser humano simple y común.
Pero había aprendido a vivir como una adolescente en Arcadia, ahora era una joven adulta en las transitadas calles de New Jersey.
Aquella noche Stella no durmió con su obra de arte, prefirió tener su espacio en la habitación que había sido designada para ella cuando quisiera estar sola.
No iba a mentir, le causó ternura ver la mesa semi puesta con sus platillos y postres favoritos que Jim había preparado para ella, y comió todo eso aunque estuviera algo frío.
Pero la comida de Jim era sagrada.
—Sigues siendo un misterio para mí, Jim.— susurró la chica mirando al techo.
Ella ya tenía un plan.
*
Él ya tenía un plan.
Y había salido peor de lo que pensaba al parecer.
Supo perfectamente que su cerecita no durmió a su lado durante la noche, el lado derecho de la cama estaba tal cual había quedado el día anterior.
—Ay, por primera vez ya estoy libre de mis tareas y Stella no está conmigo.— murmuró, un poco cohibido.
La tarea que tanto lo tenía ajetreado sería entregada hoy por la mañana, luego de 2 semanas ahogado en ella y para el colmo teniendo como compañera a la persona más complicada del mundo, Sabrina.
Sabía de la reputación de ella, pero él tenía claro sus intereses. Por lo que optaba a hacer caso omiso a intentos nulos de coqueteo y concentrarse en la materia que tanto le había dado batalla todo el semestre.
¿Y si Stella...?
Celos.
Se levantó de golpe, Stella había estado comportándose de forma rara cuando él le había dicho acerca de su trabajo en parejas.
Ay no
Tiró las sábanas directo a darse un baño, debía tener la mente en claro para cuando hablara con su cerecita. Estaba atando todos los cabos, es cierto que pasó con la de cabellos negros mucho tiempo.
Pero él hablaba de Stella casi todo el tiempo, más frente a su compañera para que dejara el pésimo coqueteo de lado.
Enjuago su cabello recordando que ayer Stella había dicho Jimmy.
Sabrina le puso ese mote, y no importó cuántas veces le dijo que no lo hiciera porque no era de su comodidad, él se quedó con el mote Jimmy.
—Por eso aprendiste a maquillarte, 'Ella.— se confirmó cuando se encontró con la de pelo carmesí una madrugada y ella estaba en su experimento se maquillaje extremo.
Spoiler, salió mal.
Saliendo de la ducha y terminando de arreglarse, tuvo el gran conflicto de ver la cocina perfectamente limpia y trastes lavados.
Stella tuvo que haber limpiado anoche, solo esperaba que se haya comido todo lo que le preparó.
—Hora de llevarte conmigo.— susurró tomando unas llaves extra de la mesa del recibidor.
Le saldría perfecto.
*
—Te pago $20,000.00 para que me pises la cara y aún así te diré gracias y pagaré por más.
Es la chica doble amor
—Pero Stella.— Alice hizo su aparición.— a quién le manifestaste semejante glow up sobre tu glow up.
¿
Manifestar?
—Perdóname por robarte oxígeno.— bromeó su compañera de cabellos cortos.— demonios Stella, ¿A qué se debe tu cambio?.— quiso saber con uma mirada pícara.
—Solo quise probar algo diferente.— por un plan interesante.
Hal se sentó junto a las chicas, viendo a la pelirroja como si fuese otra persona.
—Te rompieron el corazón.— afirmó luego de unos segundos.— no cortaste tu cabello pero te ves como una ex inalcanzable.
—El corazón no puede romperse.— le corrigió dejando sus libros de lado. Mirando hacia la multitud de gente que estaba en la entrada del recinto.
¿Se habrá dormido?
—Stella no captas ni una.— dijo en agonía el joven recién llegado, dándole un motivo para reírse con fuerza a Alice.
—¿No ves que es un Ángel?, déjala demonio maldito.— dramatizó ña otra mientras jalaba a la chica para abrazarla en modo protección.
El sonido estruendoso de la llegada de alguien en moto los hizo sobresaltarse, dejando más bocas abiertas y suspiros al aire.
Juraba que no quiso hacer ese sonido, pero fue inevitable al momento de querer acelerar para poder parquearse en la entrada de la Universidad.
Quitando su casco con lentitud, y era más por los nervios que tenía que por querer hacerse el guapo.
—Listo, soy gay.— le habló Chase desde donde estaba, su casi mejor amigo de la Universidad, que el real es Tobes.— ¿Dónde quedó el tímido pueblerino?
Si supieras
—Necesito impresionar a alguien.— respondió.
—Dios mío, los pueblerinos se oegan su mega glow up repentino y yo solo pego resfriados.— se quejó tomando su mochila del suelo.— no me digas, ¿Sabrina?
¿Pueblerinos?
—¿Sabrina quié-
La vio.
Joder que sí la vio.
Y hasta su garganta quedó seca por un momento.
Arriba de las gradas, de brazos cruzados, quijada un poco alzada y mirada que te dejaría en el piso dispuesto a ser su sirviente por el resto de su vida.
¿Stella?
—¿Sabes si tiene novio?.— cuestionó su acompañante igual de atontado que él.
Jim solo sonrió, sí que tiene novio.
Comenzó a bajar las gradas par ir directo hacia su destinado, aquel ser que siempre le cuidó la espalda y que ella cuidaba de igual forma. Y siguió dentro de su papel porque el chico que veía frente a ella era digno de gritar de emoción.
Hasta podía sentir que no había nadie más en el mundo, solo ellos dos.
Ellos dos contra el mundo.
Faldita corta de color café, una preciosa blusa corta de color negro que mostraba su acentuada cintura y mostraba un poco de ella, unas botas de tacon cafés que contrastaban con su lechosa piel y quedaban a la perfección en aquellas piernas; un brillo a sus rosados labios, y otros retoques.
Era una diosa y él tenía el honor de ser su esclavo.
Sintió su corazón rebotar contra su pecho varias veces, pantalones algo rasgados, sus típicas converse, una camiseta negra que dejaba ver los resultados de ser el mejor Cazador, Jim de escuálido tenía nada, se había quitado la chaqueta de cuero y se acercaba a ella como ella a él.
Jim era el mismísimo Rey y hasta ella podría estar a sus pies.
—Hola guapo, ¿Por qué tan solo?
Murió
Tuvo que parpadear dos veces, ajeno a las miradas de los demás pues seguían en público, incluso relamió sus labios por la imagen de la belleza personificada.
—Pues mi preciosa novia me dejó plantado en mi cama anoche.
Dos podían jugar a lo mismo.
"SUPUTAMADRE"
"OHHHHHHH OMAGA-"
"¿Son los pueblerinos? Mira esa tensión"
—Es una pena, yo jamás podría dejar a alguien como tú plantado. Prefiero dormir 900 años antes de dejarte solo aquí.— le guiñó el ojo ante la juguetona referencia.
—Eso debo comprobarlo, ¿Qué harás esta noche?.— sujetó la cintura que era adecuada para él, y se acercó lentamente apreciando la nueva faceta de su cerecita.
—Pensaba cuidar a mi chico.— le acarició el rostro con devoción.— me enteré que ya entregó su trabajo y ahora lo podré tener solo para mí.
—Qué afortunado.
—Solo bésame, ¿Me cumplirías ese deseo?
—Estoy a tus ordenes, preciosa.
Ahora sí, volviendo al mundo real.
Alice tomó foto en primera plana de lo que sucedía, seguía en shock.
Al final Stella es la novia de Jim ¡¿Y NO SE LO DIJO?!
—Así que Stella iba a ser la del corazón roto.— murmuró Hal viendo a lo lejos a una sorprendida Sabrina. Hasta él estaba sorprendido.
—¿Jim?.— le llamó al separarse.
—¿Si?
—Eres mío.— admitió con una pequeña sonrisa, ahí estaba la Stella que conocía.
—Todo tuyo hasta más allá de la muerte.— susurró porque aún tenía las manos de ella en su cara.
—Pero me quiero cambiar.— dijo un poco arrepentida.— la falda es muy corta para mí.
—Y para mí, centímetros más arriba y me da un infarto, así como está, me tiene atontado.— ambos rieron.
—Sabes, aunque prometimos pasar desapercibidos, no podemos.— dijo ella aún inmersa en su pequeño mundo junto a su novio.— siempre llamamos la atención.
—Da igual.— levantó los hombros, tomando con una mano la cintura de ella, aplicando algo de presión y así comenzar a caminar juntos.— el mundo debe saber quién tiene el honor de tener tus besos.
—¡Jim Lake!
***
Morí, ciao
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro