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✨ Único capítulo ✨

Seokjin es un joven de 28 años a cargo de cuidar la granja de sus abuelos, después de que ambos perecieran en un accidente aéreo, hace tres años.

Seokjin siempre había tenido el sueño de tener su propia granja, aunque por insistencia de sus padres, tuvo que ir a la universidad y graduarse en administración de empresas. Sin embargo cuando se enteró de la trágica noticia de sus amados abuelitos, se fue sin pensarlo dos veces a cuidar de los terrenos de sus abuelos, sin importarle los reclamos de sus padres, ellos no comprendían su amor al campo, a esa vida en contacto con la naturaleza.

Cierto día al estar cosechando en su maizal, encontró sangre en una de las plantas, asustado siguió el rastro que lo llevó a un pequeño cachorro de tigre que yacía tendido en el suelo. Estaba malherido, tenía mucha sangre por todo el cuerpo, especialmente en sus patitas.

La canasta que llevó para la cosecha, la dejó de lado. Tomó el frágil cuerpo con cuidado, al parecer estaba inconsciente. Lo llevó a su casa para limpiar su cuerpo y poder ver más claro sus heridas.

Sus ojos se llenaron de lágrimas en cuanto quitó con agua tibia toda la sangre fresca y la seca, revelando el horror en ese pequeño cuerpo. A la altura de su cuello notó la falta de pelo en una marca de óvalos que se imaginó eran unas cadenas las que rodeaban su pequeño cuello. En sus patitas delanteras también tenía el mismo patrón, sin embargo estas heridas estaban frescas y aún sangraban. En la parte derecha de su pecho había una gran herida que parecía hecha por algo corto punzante, mientras que a la altura de su pecho había una marca circular con un orificio en el centro que tenía marca de ser fresca la herida.

No tenía que ser un experto para deducir que a ese pequeño cachorro lo tenían esposado todo el tiempo y esas heridas de orificios podían ser de agujas o algo por el estilo.

Con el conocimiento que adquirió para cuidar de su granja de animales, logró atender las heridas, desinfectarlas y vendarlas. Tomó el pulso del cachorro y notó que estaba aún débil. No sabía qué más hacer así que lo arropó, manteniéndolo lo más caliente posible, dejándolo a la suerte. Si la Madre Luna quería que se salvara, entonces así sería y sino, por lo menos había ayudado en aliviar ese pobre cuerpo.

Un par de días pasaron y el cachorro aún no despertaba, de vez en cuando verificaba que no tuviera fiebre. Buscó en internet formas para alimentar a un cachorro tigre que no despertaba. No es como que podría ir al pueblo buscando un veterinario con un tigre en las manos. De seguro todos se espantarían aunque era un cachorro inofensivo.

En ese momento en su televisor se escuchaba una reciente noticia de que la policía había encontrado un laboratorio que experimentaba con animales para crear afrodisíacos.

—Pero cuánta gente enferma hay en este mundo— protestó en voz baja mientras cambiaba los vendajes del pequeño tigre a quien decidió llamar TaeTae.

En las noticias informaron que no lograron capturar a toda la gente implicada, porque habían provocado un incendio por un intento desesperado de ocultar lo que hacían allí. Pese a todo, los investigadores lograron hacer una especie de inventario de todos los animales que tenían cautivos, mostrando la crueldad en la que los tenían. Mostraron la foto de un tigre de bengala tan desnutrido, que tenía las mismas marcas que el cachorro al que estaba atendiendo.

En ese momento entendió que ese pequeño provenía de ese lugar, no entendía cómo logró escapar y cómo resistió tanto hasta llegar a un lugar tan alejado de la ciudad de Seúl.

Seokjin se prometió a sí mismo proteger con todo lo que tenía a ese pequeño y maltrecho cachorro, de aspecto que a cualquiera asustaría, pero no por ser un predador, sino por estar tan lastimado, pareciendo hasta algo deforme. Por esa razón y más, prefirió nunca decirle a nadie que tenía bajo su cuidado a un cachorro de tigre de bengala.

Tres meses después, los cuidados de Seokjin hicieron maravillas con ese cachorro. Ahora se veía tan sano, bellísimo y sobretodo juguetón.

Por la costumbre TaeTae dormía siempre junto a Seokjin en su cama, lo había educado para que saliera de casa solamente cuando él le diera permiso. No quería llamar la atención de ningún vecino, aunque las casas allí estaban muy lejos unas de otras.

En ese tiempo había aprendido que podía controlar hasta el apetito del pequeño tigre, claro, después de haber perdido muchas gallinas y un par de ovejas por culpa de no haber alimentado a tiempo al salvaje animal.

Sin embargo Seokjin nunca lo golpeó o le gritó, solamente le llamaba la atención con firmeza, sin levantar la voz. Tenía que demostrarle que era él quien mandaba, pero sin causarle temor o algún daño.

En las tardes se dedicaba a cepillar ese pelaje que cada vez se veía más brillante, sin duda la medicina y la dieta que le dio al pequeño tigre había funcionado de maravilla. Ya no se notaba ninguna de las horribles marcas, las heridas al fin habían sanado.


No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero este humano me trata tan bien, no es como los otros. Al principio tenía miedo de él, lo rasguñaba, lo mordía, pero nunca se quejó.

Las cosas que me daba creí que me harían daño como lo hacían las otras que me implementan esos crueles humanos. Sin embargo, luego de consumirlas entre gruñidos, me sentía mejor. Rápidamente entendí que ese humano no era como los demás, él me hacía recuerdo a mi padre, que me cuidaba y me arrullaba cada que tenía miedo, cada que extrañaba a mamá.

¿Este humano ahora era mi familia? Si es así, Madre Luna no me separes de él nunca.

Me encanta cómo me alimenta, cómo juega conmigo y me dice que adora mis ronroneos. Me gusta que cada día me diga ese nombre que suena maravilloso en sus labios, yo le agradezco pero él no logra entenderme. Solamente puedo lamer su rostro o sus manos para comunicarme y que me entienda lo agradecido que estoy por sus cuidados.

Y claro, agradezco que no me haya echado de acá luego de atacar a las estúpidas gallinas porque me dio hambre. También la vez que maté a una oveja sin querer, él se estaba burlando de mi humano, yo sólo quería vengarme y morderle como advertencia. No fui consciente de que ya estoy más grande y mis colmillos más mi fuerza habían aumentado.

Le pedí perdón con mi rostro arrepentido, también intenté hablar aunque sabía que no me entendía. Él sólo me advirtió que no lo vuelva a hacer, más nunca me levantó la voz o me golpeó. Es tan asombroso.

Seokjin salió al pueblo para entregar los pedidos de sus hortalizas, eran de la mejor calidad por lo que tenía mucha demanda. Antes de salir encargó a su –ya no tan cachorro– tigre que no saliera de la casa hasta que vuelva. Le dio un beso en la frente y salió rumbo a su camioneta para llevar todos los encargos.

Después de media hora de viaje, llegó al pueblo, se apresuró a entregar todo, recibió el dinero y se fue al banco para depositarlo. Nunca le había gustado andar con mucho efectivo, siempre había la posibilidad de ser asaltado por vándalos al volver a su hogar.

Al salir del banco, pasó por la carnicería y compró los mejores filetes que ahora podía darse el lujo de comprar, obviamente pensando sólo en el bello tigre que esperaba en casa.

Compró también un poco de pescado, quizás ahora que TaeTae parecía ya que dejó de ser un cachorro, podría comer más variedad de carne.

Subió a su camioneta y volvió rápidamente a su casa, en toda la media hora estaba pensando en qué maneras cocinar los filetes que había comprado, o quizás sería mejor entregarle la carne cruda. Aunque también podía hacer ambas cosas, sin embargo recordó el consejo de un veterinario amigo suyo – a quien le dijo que estaba cuidando un gato– le había dicho que era mejor no darle carne cruda para que no le nazca el placer por atacar a los animales de su granja, en especial a los pollitos y gallinas.

Seokjin de inmediato soltó una risa, si su amigo supiera que ya lo había hecho, aunque lo había frenado a tiempo pues no sé comió a las gallinas y extrañamente a su oveja sólo la había matado, dejándola tirada en el pasto.

Al recordar todo decidió que lo mejor era seguir con la dieta – para gato grande – las croquetas reforzadas y cocinar de la mejor manera esos filetes.

En cuanto ingresó a casa, apenas logró sacarse los zapatos y ya tenía al tigre encima suyo, lamiendo su rostro desesperado, soltando pequeños gruñidos que le hacían reír. A veces pensaba que ese tigre le hablaba, era una sensación extraña, pero le gustaba.  

Preparó una gran cena para él y para TaeTae, le sirvió un jugoso filete en un gran plato. El tigre comió ronroneando, Seokjin lo tomó como un “está delicioso” y sonrió satisfecho. Después le sirvió un gran plato de leche, recordó que al principio no pudo creer que ese felino consumiera tanta leche, por lo que aprendió en Internet, los felinos no debían consumir leche porque les hacía daño. Grande fue su sorpresa cuando un día se olvidó recoger del suelo la cubeta en la que había ordeñado leche, para luego encontrarse con un tigre saltarín lleno de leche en los bigotes. Ahí comprendió que no todo lo que decía el Internet era cierto.

Terminaron de comer y Jin se sentó en el sofá, TaeTae se acomodó sobre sus piernas y se enroscó ahí. Al parecer el tigre tampoco sabía que ya dejó de ser un cachorro porque seguía acurrucándose sobre él a pesar de su gran tamaño.

Este humano, no, Jin, ya me aprendí su nombre. Es muy fuerte, todo el día está de acá para allá, cuidando las plantitas, escarbando la tierra o cuidando a los animales. Claro que yo soy quien más capta su atención, de eso me encargo yo.

Cuando lo veo descansar adoro apegarme a él y llenarme de ese delicioso aroma que emana, últimamente lo veo más guapo, sus músculos se marcan tan, no sé, tan bien cuando levanta esas bolsas de vegetales. Su piel brilla hermoso cuando está cansado y esas gotas que escurren en su piel.

Siempre que lo veo acercarse hasta donde me permite caminar, me lanzo a él para que me reciba con esos brazos fuertes, sus caricias me desarman al instante, mis ronroneos salen sin darme cuenta.

Cuando acerco mi rostro al suyo el me dice que le hago cosquillas, no sé qué sea eso, pero se nota que le gusta porque no para de reír. Su risa es maravillosa y se pone rojo cuando ríe mucho.

No sé porqué ahora me siento más sólo y desesperado cuando sale de casa. Espero impaciente en la entrada, contando los minutos y gruñendo si se tarda demasiado.

Aunque hoy regresó más tarde, estaba con las mejillas rojas y caminando extraño. Corrí hacia él como siempre para que me atrape entre sus brazos, pero noté un olor en él, uno que no me gustó nada. Le gruñí para que me entienda lo furioso que me siento, él me preguntaba qué me pasaba. Qué descaro, cómo se atreve a preguntar eso, obviamente estaba enojado porque traía otro olor en él, y no olía a mi. Así que me encargué de frotarme en su cuerpo nuevamente, él me acarició mirándome sin entender nada. Estúpidos humanos con el sentido del olfato tan escaso, aunque no me entendiera lo que hacía, no me importó.

Él es mío, mi humano. Debe oler sólo a mi y no a ese nauseabundo olor.

Jin despertó con una resaca intensa, el día anterior se había encontrado con uno de sus amigos que lo llevó al bar. Hacía mucho tiempo que no salía a divertirse y como TaeTae ya no era un cachorro, se permitió tardarse más de lo debido.

Tomó unos cuantos tragos, cuando vio a su ex novio en la barra ¿Cuándo había vuelto? Se supone que se había ido a vivir al extranjero, persiguiendo su gran sueño de ser el mejor pianista y motivo por el cual habían terminado.

Obviamente lo notó y se acercó a Jin, le dio un saludo coqueto con aires de dolor en su rostro. Jin lo había amado mucho, pero luego de enterarse que se iría y que en lugar de decir que lucharían por mantener una relación a distancia, le había terminado sin más.

—Hola Yoongi— respondió después de su debate mental.

—¿Cómo estás? Escuché lo de tus abuelos, lo siento— se acercó más y lo acarició del hombro.

Jin se sobresaltó, no esperaba ese contacto. Además ¿Cómo sabía Yoongi lo que pasó con sus abuelos? ¿Habría regresado hasta ahí, por él? No, eso sería demasiado y sentía que su corazón no estaba listo para volver a sufrir por él.

Jin respondió sin muchas palabras, Yoongi no se daría por vencido y lo disimuló muy bien. Le habló de cosas banales, mientras le daba más y más tragos. Hasta que logró que se embriagara como quería. Jin de borracho era muy amoroso y muy manejable.

Yoongi lo extrañaba también, aunque de una forma más carnal, no había encontrado a otro que lo tomara como él lo hacía. Así que se lo llevó a su habitación de hotel donde se estaba quedando y lo sedujo, logrando que Jin se descargara en él, por como lo tomó se dio cuenta que llevaba mucho tiempo sin tener relaciones.

Lo que no sabía Yoongi era que Jin no estaba tan ebrio, solamente le siguió el juego porque también necesitaba tener ese pequeño cuerpo pálido bajo el suyo. Quería saber si de verdad aún sentía algo por él, además de coger con alguien conocido porque no se atrevía a ir de cama en cama solamente para calmar su apetito sexual. Cuando se sentía necesitado solamente trabajaba más hasta quedar molido y no pensar en nada más.

Luego de haber pasado la noche con Yoongi, se dio cuenta que no hubo sentimientos y sólo fue sexo rudo. Jin le aclaró ese asunto antes de irse, por si es que el contrario podía confundir las cosas.

Tomó su auto y condujo lentamente para no tener ningún accidente por el estado etílico en el que aún se encontraba. Al llegar a casa se asombró que TaeTae aún estuviera despierto y en el lugar de siempre, la entrada de su casa.

El tigre saltó sobre él como siempre, Jin lo recibió lo mejor que pudo su ebrio cuerpo. Cuando notó que le gruñó, quizás no le gustó el olor a alcohol que emanaba. No le dijo nada, solamente disfrutó de la manera en la que el tigre se frotaba en él.

Hasta parece que me estuviera marcando con su olor— pensó por un momento, descartando la idea de inmediato. Atribuyendo esa locura a su borrachera.

Subió a su habitación, se lavó los dientes y no tenía fuerzas para darse un baño. Ya lo haría mañana, así que se fue a su cama y durmió con TaeTae como siempre enroscado a su lado o en sus piernas.

Jin está actuando raro, camina de un lado a otro hablando por un aparatito extraño. Siento el olor a furia que está emanando, me da miedo.

¿Qué le estará pasando? Quiero ayudarlo, sé que puedo. Cuando deje de moverse tanto y vea que ya no habla o grita a ese aparato me voy a subir en él.

Mmm, Jin huele tan bien cuando está calmado. Sabía que subirme en él y lamerle el rostro, sus orejas y su cuello le gustaría. Siempre me dice lo bueno que soy para hacerlo sentir feliz y amado. Yo también quiero decirle que él me hace feliz cuando me acaricia así, cuando me dice lo mucho que me ama.

Yo también lo amo y creo que estoy volviéndome loco porque un tigre no puede amar así a un humano. Mi amor por él siento que va más allá de mi propio entendimiento.

Oh, maldita sea. Esa caricia en mi pancita se sintió tan bien. Rayos, siento mucho calor de repente. No, Madre Luna no me digas que es lo que pienso.

Maldición, estoy por entrar en celo.

Jin se asombró cuando TaeTae se escapó de sus brazos, quizás ya no le gusta los mimos en su pancita.

Le restó importancia y siguió con su trabajo, tratando de no pensar en sus problemas. Problemas que Yoongi le generaba últimamente, al parecer quiere recuperar su relación, pero Jin se dio cuenta esa noche que ya no lo amaba como antes. Tampoco lo odiaba, sólo le era indiferente.

Jin nunca escondió sus sentimientos, siempre fue claro y así pasó esta vez. Le dijo a Yoongi que ya no sentía nada, que recuerde sus palabras de que lo de esa noche fue sólo sexo. En cambio Yoongi parecía una piedra a la que no le entraban las palabras, no le entendió y ahora lo llamaba constantemente, pese a que Jin ya le había dicho que deje de hacerlo.

Después de que su bello tigre lo calmara, decidió apagar el celular. Por ese día no tenía entregas que hacer así que sus clientes no serían un problema. Prefirió hacer lo que le gusta, y eso era atender a su granja, sus plantaciones, su casa y lo que más le gustaba ahora, atender a TaeTae.

Extrañamente, su tigre no apareció en todo el día. Pensó que quizás estaba algo cansado y por eso no salía de su habitación. Sí, el privilegiado tigre tenía su propia habitación. Jin lo prefirió así porque de ese modo podría mantenerlo oculto por si alguien pasaba a su casa.

Desafortunadamente ese parecía no ser su día, Yoongi se apareció en la puerta de su casa golpeando como loco y gritando para que le deje entrar.

Jin soltó una maldición y caminó hacia la puerta, abriéndola sólo un poco para mandar por un tubo a Yoongi. Pero el menor no tenía esos planes, en cuanto Jin abrió la puerta este lo empujó con todas sus fuerzas, logrando ingresar a la casa.

Jin cayó sobre su trasero, quejándose con un grito de dolor. Yoongi lo levantó de su polera y no lo dejó hablar, porque ya tenía sus labios contra los suyos, besándolo desesperadamente. Jin luchó por alejarlo sin querer golpearlo, pero no parecía cooperar.

Cuando sintió una mano intentando tocar su hombría fue el colmo, Jin le dio un rodillazo en sus partes nobles, dejándolo sin aire.

—¡¿Qué te pasa?! ¡Te dije que ya no te quiero!— gritó Jin furioso limpiándose sus labios.

—No es cierto, sólo te haces al difícil porque te dejé. En el fondo me deseas y yo también— asombrosamente se recuperó y volvió a saltar sobre Jin haciéndolo caer en su sofá.

Jin odiaba la violencia, no quería sacar a golpes a Yoongi de su casa, pero en serio estaba ganándose que lo hiciera.

En ese momento se escuchó un fuerte rugido arriba de las gradas, en menos de dos segundos el majestuoso tigre ya estaba en la sala apunto de atacar a Yoongi quien se había caído al suelo del susto.

—TaeTae, tranquilo— Jin se paró de inmediato antes de que haya un cadáver que sacar de allí.

—Yoongi, vete— le pidió Jin que hacía de barrera para que el tigre no saltara sobre él.

—¿Cómo puedes tener un puto tigre acá? ¡¿Estás loco?!— gritó exasperado, parándose de inmediato al escuchar otro fuerte rugido y esos ojos dorados que parecían querer devorarlo.

—¡Vete maldita sea! Y no se te ocurra decir a nadie que tengo un animal silvestre— amenazó Jin mirándolo furioso.

Yoongi creyó que enloqueció porque juró ver en los ojos de Jin un brillo dorado al igual que los ojos de ese tigre.

—Te vas a arrepentir de rechazarme, ¡te vas a arrepentir de todo esto!— fue lo último que Yoongi vociferó antes de dejar la casa de Jin.

Jin volteó hacia el tigre y lo abrazó para que se calmara.

—Gracias TaeTae, viste que estaba en peligro y viniste a salvarme ¿No es así?— le habló dulcemente, acariciando la espalda del felino quien respondió con agudo sollozo.

—¿Estás llorando?— Jin se asombró, no tenía idea que los tigres lloraban.

Lo abrazó con más fuerza y le dio los mismos que sabía que a TaeTae le gustaban, rezando para que Yoongi no abriera la boca.

Jin es tan bueno, no me regañó de que me haya expuesto ante otro humano luego de que me repitió miles de veces de que nadie debía verme o nos separarían.

Lo lamento Jin, pero ese maldito enano te estaba haciendo daño, pude percibir tu aroma de miedo y enojo. También me di cuenta que era ese enano quien te dejó su olor esa noche. Eso hizo que pierda el control, en serio quería comérmelo, aunque no, qué asco. Quizás sólo sacarle la cabeza.

Hay Jin, no quiero que nos separen. No quiero. Voy a llorar toda la noche porque de paso mi celo está próximo y yo quiero que tú me tomes, tú eres mi Alfa estoy seguro. Pero con este cuerpo no podré, no podrás.

Madre Luna, tú que eres tan poderosa, por favor escucha mi ruego. Estoy enamorado, en serio lo estoy de este hombre que duerme a mi lado, él es diferente a los demás estúpidos humanos. Es único, con un corazón de oro, color de mis ojos. Bueno lo último que dije creo que no tiene sentido. Lo que trato de pedir es, por favor conviérteme en humano. Por favor.

Tú más que nadie sabe que él es mi Alfa, la pareja que escogí. Pero si no me ayudas a ser como él ¿Cómo quieres que él me tome en cuenta? Él dice que me ama, pero de seguro es porque me ve como al resto de los animales que cuida. Yo quiero que me ame de otro modo, ese amor que tú me enseñaste, ese amor que es para siempre.

Ayúdame, ayúdame por favor.

Amado hijo, lo que pides es complicado más no imposible.

¡¿Madre Luna?!

Si mi cachorro, soy yo.

No puedo creerlo, nunca creí que los cuentos de mi papá fueran verdad. De que tú respondes cuando te imploramos desde el corazón.

Así es, después de todo son mi creación más valiosa. Ya no llores pequeño, es verdad que elegiste a este humano como tu pareja, tu Alfa.

Así es, lo siento en mi corazón.

Sin embargo no puedo convertirte totalmente en humano, tu lado animal siempre estará allí. Pero te daré la capacidad de que puedas controlar el cambio físico de humano a tigre.

¿Seré mitad humano y mitad tigre?

Así es, sin embargo no te puedo dar la fertilidad, tu humano no entenderá que en realidad eres un Omega. Él no sabe de este mundo mágico que yo he creado.

Pero puedo explicarle, sé que lo entenderá. Él es único mi señora. Me encantaría tener cachorros con él.

Lo sé, pero por el momento no ¿Entendido? Yo veré si el humano está listo. Porque mañana cuando despierte y te vea transformado, verás que los humanos son algo…

¿Estúpidos?

No hables así TaeTae, solamente les cuesta comprender que en este mundo existe magia, magia que me encargo de dar a quien lo merece.

Está bien, Madre Luna, muchísimas gracias por todo.

Sé feliz hijo mío, ya no llores y disfruta de tu humano.

Así lo haré mi señora.

Jin despertó por los rayos del sol que lo golpearon en el rostro. Lentamente abrió los ojos estirando su brazo a donde sabía estaba su amado tigre. Sin embargo, al sentir piel y no pelaje se espantó y despertó en menos de un segundo, sentándose de golpe.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué había un tipo desnudo boca abajo en su cama?

Se quedó petrificado, según recordaba el día anterior no salió a beber, solamente subió a su habitación con su tigre que lloraba desconsolado.

—¿Jin?— dijo el extraño con la voz ronca debido a su reciente despertar.

—¿Q-quién eres?— tartamudeó Jin, temiendo haber hecho alguna locura o quizás consumió un hongo que no notó que era alucinógeno.

—¿Hum?— Tae respondió, aún no despertaba por completo y había olvidado lo que pasó la noche anterior.

—¡¿Qué quién eres?! ¿Qué haces en mi casa, en mi cama y porqué estás desnudo?— estalló Jin, agitando las manos como loco.

En ese momento Tae recién comprendió lo que pasaba. De inmediato despertó y se tocó así mismo, se miró las manos las piernas, volvió a mirar a Jin.

—¡Soy un humano!— gritó de felicidad lanzándose a los brazos de Jin quien lo apartó de inmediato.

—¿De qué mierda hablas? — trató de controlarse, no quería sacar a golpes al extraño.

—¡De que al fin soy un humano! ¿No me reconoces? ¡Soy TaeTae! — volvió a lanzarse a los brazos de Jin.

—¿Cómo? ¿Te escapaste de algún manicomio o algo así? ¿Cómo conoces el nombre de mi tigre?— Jin estaba comenzando a enojarse.

TaeTae sintió el olor de furia de Jin, se asustó. Tenía que probarle que le decía la verdad, entonces recordó las palabras de la Madre Luna, que le dijo podría transformarse cuando quisiera. Por lo tanto cerró los ojos y se concentró buscando a su tigre para que le ayudara a cambiar.

Antes de que Jin soltara otro grito, una colita le salió a Tae y unas pequeñas orejitas en su cabeza. Los ojos de Tae tenían un color dorado.

Jin balbuceaba cosas sin sentido, sus ojos no podían creer lo que estaba viendo.

TaeTae al notar que no logró una transformación al ciento por ciento lanzó un bufido, al parecer eso de cambiar de forma era más difícil de lo que creyó.

—T-tú, n-no puede ser ¿Cómo?— Jin estaba confuso, asustado.

—Le pedí a la Madre Luna que me haga un milagro. Y me lo cumplió— respondió con una sonrisa que Jin juró reconocer, esa era la bella sonrisa de su tigre, cuadrada y perfecta mostrando todos los dientes.

—¿P-por qué?— Pese a todas las pruebas, Jin aún no digería la noticia.

—Porque te amo y me puse celoso cuando llegaste a casa oliendo a otro, después ese otro llegó ayer y me di cuenta que estaba en desventaja, en mi forma de tigre nunca me verías como pareja— declaró su amor luciendo relajado, más sin embargo por dentro estaba rugiendo de los nervios, era una sensación extraña.

Jin abrió la boca, parecía que quería decir algo, pero no articuló palabra alguna. Su amado tigre estaba allí, mirándolo pero luciendo como un humano, un humano con una belleza sin igual.

La colita de TaeTae estaba moviéndose sin parar, llamando completamente su atención. Jin creyó que quizás ayer Yoongi vino con un arma y lo había matado, ahora estaba en ¿El cielo? Porque no pudo evitar sentir su corazón latir con fuerza mientras más observaba al perfecto cuerpo frente suyo.

—Y-yo… no enti…— las palabras de Jin murieron cuando los labios de Tae chocaron con los suyos, en un intento de beso que duró unos segundos.

—Lo siento, yo sólo… quería hacer lo que vi ayer. Ese tipo parecía disfrutarlo— Tae se explicó lo mejor que pudo, ese había sido sólo su instinto.

—Eso se llama beso y yo lo hago de maravilla, déjame enseñarte— Jin lo tomó de la espalda y otra mano en su nuca, juntando sus labios con los de Tae, dirigiendo un beso lento, delicioso, delineando esos labios que temblaban bajo su toque, pronto Tae le siguió el ritmo. Jin profundizó el beso, ingresando su lengua en la boca ajena, explorando y deleitándose de esa cavidad, bebiendo ese elíxir que él sentía dulce con un leve sabor a fresas. Algo extraño, pues nunca lo había sentido al besar a alguien.

Se separaron para tomar aire y Tae tenía toda la cara roja, más que Jin.

—Vaya, eso me gustó. Me gustó mucho— jadeó tratando de calmar su respiración.

Pronto Jin notó que Tae estaba con una erección, no pudo quitar la mirada de esa polla de punta rosada que estaba sobresaliendo necesitada de entre las piernas de Tae.

Tae extrañado por la reacción de Jin, bajó la mirada buscando qué era lo que tanto veía. Se espantó al verlo y dio un brinquito hacía atrás, casi cayendo de la cama.

—Cuidado, no te vayas a lastimar— Jin lo tomó de la mano para que no cayera. Ambos sintieron una corriente atravesar sus cuerpos.

—¿Qué me pasa?— Tae preguntó mirando su erección.

—Me parece que estás excitado— respondió Jin lamiendo sus labios.

—Rayos, creo que mi celo ya llegó— confeso sonrojado sintiendo su entrada un poco mojada.

—¿Celo?— Jin ladeó la cabeza, para después comprender a qué se refería, el hambre por tener a Tae entre sus brazos creció de la nada.

—Si, tú… este, yo… necesito que mi Alfa, me haga suyo para calmar el dolor que provoca el celo. Ustedes los humanos no tienen eso, pero es muy doloroso para nosotros— explicó Tae con las mejillas más y más rojas.

—¿Alfa?— Jin se acercó más a Tae, como si estuviera acechando a su presa.

—Si… un, un Alfa es, alguien fuerte, líder de una manada y el encargado de proteger a su… pareja. En palabras humanas sería ¿Mi hombre? ¿Mi macho? ¿Mi pareja? No se bien— respondió Tae sintiendo más calor con la cercanía de Jin.

—Creo que comprendo y me prende más que me llames Alfa, entonces mi deber es ¿aliviarte? ¿Precioso cachorro?— dijo Jin volviendo a besar a Tae mientras su mano viajó por su desnudo cuerpo hasta tocar esa adolorida polla. Tae soltó un gemido dulce que a Jin lo encendió más, también estaba poniéndose duro como piedra. Tae era muy receptivo a sus caricias, comenzó a ronronear y Jin lo amó más, amaba tanto ese sonido que lo volvió a besar con hambre, masturbando con más ganas ese duro miembro que ya empezaba a gotear. Tae soltaba más y más gemidos, los ronroneos tampoco paraban y en cuanto Jin mordió su belfo inferior, Tae se corrió en las manos de Jin.

—Oh, Jin. Eso fue… tan delicioso— jadeó Tae en medio de sus espasmos por el orgasmo.

—TaeTae, eres jodidamente sexy— Jin volvió a besarlo, esos labios sabían demasiado bien, nunca se cansaría de ellos.

—Hazme tuyo, Alfa. Por favor— rogó Tae con una voz aireada y profunda que a Jin lo excitó más.

—Me gusta eso, hacerte mío. Suena bien, demasiado— confesó Jin volteando a Tae para tener acceso a ese trasero tan majestuoso, era perfecto, voluptuoso, suave. Totalmente hermoso, su polla se movió inquieta por querer enterrarse en lo más profundo de Tae.

—¿Cómo puedes ser tan jodidamente ardiente?— Jin ya estaba más que perdido de placer, comenzó a besar una nalga, amasando la otra y Tae soltaba nuevamente esos dulces gemidos.

En ese momento unos fuertes golpes en su puerta los hizo frenar en seco.

—¿Quién carajos me interrumpe?— protestó Jin levantándose furioso, buscando una bata que le ayude a ocultar su erección.

Tae gruñó molesto por dejarlo con ganas.

—Lo siento bebé, vuelvo enseguida— Jin salió rápidamente gritando para que dejaran de golpear su puerta como su la fueran a derrumbar.

—¡¿Quién molesta a estas horas?!— gruñó Jin al abrir la puerta, encontrándose con un hombre vestido de uniforme.

—Disculpe las molestias, soy de control de animales. Recibimos una queja de que en esta casa existe un peligroso animal. Un tigre para ser directos— explicó el oficial.

Jin sintió la cólera correr por su sistema.

—¿Quién le dijo semejante mentira? Es imposible que yo pudiera tener a un animal de ese tipo— se defendió cruzando los brazos.

—Miente oficial, el animal está dentro, seguramente en su segundo piso. Porque ayer bajó de allí para atacarme— Yoongi apareció detrás del oficial.

Jin lo fulminó con la mirada ¿Cómo se atrevió a denunciarlo? Le había pedido que no lo haga y si TaeTae no se hubiera transformado, en estos momentos estaría acabado.

—Déjenos inspeccionar— le pidió el oficial mostrándole la orden que le permitía poder registrar su vivienda.

Jin se hizo a un lado, después de todo TaeTae ya no era un tigre.

El oficial inspeccionó la sala, la cocina, el comedor. Nada, no había nada sospechoso.

—Le dije que debe estar arriba— dijo Yoongi seguro de encontrar al tigre.

Jin no pensaba frenar al hombre, aunque odiaba la idea de que alguien más viera a TaeTae desnudo, en este momento era necesario así se deshacía de dos pájaros de un tiro.

—Adelante, sólo que estaba ocupado, espero entienda— Jin se dirigió al oficial que no comprendió sus palabras y subió rápidamente las gradas, al lado derecho había un cuarto con la puerta entreabierta.

El oficial ingresó bruscamente, notando cómo un joven al parecer desnudo dio un salto del susto.

—Le dije que estaba ocupado— Jin entró a la habitación y fue a tapar a Tae con las sábanas.

—¿Qué pasa?— preguntó en un susurro, temeroso.

—Nada, sólo cubre tu bello cuerpo, no quiero que nadie te vea— le susurró muy cerca de los labios, mientras lo envolvió en las sábanas. Tae se sonrojó y asintió.

El oficial ingresó finalmente al ver que Jin le dio permiso, detrás de él ingresó Yoongi a quien casi se le salen los ojos al ver a otra persona en la cama de Jin. La furia en sus ojos no pasó desapercibido para Tae ni para Jin.

El oficial salió de la habitación al verla bastante normal, vio que al fondo del pasillo había más puertas. Pidió a Jin que las abra y le deje revisar.

Jin resopló y agradeció que de la habitación de TaeTae haya limpiado todo el pelo que soltó la semana pasada. Abrió la puerta, entrando junto al oficial. Yoongi los siguió sin antes dar una última mirada escrutadora al tipo envuelto en sábanas ¿Quién era? ¿Sería el motivo por el cual Jin se rehusaba a volver con él? Si era su pareja ¿Sabría que unas noches antes se acostó con él?

El oficial vio unas marcas de algo que parecía rasguños en la cabecera de la cama, extrañado giró hacía Seokjin preguntando qué era eso.

—Lo siento, me da pena admitirlo pero, acá es donde tengo sexo con mi pareja, el que está en la otra habitación. Nos gusta lo rudo, ya sabe sexo salvaje, ya rompimos antes una cama— se echó a reír escandalosamente para disimular lo nervioso que se había puesto.

Al ver la expresión del oficial entendió que logró convencerlo, salió de la habitación y le pidió que abriera la puerta siguiente. Jin le informó que era el baño.

Yoongi que había escuchado esa descarada declaración, sintió más rabia, quizás envidia porque sabía lo bien que Seokjin follaba y deseaba que fuera a él a quien lo tenga mordiendo las sábanas hasta romper una cama y dejarlo sin poder dar un paso. Sí, él también se había creído el cuento de Jin.

El oficial salió, al no encontrar nada en el piso de arriba, pidió que le enseñara el resto de la casa. Jin por su puesto que le obedeció, bajando rápidamente las escaleras siendo seguido por el oficial.

En cambio Yoongi, estaba más extrañado por no encontrar a semejante tigre. Al pasar por la habitación donde se encontraba ese muchacho, no pudo evitar sentir coraje y al escuchar a Jin que dijo era su pareja, la envidia lo carcomió, decidido a dañarla ingresó nuevamente a la habitación.

Tae se tapó aún más cuando sintió que alguien ingresó, al percatarse de quién era, lo miró con furia.

—No te creas que Jin te ama y mucho menos te es fiel, él se acostó conmigo hace poco— dijo Yoongi con toda la intención de lastimar al muchacho y si había alguna relación, ayudar a que se rompa por la infidelidad.

—Lo sé, ese día regresó apestando a ti— respondió Tae, Yoongi abrió los ojos como platos, estaba sorprendido, no esperaba esa respuesta.

—¿Y estás así de tranquilo?— soltó una risa irónica, rondando los ojos — de seguro sólo te importa su polla en tu culo ¿No?— exclamó con burla.

—Estoy tranquilo porque Jin me dijo que ese día había tenido el peor sexo de la historia. Que sólo te había tomado porque quería asegurarse que realmente yo era único y especial en el sexo ¿y qué crees? Me dijo que no había nadie como yo, que soy como una fiera en celo que lo calienta con sólo verme— respondió Tae casi gruñendo acercándose lentamente al contrario.

Yoongi sintió más cólera, no podía ser cierto, nadie era mejor que él, no podía ser reemplazado por un mocoso petulante.

—Ahora que sabes no tienes valor para MI Jin, vete y no vuelvas más. Ni se te ocurra querer hacerle daño porque esta vez no me voy a contener— gruñó estando ya cerca de Yoongi.

El contrario parpadeó incrédulo de lo que sus ojos habían visto, por unos instantes creyó ver unos ojos dorados iguales a los que anoche tenía ese tigre. El miedo volvió a su sistema y salió corriendo, ¿Estaba paranoico? No podía ser posible que ese muchacho fuera ese tigre, obviamente no. Yoongi creyó que estaba enloquecido.

Al llegar al piso de abajo se encontró con el rostro enojado del oficial. Jin le había demostrado que no tenía ningún tigre como le habían dicho. De paso se atrevió a contar que Yoongi antiguamente fue su pareja y que seguro mintió porque lo quería perjudicar.

El oficial regañó a Yoongi y se despidió de Jin pidiendo disculpas por el allanamiento.

—Sígame señor Min, tenemos que hablar seriamente— salió el oficial furioso de la casa de Jin.

Yoongi estaba igual o quizás más enojado.

—¿Qué hiciste? ¿Dónde ocultaste a ese tigre? Sé lo que vi, no estoy loco— protestó Yoongi en su sitio.

—No tengo idea de lo que hablas, ahora hazme el favor de desaparecer de mi vida para siempre— tomó a Yoongi del brazo y lo sacó de su casa.

El menor seguía protestando, sin embargo, Jin no le tomó importancia. Lo lanzó fuera de su casa y cerró la puerta. Apoyándose en ella para soltar un suspiro, vaya que había sido una mañana alocada.

En cuanto levantó la mirada notó que un curioso TaeTae estaba jalando la cabeza desde su habitación. Sonrió feliz sin darse cuenta, subió las escaleras a una velocidad impresionante.

—TaeTae, no sé qué tienes pero, siempre me alegras el día de mierda que tengo— confesó abrazando a Tae con fuerza, hundiendo su cabeza en el hueco del cuello de Tae que aún estaba envuelto en las sábanas.

—Debe ser amor, Jinnie. Mi amor es genuino, haría lo que fuera para verte sonreír así— respondió Tae sintiéndose tan feliz y agradecido con la Madre Luna por haberle dado esa oportunidad.

—Entonces, no dejes de amarme. Porque yo no lo haré— dijo Jin tomando esos labios con los suyos.

Tae soltó un gemido ¿Acaso Jin acababa de decirle que lo amaba también? Necesitaba estar seguro.

—Jin, entonces… eso significa que…— balbuceó entre los labios de Jin.

—Significa que te amo TaeTae, te amo y me sorprendo yo mismo la fuerza con la que lo hago— aclaró las dudas de Tae quien saltó de la alegría subiendo al cuerpo de Jin, dejando caer las sábanas en el proceso, enroscando sus piernas alrededor de la cintura de su amado.

Jin lo recibió con gusto, volviendo a besar esos labios mientras acariciaba su espalda y con la otra mano amasaba una nalga de Tae.

—Mmm, Alfa… hazme tuyo ya, recuerda estoy en celo— rogó Tae frotándose en el cuerpo de Jin.

—Me encanta que me digas así, te voy a aliviar mi bebé. Te haré mío hasta que no puedas pedir más ni levantarte— habló ronco por la excitación de sólo imaginar las miles de formas en las que podría tomar ese perfecto cuerpo acaramelado. En el fondo agradeció a la Madre Luna por haberle hecho ese milagro, ahora tenía por fin lo que tanto había deseado. Una pareja que lo amara más que a nada, que lo hiciera feliz y que él pueda cuidarlo por siempre.

Ese día Jin no salió de la cama, estaba ocupado explorando el cuerpo bajo suyo. Feliz de escuchar los gemidos de placer y las súplicas de no dejar de tomar su cuerpo. Se hizo uno con Tae, lo amó y lo cuidó en todo momento, cumplió con cada exigencia de Tae cuando le pedía más y más. Sus cuerpos parecían estar hechos el uno para el otro, porque encajaban a la perfección.

—Te amo Jin, te amaré siempre— dijo Tae antes de caer en un profundo sueño por el cansancio.

—Te amo mi TaeTae, siempre te cuidaré— besó la frente empapada en sudor de su pareja, lo abrazó por la espalda y cayó rendido. Ya sé bañarían después, ahora era momento de descansar con el amor se su vida envuelto entre sus brazos.

Jin volvió a agradecer a la Madre Luna y le prometió que cuidaría de su creación, supo que a partir de ahora su vida sería mucho más emocionante. Al fin sería completamente feliz.

✨ Fin ✨

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Holas pixelitos de mi corazón 💜 les traigo el regalo de San Valentín (un poco atrasado) lo siento 🥺🤧🙈

Les gustó?

Creo que hice algo extraño pero lo hice con mucho amor, espero lo hayan disfrutado. Es el OneShot más largo que haya escrito jajaja

Cuídense mucho 🥰 las amito 😘 Bye 💜

Pdt. A pedido de varios pixelitos, al fin publiqué la segunda parte de éste OS 🥰 pueden pasar a darle un vistazo 👀

Espero les guste (disculpen la portada tan cutre 🙈) debo mejorar en mis ediciones 😔

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