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H-5.

Este es mi capitulo
Favorito hasta el momento.
Espero lo disfruten.

Los viernes siempre brindan un basto abanico de posibilidades...

A las 7:20 a.m la clase de filosofía inició en la sección e. Cardona revisó algunos detalles faltantes para realizar el paseo; recogió los permisos firmados por los padres, los alimentos, y las carpas.

—¿Quién es el representante que tendrá la suerte de viajar con nosotros?— El profesor caminó por el pequeño salón—. El representante necesita llenar un formulario.

—Mi padre— Dijo Ricardo.

—Mire, si es un amargado cascarrabias...— Ricardo le comentó que era despreocupado con las cosas;así que él solo iba a comer y a tomar alcohol— Bueno, más vale. Si ustedes no tienen representante, simplemente puedo usar un bigote, y decirle a cualquiera de ustedes— y tomando sus manos en pose romántica, dijo—: tan hermoso mi hijo, ya es todo un hombre, estoy tan orgulloso de que esa noche irresponsable no haya sido en vano...— Algunos rieron.

—Usted relájese, profesor— Dijo tranquilo y sonriente.

—Bien, comencemos con la clase de filosofía. Está casi todo listo para el paseo. Quiénes no hayan traído el permiso, pueden entregarlo hasta las tres de la tarde, a esa hora arrancamos de aquí.—Luego tomó su tiza escribió en letras grandes existencialismo.

Al rato Marlenne se acercó al salón. Ella le pidió permiso al profesor para ingresar.

—No es necesario— Contestó—, si lo deseas puedes ocupar algún puesto y escuchar la clase— Ella sonrió, hizo un gesto negativo exagerado, e ingresó al salón caminando en dirección al puesto de Daniel.

—Hola Dan. Necesito que bajes dentro de cinco minutos, tienes una cita conmigo— Él asintió. Ella le sonrió para luego ir con el profesor.

—Secuestraré a un estudiante suyo porque tiene una cita conmigo.

—¿Debería preocuparme?— Ambos rieron, Marlenne abrazó a Cardona muy fuerte—. Llevarlos a todos si quieres— Luego ella caminó hasta la salida y en el costado de la puerta se despidió.

Emily se acercó a Daniel mientras sostenía un libro en sus manos— ¿Qué te dijo?

—Tengo cita con Marlenne dentro de cinco minutos.

Colocó su mano en el hombro del chico, dando suaves palmadas.— Suerte.

+-+_+-+

Daniel caminó lentamente en dirección a la oficina. Al llegar, tocó la puerta suavemente. El colegio estaba sumergido en un extraño silencio. Marlenne abrió la puerta mientras sostenía su típica taza de café.

—Adelante, Daniel— Él sonrió, y luego dejó su bolso en el suelo.

—Volviste a colocar los muebles, Mar— Ella se sentó en la única colchoneta del lugar. Daniel, en cambio, ocupó uno de los dos muebles verdes.

—Los que asistieron a mis consultas se quejaron de las colchonetas. Ahora solo hay una para mí.

—Aah.

—¿Cómo sigues?— Dijo mientras daba sorbos ruidosos de café—. Disculpa.

Esta semana estuvo bastante bien para él. Sus esperanzas con Nicolás eran casi nulas, y estaba muy emocionado por conocer al tal Josep. Hizo cambios en su rutina diaria, cómo consumir más agua y comer frutas en vez de comida chatarra, esperando así mejorar su imagen y su acné. Le ofreció una manzana a Marlenne.

—Uh, manzana. Me encantan las manzanas— Sacó una de su bolso, la lanzó desde esa distancia y Marlenne la atajó.

—Pues... Me he sentido... bien, ¿Creo?— dijo lentamente.

—¿Crees?— Mordió la manzana. Daniel asintió.

—¿Cómo vas con Nicolás?

—Me rindo. Acepto que no podré estar con él. No importa cuánto uno lo intente, simplemente algunas personas no deben estar juntas...

—Eso es bastante maduro, Daniel. Estoy feliz por ti— Él exhaló frustrado.

—Como sea.

Marlenne volvió a morder su manzana. Se levantó de la colchoneta para tomar la carpeta de citas sobre el escritorio.

—Entonces, ¿Describes tu estado actual cómo un breve conflicto en el camino de la aceptación del cambio?

—¿Eso realmente es un estado emocional?

—Pues propiamente, no. Pero la aceptación del cambio conlleva algunos sentimientos en conflicto.

Ella masticaba la manzana lentamente, mientras anotaba, con un bolígrafo azul, algunas cosas en la carpeta.

—Debemos adaptarnos— Aconsejó Marlenne—, debemos ser como la plastilina: aprender a moldearnos a las situaciones, a los momentos, y al exterior, aunque la plastilina mientras cambia de forma, no deja de ser lo que es: una plastilina.

Daniel intentó interiorizar esas palabras, pero pensó: "¿Acaso eso no era ir con la corriente? ¿Y dónde queda la esencia y lo genial de cada ser? ¿La individualidad?"

—Eso es seguir a la sociedad, a las tendencias. No pienso sacrificar mi personalidad solo por el hecho de estar bien con los demás.

Marlenne miró directamente a sus ojos. Hasta cierto punto tenía razón, pero ella agregó.

—Ser diferente es difícil; tiene sus consecuencias, pero es algo que vale la pena. No estoy diciendo que debes cambiar tu personalidad, o fingir ser alguien que no eres; es saber cómo manejar las situaciones y hacer lo necesario según tus circunstancias actuales. Necesitamos aprender que la vida tiene sus mecanismos, y que podemos controlar muy pocas cosas a nuestro alrededor. Tampoco tenemos que olvidar nuestra esencia: eso que nos hace únicos— Cerró su carpeta, y la colocó a su lado derecho. Luego acarició suavemente un pétalo de su gran flor roja.

Daniel la miró a los ojos, a la flor y a la gran oficina de Marlenne. Por un momento se hundió en pensamientos. La vida, la vida...

—Creo, que tienes razón. Aunque— Se levantó, observó las fotos de la chica en su juventud, dónde sonreía con gente a su alrededor—, ¿Qué relación tiene el punto y la plastilina? ¿Por qué no usar cualquier otra cosa para el ejemplo?

—El punto no es el objeto del ejemplo— Pensó unos instantes en la cuestión del chico—. Bueno, ¿Una rama puede adaptarse?

—Puede estar en lugares estratégicos para no romperse.

—Pero no es flexible, se romperá ante una situación que no tenga prevista, y no volverá a ser la mismo.

—¿Y que me dices del agua? Puede adaptarse a cualquier forma y cualquier estado.

—¿Enserio seguimos discutiendo sobre esto?— Se echó a reír, Daniel hizo lo mismo.

—Es interesante.

—No lo es— Agregó aún riendo. Su  risa es bastante encantadora normalmente, aunque, en algunos casos, sonaba como un hipopótamo dando a luz—. Bien, bien, ya me calmo— Respiró profundo. Accidentalmente arrancó un pétalo de su flor, y se quedó mirándola con tristeza—. ¡Lo tengo! el agua no puede estar en el ejemplo porque, aunque pueda adaptarse, se ensucia, y su esencia cambia.

—La plastilina también se ensucia, y no por ello deja de ser plastilina.

—Se ensucia, es cierto, pero su color sigue siendo el mismo. No importa que forma adopte, si se divide, si ríe o llora— Daniel volvió a reír, esta vez como un niño pequeño. Marlenne continúo el pequeño debate—: sigue siendo la hermosa plastilina rosada llamada Petra que sabe cómo afrontar las situaciones de la vida.

—Igual puede adoptar un color muy gris, y ya no sería la hermosa plastilina rosada llamada Petra que sabe cómo afrontar las situaciones de la vida. El entorno la cambiará tarde o temprano— Hizo una pausa—. Pero en poca o mayor medida, dependiendo de su autoestima, creo.

—El punto, al fin de cuentas, es que debemos ser como Petra: acepta la realidad, prestar atención y según las situaciones actuales, actuar. Si haces bien tu presente, no tendrás que preocuparte por tu futuro; el futuro florecerá naturalmente.

—Si, si. Cómo estaba diciendo— Daniel se echó a reír—, al final Petra dejará de ser rosada, caerá en el consumismo, en las tendencias, y hará muchas cosas que van en contra de sus principios simplemente por conseguir algo de aprobación.

—Daniel, por favor, dejemos el tema. Ya entendiste la idea, ¿Cierto?— Marlenne se levantó para estirar su cuerpo. Gimió, Daniel rió—. Ay, por favor, Daniel— Se quejó.

Dijo entre risas— Lo siento— y bostezó—. Entonces es simplemente no permitir que el entorno nos afecte, ser de cierta manera indiferente, y hacer lo que sea necesario según las situaciones.

—Pues, si...— Sonrió pensando en cómo explicarse—. Los cambios son importantes, y a veces anhelamos la aprobación de los demás, es algo normal como seres sociales.

—En conclusión: debemos respetar nuestra individualidad adaptándonos a las situaciones.

—Lo entendiste— Se acercó para alborotar su cabello—. Bueno— Colocó sus manos en sus caderas. La manzana la sostenía con los dedos pulgar e índice—, supongo que nuestra consulta terminó, se lo mucho que te gusta la clase de Cardona.

—Marlenne... — Daniel dudó sobre si preguntar sobre sus peculiares formas de consulta.

—¿Si?— Giró su cabeza intrigada.

—¿Por qué tus consultas son tan...— Pensó en un correcto adjetivo—, peculiares?

Marlenne miró las fotografías en la pared, a sus libros, a su gran flor roja, al pétalo en el suelo, y a la manzana, para al final mirar a los ojos marrones de Daniel.

—Es mi inexperien...— Inhaló profundo. Ella sabía que no tenía sentido mentirle a chico; habían creado un lazo fuerte. Dudosa, decidió revelar su secreto—. En realidad... no soy psicóloga—Daniel abrió mucho los ojos. Ella sonrió nerviosa levantando los hombros, y continuó—Bueno, si y no— Movió la manzana de un lado a otro—. Saqué mi título en tres años.

—¿Eso es posible?— Preguntó dudoso.

—Mira— Acarició su mechones de cabello, llevó la manzana a su boca y le dió un bocado—, no te pierdas la clase de filosofía porque se que te gusta mucho.

—¿No quieres hablar sobre eso?— Se levantó tomando su mochila. Una pequeña parte de él sabía la respuesta.

—No quiero en este momento— Miró al suelo. Daniel se acercó para darle un abrazo.

—Debo admitir que me gusta tu forma de ayudar a las personas— Marlenne sintió las palabras forzadas, como si solo estuvieran allí para animarle, o quién sabe.

Pero esas palabras no ocultan la realidad: Era una farsa disfrazada de psicóloga mediocre...

—Bueno, tengo una reunión, Daniel— Mintió, soltándose del abrazo. La presión en su pecho se intensificaba cada vez más.

—Oh, está bien— La sonrisa del chico con suéter verde era triste. Se despidió, salió de la oficina, y caminó por los pasillos hasta la clase.

"No debí preguntar pero como soy estúpido... Bien hecho. ¿Cómo me sentiría si me preguntarán: ¿Por qué eres tan estúpido?", se dijo a si mismo por lo bajo.

La chica cerró la puerta, apoyó su espalda en la pared, para luego dejarse caer y abrazar sus piernas. Miró al techo, miró a las fotografías dónde mostraba sus dientes algo amarillos, y miró la manzana.

Soy una farsa, una fracasada y una imbécil...

+∆∆+

—¿Y la clase?— Le preguntó Daniel a Emily. El salón de clases estaba en completo silencio. Ella le miró.

—Betuasa...

—¿Betuasa...?— Daniel recordó el "chiste".

—Betuasaber.

Daniel respiró profundo. Emily siguió con su lectura como si nada.

—No puedo creer que hayas dicho eso, ¿Qué es esto? ¿2009?— Emily cerró su libro con brusquedad.

—¡Este libro es horrible!— Lo guardó en su bolso, se arregló su cabello, y prosiguió—. El profesor salió del salón diciendo Hasta la próxima. Y ya sabes que quiere decir eso...

—Oh, que mal, quería escuchar su clase— apoyó sus codos en el pupitre, y colocó sus manos en sus mejillas. Sacó un cuaderno de su mochila para hacer dibujos feos con un lápiz con poca punta. Emily, por otra parte, sacó otro libro de su bolso.

—Oye, Daniel— El chico levantó la vista del cuaderno—, me gusta que estés tomando agua, eso te hace bien.— Ella le sonrió, para luego seguir cada uno con su acción. El salón estaba muy tranquilo. Algunos de los estudiantes estaban viendo porno en una esquina.

Y como ya estás acostumbrado, querido lector, las cosas pasan sin ningún contratiempo, todo normal, como todos los días, en un ciclo cotidiano, y ordinario. Aunque, existen espacios temporales dónde las cosas se tornan interesantes... En la clase de religión las cosas siempre eran interesantes...

—Dios es ser bueno, es ser perfecto. Gracias, gracias señor— En el discurso se escuchó aproximadamente unas 15 veces esa palabra; gracias. Brown observó a Daniel, quién leía un libro de "autoayuda" sin prestar atención a las explicaciones que, para Daniel, no tenían ningún sentido. Brown se acercó a su puesto, mirando el libro. Daniel no prestó atención, la clase regresaba al ruido habitual.

—¿Qué Lee señor Haminson?— Daniel levantó la mirada, el observó y regresó sus ojos a la lectura.

—Los cuatro tratos*.

—Ese es uno de mis libros favoritos, me alegra que le guste.

—No me gusta, solo lo leo.

Brown alzó una ceja, el tono que había usado no era el apropiado. Miró a su cuaderno cerrado.

—Señor Haminson, ¿A tomado apuntes de la clase?— Haminson no contestó ni articuló gesto alguno—, ya lo habíamos hablado, creyente o no debe aprobar la clase.

Daniel cerró el libro de manera brusca, lo colocó en el pupitre para observar la hoja en blanco donde solo se apreciaba la fecha de hoy.

—Preferiría hacer planas dónde copie "La clase de religión es una farsa" hasta acabar dos páginas.

—Lo reto señor Haminson— Sonrió ladino—, si lo hace antes de que termine la clase le otorgo una buena calificación, y si no puede pues, está de más explicar.

¿Estaba hablando en serio?.  miró su reloj: tiene veinte minutos, agregó.

Daniel agarró su lápiz que descansaba en el bolsillo de su suéter. Escribió en la primera línea debajo de la fecha.

La clase de religión es una farsa.

Y en la siguiente línea escribió...

La clase de religión es una farsa, una perdida de tiempo.

Y en la siguiente línea escribió.

La clase de religión sirve para tomar la siesta.

Y en la siguiente línea escribió: la clase de religión es una farsa.

Y así todas las líneas. No tenía suficiente tiempo para activar su modo creativo. Necesitaba la calificación.

Emily había apreciado la escena desde su costado. Y en silencio, observaba como Daniel llenaba cada línea de su cuaderno con la misma frase, cómoda desde su brazo derecho apoyado en la mesa.

Brown siguió explicando el por qué consideraba la existencia de Dios correcta.

Pasaron 19 minutos. Brown comenzó a contar los segundos.

58...

Los estudiantes comenzaron a preguntar el por qué del acto. Los rumores se esparcieron por el aula, trayendo consigo opiniones...

Es una estupidez; ¿Enserio Daniel retó al profesor de ese modo?; Ese Daniel..., Bueno, ya nos vamos al paseo feo; No me lo creo aún, es gracioso; Si, la clase de religión no sirve...

42...

Daniel aún no completaba las dos páginas; faltaban 5 líneas. Su mano aumentó los movimientos, su corazón intentaba salir del pecho, sus manos sudaban. Los estudiantes miraban a Daniel apresurado, mientras la voz de Brown inundaba el lugar, con una voz firme y suave.

31...

La clase de religión es una farsa[•••]

—Tres, dos, uno...— silencio absoluto. Daniel soltó el lápiz; lo había conseguido.

Brown con pasos firmes llegó al puesto y apreció el logro del chico. Su rostro firme y decidido flaqueó ante la determinación del chico. Tomó el cuaderno y observó.

Lo logró, dijo a lo bajo con voz enojada.

Seguido el timbre sonó, dando por terminada la obra de teatro.

Baja el telón, los estudiantes observan con cautela mientras abandonan el salón. Brown llevó el cuaderno hasta su escritorio.

—Puede venir señor Haminson— El señor arrimó su silla giratoria con evidente enojo, luego de ello respiró profundo; sus acciones no iban acordes con sus creencias religiosas. Al visualizar las planas se dió cuenta de dos frases diferentes. La clase de religión es una farsa, una perdida de tiempo y La clase de religión sirve para tomar la siesta. Tomó su lapicero negro y las tachó con un movimiento suave; no perdería la cordura por tan absurda comedia.

—Me debe la calificación señor Brown— Dijo Daniel cruzado de brazos. Este Daniel sin duda no refleja al Daniel de hace unos meses...

—Brown siempre cumple su palabra.

Y tomando la planilla de notas colocó la puntuación máxima en la casilla de Daniel. Brown cerró el cuaderno y lo extendió.

—Bien hecho— Dijo seco.

Daniel tomó el cuaderno y dando media vuelva se dispuso a salir de salón.

—Haminson— Le llamó el profesor—, ¿Me puede regalar 5 minutos de su tiempo?

Daniel retrocedió. Brown arrastró una silla cerca de el, colocándola frente del escritorio, el chico la ocupó.

—¿Qué ocurre profesor?— Brown juntó sus manos apoyando sus codos en el escritorio, encima de la planilla.

—Verá señor Haminson, he pensando mucho en lo que usted dice— Daniel se sorprendió. Le dijo, ¿Habla en serio?—. Si señor Haminson, creo que tiene razón, o por lo menos una parte— Se levantó de la silla giratoria que siempre usaba, cerró la puerta del salón. Agarró una tiza entre sus manos y comenzó a trazas líneas de distintas formas. Daniel se alarmó un poco; las valentía que milagrosamente había obtenido se fué diluyendo.

—Eh...— Dijo por lo bajo, nervioso.

—¿Es su agnosticimos producto de la conveniencia, señor Haminson?— Dibujó una cruz, para luego borrarla de un movimiento brusco con su mano, el polvillo de tiza se expandió. Daniel tragó saliva.

—No... No sé a qué se refiere— Brown observó a sus ojos. Su rostro era neutro.

—Señor Haminson, Dios condena sus actos sexuales. Ya sabe lo que digo— Dibujó una chica, un chico y un corazón a su alrededor—. ¿Es por ello que usted es Ateo?

Daniel se armó de valor, su voz se tornó desafiante— ¿A qué intenta llegar?

—No se enoje señor Haminson. Mire, dejemos de lado el orgullo, solo... Quiero salir de algunas dudas— Daniel comenzó a sudar, su respiración era más fuerte— Verá, Dios es una piedad para la comunidad Lgtb, y aunque no apruebe sus acciones, es necesario. No se puede seguir violando las leyes a esa minoría.

¿Qué pintaba la comunidad Lgbt en ésto...?

—Solo queremos amar, señor Brown— Dijo en voz baja, pero lo suficiente para qué escuchara. Daniel no comprendía el por qué del tema de conversación—. No tenemos un botón para elegir nuestra orientación sexual. Créeme que si las cosas fueran así muchos de nosotros estaríamos encantados de ser heterosexuales, ¿Usted cree que es agradable estar dando explicaciones y ser un punto de acoso o abuso en la sociedad? ¡Somos personas que la ley, por lo menos en nuestro país, nos pasa por alto! ¡Somos segunda categoría!

—Eso lo sé muy bien, Haminson. Me refiero a que... Bueno, reemplantearé mi pregunta: ¿Usted no cree en Dios a causa de su orientación sexual?

—No se me hace fácil pensar en vivir mi eternidad en un lugar de sufrimiento a causa de amor— Contestó Daniel seguro de sí—. No me gusta la idea de rendirme ante un Dios tan vengativo y celoso.

—Entonces eso es un sí— Miró a su pizarra; tenía en su interior muchos trazos y borrones—. No creo que deba ser así señor Haminson. Aún tiene tiempo para reemplantear todo su ser, su fe. La sexualidad es...— No supo que decir. Daniel aprovechó ese pequeño espacio de silencio para dar por terminada el debate.

—Oh, entiendo— Dijo irónico—. Usó la escusa de "haber pensado en lo que digo" para así cambiar mi parecer.

—Bueno, en realidad si he pensado en lo que usted dice— Comenzó a borrar la pizarra. Hubo un silencio incómodo, el sonido del aire acondicionado era la única compañía.

—¿Y entonces, que piensa?— Sacudió los borradores, llenando su espacio con polvillo de tiza.

—Que quizás Dios no sea como lo dictan las religiones...— Reveló con un disuminado tono dolido. Miró el pizarrón limpió. Apoyó su cabeza en él— Puede retirarse señor Haminson. Cierre la puerta al salir.

Daniel no comprendió a exactitud su mensaje, ¿Qué intentaba decirle? ¿Era simplemente un truco para devolverle su fé?

—Nos vemos, profesor— Cuando estuvo a punto de cerrar escuchó un Adiós de su parte.

Sus amigos lo esperaban en la salida. Emily se levantó y caminó hacia él. Lo abrazó.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien? Me tenías preocupada. No te ví salir y cuando cerró la puerta...— Le interrumpió.

—Tranquila Emily, estoy bien— Le sonrió.

—Pero, por qué...— Daniel respondió.

—Hablamos de nuestro tema favorito.

Daniela, Samuel y Stefany se acercaron. Samuel Intervino.

—¿Qué ocurre?

—Nada Samuel, nada— Dijo Daniel en una sonrisa.

—Oigan— Intervino Daniela— ¿Ustedes no tienen el paseo a las tres?

—¡Es cierto!— Se alteró Daniel— ¿Qué hora es?

—Es temprano, tranquilízate— Respiró profundo.

—Debemos irnos.

—Aprovecha el tiempo allí Daniel. Me han dicho que el lugar es muy bonito— Dijo Daniela.

—¿Tu asistirán, Emily?— Preguntó Stefany.

—No me gustan los paseos del colegio.

—Que me va a dejar solo y abandonado dice— La expresión de Daniel era de perrito abandonado.

Los chicos caminaron hasta la salida. Llegaron a sus paradas para cada uno tomar su rumbo. Ya en casa Daniel preparó sus cosas para el paseo. Las dos almas unidas por un mensaje horrible...

Daniel guardó:

un cuaderno.

ropa sin clase.

un libro.

lápices de colores.

Nicolás guardó:

5 condones.

Ropa con clase.

Un mapa.

Un libro.

Todos los estudiantes (menos algunos que decidieron no ir) tomaron sus bolsos y maletas. La sección a y e se extraviarán entre las ramas del bosque cerca de la gran ciudad de Strongate.

Se perderán entre las ramas...

* Los cuatro tratos es una parodia al título del libro: Los cuatro acuerdos.
Libro que recomiendo y que pueden encontrar en wattpad en mi lista de lectura: Recomendaciones.

Este capítulo se estrenó en el día de la tierra. Estoy feliz, porque, por lo menos este 2020, la hermosa tierra obtuvo un día como lo merece...


Los quiero mucho, se cuidan por favor.

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