Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

La biblioteca esta casi tan vacía como era de esperarse. Toda la ciudad está en la inauguración. Los pocos que no pueden presenciarlo no se pierden de nada por las numerosas pantallas informando de todo lo que sucede.

Camino hacia una de las salas privadas, encendiendo el televisor, dejando un volumen suficiente para poder trabajar mientras escucho las noticias.

Ian cierra la puerta detrás de él, acostándose en uno de los sofás.

Salgo un momento de la sala, buscando unos libros que nos han dejado investigar para unas presentaciones.

Cuando entro veo como Ian va pasando los canales irritado al encontrar la misma notica en cada uno.

—Hubiéramos ido al cine.—dice dejando el control sobre la mesa. Poniendo el gorro de su hoodie sobre sus ojos, acomodarse sobre el sofá.

Volteo a ver el aire acondicionado, dándome cuenta que le ha bajado lo suficiente como para no morirme de frío.

Sonrío de lado.

Dejo los libros sobre la mesa. Agarrando su maleta, sacando su cuaderno casi vacío por todas las páginas que me ha dado, arranco una antes de poner todo en su lugar.






Miro mi celular solo para darme cuenta de que ha pasado casi una hora desde que llegamos, la inauguración pasó como se esperaría, ahorita estan pasando a contar las historia de cada una de las organizaciones, invitando a los pocos televidentes que donen desde sus casas. Le bajo el volumen a la televisión, volteando a ver la calmada respiración de Ian.

Me levanto, estirándome un poco y moviendo mis piernas para que la sangre circule. Salgo de la sala dirigiéndome hacia las máquinas expendedoras.

Compro unas galletas de chocolate para mí y unas de mantequilla para Ian, siendo el alérgico al chocolate. Una tortura constante si puedo ser sincera, ¿vivir sin chocolate? No sorprende porque es tan amargado.

Compro un café y un refresco con sabores exóticos que compra normalmente antes de volver dentro.

Ian se ha levantado, mira los libros que tengo abierto y mis notas aun sobre la mesa.

—Por favor no lo arrugues aun, no he terminado.—digo dándole sus cosas.

Ian me agradece sentándose en una silla giratoria a mi lado.

Abro el paquete de galletas dejando una en mi boca mientras veo como Oli y Luna saludan a la cámara antes de empezar a hablar con una señora que grita millones.

Abro el tercer libro suspirando, haciendo cuenta mental de lo que mi mente me dejará hacer hoy antes de estar completamente exhausta.

Siento la barbilla de Ian sobre mi hombro. Me sobresalto un poco mirándolo.

Aun está sentado en su silla, pero mira directo a la pantalla.

—Tus futuros suegros están en la pantalla.

Aparto mis ojos de él y veo como Ash sonríe incómodo a la cámara. Su papá es todo lo que se espera de un pariente de la realeza escocesa, su madre parece tan formal como su padre. Pero la manera en la que se ven el uno al otro te saca una sonrisa.

La risa de Ian hace que mi piel tiemble, muevo mi hombro haciendo que el chico se aparte.

—Basta.—aparto la mirada de la televisión, cuando Ian se aparta lo suficiente le escribo un mensaje a Asher, entre medio burlándome de él y haciendole notar lo guapo que sé ve en televisión.

Su respuesta es rápida haciéndome sonreír cuando me cuenta lo horrorizado que siempre ha estado de las cámaras.

—¿Tienes hambre?—giro mi silla para ver a Ian, se ha parado y mira su celular.

Agarro la bolsa con galletas y se las muestro.

—Comida Young, no snack. Hablo de cena.—frunzo el ceño, viendo que apenas son las 4pm. El chico rueda los ojos ante mi confusión.—Te gustará la comida, lo prometo.

Logro asentir, aun con una galleta en mi boca. Mi confusión no se va, pero Ian parece querer volver a dormir así que no digo nada, volviendo a mis libros.






Son casi las cinco y media cuando salimos de la biblioteca, saco mis llaves del auto, pero Ian me las arrebata, sin escuchar mis protestas le quita llave al auto y abre la puerta del copiloto.

—No es por nada Young, pero tu manera de manejar debería de estar entre las cosas más peligrosas del mundo, ¿cómo es que te dieron la licencia?—ruedo los ojos.

Entro a mi auto, dejando que Ian cierra la puerta después, caminando hacia el lado del piloto.

—Dos citas.—digo, el chico me mira confundido cuando enciende el auto.—Es lo que me pidió el chico a cambio de mi licencia.

La carcajada del chico llena el auto y toca algo dentro de mi pecho.






—Sé que no te gusta como me visto, pero esto ya sobrepasa límites.—me cruzo de brazos cuando veo la tienda de ropa frente a mí.

Ian se gira y me mira de arriba a abajo.

—¿Cuándo he dicho que no me gusta?—mi ceja se levanta. Él rueda los ojos, tomando mi codo y jalándome dentro.—La cena es algo formal y como estoy seguro de que no quieres que nadie sepa adonde vives.—dice con una leve sonrisa de lado.—Lo menos que puedo hacer es buscar algo para que no te sientas fuera de lugar.

Me deshago de su agarre y lo encaro. Ian baja la mirada hacia mí.

—¿Por qué no podemos ir a comer a algún lugar donde no necesite cambiarme?—una mueca aparece en sus labios, abre su boca para explicarme, pero pasa sus dedos por su cabello.

—Puedes escoger lo que quieras ¿si?—su seriedad ante mi sonrisa me indica que sabe bien, que esas fueron las peores palabras que pudo decir.






Tomo la mano que Ian me tiende cuando salgo de mi auto, viendo el lujoso restaurante delante de él. Me mira de arriba abajo, viendo el hermoso vestido negro, se detiene en mi clavícula expuesta y como si recordara el precio su mandíbula se tensa mientras mi sonrisa se hace más grande.

No puedo evitar mirarlo de regreso, se ha cambiado por completo, su traje bien planchado me indica que el sabía donde terminará su noche, tal vez no sabía que yo me sumaría.

—Vamos.

El señor con traje no nos detiene, solo le asiente a Ian y llama a alguien con un gesto de mano para guiarnos a la mesa.

Para mi sorpresa Ian sobrepasa el límite del espacio personal, poniendo delicadamente su mano en mi espalda, guiándome hacia el fondo del restaurante.

—Si todo sale bien, no durará mucho.—dice entre dientes, sin notar que todos están tan metidos en sus propias conversaciones como para escucharlos.

—¿Por qué siento que vamos a una ejecución?—digo en medio en broma, tragando duro tras los nerviosismos al ver su tensa mandíbula, tensión no provocada por el precio de mi vestido eso estoy segura.

—Ian.—la voz de una mujer hace que el chico se detenga. Miro su rostro antes de ver a la hermosa señora delante de nosotros.

Sus rojos labios del mismo color que su increíble vestido sobresale, como si brillara tanto como el enorme diamante en su dedo.

—Hijo mio, que bueno verte.—mi boca se abre un poco, con completa incredulidad al ver a Ian y a la versión femenina de él.


Sophias's Outfit






Ian's Outfit


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro