Capítulo 4
La casa de Asher es como se esperaba de un pariente de la realeza. A diferencia de las últimas veces que nos hemos reunido en un bar o restaurante, al ser fin de semana hay muchas más personas.
Ash nos recibe con una gran sonrisa, el vaso rojo en sus manos nos indica que ya ha comenzado a tomar.
—Luces preciosa.—me dice dándome un pequeño beso en mi mejilla.
Hago una mueca a mi atuendo. Mis tenis blancos con negro con un poco de plataforma, mis pantalones holgados un crop top que tapa solo mi busto. Realmente tuve que haber luchado más cuando Luna me dijo que no necesitaba cambiarme.
—No me dio tiempo de cambiarme, vengo de clases.—digo, Ash niega con la cabeza.
Pone su mano libre en mi mejilla, obligándome a levantar mi cabeza para ver sus ojos.
—Eres preciosa Soph, no importa lo que uses.—sus palabras se traban un poco, haciéndome reír.
—No lo escuches, tiende a mentir cuando está ebrio.—la voz de Ian en mi oído me hace saltar un poco.
Ash se queja, pero balbucea algo incomprensible.
Miro a Ian, con una botella de tequila en sus manos y dos chupitos en la otra. Se recuesta en una pared, dejando lo que tiene en una mesa de vidrio.
Levanta la mirada cuando nota que lo miro.
—¿Quieres?
—¿Cuál es el precio?—pregunto con el ceño fruncido. Asher saluda a unas personas que acaban de entrar, besa mi mejilla y se va con ellos un segundo.
—¿Por qué tendría que haber un precio?—pregunta indiferente, sirviendo los dos chupitos de tequila.
—¿Ian Hill dando algo gratis? No me lo creo.—sus negros ojos chocan con los míos. Por un largo periodo de tiempo que tengo que obligarme a no salir corriendo al baño a asegurarme que mis lentes de contacto no se han caído.
—Puede que hoy este de buen humor.—dice ofreciéndome uno.
Levanto una ceja sorprendida, ante su ofrecimiento y sus palabras.
Tomo el chupito, pero antes que pueda inclinarlo sobre mis labios Ian entrelaza nuestros brazos, acercando su cuerpo tan rápido que apenas puedo reaccionar.
Levanta una ceja a modo de invitación antes de tomar juntos.
Siento unas manos en mi cadera. El instinto de patear a la persona se va tan rápido cuando veo el rostro de Asher.
Me giro hacia él, sonriendo al ver su alborotado cabello castaño.
Miro su rostro y me pregunto que si fueran otras circunstancias podría enamorarme de él.
—Pensé que esta noche iba a ser en casa de Oli.—digo despreocupadamente, girando mi cabeza a Ian, pero este ha desaparecido.
—Cambio de último minuto, el padre de Oli no permite más de un cierto número de personas dentro.—asiento dejando que el chico ponga sus manos en mi espalda baja, abrazándome cerca de él.
—¿Solo pueden entrar los amigos cercanos de Oli?—pregunto, viendo como Asher acerca su rostro al mío, sus ojos fijos en mis labios.
—Más o menos, pero no dudo que él te amará cuando te conozca, es un buen hombre. Oli será tan buen hombre como él.—mi sangre se congela.
No si puedo evitarlo.
Sus labios chocan con los míos, permito su beso hasta que el sonido de algo quebrándose hace que nos separemos.
Ian aparece a nuestro lado, la botella de tequila se hizo añitos en el piso. Ian sonríe mirando algo. Sigo su mirada y veo como mi cartera ha quedado completamente sumergida en el líquido.
Maldigo recogiéndola, sin haberme dado cuenta cuando se me había caído.
—Maldito Ian.—digo empujándolo, él se ríe por lo bajo. Me giro hacia Asher.—¿El baño?— el castaño abre y cierra los ojos, tratando de visualizar el desastre del piso.— ¡Asher!
Asher se sobresalta, murmura algo incomprensible antes de apuntar al segundo piso.
Subo las gradas, sintiendo unos ojos pegados a mi trasero y no son los de Asher.
Luego de lo que parecen años encuentro el baño. Dejo mi cartera en el lavamanos y abro el bolso con el corazón palpitando.
Saco mi celular, dejándolo a mi lado. Cuando saco la pequeña foto suspiro aliviada cuando veo que esta seca.
—Maldito Ian, que susto.—miro mi reflejo cerciorándose que los lentes de contacto están en su lugar. Retoco mi pintalabios y salgo del baño.
Levanto mis cejas con molestia al ver unos holgados jeans negros frente a mí.
—¿Vienes a tirarme el resto de la botella?—su risa baja me hace ponerme alerta.
Ian se para, tambaleándose un poco pero estabilizando con la pared a sus espaldas.
Se acerca a mí, dejando suficiente espacio entre nosotros para que alguien pase sin problema.
—De hecho vine a disculparme.—mi sorpresa tuvo que ser palpable para que él ladeara la cabeza.—¿Qué imagen tienes de mi como para que no me creas capaz de disculparme?
—¿Estas diciéndome que tirar la botella justo en ese momento no fue apropósito?—me cruzo de brazos, tratando de no intimidarme ante los oscuros ojos del pelinegro delante de mí.
Su ceño se frunce, y es cuando recuerda que los labios de Ash estaban sobre los míos que su cara pasa a completa incredulidad.
—¿Crees que estoy celoso de Asher?—Ian me mira entre con burla y con sorpresa.
Mi sonrisa crece.
—Creo que estás celoso de mí.—el chico parpadea, entre confundido y ebrio.
Tal vez procesa mis palabras a otro ritmo porque apenas puedo aguantar mi carcajada cuando su boca se abre, indignado.
—¿Crees que soy gay?—pongo mi mano sobre mi boca, tratando de apagar mi risa.
Maldita sea su cara fue increíble.
Cuando me recompongo el chico me regala una pequeña sonrisa de burla, como si hubiera entendido que fue una broma.
—Pensaba más bisexual que otra cosa, pero puedes ser lo que quieras.—me rio de nuevo, pero él rueda los ojos.
—Muy graciosa.
Mi celular suena, y trato con todas mis fuerzas de no apartarme cuando siento que Ian mira el mensaje que ha llegado.
—Ash quiere verme en el jardín.—bajo mi celular y veo los grandes pasillos.—Donde sea que sea eso.
Malditas casas gigantes con tanto espacio innecesario.
Volteo a ver a Ian para pedirme que me guie, pero él ya ha empezado a caminar.
Puede que no haya encontrado el baño tan rápido, pero sé bien cuáles fueron mis pasos y adonde Ian se dirige no es el correcto.
Suspiro metiendo mi celular en mi cartera, caminando detrás del chico.
Por milagro llegamos a la parte trasera de la casa, donde las grandes puertas de vidrio dejan ver a la gente fuera.
Me giro para agradecerle a Ian, pero este ha desaparecido.
—¡Soph!—un rojo cabello, como si fuera una antorcha me hace caminar en medio de la gente.
Luna me recibe con una hermosa sonrisa, las manos de Oli están en su cadera, ambos sentados en una mesa en el jardín.
—¿Han visto a Ash?—Luna saluda a una chica así que mis ojos van a Oli.
El rubio chico me regala una mueca.
—Unos chicos lo llevaron a su cuarto.—dice sin realmente decirme que Ash no estará consiente en un largo tiempo.
Le regalo una sonrisa de regreso.
—Si sirve de algo, él realmente estaba emocionado por tenerte aquí, tal vez un poco más nervioso de lo que quería admitir.—mi sonrisa crece sin ocultar el poco rubor de mis mejillas.
—¿Puedes decirle que lo llamaré mañana? Tengo que arreglar unas cosas en casa así que me iré ahora.
Oli asiente, sin insistir en que me quede.
Puedo escuchar como Luna lo regaña cuando entro por las puertas de vidrio.
Sophia's Outfit
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