Cambio la canción que suena a través de mis audífonos, mientras paso la página del libro de texto frente a mí, anotando algo en una página que le robé a Ian el día anterior.

Intento tomar café, pero hago una mueca al ver que esta vacío.

Siento una mano en mi frente, sobresaltadome.

La mirada preocupada de Luna me hace quitarme los audífonos.

—¿Estas enferma SophSoph?—la miro confundida.— Ian pasó quejándose todo el día de ayer que te fuiste de clases dejándolo sin una información o algo así.

Ruedo los ojos escuchando la risa de Oli, que viene detrás de Luna con un plato lleno de papas fritas.

Mis ojos brillan, el chico sonríe antes de acercarme el plato. Agarro una y me la como enseguida.

—Ian es un exagerado, mamá me llamo para que fuera a recoger unas cosas, como él duerme en cada clase ni me escuchó cuando le dije.

Una mano toma mis mejillas, cerrándome la boca.

—¿Por qué hablas mal de mí si ni siquiera estoy presente para defederme?—Ian me mira aburrido, lo fulmino con la mirada pegándole a su mano para que quite su agarre.

—No digo más que la verdad.—Ian se sienta a mi lado, tomando un poco de papas fritas.

Patea mi pie bajo la mesa y cuando abro la boca para quejarme mete las papas fritas.

—¡Qué sorpresa! Te ves mucho más linda cuando tienes la boca...—levanto mi puño, desafiando a que termine su frase.

Ian se ríe, agarra más papas y come algunas.

Mastico despacio, segura de que mis mejillas hasta crecieron por la gran cantidad de papas que metió.

—Parece que tu madre te hace trabajar mucho.—Luna me mira triste, sentándose en la banca de enfrente con Oli al lado.—Si necesitas ayuda no dudes en pedirla.

Le agradezco con una sonrisa.

Ian se acerca a mí, tratando de leer mis apuntes, pero una mano aparece frente a su cara.

La presencia de Asher hace que todos volteen a verlo. El castaño agarra papas y las mete a su boca, satisfecho por el alejamiento que puso entre Ian y yo.

El pelinegro lo mira aburrido y yo miro al pelinegro con completa burla.

—¿Vamos al cine?—dice el castaño. Luna grita de emoción, asintiendo.

Mi celular suena con la el mensaje de Asher, con la imagen de los tickets ya comprados para esta noche.

Guardo mi celular cuando llego al salón que buscaba. Como la última vez, esta vacío.

Hay muchas esculturas nuevas, pero muchas de ellas ya no están.

Camino hacia el rostro que me llamó la atención la última vez, y aun sin atreverme a tomarle una foto, decido tomarme el tiempo de analizarlo con más detenimiento.

—Tienes buen ojo.—me enderezo al escuchar una voz.

No reconozco a la señora frente a mí, pero por sus manos manchadas con pintura y el ID colgando de su bolsa puedo suponer que es una profesora o una asistente.

—Es la segunda vez que lo veo y...

—¿Esperabas sentir algo diferente?—pregunta sonriéndose ante mi sorpresa por sus palabras.

—Es el mismo sentimiento, aunque hayan pasado algunos días, es el mismo sentimiento.

—Es curioso ¿no crees? Normalmente el arte te causa diferentes sensaciones, puedes ver la misma pintura varias veces y sentir algo completamente diferente, pero algunas esculturas logran mantenerte ahí, justo en el momento como si fuera una fotografía.— asiento, sin poderlo explicarlo mejor que ella.

—¿Planeas estudiar artes?—me alejo de la escultura, acercándome un poco más a ella.

Niego con la cabeza.

—Estudio comercio internacional, empecé este año.

—¿No lograste entrar en el programa?—mi ceño se frunce.—Lo siento, por la manera que veias la estatura pensé que te gustaba tanto como para estudiar una carrera de arte.

Una sonrisa triste aparece en mi rostro.

—No voy a negar que me hubiera encantado, pero...

—No se sentía bien—termina por mí, sonrío con los labios sellados.—¿Qué tal algunas clases particulares?

—No sabía que había algo así.—digo, recordando el folleto que me dieron al inicio de clases sobre las clases extracurriculares.

—No hay de arte, pero me vendría bien una asistente.—mete su mano en su bolsa, me entrega la manchada tarjeta.—Si tiene tres horas a la semana libre puedes venir aquí cuando desees y experimentar con lo que quieras.—mi boca se abre, con intención de negarme, pero la señora agarra mi mano, apretándola un poco.

Asiento antes de verla marcharse.

Veo la pequeña tarjeta en mi mano, guardándola en el bolsillo de mi jeans sin importar la pintura fresca que la cubre.

El brazo de Asher esta sobre mis hombros cuando entramos al centro comercial. Luna quería llegar antes para hacer unas compras, porque la película era en un par de horas.

—¿Qué es eso?—pregunto viendo una gran cola de personas justo en medio del centro, donde algunos grupos se presentan de vez en cuanto.

Visualizo los colores significativos del padre de Oli.

Asher se ríe en mi oído antes de acercarnos más a la gente.

Mi cuerpo se tensa ligeramente a la idea que mi padre este aquí, pero cuando veo a la señorita sonriente detrás de toda la gente me relajo.

Asher toma mi comportamiento como que no me gusta mucho la gente, así que nos acerca del lado izquierdo, donde podemos ver desde una sana distancia.

—Las elecciones a gobernador son en un par de meses.

—Pensé que el padre de Oli ya era elegido de por vida.—digo inocentemente, sin despegar los ojos de la cola de personas.

Asher se ríe, pero niega la cabeza.

—Las elecciones son cada siete años, meses antes las personas hacen ese tipo de colas para reunir firmas para que el padre de Oli pueda repostularse, la ley lo acepta cuando obtienen un cierto nivel de firmas.

—¿No hay otros competidores?—pregunto, haciendo una mueca cuando una señora empieza a llorar después de firmar una de las tablas que el equipo del gobernador esta ofreciéndoles.

—Siempre hay, pero no ofrecen nada que el gobernador ha estado ofreciendo desde siempre, va a ser en un largo tiempo que alguien más quede. El gobernador realmente hace un buen trabajo, las personas creen que dejará de serlo cuando él se retire.

—O cuando lo obliguen a irse.—digo.

Siento la mirada de Asher y lo miro sonriendo inocentemente.

—¿No crees que Oli pelee el poder en un par de años?—Asher se ríe al entender mis palabras.

—Estoy segur que Oli dejará que su papá esté en el poder el tiempo que quiera, aunque Oli tenga el cabello blanco y ocupe bastón.

Ahora soy yo la que me río.

Nos tomamos un café antes de seguir a Luna y a Oli de tienda a tienda. Veo mis convers negros y agradezco haberlos traído.

—¿Estás cansada?—le sonrío a Asher, cuando me entrega una bolsa con dulces, gomitas y algunas almendras con chocolates.

—No pensaba que caminaríamos tanto, pero agradezco mi elección de zapatos.—digo y el castaño chico sonríe, sentándose a mi lado, mientras Oli y Luna se prueban diferentes tipos de zapatos.

—Ian debería de aparecer en cualquier comento, la película empieza en nada. Le diré a Luna que se den prisa.—asiento, sin molestarme en parecer interesada en porque el pelinegro no ha estado aquí.

Sería divertido verlo quejarse de todas las paradas. Mi ceño se fruence al pensar que él ya sabía lo que pasaría, y decidió no avisarme y huir él solo.

Traidor.

—¿Por qué siento que está pensando en mí? Y no es algo bueno.—me sobresalto al sentir una voz en mi oído.

Giro mi rostro hacia Ian, que se ha sentado a mi lado. Veo sus pantalones claros y su camisa negra y levanto una ceja.

El chico ladea la cabeza ante mi mirada, pero no dice nada.

Ian viendo a Luna a lo lejos mete su mano en mi bolsa de dulces, queriendo meterse uno a la boca.

A último segundo veo lo que ha escogido, le pego en su mano, haciendo que la almendra cubierta de chocolate caiga al piso.

Ian me mira sorprendido y molesto, pero se queda callado al ver lo que se cayó al piso.

Suspiro irritada ante su presencia. Me levanto de la silla y me acerco a Asher.

Ian's Outfit