La Niña Bonita De Ojitos Lindos
Desde hace mucho hubiera querido tener un grupo de amigo con el que yo pudiera hablar de diversos temas, tanto íntimos como graciosos; pero tal vez nunca pensé así debido a mi
ineptitud y arrogancia, ignorante de todo sentimiento noble me estaba haciendo egoísta en mi propia sombra y ni me importaba ni me daba cuenta.
Desde que estaba en el instituto todo me veían con miradas de elogio y como una persona eminente y
ejemplar, pero eso no me exoneraba de la soledad en la que me sumía, y que aparte me gustaba... Era el estereotipo de estudiante inmóvil, siempre sentado en una silla repasando para un examen o leyendo algún libro en especial, callado,
reservado, muchos decían que nunca parpadeaba debido a mi rígida postura y hierática actitud. Cuando hablaba lo hacía con una elocuencia que me avergonzaba y me hacía ver como una persona de familia mantuana de la época colonial, y lo
más increíble de todo era mi expresión serena, seria y distante
que me hacía parecer amargado y por tal razón nadie se atrevía a dirigirme la palabra.
Aún recuerdo mi primer día de clases en ese lugar... ignoraba que allá conocería a cuatro personas que de alguna manera me enseñaron el Arte de ser amables, comprensivos, y de poder entablar largas conversaciones. Al llegar al Salón me encontré con que todo estaba callado y limpio, y yo sin ver a ninguno de mis compañeros de clases me senté en el primer puesto de la primera fila.
Podía oír a lo lejos un tumultuoso ruido y más a fondo los gritos inagotables de los profesores al intentar calmarlos, cuál no fue mi sorpresa cuando entraron varios
jóvenes con un enorme bochinche que para ser sincero no me molestó, solo me causó muchísima risa al ver como los profesores trataban de mantener calma sin muchos resultados.
De repente una niña se me acerca y me quita del primer puesto
diciendo que ese era su lugar, era Pamela, una muchacha alta
a comparación con las demás chicas, tenía una voz demasiado chillona que se asemejaba a las caricaturas que pasaban por la tele los fines de semana, su cabello era todo enrulado, y su tez morena repleta de espinillas no contrastaba con una expresión difícil de digerir.
Después de allí hace acto de presencia 2 compañeros que tenían mucho flow
que al principio creí que eran hermanos, pero con el tiempo pude ver que rasgos físicos en común no tenían para nada.
Eran Osmar y Yorvi.
Yorvi se me acercó y al principio pensaba que yo era otra persona.
—¡Eddie!
—¿Eddie? es Robinson. — le respondí algo confundido. Pasados unos días al conocer a Eddie me dí de cuenta que era un niño con retraso mental.
Y se echó a reír disculpándose por su indiscreción.
Yorvi era más alto que yo, tenía una mirada muy profunda, sus cabellos estaban cubiertos de rulos innecesarios que le caían por toda la frente... Hablaba de una manera atractiva al oído, usaba palabras como: Vacílate, veta, Burda 'e Criminal y otras frases que realzaban la perfección de la urbanidad de su habla coloquial y su excelente repertorio, respaldado por sus fuertes
pulmones, que le permitían gritarlo a cualquiera que se hiciera pasar por sordo. Me atrevo a decir que la estética de su lenguaje era perfecta; pero hablaba algo apresurado y eso lo empañaba un poco, por lo cual
me era difícil entender lo que decía a primera.
Después estaba Osmar, un chamo que tenía gran afición a entintarse sus oscuros cabellos de amarillo, y debo reconocer que aquel cambio de look le quedaba muy bien, era muy
inteligente aunque muchos dijeran lo contrario, muchos decían que era orejón, también usaba bracker en los dientes y tocaba en un grupo de
samba. Recuerdo que en fechas de carnavales cuando el grupo era muy solicitado llegó al liceo con las manos llenas de ampollas y escribía con mucha dificultad. Tiene una piedra preciosa que cuida como un gran tesoro, un Rubí muy preciado que no se puede encontrar en ningún otro museo. El me entenderá si algún día llega a leer esto.
Después de todo eso apareció la persona que completaría el
grupo... La que yo llamaba en ese momento "La hija de la Policía" era Adaysmar.
Vivía muy apartada de la Escuela, y
cuando asistía siempre llegaba tarde, era extremadamente bajita, su cabello castaño era muy hermoso, y tenía unas mechas color miel que la hacían más hermoso, se cambiaba las
ligas de los bracker con regularidad por un color que le fuera más apropiado para la ocasión, y siempre dejaba escapar alguna que otra grosería por disgusto.
Aún recuerdo cuando ella estaba peleando con una profesora cuando no explicó bien una clase y le escribía mensajes que texto que nunca le
respondía:
—Nooo... pero es que esa vieja err c...ñ se la tira de importante, después uno no le lleva esa vaina el miércoles y anda diciendo que uno no sirve pa' una verga.
Era gracioso ver la seriedad con que lo decía, pero su cara de niña bonita que daba a denotar mucha fragilidad e inocencia era solo una máscara, y era muy buena disimulando.
Con estas cuatro personas yo pasé todo un año riendo, llorando porque raspábamos las evaluaciones, copiándonos en las clases cuando era menester, haciendo los trabajos en casas abandonadas, Jugando Charlie Charlie en la casa de la religiosa Tía de Pamela, para que luego nos regañara tachándonos de "Lujuriosos y Satánicos" y miles de cosas más
que aún recuerdo y que nunca voy a olvidar.
Aparte recuerdo cuando Osmar me mandaba mensajes para que le pasara los exámenes por Whatsapp, recuerdo cuando Yorvi hacia lo mismo y cuando Adaysmar y Pamela se morían de la pena porque no querían exponer; Aunque a mi criterio estos jóvenes eran muy responsables así no se lo llegaran a demostrar a los profesores del instituto.
Aparte de ellos también hubo alguien más, así como decir "ella es mi Tranquilidad" o cuando un artista reconocido declara abiertamente a una persona como su musa, algo así pasó conmigo y esta persona, la cual no diré su nombre para hacer más interesante y enigmático el relato...
Es una niña muy hermosa, risueña, con una elocuencia ejemplar, unas facies algo extrañas, una enorme sonrisa contagiosa, gran admiración por la Oratoria, si me preguntara si en verdad la quiero le respondería que los únicos audios de 45 minutos que escucho son los de ella, y a pesar que no siempre la veo con la regularidad con la que quisiera, diría con gran ahínco en toda la extensión de la palabra que se ha convertido en una persona muy importante para mí y a decir verdad, en mi mejor Amiga.
Aún recuerdo cuando empezando el Año, en pleno mes de enero, me escribió, mejor dicho me mandó varios audios que tardé en descargar para pedir con exaltada desesperación mi ayuda, luego de varios años sin hablar... Basta decir que la ayudé en su objetivo, ganó el primer lugar, y desde ese momento creo que ha pasado lo mismo como con David y Jonathan, su alma quedó enlazada con la mía...
Debo decir que el orgullo que siento por ella no puede expresarse con palabras, porque a veces lo más bello no se puede mostrar, sino sentir; a veces una lagrima de euforia dice
más que todo un Larousse desencuadernado, y a veces cuando
alguien habla demasiado la sinceridad está muy por debajo del
contexto.
En conclusión, no siempre las palabras bonitas son sinceras, y no siempre las palabras sinceras son bonitas... Pero debo confesar humildemente, sin merecer en absoluto que me tachen de adulador que solo me queda escucharla en la
vieja y destartalada radio de mi abuela mientras ella da las noticias de la farándula, sabiendo que tuve el inmenso placer y privilegio de haber sido su primer maestro.
También debo confesar con cierto aire de pena y maestría que me
encantaban las reuniones para estudiar, que eran más risas y
desmadre que estudio, hablábamos de todos los temas habidos y por haber, pero nunca hablábamos de Soberanía, de la Glucosa, de Física, de las rocas metamórficas ni sedimentarias; hablábamos de videos subidos en Tik Tok, de películas que estaban en estreno, de los chismes de la semana, de las novias, jugábamos a pintar como los niños de preescolar,
a practicar los delineados haciéndonos pasar por los modelos
que salen en la tele, y muchas otras locuras que serían largas de enumerar aquí.
Empezando a escribir esto 2 gruesas lagrimas han corrido por mi rostro y han mojado la hoja de papel, desde el Acto de Grado, un hecho solemne y conmovedor que a muchos les
rompió el corazón, no los he vuelto a ver, solo he podido hablar con ellos fugazmente a través de mensajes de texto, pero aun así no es lo mismo, espero, no olvidarlos, y espero que ellos no me olviden tampoco, creo que ahora si tengo una razón
convincente para la escritura de esta larga carta clandestina, para no olvidar a la gente que alguna vez estuvieron con nosotros, y que nos profesaron cierto grado de amor y cariño, ahora solo me queda guardar este escrito en la última de las gavetas de mi escritorio y leerla nuevamente dentro de un año, tal vez el papel se halla tornado amarillento, pero las palabras quedaran intactas, tal vez por el tiempo a causar del arduo estrés de la universidad, se me olviden algunas cosas, pero no serán las más importantes y siempre tendré esto en mente: Qué mi último año de bachillerato lo viví al máximo gracias a estas cinco personas que me ofrecieron su amistad.
…
Pero esto no viene al caso, ellos eran excelentes amigos, pero siempre yo quise algo más, quería algo diferente a una amistad, quería algo más especial, profundo, repleto de emociones sin sentido y expresiones risueñas.
¿Han leído el anuncio clasificado? ando en busca de una personita que se ha desaparecido por completo del mapa, algo imposible viviendo en un pueblo repleto de chismosos, pero así fue, se ha desaparecido como por arte de magia, como si la tierra se la hubiera tragado o se la hubieran llevado los Extraterrestre.
Sí, pueden estar tranquilos, ya lo habrán intuido, pero de mí no me sale ya aquella afirmación de la cual siempre tuve como una promesa que nunca llegué a cumplir.
¡Me enamoré!
Esa es la frase característica de cualquier niño adolescente cuando siente mariposas en el estómago y siente que camina por las nubes, desde hace mucho, cuando empecé
a verla en aquella silla, y mientras todos estaban sumidos en hierática contemplación, yo la miraba en secreto, y nadie se daba de cuenta, no era lastima, pensándolo bien no sé qué era en realidad porque ahorita siempre cambiamos la razón por lo
que nos resulte más inconveniente al momento.
La conocí allí, en ese lugar donde muchas personas asistían, hasta los sábados y Domingos ¿Por qué? Eso ahora ya no tiene importancia.
Aquella Silueta Retorcida y jorobada de la que muchos hablan, aquella personita rechoncha y con poca estatura, aquella niña toda loca, carismática, con su cara llena de manchas a consecuencia de sus muchas espinillas, toda despeinada, con sus largas faldas que traspasaban sus rodillas, y que en algún u otro momento atrás en su vida hubiera podido tener algún signo
de belleza, o haber embellecido la fealdad se llamaba...
No, no puedo decir su nombre, está prohibido, sobre todo para mí.
Algo que siempre me ha llamado la atención eran las niñas con lentes, mi hermano siempre me lo decían con ahínco y de forma desesperada que todas mis novias usaban lentes correctivos, más yo nunca le presté atención, aunque ahora que puedo
razonar con franqueza puedo decir que a lo mejor, en un "Quizá, puede ser" tenía razón cuando me lo reclamaba sin motivo.
Tal vez lo que más me llamó la atención eran sus enormes lentes que de alguna manera le daban aire de
reconocida psicóloga, y que al tener todos los grados de aumento habido y por haber podían volver ciego a cualquiera.
Más yo estaba ciego por otra razón.
Nunca volaron las palabras en un principio, solamente cruzábamos las miradas indiscretas y las sonrisas caprichosas que nos mandábamos a 2 metros de distancia, cada vez que
ella me daba su mano como signo de despedida sentía una gran sacudida eléctrica que me recorría todo mi cuerpo, y solamente me quedaba esperar 24 tumultuosas horas para
volverla a ver.
Su nombre era...
Era...
No, aún no es el momento indicado.
Me causa mucha gracia recordar todos los bellos dibujos que le hacía y que le mandaba por recados para evitar sonrojarme cuando la tenía muy cerca: Corazones, emojis, sticker, frases y demás que salen bellos en la hoja de la Pluma y vida cuando
hacemos con pasión lo que tenemos en mente.
Desconozco a donde habrán ido a parar aquellos documentos tan preciados para mí, la última vez que tuve la grata oportunidad de hablar
con ella me dijo que estaban en "Un Lugar Seguro" presos del
frío de la noche y del calor del día.
Ahora estoy desorientado, por las locuras de la vida, por lo tan
incoherente que a veces puede llegar ser, e inclusive porque separó muchos caminos que debieron de permanecer juntos para siempre.
Aun trato de comprender muchas cosas que me llevaron a seguir mi camino por mi cuenta, aun trato de entenderla a ella, como, con sus enormes lentes bifocales o monofocales, podía ver con claridad cuando yo al ponérmelos veía solo unos cuantos garabatos mal torcidos.
Al fin y al cabo todos tuvieron razón y lo declarado se cumplió. Su amor era ciego, mudo y Dislexico. Aparte tenía cervicalgia y los comienzos de la enfermedad de alzheimer.
—¡Tienes que irte! ¡Déjame ir! — sus esfuerzos eran en vano, ella tampoco se quería ir a su casa.
—No puedo Niña Bonita de Ojitos Lindos. — veía mi reflejo en su iris.
Seguramente fuera por mi espíritu adolescente que la empecé a llamar De esta forma tan idiota, estúpida y con carencia de empatía. Les aconsejo a todos los padres que no juzguen a sus hijos adolescentes, recuerden que es una crisis normativa por la que toda familia tiene que pasar. Actualmente cada vez que leo estas conversaciones retrógradas me invade la vergüenza, claramente porque mis frases poéticas sonaban algo tontas e insulsas.
—Ya no me llames así, no lo hagas más difícil.
—No me importa.
Claro que no me importaba, a los jóvenes no les importa nada, publico todo esto para que sea conocida mi historia, pero en lo profundo de mi inteligencia temo porque mis amigos se enteren de mis insensibilidades. Lo más probable es que se burlen ya que le había entregado todo mi ser a una niña que ni siquiera gustaba de mí.
—Te haces daño a tí mismo. — Yo lo sabía, pero no lo quería aceptar. Ella me lo decía siempre y me hacía el sordomudo.
—Eso tampoco me importa.
—¿Qué te importa entonces?
Tú. — y ahí comprendí que ella era la causante de toda mi locura.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro