¡Cásate con Tus Enciclopedias!
Una relación de novios adolescentes es una maravilla, llena de primeros amores, promesas eternas y corazones enamorados. Es una época de inocentes momentos compartidos y de grandes esperanzas. Es un tiempo para aprender lo que significa amar y ser amado, y es un tiempo de grandes aventuras, risas y sonrisas. Es una época para descubrirse a uno mismo, y para apreciar todos los detalles de la vida. Es un momento donde la magia de la vida se hace visible, y todo parece posible. Es una época de crecimiento y transformación, y a la vez un momento de simplicidad y bondad. Es un tiempo para enamorarse y ser amado, y para crear recuerdos que durarán para siempre.
Claramente No todo es color de rosa y la mayoría de estos noviazgos Nunca llegan al altar. Es una dura realidad que hay que aclarar de una vez por todas.
El chico estaba obsesionado con su novia, pero ella no parecía darle la misma atención. Él se sentía celoso cada vez que ella se reía con otros chicos, o cuando alguien la miraba por más de un momento. Era un chico muy posesivo, y era incapaz de confiar en ella del todo. Ella, por su parte, sentía como si no pudiera ser su verdadera yo cuando estaba con él, como si tuviera que fingir ser alguien diferente a la persona que realmente era.
No podía hablarle con total sinceridad de lo que sentía, y a veces, sus conversaciones se sentían vacías y no significativas. Aunque ambos querían hacer que su relación funcionara, no podían pasar más allá de su inseguridad y su falta de confianza en sí mismos. Cuando se encontraban, el ambiente se sentía tenso, y la tensión entre ellos empezaba a hacerse cada vez más insoportable. El chico no sabía qué decirle a su novia, y su novia no sabía cómo hablarle a él. Cada vez que intentaban arreglar las cosas, se hundían más en una espiral de frustración y aislamiento.
¿Cómo podían encontrar una manera de romper el ciclo vicioso en el que estaban atrapados? ¿Era posible que su relación pudiera sobrevivir a la falta de comunicación y a la dificultad de expresar lo que realmente sentían? Ambos lo deseaban, pero no sabían cómo hacerlo. Mientras el tiempo pasaba, la situación iba empeorando y ambos se sentían más y más frustrados. ¿Sería posible salvar la relación o era demasiado tarde?
El chico estaba convencido de que su novia le amaba, pero sentía que ella se estaba alejando. Ella, por su parte, estaba confundida, pero no sabía qué decir o hacer para aclarar las cosas. Estaban atrapados en una danza de desconfianza y duda, y ninguno de los dos sabía qué hacer para salir de esa danza. La relación estaba en una encuesta política donde ninguno era el carácter dominante.
La chica miró a su novio y dijo.
—Amor, solo te digo una cosa: si te casas con esa enciclopedia, me vas a dejar sola.
El chico la miró con curiosidad y respondió.
—De qué estás hablando?
—La enciclopedia que no dejas de leer y que siempre tienes junto a ti. Te perderías si no la tuvieras a tu lado.
El chico sonrió.
—Pero esta enciclopedia me da toda la información que necesito para poder entender el mundo.
Ella se encogió de hombros.
—Eso es cierto, pero una enciclopedia no puede reemplazar la compañía humana. No puede hacerte reír, no puede abrazarte cuando estás triste, no puede amarte como una persona lo haría.
—Pero es más fácil estar con un libro que con una persona. — estaba airado, le habían lastimado — No tengo que preocuparme por cómo me veo, no tengo que preocuparme por lo que digo o por lo que hago. Es más fácil leer un libro que lidiar con la complejidad de las relaciones humanas.
Ella suspiró. Sabía que se había metido en un problema de pliegos amarillentos y tornasolados.
—Sí, pero la vida no es fácil. No puedes vivirla encerrado con un libro.
El chico hizo una pausa en su lectura.
—Pero tú estás aquí, y me haces sentir bien. No me dejarías solamente por un libro, ¿Verdad?
Ella sonrió y respondió.
—Claro que no. Yo siempre estaré aquí para ti, y no necesitas leer ninguna enciclopedia, porque yo soy tu diccionario personal.
Ella era su luz en la oscuridad, su guía en medio del mar. Su manera de encontrar sentido cuando nada tenía sentido. Su esperanza, su hogar, su refugio. El diccionario que él necesitaba, cuando las palabras se escapaban de su mente. Era la voz que lo tranquilizaba, cuando el ruido del mundo era demasiado fuerte.
Sin embargo al final tuvo que casarse con una enciclopedia por las malas.
Todo se había acabado por una simple frase:
—¡Cásate con tus enciclopedias de una buena vez!
Adiós a todo lo bonito: El compañero de sus viajes, su musa, su corazón.
Su diccionario personal, un amor que nunca habría imaginado. El secreto que le daba fuerza, la búsqueda de una vida llena de amor. El amor que siempre había buscado, y jamás volvería a buscar otra cosa. Ella era el amor, su diccionario personal.
Ahora no era nada.
—¿Por qué no respondes a mis mensajes?
El chico se encogió de hombros y contestó al mensaje:
—No sé, no estaba en el ánimo de hablar.
—Pero es que estoy preocupada. ¿Todo está bien?
El chico siguió sin responder, lo cual empezó a molestarla.
—Por favor, dime algo. No quiero sentirme ignorada.
El chico se molestó con esto.
—Yo no te estoy ignorando, solo necesito un poco de tiempo para mí mismo.
—Pero ¿acaso no me consideras una parte de tu tiempo? Siento que estás evitándome, como si no quisieras saber nada de mí.
El chico se levantó y comenzó a pasearse por la habitación, sin tener nada que responder al mensaje de texto.
—Ella te estaba molestando, ¿verdad?— se entrometió la enciclopedia.
—Sí, es un poco insoportable, a veces — respondió el chico.
—Es que está preocupada por tí.
—Sé que lo hace porque le importo, pero a veces me siento abrumado por toda esa atención.
La enciclopedia sonrió y dijo.
—Ya entiendo. A veces necesitamos un poco de espacio para disfrutar de nuestros intereses y necesidades. Es normal y está bien. Aunque tu amiga sea un poco intensa, ella solo quiere lo mejor para tí.
—Gracias, sabía que podía contar contigo para darme un poco de perspectiva.
La enciclopedia respondió.
—Por supuesto, es lo que estoy aquí para hacer, ayudarte en las incógnitas de tu caminar...
Los problemas no tardaron en llegar.
—Estoy harta de que te estés preocupando por un libro. Quiero ser la prioridad en tu vida, no esa enciclopedia — dijo la Señorita Melancólica.
—Pero ella me ayuda con mis estudios, no es como que me guste más que tú. Es más bien que me ayuda a cumplir mis metas. — respondió el chico.
La novia se encogió de hombros y dijo.
—Bueno, espero que entiendas que me siento un poco herida porque te parece más importante ese libro que yo. ¿No puedes apoyarte en mí en tus estudios?
El chico asintió y le dijo.
—Lo siento. Te necesito y te quiero, y quiero que sepas que no es que me importes menos que la enciclopedia, es solo que no sé cómo ser mejor estudiante sin su ayuda.
—¡Entonces cásate con esa Enciclopedia y me dejas en paz!
El joven quedó en estado de shock. No podía creer que la señorita melancólica le estuviera recriminando su ausencia en la relación. Se sentía perdido como un náufrago en medio del océano; no sabía si colgar la llamada y esperar un tiempo o arreglarlo todo en ese preciso instante. No entendía porque no estaba llorando, tampoco entendía porque esa enciclopedia no se defendía por sí misma.
—¿Sabes qué? Eres una persona muy inteligente para muchas cosas — la señorita melancólica lo decía en tono de burla — eres excelente para dar una ponencia, eres majestuoso para redactar historias, eres una persona inigualable cuando das clases y presentas evaluaciones... Pero no sirves para una relación amorosa. Deberías de inscribirte en algún centro religioso y recurrir por el celibato. Es la mejor opción que te puedo dar.
El joven sentía una profunda tristeza. No entendía por qué la señorita melancólica no podía ver su necesidad de apoyo en su estudio. No era como que le gustara más la enciclopedia, simplemente necesitaba su ayuda. Pensaba que, con el apoyo de la señorita melancólica, sería un estudiante excelente, pero ella no parecía entenderlo.
Se preguntaba si debería dejar el estudio, para que así la señorita melancólica estuviera más contenta, pero sabía que le apasionaba el aprendizaje y no podía hacerlo. Entonces, la tristeza se apoderó de él, y le invadió la incertidumbre mientras ella esperaba una respuesta al otro lado de la línea.
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