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La sala de estar y cocina estaban impecables, al parecer habían llevado toda la acción a la recamara y el baño.
Al entrar a la ducha después de la gran revelación, Tony había descubierto parte de sus ropas, toallas esparcidas por el piso, y en el cesto de basura un condón usado. Eso explicaba el dolor en su espalda, ya que lo habían hecho contra los azulejos, Steve cargando a Tony contra la pared mientras lo follaba, el fugaz recuerdo se presento cuando había estado bajo la regadera, había sido revelador.
La imagen de un Steve mojado y sonrojado preguntando en gruñidos si eso le gustaba a Tony era algo que jamás había creído posible y probablemente algo que jamás olvidaría.
Y cuando Tony limpiaba su cuerpo había tocado su dolorida entrada e introducido sus dedos solo para encontrarlo sucio y pegajoso, parecía que en algún momento se habían olvidado de los preservativos.
Entonces, Tony tuvo que limpiarse a profundidad.
Afortunadamente no tenía que preocuparse por alguna enfermedad gracias a Steve-suero mágico-Rogers.
Tony fue a abrir la puerta al escuchar los suaves golpes y la voz de una camarera anunciando su pedido, Steve continuaba en la ducha, probablemente sufriendo un ataque de pánico, llevaba más de treinta minutos en el baño.
Más allá de la preocupación inicial se dio cuenta que la situación le resultaba algo hilarante, estaba casado con Steve y los dos ni siquiera se llevaban bien, casado con el Capitán América, icono nacional de moralidad y rectitud, lo último en mas de un sentido.
También reconocía que lo que habían hecho era un gran estupidez, un error monumental, si comenzaba a pensar en las consecuencias que habría si el mundo llegará a enterarse estaría sumido en estrés y amargura. Ya tenía suficiente dolor de cabeza con una resaca. Tomarlo con humor era lo mejor que podía hacer en lugar de dejarse llevar por las emociones conflictivas en su interior.
Después de que la camarera colocara el almuerzo en la mesa y se marchara, Tony con pasos lentos se dirigió a la sala de estar para tomar un cojín de uno de los sofás, regresó para colocarlo sobre una silla, ya acolchonada, y se sentó con cuidado.
Tomó un plato, se sirvió café y comenzó a comer, minutos después Steve entró en la habitación, lo miró con un rostro ilegible, Tony tenía la boca llena así que solo le hizo un gesto invitándolo a unírsele a la mesa, Steve frunció el ceño molesto, pareciendo que rechazaría la invitación, pero al final sin relajar su expresión tomó asiento frente a él.
Tony lo vio servirse jugo casi mecánicamente, la forma en la que sostenía el tenedor y masticaba revelaba la gran tensión que había en su cuerpo, Steve no lo miraba, concentraba su ceño fruncido en su plato.
Tomando un sorbo de café para ocultar una mueca, Tony esperó el colapso.
Tenía que darle crédito a Steve, claramente no quería ser el primero en ceder para romper con el incomodo silencio.
Sosteniendo un tenedor y un cuchillo, Tony estiró sus brazos y cortó un pedazo de panqueque del plato lleno en el centro para después llevárselo a la boca, gimió de manera apreciativa cuando la miel, mantequilla en el esponjoso pedazo de panqueque tocaron su lengua.
—Están deliciosos, Rogers, deberías probarlos —dijo al pasar el bocado.
Steve dejó los cubiertos caer contra la mesa y entonces lo miró.
Colapsó.
—¿Es en serio, Tony?
—¿Qué? —murmuró.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —masculló enojado —. Por si lo olvidaste, estamos casados.
Con la boca llena de tocino, Tony asintió en acuerdo, movió su tenedor en dirección al rubio mientras tragaba.
—Tienes razón, aún no sé si nos casamos por bienes mancomunados, quien me dice que no vas tras mi fortuna.
Steve golpeó por accidente la mesa mientras dejaba la silla, los sonidos de cubiertos y platos al chocar lo hicieron fruncir el ceño.
Tony continuó. —Estoy sufriendo una resaca, Steve, apreciaría mas consideración de parte de mi esposo.
—Esto no es una broma, Stark, no es un juego, ni un chiste fácil de deshacer... estamos casados.
—Te oí la primera vez, viejito cascarrabias —tomó café —. Y si se puede deshacer, Rogers, hay algo llamado anulación, nos casamos en las vegas, no en el Vaticano.
Steve suspiró claramente aliviado y volvió a sentarse, Tony puso los ojos en blanco ante el dramatismo. Ocultó también el mal sabor de boca que la obvia repulsión de Steve por estar casado con él le dejo.
—¿Entonces que estamos esperando?
—Termina tu desayuno.
—Tony —llamó con irritación.
—¿Qué? —se acercó el plato con los panqueques para desaparecer la amargura en su boca.
Steve lo miró exasperado, apretaba la mandíbula con tanta fuerza que a Tony le sorprendía no escuchar sus dientes rompiéndose.
Suspirando dijo: —Steve, arreglaré esto, estoy dispuesto a pagar lo necesario para apresurar las cosas, en unas horas serás un hombre divorciado.
Steve pareció relajarse, Tony terminó lo último de su desayuno antes de ponerse de pie, de repente necesitando espacio.
—¿A dónde vas? —preguntó Steve siguiéndolo.
—A la habitación, necesito mi teléfono para contactar a Pepper.
—¿Ella estará bien? —murmuró preocupado —. ¿Estará molesta?
—¿Por qué?
—Tú y ella...
—No estamos juntos desde hace meses.
Steve asintió sin decir nada, al llegar a la habitación Tony buscó su pantalón, lo encontró cerca del buro junto a la cama, estando apunto de agacharse, se detuvo.
—¿Qué pasa? —preguntó Steve, llegando a su lado.
—Me duele la espalda, la cadera y el culo, eso es lo que pasa —masculló mirándolo.
El rostro de Steve se torno rojo brillante, sin decir nada se inclinó para tomar el pantalón, después de entregárselo se alejó apresuradamente.
Tony sonrió, al sostener sus pantalón su sonrisa se transformó en una mueca de incredulidad, sus pantalones estaban rasgados desde el cierre y mas allá.
—Al parecer alguien tenia prisa por desvestirme anoche —dijo lo suficientemente alto para que Steve lo escuchara en el baño.
Lanzó los pantalones al suelo al encontrar su celular, tenía más de veinte llamadas perdidas de Pepper. No sería una conversación bonita.
—¿Tony? —dijo Pepper al contestar —. ¿Dónde diablos estas? Te he estado buscando desde la tarde anterior.
—Hola preciosa, buenos días para ti también.
—Cierra la boca, ¿dónde infierno te metiste? —gruñó furiosa.
—Bueno querida, eso es algo difícil de explicar, tuve una noche ocupada, me atrevo a confesar que ni siquiera se el nombre del hotel en el que me encuentro.
—... Tony. ¿Qué hiciste?
—Hacer, al parecer hice de todo y me hicieron de todo.
Escuchó a Pepper exhalar hondo del otro lado de la línea.
—Tony, la expo Stark estuvo apunto de ser un desastre después de que desapareciste, Jarvis manejando la armadura fue lo único que salvo la situación. Te busque por todos lados, sin resultados, porque le ordenaste a Jarvis que ocultara tu ubicación, estuve toda la noche preocupada por ti a pesar de las actualizaciones de Jarvis sobre que estabas bien, así que esperó que tu explicación no involucre ninguna tontería, alcohol o mujeres, porque si es así, juro que averiguare donde estas e iré y te daré una paliza. Usando la armadura.
—... Ah —respiró, al menos el paradero de la armadura era una preocupación menos —. Pues, es... es bueno que lo preguntes, porque hay una buena explicación, existe una gran, gran explicación.
—¿Si? —cuestionó obviamente sin creerle —. ¿Cuál es?
—Apuesto a que no esperas esta explicación.
—Tony, dependiendo de lo que me digas, consideraré en si permanecer o no en industrias Stark.
Tony abrió la boca, unos segundos después la cerró, Pepper hablaba en serio.
—No puedo decirte mucho... —comenzó girando sobre sus talones, encontró a un Steve nervioso —. Porque... SHIELD no me lo permite. —Steve frunció el ceño —. Estoy en una especie de misión... con el Capitán América.
—En una misión —repitió —, con el Capitán América.
—Algo así, es trabajo.
—Mmm, ¿y no puedes decirme? ¿Desde cuando obedeces a Nick Fury?
—No lo hago, solo que... El Cap me pidió seriedad para esto, me pido compromiso en esta misión.
Vio a Steve sonrojarse una vez más.
—Oh —murmuró —. Por supuesto que ibas a comprometerte a algo si era el capitán quien lo pedía —dijo divertida —. Bueno Tony, tenías razón no esperaba esa explicación, por lo que dijiste al principio creí todo menos esto.
—Lo sé, querida, lo sé.
—Entonces —dijo lentamente —. ¿El capitán esta ahí contigo?
—Si —ignoró la sugerencia divertida en su voz, entonces miró la confusión en el rostro del rubio —, aquí.
—Ponlo al teléfono —prácticamente ordenó.
Tony no preguntó, solo le lanzó el celular a Steve, que lo atrapó sorprendido, lo alentó a contestar.
—¿Hola?... si soy yo. —Tony no estaba lo suficientemente cerca para escuchar y temía hacerlo conociendo a Pepper —. Si es algo parecido a una misión... no puedo decirle los detalles señorita Potts. —Steve lo miró nervioso —. ¿Qué?... no, no, él estará bien, yo, yo prometí cuidarlo. —Tony contuvo un bufido divertido —. Esta bien, Pepper —murmuró incomodo —, le diré.
Al terminar la llamada ambos se miraron fijamente.
—¿Te creyó?
—Eso creo, dijo que estaría muy ocupada con el trabajo y que no te molestaría.
Tony apostaba que Pepper solo había creído lo dicho al haber podido hablar con Steve.
—Bueno, obviamente entendiste la situación, no podía decirle la verdad sobre lo que hice... hicimos —aclaró —. No puedo pedirle ayuda. —Pepper no lo dejaría olvidarse de eso. Jamás.
—¿Aún puedes solucionar esto?
—Claro que si, solo que con su ayuda habría sido mucho más fácil, aun así, esto puede resolverse.
—Creo que deberíamos pedirle ayuda a Natasha. —Se acercó para dejar el teléfono sobre la cama.
Tony hizo una mueca en acuerdo, seguramente habría personas a las cuales intimidar.
—Buena idea.
—La llamaré y por cierto, estamos en un hotel llamado dulce momento —informó antes de salir de la habitación.
—No jodas.
Tony se sentó con lentitud sobre la cama y agarró el teléfono, extendió una pequeña pantalla holográfica y entró a los servidores Stark.
—¿Debo felicitarlo por contraer nupcias, señor? —Fue lo primero que dijo Jarvis.
—A veces me pregunto porque te hice tan descarado —comentó mientras se infiltraba en el circuito cerrado del hotel.
—Debo informarle que nada se ha filtrado a los medios.
—Lo pude deducir —susurró tranquilo, sino toda la prensa estaría fuera del hotel y su habitación —. Según mi ubicación, ¿puedes decirme en donde me dio el si el Cap?
—Según esto señor, usted se caso en una capilla ubicada en la calle novena, numero 727, Las Vegas, Nevada.
—Dime el nombre de la capilla.
—Usted se caso en...
Tony detuvo su infiltración al sistema de vídeo vigilancia, los ángulos estaban mal y no le servía de nada.
—¿En... ?
—Usted se caso en Wedding Chapel, una capilla de Elvis, señor.
Tony miró la pantalla sin verla, cerró y abrió la boca más de una vez, procesando la información.
—¿Me caso un Elvis? —cuestionó sin querer creerlo.
—Eso parece, señor, es probable que la ceremonia haya sido oficiada por un imitador de Elvis.
—Nadie nunca, nunca, debe saber sobre esto, Jarvis —ordenó al recuperarse —. Nunca.
Si había algo más ridículo que casarse en la Vegas, eso era ser casado por un imitador de Elvis Presley en las Vegas.
Agradeció el que Pepper ni nadie más lo sabría, entonces recordó a Natasha y supo en lo profundo de su alma que de alguna manera Clint también lo averiguaría y que jamás dejaría de oir sobre eso, porque Barton no se guardaría algo como eso para él.
Pasó su mano a través de su cabello después de dejar el celular sobre la cama, volvió a percatarse del anillo, y apesar que intento sacarlo, no lo consiguió. Pero no quiso esforzarse más en hacerlo, porque la verdad era que quería mantener el anillo todo lo que pudiera.
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😍Oh, Elvis en sus muy mejores años...
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