–Tú... ¿De verdad soy tan poco confiable? ¿Crees que no protegeré a mí familia? ¿Crees que no puedo hacerlo?

–Yo... N-no quise decir eso.

–Pero eso es lo que dijiste. Padre siempre te amó, tal vez no fue el mejor demostrandote el afecto que sentía y algunas veces pudo parecer injusto, pero no dudes de su amor hacia ti pensando que te arrebatará a nuestras hijas.

Loki permaneció en silencio unos segundos.

–Si vamos a hablar, lleva primero a las niñas con las enfermeras.–Dijo firme mientras le entregaba las bebés a su pareja.

–¿Por qué? –Preguntó el rubio recibiendolas, dudoso.

–Quiero arreglar las cosas, hermano.– Soltó casi en un susurro inquietando aún más a Thor, si es que era posible.

Asintió saliendo de la habitación. Realmente era buena idea, nada bueno salía de pelear con Loki mientras tenía la cabeza caliente, sólo diría tonterías que lo herirían. No quería hacerlo nunca más. Además el que las niñas estén presentes lo empeoraría.

Arreglarían las cosas, definitivamente Loki iba a entender cuánto lo amaba. No lo dejaría nunca, no podía concebir la idea de vivir alejado de él. Cuando Loki se alejó se sintió como si el sol no brillará más. Las cacerías, las peleas, las guerras, nada tenía sentido. A decir verdad tardó mucho tiempo en notar las miradas que le lanzaba su hermano, parecían frías, pero cada vez que se daba la vuelta se ponía rojo hasta las orejas. Tan obvio. Tan lindo.

–Señor, ¿Puedo servirle en algo?–Cuando reaccionó tenía a una enfermera frente a él.– ¿Quiere que me lleve a las niñas?

–Ah, sí, gracias. Cuidelas mucho, por favor.–Dijo sintiendo sus brazos vacíos de ese calor y agradable olor que desprendían las bebés.

–Por supuesto, par eso estamos.–Rió la enfermera al ver la cara de preocupación de ese gran hombre.

Vió como se alejaba con las niñas. Tal vez comprendía un poco a Loki, era preocupante que algo les pasara, podía ocurrir en cualquier momento, por un pequeño descuido. Ah, de repente sentía que no podía respirar.

Si alguien le arrebatara lo que amaba...

No. No. No valía la pena pensar siquiera. Obviamente no lo permitiría. Se enfrentaría al Padre de Todo si era necesario.

Pero el miedo no desaparecía. Una extraña inquietud que lo hacía temblar.

Una mano sobre su hombro lo hizo estremecer. Se sobresaltó apartandola.

–¿Thor?– Una voz familiar lo llamó.

–Jane. ¿Qué haces aquí?–Sonrió.

–¿Cómo que qué hago aquí? ¡Vengo a felicitarte! Si no fuera por Stark no me hubiera enterado y no contestas mis llamadas.–Exclamó abrazándolo, el rubio correspondió. Le alegraba mucho que Jane estuviera allí, pero sabía que sería diferente para Loki.

–Pero, Jane, ¿Dónde está Richard?

–Oh, lo dejé con Lian. Seguro que no notará que no esto allí, ese niño sólo recuerda que tiene madre cuando le da hambre.–Comentó haciendo reír al rubio.

–Así que no eres su preferida.

–No. Parece que no.–Sonrió algo apenada para luego sonreír alegremente de nuevo.– ¿Cómo está Loki? ¿Está bien? Debe estar cansado.

–Pues si es así no lo parece, hace un momento estaba discutiendo muy enérgico con Stark. ¿Quieres ir a verlo?

–Claro. ¿Crees que le moleste?

No supo qué responder. Sinceramente el invitar a Jane era una excusa para retrasar esa conversación. Por algún motivo sentía que esa discusión terminaría mal. Por su tendencia a una mala elección de palabras, nunca podía escoger las adecuadas para tranquilizarlo.

–No. No lo hará, de hecho tal vez esté feliz de verte.– ... “Porque piensa que así te restriega por la cara que él se quedó conmigo y tú no.” Completó para sí. Esa actitud en Loki, algunas veces inmadura, le parecía adorable, pero a veces se salía de control.

Caminaron por el pasillo conversando sobre cómo criar niños, entre graciosas expresiones de Thor que variaban entre asombro y algo de asco, y risas por parte de Jane. Hasta que finalmente llegaron a la habitación.
Thor tocó la puerta, algo que había aprendido a hacer después de muchos regaños y puñaladas por parte de su querido hermano.
Pero nadie respondió.

Tocó otra vez.

Tampoco obtuvo respuesta.

Se angustió. Cogió el pomo de la puerta, pero este no cedió. Empujó con más fuerza.
Dió una patada a la puerta. Jane retrocedió.

–¿Thor, qué sucede?– Preguntó la mujer viendo la desesperación de su amigo.

La puerta se salió del marco, cayó al piso ante la mirada aterrada de la castaña.

–¡Thor, qué demonios!– Exclamó para luego callar al ver lo que parecía el inicio de una tormenta, una que los noticieros reportarían como la peor tormenta ocurrida en New York.– ¿Thor, qué haces? ¿Qué suced–

–Loki.–La interrumpió.– Loki no...

Echó un vistazo dentro de la habitación. Se paralizó.

Loki no estaba.

Loki no estaba allí.

Ah.
Adoro los finales felices :D

Ppff, ay, no puedo. Ja, ja, ja. Ay, Odín.
Okay, sí, dije que este sería el último capítulo, pero se me ocurrió una idea y dije, pos que bien.
Entonces haré 2 capítulos más.

Gracias por leer esto y soportarme. Sé que esto es algo sorpresivo, pero igual tendrá un final feliz.

Oh, y como soy una persona cruel el próximo capítulo (que ya tengo escrito) lo publico la próxima semana. Muajaja >:D
Sabes que te aprecio, ¿Cierto?
Ah, soy cruel pero justo.

Nos vemos <3