Capítulo 13: Mentira
–Loki no es lo que crees... –Dijo Thor al darse cuenta de su mala elección de palabras.
–¿Qué supones que es lo que creo, hermano?
–Sólo déjame explicarte, hablemos. Primero, cálmate por favor.
–Estoy calmado, Thor.
–No lo estás.
–¡Lo estoy!
El rubio lanzó un suspiro.
–Entonces, por favor, baja esa daga, ¿hermano?
Dirigió la mirada hacia el arma señalada entre sus manos, con un gesto de asombro dicho objeto cayó al suelo. Retrocedió.
–No. Yo no... Yo no lo hice–Su voz temblaba al igual que él. Ante su cambio las paredes empezaron a recubrirse por una fina capa de hielo que se extendía cada vez más ante la única mirada incrédula de la midgardiana allí presente.
Thor le dió una mirada a la habitación para luego dirigirse a la mujer.
–Jane, déjanos solos, por favor.
Está asintió y se retiró no sin antes darle una última mirada al pelinegro, una mirada amable que le revolvió el estómago, si es que tenía uno.
La puerta se cerró dejándolos solos al fin.
Al dios del trueno no le parecía necesario compartir los verdaderos orígenes de su hermano, aún con su mejor amiga. Pero eso era una mentira, lo que no permitiría era que alguien además de él viera la forma Jotun de Loki. Esa que se estaba revelando justo ahora al parecer sin su consentimiento.
–No quise hacer eso... Últimamente no puedo controlarlo, y si mi estado de ánimo camb–
–¿Te sientes mal?– Preguntó el rubio acercándose, demasiado para su gusto. Aún así no pudo evitar dar un paso hacia atrás.
–No, es sólo qu–
–Oíste lo que dije.– Sentenció dando un paso al frente, ante su creciente nerviosismo, ese que se esforzaba por ocultar.
–Si, pero eso no tiene nada que ver. No te creas tan importante como para afectar mi humor, Thor.
–¡Deja de fingir!– Gruñó arrinconadolo ya contra una pared, ya no había a donde huir, ya no podía huir de su mirada.– ¡Deja de hacer como si no te importara lo que dije! ¡No me subestimes, Loki! No soy tan tonto como crees. ¿O acaso piensas que no me di cuenta de las miradas que me dedicabas en Asgard? Y ya sea por envidia o por amor yo quería que me mires. Pero siempre soy el que da el primer paso.
¿Qué?
–Te amo, Loki, pero siempre me siento inseguro. Me haces sentir inseguro. Y cuando trato de probarte, tú sólo das un paso al costado y lo niegas todo. No te engañes a ti mismo y mucho menos trates de engañarme a mí, ya no. Estoy cansado de ser bueno contigo, si tengo que tomarte por la fuerza lo haré. Ahora te pido que me digas la verdad, ya que he sido sincero contigo, ¿Quién es el padre de tu hijo?
Thor casi nunca hablaba tan seriamente, tampoco era usual para Loki terminar acorralado contra una pared, y realmente quería refutar todo lo que dijo, envenenarlo con sus palabras, y verlo llorar. Pero esa actitud confiada, esas firmes palabras y esa mirada dura, lejos de alimentar su ira, sólo hicieron flaquear la fuerza de sus piernas y de su autocontrol. Recordándole que por más que lo intentara y huyera, esos “molestos” sentimientos no desaparecerían.
De cualquier forma no podía mentir, estaba acorralado de todas las formas posibles.
Suspiró resignado y dispuesto a decir la verdad, por muy vergonzosa que ésta sea.
–... Sólo fuiste tú. –Dijo, y su voz salió mucho más suave de lo que le hubiera gustado.– Sabes que no dejaría ir un midgardiano me toque. Así que s-sólo podrías ser tú, grandísimo tonto. No me hagas decirlo...
Allí estaba, era humillante. No podía mirarlo. No lo haría, pero las manos de Thor lo obligaron a hacerlo. Acunó su rostro con sus manos y lo miraba como si fuera lo más precioso sobre los Nueve Reinos.
–¡Me has hecho tan feliz, Loki! ¿Ya ves que decir la verdad de vez en cuando no es tan malo?– Su rubio tonto había vuelto.
–No volveré a decirlo.–Dijo malhumorado mientras se cruzaba de brazos.
–¿Eh? Pero te veías adorable, hermano. ¡Estoy tan feliz! ¡Es mi hijo!–Gritó y Loki debió imaginar lo que vendría después, su manos toscas lo tomaron de la cintura y el muy idiota le dió vueltas por el aire haciendo crecer sus náuseas.–¡Un hijo con Loki! ¡Te amo, hermano!
–Thor si no dejas de hacer eso voy a vomitar en tu cara.
–¡No me importaría para nada!– Dijo con los ojos brillantes.
–Bájame, Thor.
Así lo hizo, pero sólo para repartir besos por toda su cara, se sentía como si un perro le lamiera dejando baba por todas partes, pero por muy desagradable que sonara se sentía maravillosamente bien.
Loki se permitió sonreír antes los mimos de ese gran hombre que lo hacía sentir protegido. Ya no quería pensar en nada más. No quería volver a sentir culpa.
No tenía porqué sentir culpa, no había elegido poner sus ojos sobre el sol de Asgard.
Y por muy cursi que sonara debía admitir que su corazón lo había elegido, probablemente desde la primera vez que vio esa adorable sonrisa. No podía cansarse de mirarla. Su sol.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro