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Comenzó a darme calor a lo que yo creía era media noche. De una patada me saqué las sábanas blancas de encima, sintiendo que podía volver a respirar. Abrí los ojos con lentitud, sentía que aún no dormía lo suficiente y por eso me pesaba hasta respirar. Me fui adaptando a la claridad, a la vez cayendo en cuenta de que no era media noche sino que ya había amanecido.
Estábamos a mediados de septiembre y aún hacía muchísimo calor en Busan, parecía que mi elección de pijama para la noche anterior no había sido la más adecuada en aquella situación. Sin pensármelo mucho, terminé quitándome los pantalones del pijama antes de salir de la habitación, quedándome con la camiseta que me quedaba bastante larga. Mis pasos se volvieron más pesados mientras más me acercaba al final del pasillo.
Me recibió el ruido de algo que parecía alguna película de acción donde resaltaban los tiroteos y las exclamaciones de una voz ronca que me sorprendió tan solo por segundos. Ignoré su frustración por una simple película y fui directo a la cocina. Si algo había aprendido en los últimos meses era que no debía meterme con las estufas bajo ningún concepto. Claro, todo eso si no quería terminar quemando un departamento o tal vez un condominio por completo.
ㅡ¿Qué haces?ㅡme sobresalté al escuchar su voz. Ni siquiera se había esforzado en sorprenderme pero yo casi solté el bol que estaba sacando de la estantería superior.
ㅡIntentando desayunar. ¿Quieres algo?ㅡcomencé a buscar otro recipiente en lo que esperaba una respuesta.
Dejé ambos bol sobre la encimera, volteé a la estantería de al lado para sacar los cereales de colores que Jungkook tanto amaba. Llené los dos bol con cereal y leche de chocolate para mí. Jungkook ni siquiera me había respondido si quería pero aún así le llevé el bol.
ㅡA la próxima me respondesㅡle golpeé con el bordillo del bol. Luego rodeé el sofá y me dejé caer a su lado. Aceptó el recipiente repleto del desayuno más simple que podía preparar y sonrió al ver su cereal favorito.
ㅡMe quedé todo tonto viendo la peliㅡno despegó los ojos de la televisión ni para dar el primer bocado. Yo subí mis piernas a su regazo notando que él ni había reparado es que no llevaba más nada que la panti debajo de la camiseta rosa.
ㅡCreí que era media noche aún.
ㅡEs porque necesitas dormir más, Parkㅡsabía que aquello había sido una reprimenda porque utilizó mi apellido y no el mote por el que solía llamarme con frecuencia.
ㅡMhm, lo séㅡquise centrarme en los colores del cereal pero el chocolate de la leche me hacía la misión imposible. De repente, sentí la acusación de los ojos de Jungkook sobre mí, y eso me estaba pesandoㅡNo tú también, Jungkook. No me juzgues.
Dejé mi desayuno a medias, bajé mis piernas de su regazo y me moví con rapidez basta dejar descansar mi cabeza sobre sus muslos.
ㅡHay más cosas que vivir solo para estudiar. Las buenas calificaciones no lo significan todo, Jimin.
ㅡTú puedes decir eso porque tu vida escolar es demasiado relajadaㅡuna de sus manos calló con pesadez sobre mi cabeza. Pero fue solo por un segundo, luego sus dedos se hundieron en mi pelo y comenzó a dar un masaje en mi cuero cabelludo.
ㅡHemos hablado de esto un montón de veces. El sistema educativo apesta y ya deberías saberloㅡescuché un suspiro pesado de su parte. Como si estuviese cansado de repetirme lo mismo una y otra vez. Y quizás, realmente, ese era el casoㅡAún recuerdo el día que te conocí. Parecías un gatito asustado en busca de su madre.
Quise enojarme por aquella comparación que llevaba meses sin escuchar pero mi cuerpo se había sumido en un estado de relajación que las palabras no parecían querer abandonar mis labios. Cada vez que Jungkook se metía de lleno en la misión de relajarme, se lo tomaba muy en serio. Y ese día, no fue la excepción.
Jungkook conocía muy bien todas mis debilidades y que me acariciara el cabello de esa forma era una de ellas. Aquella acción actuaba directamente en mí como un sedante.
ㅡQue tus tatuajes no van a alejar la imagen mental que tengo de ti siendo un verdadero gatito. En serio, deberías verte cuando duermes.
ㅡEso es imposible, tontoㅡme dejó un golpe suave en la frente con la mano que no tenía sumergida en mi mata de pelo negro.
Yo solamente pude reír ante su ternura. Porque sí, Jeon Jungkook era un chico con muchísimos tatuajes y cara de querer ver a todo el mundo ardiendo pero de vez en cuando, en actos esporádicos, su ternura aparecía solamente para deleitarme. Me removí en mi lugar, la camiseta del pijama se levantó y creí escuchar una de esas risas ahogadas que Jungkook de vez en cuando dejaba escapar.
ㅡJim, te veo la braga.
ㅡMhm.
ㅡNo seas así. No olvidemos que soy un hombre y tú un crío aún.
La película pasó a segundo plano cuando me moví para quedar recostada sobre mi espalda. Fijé mis ojos en lo que alcanzaba a ver del rostro de Jungkook. Si había algo que envidiaba de su vida —a parte de no sentir presión por los estudios— era la paz con la que vivía. Como si nada ni nadie pudiese hacerle daño o le juzgara por sus decisiones.
ㅡ¿Te sigo pareciendo un crío, Jeon?ㅡdisfracé la seriedad con una media sonrisa que se acercaba a picardía.
ㅡA penas eres mayor de edad, Jimin ㅡy ahí volvía a mencionar mi nombre. Estaba por creer que le creaba algún tipo de fetiche o algo parecidoㅡY solo para algunas cosas.
ㅡ¿Como cuáles?ㅡsabía dónde terminaría la conversación, la respuesta de Jungkook, y aún así seguía buscándolo a través de sus palabras.
ㅡComo para que te folle sin el temor de terminar en la cárcel.
Jeon Jungkook era así. Directo. No se andaba por las ramas, no disfrazaba palabras o realidades y se iba por lo directo. Hablaba sin tapujos. Y aquello fue lo primero que me atrajo de él aquella fría noche de invierno en que le conocí.
ㅡPero aún no lo haces.
ㅡ¿A caso eso es lo que quieres?ㅡhasta el momento, había mantenido la mirada hacia adelante. Pero luego de esa frase, bajó la cabeza hasta encontrar la dirección de mis ojos. Los suyos, brillando con la picardía que le caracterizaba y que me volvía una verdadera cría.
No supe qué responderle. Ni siquiera sabía lo qué quería, ¿cómo sería capaz de darle una respuesta a algo así?
Yo no era del tipo de avergonzarme, pero aquella situación, por alguna razón desconocida hasta la fecha, me hizo alejar la mirada de la suya. En vez de girarme hacia adelante, o incluso levantarme de sus piernas, lo único que hice fue pegar mi rostro a su abdomen y quedarme ahí suspirando con tranquilidad.
Jungkook se tensó como nunca antes, se removió inquieto ante mi nueva posición y dejó de acariciarme el cabello. Temí que me alejara de él, justo como hacía el resto.
ㅡJim, esta es otra de las cosas que hemos hablado antesㅡen su voz se percibía la incomodidad que le acechaba.
ㅡSolo busco calor, Jungkook ㅡle resté importancia al hablar con apatíaㅡ, no te rayes por eso.
ㅡCalor me está dando a mí, Jimin. ¿Qué vas a hacer si tengo una erección?ㅡrefutó con hastío. Siseó cuando volví a moverme, mi cabeza rozando su entrepierna sin descaro.
Me levanté con rapidez, Jungkook suspiró porque seguramente creía que ya se había librado de mí. Pero la realidad superaba sus pensamientos.
Logré quedar sentada a horcajadas sobre él. Me tomé todo el tiempo del mundo en acomodar mis piernas a cada lado de sus caderas, buscando una posición en la que pudiese estar cómoda. Cuando finalmente comprendió mis movimientos y cayó en cuenta de que estaba sobre su polla, abrió los ojos en demasía, como la primera vez que me vio acercarme tanto a él.
Y aquello me resultó súper adorable aunque no era el momento de pensar en la faceta tierna de Jungkook. Llevé mis manos a su cabello de aquel color tan curioso y muy poco común. Sentía que Jungkook podía ser la única persona en Corea del Sur con el cabello color menta. Enredé mis dedos en los mechones que sobresalían de su nuca, tirando un poco de ellos en lo que me acercaba a su rostro.
Como él solía hacer conmigo, me decidí a jugar por un rato con su cordura. Acercaba mis labios a los suyos y, cuando veía que cerraba los ojos, comenzando a dejarse llevar, me alejaba con lentitud y le sonreía. Él podía ser muy directo pero en ocasiones le gustaba jugar. Y a mí me desesperaba muchísimo. Así que quería hacerle sentir lo mismo por un día.
Pero yo era sumiso a sus encantos, me volvía mantequilla entre sus manos; cosa que no le iba mucho a Jungkook. Así que dejó de lado el querer complacerme los caprichos, y regresó a la faceta de tomar el control sobre mí. Volvió a hacerme saber que era él quién tenía el control cuando hizo un puño sobre la camiseta de mi pijama para acercarme a sus boca.
Nuestros labios sufrieron un choque nada delicado, pero Jungkook supo compensarlo con caricias en mi espalda baja, algún que otro apretón en el muslo derecho. No fue la primera vez que nos besamos, pero siempre seguía resultandome bastante interesante la manera de besar de Jungkook.
Con Jungkook todo era con suma paciencia, todas sus acciones eran lentas, como si le costara el simple hecho de respirar. Sus labios eran gentiles, siempre fue así. Sus besos me calmaron desde la primera vez en que los probé.
De repente, me separó de él. Tal vez, porque necesitaba un respiro. Su respiración agitada no hizo más que llamarme a volver a besarle hasta el hartazgo —aunque dudaba mucho de que ese momento llegase alguna vez—. Pero solo me limité a recostar mi cabeza en su hombro, sin bajarme aún de su regazo, para terminar ocultando el rostro en la curvatura de su cuello. Soltó un resuello cuando soplé la pálida piel en un intento de recordarle que seguía ahí. Sinceramente, me moría de ganas por moverme sobre su regazo, por comprobar lo que era obvio y por escucharle suspirar.
ㅡTe vas a quemar, niño.
ㅡPara algo juego con fuego.
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Jimin mood: bultourune 😎
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