03
—¡Desgraciado! —maulló al verlo.
Yoongi al escuchar los tan conocidos maullidos levantó su vista encontrándose con el gatito de sus ojos, casi sin poder creerlo correspondió sus maullidos con entusiasmo, y emocionado trató de subir a donde su amado se encontraba. Mientras los humanos no le prestaban atención, escaló por las sillas llegando finalmente al lugar donde Jimin estaba recostado.
—¡Jimin! —exclamó con emoción al estar a su lado, mas el gatito hizo como si no lo hubiera escuchado— Estaba loco por verte, te extrañé mucho, muchísimo.
—Já, sí claro. —dijo este mirando hacia sus garritas. Gato cínico, ¿pensaba que le creería así sin más? Ya lo había decepcionado una vez.
Yoongi observó su actitud, sabía que no estaba creyéndole, y tenía sus razones.
—¡Es verdad! Solo que papá Hoseok no me dejaba salir de casa, y Taehyung estaba sobre mí todos los días vigilando que no me fuera —intentó explicarse el gatito—. Pero no creas que papá Hoseok es cruel, todo es por mi patita, por eso no podía ir a verte.
Hizo referencia a su patita vendada, que Jimin miró, sintiéndose un poco culpable por sus pensamientos anteriores. ¿Algo grave había pasado con Yoongi? Y él deseando tantas veces que comiera una rata intoxicada.
—¿Qué te ocurrió? —preguntó con algo de preocupación pero intentando no demostrarlo demasiado; poco a poco, no podía ser tan evidente.
—Un humano en bicicleta pisó mi esponjosa patita. —cerró sus ojitos gatunos al recordar aquel dolor, no se lo deseaba a nadie.
Jimin pudo imaginarse el dolor, una vez Namjoon lo había pisado sin querer y había dolido mucho, seguramente una bicicleta era peor de todas las maneras posibles.
—Ouch, hay tantos humanos insensibles —expresó con pesar colocando su patita sobre la de Yoongi, comprendiendo al otro gatito—. Pensé que solo había sido un gato de una noche para ti.
—¡Por supuesto que no! —exclamó bastante seguro— Me gustas de verdad.
—¿De verdad? —preguntó con algo de desconfianza.
El amor en el reino animal era mucho más simple que en el de los humanos; había química y era todo lo que se necesitaba, la atracción era innegable, y el deseo de estar juntos importaba mucho más. Esperar para formar una relación no era del todo una opción.
—¡Si! —respondió con emoción.
Quiso sonreír por la emoción del otro, le pareció adorable, pero lo era aún más por el hecho de que la causa de esta era nada más ni nada menos que él.
—C-creo que a mí también, Yoongi. —confesó con un poco de vergüenza.
Hoseok volvió su atención hacia la camilla encontrándose con la adorable escena de estos dos, levantó su ceja expectante, para que Yoongi tuviera esa afinidad con otro gato podría implicar otra cosa...
—Hey, parece que Yoongi y Jimin se hicieron amiguitos. —dijo con una sonrisa tomando a su gatito, apartándolo del paciente para proseguir con su trabajo.
"Sí, amiguitos, muy amiguitos", pensó Jimin.
Sobre todo aquella noche hace semanas, hum, no se trataba de algo muy amistoso que digamos.
Tomó los aparatos listos y procedió a por fin revisar a Jimin con el aparato, bajo la mirada extrañada de Seokjin, pasaba el transductor sobre el vientre del gato, que se encontraba mucho más dócil luego de la conversación con el otro.
Hoseok asintió al encontrar lo que estaba buscando, comprobando su hipótesis, entonces se aseguró de que la puerta esta vez estuviera bien cerrada, pues la información que estaba a punto de revelar era muy confidencial.
—Jin, sugiero que tomes asiento. —indicó, señalando a la única silla que estaba dentro de su consultorio.
El castaño mordió su labio inferior e hizo caso, tomando la silla para poder sentarse, ya no aguantaba con el misterio que cargaba el especialista. Jungkook se acomodó en sus brazos solito, recostando su cabeza en uno de sus músculos.
—Eomma, leche... —tiraba de la camisa de Seokjin un tanto impaciente, tratando de dejar su pecho al descubierto.
—Shhh Kookie, estoy hablando con Hoseok, se supone que ya habías dejado eso hace algunas semanas. —respondió un poco apenado por la actitud del pequeño.
—¡Eommaa~! —el niño se removió y el mayor pidió disculpas a Hoseok con su mirada, el cual asintió comprensivo. Procedió a quitar su sudadera y desabrochó los primeros botones de su camisa.
No era algo que acostumbrara hacer en público, pero la tendencia era que Jungkook comenzara a desesperarse mucho más, y en ese momento estaba impaciente por recibir respuestas del veterinario.
Cuándo ya estuvieron mejor acomodados, Hoseok decidió empezar a contar, con el castaño prestándole la necesaria y debida atención.
—Lo que te diré es algo serio, no quiero que me veas como un demente pero... —aclaró antes de proseguir— Jimin está en cinta.
La noticia era bastante diferente a lo que pensaba, su cara se llenó de confusión ante las palabras de Hoseok.
Quiso reírse en la cara del veterinario cuando el shock lo abandonó, de verdad que quería, es decir, ¿le quiere ver la cara de estúpido? Él sabía muy bien que su Jimin era un macho, y los gatos machos no tenían bebés de esa forma, jamás había escuchado de algo como eso, pero la seriedad de Hoseok ante la confesión le dió escalofríos, él no parecía divertido al contarlo.
—¿Có-cómo es posible? —preguntó extrañado— Estás loco, Hoseok.
Desvió su mirada al gato sobre la camilla que lamía sus bolas ahora con bastante entusiasmo; frunció su ceño, ¿de verdad tenía gatitos dentro de él?
—Bueno, eso no es lo más impresionante hasta ahora —el veterinario aclaró su garganta—. Jimin es un gato omega, digamos que a pesar de ser macho tiene un útero y posee un olor atrayente para otros machos, pero estos son denominados alfas. A la hora del acto, se corre el riesgo de que el omega quede en cinta.
Seokjin asintió aún tratando de asimilar la situación, pero a raíz de toda esa historia se encontró preguntándose: ¿en qué momento Jimin se metió con otro gato si había estado encerrado todo este tiempo?
—Y bien, viene la parte más importante e impresionante de todas. Para que todo esto que te expliqué anteriormente pueda suceder, es preciso que tu gatito sea un híbrido, es decir que tiene la capacidad de convertirse en un humano —y si no es porque Jungkook estaba casi dormido en sus brazos, Seokjin ya hubiera caído patas para arriba—. Sé que no es fácil de digerir, estas situaciones son muy poco probables porque hace mucho los híbridos omegas habían dejado de nacer, por lo que estaban en peligro de extinción, y además esta información se mantenía en secreto debido a que los híbridos fueron muy maltratados tiempo atrás: objetos de laboratorio, trabajadores sexuales, esclavos, y demás cosas.
El mayor nuevamente miró a su gato ahora dormido, al parecer no había prestado atención a la conversación.
Era demasiado. Un veterinario no podía venir y decirle todo eso de una sola vez.
—Te pido que también guardes el secreto por favor, y si no te ves capaz de cuidar a Jimin de ahora en adelante, puedes dejarlo conmigo. Yoongi también es híbrido; vivió en un prostíbulo sus primeros años de vida y luego fue enviado a un establecimiento de peleas de gatos que ayudé a desmantelar conjunto con el ministerio de salud animal de Corea y la policía, de allí decidí que nadie le haría más daño a ese gatito y lo traje conmigo, no quisiera que Jimin y sus crías pasaran por lo mismo o algo similar.
Yoongi saltó a las piernas de Hoseok moviendo su cola suavemente; por ahora no podía realizar su transformación por su patita, podía resultar doloroso, pero estaba bastante atento a las acciones del otro humano. Esperaba de la forma más sincera que no fuera como todos aquellos que han querido hacerle daño y que mucho menos le hiciera daño a su gatito.
Seokjin negó repetidas veces. Si un veterinario te decía que tu gatito macho estaba embarazado y que además tenía la capacidad de convertirse en un humano, le creías sin más ¿no? No sonaba como si estuviera mintiéndole luego de haber dicho todo aquello.
Él no podía abandonar a Jimin luego de lo que había oido, suspiró un poco nervioso, entonces movió al gatito dormido en la camilla con fines de despertarlo, necesitaban hablar, y si todo resultaba ser una mentira y quedaba como un tonto, se encargaría de que Hoseok no le gastara ni una broma más.
"¿Qué quieres, bruja?"
Tragó saliva, un poco desconfiado por las palabras que estaba a punto de soltar.
—Jimin, sé toda la verdad sobre ti, Hoseok acaba de explicarme. Déjame conocerte en tu forma humana, necesitamos hablar.
El gatito, sorprendido, paseó su mirada por la habitación encontrándose con la cálida de Hoseok y la feliz de Yoongi que movía su colita con felicidad, él se miraba bastante confiado.
¿Estaría bien? Ese veterinario ya lo sabía con certeza, pues era quien cuidaba de Yoongi, pero no podía evitar sentirse nervioso. Ser híbrido implicaba tener una vida secreta, pero mirando hacia la desesperación en los brillosos ojos de bambi de Seokjin, se sintió confiado; él lo amaba, ¿no es así?
Así que sin más lo hizo.
El castaño ahogó un grito al verlo; una cosa era creer que podía ser verdad y otra ver que definitivamente es verdad. Era algo que jamás en su vida se esperó ver. Pero entre tantos pensamientos su cara se sonrojó al observar que estaba desnudo y un bultito se formaba sobre su vientre.
—H-Hola. —dijo el gato sin saber que más decir.
¿Qué se supone que dices cuando tu dueño descubre que no eres un gato del todo normal?
Hoseok tomó una bata médica colocándola sobre sus hombros para que finalmente cubriera su desnudez.
—Hola, Jimin —saludó Hoseok, bastante familiarizado con aquella situación—. Creo que tú y Jin se deben una conversación.
Jimin volvió su mirada hacia el humano que cuidó de él todo este tiempo, él todavía estaba bastante sorprendido, seguro que sin saber qué decir, así que aclaró su garganta, algo debía decirle.
—Seokjin, espero que me sigas queriendo en tu casa. Perdóname por rasgar tus muebles y las veces que rasguñé a Jungkook, pero debes admitir que tu cría es muy llorón. Ah, y perdóname por comerme tus galletitas la otra vez.
Bien, quizás debió ser menos específico.
—¿Fuiste tú? ¡Castigué a Namjoon por dos semanas por eso!
—Ups —dijo—. Puedes preguntarme lo que sea, ahora te lo debo.
El mayor asintió, la verdad tenía tantas preguntas pero no sabía qué debía preguntar en ese instante, pero pensó que podría ser de importancia saber algunas cosas.
—¿Cuántos años tienes?
—Mnm... humanamente hablando, como unos veintitrés.
Seokjin asintió lentamente, acomodando al niño en sus brazos de una forma diferente pues ya estaba dormido completamente. Jimin también era un niño para él, pero estando en su forma gatuna era todo un adulto.
La situación seguía causándole algunos escalofríos, en serio que hubiera querido no tener al bebé en sus brazos para poder desmayarse con tranquilidad.
—¿Quién es el padre de tus crías? —preguntó con bastante curiosidad, ¿cómo había salido preñado estando en casa?
—Oh, es Yoongi. Él entró por la ventana cuando estaba en celo. —señaló al gato sobre las piernas de Hoseok.
Uh, claro, ¿cómo no había pensado en eso? Cada vez que Jimin actuaba de forma extraña solo era su celo atacándolo. Lo hacía recordar las varias veces que se había encontrado con muchos gatos fuera de su casa, todo ese tiempo solo pensó que le gustaba mucho a estos animalitos.
—¿Seré abuelo? —preguntó el veterinario agradablemente sorprendido— Yoongi no me dijo nada.
—Entonces eran ustedes los de los ruidos raros... Le dije a Namjoon que si oía algo extraño… —respondió este, juntando por fin muchas de las piezas sueltas en ese extraño caso.
—Eh, sí, perdón pero los gatos somos ruidosos. —se encogió de hombros.
Bien, era una nueva etapa para los gatitos y una para Seokjin que aún intentaba asimilar todo lo que estaba sucediendo.
Recordaba el momento en que Jimin llegó a sus vidas; cuando él y Namjoon habían perdido las esperanzas de tener un bebé. Algo parecía andar mal con él pues no podía concebir, fue cuando Namjoon apareció con un pequeño Jimin aún medio ciego pues aún era muy pequeño. Era la cría de una gatita que Namjoon cuidaba en su trabajo, esta había desaparecido misteriosamente luego de que había nacido dejando al gatito a su suerte, y ahora que podía analizarlo, luego de lo que Hoseok le comentó, lo más probable es que por ser híbridos la madre de Jimin estuvo siempre en peligro; quizás no desapareció, sino que la hicieron desaparecer. No tenía intenciones de comentarle esto a su gato, probablemente no lo recordaba.
No podía dejar a Jimin de lado, ahora menos que nunca, aún sabiendo que era demasiada responsabilidad sobre él y su familia.
—Sabes que igualmente estarás conmigo, ¿cierto? —le dijo.
—¿Sí? —preguntó, su ánimo subiendo nuevamente, y Seokjin asintió— ¡Gracias! En serio pensé que me ibas a echar de casa.
El castaño sonrió recibiendo el abrazo que aquel híbrido le daba con mucha emoción y verdadero cariño, uno que seguía siendo demasiado extraño debido a las circunstancias.
—Gracias. —repitió con ojos cristalizados. Nunca le había faltado amor gracias a él, estaba tan asustado con la idea de perderlo de un momento para otro.
—No es nada, Jimin. —acarició el esponjoso cabello del híbrido.
El nombrado asintió separándose de él para limpiar las propias lágrimas que habían salido sin ningún permiso. A través de su vista cristalizada, vio al gatito curioso mirándolo moviendo su cola con algo de desespero. Con la mirada pidió permiso al mayor y volvió a su forma animal, la bata cayó encima cubriendo su estructura, salió debajo de esta. Yoongi saltó de las piernas de Hoseok, preparado para la conversación que se debían.
—¿Oíste todo eso? —preguntó Jimin, aunque era más que obvio que lo había hecho.
—Seremos padres. —afirmó Yoongi estando ya a su lado.
—Sí. Serás padre. —respondió acurrucándose contra él, dándoles una linda imagen a los humanos.
El corazón de Yoongi se llenó de calidez, aunque ya lo había escuchado, que su gatito se esté dirigiendo a él se sentía mucho mejor.
—¿Cuántos son? —preguntó lamiendo la cabecita de Jimin haciéndolo ronronear.
—Mnm, tres.
—¿Serán Paquito, Juanita y Federico?
Jimin levantó su cabeza al escucharlo deteniendo el acicalamiento del otro.
—Así no se van a llamar, por Dios.
Yoongi no discutiría sobre eso, al menos no en ese precioso momento especial, podrían hablarlo luego.
—Creo que ahora seremos una familia. —habló Hoseok hacia Seokjin, el cual asintió abrazando a su bebé en brazos.
—Eso creo. —rió un poco.
¿Cómo había venido a meterse en una situación como esa? Nadie podría contestarle. Quizás solo Jimin había nacido para estar con ellos.
Los gatitos maullaban entregándose
sus caricias gatunas y los humanos sonreían mirando a la nueva familia que empezaba a formarse, sabiendo que estaban metiéndose en una travesía de lo más extraña, pero sin dar un solo paso hacia atrás.
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