—Siempre te veo.

Cuando escuché esa voz quedé asustado y me sumergí en mi hogar. El océano es mi casa y aunque mi vida es tranquila, también es aburrida.

—¿¡Donde has estado?! —me grita mi padre enojado. El rey de los océanos.

—Estaba…

—¡En la superficie! ¡No te atrevas a mentir Gulf! —me regaña con gran enojo.

—No me atrevo. Tu todo lo sabes ¿Cómo podría mentir? —le respondo volteando mi rostro.

—¡No vuelvas a subir a la superficie! ¿¡Crees que quiero ver al más pequeño de mis hijos muerto?! ¡Si olvidaste cómo murió tu madre te lo recordaré! ¡Murió en manos de esos salvajes de dos piernas!

Cuando me recordó aquello mordí mi labio inferior. No dije nada y solo hice una pequeña reverencia y me fui a mi lugar secreto.

—¿Qué te pasa Gulf? —me pregunta Hazard, mi pequeño pez amigo.

—Padre me ha regañado, me descubrió que estaba en la superficie.

—Ya no vayas, ese mundo es horrible. Ya ves como nos ensucian con basura. Como tiran los esqueletos de nuestros amigos al mar para recordarnos que siguen siendo unos salvajes y que debemos tenerles miedo.

—Lo sé, pero me sigue gustando ese lugar. Cuando estoy sobre las rocas y el sol toca mi cola me brinda calidez. Además, miro al chico guapo y estoy seguro de que hoy me vio.

—¡Gulf! ¡Eso es muy peligroso! ¡Oh, no! ¡Eso quiere decir que pueden estar listos para cazarte! ¡Te prohíbo subir otra vez!

Hazard me seguía regañando moviéndose de un lugar a otro y no se dio cuenta de que se quedaba hablando solo. Empecé a sonreír hasta que mi sonrisa se ve apagada por una gran sombra en la superficie.

Iba a nadar para mirar qué era, pero las palabras de mi padre y Hazard venían a mi mente. ¿Debo dejar de tener curiosidad por ese mundo? Es mejor dejar de provocar disgusto a mi padre.

Cuando me iba a devolver unas luces adornaban los cielos y eso fue suficiente para ir tras esa sombra.

Al llegar a la superficie un enorme barco tenía una celebración. Nade y como pude me asomé a mirar que celebraban. Mi sorpresa fue grande cuando vi a aquel joven que he visto muchas veces pasear y me pidió salir.

—¡Feliz cumpleaños príncipe Mew!

—Muchas gracias, pero no era necesario que armaras una fiesta, cumplir 21 años no es motivo de orgullo.

¡Oh! Así que es un príncipe, se llama Mew y hoy cumple 21 años. Es realmente muy guapo. Lo miraba conversar y reír. Su sonrisa me cautiva y me dan deseos de saludar.

De pronto el barco empezó a moverse de forma brusca. Y yo caí al agua nuevamente. Al salir a la superficie, el barco estaba por volcarse.

—¡No me quisiste escuchar!

—¡Padre! ¡Detente! ¡No los dejes morir!

Estaba desesperado, mi padre no parecía escucharme. Aunque lo trataba de persuadir y rogaba, no me escuchaba.

Vi caer a Mew y nadé rápidamente hacia él para salvarlo. Por suerte, sus demás acompañantes ya estaban a salvo en botes salvavidas. Me sumergí y lo saqué a flote. Parecía inconsciente. Mire a mi padre con enojo.

—¡Lo que has hecho, no te lo perdonaré!

—¡Aléjate de ese humano ahora mismo Gulf! —me grita mi padre apuntando con su tridente—. ¡Suelta a ese humano!

—¡Oblígame! ¡Si tengo que salir y secarme en la orilla para no volver a tu Océano lo haré! ¡No todos los humanos son iguales!

Cuando le grite eso lleve a Mew a la orilla y el océano se calmó. Lo dejé sobre la arena y aunque sentía quemar mi piel me asegure que aún siguiera con vida.

—Lo siento mucho, esto ha sido mi culpa. Mi padre estaba enojado. Si no hubiera salido a la superficie, mi padre no habría arruinado tu cumpleaños.

—Gulf… —pronuncia mi nombre Hazard que me miraba desde la orilla.

—Esto es mi culpa, mi padre y tú me lo advirtieron y no escuché. Llevo tiempo mirando a Mew y lo amo. Pero lo daño, lo mejor que puedo hacer es alejarme de él para que esto no vuelva a ocurrir.

—Me duele verte así.

Mis lágrimas se deslizan por mis mejillas y acaricié levemente su mejilla. Su mano tocó la mía y lentamente empezó a abrir los ojos. En vez de asustarme solo sonreí.

—Cuídate y feliz cumpleaños.

Antes de irme sobre la arena dejé mi anillo de oro con 9 diamantes que indica el lugar que ocupó entre mis hermanos y hermanas.

—Adiós.

—¡Espera! ¡No te vayas! ¡Dime cómo te llamas!

No dije nada y volví al océano donde me escondí en medio de las rocas para ver cómo Mew tomaba mi anillo y se lo colocaba. Volví a mi hogar. Mis hermanos y hermanas estaban preocupados, pero no respondí a ninguna de sus preguntas.

—Espero que hayas entendido las consecuencias de subir a la superficie —me dice mi padre.

—Solo déjalo tranquilo —le pido para ir a mi habitación.

•En la superficie.

—¡Aquí está el príncipe! ¡Nos dio un gran susto! ¿Cómo está? ¿Le duele algo?

—No, estoy bien. No me duele nada —responde mirando el mar y en su dedo el anillo.

—¿Qué tanto mira, señor?

—El océano, veo entremedio de las rocas si está quien me salvó.

—¿Quién lo salvó mi señor?

—Un sireno, el mismo que he estado mirando que se esconde entremedio de las rocas.

—Señor, creo que nuevamente lo debe ver un psicólogo está alucinando otra vez.

—Si estuviera alucinando. ¿Cómo explicas que esté a salvo? ¿Cómo explicas este anillo? Él me lo dejó y se fue.

—Es mejor irnos para qué descanse mi señor, podemos seguir celebrando su cumpleaños.

•Días después.

—Mi señor, el joven príncipe Gulf no quiere salir ni comer ¿Qué debemos hacer?

—Terco, igual a su madre, se obsesionó con ese mundo en la superficie y terminó muerta en manos de esos salvajes. Déjalo que tenga hambre en algún momento saldrá.

—Sí mi rey.

—Y que vigilen a ese humano. Ahora que vio a mi hijo, hay que estar alerta.

—Sí.

Narrador Omnisciente:

Gulf yacía en su habitación sin salir de su cama, solo sabía sollozar e ignorar a todos. Mientras que en la superficie Mew solía ir a diario a las costas a ver si podía ver al sireno que lo salvó.

—Joven príncipe, ya dejé de buscarlo. Él ya no vendrá. Debe dejarlo ir e ir a la fiesta que sus padres le tienen de compromiso.

—No puedo dejarlo ir, siento que él es mi otra mitad. Siento que estaré engañando a mi corazón si me comprometo con alguien que no es ni de mi agrado.

—Eso debe hablarlo con sus padres.

—Lo haré, no quiero este compromiso.

• Fondo del mar.

—Mi rey ya va muchos días y nuestro joven príncipe sigue igual, temo que pronto morirá si sigue así. El doctor lo está examinando, pero el joven príncipe está perdido en sus pensamientos y no responde a nada.

—Mi hijo está realmente obsesionado con ese humano, con solo 17 años ya está enamorado ¿Cómo ha sido el comportamiento de ese humano?

—El joven todos estos días ha estado yendo a la costa y porta en su dedo anular el anillo del príncipe. Por lo que se ha escuchado hablar es que espera ver al joven príncipe.

—¿Qué debo hacer? Mi hijo menor puede morir si no come, pero también puede morir en manos de esos salvajes.

—Mi señor, si me permite un consejo. Hable con la bruja del océano y haga una píldora para traer a ese humano aquí. Que tenga cola y venga a ver al joven príncipe. Así lo podemos vigilar y sé que el joven príncipe volverá a comer y no esperaremos su muerte.

—¡Llámala y que venga ante mí! No esperaré a que mi hijo muera ¡Que venga ahora!

—¡Sí, rey!

10 minutos después.

—Mi rey, acaba de llegar. Lo espera.

—¡Qué pase!

—Saludos, Tritón. ¿A qué debo su llamado?

—Necesito que confecciones una píldora o algo que le dé aleta a un humano, quiero que venga a visitar a mi hijo menor ¿Puedes hacerlo?

—Me ofende esa pregunta ¿Pero qué recibiré yo a cambio?

—¿Qué deseas Perla? Pero no te pases de lista.

—Sabes lo que quiero, ya Marina no está desde hace años y sabes mis sentimientos.

—¡Hecho! Te haré mi esposa y serás a mi lado la reina del océano. Pero cumple con tu parte y cuando vea a mi hijo bien cumpliré mi parte.

—¡Hecho cariño!

•Horas después.

El rey sube a la superficie y ve a Mew dibujando en la arena y se acerca a la orilla con sus guardias. Mew al verlo se levanta y hace una corta reverencia.

—Saludos, rey Tritón. Lo saluda Mew, ex príncipe de esta región.

—Saludos, ex príncipe Mew, he sabido que has estado aquí buscando algo y por lo que tengo entendido es el dueño de ese anillo.

—Así es mi señor, busco al dueño de esta joya. ¿Podría decirme dónde está?

—El dueño de ese anillo es mi hijo menor, el príncipe Gulf. Como ves los diamantes es el noveno de mis hijos, el bebé le puedo decir.

—Así que así se llama Gulf ¿Dónde está él? ¿Me permite hablar con él?

—Gulf desde el día que te salvó yace en su habitación sin comer y sin salir. Me temo que podría morir.

—¡No! ¡Señor, por favor, permítame verlo! ¡Se lo suplico!

—Mi hijo está enamorado de ti y aunque no estoy de acuerdo con esto, prefiero verlo feliz con un humano que enterrar su cadáver junto a su madre que fue asesinada por tu gente.

—Mi señor, entiendo su preocupación, pero no todos somos malos. He escuchado la historia de su reina. Pero permítame demostrar que yo no soy así y jamás podría dañarlo.

—Si esa es tu elección, debes venir conmigo a mi palacio, Zafiro, que es la bruja del océano e hizo esta píldora y te dará una cola. ¿Estás dispuesto a venir?

—Por supuesto que sí, ya no tengo un hogar desde que anoche, rompí un compromiso forzado que mis padres me tenían. No dudaré en ir con usted y estar al lado de quien amo.

Mew quita su anillo de príncipe y entra al mar, toma la píldora y se la toma. Al cabo de unos segundos una luz lo envuelve y sus piernas fueron reemplazadas por una larga cola dorada.

Se sumerge siguiendo al rey y sus guardias. Estaba sorprendido con todo lo que veía, en especial un enorme castillo. Al entrar van directamente a la habitación de Gulf quien estaba siendo atendido por un doctor.

—Mi rey, el joven Gulf… Lamentablemente, no puedo hacer nada. Está cerrado como una ostra.

—Toda ostra se abre. Amado hijo, perdón. Debí entenderte más, pero mira lo que te traje. Espero estar haciendo lo correcto.

Mew entró y Gulf lo miró sorprendido. Algo débil trató de levantarse, pero Mew fue más rápido y no lo permitió.

—Tranquilo, no te esfuerces. Supe que has estado siendo rebelde, ¿crees que podría casarme con alguien que estaría muerto?

—¿De verdad eres tú? ¿Es una broma tuya padre? ¿¡Cuánto daño me quieres hacer?!

—Esta no es una broma amado hijo, adopte a ese ex príncipe sin palacio ahora y dije; Será buen esposo para mi hijo.

Gulf estaba sin palabras y ve entrar a Perla quien se aferró al brazo de su padre.

—¿Qué es esto padre?

—Amado hijo, tú tienes tu felicidad y yo tengo la mía ahora. Zafiro será mi esposa, ya es hora de volver a amar.

—Siempre he amado a Tritón, pero guardé espacio por Marina. Espero que me permitas ser feliz a su lado ahora.

—Si eres sincera, sí.

Mire a Mew quién parecía ser un sueño, me abrazó fuertemente y yo a él. A los días después pudimos celebrar una boda doble cuando cumplí 18 años. Por fin era feliz con mi humano o exhumano.

—Te amo Sireno de mi corazón.

—Tambien te amo exhumano.

꧁𝐹𝑖𝑛꧂