1- Una oportunidad.
—Aquí están los documentos, señor Gulf Kanawut para hacer efectivo su divorcio.
Aquel momento en que nos casamos pensé que podría cambiar. Yo me enamoré de él, pero él jamás se enamoró de mí. Nos obligaron a casarnos y ese fue el motivo de nuestro matrimonio. Dos empresas que se unieron por los herederos primogénitos de cada familia. He ahí el error. Yo no había sido el primogénito, sino mi hermano fallecido.
Cuando Phu falleció fue un dolor insoportable. Él era mi gemelo y lo amaba más que a nada. Su muerte hizo que se llevará una parte de mi alma con él.
Con mi esposo tenemos habitaciones separadas, he tratado por dos años de que realmente seamos esposos, pero simplemente somos extraños en la misma casa.
No existen los buenos días o las buenas noches entre nosotros, como ya he dicho somos dos extraños que deambulan en la casa.
—No lo veo convencido señor Kanawut —me dice aquella asistente frente a mí—. ¿Está seguro de esta decisión?
—Sí, solo que estaba recordando algo, pero no se preocupe que ahora firmo.
Mi mano temblorosa no me deja firmar, empecé a sentir un leve mareo y el aire me empezaba a faltar ¿Qué está pasando conmigo? No entiendo, si hace un momento estaba bien. ¿Será el sistema nervioso el que me está jugando en contra?
La voz de aquella mujer se escucha más a lo lejos y mi visión no me permite verla bien y solo siento que caigo en un vacío.
2 días después.
Se me es difícil abrir los ojos. No sé qué está pasando, ni a dónde estoy. Solo escucho una voz a mi lado. Empiezo a abrir los ojos.
—Señor Kanawut recobró la conciencia por fin. Dígame señor, ¿se encuentra bien?, ¿le duele algún lugar?
Aquella persona era un doctor y claramente estaba en un hospital ¿Cómo llegué aquí? Es muy extraño.
—No me duele nada, pero dígame, ¿cómo llegué aquí?
—Llamaron del registro civil y dijeron que un Omega se había desmayado y así fue como llegó aquí. Lleva dos días inconsciente.
—¿¡Dos días?! Eso es demasiado, pero no me duele nada, la verdad solamente me siento cansado.
—Bajo su condición claramente se encuentra cansado. Usted tiene un embarazo de un mes ¿No noto que cambió de aroma?
Aquella palabra “embarazo” retumbó en mi cabeza ¿Un embarazo? ¿Pero cómo es posible? ¡Dios…! Ya lo recordé. Fue aquella vez cuando tuve mi celo y Mew tuvo su celo de Alfa. Aquel día ambos despertamos y no sabíamos qué había ocurrido. Seguramente nos dejamos llevar por nuestras feromonas.
—Ahora le pido que descanse. Es importante descansar los primeros tres meses de gestación.
—Yo… ¿Existe alguna posibilidad de interrumpir el embarazo?
—¿De qué está hablando? ¿Acaso no quiere a su bebé?
—Responde lo que el doctor te acaba de preguntar.
Al escuchar esa voz y voltear mi rostro veo a Mew parado en la puerta y sus ojos rojos, un rojo que solamente vi una vez y fue cuando estaba enojado por el anuncio del matrimonio.
—¡Permiso! Yo creo que ustedes dos tienen que hablar.
El doctor sale y Mew se acerca, yo no soy capaz de mirarlo a los ojos porque estoy seguro de que ya sabe lo que pasa en mi vientre.
—¿Q-Qué haces aquí?
—Estoy aquí porque soy tu esposo y claramente me mandaron a llamar cuando sufriste tu desmayo.
—Mi esposo solo es de nombre, nada más que eso.
—Te equivocas, no solamente soy tu esposo de nombre. Eso lo comprueba el bebé que llevas en tu vientre.
—Un bebé que estoy seguro de que tú no quieres.
Él guardó silencio y caminó al jarrón que había encima de un mueble, sirvió agua y me la entregó. Yo dudoso tomó el vaso, pero realmente sí tenía sed, creo que sabía lo que realmente necesitaba en ese momento.
—Explícame, ¿qué hacías en el registro civil?
—No te hagas el que no sabes, porque estoy seguro de que sabes lo que hacía. Estaba firmando el acuerdo de divorcio, ya no quiero ser tu esposo. En estos dos años traté de que fuéramos un matrimonio. Pero me aburrí de intentarlo. Yo ahora quiero hacer una vida. Dos años fueron suficientes.
—¿Es por eso que te quieres deshacer del bebé? ¿Acaso existe alguien más? ¿Será realmente que ese bebé es mío? Debería dudar de la paternidad.
—¡Si vienes a faltarme el respeto y a provocarme, es mejor que te vayas por donde viniste! ¡Yo no voy a responder a nada, porque aunque tú no lo creas he sido fiel estos dos años! Pero me doy cuenta de que de nada servía. Si es que ahora te soy infiel, ya es un problema mío. Ya no quiero verte más. Solo dame el divorcio y cada uno que haga su vida, porque estoy seguro de que estás ansioso por eso.
—Qué equivocado estás. Eso no es lo que quiero, si yo hubiera querido divorciarme de ti lo hubiera hecho hace años. Pero no lo hice y ni creas que te daré el divorcio más esperando un bebé mío, eso sí que no.
—¡Dame el divorcio maldita sea! ¡Yo no tendré este bebé! ¡Nada nos unirá y nos atará! ¡Suficiente hemos sacrificado los dos por nuestras familias! ¡Familia que ni siquiera es capaz de visitarnos! ¡Claro…! ¡Cómo nos van a visitar si ni siquiera somos un hogar! ¿¡Qué clase de hogar le quieres dar a este bebé?! ¡No me hagas reír! No me digas que ahora vas a jugar a ser un papá y vas a jugar a ser un esposo.
—Qué bien. Mi querido Omega se está revelando y tiene carácter. No tenía idea. Siempre pensé que eras solamente un Omega sumiso que solamente hacía caso a todos y no tenía opinión.
—Deja el sarcasmo y no digas; mi querido Omega. Que ese calificativo te queda grande. Yo no soy tu Omega ni tú eres mi Alfa.
—¿Casados?
—Pero no marcados. Un anillo o un papel no te hace ser mi Alfa. Ahora sal de aquí y llama al doctor. Quiero una cirugía para sacar al bebé y luego quiero el divorcio.
—Quieres matar a mi hijo y eso es algo horrible ¿Puedes tener a mi bebé? ¿Puedes darle la oportunidad de nacer? ¡Te lo suplico!
Cuando dijo eso yo quedé petrificado. Me estaba sintiendo un asesino. Toqué mi vientre y solo me puse a llorar. ¿Por qué no puede ser una feliz noticia? ¿Por qué Mew no puede amarme? ¿Por qué no podemos ser una familia?
—Dame una oportunidad, por favor.
—¿Qué? ¿Una oportunidad?
¿Es realmente Mew quien está delante de mí? Todo esto está siendo muy extraño. Con Mew hemos vivido como unos desconocidos. Casi no pasa en casa. No, no puedo caer en su trampa. Como tampoco puedo matar a mi bebé.
—Deja el teatro que no mataré a nuestro hijo, no necesitas rogar, siquiera decir que tú quieres una oportunidad.
—Gulf, no es teatro. Dame la oportunidad de conocerte más de lo que ya te conozco, dame la oportunidad de ser un esposo, quiero que me disculpes y me perdones por haber sido un mal esposo estos dos años.
—¿Conocerme más de lo que ya me conoces? Si tú a mí realmente nunca me has conocido, estoy seguro de que siquiera sabes cuál es mi color favorito.
—Pruébame, empieza.
—¿Color?
—Blanco.
—¿Número favorito?
—4, tu cumpleaños.
—¿Animal favorito?
—Gatos.
—¿Bebida, agua o jugo?
—Agua. Porque te cuidas del azúcar.
Empecé a preguntar y cada pregunta que le hacía la respondía sin una pizca de duda en sus respuestas.
—Incluso sé que cuando estás enojado masajes tu pulgar y cuentas hasta cinco. Cuando tienes pena miras por la ventana y te quedas mirando el cielo. Te gusta dormir con una vela aromática y mejor si es de manzana con canela. Sí no lo encuentras, es de vainilla.
—¿C-Cómo sabes tanto de mí?
—Siempre he sabido todo de ti. Soy observador de tus movimientos y emociones.
—¿Por qué ahora? ¿Por qué estás así? ¿Es por nuestro bebé? Sí, eso debe ser. No puede existir otra explicación.
—Sé que en dos años jamás he sido un buen esposo. La verdad he vivido con pena sin aceptar la pérdida de Phu. Sentí que tus padres te ofrecieron a los míos solo para sustituir el lugar de él. Cómo que a ellos no les importó su muerte. Y me negaba a aceptarlo por eso.
—¿Por qué jamás me lo dijiste? ¿Crees que yo no he vivido con pena? Me castigaste a mí por los errores de mis padres. ¿Crees que no soy consciente de eso? ¿Piensas que merecía tu indiferencia estos años?
—Claramente no, lo siento. Cuando me dijeron que estabas internado mi corazón se detuvo un momento y cuando venía hacia acá solamente podía maldecir. Maldecir porque te estaba perdiendo. No sabía por qué motivo te estaban internando y allí fue que comprendí que ya no puedo estar sin ti.
La verdad que no puedo negar que aquellas palabras hicieron que mi corazón volviera a latir como la primera vez cuando tomó mi mano y dijo acepto en el matrimonio. Hoy siento que estoy soñando, pero si esto es un sueño, por favor no me despierten quiero seguir soñando.
—Gulf en estos dos días que has estado inconsciente, he pensado muchas cosas, y no podía dejar de besar tus manos y pedirte perdón. Ahora que estás despierto, sé que mereces una sincera disculpa de mi parte y realmente te pido perdón por todo el daño que te he causado en este tiempo de casados. Sé que no tengo derecho a pedirte nada. Pero sé que tu corazón es bondadoso y solamente te pido que sigas siendo mi esposo y que formemos una familia. Lejos de nuestros padres.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que empecemos una familia nosotros tres con nuestro bebé en camino, una familia donde nuestros padres ya no nos digan qué hacer o dónde ir. Sé que eres un chico que ama los girasoles y estaba pensando que podríamos dejar esa casa que nos regalaron nuestros padres e ir y comprar una para nosotros con un gran jardín donde puedas tener muchos girasoles.
—¿¡De verdad podemos hacer eso?!
—Claro que sí, podemos hacer eso. Tú y yo ya somos adultos con 25 años. Estamos esperando nuestro primer hijo, por lo que sería bueno empezar a vivir nuestras vidas lejos de las familias que un día prácticamente nos vendieron, pero tampoco puedo ser tan malagradecido porque el que seas mi esposo es algo maravilloso y a partir de hoy quiero conocer cada pequeño detalle de ti y tú de mí ¿Te parece?
Al escuchar aquellas palabras mi corazón volvió a latir. Abrí mis brazos para recibir el abrazo más cálido de mi vida. Un abrazo que envolvía mi corazón y solo podía decir. Te amo Mew.
Después de dos días fui dado de alta y lo primero fue ir donde nuestros padres para decir la decisión que tomamos. Sus caras de desprecio solo nos hicieron levantarnos e irnos.
Mi Alfa cuida muy bien de mí y de nuestro hijo. A los meses supimos que sería un niño y su alegría era notoria. Cuando nació Alexander lo abracé fuertemente y lloraba. Lamente tanto el pensar en deshacerme de él.
—¿Por qué mi esposo mira por la ventana?
—Solo agradezco a Dios por mi hermosa familia. Por mi Alfa y mi hijo.
—Aún no eres mi Omega.
—¿Entonces qué esperas?
Sonreí y besé su mejilla. Caminé a la cama y me senté en ella mostrando mi cuello. Sus ojos cambiaron y camino a mí. Tomo mi cuello y lo beso. Luego solo sentí como sus colmillos se clavaban en mi cuello y la sangre escurría. Su lengua se encargó de cerrar mi herida.
—Ahora eres mi Omega. Te amo Gulf más que a nada. Gracias por la oportunidad.
—Y tú ahora eres mi Alfa y créeme que te amaré cada día más.
꧁𝐹𝑖𝑛꧂
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