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Capítulo 45

(5 de Noviembre del 2008)

P.O.V Nat

Me encontraba entrenando con Barton cuando él recibe una llamada de Laura. Ella ya está pronta a dar a luz por lo que ante cualquier llamada de ella Clint la contesta sin dudar.

—Hola, amor ¿todo bien?... ¿Que tú qué? Pero todavía faltan un par de días… Sí, sí entiendo. Salgo inmediatamente para la casa… ¿Tus padres alcanzan a llegar?... Ya, ya no hago más preguntas estúpidas… Yo le pregunto si se puede quedar con Cooper… Te amo, recuerda respirar… No te enojes, voy a llegar rápido… Relájate… Ok, me callo. Te amo, nos vemos—escucho a Barton hablar por teléfono.

—Clint, ¿está pasando lo que creo que está pasando?

—Eehh… sí, Laura acaba de entrar en trabajo de parto y la bebé se adelantó por lo que los padres de Laura no alcanzan a llegar para cuidar a Cooper. ¿Podrías ir a la granja y cuidarlo? Solo van a ser un par de días—dice bastante rápido y estresado.

—Clint, relájate y respira… Yo me quedo con Cooper, pero salgamos ahora. Si no me equivoco, la última vez que fuimos a la granja Alex y yo dejamos ropa en tu casa así que vamos a buscar a Alex y nos vamos.

—Sí, vamos—Clint empieza a caminar para el lado contrario.

—Clint, es por aquí.

—Yo… sí, eeeh, lo siento—me reí. Está muy nervioso el pobre.

Alex ya lleva casi dos meses con su tutora y le ha ido muy bien. Ella se ve mucho más relajada que cuando iba en la escuela y más feliz. Al llegar a la sala, le pedí perdón a la profesora por tener que retirar a Alex, ya que teníamos algo importante que hacer. Le expliqué rápidamente la situación a Alex y nos encaminamos al jet, donde Clint ya nos estaba esperando con los motores encendidos. 

El viaje en jet fue muy rápido. Clint estaba conduciendo a más velocidad de la que nos permite S.H.I.E.L.D, pero como nadie nos controla no vamos a tener problemas. En 15 minutos ya estábamos estacionando el jet en la granja. Entramos a la casa y veo a Laura con cara de dolor, pero intenta fingir por Cooper que la está mirando.

—Niños, ¿por qué no van a jugar al club un rato?—les digo a los niños.

—Pero yo…—intenta decir Cooper.

—Vayan y yo los voy a buscar cuando estén saliendo al hospital.

—Bueeeno—contesta Alex resignada.

Los niños salen corriendo en dirección al establo.

—Gracias, Nat. Cooper no se había querido despegar de mí todo el díaaaa—dice Laura en medio de una contracción. Clint se acerca a ella y la ayuda hasta que pase la contracción.

—¿Estás bien?—hablo un poco preocupada.

—Sí, ya pasó…Clint, ¿puedes ir a buscar los bolsos para subirlos al auto?

—Sí, ya los bajo—sube las escaleras y me hace una seña para que vigile a Laura, así que me acerco a ella.

—¿Duelen mucho las contracciones?

—Un poco. Con Cooper no me dolió tanto y el parto fue más rápido; literal, las contracciones empezaron, rompí fuente y a las dos horas ya lo tenía en brazos. Esta bebé me está dando más problemas, las contracciones empezaron durante la noche y todavía no pasa nada, pero me están doliendo cada vez más—se agarra de la mesa la cocina por otra contracción, entonces Clint baja la escalera y ayuda a Laura.

—¿Estás lista?—pregunta Clint.

—Sí, tu hija ya quiere salir—dice Laura y me río.

—Voy a buscar a los niños.

Salgo de la casa en dirección al establo.

P.O.V Alex

Cuando llegamos al club noto que Cooper estaba un poco cabizbajo.

—¿Qué pasa, Coco?

—Nada, Arándanos.

—No mientas, Cooper ¿Por qué estás tan triste?

—No lo estoy—levanto mi ceja—. Ya, bueno, quizás un poco.

—¿Por qué?

—¿Qué pasa si mis padres me dejan de amar cuando llegue mi hermana?

—Cooper, eso no va a pasar. Tus padres te aman, nunca te van a dejar de amar por la llegada de tu hermana.

—Pero ¿y si pasa?

—Ten por seguro que eso no va a pasar—lo abrazo.

—¡Niños, bajen!—grita Mamá.

—¿Qué pasa?—pregunto.

—Vengan a despedirse.

—Ya vamos…Vamos, Cooper—él asiente—. Hey, no tengas miedo. Tus padres nunca te van a dejar de amar ¿Vamos?

—Sí, vamos.

Bajamos las escaleras y empezamos a caminar hacia la cochera, ya que Clint y tía Laura estaban listos para ir al hospital.

Nos despedimos y luego entramos a la casa para comer una merienda. Cooper seguía cabizbajo.

—¿Todo bien?—nos pregunta Mamá.

—Sí—responde Cooper.

—Cooper piensa que sus padres la van a dejar de querer por la llegada de su hermana.

—Alex, era nuestro secreto—Mamá se acerca a él.

—Cooper, eso no va a pasar—dice Mamá.

—Le dije lo mismo, pero parece que no me cree.

—¿Y por qué supones eso, Cooper?—pregunta Mamá.

—Es que estos últimos días estaban mucho más preocupados de las cosas de la bebé que de mí—dice triste. Mamá se sienta, toma a Cooper y lo pone en su regazo.

—Cooper, es normal sentirse desplazado cuando llega un bebé. Por lo general, un bebé necesita de muchos cuidados y mucha atención, pero eso no significa que te vayan a dejar de amar; al contrario, el amor de tus padres se va a multiplicar con la llegada de tu hermanita. No te van a amar menos, a los dos los van a amar por igual y tú siempre puedes decir que a ti te amaron primero—lo abraza por la espalda.

—Gracias, tía Nat.

—De nada, pequeño.

Después de eso nos fuimos a ver una película mientras jugábamos con los legos y algunas otras cosas. Mamá nos mandó a ponernos el pijama para ver otra película y comer palomitas de maíz. Ya era bastante tarde, por lo que nos estábamos quedando dormidos. Pero Mamá recibió una llamada de Clint y nos habla cuando corta.

—Cooper, ya nació tu hermanita.

—¿En serio?—habla Cooper muy adormilado.

—Sí, pequeño.

—¿Cuándo podemos ir a verla?—pregunto.

—Quizás mañana. Hoy ya es tarde.

—Bueno—bostezo.

—Ahora vayan a dormir.

Mamá nos acostó a cada uno y estábamos muy cansados por lo que nos dormimos rápidamente. Al día siguiente nos despertamos temprano y Clint nos pasó a buscar para ir al hospital a conocer a la bebé. Llegamos a la habitación y la bebé estaba en una cuna al lado de la cama. Clint tomó a Cooper en brazos.

—Mira, Cooper, ella es tu hermana, Lila—le dice Clint.

—Hola, Lila, yo soy tu hermano mayor y siempre te voy a cuidar—yo me paro al lado de la cuna viendo a Lila.

—¿La quieres tomar Cooper?—pregunta Tía Laura.

—Ella es muy pequeñita, le puedo hacer daño.

—Yo te voy a enseñar a tomarla, campeón, siéntate al lado de tu madre y yo te ayudo a tomarla.

Cooper se prepara y toma a Lila en brazos. Luego de eso me dejaron tomarla y Mamá también la tomó.

Estuvimos un rato más en el hospital y después Clint nos llevó de vuelta a la granja. Al llegar con Cooper fuimos a jugar al club secreto.

—Cooper.

—¿Qué pasa, Alex?

—Tenemos que buscarle un nombre clave a Lila para que pueda entrar al club.

—Sii, tienes razón ¿Qué frutas empiezan con L?

—A ver, yo conozco la Lima.

—También está el Limón.

—Y el Litchi.

—¿Litchi? ¿Qué es eso?

—Ni idea, pero lo escuché por allí—levanto los hombros.

—Creo que esa fruta no. Hay que decidir entre Lima y Limón.

—A mí me gusta más Limón.

—A mí igual. Entonces desde hoy Lila va a ser Limón.

—Hay que anotarlo en la pared.

—Siii ¿Qué color le ponemos?.

—¿Lila?—se ríe.

—Me parece.

Anotamos el nombre de Limón en la pared junto con todos los demás nombres claves de los que pueden entrar al club.

*2 días después*

Hoy por fin llegaban Clint, tía Laura y la bebé a la casa. Les teníamos preparada una bienvenida; decoramos la casa, pusimos un gran cartel y muchos globos,. Estuvimos toda la tarde juntos, también llegaron los papás de tía Laura para conocer a la nueva bebé. Al caer la noche ordenamos las cosas y nos fuimos a acostar. Me puse pijama y con Mamá nos acostamos en la cama.

—Mamá.

—Sí, milenka (mi pequeña).

—¿Cómo se hacen los bebés?

P.O.V Nat

La pregunta de Alex me dejó helada. Me esperaba cualquier cosa menos eso. ¿Qué le digo? ¿La verdad o esa historia de la cigüeña?

—Mamá, ¿cómo llegan los bebés a las panzas de las mujeres?

—No es algo fácil de explicar, Alex.

—¿Por qué?

—Porque ahora no lo entenderías, cuando seas más grande lo vas a entender.

—Pero yo lo quiero saber ahora—se cruza de brazos.

—Ok, te voy a explicar…

—Pero no me vengas con el cuento de la cigüeña porque no me lo creo—me río. A veces olvido lo madura que puede llegar a ser para su edad.

—Entendido, nada sobre cigüeñas. Partamos por lo principal: tú sabes que las mujeres y los hombres tienen diferencias en sus genitales…

Poco a poco le empecé a explicar sobre el aparato reproductor tanto femenino como masculino. Sobre el sexo, cómo funcionaba y cosas de ese estilo. Fue una explicación bastante larga y detallada. Ver las caras de Alex durante las explicaciones fue muy divertido, a veces ponía cara de no entender y otras veces ponía cara de asco.

—Ya no quiero tener hijos, el proceso es muy asqueroso—me río.

—Alex, eso es algo totalmente normal. No tiene por qué darte asco, solo tienes que acordarte de algo muy importante: el sexo siempre debee ser consentido.

—¿Qué es eso?

—Significa que las dos partes involucradas deben estar de acuerdo.

—¿Y qué pasa si alguien está en desacuerdo y no lo quiere hacer?

—Eso es una violación o también un abuso. Por eso es muy importante que nadie te puede tocar si tú no quieres; siempre puedes decir que no, aunque estén a punto de iniciar el acto. Si tienes una pareja, esa persona siempre te tiene que escuchar y tú siempre le tienes que escuchar—al terminar de decir eso veo que Alex agacha la cabeza—. ¿Qué pasa, pequeña? ¿Todo bien?

—¿Qué pasaría si alguien ya me tocó y yo no quería?—creo que me quedé sin aire.

—¿Por qué lo dices, milaya?—pregunto con miedo de escuchar la respuesta.

—Es que, cuando estaba en la Habitación Roja con Madame B, había veces que llegaban hombres más grandes…

—¿Y ellos te tocaban?

—A veces.

—¿Qué otras cosas hacían?

—No lo recuerdo bien, pero había veces que nos levantaban las poleras y había otras veces donde llevaban a algunas niñas a la Habitación Blanca—dice bostezando. En sus ojos puedo ver que está cansada, sin embargo, a mí me causa tanta repulsión lo que ella está diciendo que me quita el sueño y me cuesta imaginar todo lo que pasó.

—¿Alguna vez ellos te llevaron a la Habitación Blanca? ¿Hicieron algo más que levantarte la polera?

—No me acuerdo—contesta casi quedándose dormida.

—Duerme, hija, otro día seguimos hablando sobre esto.

—Buenas noches, Mamá—habla con los ojos cerrados.

—Buenas noches, pequeña.

Me quedo a su lado hasta que me aseguro de que está durmiendo. Su respiración se ve relajada, por lo que decido salir de la pieza para ir a la cocina. Mi cabeza no para de dar vueltas en todo lo que me dijo Alex.

—¿Todo bien?—pregunta Clint lo cual ocasiona que me asuste.

—Mierda, Clint, me asustaste—llevo la mano a mi corazón.

—Lo siento, solo que te vi muy ensimismada en tus pensamientos y con expresión preocupada, por lo que vuelvo a insistir: ¿todo bien?

—No lo sé.

—¿Qué sucede?

—Alex me preguntó cómo se hacen los bebés. Se lo expliqué todo, le expliqué el consentimiento y esas cosas.

—¿Podrías seguir? Sigo sin entender tu preocupación ¿Acaso Alex te dijo que quiere tener un bebé ya o que?—pregunta bromeando.

—Bueno, me dijo que nunca quiere tener bebés y que el proceso es asqueroso.

—Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?

—Lo que me dijo después de esa conversación.

—¿Y qué te dijo?

Suspiro y suelto todo lo que Alex me dijo. La cara de Clint es un poema.

—Clint ¿Qué pasa si esos hombres abusaron de Alex?

—Ella no sé acuerda, quizás no pasó nada.

—¿Y si está reprimiendo sus recuerdos? Yo no la pude proteger en todos esos meses. Ella no tenía que pasar por todo eso, tenía solo seis años—las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas. Clint me abraza.

—¿Qué quieres hacer al respecto?

—No lo sé, no sé si quiero que Alex recuerde o que nunca en su vida recuerde lo sucedido. Tengo ganas de matar a alguien, pero ni siquiera sé quienes son las personas.

—Creo que lo mejor será pensar esto con la mente fría, investigar un poco y ver que hacemos. ¿Te parece?—asiento.

—Gracias, Clint.

—Ahora ve a dormir, que te ves bastante cansada.

—Buenas noches—digo mientras camino hacia mi habitación.

—Buenas noches—escucho a Clint decir a lo lejos.

Me recuesto al lado de Alex mientras le hago cariño en el pelo. Ella se acurruca en mí y me prometo a mí misma que nadie le va a volver a hacer daño. Es mi pequeña y la voy a cuidar siempre. Me quedo dormida a su lado.

NA:

Poco a poco nos vamos enterando un poco más de lo que Alex sufrió en la Habitación Roja y con esto nos damos cuenta de lo fuerte que es esta niña.

En mi opinión creo que es importante empezar con la educación sexual desde que son pequeños y es por eso que Nat le explicó el proceso de como se hacen los bebés a Alex.

Nos vemos el Domingo 12 de Febrero con un nuevo capítulo, no se olviden de tomar agua y de disfrutar de la vida.

~Heima💜

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