Capítulo 04
«A mitad del camino de la vida, me encontré perdido en una selva oscura, por haberme apartado del camino recto».
—Dios, ¿cómo consiguen iniciar con frases tan épicas? —preguntaba Kurebai, leyendo un libro.
—Oh, sé a lo que te refieres —sonrió Kisara, extrañamente entusiasmada mientras todos desayunaban—. Como el inicio de “Cien años de soledad”, son las primeras líneas que te dicen que definitivamente son obras maestras de la literatura.
—Ah, sí. Son líneas que, al recitarlas, si has leído el libro, definitivamente sabes a qué libro hace referencia —asintió Tsuki, muy feliz por hablar de literatura—. Parece que mi deseo de que hubiera fanáticos de la lectura entre los nuevos estudiantes se hizo realidad.
—¿Cómo comienza “Cien años de soledad”? —preguntó Josh, curioso mientras masticaba unas galletas, y Kisara sonrió con cierto aire de suficiencia.
—Ejem —la de mechas rojas fingió que tosía, para aclararse la garganta y recitar lo que pedían—: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo».
—Oye, sí, jaja. Suena épico, tal vez me lo lea —dijo Josh, sinceramente impresionado.
—En realidad, no es para todos los gustos. Dudo que sea de tu agrado —afirmó Kisara, de repente desapareciendo su anterior entusiasmo y mostrando cierta desolación.
—Wah... —Josh casi se queja, pero solo sonrió incrédulamente— La actitud de Kisara-san me recuerda a la de Tsuki cuando habla muy entusiasmada de un libro, pero luego hace todo lo posible para que no lo lea cuando me muestro interesado.
—No lo niego —dijo Tsuki—, pero es porque sé que no te va a gustar y no quiero escuchar comentarios negativos de un libro que a mí sí me gusta.
—¡Oh, alguien me entiende! —se emocionó nuevamente Kisara.
—El estado de ánimo cambiante de Kisara-san me preocupa... —comentó Josh en voz baja.
—Oye, Kisara, yo también te entiendo —insistió Danna con un poco de enfado.
—Sí, pero todavía no te perdono que te guste más “Romeo y Julieta” que “Hamlet”.
—Confirmo que eso es imperdonable, Danna-san —asintió Sole, y mientras todos reían o sonreían, la albina miró hacia Kurebai que igualmente se divertía con sus compañeros, pero trataba de continuar con su lectura—. Y tú, ¿por qué de repente estás leyendo eso?
—Porque dijiste que te gustaban los clásicos, y no se me ocurrió un mejor clásico que este —confesó sin titubeos Kurebai, sin despegar su mirada de las páginas del libro, sorprendiendo a Sole.
—En realidad, juraría que dije que estaba cansada de los clásicos, pero ciertamente me refería a las representaciones tan repetitivas de las obras de teatro, y sí, me gustan los clásicos. ¿Cómo lo supiste?
—Pues estuve pensando en el Castillo Greedweiß, que me recordó a la clásica cultura grecolatina, y como tal todo me llevó a pensar en ti. Además, como yo ya que me había leído “La Ilíada” y “La Odisea”, recordé que no me había leído este libro —dijo sencillamente Kure, mientras Sole, sin inmutarse, hizo un sonido como que parecía ligeramente sorprendida—. Ah, por cierto —dijo el de ojos rosados dirigiéndose a la conversación anterior entre Kisara, Tsuki y los demás—, no estoy de acuerdo con que es necesario leerse el libro completo para recordar una frase.
—¿Por ejemplo? —preguntó Tsuki, curiosa.
—«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme» —dijo Kure, y todos rieron divertidos durante el desayuno, pues todos habían comprendido a qué libro se refería. El profesor Edgard observaba a sus estudiantes en silencio, sorprendido por lo bien que parecían llevarse, y sonrió tiernamente.
[...]
—El juego de la soga sonaba más divertido en mi cabeza —decía Josh mientras jalaba lo más que podía, pero su equipo parecía estar en una terrible desventaja.
—En realidad, la mayoría de los estudiantes de Esmelt eran increíblemente buenos en este juego de jalar la soga. Parece que se debe a que los estudiantes de Sefiro suelen ser más... delicados —dijo Mary, sentada junto a unos pocos más, mientras observaban a los que participaban en el entrenamiento.
—¡Pues si los de Esmelt son tan buenos entonces ven tú misma a ayudar! —dijo Kurebai, un poco enojado, porque estaba en el equipo que llevaba la desventaja.
—Dije “la mayoría”, y yo obviamente me incluyo en la minoría —dijo Mary sencillamente—. ¿Acaso no me viste perder en la ronda anterior?
—¿Cómo Edgard-san puede saber quiénes son los diez indicados para este juego colocándonos al azar en estos juegos de práctica? —preguntó Josh, confundido.
—Si hablaran menos y se concentraran más, tal vez tu equipo no estaría en desventaja, Josh —dijo Edgard, y Josh tuvo que tragar en seco, apenado.
—Lo bueno es que, si perdemos este juego en el juego oficial, podremos echarle la culpa a Edgard por su mala elección —medio bromeó Kurebai, pero se notaba que trataba con todas sus fuerzas de salvar la desventaja en la que su equipo se encontraba.
—Deus-san, ¿puedes dejar de pisarme? —preguntó Jaden, que estaba en el equipo contrario al de Kurebai y Josh.
—No te estoy pisando, tú estás demasiado cerca de mí —se quejó Deus.
—Esto no funciona, esta alineación es horrible, Edgard-san —comentó Jaden, pero el profesor solo continuaba escribiendo en su libreta, y miraba de vez en cuando los movimientos de sus estudiantes.
—Solo háganme caso —dijo Edgard sin inmutarse.
—¿Crees que funcione la estrategia de Edgard-san? —le preguntó Kisara a Orion, estando los dos en la zona de los espectadores.
—¿Tú qué piensas al respecto? —le sonrió sutilmente Orion a la de mechas rojas.
—Lo que me preocupa de este método es cansar demasiado a los demás que no serán seleccionados para el juego de la soga y que sí podrían participar en otros juegos, pero como estarán demasiado agotados debido a este esfuerzo, puede que pierdan, y nuestras posibilidades de ganar entonces disminuirían. Sin embargo, como Edgard-san es vuestro profesor y no el nuestro, pensé que podrías conocer mejor su forma de actuar, por eso te pregunté —aclaró Kisara.
—Edgard-san fue policía antes de trabajar como profesor, así que confío en que sabe un poco de estrategia —comentó Orion, sorprendiendo un poco a Kisara.
—¿Qué rayos hace un policía trabajando como profesor? —inquirió la de mechas rojas para sí misma, y Orion sonrió ligeramente.
—¿Qué rayos hacen unos estudiantes jugando a la soga en vez de hacer algo más relevante? —preguntó medio burlona Sarah, que estaba al lado de Kisara.
—Bueno, hay gente que se dedica a los deportes —comentó Sole.
—Pero ese no va a ser nuestro caso —sonrió Sarah—. Entonces, invertir nuestro tiempo en algo que sabemos que no será a lo que nos dediquemos el resto de nuestra vida, y ni siquiera es algo que nos apasiona... ¿No te parece una pérdida de tiempo? Es decir... creo que nuestra vida es demasiado corta como para desperdiciar estos pequeños momentos.
—¿Qué te gusta, Sarah? Es decir, ¿en qué crees que vale la pena invertir el tiempo? —preguntó Sole, curiosa por el razonamiento de la chica de Sandler.
—Mmm... Creo que siempre la respuesta será pasar tiempo con todo lo que te gusta —sonrió sencillamente Sarah—. Me gusta pasar tiempo con mi hermanito Selik, y también con Kisary-chan —dijo mientras golpeaba con su hombro el de Kisara a su izquierda.
—Entonces creo que no estás desperdiciando tu tiempo justo ahora —Sole mostró una sonrisa poco habitual en ella, entre inteligente y bondadosa—. Estás compartiendo un pequeño, pero valioso, momento con dos de tus seres queridos. Si la vida te obliga a estar en una situación, creo que al menos siempre será una bendición el que puedas escoger permanecer al lado de tus seres queridos.
—Wow... Sole, eso fue muy profundo —sonrió pícaramente Sarah—. Por eso tú también me agradas tanto. Sí, tienes razón. Este es un pequeño, pero valioso, momento en mi corta vida.
[...]
—¿Río Límbico? —preguntó Sole, muy confundida.
—Para llegar a la “Capital Kingdom” desde el Castillo Greedweiß, después de atravesar la “Zona Mítica”, necesitan pagar el viaje por el Río Límbico, que lleva directo a la capital de OML —dijo Elia.
—¿Y cuánto cuesta el pasaje? —preguntó Josh, curioso.
—Dos monedas de oro —respondió Ecila.
—¿No es eso muy caro? —inquirió Kurebai de brazos cruzados, desconfiado— Apenas todos nosotros logramos derrotar a un monstruo en la “Zona Mítica” que dejó tres monedas de oro a cada uno, no me imagino cómo conseguir tanto dinero en este juego.
—Eso es porque los monstruos de la “Zona Mítica” son más fuertes, mucho más fuertes, que los de las demás zonas que van hacia los otros castillos o ciudades —dijo Elia con una despreocupada sonrisa—. Por eso mi idea es que los Greedweiß aquí presentes vayan a “Capital Kingdom”, y los demás irán a la ciudad correspondiente a sus respectivas razas para intentar entrar al castillo y conseguir las estrellas. Los demás castillos no tienen una buena opinión de los Greedweiß, así que si Sole o alguien más se dirige a esos lugares será difícil ganarnos su confianza.
—Entiendo el plan, me parece lo más lógico, pero... ¿Qué lograremos en “Capital Kingdom”? —inquirió Sole, todavía dubitativa.
—Es la ciudad menos prejuiciosa de todas, así que recomiendo que sea a la primera a la que vayan.
—Supongo que esa es tu forma enigmática de sugerir que sabremos lo que tendremos que hacer una vez que lleguemos allí, ¿no? —preguntó Sole, incrédula, y Elia sonrió asintiendo con la cabeza.
—Sí, digamos que es una sorpresa, así que perdón si no puedo ser más directa.
—Como sea, pero de nuestro grupo solo Ellie y yo somos Greedweiß —advirtió Sole.
—Sí, pero no se preocupen, Ecila y sus hermanos irán con ustedes.
—Hola, mi nombre es Emily —sonrió tímidamente una chica que ciertamente se parecía mucho a Ecila—. Espero poder ser de ayuda.
—Y yo soy Elliott, encantado —el chico, alto y atractivo, delicadamente sostuvo la mano de Sole y le dio un beso en el dorso. La chica se sonrojó de lo inesperado que le resultó, y mientras muchos se ruborizaron con algunas sonrisas como Tsuki, otros solo parecían confundidos, único caso era el de Kurebai, que entrecerró un ojo mirando con molestia a Elliott por su acto.
—Te... ¿Te conozco? —preguntó Sole, ya que el muchacho se le hacía conocido.
—En la vida real, no sabría decir. Pero en mis más hermosos sueños siempre has estado tú —dijo Elliott con un rostro calmado, no parecía ser un típico conquistador, de hecho, sus hermanas parecían un poco confundidas, como si su hermano estuviera haciendo algo que nunca había hecho antes. El sonrojo de Sole, aunque se mantenía, había disminuido, ya que le pareció un comentario demasiado cursi como para ella poder soportarlo y su cara fue una mezcla entre desagrado e incomodidad.
—Es imposible que se conozcan en la vida real —se quejó en voz alta Kurebai, cruzando los brazos con irritación—, e incluso si es así, ¿cómo podrías reconocer a Sole a través de su avatar?
—Bueno, las últimas generaciones de jugadores terminan teniendo avatares muy similares a sus “yo” en el mundo real. Incluso, en la mayoría de los casos, sus nombres son los mismos que los verdaderos, ¿o me equivoco? —preguntó Elliott con una atractiva sonrisa, y todos los que tenían sus verdaderos nombres en el juego o que su avatar coincidía mucho con su apariencia en el mundo real se avergonzaron.
—Supongo que podemos culpar a los padres por ponernos nombres exóticos —se excusó Kisara.
—O a nosotros por no ser lo suficientemente originales para crear un nuevo nombre —bromeó amistosamente Elliott—. Mi nombre también es el mismo que en el mundo real.
—Bueno, se irán conociendo más poco a poco —dijo Elia—. Por ahora, ya saben lo básico sobre las batallas en este mundo y creo que les expliqué todo lo que conozco de las otras Entidades. Si les preguntan dónde aparecieron, recuerden señalar el pequeño territorio entre la “Zona Mítica” y el comienzo del Río Límbico, el único lugar donde hay monstruos lo suficientemente creíbles que ustedes pueden derrotar, y que decidieron ignorar la “Zona Mítica” porque sus monstruos eran demasiado poderosos.
—Sí, sí, jefa. Entendido —Kurebai se llevó las dos manos a detrás de la cabeza y se apartó del grupo. Cada uno, preparando sus armas o estrategias, se unió a los demás semejantes por sus Entidades y comenzaron a conversar un poco antes de partir a sus respectivos destinos.
—Bueno, te encargo a mi hermanito, Kisary-chan —sonrió Sarah.
—Siento que es demasiada responsabilidad, pero lo intentaré —suspiró Kisara.
—Jeje, tranquila, Selik es muy fuerte como para valerse por sí mismo, también le dije que te cuidara a ti —bromeó Sarah, y Kisara sonrió incrédula.
—Sin embargo, no sé si tú estés segura con los Verdes —advirtió la pelirroja, y Sarah volteó a ver a los otros Neidgreen de su grupo: Nash, Danna y Patrick.
—Sí, tienes razón —sonrió Sarah—. Patrick es un vago, la máxima expresión de pereza que se me ocurre, mientras que Nash y Danna... Bueno, no hablan de ello, pero no se conocieron en buenos términos, e intentan evitar el tema, pero es claro que hay distancia entre ellas, no sé cuánto podrán colaborar.
—Es normal, sus padres estuvieron en bandos contrarios en los peores momentos entre Sefiro y Esmelt, pero creo que son lo suficiente maduras como para sobrellevarlo —asintió Kisara.
—Yo estoy un poco nervioso —admitió Rico, pero sus hermanitas solo sonrieron.
—Vamos, eres un exagerado, nii-san —rio Rina, divertida.
—Yo estoy contenta por poder acompañar a Yuki-chan y los demás —se sinceró Rikki con su tierna habitual sonrisa—. Pero estoy un poco triste por no poder pasar más tiempo con Selik-kun, quiero que me enseñes más sobre ajedrez. ¡Eres increíblemente bueno! —le dijo muy entusiasmada, acercando mucho su rostro al de Selik, el cual, aunque con su común seriedad en el rostro, no pudo evitar sonrojarse.
—Eh... Claro, cuenta conmigo —habló Selik, en lo que parecía ser una extraña muestra de nerviosismo en su voz usualmente calmada.
—Patrick, no causes muchos problemas —conversaba Reina con su amigo.
—¿Qué eres? ¿Mi madre? —inquirió Patrick, con su habitual expresión cansada.
—No, pero me preocupo mucho por ti —suspiró Reina—. Es una lástima que yo sea de los Azules y tú de los Verdes, así no puedo vigilarte.
—Dices que te preocupas por mí, pero hablas como si en vez de yo causarme problemas solo causaré problemas a otros —confesó Patrick.
—Bueno, cualquier problema que le causes a otros es también un problema que te causas a ti.
—Eres demasiado buena para este mundo, Reina-san —dijo Patrick, y su amiga le sonrió.
—Más que los Azules... Yo nos llamaría “los Bestias” —comentó Josh, orgulloso.
—Encuentro muchos problemas en ese nombre —bromeó Jaden.
—Jaja, sí, no soy bueno nombrando. Pero igual me gusta el azul —dijo Josh.
—Nunca había tenido un avatar tipo animal —agregó Arien, observando sus características de delfín, y su hermano Orion asintió con la cabeza.
—Me sucede lo mismo, lo máximo que he experimentado es tener cuernos de demonio, pero era solo estético y nada práctico o funcional —dijo el gemelo peliazul mayor.
—Aunque Yuki parece muy acostumbrada a su avatar —sonrió encantadoramente Arien observando a la semihumana Neko, que volteó a verlo y asintió con la cabeza.
—Sí, creo que tengo una conexión con los gatos.
—Jaja, por eso te llevas tan bien con el gato de Betrug-san —dijo Arien.
—Sí, puede ser por eso —admitió la chica con orejas de gato.
—Oye, Kure, es idea mía o... ¿te está comenzando a gustar la albina? —preguntó Bloom con su habitual sonrisa bromista.
—¡¿SOLE?! —el pelinegro de ojos rosados gritó ruborizado, pero se aseguró de bajar la voz lo suficiente para que solo sus amigos Zaykos y Bloom a su lado lo escucharan.
—En realidad no dije el nombre, y estamos en la “Ciudad de los Albinos” con peliblancos por todos lados, así que es verdad lo de Kure y Sole... —bromeó Bloom, y Kurebai se ruborizó esta vez por completo.
—Claro que no... Son solo malinterpretaciones tuyas —dijo Kure, serio.
—Como experto conquistando chicas, noto tus cambios desde que la conociste —insistió Bloom con los brazos cruzados, altanero—. Ese interés por los gustos de ella, la literatura y las obras de teatro según me contaste, y recientemente que te pusieras celoso con ese chico Elliott. Lo siento, amigo, pero tienes una enfermedad que se agrava con el tiempo, se llama “pendejitis por enamoraditis”.
—Deja de fastidiarme —se quejó el de ojos rosados.
—Bueno, hasta yo puedo decir que, se trate o no de un enamoramiento, has comenzado a mostrar interés por Sole. ¿A qué se debe eso? ¿No estabas enamorado de Mirai? —preguntó Zaykos, calmado.
—Solo me agrada un poco... Es decir, es un poco fastidiosa a veces, una presumida inaguantable y narcisista hasta la médula, obstinada y muy pesada en ocasiones... Pero es agradable.
—... No puedo concebir que digas todas esas cosas de alguien que te agrada... —bromeó incrédulo Bloom por la perorata de Kurebai— A no ser que te guste románticamente, claro.
—Lo que tú digas, no insistiré en eso —dijo el de ojos rosados, evasivamente.
—Volviendo al tema principal —dijo Zaykos de forma madura—, Elia-san ya nos ha dicho más o menos cómo tenemos que actuar cuando lleguemos al Castillo Negro, pero me preocupa su confianza.
—¿Confianza? —inquirió Bloom, confundido.
—Habla como si en las otras Entidades podemos encontrar personas muy malas, y no precisamente solo en el juego —aclaró Zaykos—, sino dispuestas a hacer cosas horribles en el mundo real con tal de ganar en este mundo. Pero al mismo tiempo cree que nosotros, unos novatos en OML, podremos conseguir llegar al final de este universo virtual.
—Tal vez solo tiene confianza en sus propias habilidades. Es una veterana en este mundo, ¿no? —sugirió Bloom, y Zaykos ladeó un poco la cabeza, muy pensativo.
—No sé... Es una persona muy enigmática... Si es tan poderosa... ¿por qué no ha conseguido las estrellas en todos estos meses que OML ha existido? —preguntó Zaykos.
—Oye, no importa qué tan bueno sea alguien, enfrentarte tú solo a todo el mundo es imposible. Ella misma dijo que los Greedweiß son muy escasos en este mundo —sonrió Bloom, despreocupado.
—Mmm... Sí, tienes razón en eso —admitió Zay.
—¿En qué tanto piensas, Mirai? —preguntó Tsuki, acercándose a su compañera morada, que miraba disimuladamente hacia Kurebai y sus dos amigos.
—Ah... No es nada... —la chica sonrió tímidamente, pero parecía preocupada por algo.
—¿Te encuentras bien? Entiendo que esto pueda parecer mucha responsabilidad, pero disfruta, es solo un juego —sonrió Tsuki, sorprendiendo a Mirai.
—Jaja, sí, tienes razón —asintió Mirai—. Aunque... Pareces bastante calmada, Tsuki-chan. Pensé que te estarías quejando por tanto trabajo en nuestras manos.
—Ah, sí. Suena a algo que haría yo, pero... Supongo que me estoy divirtiendo con todos. Aunque parezca difícil de creer, cuando tantas personas colaboran juntas, el espíritu colectivo comienza a contagiarnos con los pequeños momentos divertidos y alegres —sonrió Tsuki.
—Es un pensamiento muy bonito —se conmovió Mirai.
—Nosotros nos demoraremos la mitad que los Azules y los Negros en llegar a nuestro destino —intervino Mary, con los brazos cruzados—, porque el Castillo Morado se encuentra relativamente cerca del Castillo Blanco en el que estamos ahora, pero el Castillo Azul y el Negro se encuentran exactamente al lado opuesto de los Greedweiß en el mapa de OML.
—Bueno, agradezco no tener que caminar mucho —bromeó Tsuki.
—Pero entiendo tu preocupación, Mary-san —dijo Deus.
—¿Preocupación? —preguntó Tsuki, confundida.
—Me refiero a que los Glutschwarz, la Entidad Negra, son los principales antagonistas de los Greedweiß, la Entidad Blanca, por así decirlo —explicó Deus.
—¿Los principales antagonistas? —Tsuki se mostró confundida— Sé que Elia-san dijo que había cierta enemistad, y es obvio que la Entidad Negra tiene las habilidades opuestas a la Entidad Blanca, pero...
—Será difícil para Kurebai, Zaykos y Bloom llegar a los Glutschwarz por lo lejos que se encuentran, pero... —agregó Unde— Lo más peligroso es que tal vez la Entidad Negra tendrá sus sospechas sobre las intenciones del “Trío Peligro” y su posible relación con los Greedweiß, sus principales enemigos.
—Exacto. A eso me refiero —asintió Deus.
—¿Creen que Kurebai estará en peligro? —preguntó Mirai, preocupada.
—Vamos, no hablen como si esto fuera un mundo real, da un poco de miedo cuando hablan tan seriamente de nuestras actividades en este juego —sonrió nerviosamente Tsuki.
—Sí, tal vez estamos siendo paranoicos justo ahora —admitió Deus, pero su rostro continuaba pensando al respecto, lo que hizo sonreír incrédulamente a Tsuki.
—... ¿Creen que la Entidad Blanca nos esté tendiendo una trampa? —preguntó Mirai, de repente muy preocupada, lo que hizo tragar en seco a Tsuki, que ya estaba lo suficientemente nerviosa.
—¿Eh? ¿A qué te refieres? Ecila-san y sus hermanos también irán con Sole y Ellie, así que no creo que Elia-san les ordenara que les tendiera una trampa, pues sería muy evidente quién es el culpable si pasa algo —dijo Tsuki, siendo bastante razonable.
—Y si... ¿Y si Sole y Ellie también están confabulando con Elia-san y los demás Greedweiß? —la pregunta de Mirai dejó un poco sorprendidos a sus demás compañeros morados.
—... ¿En qué te basas? —preguntó Deus, después de pensarlo un buen rato.
—Oh, vamos, Deus-san, no deberías ni pensar en esa posibilidad —se quejó Tsuki—. Sole y Ellie son nuestras amigas, si bien no conocemos mucho a Elia, Ecila y los demás... No deberíamos desconfiar de Sole y Ellie, ellas tampoco conocen a los Greedweiß, al menos no más que nosotros.
—Pero ese chico, Elliott, actuó con mucha naturalidad y confianza delante de Sole, como si la conociera de antes —sugirió Mirai—. Y Elia-san no quiso decir delante de nosotros cuál era la “sorpresa” que Sole y Ellie tendrían en la “Capital Kingdom”.
—Jaja, supongo que te ha afectado mucho el “Among Us”, Mirai-chan —rio Tsuki, divertida, no dándole importancia a las sospechas de la chica—. Pero Sole y Ellie son buenas chicas, y no tienen razones para traicionarnos de esa forma. Confío en ellas, son muy agradables.
—Es que me preocupa Kurebai... —admitió Mirai— Su cercanía con esa chica tan enigmática, Sole... Y las preocupaciones de Mary y Deus por la desventaja de la Entidad Negra al ser los opuestos directos de la Entidad Blanca... Solo me hizo preocuparme por él, es un chico muy sensible, aunque no lo admita. Es un compañero muy preciado para mí.
—Ay, eso es muy lindo —sonrió Tsuki, entusiasmada con cualquier evento que parezca amor—. Espera... Tienes novio, Mirai-san, eso no está bien... —dijo de repente, preocupada, y Mirai se ruborizó casi por completo, muy nerviosa y tratando de hablar en voz baja para no llamar mucho la atención.
—¡No es en ese sentido, Tsuki-chan! Yo le soy fiel a Akihito-kun —aclaró Mirai.
—Eso es bueno, ser fiel es bueno —asintió Tsuki, despreocupándose.
—Yo conozco a Ellie, es la novia de Jaden-san y sé que es una buena persona —afirmó Unde—. No puedo hablar mucho sobre Sole, pero es una preciada amiga de Kisara, y Jaden-san confía en Kisara, así que yo confío también en Sole. Timaker y Jaden son mis mejores amigos, y confío en sus intenciones.
—Mmm... Comprendo tus argumentos, Mirai-san —dijo Deus—. Pero, aunque los Greedweiß supuestamente se destacan por la avaricia, me parece un plan demasiado elaborado al punto de que es improbable que se trate de una traición de parte de Sole y Ellie. Al menos es lo que yo pienso.
—Sí, tienen razón. Creo que exageré —dijo Mirai, un poco avergonzada.
—Jaja, parece que te preocupa mucho Kure. Tal vez deberías decírselo, le hará feliz —sonrió Tsuki.
—Sería todavía más vergonzoso, jeje —bromeó Mirai, y los morados sonrieron amigablemente.
—¿Estás preparada, Danna-san? —le preguntó Nash, sorprendiendo a la chica de Esmelt.
—¿Eh? Ah... Supongo, aunque somos unas novatas en este mundo, cualquier cosa es posible.
—Sí, aunque yo estoy preocupada por mi hermano, creo que fue enviado a un mal pecado.
—Todos los pecados son malos, no sé cuál sería el mejor —bromeó Danna.
—Mmm... Yo diría que la ira es más peligrosa, pero... la avaricia y la envidia pueden llegar a ser muy perversas —comentó tranquilamente Nash, como quien reflexiona sin dar mucha importancia.
—¿Nos estás llamando perversas? Jaja —rio Danna, divertida.
—No, solo es un juego, no creo que provoque un caos en el mundo real —se sinceró Nash.
—En realidad, si te soy sincera, yo sí estoy un poco asustada. Me da miedo lo que este juego pueda provocar en los seres humanos que lo juegan. ¿En qué momento este mundo falso puede tornarse real...? Algo así ha estado ocupando mi mente todo este tiempo —confesó la peliverde de Esmelt.
—Un mal presentimiento, ¿quizás? —inquirió Nash, un poco sorprendida.
—Creo que sí. Espero estar equivocada... En todo caso, no pensaba que iniciaras una conversación conmigo tan fácilmente, Nash, estoy sorprendida.
—Ah, bueno... Solo intenté comenzar una relación más agradable entre nosotras, ya que estamos en la misma Entidad y ya que eso también nos ayudará a colaborar para el “Festival Coliseum”. De hecho, yo pensé que me ignorarías si te hablaba en primer lugar, así que debo disculparme por prejuiciarte.
—Jaja, me alegra que no pareces odiarme. En cuanto a mí, tú tampoco me desagradas, así que no te preocupes. Además, ya viste que puedo resultar bastante tímida en ocasiones, ¿cierto?
—Sí, me alegra que sea agradable conversar contigo —sonrió Nash—. Los problemas que tuvieron nuestros padres no nos incumben, cada uno de nosotros es diferente, pero nuestras discrepancias no deben ser nuestra justificación para causar conflictos. Tardé un poco en darme cuenta, pero creo que lo entendí.
—Has madurado, cuando éramos pequeñas creo que eras bastante diferente a como eres ahora.
—Sí, solo espero que los cambios, de aquí en adelante, sean siempre para mejor —sonrió Nash.
—Creo que, entre nosotros los Naranjas, las únicas afortunadas son Sally y Leydis —dijo Hawk.
—¿Y eso por qué? —preguntó Timaker, curioso.
—Pues porque ellas son mejores amigas, y están en la misma Entidad, pero yo tuve que separarme de mi Bro del alma, Josh, y tú también, Timaker. Después de todo tuviste que separarte de tu mejor amigo Unde, ¿no es cierto? —inquirió Hawk.
—Oh, es cierto. Es un poco triste, pero creo que es parte de la vida este tipo de caminos separados. Lo importante es que nuestros sentimientos no cambien una vez que nos volvamos a encontrar con nuestros seres queridos —dijo sencillamente Timaker, con una sonrisa casi angelical.
—Vaya, eres profundo. Casi como un poeta —medio bromeó Sally.
—Akihito-san también se tiene que separar de su novia. ¿Estás bien con eso? —le preguntó Leydis, tan servicial y preocupada por los demás como solo ella lo era.
—Sí, tranquilos, Mirai y yo tenemos canales en YouTube y cada uno por nuestro lado subimos videos sobre diferentes juegos, así que esto es algo similar para nosotros —dijo el rubio.
—Oh, una pareja digital, suena increíble. Me gustaría una relación así —sonrió Leydis.
—Dudo que a Kisara-san le guste subir videos a YouTube reaccionando a juegos —dijo Sally.
—¡Yo no he dicho nada sobre Kisara-san! —protestó tiernamente Leydis, tratando de que su voz sonara lo más bajo posible, pero Sally solo sonrió pícaramente.
—Es evidente —comentó Timaker, encogiéndose de hombros.
—¿Evidente? —preguntó Leydis, confundida.
—Sí, no dejas de mirar a Kisara-san en la escuela, en los entrenamientos, e incluso ahora justo antes de que te unieras a nuestra conversación —afirmó Hawk.
—¡Oh, vamos! Solo estáis exagerando, no puede ser tan así —farfulló Leydis, muy ruborizada.
—Pero sí te gustan las chicas, ¿no? —inquirió Hawk.
—¡Eso no tiene nada que ver! Igual no significa que me tengan que gustar todas las chicas.
—No todas, estamos hablando de Kisara-san —dijo Timaker sencillamente, como siempre, torpe para captar comentarios con doble sentido o para interpretar correctamente el ambiente de la situación.
—Jajaja —los demás Naranjas rieron, mientras Leydis inflaba sus mofletes, ligeramente enfadada, y Timaker no comprendía del todo por qué se reían.
[...]
—Y llegamos al Río Límbico —dijo Sole.
—Es un poco triste tener que separarse de los demás —comentó Ellie—. Cuando estamos todos juntos, se siente como un poderoso ejército, invencible.
—Es extraño, para ser novios Ellie-san y Jaden-san, no se muestran muy cariñosos delante de todos —dijo Emily, tan inocente como había demostrado ser en el corto trayecto que llevaban juntos.
—Emily, ese comentario es demasiado indiscreto —la regañó su hermana mayor Ecila, y Emily se avergonzó llevándose ambas manos a la boca, tratando de ocultarse.
—¡Ah, lo siento, Ellie-san, no lo dije con mala intención!
—Tranquila, no me molestó —sonrió cariñosamente Ellie—. Yo le digo siempre a Jaden que intente no ser tan cariñoso en público, ya que me avergüenza un poco. Él es demasiado afectuoso, así que a veces no puede evitar saltar a abrazarme después de solo unos minutos de no vernos, pero he conseguido que se contenga bastante, a pesar de lo difícil que es. Creo que es un logro personal.
—Tranquila, Emily —dijo Sole con una sonrisa juguetona, y Ellie volteó a verla con recelo, como si sospechara que Sole iba a hacer una broma al respecto—. Mi hermanita Ellie y Jaden son lo suficientemente cariñosos en privado, cuando los demás no los están viendo... ¡Ay! —Ellie golpeó con su mano derecha horizontalmente la cabeza de Sole, en una especie de regaño.
—Jaja, ustedes dos se llevan muy bien —sonrió Emily.
—Allí está Caronte —advirtió Elliott, y todos observaron a un señor vestido de negro que se acercaba en una especie de góndola, pero lo suficientemente grande para llevarlos a todos.
—¿Hacia la “Capital Kingdom”? —preguntó el señor, con una voz susurrante y sin emoción.
—Sí —asintió Elliott con su habitual sonrisa despreocupada.
—Serán tres monedas de oro por cada uno —dijo Caronte, y antes de que Sole se molestara por la tarifa, Elliott hizo una sutil seña que indicaba que se lo dejara todo a él.
—Entendido, dos monedas de oro por cada uno. Gracias —respondió Elliott sencillamente, y Caronte solo chistó para sí mismo, pero los dejó subir a todos. Mientras el pequeño barco se movía, Sole continuaba algo sorprendida por lo que acababa de ocurrir.
—Vaya, hasta los NPC intentan estafar. Ya nada es seguro —bromeó la albina.
—Es lo que hace a este mundo tan divertido, ¿no crees, Sole? —preguntó Elliott con una risueña sonrisa, pero la chica continuaba mirándolo un poco entre curiosa y confundida— Hasta los NPC actúan de forma realista. No es un modo de actuar correcto, pero al final terminan acatando las normas que son para el bien de todos. Además, tu rostro indica que eres una chica muy astuta capaz de engañar. Una actriz.
—Si es un halago, lo agradezco. Si es un insulto, falló —dijo seriamente Sole, sin darle importancia, y Elliott rio muy divertido—. Oye... Me conoces, ¿verdad? Por alguna razón me conoces...
—Sí. Es cierto... —Elliott sonrió cálidamente y se acercó al oído de Sole, para susurrarle dos palabras— Solitude Silversnow —aquel nombre sorprendió tanto a Sole que esta instantáneamente trató de levantarse, pero las olas de aquel río inmenso terminaron zarandeando un poco el barco, justo en ese momento, lo que causó que Sole cayera un poco hacia Elliott, y este la sostuvo con delicadeza.
—¿Cómo sabes...? —pero la pregunta de Sole se cortó, todavía estaba muy confundida.
—Tranquila, Sole. Soy tu amigo de la infancia, de cuando vivías en Etwirch, por supuesto.
—... ¡OH! —la albina se sorprendió, y pareció reconocer al atractivo muchacho en el que Elliott se había convertido— Pero... no recuerdo que nosotros intercambiáramos nombres cuando éramos pequeños.
—Elliott se sintió muy triste cuando te fuiste de Etwirch, trató de encontrarte, pero apenas logró saber tu nombre actual, fue la máxima información que obtuvo sobre ti —confesó Ecila.
—¿Es eso así? —preguntó Sole, sorprendida.
—Sí, es un poco vergonzoso, pero... Te extrañé mucho —sonrió tiernamente Elliott, y Sole se sonrojó un poco, pero decidió mirar hacia el agua y dejar allí la conversación.
...
—Así que esta es la “Capital Kingdom” —comentó Sole, pero su rostro mostraba incredulidad, al leer la enorme inscripción que había en las formidables puertas de la entrada.
«¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!».
—No es nada alentador leer esto antes de entrar a una ciudad, ¿no les parece? —bromeó Sole.
—«Inicio del primer círculo, el LIMBO». Bienvenidos todos ustedes a “Capital Kingdom”, también conocida como la “Ciudad de los Suspiros” —dijo de repente un señor que apareció por una pequeña puerta que se abrió con magia de luz.
—Un... ¿Greedweiß? ¿Usted es un Greedweiß? —preguntó Sole, sorprendida.
—Sí, estaba esperando vuestra llegada, me alegra que yo también llegara a tiempo para recibiros. Os envía Elia-san, ¿cierto? —preguntó el señor. Sole miró hacia sus demás compañeros, y, aunque la confusión en el rostro de Ellie era esperable, Ecila y sus hermanos también parecían confundidos, así que ciertamente ellos no sabían casi nada de la “sorpresa” de Elia.
—¿Cuál es su nombre, señor? —preguntó Ellie, educadamente.
—Edmund. Acompáñenme a la “Sala de Conferencias” —dijo, y todos se miraron como tratando de ponerse de acuerdo, finalmente asintieron con la cabeza y decidieron seguirlo.
...
—Así que Elia-san no les dijo nada. Bueno, me lo creo. Ella ciertamente actúa de esa forma —dijo Edmund mientras se sentaba en una de las sillas alrededor del salón—. Tomen asiento.
—Antes mencionaste “Primer círculo: el Limbo”. ¿Qué significó eso? —cuestionó Sole.
—Así llama Elia-san al primer paso para su plan en su meta de ganar este juego, por supuesto.
—Oh, suena interesante. Es casi como leer una novela —sonrió sinceramente Sole—. Bien, quiero preguntarte algo más. ¿Puedo saber qué es este lugar?
—Cada tres meses se escogen democráticamente siete “embajadores”, por así decirlo, uno por cada Entidad, para tratar de actuar como Moderadores o Administradores en OML y evitar los conflictos entre jugadores —explicó Edmund—. Básicamente esa es mi función. Por eso soy un Greedweiß, pero resido aquí, en la capital de OML. No es un trabajo muy agradable, sin embargo.
—¿Qué privilegios tiene un “Embajador”? —preguntó Elliott, que parecía tan confundido como Sole y Ellie— Es decir, ¿cuál es su sentido en OML aparte de ayudar a los anónimos creadores?
—Sí, supuestamente recibimos dinero en el mundo real —dijo Edmund, confundiendo a los chicos.
—¿Supuestamente? —recalcó Ecila.
—Bueno, tienes que probar que hiciste algo para mantener la paz en OML, por eso muchos embajadores han terminado atacando a otras Entidades y luego aparecen fingiendo ser los que solucionan el problema. Este mundo supuestamente promociona las buenas acciones, pero los jugadores son humanos en el mundo real, y es complicado ser un humano, sus pensamientos retorcidos suelen ser más fuertes cuando están detrás de una pantalla virtual. Creo que entienden lo que quiero decir.
—Vale. O sea, no es un trabajo muy rentable ser embajador en este mundo, pues estás rodeado de ratas y cucarachas tratando de envenenarse como serpientes traicioneras —comentó Sole, sorprendiendo un poco a Edmund, que terminó sonriendo.
—Vaya, mencionaste tres animales en la misma frase, pero describiste muy bien este horrible trabajo —admitió Edmund—. Acepté este puesto porque quería dinero en el mundo real. Tengo una familia que mantener, después de todo, pero no pensé que esta parte del mundo, la de los embajadores, sería... tan repugnante. Creo que Elia-san sí lo sospechó, pero no me lo dijo hasta que acepté, sabiendo que yo sería el único idiota que se involucraría en un trabajo imposible como este. ¿Mantener el mundo honrado? El mundo nunca fue honrado, para empezar, pero el lado bueno de los humanos es obstinado e insiste en demostrar que sí existe bondad. Supongo que ese es mi lado débil, creo en el mejoramiento humano.
—Pero no creo que seas un idiota —dijo Sole, sorprendiendo nuevamente a Edmund, y un poco a los demás—. Dudo que Elia-san hubiera escogido a un idiota para ocupar semejante tarea. Solo alguien inteligente puede sobrevivir siendo honrado en un entorno deshonesto.
—... Vaya, me agradas. Ya entiendo por qué Elia-san los envió aquí. Especialmente a ti.
—Genial, me muero por saber —la voz apagada y casi sin emoción de Sole describía una gigantesca ironía y sarcasmo, pero Edmund solo sonrió, divertido por su actitud.
—Elia-san quiere que me ayuden a desenmascarar a esas ratas y cucarachas que se envenenan como serpientes traicioneras pretendiendo ser humanos —dijo, sorprendiendo a todos.
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