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Capítulo 02

Esta historia literal se actualiza una vez al año o.O

Mi monitor no enciende así que "MiniOnMo" fue lo único que pude salvar de mi PC y aproveché para actualizarla :v

Ni idea acerca de cuándo lograré actualizar esta historia de nuevo porque el día 12 tengo que regresar a la penitenciaría, digo, a la Universidad xd

Aunque ya vemos que esto es una vez al año (?) :v

Hace dos años se publicó el primer capítulo de "OnMortal", ¡feliz cumpleaños, Yuki! No me importa que solo seas uno de mis personajes ficticios :v

Quiero escribir más pero la neta que no tengo tiempo, o me enfermo dos semanas o directamente me quedo sin monitor jajjajja
(Parece chiste pero es anécdota)

*****

Kurebai no podía contar con exactitud las veces que terminó en el despacho del director.

El pelinegro asumía que más de 10, pero en esta ocasión quien estaba sentado al frente en el asiento del escritorio del director no era Orland, sino un completo desconocido.

Un desconocido... con rastros de batido de helado por el pelo, el rostro, y goteando pegajosamente por su anteriormente elegante traje.

Kurebai asumió que esta vez no se iría impune. Posiblemente lo trasladaran a otra escuela donde no tendría las ventajas de las que gozaba en Sefiro, o, en el peor de los casos, lo enviarían directo a un Reformatorio. El pelinegro fue el que inició todo y había muchas evidencias al respecto, así que no podía simplemente negar que no pasó nada. Por suerte, o por desgracia, no era el único en el despacho.

A su derecha estaban sus fieles amigos Bloom y Zaykos y... por otro lado, a su izquierda estaban los estudiantes de Esmelt que contribuyeron con la “guerra de comida”, y los integrantes del grupito de Arien y Orion que también se vieron envueltos en este problema.

En realidad, Kurebai no tenía la intención de atacar a Arien y sus compañeros de Sefiro en el proceso, de hecho, personalmente el pelinegro de ojos rosados los consideraba gente agradable. Pero una vez que los dos hermanos peliazules y sus amigos se vieron involucrados, Kurebai no sería sincero si negara que se siente culpable por ellos, después de todo, es culpa de Arien y los demás por hacerse amigos del enemigo... o al menos eso pensaba Kurebai, quien tenía un fuerte resentimiento por Esmelt.

—Bien, entonces... ¿Por qué lo hicieron? —preguntó el jefe de todos los altos cargos del gobierno, mientras solemnemente, como si nada, se limpiaba con un pañuelo el rastro de batido de helado que le caía desde su pelo hasta el rostro. Arthur y Orland estaban uno a cada lado de su superior, y parecían preocupados por el destino de sus estudiantes.

Aunque el señor frente a ellos había hecho una pregunta que parecía general, en realidad miraba fijamente a Kurebai, justo como este esperaba, pero el de ojos rosados intentaba mirar disimuladamente hacia otro lado como si no fuera con él.

—Disculpe, señor, no volverá a ocurrir —dijo Zaykos, sorprendiendo a Kurebai.

—¡¿Por qué te disculpas?! —preguntó molesto el de ojos rosados.

—Porque esta vez nos pasamos de la raya, Kure. Debí detenerte en vez de permitir esto.

—Si me lo permite decir, señor... —dijo Orion, mostrando de repente una actitud seria y serena— Creo que debería tomar en cuenta que Josh, Mary y yo solo participamos en esta “guerra de comida” porque fuimos víctimas.

—Oye, no me mencionaste a mí... —se quejó Kisara, mirando con una ceja arqueada al peliazul mayor que se encontraba a su izquierda. Orion la miró de reojo igual de serio.

—Tampoco mencioné a mi hermano, como debiste haber notado —dijo el peliazul mayor sin inmutarse, igual con seriedad—. Tú participaste para vengar a Sole, pero no fuiste una víctima, así que lo hiciste por tu propia voluntad y no para defenderte. Tan solo estoy siendo justo.

—Oh... ¿Justo? ¿O solo quieres salvar tu propio pellejo? —preguntó irritada Kisara.

—Orion —se escuchó la voz calmada pero seria y firme del Director Orland. El peliazul mayor que tenía los ojos cerrados tratando de ignorar las quejas de Kisara, al instante abrió los ojos y miró en dirección del adulto pelirrojo—. Algunos adultos, como Arthur o yo, también fuimos “víctimas” de esta “guerra de comida”, ¿pero acaso lanzamos un ataque de alimentos hacia alguno de ustedes? —preguntó, y el rostro de Orion continuaba serio pero un poco avergonzado— Así que no es excusa. Que una persona haya hecho algo mal no significa que tú tengas el derecho de vengarte igual haciendo algo mal; todo lo contrario, ya que tienes el deber de dar un buen ejemplo. Si atacas a alguien de la misma forma que te atacó solo es una muestra de inmadurez, pudiste haber esperado a que los adultos se encargaran, o reportar personalmente tu descontento, pero no lo hiciste. Y, además, no defendiste a tu hermano a pesar de que sí lo apoyaste cuando intentó atacar a Kurebai; eso, no fue una actitud noble de tu parte.

Orion, más avergonzado, finalmente bajó un poco la cabeza.

—... Tiene razón... lo siento —el peliazul mayor se disculpó.

—De hecho, el único que intervino en la “pelea de comida” pero no contribuyó con la indisciplina escolar, fue ese muchacho... Mmm... ¿cómo se llamaba? —preguntó el señor tratando de recordar. Arthur sonrió tan sereno como de costumbre y se dispuso a responder.

—Jaden Jallais, señor. Ese es el nombre del muchacho —dijo Arthur.

—Sí, ese mismo —dijo el señor asintiendo en agradecimiento por las palabras del director de Esmelt—. Bueno, y en cuanto al resto... No sé acerca de los demás, pero... Mary, no pensé que contribuirías con este tipo de comportamiento irresponsable —expresó, confundiendo a casi todos.

—No sabes nada de mí, Tío Byron —respondió Mary con los brazos cruzados y actitud altanera como si en serio no le importara ni un poco. Todos los demás se sorprendieron grandemente.

—¡¿Tío?! —preguntaron Kurebai, Arien y Josh al unísono.

Al observar al señor frente a ellos, el supuestamente llamado “Byron”, notaron que era un hombre de cabellera negra y ojos grises. Sin embargo, muy poca semejanza física parecía tener con Mary. Por supuesto, no podían confirmar mucho solo con evidencias visuales, ya que la chica tenía su pelo teñido de morado con mechas rosadas en las puntas, pero sus ojos eran azules, a no ser que se tratara de unas lentillas como las que suele usar Bloom para aparentar tener ojos dorados. Al parecer el Instituto Esmelt parecía darles más libertad a los estudiantes, permitiéndoles tener tintes extravagantes y lentillas con colores excéntricos para los ojos, ¡incluso su Director Arthur tenía el pelo verde y ojos dorados!

Los estudiantes del Instituto Sefiro, por otro lado, no tenían tantos “privilegios”. Siendo una escuela con tan buena reputación, los antiguos dueños de la institución decidieron crear una lista de reglas para lograr la disciplina esperada en una clase “Élite” por así llamarla. Así, prohibieron los tintes y lentillas extravagantes, pero de vez en cuando estudiantes como Bloom rompían estas reglas y seguían sus propias normas, llevando en su caso el cabello con tinte rojo y supuestos ojos dorados. Normalmente se reprende fuertemente a este tipo de estudiantes por este tipo de actos “indisciplinados”, pero en el caso de Bloom, como es la estrella deportiva de toda la escuela y ha ganado incontables premios por ello, se hace una excepción con él (aunque algunos maestros lo reprenden cuando su tono de cabello es demasiado “llameante” como para tolerarlo), lo mismo sucede con Arien y Orion, a quienes también se les permite asistir a clases con el cabello teñido de azul y lentillas de color rojo, porque los dos tienen excelentes calificaciones (en especial el peliazul mayor).

El Director Orland, por su parte, tiene su cabello rojo natural, aunque que tenga sus ojos con una tonalidad roja confunde a muchos, incluso a los profesores...

Dicho todo esto, entonces Mary a diferencia de los estudiantes de Sefiro, podía usar todos los tintes para el cabello que quisiera, e incluso lentillas, aunque sus ojos podrían ser realmente azules. Así, era difícil adivinar el color de cabello de Mary, pero sus facciones no parecían muy similares a las de Byron, por lo que era difícil aceptar que eran parientes, aunque algunos familiares biológicos no se parecen en nada y este podía ser el caso. En cualquier caso, Mary era alguien importante con autoridad.

—... Entonces... ¿Cómo es el comportamiento de los demás estudiantes? —preguntó Byron dirigiéndose por su tono tranquilo obviamente a Arthur y Orland, pero mirando fijamente a los estudiantes frente a él. Era increíble que pareciera tan despreocupado a pesar de tener todavía batido de helado tiñendo su elegante traje... o tal vez significaba que el castigo no sería nada bueno...

—Kisara y Mary son muy buenas estudiantes —dijo Arthur con su habitual encantadora sonrisa—. Ambas inteligentes, buenas notas y excelente conducta... aunque Kisara es un poco menos disciplinada que Mary... se podría decir.

Kisara le lanzó una mirada fulminante a Arthur, quien notándolo aprovechó que él se encontraba detrás de Byron así que juntó las palmas de sus manos y parecía pedirle disculpas en voz baja a la de mechas rojas. Kurebai al lado derecho de esta no entendía por qué el peliverde que constantemente actuaba como un niño pequeño había llegado a ser Director de un instituto tan (aunque Kure no quería reconocerlo) importante como Esmelt.

—¿Orland? —preguntó Byron, todavía mirando fijamente a los estudiantes frente a él.

—Arien y Orion tienen muy buenas notas —dijo el director pelirrojo con seguridad y serenidad, comenzando a hablar de carretilla con mucha confianza en lo que decía—, Josh está casi al nivel de los dos hermanos. Zaykos y Bloom son alumnos estrellas con calificaciones magníficas, aunque cueste creerlo por parte de Bloom —decía y no había terminado de hablar, mientras Bloom se quejó ligeramente diciendo un « ¡Oye! » que pasó casi desapercibido—. Todos con buena disciplina, excepto Zaykos, Bloom y Kurebai en ese orden de mejor a peor comportamiento. Kurebai, además, cuenta con calificaciones muy bajas casi rozando el desaprobado.

—Mmm... —Byron parecía reflexionar cuidadosamente su decisión final.

Kurebai después de escuchar a su director, estaba ahora completamente convencido de que le iría pésimamente; deseaba al menos poder tener una buena habitación con un cómodo sofá en su Reformatorio, pero esto parecía ser demasiado pedir...

—Está bien, tengo el castigo ideal para ustedes... —dijo Byron, dejando tensos a casi todos— Pronto llegará el Festival Interescolar. Por supuesto, y como sigue siendo costumbre, las escuelas más cercanas lucharán (sanamente) entre ellas para ganar los primeros lugares en la competición. El “Gran Festival Coliseum” se realiza una vez al año así que deben haber presenciado alguno, ¿no?

—Bueno, somos de segundo año, así que solo hemos presenciado el del año pasado... —dijo Arien, un poco preocupado al no comprender la relación que tenía dicho festival con el castigo— Pero... solo observamos la competición que se celebró en nuestra escuela, porque... es decir, el “Gran Festival Coliseum” celebra diferentes competiciones en todas las escuelas, ¿no?

—En efecto —dijo Byron asintiendo solemnemente con la cabeza; una gota de batido cayó posiblemente hacia su pantalón al estar sentado... pero no pareció ni notarlo—. El “Gran Festival Coliseum” es una competición donde participan activamente todas las escuelas. En ese sentido, se sortea todos los años: qué “juego” se celebrará en qué escuela. Así, si a Sefiro le toca ser la sede de los juegos de vóleibol, tiene una gran ventaja al recibir el apoyo del público, pero... como los demás juegos se celebrarán en escuelas diferentes, solo el talento y la suerte podría ayudarlos...

—Perdone, ¿qué quiere decir con todo esto? —preguntó Zaykos que estaba un poco preocupado.

—Todos ustedes, como castigo, seréis parte del equipo que representará a Sefiro en el “Gran Festival Coliseum”. Felicidades, podrán ir a todos los institutos participantes; será una entretenida y excelente excursión escolar —sonrió Byron casi divertidamente.

—... —los estudiantes que recibieron la información de cómo sería su castigo tuvieron que necesitar unos segundos para procesar lo que estaba pasando.

...

—¡Me Está Jodiendo! —gritó Kurebai— ¡Ese Festival se celebra justo en nuestras vacaciones de verano, ¿por qué íbamos a perder el tiempo matándonos con los entrenamientos?! ¡Es más, ni siquiera voy a participar! ¡Odio a la gente de Esmelt, así que incluso si quisiera jugar en ese festival de mierda, ¿cómo pretende que hagamos buen equipo?!

—La experiencia me ha demostrado que la mayoría de los estudiantes se quedan en sus casas la mayor parte de las vacaciones de verano porque no tienen nada mejor que hacer... —dijo Byron cerrando los ojos, tan sereno como siempre. Los estudiantes presentes pusieron un rostro incómodo porque no querían admitir que era verdad que estaban de vagos todo el verano— Así que será un entretenimiento que puede ayudarlos a aprender algo importante que no se aprende siempre en los libros de clases... “Socialización” —dijo, abriendo los ojos, y dejando un poco intrigados a los jóvenes— Una competición sana ayuda a socializar y comprender mejor cómo funciona el mundo. Ahora, en cuanto a tu declaración de que no vas a participar, Kurebai... te aclaro que todos ustedes los integrantes del grupito están obligados a ganar, o serán enviados a un Reformatorio automáticamente.

—¡¿QUÉ?! —preguntaron todos, incrédulos.

—Tiene que estar bromeando —dijo Zaykos, que era uno de los que más calmados se encontraba—. En esa competición se encuentra lo mejor de lo mejor. Participarán los estudiantes más talentosos de cada instituto, algunos que incluso llevan años participando. ¡Es obvio que un equipo como este, formado de la nada y con pésima simpatía entre nosotros mismos, no podríamos vencer a un equipo entrenado y experimentado! Me parece que está siendo muy exagerado con su requisito, Señor Byron.

—Eso ayudará a que mejoren su cooperación entre ustedes —dijo Byron—. Su actitud durante la fiesta sinceramente merece que los envíe directo a un Reformatorio, y, pese a tener la autoridad y excusa para hacerlo, no lo haré si colaboran. Prometo que no seré severo con los que demuestren que han mejorado su trabajo en equipo, incluso si pierden durante el Festival. Después de todo, el objetivo de este proyecto desde el principio es lograr que ambas escuelas se lleven bien. Si ustedes demuestran que pueden colaborar y obtener buenos o admirables resultados, los demás estudiantes tanto de Esmelt como de Sefiro dejarán de mostrar esa insana rivalidad.

—Absolutamente NO —dijo seriamente Kurebai. Byron, sin inmutarse, solo pestañeó impasible y esperó a que el de ojos rosados explicara su punto—. El gobierno únicamente tiene la intención de integrar a los alumnos con la idea de que, en un futuro, ambos colegios sean uno solo. ¡No puedo aceptar eso! Esmelt y Sefiro antes eran uno solo, pero ahora es diferente. Se separaron porque no nos soportábamos entre nosotros. Los de Esmelt son unos salvajes que han saboteado a Sefiro desde siempre.

—... Bueno, entiendo que tengas tus renuencias, pero... Siempre eres libre de irte de Sefiro, ¿no? —preguntó Byron, dejando sorprendido a Kurebai— Mi objetivo ciertamente es unir ambos colegios justo como fue en el pasado, y lo lograré, así que antes o temprano tendrás que irte, ¿no? Si tu rechazo hacia Esmelt es absoluto, te aconsejo entonces que te retires ahora mismo de esta escuela, pero... en ese caso irás directo a un Reformatorio... Tú decides.

Kurebai se quedó en silencio durante varios segundos.

En realidad, el de ojos rosados no quería unirse a Esmelt, bajo ningún pretexto. Pero tampoco podía ir a un Reformatorio, porque Kurebai tenía un objetivo y terminar en un Reformatorio solo interferiría con sus planes. Zaykos y Bloom, que conocían los pensamientos de su amigo, lo observaron preocupados, pero decidieron esperar en silencio a que él llegara a una decisión por sí mismo.

Al final, el largo silencio de Kurebai se interpretó como una ligera rendición.

—Entonces si todos están por fin de acuerdo... —Byron cambió de tema sutilmente— Les recomiendo que observen los premios de los primeros lugares, tal vez los animen. El día que les toque competir en el Instituto Sefiro, vuestros compañeros están obligados a asistir al evento incluso en vacaciones. Las demás competiciones serán transmitidas en vivo en televisión nacional. Buena suerte.

—Espere... —dijo Zaykos, que parecía un poco preocupado al respecto— ¿Representaremos al Instituto Sefiro? Es decir... Kisara y Mary son del Instituto Esmelt, ¿no va contra las reglas?

—Para ayudarlos, me encargaré personalmente de ese detalle —sonrió Byron—. Después de todo, ustedes son muy pocos como para representar a un equipo completo del “Gran Festival Coliseum” que normalmente acepta hasta 30 estudiantes para poder dividirse entre tantos juegos diferentes. Por eso, les encargo que escojan a sus demás compañeros de equipo y, en dependencia de cuántos sean de Sefiro y cuántos de Esmelt, entonces haré que los demás institutos distribuyan sus miembros con “X” cantidad de miembros originales y “Y” cantidad de miembros transferidos. Después de todo Sefiro y Esmelt no son los únicos que han hecho intercambio de estudiantes. De todas las escuelas que participan en el “Gran Festival Coliseum”, entre cada dos institutos se ha hecho intercambio de estudiantes en correspondencia con las indicaciones del gobierno, por ejemplo, a Sefiro le tocó con Esmelt, pero al Instituto Sandler le tocó con el Instituto Etwirch, y así sucesivamente.

—O sea —dijo Orion, interviniendo reflexivamente—, que matemáticamente “X” representa la cantidad de estudiantes originales de Sefiro que nosotros tengamos en nuestro equipo, y la “Y” representa la cantidad de estudiantes transferidos de Esmelt que se unan a nuestro equipo, ¿no?

—Exactamente —asintió Byron.

—Recibiremos una enorme cantidad de odio por parte de los equipos de otras escuelas que tuvieron que cambiar sus formaciones por nuestra culpa... —se preocupó Josh.

—Bueno, eso es verdad —admitió Byron—, pero también significa que sus contrincantes serán igual de débiles que un equipo creado de repente e inexperto como el de ustedes, al menos estadísticamente hablando. Pero claro, existe la posibilidad de que aún así sean buenos, así que solo les queda entrenar para ser mejores. El propósito del “Gran Festival Coliseum” es conseguir que todos los institutos se relacionen, y por supuesto, mientras más demuestren colaboración entre ustedes, mejor reputación ustedes tendrán. Se supone que los institutos están creados para preparar a los estudiantes y convertirlos en el futuro del país, así que... no quiero ninguna “pelea de comida” en el futuro. ¿Entendido?

—... Entendido —en voz baja, y notándose todos un poco indecisos, respondieron.

—Bueno, si lo entendieron ya pueden irse —sonrió Byron.

Los estudiantes se dieron la vuelta, pero cuando Orion abrió la puerta, de repente tres personas cayeron hacia adelante: Tsuki, Hawk y Leydis al parecer estaban escuchando detrás de la puerta. Aunque no eran las únicas personas cerca del otro lado de la puerta, ya que una gran parte de sus amigos de Sefiro y Esmelt estaban presumiblemente esperando a saber qué clase de castigo recibieron Kurebai y los demás, y no pudieron aguantar la ansiedad de saber y decidieron confiarles a estos tres el “espionaje”.

—Ehm... Un bonito piso, de mármol, creo —dijo Tsuki mientras se levantaba, como si no hubiera pasado nada por lo cual avergonzarse.

Cuando Kurebai vio a Leydis y a Sally, incluso al que consideraba Deus “el insufrible”, no pudo evitar sentirse un poco feliz por la preocupación de sus compañeros. Posiblemente Arien tuvo el mismo sentimiento de felicidad con sus propios amigos más cercanos. Sin embargo, el de ojos rosados estaba demasiado deprimido como para pensar en algo más.

Tras cerrar la puerta de la dirección, lo último que vieron los estudiantes fueron las sonrisas medio incrédulas medio orgullosas de Byron, Arthur y Orland.

—Escuchamos casi todo... En resumen, ¿tienen que participar en el “Gran Festival Escolar”? —preguntó Tsuki. Arien asintió un poco débil, y en ese momento el peliazul menor se sorprendió al observar que casi todos sus amigos tanto de Sefiro como de Esmelt que se habían involucrado indirectamente en la “guerra de comida”, estaban ahí. Yuki y Sole estaban una al lado de la otra.

—Sí... —asintió Orion débilmente.

—Kissy, ¿es verdad que si no se esfuerzan los enviarán a un Reformatorio? —preguntó Jaden acercándose más a su amiga pelinegra, preocupado.

—No me hace ninguna gracia, pero... Así es —admitió Kisara.

—Necesitan miembros para el equipo oficial, ¿no? —preguntó Sole, que parecía sentirse culpable— Pueden contar conmigo.

—No te sientas culpable, Sole. Te defendí más por el desperdicio de pan que por otra cosa... —sonrió Kisara tratando de hacer sentir mejor a la albina, pero esta arqueó una ceja medio incrédula.

—¿Qué clase de ánimos son esos al rebajarme a algo menos significante que un pan? —preguntó Sole, pero luego ambas chicas sonrieron divertidas— Tú también te unes, ¿verdad, Yuki?

La chica estoica de pelo negro y ojos azules pareció cavilar por un momento, y luego miró hacia Arien que instintivamente se puso un poco nervioso.

—Claro, pero... —comenzó diciendo Yuki, con su habitual calma— ¿Por qué me defendiste? No recuerdo haberlo pedido... o haberme molestado por la “guerra de comida”...

—Ehm, bueno... —Arien se puso más nervioso por la repentina pregunta dirigida a él, pero fue salvado por la oportuna intervención de Sole que sonrió calmadamente.

—Porque todos somos amigos, Yuki —explicó la albina, medio confundiendo a la de ojos azules—. Así como Kisara me defendió a mí, Arien te defendió a ti. Eso es lo que significa ser amigos.

—Mmm... —Yuki parecía meditarlo, pero algo en una ligera sonrisa dio a entender que estaba feliz con ese tipo de explicación.

—Aunque eso significa que ser amigos conlleva a sufrir un par de castigos, ¿no? —bromeó Sarah, y todos tuvieron que sonreír incrédulamente ante esto— Como sea, cuenten conmigo.

—Solo me molestará representar a los de Sefiro, pero cuenten conmigo —dijo Unde.

—Oye, a nosotros tampoco nos hace mucha gracia tener en el equipo a los de Esmelt —dijo Nash acercándose más al grupito y medio quejándose.

—Vamos, será divertido —dijo Leydis interviniendo desde su grupito con Sally y el autoproclamado “Trío Peligro” (Kurebai, Zaykos y Bloom); los cinco que conversaban ligeramente alejados—. No creo poder ayudar mucho en los diferentes juegos que hagan, pero... Cuenten conmigo.

—¿Te unes, hermano? —le preguntó Nash, y el chico que tenía los brazos cruzados medio alejado igual que Kurebai y sus amigos, levantó un poco los hombros en señal de resignación.

—No es que me interese mucho participar en estos juegos, pero... —comenzó diciendo Deus— Debí haber tenido la boca cerrada durante la “guerra de comida”, así no me sentiría un poco culpable...

—¿Eso significa que te unes? —preguntó Jaden sonriendo incrédulamente.

—Sí, supongo. Pero no prometo nada.

—Espera, ¿también te unes, Jaden-san? —preguntó Unde medio sorprendido.

—¿Eh? Claro que sí. ¿No era obvio? —inquirió divertido el muchacho— No dejaría abandonada a Kissy, y sería una forma entretenida de pasar el tiempo. ¿Verdad, Ellie? ¿Te apuntas?

—Claro —asintió Ellie con una sonrisa—. En cuanto al problema de la “representación”, creo que los organizadores del evento terminarán dándonos el primer lugar tanto a Sefiro como a Esmelt.

—Eso es si nuestro equipo gana —bromeó Arien un poco desconsoladamente.

—¡Pero tenemos que ganar! —señaló Tsuki con decisión, sorprendiendo a los demás— Al menos, debemos esforzarnos en serio o ustedes terminarán en un Reformatorio.

—Tsuki tiene razón —asintió Hawk—. Me sigue pareciendo exagerada las medidas del gobierno, pero en este punto no creo que podamos hacer nada aparte de esforzarnos en serio.

—¿Entonces ustedes dos se unen, Tsuki, Hawk? —preguntó Josh.

—¡Por supuesto! Nunca te dejaríamos solo —sonrió Hawk, y Josh se sintió conmovido.

—¡Claro que sí! —sonrió encantadoramente Tsuki— Pero advierto que soy pésima en los deportes. No esperen que haga algo aparte de caerme en medio de la competición.

—Por suerte podemos elegir quién participará en cada juego —sonrió incrédulamente Hawk.

—Bueno, pero hay algunos juegos que no sabremos hasta que escojamos a los participantes, ¿no? —preguntó Timaker— Son los “Juegos Sorpresa”, y suelen ser bastante impredecibles.

—En ese caso, dejaremos a Tsuki al margen de ese tipo de juegos —dijo Unde, y tanto él como Timaker asintieron en concordancia.

—Qué lindo, dos personas que prácticamente acabo de conocer hoy se compadecen de mi inutilidad —dijo Tsuki dramáticamente.

—Oigan, pero Tsuki es buena cantando, ¿el “juego sorpresa” no puede ser una competencia de canto o algo así? —preguntó Josh, analizando— En ese caso, tal vez no sería mala idea incluirla en ese tipo de eventos sorpresa —dijo, los demás se sorprendieron y comenzaron a considerarlo.

—Creo que podremos preocuparnos después de que empiece el festival —dijo Danna como siempre con su actitud madura, pero de repente suspiró casi desconsoladamente, confundiendo a todos.

—¿Te pasa algo, Danna-san? —preguntó Arien, y la chica tuvo que negar débilmente con la cabeza, pero obviamente le ocurría algo.

—Es que... soy igual de pésima que Tsuki o peor. Me caeré al instante en ese tipo de eventos deportivos —dijo Danna entristecidamente.

—Ignoraré que sin haber visto mi nivel de torpeza ya ha sacado sus propios cálculos como para considerarse igual de mala que yo, ¡solo lo ignoraré porque sé lo terrible que se siente! —dijo Tsuki.

—No sé si podamos ayudar, pero... —de repente, Rico y sus dos hermanas se acercaron junto a Selik— Si no les incomoda, podríamos unirnos al equipo.

—¡Soy buena jugando ajedrez! —confesó Rina muy orgullosa de sí misma.

—¡Yo también! —dijo Rikki colocando sus dos puños delante de sí como afirmación.

—¿Selik? —le preguntó sencillamente Sarah con una sonrisa. Los hermanos no necesitaron más para comunicarse y al instante el hermano menor se dispuso a responder.

—Claro, me uno —dijo Selik tan tranquilo como de costumbre, y Sarah asintió sonriendo.

—En algún momento... —dijo Arien en voz baja, llamando la atención solo de Orion, Kisara y Mary—... se unió bastante gente, ¿no? —preguntó el peliazul, aún sorprendido.

Arien tenía razón. Sin necesidad de que los castigados pidieran más miembros en el equipo, sus compañeros al instante fueron uniéndose por voluntad propia, con una gran disposición. Esto hizo muy feliz al peliazul menor, e incluso la ligeramente estoica Mary se sorprendió por el comentario del chico. Kisara también se mostró ligeramente interesada por esa reflexión de Arien, pero en cambio, Orion no parecía particularmente sorprendido.

—Si estuvieran en nuestra situación, con la preocupación de que puedes terminar en un Reformatorio al mínimo error, no creo que serían tan “solidarios”. Es fácil prestar ayuda cuando no tienes nada de lo que preocuparte —dijo secamente Orion, y decidió retirarse por el pasillo.

—Hermano... —Arien no sabía qué pensar acerca de eso. Le parecía que las palabras del peliazul mayor tenían mucho sentido, pero no creía que sus amigos fueran ese tipo de personas.

—¡No es tan fácil dar el paso al frente, ¿sabes?! ¡Maldito canalla bastardo! —se quejó Kisara que, al igual que Mary, había escuchado a Orion, este último que solo volteó ligeramente la cabeza para sonreírle a la de mechas rojas con altanería y presunción, y se retiró.

—Bueno, entonces somos todos hasta ahora, ¿no? —preguntó Leydis que había sacado un pequeño pedazo de papel y lápiz, e hizo una lista con los miembros del equipo oficial hasta el momento.

Estudiantes de Sefiro (15): Orion, Arien, Tsuki, Josh, Hawk, Kurebai, Bloom, Zaykos, Sally, Leydis, Rikki, Rina, Rico, Nash, Deus.

Estudiantes de Esmelt (11): Kisara, Yuki, Sarah, Sole, Mary, Danna, Ellie, Jaden, Unde, Timaker, Selik.

—Aún nos faltan cuatro estudiantes... —advirtió Leydis, pensativa— Creo que para hacerlo más justo deberíamos buscar a 4 estudiantes de Esmelt para completar los 30 miembros y que sean 15 de parte de cada instituto. Pero...

Todos sabían lo que significaba el silencio de Leydis, así que disimuladamente todos miraron hacia Kurebai que se mantuvo callado con los brazos cruzados y un rostro irritado.

Con tantas miradas encima de él, era inevitable que se diera cuenta, así que el de ojos rosados miró hacia los demás y luego observó el papelito en la mano de Leydis, como si en serio le diera interés, pero rápidamente suspiró con cansancio.

—Me da igual, hagan lo que quieran. Solo que no se entrometan en mi camino —dijo Kurebai, colocó ambas manos en sus bolsillos y se retiró por la dirección del pasillo contraria a la que cogió Orion. Todos se mantuvieron en silencio, hasta que Zaykos decidió intervenir.

—Escojan ustedes. Nos informan de los miembros finales para poder darle el número exacto al señor Byron —dijo Zaykos serenamente como de costumbre. Leydis asintió con una sonrisa, y todos observaron retirarse a Bloom y a Zay en la misma dirección que su amigo de ojos rosados.

Sarah se quedó observando en la dirección que tomó el “Trío Peligro” de forma pensativa.

[...]

—¡Tienes que hacer algo, viejo! —se quejó Kurebai golpeando la mesa del Subdirector.

¿Por qué tenía el de ojos rosados tanta confianza con la autoridad?

No se trataba de simple rebeldía (aunque no le faltaba al de ojos rosados), sino que el Subdirector era nada más y nada menos que Onissel Menrilk, el padre de Kurebai.

El adulto, al menos en estatura y posición jerárquica, estaba sentado en su silla de escritorio, con la barbilla recostada a la mesa, de forma tan despreocupada que parecía un chiste.

Frente a él se encontraban su hijo Kurebai, y sus dos inseparables amigos Zaykos y Bloom.

—¿Te metes en problemas tú solito y aún así quieres que te ayude de alguna manera? —preguntó Onissel con tono burlón y sarcástico, pero no dejaba de mover su silla giratoria de un lado a otro, todavía con la barbilla en la mesa. Esa actitud despreocupada y casi infantil sacaba de quicio a Kurebai.

—¡No puedes permitir que me envíen a un Reformatorio! —insistió Kurebai— ¡Sabes que eso afectaría nuestro propósito, papá!

—Kure, sabes que te he sacado de varios problemas en muchas, muchas, muchas, muchas... —de repente Kurebai sintió que su padre estaba exagerando con el adverbio de cantidad y se estaba irritando, pero por suerte terminó rápido—... ocasiones, pero en este caso es una decisión del mismísimo gobierno. Si tuviera la autoridad para influir en el gobierno, ya lo habría hecho hace tiempo, y nuestro propósito ni siquiera existiría... ¿no crees? —Onissel preguntó, y Kurebai rechinó los dientes con frustración, sabiendo que todo era verdad. Zaykos y Bloom se sintieron un poco mal por su impotencia.

—Al menos... podrías hablar con el Director Orland y hacer que él hable con el señor Byron... o algo así... ¡Puedes al menos intentarlo, ¿no?! —insistió el joven de ojos rosados.

—Hay que ver... —sonrió de repente Onissel, cerrando los ojos casi infantilmente— ¿De dónde sacaste esa facilidad para meterte en tantos problemas?

—Señor, la policía no está al tanto de nuestros movimientos —dijo el secretario del Subdirector, apareciendo de repente en el despacho y diciendo con tranquilidad, como si estuviera acostumbrado a ese “día a día”, algo que evidentemente parecía indicar que alguien estaba “metido en problemas”.

Kurebai y sus amigos giraron sus miradas de nuevo hacia Onissel y le dirigieron miradas acusatorias, pero el adulto solo sonrió con tranquilidad y asintió con la cabeza.

—Ah, las maravillas de la genética. Hijo, en el futuro tienes que asegurarte de ser mejor adulto que papá —sonrió despreocupadamente Onissel mientras se levantaba del asiento y salía del despacho.

—Eso no será difícil... —se quejó Kurebai en voz baja, aunque Onissel ya se había ido. Incrédulos, los tres muchachos suspiraron sin remedio y salieron del despacho.

—Oh, aquí están —dijo Sarah, acercándoseles.

Los tres chicos se sorprendieron, pero Zaykos fue el primero en hablar:

—¿Ya decidieron a los demás miembros?

—Oh, no. Todavía están pensando acerca de eso. Decidieron recorrer las aulas a ver si encontraban a alguien más de confianza, pero yo quería hablar con ustedes primero.

Las palabras de Sarah parecían muy sospechosas. Incluso Kurebai entendía que esta chica era solo una desconocida que lamentablemente se unió al equipo que representaría a Sefiro en el festival, pero ni siquiera participó en la “guerra de comida” y parecía una estudiante que se mantenía al margen lo más posible, con tal de no meterse en problemas.

—¿Qué quieres? —preguntó el de ojos rosados con su habitual mal carácter.

Sarah solo sonrió sin inmutarse:

—Ya que vamos a pertenecer al mismo equipo, creo que lo más lógico es que, si queremos mostrar cooperación para que no os envíen a un Reformatorio, deberían contarnos por qué tanto rencor hacia Esmelt —dijo la chica despreocupadamente, sorprendiendo a los tres muchachos.

—... ¿Rencor? —preguntó Kurebai.

—Bueno, es más que obvio que tu actitud contra Esmelt no es normal, incluso dentro de los estándares de un estudiante promedio de cualquiera de las dos escuelas que rivalizan entre sí.

—... Incluso si fuera así, ¿por qué tendría que darle explicaciones a una metiche de Esmelt?

—Si te sirve de consuelo, anteriormente mi instituto no era Esmelt —dijo Sarah, sorprendiendo un poco a Kurebai—. Mi apellido es Sandler, por si no lo sabías.

—Sandler... ¿Ese mismo Sandler de...? —pero el de ojos rosados no terminó la pregunta.

—Exacto, el Instituto Sandler. Soy la hija del dueño y director. No me gustaba mucho mi instituto, así que me transferí a uno más cercano —dijo Sarah.

—... ¿Y por qué tu hermanito también se transfirió? —preguntó Zaykos, curioso.

—Mmm... Realmente no es como que no nos gustara, pero... Teníamos mejores amigos en Esmelt que en Sandler. No nos sentíamos muy cómodos con nuestro padre siendo el dueño y director del instituto... —dijo sencillamente Sarah, con un rostro relativamente serio— Dicho esto, espero que eso te sirva como respuesta, y no lo consideren o malinterpreten tontamente como un insulto por elegir transferirme a Esmelt en vez de a Sefiro, o algo así.

—Aún así... No veo por qué debería decirle algo tan personal a una desconocida... —dijo Kurebai. Sarah sonrió tan tranquila como si hubiera esperado esa respuesta.

—Intuyo que se trata de un rencor hacia pocas personas que terminaste dirigiendo hacia un grupo general... ¿No es así? —preguntó la chica Sandler, sorprendiendo a los tres chicos.

—... Todos los de Esmelt son unos bastardos —se limitó a decir Kurebai, pero Sarah no sonrió y se mantuvo seria, respondiendo con voz madura.

—Eso es un pensamiento estúpido —dijo sencillamente la chica Sandler—. Eso sería como decir que, si el gobierno de un país hace algo malo, todas las personas de ese país son malas. De la misma forma, si tú de repente tienes que transferirte a Esmelt, ¿entonces automáticamente te convertirás en un bastardo? No puedes tomar represalias contra personas inocentes que no te han hecho nada malo... no puedes considerar que en una misma comunidad todos son igualmente buenos o malos, la vida no es de color blanca o negra, sino que está formada por tonos grises. En todos los lugares encuentras personas buenas, aunque estén rodeadas por personas malas.

—...

—A decir verdad, yo también odiaba a los de Esmelt —se sinceró Sarah, sorprendiendo a Kurebai y sus amigos—. Mi madre tuvo un accidente automovilístico y el culpable fue un profesor de Esmelt que conducía borracho. Yo estaba acompañando a mi madre ese día, y casi muero de no ser por una niña que se acercó rápidamente a socorrer a los heridos. Los adultos no me habían visto por culpa del humo de los carros, y solo esa niña me notó y me sacó justo antes de que terminaran de explotar los vehículos. Cuando me enteré de que aquel hombre era un profesor de Esmelt, por mucho tiempo pensé que eran unos irresponsables, unos negligentes que deberían desaparecer de la faz de la Tierra. Sin embargo... —Sarah sonrió, como si se burlara de sí misma— Cuando me enteré de que la niña que me salvó también era de Esmelt... no pude sentirme más estúpida, jaja...

Kurebai parecía un poco conmovido con esa historia, no quería admitirlo, pero sintió simpatía por esta completa desconocida llamada Sarah. Posiblemente Zaykos y Bloom también se conmovieron.

—Así que... —continuó Sarah, un poco más sonriente— Como alguien que también tuvo ese mismo pensamiento estúpido de odiar a todos por la mala acción de una muy pequeña minoría... creo que podría ayudarte a encontrar una solución a tu problema.

—... Puede que tengas razón, pero lo que dijo Orion es verdad... —dijo Kurebai, confundiendo solo ligeramente a Sarah— Si fracasamos en el festival, tú no terminarás en un Reformatorio, así que no creo que tengas la fuerza de voluntad suficiente como para ir tan lejos y ayudarme.

—Oh, entiendo —sonrió Sarah, confundiendo al de ojos rosados—. En ese caso, te convendría saber que soy una persona que analiza las cosas demasiadas veces, incluso llegando a lo absurdo. Por eso, me concentro mucho en las palabras exactas de las personas y me tomo algunas declaraciones de forma literal... Tsuki, Hawk y Leydis no eran los únicos pegados a la puerta tratando de escuchar; yo también, solo que no me caí cuando Orion abrió la puerta. Entonces, escuché tan bien lo que se habló dentro del despacho como cualquiera de ellos tres o incluso mejor... ¿Recuerdas las palabras exactas del señor Byron cuando anunció las condiciones del castigo?

—Que los 8 estudiantes que mandó a su despacho serían castigados con ir al Reformatorio si fallaban, ¿no? O sea; Orion, Arien, Josh, Kisara, Mary, Kure, Zay y yo —dijo Bloom.

—«Ahora, en cuanto a tu declaración de que no vas a participar, Kurebai... —dijo de repente Sarah, al principio confundiendo a los tres chicos, pero al parecer solo estaba repitiendo alguna frase casi de forma mecánica pero agudamente precisa— te aclaro que todos ustedes los integrantes del grupito están obligados a ganar, o serán enviados a un Reformatorio automáticamente».

El “Trío Peligro” se quedó sin palabras, agobiados por la precisión de Sarah.

—Esas fueron las palabras exactas del señor Byron —dijo la chica—. Dicho de otra manera, cuando se refiere a “todos ustedes los integrantes del grupito”, puede dar a entender que se trata de solo ustedes 8 los más destacados durante la “guerra de comida” o... “Todos los integrantes del grupito” encargado de representar a Sefiro durante el “Gran Festival Coliseum”.

—¡...! —los tres chicos se sorprendieron.

Por la expresión casi atónita en el rostro de Zaykos, Kurebai notó que ni el más listo de los tres chicos había considerado esa posibilidad. Por supuesto, en el caso del “Trío Peligro” que se vio envuelto directamente en la “guerra de comida”, no tenía sentido preocuparse mucho por los demás estudiantes que después se unieron al equipo voluntariamente, pero eso significaría que Sally y Leydis que cordialmente se unieron para ayudar a sus amigos, podrían estar metiéndose en un problema por causa de ellos. Eso no le gustaba para nada a Kurebai, y el de ojos rosados supuso que sus dos amigos tampoco estaban tranquilos con ese pensamiento, en especial Zay que ahora analizaba cuidadosamente lo que en otra situación no habría pasado por alto.

—Por supuesto, es solo una observación —dijo Sarah con sencillez—, y no es como que crea que los demás que se unieron tomaron en cuenta esa posibilidad, así que puede ser que ellos de verdad se sientan en la “zona de no-peligro” por así llamarla, no descarto ese razonamiento. Aún así, sugiero que no vayamos a aclarar la situación con el señor Byron, porque en caso de que su intención desde el principio solo fue castigarlos a ustedes 8 nada más y le damos ciertas ideas innecesarias, entonces estaríamos metiendo en un gran lío a los demás, incluyéndome. Pero, si en serio quieren que demuestre que soy de confianza, si ustedes tres van al Reformatorio al final de todo esto, pues estoy dispuesta a decirle personalmente al señor Byron que me lleve con ustedes. Entonces, ¿les parece un buen trato?

—... —Kurebai estaba sorprendido y una pequeña parte de él seguía desconfiando, pero solo porque era demasiado extraño que alguien fuera tan peculiar como esta chica, de muchas y diferentes maneras. Sin embargo, el de ojos rosados en mayor parte ya había considerado a esta “desconocida” como alguien de confianza— Cuéntenlo todo ustedes dos, por favor —les pidió a sus amigos.

—... —Zaykos y Bloom se miraron por un momento, pero fue el pelinegro quien comenzó a explicar— Cuando éramos niños, nos conocimos de casualidad en el Hospital Servant —dijo, pero ya desde ese punto Sarah notó algo extraño en el relato, aunque decidió mantenerse callada y respetuosamente dejar que Zay continuara—. Teníamos seres cercanos atendiéndose en el mismo hospital, así que nos conocimos allí. Nos hicimos amigos y asistimos a la misma escuela desde Primaria.

—En el caso de Kure, su mamá era la que estaba hospitalizada —dijo Bloom—. Se encontraba relativamente bien, pero no se le tenía permitido salir a pasear o algo así, para evitar la fatiga. Entonces, un día... de repente decidieron demoler el hospital —tras decir esto, ya la historia comenzaba a tener más sentido para Sarah, e incluso la chica comenzaba a hacerse algunas ideas de cómo iba a terminar todo—. Construyeron otro hospital y transfirieron a la madre de Kure hacia allá. Sin embargo, durante el proceso, como se temía, la madre se debilitó tanto que tuvieron que reducir las visitas en el hospital.

—La razón de la demolición era que necesitaron crear un nuevo edificio para los dichosos estudiantes de Esmelt durante el “Gran Festival Coliseum” —dijo Zaykos, y Sarah se sorprendió solo un poco, escuchando y analizando atentamente cada palabra.

—Cuando fui a ver el edificio... —dijo Kurebai mirando serio hacia el suelo, con voz relativamente baja, pero Sarah podía escuchar perfectamente— había una enorme bandera de Esmelt indicando que eran los vestuarios del equipo de Esmelt o los dormitorios o qué sé yo —dijo, ligeramente frustrado por recordar todo.

—... Kure y su padre, el Subdirector del Instituto Sefiro, tienen un propósito —dijo Zaykos después de una pausa, compadeciéndose por el dolor en el rostro de su amigo de ojos rosados—. Incluso antes de que transfirieran a la mamá de Kure a otro hospital, padre e hijo han estado esforzándose por conseguir el dinero necesario para curar la enfermedad. Sin embargo... durante el traslado la enfermedad empeoró y sumado con los nuevos costos del nuevo hospital, todavía necesitan mucho dinero.

—Oh... Así que el propósito de Kure es... —Sarah estaba solo un poco sorprendida.

—Sí, creo que ya te puedes ir haciendo una idea si eres hija del director de un instituto tan prestigioso como Sandler —asintió Zaykos—. El año pasado, desde que entramos a Sefiro, nos hemos esforzado para tener el dominio absoluto de esta escuela. Nos hicimos conocer como el “Trío Peligro” únicamente para obtener el reconocimiento necesario. Cada año, se realiza en todas las escuelas una selección de popularidad en el tercer año de cada instituto. No importan las notas, sino la popularidad. En realidad, se escogen tres personas en total, basándose en tres aspectos diferentes: popularidad, deportividad, escolaridad. Los tres ganadores obtienen el beneficio de convertirse en parte de los aclamados “Estudiantes Élite”, que en su tiempo libre (hayan o no cogido alguna carrera universitaria), ayudan a la Organización Arkaika, el Ministerio Internacional de Educación Superior. Si alguno de nosotros tres consigue ser miembro de los “Estudiantes Élite” se nos pagará tan bien y tendremos tantos beneficios, que podremos pagar el costo médico de la madre de Kure sin problemas.

—Mmm... Siendo el padre de Kure el Subdirector del Instituto Sefiro... ¿no podría simplemente convencer a algún estudiante de tercer año que se convierta en un “Estudiante Élite”? —preguntó Sarah.

—Una duda completamente válida —dijo Zaykos asintiendo con la cabeza—. Sin embargo, la razón por la cual no queremos ir a un Reformatorio es porque los estudiantes con ese tipo de “currículum” son descartados al instante de la posibilidad de obtener el cargo de “Estudiante Élite”; en otras palabras, no importa si en serio eres el más popular de la escuela, el estudiante con mejores notas o el deportista más sobresaliente de tu instituto, será en vano. Creo que, en este punto, o al menos hasta hace unos pocos segundos, tenemos asegurado dos de tres de las posibilidades para ser un “Estudiante Élite”. Bloom es el mejor deportista de este instituto, y en cuanto a popularidad, creo que cualquiera de nosotros tres que intentamos darnos a conocer desde que entramos a este instituto, tenemos posibilidades, pero también se encuentran Orion y Arien. El mayor de los hermanos es tan inteligente como popular, así que podría terminar ganando el premio a mejores notas, o a más popular, o ambos premios, ya que estamos. Pero, en cuanto a solo las notas, todavía igual tenemos cierta posibilidad con mis calificaciones, solo que tendríamos que esperar hasta tercer año y ver cómo avanza el resto... Dicho todo esto... Onissel no puede simplemente hablar descuidadamente con un estudiante. Primero tenemos que asegurarnos de que son de entera confianza y no denunciarían nuestros planes. Después de todo, ya se han dado caso de profesores que colaboraron con estudiantes para que llegaran a la “Élite” solo para ganar dinero, y fueron denunciados. Por eso la Organización Arkaika es muy estricta con esos detalles. Actualmente, no existe un alumno de confianza en tercer año... solo nos queda nosotros...

—Entonces, como sospechaba... —dijo Sarah, analizando todo— Simplemente a Kure no le gusta la idea de que unos entrometidos aparezcan de último momento y “fastidien la fiesta”, por así decirlo. Además, esos “entrometidos” son nada más y nada menos que de Esmelt, lo que es un fuerte golpe para tu ego —expresó, confundiendo a Kurebai.

—¿Mi ego? —preguntó el de ojos rosados, confundido.

—Claro —afirmó Sarah sin ningún tipo de titubeos—. Fue tu estúpido rencor el que te llevó a atacarnos con comida y ahora estás contra la espada y la pared, teniendo que hacer equipo con tus “peores enemigos” o renunciar a ser un “Estudiante Élite” y ganar dinero para salvar a tu mamá. Fue tu rencor el que te llevó a este problema que pudiste haber evitado comportándote maduramente.

—Tch, no tienes que decírmelo —Kurebai parecía irritado, pero no se molestó por los comentarios de Sarah que podrían resultar hasta hirientes, de hecho, el enfado del de ojos rosados era solo consigo mismo—. Lo sé muy bien.

—Bueno, aún así quiero ayudarlos, por lo que me gustaría hacerles otras preguntas... ¿Ya han leído los premios del “Gran Festival Coliseum”? —preguntó Sarah con una sencilla sonrisa.

—¿Eh...?

Los tres chicos se quedaron sin palabras, sin comprender.

[...]

Durante el sorteo, decidieron rápidamente los grupos para buscar más miembros. La única excepción fue Sarah que pidió ir sola hacia cierto lugar porque tenía algo que hacer primero.

Orion se marchó antes del sorteo, y lo mismo con el “Trío Peligro”. A Arien le tocó acompañar a Kisara, Sole y Yuki, con la compañía de Josh y Hawk. No tenían mucho tiempo hasta que todos los estudiantes terminaran sus asuntos en la escuela y se marcharan hacia sus casas, por lo cual hicieron grupos grandes y buscarían a posibles nuevos miembros del equipo en quienes tuvieran confianza.

Para la mala suerte de Arien, él no era tan comunicativo como sus amigos. Aunque podía entablar una conversación fácilmente, solo era después de que la otra persona hablara primero, por lo general. Su comportamiento relativamente tímido lo molestaba a veces, de modo que seguro terminaría dejándole el trabajo de hablar con los demás a sus dos compañeros de Sefiro, pero a pesar de su comportamiento introvertido, había hecho amigos valiosos como Tsuki, Josh y Hawk, lo que lo hacía muy feliz.

—¿Qué habrá querido hacer Sarah? —preguntó Sole pensativa, mientras seguía a Josh y Hawk que estaban más adelante guiándolos a todos.

—No sé, pero esa chica no hace nada que sea sin un motivo —dijo Kisara.

—Esperemos que sea un buen motivo, jaja —bromeó Sole, y Kisara sonrió igual de divertida.

—Así que somos amigos —dijo Yuki en voz baja, de forma que solo Arien a su lado pudo escucharla. El peliazul se tensó muy nervioso, pero de alguna forma logró mantener la calma.

—Ehm... ¿Yo? —inquirió Arien, y Yuki volteó a verlo, ladeando un poco su cabeza a modo de confusión, como si no comprendiera la pregunta del peliazul.

—Ehm... Sí, ¿no fue lo que dijo Sole? —preguntó la de ojos azules, y él asintió tímidamente.

—Ah... Es cierto... Es que... Me tomó por sorpresa —dijo Arien.

—Mmm... Pero hay algo que sigo sin entender, ¿qué condiciones son necesarias para hacerte amigo de alguien? —preguntó Yuki, sorprendiendo y confundiendo al peliazul.

—Pero... Sole y tú son amigas, ¿no? —inquirió Arien, confundido.

—Hermanas —dijo rápidamente Yuki, como una fuerte afirmación que le pareció muy tierna al peliazul—... aunque adoptivas —expresó al final, solo señalando lo inevitable.

—Sí, es cierto... —Arien sonrió con un poco más de confianza, tal vez se debía a lo tierna que le resultaba la forma de ser de Yuki— Pero... Kisara también es tu amiga, ¿no?

—Bueno, sí. Cuando le pregunté a Sole cómo saber cuándo alguien era tu amigo... me dijo que «los amigos de tus seres queridos son tus amigos». Tomando eso en cuenta, supuse que entonces los amigos de Sole, o sea, Kisara-san y los demás, son por ende mis amigos, ¿no?

—Claro —asintió Arien con una sonrisa.

—Pero... Nosotros acabamos de conocer a las personas de Sefiro, así que... no es como que ustedes eran amigos de Sole y los demás. ¿Debo cambiar mi concepto de “amigos”? —preguntó Yuki.

—Mmm... —el peliazul lo analizó sinceramente. Parecía una duda normal, aunque no muchas personas pensaran en ello— Normalmente los humanos tienden a considerar “amigo” a alguien de confianza o con quien pasas buenos momentos. Por supuesto, las relaciones son muy complicadas y quien creías que era tu amigo puede no serlo; el caso contrario también ocurre, a veces alguien a quien no consideraste tu amigo, termina siendo muy preciado para ti...

Arien simplemente comenzó a hablar dejándose llevar por sus pensamientos, así que miró hacia Yuki tratando de asegurarse de que había entendido sus rebuscadas palabras, pero increíblemente, para su sorpresa, la de ojos azules parecía muy concentrada en su explicación, la cara de alguien que estaba fascinada con el contenido que acababa de entender perfectamente después de tanto tiempo.

—Eh... ¿Me di a entender bien? —preguntó el peliazul.

—Sí, muy bien. Continúa, por favor —pidió amable y tiernamente Yuki, lo que hizo que Arien se sonrojara un poco avergonzado.

—Ehm... Pues, lo que quiero decir es que... Tal vez a lo que Sole se refería cuando te dijo eso es que, las personas que son importantes para uno, son tus amigos. Incluso un hermano puede ser tu amigo o tu mejor amigo. Yo considero a mi hermano Orion mi mejor amigo, y... es decir, aunque a veces tengamos nuestras diferencias, lo importante es que nos sigamos queriendo y que, en los momentos importantes, no te abandonen. Eso es un buen amigo... No creo que exista algo como un “mal amigo”, después de todo, las personas que hacen algo con tal de lastimarte, no pueden ser tus amigos... Pero, si una persona hace bien a ti o a tu amigo, entonces podría ser tu amigo también, después de todo.

—Mmm... Creo que lo entiendo. Entonces los que hacen mal a mis amigos son mis enemigos —afirmó Yuki muy confiada en su deducción y asintiendo con la cabeza. Arien sonrió nerviosamente sin saber cómo responder a eso. No es que estuviera completamente equivocada, de hecho, no lo estaba, pero Arien siempre pensó en el mundo como un lugar donde deberías ser feliz sin hacerle daño a nadie, eso...

—¡Oh, aquí está! —dijo Josh señalando a un aula. Kisara y Sole se apresuraron a alcanzarlo.

—Me gusta hablar contigo, sigamos con la conversación más tarde —dijo de repente Yuki con una ligera sonrisa, y se apresuró a alcanzar a Sole y los demás.

Arien nunca había conocido a una chica como ella, a ninguna persona como ella, en realidad.

Conocer a una persona más introvertida que él fue algo que no pensó que sucedería. No sabía por qué Yuki terminó siendo de esa forma, pero Arien tampoco sabía por qué él mismo era así, debido a eso no se encontraba en la posición de juzgar. Todo lo contrario. Arien quería llevarse bien con Yuki, quien le recordó que él no era tan vulnerable como se consideraba a sí mismo, sino que había alguien más como él: alguien que no entiende la mayoría de las cosas, pero se esfuerza por intentar comprenderlas.

Yuki era una chica tierna e introvertida, mucho más que Arien. El chico que nunca tuvo un propósito tan establecido en su vida, a diferencia de algunos de sus amigos, sentía que ella era similar.

Le gustaría protegerla y que se sintiera aceptada en vez de ser rechazada.

No le gustaría que ella conociera un mundo que la rechazara...

Él sabía que un mundo así es difícil, y no pretendía abandonarla en ese mundo.

—¡Hermano, solo ayúdanos! —dijo Josh, se dirigía a un muchacho con sus mismos ojos azules y un gran parecido excepto porque aquel muchacho era mayor en estatura que Josh y mucho más serio.

—Estoy ocupado con el Consejo Estudiantil, Josh... Hola, Arien, cuánto tiempo.

—Hola, Jonathan —dijo el peliazul con una sonrisa.

El hermano de Josh era el Presidente del Consejo Estudiantil, y se esforzaba mucho por el bienestar del instituto. Admiraba enormemente al Director Orland y pretendía convertirse en director del instituto cuando Orland se retirara, hasta entonces, y después de graduarse de la Universidad, pretendía continuar ayudando al Director Orland como tesorero o secretario personal.

Por ahora, Jonathan estaba en tercer año y como Presidente del Consejo Estudiantil de Sefiro, era el favorito para ganar el dichoso concurso de popularidad y, posiblemente, también ganaría el premio al estudiante con mejores notas. Aunque Arien conocía a Jonathan lo suficientemente bien por ser un muy cercano amigo de Josh, el peliazul no sabía si Jonathan era tan atlético como para, además, ganar el tercer y último premio como mejor deportista del instituto. Sería sorprendente que alguien de tercer año ganara los tres premios, y de repente Arien tuvo la curiosidad de saber si alguien antes lo había logrado.

—Vamos, Jony —dijo cariñosamente Josh, tratando de lograr convencer a su hermano—. Estoy seguro de que el Director Orland estará muy orgulloso de ti si te unes al equipo, jejeje.

—Josh, todos los estudiantes estuvieron presentes hoy cuando inició la “guerra de comida”, así que no intentes engañarme —dijo Jonathan, sin creerse la poca desfachatez de Josh, que tragó en seco—. Fue un problema en el que te involucraste tú solito, y no quiero meterme en alguna actividad donde yo también pueda terminar yendo al Reformatorio. Estoy en mi tercer año de instituto, me parece muy arriesgado unirme a ustedes cuando no sé si saldré impune. En todo caso, deberías incluso agradecer que el castigo sea solo ese. Se trata de un castigo impuesto por el mismísimo gobierno, y dicen que el señor Byron es un tipo extremadamente estricto. No sé si solo quiere mejorar sinceramente las relaciones entre Esmelt y Sefiro, o porque esa chica... mmm... Mary, es su sobrina y fue más dócil, pero considero que fue un castigo muy aceptable para vuestra situación.

—¿Cómo sabes tanto acerca de la situación? —se sorprendió Josh— Incluso sabes que Mary-chan es sobrina del señor Byron. ¿Y cómo sabes quién es el señor Byron?

—Información, Josh. Es importante estar informado —dijo Jonathan con tranquilidad.

—¿“Alguna actividad en la que también pueda terminar yendo al Reformatorio”? —se preguntó Kisara medio preocupada, analizando las palabras de Jonathan— Sole, ¿sabes cuáles fueron las palabras exactas del señor Byron cuando impuso su castigo?

—¿Haaaah? —se quejó Sole, incrédulamente— ¿Cómo se supone que sepa eso? Tú fuiste la que estaba escuchando en primera fila a ese hombre. Pregúntale luego a Josh o a Arien si recuerdan, o incluso a Jaden, Hawk, Tsuki, Leydis y Sarah que estaban escuchando mejor detrás de la puerta.

—Entiendo, entiendo, entiendo —dijo Josh tratando de evitar los reproches de su hermano mayor—. Bueno, ¿al menos crees que podamos preguntarles a algunos miembros del Consejo Estudiantil de tu confianza si están interesados en ayudarnos?

Al preguntar esto, Jonathan se sorprendió un poco, pero sin considerarlo como una mala idea, miró hacia dentro del aula y observó a sus compañeros del Consejo Estudiantil que charlaban un poco durante su improvisada reunión para los preparativos del “Gran Festival Coliseum”.

—Mmm... Chicos, ¿están interesados en participar en el festival como parte del equipo oficial? —preguntó Jonathan, llamando la atención de todos sus compañeros del Consejo Estudiantil, excepto de un chico de estatura media pero notablemente más bajito en estatura que el resto de los presentes, con rostro pérfido y mirada casi malintencionada, que sentado con una pierna encima de su otra rodilla como si se tratara de su propia casa y encorvado sin ningún tipo de elegancia, despreocupadamente continuaba jugando, sin prestar aparente atención, con su “VR-PSP” a través de las opciones de su “VisionGame”. Desde su pulsera (la “PulseBrace”) se creó un PSP holográfico que puedes operar táctilmente igual que cualquier PSP del Mundo Real, pero, aunque por su concentración evidentemente estaba jugando en medio de la reunión del Consejo, Arien no podía ver qué jugaba, porque el muchacho tenía activada la opción del “VisionGame” de “Privacidad Virtual”.

—Oh, me gustaría ayudar —dijo una chica sentada al lado del muchacho con la “PulseBrace” activa, y que era solo un poco más bajita en estatura que él. La muchacha presentaba un rostro notablemente hermoso, aunque infantil, su voz sonaba un poco tímida como si fuera muy cortés todo el tiempo, con un cabello negro rojizo y ojos amatistas.

Tras hablar la chica, el muchacho, aún sosteniendo su “VR-PSP”, instintivamente levantó la vista hacia Jonathan y los amigos de su hermano, y sonrió burlonamente.

—¿Qué clase de trampa es esta? —preguntó el muchacho socarronamente— ¿Me estás diciendo que tu hermanito que participó activamente en la “guerra de comida” fue castigado con solo participar en un festival aburrido? Lo siento, pero yo no me lo creo. Eso suena increíblemente sospechoso, ¿no crees?

Kisara se sorprendió por lo perspicaz que resultó ser quien consideraba un integrante muy negligente del Consejo Estudiantil.

—Bueno, hice mi mejor esfuerzo —les dijo Jonathan a Josh y los demás.

—No seas así, Patrick-san —le dijo la chica al muchacho, que arqueó una ceja.

—Es lógico, Reina-chan —dijo Patrick, con tono sarcástico—. ¿Crees que el gobierno les dejaría pasar lo que hicieron solo con el “castigo” de participar en ese asqueroso festival?

—No importa, son buenos chicos y lo sabes. Deberíamos ayudarlos —dijo Reina con una sonrisa.

—Ayúdalos tú si tanto quieres —dijo Patrick y se dispuso a continuar con su juego virtual.

—Patrick y yo nos apuntamos. Cuenten con nosotros —dijo Reina con una resplandeciente sonrisa. Su compañero a su lado no daba crédito a sus oídos.

—¡¿CÓMO?! —preguntó Patrick, y Josh actuó tan rápido que fue admirable.

—¡REINA y PATRICK, ¡lo tengo!! —dijo el ojiazul y salió corriendo. Sus amigos parecían confundidos, incluso los miembros del Consejo Estudiantil, pero Kisara y los demás entendieron rápido y corrieron detrás de él. Bueno, Yuki se quedó quieta por unos segundos, pero Arien volvió rápido y la cogió de la mano para huir a toda velocidad.

—N... ¡No, espera! —gritó Patrick, pero se quedó boquiabierto por lo que había pasado.

...

—¿Por qué corremos? —preguntó Yuki mientras continuaban huyendo.

—Para que no se arrepientan. Ya tenemos a dos integrantes más —dijo Josh, deteniendo su huida y colocando sus manos en las rodillas para recuperar aliento.

—Solo faltan dos, entonces... Un momento, necesitamos los nombres completos, ¿verdad? —preguntó Arien que como los demás, estaba sofocado por aquella rápida e improvisada huida sin calentamiento previo. Sin embargo, solo el peliazul se sorprendió al notar que la única que estaba como si nada sin el más mínimo sofoco, era Yuki, parecía tener un cuerpo muy atlético.

—Sí, necesitamos los nombres completos —asintió Hawk.

—No se preocupen por eso. Después le envío un mensaje a mi hermano para que me dé los nombres completos de Patrick-san y Reina-san —dijo Josh con una confiada sonrisa.

—¿Patrick Patterson y Reina Rechister? —preguntó una voz que dobló por el pasillo, encontrándose con el grupo de Arien. Todos se sorprendieron al ver a Orion.

—¿Hermano? —preguntó el peliazul menor— Estamos... buscando integrantes para el equipo.

—Ah, ya veo... Pero, ¿en serio dos miembros del Consejo Estudiantil aceptaron unirse? —preguntó Orion, entre desconfiado y confundido.

—Bueno, uno sí... —sonrieron Josh y Hawk incrédulamente, para más confusión de Orion.

—Oh, un mensaje de Sarah —dijo Kisara, sorprendida al comprobar la información de su pulsera—. Quiere que nos encontremos en el aula —anunció y todos parecían sorprendidos.

—Bueno, algo tendrá que decir. Vamos —dijo Sole, y los demás comenzaron a seguirla.

—... A ver, ¿qué estaba haciendo el bastardito? —preguntó Kisara molesta con Orion.

—Para tu información, fui a hablar con los antiguos miembros del equipo oficial —se jactó Orion, pero no parecía presumir, sino que tenía la verdadera intención de justificar su ausencia—. Lamentablemente, la mayoría de los integrantes se graduaron el año pasado, y solo quedaron dos. Y... bueno, a esos dos no les gustó nada que unos completos amateurs representen al instituto, mucho menos con tantos integrantes de Esmelt. En resumen, no conseguí nada.

—Oh —se sorprendió ligeramente Kisara—. Así que el bastardito pensó en el equipo después de todo y nos ahorró tener que enfrentarnos directamente a los miembros del club deportivo.

—¿Puedes dejar de llamarme así? —preguntó Orion un poco incrédulo.

—Pues no haberme acusado de esa forma tan traicionera —se quejó Kisara—. Yo nunca haría eso. De hecho, estaba completamente de acuerdo con tus argumentos, pero incluso estando en tu lugar, no atacaría a mis compañeros para salvarme a mí misma, ¿sabes?

—... Sí, lo siento. Estuvo mal, pero... —Orion no sabía cómo explicarse.

—Tú... ¿por qué lo hiciste? No parecías ese tipo de persona...

—Creo que fue un ataque de justicia —sonrió Orion, casi burlándose de sí mismo.

—Oh... —Kisara parecía realmente interesada en el tema.

—¿Nunca te ha pasado? —preguntó Orion sin atreverse a mirarla, con la vista fija en el suelo a medida que ambos avanzaban detrás de sus demás compañeros— Te concentras tanto en impartir justicia que terminas ignorando tu honor... o algo así... No sé si me doy a entender...

—Sí, perfectamente —dijo sencillamente Kisara, con rostro serio, pero no molesto.

—¿Eh? ¿En serio lo entiendes? —preguntó el peliazul, sorprendido.

—Sí. Me ha pasado. Es como... preocuparse tanto porque algo sea con la justicia que merece, y actúas tan rápido por tu cuenta que... olvidas que no estás solo y que tienes un deber con las personas... pero ya es demasiado tarde. ¿No te refieres a eso?

—... Sí... Justo a eso... —dijo Orion, todavía impresionado mirando a Kisara— ¿Pero cómo lo sabes? Bueno, jaja, es que siempre pensé que yo tenía comportamientos y pensamientos raros, jaja.

—En realidad, todos tenemos ese tipo de comportamientos y pensamientos... Soy tan rara como tú —Kisara le terminó sonriendo, y Orion se sonrojó un poco.

—... ¿Qué fue lo más loco que hiciste debido a esos comportamientos y pensamientos? —preguntó Orion, curioso, con una sonrisa.

—Un día estuve a punto de incendiar una casa —dijo Kisara sin titubeos.

—¡¿In...?! ¿Incendiar? —el peliazul no daba crédito a sus oídos.

—Es una larga historia, pero... En su momento pensé que estaba haciendo lo más justo. Pero por suerte me arrepentí a último momento —dijo Kisara, con voz serena y todavía seria—. Después de todo, actuar con justicia no es siempre hacer lo correcto, ¿verdad?

Aquellas palabras se quedaron grabadas en Orion, que se quedó en silencio reflexionándolas.

—Como sea —dijo de repente Kisara, al parecer cambiando de tema, llamando nuevamente la atención del peliazul—. Por ahora estás perdonado, pero... Como vuelvas a hacerme algo así, te cortaré la garganta —Kisara sonrió amplia y despreocupadamente, cerrando los ojos, con una tranquilidad casi endemoniada tras decir un comentario tan aparentemente sencillo como ese. Orion tragó en seco, y Kisara todavía sonriente se adelantó para alcanzar a sus compañeros, incluso dando “alegres saltitos”...

Daba miedo.

Orion comenzó a replantearse su existencia.

[...]

—¡¿Un puesto como “Estudiante Élite”?! —preguntó Kurebai sentado en su asiento.

Todos se sentaron en los asientos que les correspondían en el aula. Los que eran de otras aulas como Sarah y Selik se sentaron simplemente donde quisieron, pero cerca de sus compañeros que normalmente se sentaban en las primeras filas. Aunque Sally y Leydis igual estaban sentadas en sus respectivos asientos (los dos primeros de la columna de la derecha), el “Trío Peligro” continuó en sus asientos oficiales (los tres últimos de la esquina izquierda del aula), a pesar de que pudieron sentarse más hacia adelante en los asientos vacíos de los estudiantes que ya se habían ido. Por supuesto, eso solo significaba que todavía no había la suficiente confianza entre Kurebai y los de Esmelt. Sin embargo, ya era un logro que Kurebai aceptara reunirse con todos ellos, aunque fuera solo para charlar.

—¿Entonces mereció la pena la espera y venir hasta aquí para contarte esto? —preguntó Sarah un poco bromeando con el de ojos rosados, quien se sonrojó un poco y cruzó los brazos, ligeramente avergonzado, volviendo a recostar su espalda en su silla, ya que de la sorpresa se inclinó hacia adelante.

Kisara por su parte estaba asombrada por la inteligencia y capacidad de Sarah y sonreía al verla. La chica Sandler notó muchos pequeños detalles y consiguió que el equipo (si se le podía llamar así), completo se reuniera. No solo logró captar la atención de Kurebai, sino que convenció al obstinado de ojos rosados para contarle delante de todos, información útil para cada uno de los presentes.

Los recientes nuevos miembros, Patrick y Reina, no estaban presentes, pero ya tendrían tiempo para interactuar con ellos, próximamente.

—Entonces si esa es la historia de Kure... —dijo luego Kisara, concentrándose en todo lo que se había hablado previamente durante pocos minutos— Creo que nos conviene a todos cooperar. Entonces, el primer lugar es una buena cantidad de dinero, o, la posibilidad de convertir a uno solo de nosotros en “Estudiante Élite”, ¿es así, Sarah? —preguntó la de mechas rojas, y la chica Sandler con todo su conocimiento como hija del director de un instituto, asintió confirmándolo.

—Exactamente, Kisary-chan.

—El segundo lugar es un viaje a uno de varios países que te pongan para escoger y... el tercer lugar se llevará cada integrante del equipo ganador, varios artículos populares que pueden incluir mercancía de un Idol famoso, o incluso boletos para un concierto en primera fila... Viendo todo eso, creo que incluso con ganar el tercer lugar, o ni siquiera ganar, mientras demostremos un excelente y sincero trabajo en equipo, no tendríamos por qué ir al Reformatorio —dijo Kisara—. Sin embargo, para tener un excelente trabajo en equipo, es necesario que nos llevemos bien, y ayudar a Kure me parece indispensable para lograr obtener su confianza, y así ninguno de nosotros será enviado al Reformatorio. Luego podremos preocuparnos de cómo entrenaremos para el festival, pero por ahora debemos esclarecer unos cuantos puntos en esta situación.

—¿Como qué? —preguntó Leydis.

—Seré sincera —dijo Kisara con seriedad—. No tengo ningún interés en hacer equipo con los de Sefiro. No es debido a algún rencor hacia los estudiantes de Sefiro, pero estoy casi obligada a representar a un instituto que no es el mío, lo cual me molesta. Pero, allá en Esmelt, cuando decidamos quiénes serán los dos últimos integrantes del equipo oficial, tendrán que cambiar su formación y estudiantes de Sefiro también terminarán representando a Esmelt. Así que estamos a mano, o algo así. Siempre he pensado que la rivalidad entre las escuelas no era algo malo, y por eso ni siquiera quería venir a Sefiro como estudiante de intercambio. Tampoco estoy de acuerdo con el supuesto propósito del gobierno de unir las dos escuelas, porque me gusta mi instituto tal y como es, una cosa es un cambio pequeño, y algo muy diferente es casi una reconstrucción completa de las tradiciones de una institución. Sin embargo... estoy a favor de llevarnos bien y creo que es posible... Ninguna rivalidad es buena si no es sana, no podemos convertir una rivalidad en odio o rencor. Un rival es una meta que superar para ser mejores, no es una excusa para ser cada vez peores como personas, y el odio solo nos convertirá en monstruos. Por eso, quiero hacer una tregua contigo, Kurebai.

El de ojos rosados casi no sabía qué decir. Todos se habían quedado en silencio con el pequeño discurso de Kisara, pero Kurebai tenía que decir algo en este punto.

—... ¿Qué propones? —preguntó el de ojos rosados finalmente.

—Contentar al gobierno demostrando que podemos cooperar entre nosotros me parece insuficiente —dijo Kisara, confundiendo un poco a todos—. En este punto, quiero llegar más lejos. Si existe una posibilidad de que Kurebai se convierta en “Estudiante Élite”, que es lo que él quiere, estoy dispuesta a conseguirlo si es lo que él necesita para confiar en las personas de Esmelt, de hecho, también te ayudaré a encontrar quién fue el culpable de la demolición del Hospital Servant.

—¿Qué? —preguntaron Zaykos y Bloom. Kurebai no dijo nada, pero estaba igual de confundido.

—¿A qué te refieres, Kisara-san? —preguntó Arien.

—Oh, veo que también te diste cuenta, Kisary —sonrió Sarah, y la de mechas rojas asintió.

—Sí, me di cuenta cuando narraste la historia de Kure... —sonrió Kisara, y luego miró hacia el de ojos rosados— ¿Has presenciado en vivo algún “Festival Coliseum”?

—... No, ¿por qué?

—Yo sí, participé en el último —dijo Bloom, y Kisara asintió, pero Sarah fue quien habló.

—Cuando Kure me dijo que vio una bandera de Esmelt pensé que era extraño —comentó la chica Sandler—. No porque no sea posible, sino porque creo que estabas culpando al instituto equivocado o, mejor dicho, a la entidad equivocada.

—¿Eh? —preguntó Kurebai, ligeramente intrigado, y Sarah continuó.

—¿No te pareció extraño que Esmelt, un instituto híper conocido por poseer escasísimos recursos, tuviera un edificio propio durante el “Festival Coliseum”? —preguntó Sarah, sorprendiendo a todos— No solo eso, seamos sinceros, el equipo oficial deportivo tanto de Sefiro como de Esmelt, solo juegan en serio durante el festival cuando les toca competir contra su instituto rival. ¿No es cierto, Bloom? —le preguntó posiblemente al único que había participado en el festival entre los presentes.

—Sí... Es muy cierto. De los 30 que participamos representando a Sefiro, todos excepto 6, eran muy malos en los deportes, pero absolutamente todos eran muy buenos cuando les tocaba competir contra Esmelt. Al parecer, lo mismo sucedía con Esmelt, que al igual que nosotros, tenía muy malos resultados en el festival, pero todos sus integrantes se entusiasmaban y mejoraban de la nada sus habilidades cuando les tocaba competir contra Sefiro... Aún así... ninguno de los dos pudo ganar justo por eso, porque solo teníamos un desempeño majestuoso cuando luchábamos entre institutos rivales.

—Efectivamente —dijo Sarah—. Y, por último... —de repente la chica Sandler hizo una pausa, Tsuki tragó en seco sin saber qué iba a decir— Hay un detalle que pasaron por alto, en especial tú, Bloom —al decir esto, el pelirrojo de ojos dorados parpadeó varias veces confundido.

—¿Eh? ¿Yo? —preguntó Bloom.

—Sí. Los edificios destinados a los institutos que participan en el festival... no son para un solo instituto —dijo Sarah, confundiendo a todos—. Para ahorrar recursos, incluso si se ven en la necesidad de construir un nuevo edificio porque el anterior está demasiado viejo, todos los institutos comparten el edificio con otra escuela... Eso significa, que la bandera que vio Kure era de Esmelt, pero... del otro lado del edificio, también había una bandera perteneciente a otro instituto.

—¡...! Eso significa que... —Kurebai estaba casi sin palabras— ¿Era otro instituto?

—Puede ser —dijo Sarah—. O puede ser que sí fuera Esmelt, o puede ser que esa persona puso ese edificio con dos banderas y que ninguna de ellas representa a su verdadero instituto. O incluso puede ser que esa persona no sirve a ningún instituto. En fin, como ves, hay varias posibilidades, pero no sabemos la verdad. Lo único que está claro es que si esa persona fue capaz de demoler un hospital solo por un edificio con fines recreativos... Esa persona es malvada, y merece ser juzgada.

—... Entonces... —Kurebai bajó un poco la cabeza, pensativo.

—Entonces debemos actuar —dijo Danna—. Si eso fue hace dos años, tenemos que buscar con qué instituto Esmelt compartió edificio durante el festival de hace dos años. Por supuesto, tendremos que investigar más acerca de ambos institutos, tanto de Esmelt como del otro, y así...

—Sí —asintió Sole con una sonrisa—, así sabremos la verdad. Tal vez no consigamos el puesto de “Estudiante Élite” para Kure, pero al menos este sabrá quién es el desgraciado que le hizo eso al Hospital Servant. Aunque... estoy segura de que ustedes dos no se van a conformar con eso, ¿no? —la albina les preguntó con una mirada cómplice a Kisara y Sarah, que sonrieron pícaramente.

—Exactamente —dijo la de mechas rojas—. En resumen, nuestro objetivo es conseguir el primer lugar en el festival y, mientras, averiguar quién fue la persona que mandó a demoler el hospital y por qué. Cuando ganemos el primer premio, podríamos escoger entre el puesto de “Élite” o el dinero. Si escogemos lo último, tendríamos que dividirlo entre todos nosotros y no hay seguridad de que le alcance a Kure para el tratamiento de su madre, así que creo que el puesto de “Élite” es lo más lógico, aunque no podamos quedarnos con el dinero... O incluso podríamos coger todo el dinero y dárselo a Kure, estoy bien con eso. Podremos preocuparnos si conseguimos el primer lugar, que es lo que propongo.

Una extraña sensación de emoción rodeaba el ambiente. Era como si de repente todos se visualizaran ganando el primer lugar en el torneo. De repente todos estaban seguros... como unidos por una causa en común. Kurebai se sintió un poco conmovido por esta atmósfera.

—Pero... —continuó Kisara, con seriedad— En el supuesto caso de que no consigamos el primer lugar, de cualquier forma, debemos trabajar en equipo, ya sea para alcanzar el primer lugar o para escapar del Reformatorio, porque si no, Kurebai no podrá convertirse en “Estudiante Élite” de una forma u otra.

—¿Entonces estás dispuesto a cooperar, aunque sea temporalmente con nosotros, Kure? —preguntó Sarah con una sencilla sonrisa. El de ojos rosados se sorprendió por un momento.

—... Sí, está bien. Hagámoslo —dijo Kurebai.

—¡Yay! —celebraron Tsuki, Josh y Hawk desde sus asientos. Todos sonrieron asintiendo con las cabezas y charlando acerca del plan. De repente existía un aura de compañerismo entre todos.

—Oh, lo siento, ¿interrumpimos? —preguntó, una chica entrando al aula, acompañada de un muchacho, llamando la atención de todos.

Ella era una hermosa muchachita de cabello suave, esponjoso y ondulado de color rosa claro, con flecos que llegaban hasta las cejas. Sus ojos tenían un tono dorado y ámbar de color marrón. Ella llevaba una chaqueta de color rosa-crema encima de su uniforme blanquiazul de Sefiro, y medias largas negras. Su accesorio más distinguible era tal vez un par de gafas de color rojo. Su acompañante (presumiblemente su novio), era un apuesto muchacho de cabello rubio.

Kurebai casi entró en pánico cuando los vio:

—Ah... Ah... Ah... Mi... ¡Mirai, hola! ¿Qué haces aquí? —preguntó el de ojos rosados.

Mirai sonrió un poco al ver lo tierno que se veía Kure con un aparente nerviosismo. Los demás presentes sonrieron pícaramente cada uno a su modo al entender lo que sucedía. Todos sonrieron excepto dos personas: Yuki (posiblemente porque no entendía lo que estaba pasando) y el chico rubio.

—Regresé porque se me quedó un cuaderno en mi asiento —dijo Mirai, acercándose al asiento detrás de Leydis, donde la chica de gafas se sentaba—. Por cierto... —comenzó diciendo, una vez que tomó el cuaderno, mirando a todos los presentes, que eran, sin dudas, lo que se podría llamar una gran multitud— ¿Qué están haciendo? Solo tengo curiosidad, porque... Bueno —sonrió, mirando tiernamente hacia el de ojos rosados—, Kure, pensé que no te llevarías bien con los estudiantes de Esmelt, pero... Oh, ¿tiene que ver con tu castigo? ¿Cómo les fue? —con su última pregunta se refería tanto a Kure como a Arien, Orion y Josh que también fueron castigados, y ella los conocía por ser de la misma aula.

—No muy bien, jaja. Pero gracias por preocuparte, Mirai-san —dijo Josh con una sonrisa.

—Ya veo... Bueno, si puedo ayudar en algo, pueden decírmelo. Kure y yo somos buenos amigos de la infancia, y el grupito de Orion y Arien es muy agradable, así que me gustaría ayudar.

—¡...! —de repente, Zaykos golpeó fuertemente el hombro de Kurebai, para que este reaccionara.

El de ojos rosados casi volvió a entrar en pánico, pero de alguna forma se las resolvió para decir:

—A... ¡Ah, Mirai! E... En realidad, necesitamos dos miembros para el equipo deportivo de Sefiro que participará en el “Gran Festival Coliseum”. ¡Q... ¿Quisieras unirte a nuestro equipo?!

—¡...! —absolutamente todos estaban sorprendidos.

Lo más asombroso fue que ella dijera que sí.

Aunque el trato venía con un rubio incluido...

[...]

«Es normal entrar en pánico».

Kurebai se decía esto a sí mismo mientras caminaban.

Obviamente la intención del de ojos rosados era invitar solo a Mirai, pero ya se le había escapado que les faltaban dos integrantes, y como el novio de la chica estaba presente, él también se unió.

No había forma de viajar atrás en el tiempo, hasta donde Kurebai sabía.

E incluso si existiera ese tipo de poder, el de ojos rosados no creía que él pudiera usarlo.

—Bueno, pudo ser peor —dijo Zaykos al lado de su penoso compañero. Sus amigos le estaban dando ánimos a Kurebai, pero de vez en cuando, de tanto que lo intentaban animar recordándole su desgracia, el de ojos rosados deseaba que rápidamente se lo tragara la tierra.

Al menos Zay tenía razón, pudo ser peor.

Pero, así como pensaba eso, al mismo tiempo no podía evitar pensar que solo le había conseguido más tiempo juntos a Mirai y a su novio. Para colmo, resultó que Akihito (¡el insufrible rubio!) era un auténtico Gamer, así que rápidamente entabló conversación con el grupo de Josh y Hawk.

De solo verlo siendo tan amistoso con sus compañeros (aunque también eran los compañeros de Akihito que estaba en la misma aula que Kurebai), al de ojos rosados se le revolvía el estómago.

—Ya estamos llegando —dijo Josh con entusiasmo.

El enorme grupo de casi 30 personas se puso de acuerdo para ir a un “Bar VR” e interactuar mejor. Algunos dijeron que no podían por otros compromisos, pero que sin dudas se unirían otro día.

Lamentablemente, Akihito no estaba ocupado así que los acompañó. Afortunadamente, la presencia de Mirai hacía sentir mejor a Kurebai, aunque no pudieran pasar mucho juntos.

Entraron a un ostentoso “Bar VR”, pero era increíblemente barato si usabas tu propio “VisionGame”. Solo quedaba entrar cada uno a su propia cabina personal y conectarse a la red que todos habían acordado. Ninguno había probado de nuevo la opción de juegos virtuales desde el incidente de desconexión durante la partida de “Among Us” (¡no habían tenido tiempo!). Aunque parezca increíble, no habían pasado ni 24 horas desde que los estudiantes de Sefiro y de Esmelt interactuaron.

Mientras Kurebai reflexionaba acerca de si era posible confiar en personas que habías conocido en tan poco tiempo, entró a su cabina personal. Se “despidió” de sus amigos con unas ligeras miradas y sonrisas y entró en su pequeña habitación personal.

Aire acondicionado, un pequeño asiento esponjoso y un escritorio delante de él. Encima de la mesa, lo que parecía un simple reposa vasos, pero en realidad cuando pasabas la identificación de tu pulsera, automáticamente se efectuaba el pago y aparecía una bebida a tu elección. Del otro lado de la mesa, un pequeño borde con forma de rectángulo que tenía la misma función, pero para los alimentos. Entre el reposa vasos y este rectángulo, se encontraban cuatro monitores (tres abajo y uno encima).

Kurebai todavía no comprendía para qué seguían usándose estos monitores en un “Bar VR”, pero al parecer garantizaban la seguridad de privacidad del cliente. En otras palabras, un lugar perfecto para que los hackers hicieran sus fechorías, o para cualquier usuario que quisiera hacer algo ilegal en internet.

El de ojos rosados finalmente pidió un refresco y una hamburguesa. Masticó rápido y tomó un buen sorbo del refresco. Así, se dispuso a entrar en el Mundo Virtual.

El plan era reunirse en una sala de espera privada que todos habían acordado, y ver lo que sucedía. Después de todo, el misterio de la red virtual continuaba vigente. Como todos los del grupo de un poco más de 20 estudiantes ya se habían registrado como contactos dentro de la “Red de Navegación” del “PulseBrace”, solo quedaba sumergir sus conciencias en el Mundo Virtual.

—<<Connect Link>> —pronunciando este comando de voz, la mayor parte de la conciencia de los muchachos entró en el Mundo Virtual. Sus cuerpos reales parecían casi desprovistos del todo de vida, pero parpadeaban como muñecos sin alma.

Kurebai pocas veces cuando se conectaba observaba su ventana periférica, pero sí lo hacía de vez en cuando, sin mucha confianza en que alguien no vendría de repente y le arrebataría el “VisionGame” o incluso su “PulseBrace”.

Kurebai fue uno de los primeros en aparecer en el “Salón de Espera” (el lobby), y observó entretenido por unos segundos los avatares que iban apareciendo.

Kisara tenía el cabello y ojos rojos con un traje militar negro de bordes color sangre. Danna tenía el cabello verde brillante y los ojos perlados, su traje parecía ser el de una maga o una sacerdotisa que alternaba entre el apoyo y el ataque. Sole tenía el cabello albino plateado pero los ojos rojos y vestía un traje parecido al de Kisara, pero púrpura con bordes blancos. Mary tenía el cabello como en el Mundo Real incluyendo sus mechas rosadas, y vestía un traje con apariencia de bruja. Yuki mantenía, asombrosamente, su apariencia idéntica del todo a la del Mundo Real, con el agrego de un aura gatuna dada por sus orejas y cola de gato negro con ojos azules zafiro.

Jaden tenía una apariencia semihumana como la de Yuki, pero el animal que seleccionó fue el lobo y vestía una armadura de caballero a diferencia del traje militar negro azabache con bordes plateados de Yuki. Unde y Timaker llevaban una vestimenta de caballeros parecida a la de Jaden, aunque con sus propios colores y diseños. Sarah y Ellie usaban un traje militar cada una, naranja arenoso y azul acero respectivamente. Mirai y Akihito tenían también el mismo traje militar (que era un modelo estándar para principiantes en la red, pero muy popular por su funcionalidad y apariencia); sin embargo, Mirai tenía el cabello negro y Akihito el cabello blanco.

Tsuki tenía un uniforme ligero sin ninguna protección metálica que le daba un toque de maga sanadora con orejas de elfo, su cabello era violeta oscuro y sus ojos seguían siendo verdes como en el Mundo Real. Josh tenía la apariencia de un semihumano león blanco mientras que Hawk también tenía orejas de elfo como Tsuki, pero con una vestimenta más agresiva.

Arien y Orion vestían el común traje militar y el color de ellos era el mismo pero invertido; el menor usaba un uniforme blanco con bordes azules y el mayor un uniforme azul con bordes blancos. Selik usaba el mismo estilo de uniforme que su hermana Sarah, pero con la versión masculina.

Kurebai, Zaykos y Bloom tenían cada uno apariencia de vampiros, alas de murciélagos, pero con cuernos de demonios y con uniformes militares. ¿Estos tres tal vez no podían verse más distópicos?

El resto tuvo que irse a sus casas, pero Deus y Nash habían prometido que cuando llegaran (vivían cerca de la escuela) se conectarían a la misma red. Por eso tenían tiempo para comer un poco, y tal vez por la velocidad con la que comió Kurebai por eso fue de los primeros en entrar.

Después de pocos minutos que usaron conversando, Deus y Nash llegaron. El hermano mayor tenía un traje de sacerdote guerrero, y la hermana menor tenía una especie de uniforme con detalles de “Chica Mágica” pero mucho más agresivo y menos adorable, más acorde con una personalidad fuerte.

—¡Hola...! —cuando Nash se disponía a saludar, se quedó congelada, presumiblemente por una notificación emergente que apareció frente a su campo de visión. Deus, aunque casi no se movió, estaba indiscutiblemente mirando una notificación similar a la de Nash, debido a cómo observaba concentrado hacia el centro, posiblemente leyendo el cartelito que les había salido a todos al llegar.

En realidad, estaban esperando a Deus y Nash para que fueran los últimos en verlo, y entonces todos comenzarían a comentar lo que pensaban al respecto.

Lo único que decía el cartelito era:

«Bienvenidos a OML»

—Es una pésima abreviatura —dijo Hawk.

—Concuerdo —asintió Kisara.

—Debajo solo dan una disculpa sobre lo que pasó anteriormente con algunos jugadores que se vieron desconectados forzosamente —dijo Mirai.

—Y una aclaración de que se debió a una configuración en la red para el lanzamiento de la beta de un nuevo juego online llamado “OML” —agregó Akihito, analizándolo—. Por supuesto, OML son solo siglas, pero si tuviéramos al menos el nombre podríamos adivinar de qué se trata el juego.

—Lo más sospechoso es justo el texto final —comentó Deus que casi se reía incrédulamente—. Dice que los primeros 3000 jugadores que entren serán “beta testers” y podrán acceder gratis al lanzamiento oficial. No solo no parece muy rentable para ellos, sino que añaden «ES COMPLETAMENTE SEGURO» en letras mayúsculas. Cuando algo de por sí se ve sospechoso, que te digan que es algo seguro... ¿no solo lo hace ver más sospechoso aún?

—Es como si... —Kisara habló, llamando la atención de todos— Como si nos estuvieran retando.

En realidad, Kurebai pensó lo mismo:

—No te dan ninguna información del juego en sí, y es difícil adivinar de qué trata solo con unas iniciales tan poco comunes... Por supuesto, la beta es gratis, pero...

—Nunca antes había ocurrido un evento como este —dijo Zaykos—. Pero creo que es seguro.

—¿En qué te basas? —preguntó Tsuki, curiosa.

—Justamente porque tienen la tecnología para desconectarnos de la red en la que estábamos solo por un reajuste... Creo que tendrían la tecnología suficiente para conectarnos a la fuerza. Sin embargo, no lo hicieron —dijo Zaykos, dejando sorprendidos a todos—. Desde mi punto de vista, están jugando limpio. Es algo excéntrico, pero varias personas lo son y no por eso son malas.

—Aunque yo lo veo como que, si damos “Entrar”, estaríamos aceptando más bien nuestra renuncia a volver al Mundo Real... —dijo Josh un poco preocupado.

—Creo que ves mucho anime —le dijo Tsuki.

—... Yo digo que uno se sacrifique —dijo Sarah, sorprendiendo a todos.

—¿Qué? —preguntó Kisara, casi incrédula.

—Vamos, Kisary, tú también lo sientes. Es muy emocionante. Así que iré yo.

—¡¿Qué?! ¡No hagas eso! —dijeron Mirai, Sole y Arien, pero Sarah se limitó a sonreír.

—Todo irá bien, tengo esa fuerte corazonada —dijo la chica Sandler—. Si desde dentro puedo desconectarme, entonces volveré y les contaré. Tal vez esté trucado para atraparnos a la segunda, así que lo intentaré dos veces de poder salir la primera... ¿Les parece bien?... Oigan, ¿y esas caras lúgubres? No me he muerto aún, jaja. Además, no creo que a los diseñadores les guste que todos mueran en la prueba beta, sería muy aburrido, ¿no creen? —bromeó Sarah.

—... Que vaya Selik —dijo Kisara de repente, confundiendo a todos. La chica Sandler no se sorprendió, pero miró seriamente a la pelirroja.

—¿Por qué? —preguntó Tsuki, completamente confundida al respecto.

—Si Sarah de verdad piensa que no será seguro, no dejará ir a su hermano Selik —dijo Kisara.

—Oh... —Tsuki estaba sorprendida por esa reflexión.

—... —Kisara y Sarah estuvieron mirándose con seriedad, fijamente por pocos segundos, hasta que alguien habló.

—Iré yo —dijo el propio Selik, sorprendiendo a todos, incluso a Kisara, pero no a Sarah, que volteó a verlo y lo miró en silencio durante dos segundos, para luego sonreírle.

—No, tú no irás —dijo la chica Sandler.

—¿Ves? Sabes que es peligroso, por eso no dejas que vaya —dijo la pelirroja.

—Dije que tengo una fuerte corazonada, pero no puedo arriesgar a mi hermanito si tengo siquiera un 1% de no certezas de que todo saldrá bien. No confundas las cosas, Kisary-chan —dijo Sarah con firmeza. La pelirroja se mantuvo seria, pero con una expresión incómoda ante esta situación.

—... Tal vez solo es un virus para robarnos dinero —dijo Kurebai, llamando la atención de todos, que no se esperaban un comentario así, al menos no de parte de él. Como el de ojos rosados lo había dicho con mucha seriedad, se preocupó cuando un silencio se hizo presente en el lobby.

De repente, todos comenzaron a reírse a carcajadas. Eso había aliviado las tensiones.

—¡¿D... De qué se ríen?! ¡Lo digo en serio! —se quejó Kurebai.

—Jeje, bueno, es verdad —dijo Sarah—. Entonces le transferiré todo mi dinero a Selik y entraré sin miedo a que me roben el dinero, o algo más valioso que tenga en mi almacenamiento.

—En ese caso... —Kisara nuevamente intervino, llamando la atención de la chica Sandler— Déjame al menos ir contigo. Sé que no vas a ceder así que... yo tampoco.

Sarah se sorprendió un poco por el rostro decidido de la pelirroja, pero muy conmovida asintió con una tierna y sincera sonrisa.

—Está bien, como gustes —dijo la chica Sandler.

—Pero Kissy--

—Sin discusiones —dijo firmemente Kisara, zanjando el tema, y Jaden tuvo que mantenerse en silencio. Obviamente no le gustaba esa idea, a nadie le gustaba en realidad, pero es algo que las dos chicas habían decidido para protegerse entre ellas. Posiblemente era mejor estar juntas si lo peor sucedía, así que se cogieron de las manos—. Vamos.

—¿No vas a darle tu dinero a alguien, Kisary-chan? —sonrió Sarah.

—A decir verdad... Jaden pagó mi entrada y comida, no tenía ni un centavo...

La seriedad con la que Kisara dijo esas palabras era un poco desconcertante. Incluso hablando de su pobreza económica actual, no quería arruinar el ambiente serio que parecía implicar lo que estaban a punto de hacer. Aunque eso solo terminó haciendo que la mayoría sonriera, y Sarah incluso rió un poco, avergonzando más a la pelirroja.

—¡¿Podemos entrar ya al juego?! —preguntó Kisara, y las risas se controlaron.

—Bueno, si no vuelven dentro de un rato les quitamos el “VisionGame” y la “PulseBrace” —dijo Tsuki con confianza, pero ella misma consideró sus palabras—. Ah, espera... Suena peligroso...

—Y luego soy yo quien ve mucho anime —se quejó Josh con su amiga, que le sacó la lengua.

—Jaja, creo que con quitar la “PulseBrace” bastaría —dijo Mary después de sonreír—. Es decir, la “PulseBrace” técnicamente no está conectada a ningún circuito peligroso, pero será mejor que no desconectemos nada. Después de todo, no sabemos el funcionamiento del juego, y bien podría necesitar de ambos artefactos: “VisionGame” y “PulseBrace” para funcionar, y si se desconecta uno, podría afectar el funcionamiento del otro. Así que...

—Es una prueba de fe —dijo Kurebai.

Todos asintieron lentamente.

En realidad, seguramente tanto Kisara como Sarah ya lo sabían.

Incluso si el juego resultaba ser inofensivo, justo ahora estaban arriesgando su vida. Los seres humanos viven constantemente haciendo eso. Viviendo al máximo sin saber qué sucederá...

Las dos chicas levantaron la mano desocupada y pulsaron al mismo tiempo el botón «Entrar».

De repente, ambas desaparecieron en partículas de luz.

...

Suponiendo que se trate de un juego con muchos detalles, seguramente tardarían un poco en formar a sus personajes. Lo más lógico sería desconectarse rápidamente y en el caso de que vuelvan, volver a conectarse para desconectarse de nuevo, justo como lo habían planeado.

Pero...

Si podían sumergirse con sus avatares actuales, entonces todo dependería de qué tan fuerte son y... existía la posibilidad de que aparecieran en un campo de batalla y fueran masacradas...

Por supuesto, si sobrevivían lo sabrían si las dejaran desconectarse, pero tratándose de un juego que comienza poniéndote en un campo de batalla, no podría esperarse mucha piedad, ¿cierto?

En realidad, todas estas eran especulaciones al azar. Todos los presentes estaban sentados esperando a que algo sucediera (algo bueno, preferiblemente). Estaban tan nerviosos que posiblemente no sabían ni cuántos segundos pasaron. Kurebai tampoco lo sabía. ¿Siquiera habían llegado a un minuto?

Pensando en todo esto... El de ojos rosados cayó en cuenta...

Estas dos personas, Kisara y Sarah, independientemente de sus motivos, estaban arriesgando la vida. Estas dos personas de quienes tanto se debatió Kurebai en si confiar en ellas o no... estaban arriesgando sus vidas. Posiblemente... no, Kurebai no se creía capaz de hacer algo así.

Incluso si lo hubiera hecho, ¿no significaría que es igual a ellas? Entonces... deberían ser ciertamente de confianza, pero... Para Kurebai era difícil confiar en las personas.

El mínimo rastro de cariño y amor lo ponía melancólico. Desde pequeño pensó que le habían arrebatado algo, así que intentó crear la menor cantidad de vínculos posibles. No era que no podía confiar, sino que se negaba a confiar en los demás para no lastimarse.

Estas dos personas, pese a ser similares, eran todo lo contrario en ese sentido.

Ellas estaban arriesgándose para confiar. Kurebai se arriesgaba para no confiar.

¿Cómo sería el caso de los demás? Bueno, Kurebai no sabía, pero de seguro todos en este lobby se sentirían mal si ellas dos no regresan. Sería un peso que cargarían por el resto de sus vidas.

De repente Kurebai se imaginó que pasaban minutos y decidía desconectarse él. Salía de su cabina y se acercaba a la cabina de las dos chicas y...

Sangre.

En su imaginación estaban muertas, llenas de sangre. ¿Por qué? Solo es un juego, no debería pasar eso incluso si mueren... ¿verdad?

Kurebai sintió pánico y se abrazó para tratar de reconfortarse. No quería que ellas murieran, no sin él hacer algo. No. Kurebai tenía que concentrarse. Él no estaba en el Mundo Real, ahora estaba en el Mundo Virtual, sentado en un lobby de una red, esperando por la llegada de sus dos compañeras.

Ellas iban a regresar, tenían que regresar... Sería un puto chiste si ellas no regresaban, no después de haberse conocido y que Kurebai aceptara confiar en ellas.

«Por favor, Dios, si existes... Por favor, haz que regresen. Confiaré en ellas, confiaré en las personas que me tienden una mano, pero... Por favor, haz que regresen completamente a salvo».

—¿Estás bien? —preguntó la voz de una chica. Kurebai en algún momento se había tapado el rostro entre los brazos y sus rodillas levantadas.

Al levantar la cabeza, Kurebai observó que la chica era Mirai, mirándolo preocupada, pero con su habitual encantadora sonrisa, tratando de darle ánimos.

Mirai se sentó a su lado y también levantó sus rodillas, colocó sus brazos encima y miró a su amigo de la infancia de ojos rosados, que parecía ido del mundo.

—... No... Creo que no estoy bien —dijo él.

—... Eres un buen chico, Kure —sonrió ella.

—... No es verdad...

—Quieres que vuelvan, ¿no es así?

—Solo para que me ayuden con mi objetivo.

Por supuesto, una mentira.

—¿Entonces no te importa si realmente mueren?

—¿Por qué habría de importarme? No me afecta lo que les pase.

Por supuesto, otra mentira.

—... Jeje, siempre has tenido ese problema —dijo ella casi despreocupadamente.

Kurebai, confundido, volvió a mirarla, con sus ojos casi desprovistos de vida.

—... tal vez si hubieras sido un poco más sincero con tus sentimientos...

Aunque ella habló en voz muy, muy baja, Kurebai a su lado la oyó perfectamente.

O al menos creyó escucharla perfectamente.

Pero de igual forma, no sabía qué significaban esas palabras.

¡...!

De repente, una luz se materializó en el centro del lobby, llamando la atención de todos.

Kurebai quería gritar de felicidad.

Kisara y Sarah habían vuelto.

—¡BUAAAH! —Tsuki se levantó gritando y sollozando, y se lanzó a abrazar a Kisara, cayendo las dos al suelo. La pelirroja no se creía lo que estaba pasando.

—¿Pero qué demonios? Suéltame, aún nos queda regresar por segunda vez —dijo Kisara.

—¡Estaba tan preocupada! ¡No iba a dormir tranquila si no volvías! ¡BUAAAH!

—¡Que me sueltes, por lo que más quieras!

—Hermana... —Selik se acercó lentamente. Sarah dejó de sonreír divertida por el espectáculo de los lloriqueos y forcejeos de Tsuki y Kisara, respectivamente.

La chica Sandler volteó a ver a su hermano y los dos sonrieron y sin más palabras se abrazaron, pero fue más corto que el interminable abrazo de Tsuki.

—Volveremos otra vez, Selik, lo prometo —dijo Sarah, y el muchacho asintió con una sonrisa.

...

La segunda vez, fue mucho más rápido el regreso.

No podía haber más dudas al respecto. El juego era seguro.

—O eso nos están haciendo creer. Ya saben lo que dicen, ¡a la tercera es la vencida! —dijo Tsuki.

Normalmente ella hablaba con un tono de voz como si fuera una broma, pero pocas cosas de lo que decía eran realmente una broma.

—Por favor, Tsuki, dame un respiro —Josh se refrescó un poco usando su cola de león blanco como abanico. El pobre estaba nervioso desde antes de la primera vez que Kisara y Sarah entraron al juego. De esa forma, el comentario de Tsuki sin la intención de preocupar a los demás, no podía hacer ningún otro efecto en el manso Josh.

Tsuki solo estaba siendo práctica. Incluso si probaban a entrar mil veces, no había certeza de que la vez 1001 no terminaría con ellos atrapados dentro del juego.

—No nos queda de otra, podremos preocuparnos después —dijo Kisara, esta vez con más confianza. Los demás estaban un poco confundidos debido a esto.

—Entonces... ¿Por qué se demoraron tanto en salir del juego la primera vez? —preguntó Deus— ¿O fue solo mi impresión que se demoraron tanto?

Al parecer, Kurebai no fue el único que sintió que el tiempo se ralentizaba con la espera.

—No, ciertamente nos demoramos —admitió Kisara.

—Ya entenderán por qué. Ese mundo es maravilloso —dijo Sarah.

—¿No nos van a explicar algo antes de que entremos? —preguntó Hawk.

—Bueno, creo que no hay mucho que explicar —dijo Kisara, y sonrió junto a Sarah.

...

Todos se pusieron de acuerdo, y entraron al mismo tiempo.

Cuando Kurebai abrió los ojos, observó una especie de panel donde tenías que escoger algo...

¿Razas?

No...

En un juego normal, este tipo de elección era para decidir qué raza o especie serías dentro del juego. Pero esto era demasiado peculiar. Solo eran colores. Solo eso.

Pensándolo mucho, Kurebai finalmente se decidió por el color negro.

Una luz cegadora inundó su visión cuando verificó que su color seleccionado era el negro.

Nuevamente, abrió los ojos, pero se encontraba en otro lugar.

Mejor dicho, en otro mundo...

Sus demás compañeros fueron aparecieron a su lado, uno detrás de otro, pero ya habría tiempo para ver sus nuevas apariencias, incluso no le importaba ver su apariencia ahora.

Dragones escupiendo fuego y volando a cientos de metros de altura, justo sobre sus cabezas... Hadas dejando polvillos mágicos a su paso... Unicornios cabalgando o descansando apaciblemente... Grifos casi haciendo una carrera de vuelo con los gigantescos dragones... Pegasos... Centauros...

Un mundo de fantasía...

«Bienvenidos a “OnMortal-Line”».

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