Capítulo 01
Este libro es un apartado del original. Aquí los mismos personajes estarán en un ambiente estudiantil, no existe magia ni elementos de fantasía. Intentaré que la historia se centre en vida cotidiana y estudiantil y un poco de comedia para pasar el rato 👀
Apariciones:
Lintra2
JoshGD
ShmilNash
Darelios
kurebai
LionGM
Bloom_By
Zayko-san
aikoluney_
Unladerata
Timaker07
DaniMSaez
MariaK0506
Racowl
JadenKazuto21
*****
Y creo que no me deben faltar más
·<·
Un 9 de septiembre como hoy pero del año pasado (2020) se publicó "OnMortal-Line" por primera vez así que decidí que este sería el cumpleaños de Yuki uwu
Posdata: La portada está en proceso :v
Ahora sí, que lo disfruten uwu
*****
El Instituto Sefiro era el más reconocido del país. Se podía afirmar que no había rival que se le comparase... pero entonces no sería decir la verdad.
Lamentablemente, el Instituto Esmelt pese a los rumores de tener recursos económicos muy escasos, contaba con una promoción de estudiantes tan talentosos que incluso opacaban a la mayoría de los alumnos de Sefiro.
Las competiciones entre Esmelt y Sefiro habían llegado a un punto crítico. Incluso si no llegaban a la final en los eventos deportivos o culturales, la algarabía provocada por Esmelt y Sefiro superaba con creces a la del resto de los colegios.
Llegados a este punto, el gobierno propuso un proyecto de unión. Enviarían a algunos de los mejores estudiantes de Esmelt y Sefiro hacia su instituto rival. Este intercambio, obviamente, tenía la intención de integrar a los alumnos con la idea de que en un futuro (que se esperaba que fuera cercano), ambos colegios serían uno solo.
—Obviamente es una estupidez —dijo Kurebai sentado en su asiento, pero virado hacia los puestos de sus mejores amigos Bloom y Zaykos que se encontraban detrás de él. Los tres rebeldes muchachos jugaban con cartas en pleno turno de clases.
—A mí no me parece mala idea, aunque no me entusiasma tampoco —dijo Zay, que por mucho era el más sensato de los tres muchachos, pero no por eso el menos rebelde y bromista—. Solo espero que no lleguen unos engreídos.
—Aunque es Sefiro quien tiene la reputación de tener a los estudiantes más engreídos, ¿no? —preguntó Bloom con su risueña sonrisa mientras sacaba cartas de la baraja y sus amigos le seguían el ritmo— Además, mientras más estudiantes, hay más probabilidades de que una chica guapa llegue. Estoy un poco cansado de la monotonía de Sefiro, tal vez un poco de la calidad de Esmelt no venga mal.
—¿Puedes pensar con la cabeza de arriba por un momento? —inquirió Kurebai dirigiéndole una mirada acusadora a Bloom.
—Qué lengua más malhablada la tuya, Kure —le dijo el risueño pelirrojo.
—¿Cómo? Ni siquiera mencioné el nombre del instrumento que usas para pensar.
—Entonces, ¿por qué estás en contra, Kure? —preguntó Zay cambiando de tema.
—El año pasado —comenzó explicando el de ojos rosados—, desde que entramos a Sefiro, nos hemos esforzado para tener el dominio absoluto de esta escuela. Simplemente no me gusta la idea de que unos entrometidos aparezcan de último momento y nos fastidien la fiesta. Yo propongo que los enfrentemos. Si calentamos la discordia entre Esmelt y Sefiro, el gobierno no tendrá más remedio que asumir que es imposible una unión entre los dos colegios y el proyecto fracasará. Además, incluso si no hiciéramos nada, es imposible que nos llevemos bien con los de Esmelt, ha sido así durante más de 100 años de historia entre ambos colegios. Nosotros tan solo adelantaríamos lo inevitable: ya sea la Primaria, Secundaria, Instituto o Universidad de Sefiro; nunca ha tenido amistad con su opuesto de Esmelt.
—Eso no lo niego. A mí también me parece exagerada la actitud del gobierno. Por mí ambos colegios podrían estar así 100 años más —dijo Zay.
—¿Entonces os apuntáis? —preguntó Kurebai con una confiada sonrisa.
—Mmm... Por mí bien, ¿por qué no? —sonrió el pelirrojo.
—Hah... Está bien. Será fastidioso pero entretenido.
—¡Bien! —celebró Kurebai con un ligero entusiasmo.
Los tres estaban jugando con cartas en pleno turno de clase, pero aunque ciertamente esa era una rutina diaria para estos tres rebeldes, justo en este momento no estaban haciendo una infracción al código escolar. Eso se debía a que todas las aulas del Instituto Sefiro se encontraban en una pausa temporal de sus actividades rutinarias escolares, debido a la llegada de los estudiantes de intercambio de Esmelt.
Cada colegio mandó unos 20 estudiantes por curso: unos 60 en total por escuela. Serían distribuidos equitativamente en las variadas aulas, pero era un misterio cómo Esmelt con su supuesto faltante económico podría soportar un ligero exceso de estudiantes de lo habitual. Por supuesto, eso no era un impedimento para Sefiro, ni siquiera un problema menor; el instituto con el símbolo del escudo azul y un grifo en el centro, podía permitirse incluso unos 100 estudiantes más de lo habitual.
Como sea, todos los estudiantes esperaban con diferentes tipos de ansiedad la llegada de los nuevos estudiantes. El aula de Kurebai, Zaykos y Bloom: la “2-2”, era conocida por tener una promoción promedio, así que no destacaban particularmente excepto por un muchacho que actualmente no se encontraba presente. El Profesor Edgard (padre de Zay) bostezaba sentado en el asiento del maestro mientras esperaba con cierto cansancio. Cerca del asiento del profesor, un pequeño grupito charlaba.
—¿Cómo creen que sean los nuevos estudiantes? —preguntó Tsuki acomodando detrás de su oreja su cabello negro y parpadeando con un ligero brillo de entusiasmo en sus ojos verdes. Frente a ella se encontraba el asiento de Arien, detrás el puesto de Hawk y a su izquierda se sentaba Josh.
—Mmm... Solo espero que sean amables —dijo el peliazul Arien con su habitual tierna y afable sonrisa.
—Yo quiero que sean Gamers como yo y poder jugar con ellos —expresó el ojiazul Josh con un tono de voz que mostraba un evidente entusiasmo.
—También me gustaría eso, pero no te ilusiones de más, Josh —le dijo el muchacho de ojos anaranjados llamado Hawk. Su amigo ojiazul sonrió débilmente.
—Tienes razón, Hawk. Con que sepan un poco de anime me basta —dijo él.
—Yo quiero que al menos uno de ellos sepa de buenos libros. Preferiblemente que sea una chica. Es aburrido saber que no tienes nadie con quien comentar tus lecturas favoritas —suspiró Tsuki un poco abatida pero con cierto aire esperanzador.
—Oye, ¿y yo? —inquirió Josh sintiéndose ignorado.
—Es que tú te tardas años en leerte los libros que te recomiendo —se quejó ella.
—... Bueno, no puedo negar eso... —dijo el ojiazul ligeramente arrinconado.
—¡Ya están llegando! —informó alegremente una estudiante llamada Leydis que se encontraba en el primer asiento junto a la puerta, por lo que se encontraba vigilando la llegada de los nuevos estudiantes de Esmelt.
—Gracias por avisar, Leydis —dijo el profesor Edgard haciendo su mayor esfuerzo por deshacer su pereza y levantarse. Sus estudiantes de forma automática se colocaron en sus respectivos puestos y adoptaron una postura correcta para dar a entender un estilo de conducta ejemplar. La cara de la mayoría de los alumnos era ligeramente tensa pero llena de cierta emoción; en cambio, Kurebai chasqueó su lengua un poco irritado por toda aquella formalidad que creía innecesaria.
Después de unos cortos segundos, el mismísimo Director Orland del Instituto Sefiro, entró al aula junto a cinco estudiantes y un apuesto joven de cabellera verde y ojos dorados que no parecía ser un alumno más, sino un adulto con un aire extravagantemente jovial; de hecho, su sonrisa tan carismática en contraposición con el estricto Orland, era demasiado notable.
—Buenas, estudiantes —dijo el director pelirrojo que tosió un poco aclarándose la garganta, aunque en ningún momento su voz dejó de ser intensa y dominante—. Como ya deben saber, estas cinco chicas son los alumnos de Esmelt que a partir de hoy estudiarán junto a ustedes. Espero que les den la cordial bienvenida que se merecen. En cuanto a la persona junto a ellas, se trata del mismo Director del Instituto Esmelt: Arthur. Él se encuentra aquí por petición del gobierno. Al parecer, como nuestro colegio Sefiro es mucho más amplio, tienen pensado que todos los estudiantes de Esmelt terminen residiendo aquí en un futuro si nuestras relaciones avanzan bien. Por supuesto, el presupuesto actual de Esmelt ayudará con las debidas remodelaciones para ese futuro, pero como fue una petición casi que de último minuto, seguro ninguno de ustedes se esperaba que el Director Arthur se encontrara con nosotros a partir de hoy además de los estudiantes que ya esperábamos... En todo caso, quiero que a él también le den su debida cordial bienvenida que se merece...
Orland terminó su discurso con cierto pesar al final, como si estuviera ligeramente irritado, posiblemente por todas las veces anteriores que repitió esa misma explicación, y por todas las veces que veía que tendría que repetir las mismas palabras. El jovial Arthur sonrió ligeramente divertido al parecer comprendiendo el pesar de Orland, y les dirigió a los presentes una encantadora sonrisa.
Junto al Director de Esmelt, se encontraban cinco estudiantes: todas chicas. Al parecer, el gobierno o el colegio en sí no les habían proporcionado el clásico uniforme azul con bordes blancos que usaban en Sefiro. Debido a esto, las estudiantes usaban el habitual uniforme verde con bordes negros de Esmelt. De esa forma, había una clara diferenciación entre los estudiantes de ambas escuelas incluso si residían en el mismo colegio, así que las miradas de desconcierto de algunos estudiantes de Sefiro parecían bastante lógicas. En realidad, tal vez hubiera sido mejor darles uniformes de Sefiro y así hacer más rápida su integración, pero era obvio que el pequeño planteamiento de algunos cuantos estudiantes no tenía la suficiente fuerza como para tomar voz en algo que aparentemente parecía una nimiedad.
—Bueno... —Edgard, que había recibido un papel del Director Orland, se dispuso a leerlo mirando hacia las estudiantes de Esmelt como si fuera a presentarlas por orden— Mmm... Kisara Redfire —dijo, presentando a una muchacha de cabellera negra y mechas rojas en las puntas. La chica con rostro ligeramente sombrío y desinteresado tenía cierto aire gótico, así que a primeras intimidaba un poco. Ella solo levantó su mano derecha para presentarse, y ni siquiera dirigió la mirada hacia sus futuros compañeros de Sefiro, todo el tiempo viendo hacia el suelo con desinterés.
La siguiente en presentarse fue una muchacha de cabello plateado albino y hermosos ojos grises purpúreos. Su expresión parecía más confiada y suelta que su compañera de mechas rojas.
—Sole Silversnow —dijo Edgard. La albina sonrió levantando su mano derecha.
A continuación, una muchacha de cabellera negra y hermosos ojos azul zafiro. Arien se ruborizó al fijarse en ella. Aunque la chica tenía una extravagante expresión estoica en el rostro, era indudablemente hermosa; un rostro fino y delicado, un perfil marcadamente detallado y una mirada penetrante.
—Yuki Silversnow —presentó Edgard, y aunque la chica de ojos azul zafiro y la albina tenían el mismo apellido, no parecían ser muy parecidas físicamente. Las dos eran indudablemente hermosas, pero sus características atractivas eran ligeramente diferentes. Sole tenía una belleza natural y parecía ser bastante consciente de eso. En cambio, Yuki se podía decir que tenía una belleza artificial, como si no fuera consciente de lo hermosa que era; su exquisita seriedad resultaba en una atracción a la misma par que la sonrisa confiada de Sole (eran características distintas que igual terminaban atrayendo de una forma u otra, aunque para diferentes gustos).
La siguiente era una chica de cabellera peliverde brillante y ojos del mismo color que su pelo. Tenía una expresión dócil y afable en su rostro pero con un ligero toque de erudición. Sonrió ligeramente por anticipado cuando supo que llegaba su turno de ser presentada y tensó levemente sus hombros en el proceso.
—Danna Jean —dijo Edgard, la mencionada levantó ligeramente su mano derecha... Ahora que Arien lo notaba, la chica ojiazul, Yuki, ni siquiera levantó su mano para dar a conocer que se trataba de ella; y por alguna razón mucho más misteriosa para el propio Arien, el peliazul solo parecía estar interesado en la chica llamada Yuki.
Por último quedaba una chica de brazos cruzados, de cabellera púrpura y mechas rosadas en las puntas. Su expresión era seria pero no parecía hostil como en el caso de la pelinegra Kisara. En cambio, esta última muchacha solo se mostraba ligeramente intimidante como parte de un carácter maduro bastante admirable.
—Mia... Blackwood —dijo Edgard, por alguna razón dudando antes de mencionar finalmente el apellido. Automáticamente la pelimorada volteó a ver con una mirada fulminante al padre de Zay que ligeramente se asustó por aquella aura intimidante que despedía la chica de mechas rosadas.
—Nunca te atrevas a acortar mi nombre de nuevo —dijo terminantemente la pelimorada. Todos estaban bastante sorprendidos por su actitud tan confiada y rebelde ante un profesor, pero Edgard solo tragó en seco como si tuviera un sincero miedo y volvió a mirar al papel que todavía sostenía.
—Ehm... Mia Mary Strega Samhain Blackwood —dijo Edgard. La pelimorada sonrió victoriosamente y resopló con confianza, mientras todos los estudiantes de Sefiro presentes estaban un poco sorprendidos por el nombre increíblemente largo.
[...]
Kisara se sentó a la derecha de Tsuki, manteniendo la expresión hosca de su rostro y colocando su codo derecho en la mesa de su asiento mientras apoyaba su mejilla en la palma de su mano derecha. Tsuki se sentía un poco intimidada pero intentaba sonreír despreocupadamente.
Yuki se sentó curiosamente a la izquierda de Arien, quien apenado se ruborizó viendo en varias direcciones de forma nerviosa sin seguir un patrón en específico. Sole se ubicó al otro lado de quien compartía su mismo apellido. Detrás de la albina se asentó Danna con su habitual afable sonrisa, y atrás estaba Mary todavía cruzada de brazos.
Edgard inició su clase sin problemas y aunque levemente algunos estudiantes cuchicheaban acerca de las alumnas de Esmelt, no parecían estar muy centrados en eso.
A la hora de receso, Josh se estiró cansadamente desde su asiento, y luego miró hacia las nuevas estudiantes a su izquierda y a Kisara más hacia su derecha.
—¿Deberíamos romper el hielo nosotros? —preguntó el ojiazul dirigiéndose a sus amigos más cercanos: Tsuki, Hawk y Arien.
—Mmm... Me parece bien... —dijo su compañera, que a pesar de lo expresado, parecía bastante indecisa al respecto. Justo cuando Tsuki se volteó hacia Kisara a su derecha, la pelinegra de mechas rojas se levantó sin advertir a la ojiverde que se sorprendió por aquel movimiento que la tomó de improviso. Kisara en cambio, sin decir ninguna palabra, se retiró del aula como si estuviera esperando esa oportunidad desde hace rato—... —Tsuki se quedó en un incómodo silencio.
—Bueno, podemos empezar por interactuar con las que parecen menos peligrosas —sugirió Hawk que parecía ligeramente intimidado al igual que sus amigos.
—Sí, tienes razón —Tsuki sonrió amargamente.
—... —Leydis que observó irse a Kisara, se volteó hacia el asiento atrás de ella donde se encontraba su compañera y amiga castaña de ojos cafés que tenía los brazos extendidos sobre su mesa con apariencia perezosa y cansina— Sally, me enamoré.
—¿Cuántas veces te lo tengo que repetir, Leydis? No te puedes ir enamorando tan fácil. Últimamente es con mayor frecuencia, ya es preocupante —suspiró la castaña observando incrédula a su amiga.
[...]
—¿Qué se cree el gobierno para cambiarnos de escuela a medio curso? —refunfuñaba Kisara caminando por los pasillos con las cejas fruncidas en una evidente molestia. Aunque la pelinegra de mechas rojas hablaba más para sí misma en un nivel de voz que los demás no podían escucharla, los pocos estudiantes que habían salido a los pasillos durante el receso la observaban asustados y sintiéndose intimidados por el aura siniestra y hostil de la chica— ¡¿Y tú qué miras?! ¡¿HAH?! —preguntó Kisara dirigiéndole una arisca mirada a un muchacho que se encontraba cerca. El chico se erizó del miedo y salió corriendo lejos de la de mechas rojas.
Mientras ella continuaba quejándose, terminó llegando a lo que parecía estar buscando: unas escaleras que al parecer daban hacia la azotea. Kisara quería saltarse las clases y meditar al respecto el cambio brusco que estaba teniendo su sistema educativo.
Cuando llegó al final de las escaleras, abrió la única puerta que daba efectivamente hacia una azotea del colegio. Por instinto cerró la puerta y miró a su alrededor. El sitio tenía una vista hermosa del cielo azul completamente despejado excepto por los intensos rayos del sol, y una que otra tierna y esponjosa nube.
La azotea era bastante amplia hacia el frente y en los costados, así que curiosa por saber qué vería detrás de las barandillas enrejadas más altas que ella, Kisara se dispuso a acercarse. No había llegado ni a mitad de camino cuando notó que había un ligero peldaño después de la zona con techo bajo la cual estaba la de mechas rojas. Justo en la parte donde sí daba el sol, delante del peldaño que Kisara había notado, se encontraba un chico de cabello azul con sus ojos cerrados y los brazos detrás de su cabeza, bastante relajado acostado en el suelo.
«¿Hay alguna necesidad de coger sol cuando puedes relajarte en la sombra?», Kisara se preguntó internamente, entornando sus ojos y mirando con incredulidad y cierto desagrado al peliazul que continuaba dormido.
La chica se alejó del muchacho y caminó hacia las rejillas que delimitaban los bordes de la azotea. La vista frontal daba hacia la hermosa ciudad repleta de avance tecnológico y elegantes edificios aunque no tan altos como el Instituto Sefiro. A la derecha se observaba lo mismo, pero a la izquierda se podía observar el campo que usaban para Educación Física. Después de analizar su entorno, Kisara suspiró con cierta irritación debido a los rayos solares y sacudiendo el pecho de su chaqueta debido al calor, se dispuso a salir de la azotea.
—Mucho calor, además de que ese chico está aquí. Mejor busco otro lugar para saltarme las clases y pensar al respecto... —se decía ella, pero pasando justo por al lado del peliazul, la muchacha se asustó al sentir que algo había sujetado su pierna derecha. Al voltear a ver, notó que se trataba del mismo chico que con su mano derecha agarró el tobillo de la pelinegra—... ¿Hah? Oye, tú, ¿quieres morir?
El peliazul abrió los ojos y miró el rostro de Kisara. Él pareció sorprenderse ligeramente por la situación y soltó el tobillo de la muchacha.
—Lo siento, tengo la manía de reaccionar por instinto cuando alguien se encuentra cerca de mí —dijo el chico, sentándose debajo del peldaño donde aún daba el sol—. Aunque si venías en la dirección contraria hacia la puerta, es raro que no haya reaccionado antes —comentó más para sí mismo, aunque Kisara pareció sorprenderse.
—Oh... Bueno, intencionalmente me alejé de ti antes de pasar hacia la zona que da el sol, pero volviendo hacia la puerta no presté atención en hacer eso... así que tu explicación tiene bastante fundamento.
—... Así que eres de Esmelt, ¿eh? —el peliazul sonrió con confianza aunque con cierto tono amable después de fijarse en el uniforme verde de la chica— Me llamo Orion, encantado.
—... Kisara... —la pelinegra se presentó sin mucho ánimo.
—Mmm... ¿No quieres saber si vi algo debajo de tu falda? —inquirió Orion con cierta sonrisa burlona. La chica parpadeó dos veces antes de suspirar sin hacer desaparecer su aura seria y estricta.
—Adelante, dime lo que viste —dijo ella cruzando sus brazos con confianza.
—... Jajaja, no me esperaba una respuesta así. La verdad es que no me fijé cuando tuve la oportunidad, solo quería ver tu reacción.
—De todas formas no hubieras visto nada, tengo un short debajo de la falda. No soy muy fanática a las faldas, realmente.
—Oh... Por eso estabas tan despreocupada al respecto. Interesante... ¿Y para qué subiste hasta la azotea?
—... No tengo por qué hablar de más delante de un desconocido.
—Ya dije que me llamo Orion. Tengo un hermano gemelo llamado Arien y soy estudiante del aula “2-2”. Vine a esta azotea para escaquearme de las clases. Estoy aquí desde la primera hora de la mañana.
—... ¿Le cuentas tu vida con tanta facilidad a cualquier extraño?
—No, pero me gusta tu forma de ser, hasta donde he visto, por supuesto. Además, me parece difícil pensar que un estudiante de Esmelt vendría hasta la azotea en su primer día. ¿No sería normal pensar que en vuestro primer día hicierais el menor movimiento posible estando en el instituto rival? Así que... supongo que tengo que asumir que planeabas escaquearte las clases, ¿no? —inquirió Orion con una sonrisa.
—... Vaya, ese fue un razonamiento muy astuto —se sorprendió Kisara.
—Gracias.
—Espera, ¿dijiste que eres del aula “2-2”?
—Ehm... Sí, ¿por?
—Nada... Había otro chico peliazul parecido a ti.
—Ahhh, jeje, aunque claro, este color de pelo no es natural. Es teñido. Mi hermano y yo queríamos teñirnos el pelo de un color diferente al otro, pero se nos olvidó aclarar de qué color nos lo íbamos a teñir cada uno, y al final nos gustó tanto el azul que decidimos dejarlo así, jeje.
«No te pregunté, pero bueno...», pensó Kisara rodando los ojos.
—Oh, ¿eso significa que también estás en el aula “2-2”?
—Sí.
—Qué agradable coincidencia, ¿o será el destino? —bromeó él.
—... —Kisara le dirigió una desagradable mirada. El peliazul tragó en seco aún con una sonrisa pero ligeramente asustado, y luego rió incómodamente.
—Ja, ja, ja... Bueno... —Orion intentó cambiar de tema— Pareces una chica responsable y estudiosa, al menos en tu comportamiento... ¿Por qué te saltarías las clases?
—... —ella no respondió, y en cambio volteó la mirada hacia el exterior de las rejillas a la derecha, como si intentara ignorar al peliazul o como si estuviera ocupada pensando al respecto. Orion no se molestó y sonrió cerrando los ojos.
—Si quieres un buen lugar para pensar sinceramente te aconsejo este, es el mejor en toda la escuela. Al menos en mi caso es así, te lo recomiendo —Kisara instantáneamente volteó a ver al muchacho frente a ella, la pelinegra estaba evidentemente sorprendida aunque su rostro no lo mostrara tanto. Le parecía sorprendente que el chico viera a través de sus acciones—. Aprecio que tuvieras la intención de irte a otro lugar cuando viste que yo estaba aquí, pero no importa si hay dos o más personas, este lugar es bastante bueno para relajar a alguien y permitirle meditar calmadamente acerca de cualquier cosa... Así que si no te molesta mi presencia, puedes sentarte a mi lado y averiguarlo por ti misma —Orion colocó su mano en el suelo en su lado derecho indicándole a la pelinegra que se sentara junto a él.
—... ¿En el sol?... ¿es necesario? —preguntó ella con incredulidad e irritación.
—Jaja, no te preocupes. Confía en mí.
Kisara lo dudó unos segundos, pero suspiró y se acercó al muchacho. Se sentó a su lado y recibiendo la intensidad de los rayos solares, cerró sus ojos tratando de concentrarse en meditar calmadamente al respecto.
... Tres segundos... cuatro... cinco...
—¡Es imposible! —se quejó la chica, levantándose y dispuesta a retirarse.
—Si no funcionó es porque tu mente no quiere creer que es posible.
—¡Deja de decir estupideces! Incluso si una persona puede lograr concentrarse y meditar bajo los irritantes rayos solares, es más normal que lo logre pero bajo la sombra.
—Sí... Puede que tengas razón... Pero si te sigues demorando no serás capaz de buscar otro lugar para meditar. Si sales cuando se acabe el receso y no encuentras un buen lugar, los profesores que te encuentren te harán volver al aula.
—... Me iré —Kisara se dio la vuelta y cogió el pomo de la puerta—...
Un ligero escalofrío recorrió la columna de la pelinegra, que entró automáticamente en pánico cuando fue consciente de que la puerta no se abría por mucho que jalara. Una sonrisa amarga se presentó en la comisura de sus labios.
—Ti... ¡Tiene que ser una jodida broma, ¿verdad?! ¡No podemos habernos quedado encerrados, ¿verdad?! ¡Y para colmo es imposible que alguien escuche nuestros gritos desde aquí arriba! ¡¿Qué hacemos?! ¡¿Qué hacemos...?!
—... —Orion con una actitud despreocupada observó a la muchacha en pleno ataque de pánico. El peliazul serio, se levantó y se dirigió hacia ella— Kisara-san...
Ella tranquilizándose un poco se volteó ligeramente hacia él pero sin mucho ánimo. De repente, para sorpresa de la chica, el peliazul colocó su mano izquierda en la puerta y su rostro estaba demasiado cerca del de la pelinegra. Kisara abrió los ojos como platos sin creerse lo que estaba pasando. Orion le sonreía confianzudamente.
—... Oye, tú... ¿No serías capaz de...? —la pelinegra estaba a punto de levantar con cierto ángulo desventajoso su puño derecho para impactarlo en la cara del muchacho, pero este solo se limitó a sonreír más despreocupadamente.
—Kisara-san... —acercó sus labios sutilmente al oído derecho de la chica—... se abre hacia afuera...
—...
—...
—... ¿Hah? —la pelinegra puso los ojos en blanco esta vez por la sorpresa y abrió la boca con gran incredulidad. Al mismo tiempo, Orion había girado el pomo de la puerta con su mano izquierda y la empujó hacia afuera, abriéndola. Instantáneamente, con mucha calma, él se apartó de Kisara aún sonriendo despreocupadamente.
—Creo que yo también me voy yendo. He descuidado mi deber escolar lo suficiente como para decir que descansé bastante.
—... La próxima vez que te acerques así, te mataré. Estás advertido.
—... Perdón... Solo bromeaba —él sonrió, aunque asustado por el serio e intimidante rostro de la pelinegra que parecía querer matarlo con la mirada, despidiendo un aura asesina alrededor de todo su cuerpo, un aura demoniaca.
[...]
—De cualquier forma, tú también pareces un chico responsable y estudioso. ¿Por qué te escaqueas de las clases? —inquirió Kisara caminando por los pasillos junto a Orion en dirección al salón de clases que ambos compartían.
—Vaya, es una pregunta un poco atrevida para alguien que no me respondió cuando le pregunté lo mismo —sonrió Orion.
—Eres libre de no responderme, en cambio —expresó sencillamente Kisara.
—... Mmm... Las clases me aburren —dijo Orion—. Me basta con leer los libros y saber el contenido. Los profesores no me regañan por la asistencia porque saco las mejores notas del colegio.
—Ya veo...
—¡Oh, Orion, cuánto tiempo! —el Director Arthur venía hacia ellos, y al notar al peliazul se entusiasmó y le dirigió una amigable sonrisa.
—Oh, Director Arthur, ciertamente cuánto tiempo. ¿Cómo se encuentra? —preguntó el muchacho con una cortés sonrisa.
—Muy bien. Oh, ¿primer día y ya se llevan bien ustedes dos? —Arthur miró a Kisara y luego nuevamente a Orion, este que sonrió un poco forzado.
—Algo así... —dijo la chica mirando seria hacia el lado contrario a Orion. Arthur notó la incomodidad y sonrió más ampliamente.
—Ya veo. Es bueno que se fortalezcan las relaciones entre Sefiro y Esmelt. Por cierto, Orion, ese tinte azul es muy llamativo.
—Mira quién habla —se quejó repentinamente Orion mirando incrédulo al director con su llamativo cabello verde.
—¡Bueno, nos vemos~~! —como si no hubiera escuchado la acusación del peliazul, Arthur se retiró rápidamente sonriendo encantadoramente como de costumbre.
—Si su pelo fuera de color rojo como el del Director Orland podría ser hasta natural, ¿pero “verde”? —continuaba quejándose Orion. Kisara tuvo que asentir en concordancia, ella conocía bien al director de su instituto.
...
—Oh, ¡hola herma...! —pero Arien se detuvo, al notar que Orion venía acompañado de Kisara. Curiosamente, Tsuki y los demás parecían conversar amablemente con las demás estudiantes de Esmelt, como si hubieran formado una reciente amistad— Ehm... ¿Se conocen?
—Nos acabamos de conocer por el camino —dijo Orion.
—¡Oh, qué casualidad! —exclamó Josh entusiasmado— Nosotros nos estábamos conociendo —y señaló a las alumnas de Esmelt—. Parece que todas saben acerca del Mundo Gamer... ¿tú también, Kisara-san?
—... ¡JA! —Kisara resopló con orgullo— Por favor, yo fui quien les enseñó el Mundo Gamer a ellas cuatro —dijo cruzando los brazos, y refiriéndose a sus compañeras de Esmelt. Josh se sorprendió y Hawk silbó igual de impresionado.
—¿Entonces qué les parece si jugamos online por la tarde a la hora de almuerzo? —inquirió el chico de ojos anaranjados. Tsuki asintió varias veces con la cabeza.
—¡Sí, sí! Me parece una idea estupenda.
—¿Vamos a un “Bar VR” cercano o jugamos aquí mismo? —preguntó Orion.
—Mejor juguemos aquí mismo —sugirió Sole.
—Estoy de acuerdo —convino Mary asintiendo con la cabeza.
—Decidido entonces —sonrió Arien satisfecho, luego miró de reojo a Yuki que se mantenía estoica y en silencio, pero atenta a la conversación. El peliazul menor ruborizado se encogió de hombros, y Tsuki notándolo sonrió pícaramente.
—Bien, siéntense todos. El receso terminó —dijo Edgard entrando al aula.
Todos los alumnos se ubicaron en sus respectivos puestos, aunque Kurebai bajó los pies de su mesa no por respeto sino por desconcierto.
—Espera, tuvimos turno contigo hace poco —se quejó el de ojos rosados.
—Primero, me tratas de “usted” —regañó Edgard con su serena actitud de siempre—. Y sí, tuvieron turno conmigo hace poco, pero tenemos que tratar de unir los horarios de Sefiro y Esmelt, así que se aguantan.
—Geh, ¿ven? Todo es por culpa de los de Esmelt —se quejó Kurebai.
—Tenía que ser el puto viejo —refunfuñó Zay.
—¡Ah! —Kurebai gritó cuando un borrador impactó contra su cabeza, dejándole su pelo negro lleno de polvo blanco. Tosió un poco antes de recomponerse y protestar—: ¡¿Quién carajos me lanzó un puto borrador?!
—Fui yo —dijo Edgard, mostrando otro borrador que sacó de la gaveta de su asiento de profesor—. Y ustedes tres, les voy a lanzar este borrador si se vuelven a comportar de esa forma —señaló con el borrador hacia Bloom, Zaykos y Kurebai.
—¡¿Y yo qué?! ¡Si no dije nada! —refutó Bloom sintiéndose insultado.
—Además, solo te queda un borrador, ¿cómo piensas darnos a los tres a la vez? —se burló Kurebai con sorna sacudiéndose el polvo de tiza de su cabello.
—Hah... —Edgard suspiró y se alejó de su asiento de profesor, yendo hacia los puestos de los tres rebeldes ubicados al final del aula. Con seis sencillos golpes (tres para cada uno), dejó las cabezas de los muchachos casi completamente blancas.
—¡Cof, Cof! ¡O... Oye! —se quejó Kurebai mientras los otros dos seguían tosiendo. Toda la clase rió a carcajadas observándolos.
—Pero si vuelve a acortar mi nombre, en vez de un borrador le lanzará la pizarra —dijo Mary en voz baja cruzando los brazos con cierta molestia. Danna que fue la única que la escuchó, sonrió amargamente hacia su amiga.
—Ah... Antes de que se me olvide —dijo Edgard mientras regresaba a su mesa de profesor—. Después del horario normal de clases, el gobierno sugirió que tuviéramos una pequeña fiesta en el gimnasio del colegio. Será una celebración sencilla debido a las prisas y a la poca preparación, pero será algo solemne. La base de la fiesta será el respeto e intentaremos que los alumnos de Sefiro socialicen más con los estudiantes de Esmelt, y viceversa. Cualquier disturbio o intento de sabotaje será severamente castigado —sentenció Edgard con gran seriedad, pero Kurebai sonrió maliciosamente.
[...]
—¡Bien, hora de almuerzo! —celebró Josh emocionado.
Los demás estudiantes habían recogido sus pertenencias y se dirigían a salir a almorzar en la cafetería del instituto o en las tiendas cercanas en la ciudad. Solo unos pocos se quedaron dentro del salón de clases.
—¡Perdóname, Ellie! —se escuchó la imploración de un muchacho que caminaba por los pasillos y se disponía a entrar al aula “2-2”. El chico de cabello rubio y ojos verdes, se dirigía a una muchacha albina y de ojos grises purpúreos como Sole.
—No —dijo decisivamente la albina que tenía los brazos cruzados demostrando cierta molestia.
—Le advertí que no sería tan sencillo, Jaden-san —comentó un muchacho de cabello negro y ojos verdes dirigiéndose al rubio que era más alto que él.
—Unde tiene razón. Yo también me enfadaría si mi novio no recordara nuestro aniversario —dijo una chica de cabello castaño arenoso y ojos cafés, de mirada adormecida y sonrisa confiada, como si se burlara amistosamente del chico rubio.
—¡Que no me olvidé de nuestro aniversario! —protestó Jaden casi llorando como un niño pequeño siendo acusado injustamente.
—Yo no me enfadaría si mi novio no recordara nuestro aniversario —comentó otro chico rubio pero de menor estatura que Jaden, y con ojos grises en vez de verdes.
—... —por un momento todos voltearon a ver al chico, observándolo fijamente como si no supieran qué decir al respecto después de lo que el muchacho expresó.
—No me enfadaría porque tendría novia, no novio. ¡Jajaja!
—...
—... Fue una broma, ¿por qué no se ríen? —preguntó el rubio confundido.
—Timaker —Unde puso su mano derecha en el hombro izquierdo del rubio—, respetamos tus gustos y tu orientación sexual. Nunca dejes de ser quien eres.
—... ¡Pero que fue una broma!
—Hah... —Ellie suspiró como si no se creyera la actitud de sus compañeros.
—Hola, chicos —los saludó Sole desde su asiento.
—Hola, recibimos el mensaje —sonrió Ellie acercándose junto a los demás.
—¿Son ellos vuestros amigos de la clase “3-2”? —inquirió Arien con una sonrisa.
—Sí —afirmó Danna igual sonriente—. Ellos son Ellie, Jaden, Timaker, Unde y Sarah —los presentó. Los mencionados asintieron con la cabeza.
—Encantados de conocerlos —dijo Jaden con una educada sonrisa.
—¿En serio olvidaste tu aniversario, Jaden? —preguntó burlonamente Sole.
—¡Claro que no! —se quejó el rubio de ojos verdes.
—¿Y entonces? —preguntó Danna curiosa.
—¿No se acuerdan que Esmelt había preparado una excursión que terminaba justo ayer, un día antes de que fuéramos trasladados a Sefiro? —preguntó Jaden dando pie a su explicación.
Danna asintió en concordancia:
—Claro, fuimos seleccionados Unde, Kisara, tú y yo —admitió serenamente la peliverde. Kisara por alguna razón sintió un ligero pánico y comenzó a levantarse lentamente de su asiento y retirarse sigilosamente con tal de no ser notada—. Fuimos a la Ciudad Elbrus para obtener información sobre economía y finanzas... ¿Pero qué hay con eso? —inquirió Danna ligeramente confundida.
—¡Oh, espera! ¿Vuestro aniversario fue el día que a Kisara se le acabó la batería del móvil? —preguntó de repente Sole, únicamente no sorprendiendo a Danna, sino también a Jaden.
—¿Eh? ¿A Kissy también se le acabó la batería del móvil ese día...? Espera, ¿dónde está Kissy? —repentinamente Jaden cayó en cuenta de que la pelinegra de mechas rojas no se encontraba cerca.
Todos al notarlo igualmente miraron hacia varios lados y advirtieron que Kisara continuaba sigilosamente de puntillas tratando de salir del aula con gran cuidado.
—... Atrápenla —dijo Jaden con tono serio.
—¡Geh...! —Kisara se quejó cuando notó que Unde y Timaker la cogieron por ambos brazos y la acercaron de nuevo hacia sus compañeros.
—Kissy... —Jaden dejó salir un acusador malhumor.
Kisara solo pudo sonreír nerviosamente ante eso:
—Verás... —la pelinegra de mechas rojas comenzó a decir con nerviosismo— Ese día había un evento importante en BBO. Como todos ustedes saben, en los días importantes siempre me ocurre algún tipo de imprevisto y... en fin, que la batería de mi móvil murió en ese momento... ¡Y como no encontraba el cargador, miré alarmada hacia todos lados y vi indefenso el móvil de Jaden como si me llamara y aclamara por mí!
—... —todos parecían estar sin palabras ante el dramatismo de Kisara.
—... En resumen, que es culpa de Jaden por no ponerle contraseña a su móvil.
—¡Yo sí le pongo contraseña a mi móvil! —se quejó el rubio con Kisara.
—En mi defensa, «TeAmoEllie» no es para nada una buena contraseña —se defendió la pelinegra de mechas rojas cruzando sus brazos en una actitud seria.
—... —Jaden se ruborizó avergonzado por aquello.
—Además —prosiguió calmadamente Kisara—, no tenías mucha batería, se descargó justo cuando terminó el evento del juego.
—Entonces Jaden no pudo felicitar a Ellie porque la carga de su móvil estaba en cero —comentó Sole analizando todo.
—Exacto —suspiró el rubio de ojos verdes—. Estuvimos muy ocupados ese último día turnándonos los últimos deberes de nuestro proyecto investigativo... Para cuando iba a felicitar a Ellie me di cuenta demasiado tarde de que mi móvil no tenía batería... No me preocupé por eso porque pensé que tendría suficiente batería para cuando decidiera usarlo... pero ya entendí por qué estaba descargado...
—Siento mucho las molestias, Ellie, Jaden... —se disculpó Kisara inclinando ligeramente hacia adelante su cabeza. Ellie sonrió tiernamente.
—No te preocupes. Ya que al parecer todo se aclaró, los perdono a ambos.
—Uff... —Jaden y Kisara suspiraron aliviados al mismo tiempo.
—¿Entonces ellos se unirán a nuestro juego? —inquirió Josh ansioso por iniciar la partida online. Los demás se sorprendieron un poco, pero todos asintieron sonrientes.
—Sí, ¿a qué jugamos, por cierto? —preguntó Sarah.
—Mmm... BBO se lleva mucho tiempo como para jugarlo durante la hora de almuerzo... Necesitamos algo que podamos jugar sin preocuparnos por la exigencia del tiempo... ¿Alguna idea? —examinó Orion.
—... ¿Among Us? —sugirió Hawk. Todos abrieron los ojos con cierta sorpresa, pero luego sonrieron mirándose entre sí.
—¿Acabamos de entablar una amistad y quieres destruirla en pedazos? —preguntó incrédulamente Kisara, haciendo que todos sonrieran divertidos— ¿Por qué se ríen? Hablo en serio.
—Vamos, será divertido, Kissy —dijo Jaden con una sonrisa.
—Ciertamente es una buena propuesta. Juguemos ese mismo —sonrió Ellie.
—Oigan, ¿y la comida? —preguntó de repente Tsuki alzando su mano derecha— No me considero muy comilona o algo así, pero la comida es importante.
—Podemos aguantar con la comida virtual —sonrió Hawk—. No te llena realmente, pero te deja la suficiente información falsa para engañar a tu estómago y podemos aguantar hasta que salgamos de la escuela. Si les parece bien incluso podríamos reunirnos a comer cuando terminen las clases.
—Bien, hagamos eso. ¡Entonces a jugar! —exclamó Jaden emocionado.
—Sí... —concordó Tsuki aunque con una sonrisa incómoda como si sus esperanzas de almorzar comida real en ese momento fueran despedazadas.
Automáticamente, todos acercaron algunas sillas cercanas pertenecientes a los estudiantes que se habían retirado. Las colocaron alrededor de las mesas del grupo de amigos del aula “2-2” cerca de la ventana ubicada a la izquierda del salón de clases.
Cada uno sacó de su bolsillo lo que parecía ser una especie de pulsera de un color azul translúcido y se la colocaron en sus respectivas muñecas derechas.
Dicha pulsera tenía el nombre de “PulseBrace”. Era un aparato bastante popular en especial entre los más jóvenes dedicados al mundo de los juegos. La razón era su gama de funcionalidad. Los adultos solían usarla para facilitar su trabajo en el mundo real, pero la “PulseBrace” tenía la función del “VisionGame”. La pulsera medía tu pulso desde la muñeca y reconocía casi al instante los aspectos cognitivos de tu cuerpo, solo tenías que presionar el botón ubicado en el reverso de la muñeca. Automáticamente el brazalete emitía un holograma encima de sí mismo con la apariencia de una simple ventana de inicio a la que podías acceder de forma táctil. Podías mover la pantalla cerca de un rango cercano a la pulsera, por lo cual, la distancia era limitada. Diferentes y asombrosas tareas como un teclado holográfico y galerías virtuales aparecían en tu campo de visión accediendo a la “Red de Navegación” más cercana.
Pero todo era más sencillo gracias al “VisionGame”. Dado que los juegos con los que contaba el “PulseBrace” eran populares pero limitados, los desarrolladores inventaron un aro casi tan fino como un círculo dibujado con lápiz en un papel (capaz de agrandarse o achicarse según el tamaño de la cabeza del usuario). Dicho aro (el “VisionGame”) se colocaba alrededor de la cabeza y ya previamente conectado con el “PulseBrace”, accedía directamente al pulso cerebral. Se trataba de algo completamente inofensivo y que llevaba décadas en funcionamiento.
Gracias al “VisionGame”, la ventana de opciones de la pulsera podía acceder a más opciones, aunque la mayoría eran juegos de realidad virtual. Una vez que entrabas al Mundo Virtual, tu conciencia casi que desaparecía del Mundo Real, pero no del todo, ya que tu avatar del mundo real tenía una pequeña ventana en su visión periférica que le mostraba la visión desde su cuerpo en el Mundo Real. Cualquier movimiento que recibía tu cuerpo real hacía que el “VisionGame” le informara al avatar virtual para que observara la ventana periférica y así desconectarse si lo creía necesario.
Por supuesto, retirar de forma externa el aro era posible; si bien el avatar virtual recibía una especie de alarma, alguien lo suficientemente hábil podría arrebatarte el aro de la cabeza con tiempo de sobra en lo que tratabas de entender la situación y desconectarte, y esa persona huiría con el aro si no lo asegurabas y ajustabas con la precisión casi exacta en las medidas de tu cabeza; por eso cuando se usaba el “VisionGame”, las personas preferían hacerlo en sus casas o en un “Bar VR” para tener más seguridad, ya que tu cuerpo quedaba en un estado de inconsciencia casi total excepto porque te quedas en la misma posición en la que te conectas y parpadeas de vez en cuando gracias a la actividad cognitiva que el cerebro dedica especialmente para no alejarse del todo del Mundo Real gracias al “VisionGame”.
Entre las opciones del “VisionGame” existía el llamado “VR-PSP”, que como su nombre lo indicaba, era un PSP —PlayStation Portable—, pero de realidad virtual. Desde tu pulsera se crea un PSP holográfico que puedes operar táctilmente igual que cualquier PSP del Mundo Real. Pero a diferencia del “PulseBrace” que dejaba ver tu navegación a todo el que se acercase y también tuviera un “PulseBrace”, con el “VisionGame” tenías la opción de “Privacidad Virtual” y nadie podía ver tu navegación ni aunque también tuvieran un “VisionGame”; y el “VR-PSP” también tenía esta opción de “Privacidad Virtual”. Por eso algunos adultos aunque no tenían ni el más mínimo espíritu Gamer, usaban el tan popular aro para dejar en la privacidad los asuntos que operaban desde su “PulseBrace”.
—Bien, ya todos nos registramos como amigos —dijo triunfalmente Josh.
Exactamente como expresó, el grupo de estudiantes ya se habían añadido como contactos dentro de la “Red de Navegación” del “PulseBrace” y ya solo quedaba sumergir sus conciencias en el Mundo Virtual en el juego “Among Us”.
—<<Connect Link>> —pronunciando este comando de voz (una forma de acceder pero no la única posible), la mayor parte de la conciencia de los muchachos entró en el Mundo Virtual. Sus cuerpos reales parecían casi desprovistos del todo de vida, pero parpadeaban como muñecos sin alma.
Arien tenía la costumbre de revisar su ventana periférica e intercalar su movimiento virtual y real como si no estuviera seguro del todo de la separación cognitiva. No era el único, varias personas incluso después de tantos años usando el “PulseBrace” y el “VisionGame”, no parecían entregados completamente a ese nivel de avance tecnológico que superaba por mucho las expectativas de siglos pasados.
—¡OH! —Tsuki exclamó sorprendida cuando vio aparecer en el “Salón de Espera” (el lobby), los avatares de los estudiantes de Esmelt.
Kisara tenía el cabello y ojos rojos con un traje militar negro de bordes color sangre. Danna tenía el cabello verde brillante y los ojos perlados, su traje parecía ser el de una maga o una sacerdotisa que alternaba entre el apoyo y el ataque. Sole tenía el cabello albino plateado pero los ojos rojos y vestía un traje parecido al de Kisara pero púrpura con bordes blancos. Mary tenía el cabello como en el Mundo Real incluyendo sus mechas rosadas, y vestía un traje con apariencia de bruja. Yuki mantenía, asombrosamente, su apariencia idéntica del todo a la del Mundo Real, con el agrego de un aura gatuna dada por sus orejas y cola de gato negro con ojos azules zafiro.
En el caso del otro grupo de Esmelt; Jaden tenía una apariencia semihumana como la de Yuki, pero el animal que seleccionó fue el lobo y vestía una armadura de caballero a diferencia del traje militar negro azabache con bordes plateados de Yuki. Unde y Timaker llevaban una vestimenta de caballeros parecida a la de Jaden aunque con sus propios colores y diseños. Sarah y Ellie usaban un traje militar cada una, naranja arenoso y azul acero respectivamente.
En cuanto al grupo de Sefiro: Tsuki tenía un uniforme ligero sin ninguna protección metálica que le daba un toque de maga sanadora con orejas de elfo, su cabello era violeta oscuro y sus ojos seguían siendo verdes como en el Mundo Real. Josh tenía la apariencia de un semihumano león blanco mientras que Hawk también tenía orejas de elfo como Tsuki pero con una vestimenta más agresiva.
Arien y Orion vestían el común traje militar y el color de ellos era el mismo pero invertido; el menor usaba un uniforme blanco con bordes azules y el mayor un uniforme azul con bordes blancos.
Gracias a la actualización de los Mundos Virtuales, esas apariencias creadas con anterioridad, podían ser usadas en cualquier juego; pero lo mismo no sucedía con las habilidades como “Agilidad” y “Fuerza” entre otras, ese tipo de estadísticas eran diferentes según tu experiencia adquirida en los diferentes juegos y en base al juego en sí. Por supuesto, existían parámetros intangibles referentes a la habilidad propia del cuerpo real: los que eran buenos corriendo tendían a ser buenos corredores en VR, etc.
—¿Creamos una sala propia o nos unimos a una ya creada? —inquirió Tsuki.
—Actualmente somos 15, es una buena cantidad, pero... ¿Qué les parece un juego más agresivo? —preguntó Sole con una sonrisa maliciosa.
—Por mí bien, entonces... —Orion operó su “Ventana de Comando” y buscó las salas creadas más cercanas— Oh, estamos de suerte. Hay una cerca que se llama “S-vs-E” y que tiene capacidad para 30 personas, actualmente solo se han unido 10.
—¡Oh, entremos en esa rápido! —dijo Tsuki apresurándose y todos operaron sus ventanas para teletransportarse a la sala “S-vs-E”. Cuando llegaron seguían faltando 5 jugadores para completar lo estimado.
El reciente grupo de amigos observó a su alrededor, notando que habían llamado la atención de los otros jugadores por haberse reunido 15 personas al mismo tiempo. Por supuesto, en ese tipo de juegos no existía algo como el “trabajo en equipo” ya que el “Impostor” era elegido de manera aleatoria.
—Oh, esos son Kurebai, Bloom y Zaykos —dijo Arien notándolos reunidos en una esquina. Encima de la cabeza de Kurebai había un cursor en forma de estrella dorada que indicaba que era el creador de la sala “S-vs-E”.
—Y esas son Leydis y Sally —notificó Tsuki al advertir a dos chicas reunidas cerca del grupo de Kurebai. La elfa pelimorada las saludó con una sonrisa agitando ligeramente su mano derecha, y las dos chicas le sonrieron devolviéndole el saludo.
—¡Ya déjame en paz, Nash! —se quejó un muchacho de cabello blanco y ojos rojos que se alejaba de una muchacha de cabello rubio dorado y mechas rosadas en las puntas. El grupo de amigos volteó a verlos y Jaden pareció sorprenderse.
—Oh... ¿Podría ser...?
—Debe ser —le asintió Ellie a su novio considerando lo mismo.
—Si no es, pasaré la mayor vergüenza de mi vida, pero... ¡¡Deus!! —Jaden colocó sus dos manos a ambos lados de su boca como un megáfono.
El albino de ojos rojos miró en dirección del semihumano lobo y después de parpadear dos veces confundido, terminó abriendo ligeramente la boca como si comprendiera.
—¿Jaden? —inquirió el albino acercándose junto a la muchacha aparentemente llamada Nash que lo seguía.
—Sí, soy yo —sonrió el semihumano lobo—. Recordé tu apodo en los juegos y el nombre de tu hermanita.
—¿Quién es? —preguntó Kisara confundida.
—Está en nuestra clase la “3-2” —aclaró Ellie con una sonrisa—. Nos comenzamos a llevar bien y charlamos un buen rato antes de encontrarnos con ustedes. Entre las cosas de las que hablamos mencionó que su apodo en el Mundo Virtual era “Deus” y que su hermana menor se llamaba “Nashi”, por eso último lo reconocí.
—Encantado de conocerlos a todos —dijo cortésmente Deus. Los demás hicieron una ligera reverencia como presentándose igualmente.
Después de que intercambiaran información de contacto y charlaran un poco, finalmente llegaron 5 jugadores más y el juego estaba a punto de empezar.
—Son 5 impostores, así que ya que somos un grupo de 17 contando a Deus y Nash, entonces propongo que usemos el “Sorteo de Grupos” —dijo Orion.
—¡Estoy de acuerdo! —exclamó Josh entusiasmado.
El “Sorteo de Grupos” era un juego aparte estilo ruleta que decidía al azar todo lo que tú nombraras en una lista. Era un uso exclusivo del “PulseBrace” que no podías usar en la versión “no-virtual” del “Among Us” a no ser que lo decidieran los jugadores comunicándose de otra forma en el Mundo Real.
De esa forma, con el llamado “Sorteo de Grupos”, podías establecer en el actual caso cinco grupos de 3 jugadores y un último grupo de 2 para rellenar la cantidad de 17. Cada grupo iría resolviendo las tareas en la nave con una alineación completamente al azar y dejar el descubrimiento del “Impostor” para más tarde.
—Bien —dijo Orion cuando observó la finalización del sorteo—, los grupos designados son: Arien y yo; Kisara, Tsuki y Danna; Josh, Hawk y Jaden; Deus, Ellie y Sole; Nash, Unde y Timaker; y por último Sarah, Mary y Yuki.
—Aleluya que no me tocó con Nash —suspiró Deus.
—Qué pesado —se quejó la rubia de mechas rosadas.
Finalmente, el cronómetro llegó a cero y comenzó oficialmente la partida. Cada grupo se despidió y fueron a sus respectivas tareas asignadas.
...
—... —Tsuki se había retirado varios pasos detrás de Kisara y Danna que eran las primeras en caminar, sintiéndose ligeramente nerviosa.
—¿...? —Danna pareció notarlo y volteó su cabeza hacia ella, confundida— ¿Qué te pasa, Tsuki?
—Es decir... ¿No es normal que me sienta nerviosa? Ustedes dos son de Esmelt, y yo soy la única de Sefiro en este grupo de 3. Fácilmente puedo ser la víctima.
—Ah, sí, desde tu punto de vista es normal que te preocupe eso —concordó Kisara que comenzó haciendo una de las tareas, por lo cual las demás se detuvieron detrás de ella—. Aunque de nuestro grupo completo, los más fáciles de descubrir serían Arien y Orion. Si un impostor está entre uno de ellos y el otro muere, obviamente desconfiaríamos del que quede vivo. A no ser que un impostor aparte mate a uno de ellos y acuse al otro.
—También es posible —concordó Danna asintiendo con la cabeza—. En todo caso nosotros los grupos de 3 somos más complicados, pero a no ser que haya dos impostores en un grupo de tres, sería fácil delatar al impostor.
—Pero si Tsuki dice eso para hacernos bajar la guardia haciéndonos creer que no es impostora, entonces tengo que felicitarla. Es una estrategia muy perversa —sonrió alegremente Kisara, pero su sonrisa tenía un toque de maldad.
—Sinceramente no creo poder llevar una mentira de tal calibre hasta ese nivel. Es mucho esfuerzo de mi parte como para un juego —expresó Tsuki suspirando tratando de calmarse un poco con la inquietud que aún persistía aunque débilmente.
—Kisara lo dice porque es el tipo de mentira de tal calibre que ella usaría —sonrió divertida Danna. La pelirroja tragó en seco sintiéndose culpable.
—Nunca me lo perdonarás, ¿eh? —comentó Kisara dirigiéndose a la peliverde.
—Claro que no —sonrió Danna—. Quitaste el oxígeno de la nave y cuando Jaden fue a repararlo lo estabas esperando y lo mataste. Mary, Ellie, Sole y yo estábamos en sitios distintos y comenzamos a acusarnos entre nosotras hasta que terminaste ganando.
—Oye, pero la culpa también es vuestra por no desconfiar en mí. Fui la que reportó el cadáver de Jaden, después de todo.
—Eso es verdad, pero fue la primera vez que todos nosotros jugamos “Among Us” y fuiste muy perversa, lo cual me hace preocuparme por tu salud mental.
—Kisara es peligrosa, ¿eh? —preguntó Tsuki sonriendo nerviosamente.
—Aunque si una de nosotras fuera el impostor, pero las otras dos son tripulantes comunes, sería difícil para el impostor exponerse... —comenzó a meditar Danna mientras le tocaba a ella encargarse de sus tareas— En la versión antigua los tripulantes no podíamos defendernos, pero en la versión virtual sí. Por lo que mientras el cuchillo envenenado del impostor no nos hiera o el impostor se transforme en bestia, tenemos siempre la oportunidad de actuar rápido y defendernos o salir corriendo.
—Sí... —afirmó débilmente la chica elfa.
—Tu turno, Tsuki —dijo Danna, apartándose.
La pelimorada tragó en seco con un poco de miedo y se acercó lentamente a la zona de tareas para comenzar a alinear los puzles. Mientras operaba, la chica elfa sintió un aura maliciosa desde atrás, proveniente por supuesto de sus compañeras de cabello verde y rojo respectivamente. Con cada vez más gotas de sudor virtual recorriendo sus mejillas, Tsuki intentó operar lo más rápido posible para estar completamente alerta.
Al terminar, Tsuki se sentó en el suelo suspirando con cansancio y evidente tensión. Danna y Kisara rieron la mar de divertidas.
—¡Jajaja! —rió la pelirroja con regocijo— Eres todo un show, Tsuki.
—Juro que cuando sea la impostora de verdad, las mataré a ambas como venganza —prometió la chica elfa con mal carácter, aún sofocada.
...
El grupo de Jaden y Deus curiosamente se dirigían por el mismo camino, así que mantenían cierta distancia unos de otros como si sospecharan entre ellos.
—Bro, no eres tú, ¿verdad? —preguntó Josh dirigiéndose a Hawk.
—Claro que no, Bro —respondió el chico elfo.
—Seguro es Nash —dijo Deus desde el frente.
—Oye, no pareces del tipo que juzgue antes de tiempo —sonrió Jaden.
—Es que seguro que ella a la mínima oportunidad dirá que soy yo con tal de vengarse —comentó Deus, por lo cual Jaden sonrió amargamente.
—Tenéis una relación bastante complicada incluso si sois hermanos —dijo Sole.
—¿Yuki y tú sois hermanas, Sole? —preguntó curioso el semihumano león.
—Solo adoptivas —expresó Sole con una tierna sonrisa.
—Ya decía. Ellie y tú parecéis más hermanas que Yuki y tú —dijo Hawk.
—Jeje, nosotras también lo pensamos —sonrieron con complicidad las dos albinas.
—Esta vista es refrescante para los ojos... —expresó Josh con un boquiabierto rostro casi babeante que dejaba bien claro sus pensamientos lascivos.
—¡Oye! —se quejó Jaden golpeándole el abdomen al semihumano león alejándolo de su fantasía— No te imagines cosas raras con mi novia.
—Ah, tranquilo, Bro —sonrió inocentemente Josh.
—Las novias se respetan, Bro —añadió Hawk asintiendo.
—Ya dejen de decir “Bro” —se quejó Deus.
—No Problem, Bro —dijeron Josh y Hawk al unísono, sonriendo divertidos.
...
—¡Rina, Rikki, Selik! —dijo Nash entusiasmada al notar a tres muchachos aparentemente de su misma edad. Unde y Timaker se acercaron a su compañera.
—Hola, Nash. También jugando, por lo que veo —dijo Rikki.
—Sí, no los había notado hasta ahora —comentó Nash.
—¿Los conoces? —preguntó Unde.
—Ah —sonrió Nash—, Rina y Rikki son de Sefiro, pero a Selik sí lo conocimos hoy cuando llegó a nuestra escuela.
—¿Entonces conociste a mi hermana Sarah? —preguntó Selik.
—Sí —afirmó Nash.
—Rico-nii se está demorando, ¿no? —preguntó Rikki ligeramente preocupada.
—Dijo que prefería ir solo porque no confiaba en que fuéramos completamente tripulantes comunes, pero... Pudo haber sido asesinado perfectamente —dijo Selik.
—No me maten tan pronto, ¿quieren? —protestó un muchacho más alto apareciendo de repente junto a ellos.
—Oh, está vivo —sonrieron Rina y Rikki contentas al verlo.
—Bueno, ¿seguimos juntos la ruta de tareas? —propuso Timaker amigablemente. Los demás parecían ligeramente renuentes, pero finalmente asintieron.
—Está bien, quien no debe no teme —dijo Rico.
—Aunque el impostor podría ser uno de ellos tres, Rico-san —comentó Selik con impasibilidad.
—Ehm... S... Sí... Esperemos que no... ¡Adelante! —dijo Rico siendo el primero en retomar el paso con cierto nerviosismo. Nash sonrió divertida y los demás lo siguieron, algunos suspirando incrédulamente.
...
—Tch... —Kurebai se quejó, escondido en la alcantarilla junto a sus dos amigos Zaykos y Bloom— Todos andan en grupos, es muy complicado matar a alguien.
—Tuvimos mucha suerte de que nos tocara a nosotros ser tres de los cinco impostores —sonrió Bloom en voz igual de baja.
—Nuestra mejor estrategia es esperar a que pase un grupo de tres o menos integrantes para matarlos al mismo tiempo sin darles oportunidad de reportar los cadáveres. Aunque si matamos tres al mismo tiempo existe la posibilidad de que sospechen que estamos haciendo equipo —analizó Zaykos.
—Nah, no lo creo —se despreocupó Kurebai—. Pero es verdad que ahora debemos esperar pacientemente. Bloom, ¿ya quitaste el oxígeno?
—Hace rato, pero parece que hay un grupo cerca en el oxígeno y lo arreglaron demasiado rápido —se quejó el pelirrojo.
—No nos queda de otra, a este paso perderemos. Será mejor que... —pero Kurebai no llegó a terminar lo que estaba diciendo porque de repente todos escucharon la misma alarma en sus cabezas. Alguien había reportado un cadáver. Fueron teletransportados al centro de la nave y todos comprobaron que fue Nash quien hizo el reporte, por lo que voltearon a verla.
—¿Dónde? —preguntó serenamente Deus.
—En el oxígeno.
—¿Qué razones tenemos para no desconfiar de ti? —inquirió Kurebai.
—Estábamos nosotros siete juntos cuando vimos el cadáver —explicó Nash tranquilamente señalando a sus compañeros, aunque Deus cruzó los brazos con desconfianza.
—Qué conveniente, ¿no, Nash?
—Oh, vamos, hermano, sabes que aunque en nuestro grupo tuviéramos a los cinco impostores, no sería posible que fuéramos nosotros los que matamos a ese jugador. Somos siete, alguno de nosotros me desmentiría —dijo resueltamente Nash con confianza. Deus sonrió y asintió con la cabeza.
—Ciertamente. ¿Entonces “skip”? —preguntó el albino de ojos rojos.
—¿Por qué no decimos dónde estaba cada uno? —sugirió Rico.
—Bien, escribámoslo en nuestros mensajes de texto y enviémoslo al mismo tiempo —dijo Deus.
Todos comenzaron a escribir en su chat de mensajes. Esperaron a que todos terminaran y cuando se dio el aviso de «Envío», todos presionaron “Enviar”.
Kurebai internamente dio un suspiro de alivio cuando notó que todas las respuestas parecían coincidir. Los cinco impostores lograron decir un lugar que no contradecía lo estipulado por los tripulantes comunes.
—Bien, será mejor que sigamos —dijo Jaden. Así, todos fueron teletransportados al lugar en el que se encontraban antes del reporte—. ¡¿Q... Qué pasa, Ellie?! —preguntó el semihumano lobo cuando notó que su novia lo agarró del brazo para acercarlo a él, llamando la atención del resto del grupo.
—Comprobemos lo que pusieron Kurebai, Zaykos y Bloom —dijo ella.
—¿Eh? —se sorprendió Jaden.
—Según lo que pusieron están cerca de nosotros. Si vamos hacia allá rápido, podemos saber si mintieron o no —sugirió Ellie. Jaden y los demás se sorprendieron.
—Oh, qué inteligente es mi novia —el semihumano sonrió agitando sus orejitas.
—Estoy de acuerdo con Ellie, vamos, no perdamos tiempo —dijo Sole.
...
—¡Corre, desgraciado, el equipo de Deus está cerca! —Zaykos se quejaba con Bloom que iba delante en las alcantarillas. Tenían la oportunidad de llegar antes de que el grupo de Jaden descubriera su mentira, pero debían darse prisa.
—¡Oye, no me apresures, existe la posibilidad de que no vayan hacia donde estamos nosotros! —protestó el pelirrojo.
—¡Las probabilidades de que eso ocurran son muy pocas!
—¡Cállense los dos y sigan avanzando! —exclamó Kurebai un poco alarmado.
—...
—... ¿Hah? ¡¿HAAAAAAH?! —Kurebai dejó salir un grito completamente escandaloso. De repente su completa conciencia había sido transportada hacia el Mundo Real. De la nada fue sacado del juego, pero cuando observó a su alrededor, no parecía ser el único aturdido. Zaykos y Bloom parpadeaban incrédulamente, en silencio, tratando de procesar lo que había pasado. Sally y Leydis se miraron también sin palabras. En cuanto al grupo de Arien, ellos parecían conversar acerca de lo mismo.
—¿Qué demonios? —inquirió Kisara sin comprender, y luego se volteó hacia la mesa del pelinegro de ojos rosados— Oye, tú eras el creador de la sala, ¿se te desconectó?... Espera... Incluso si se te desconectó a ti, no tenía por qué habérsenos desconectado a nosotros... Esto es demasiado inusual, ¿no?...
—Oh, ¿también a ustedes? —un muchacho de cabello negro azabache y ojos marrones apareció junto a una chica de cabello castaño claro casi rubio y ojos color avellana. Jaden los reconoció al instante.
—Deus, ¿a ti también? —preguntó Jaden que como el resto, parecía confundido.
—Sí —la que respondió fue la muchacha que acompañaba a Deus—. Y a nosotros también —señaló a tres jóvenes de su misma edad que venían con ella.
—Igual a mí —dijo un muchacho detrás de Josh, asustando a este.
—¡Ah, qué susto! —exclamó el de ojos azules cuando notó al muchacho.
—Oh, perdón, me llamo Rico —se presentó el chico.
—Ah, tú eres Rico-san —sonrió Josh comprendiendo mejor.
—No solo eso... —de repente Arien dijo estas palabras con un tono de voz decaído y un poco lúgubre, llamando la atención de todos.
—¿Qué sucede? —le preguntó Orion.
—... Cuando supe que yo era el impostor quise desconectarme, pero el juego no me dejó —dijo Arien. Orion pareció sorprendido, pero no tanto como el resto que se quedó completamente sin palabras asimilando lo que el peliazul menor acababa de decir.
—......
—¡¡¿TÚ ERAS EL IMPOSTOR?!! —se sorprendió grandemente Tsuki.
—Ah, pero fui yo quien mató a la víctima —levantó la mano Orion.
—¡¡¿QUÉ?!! —Tsuki continuaba sorprendida.
—... ¿Quiénes eran los otros impostores? —preguntó Kisara después de al parecer pensar un poco al respecto.
—Kurebai, Zaykos y Bloom —dijo Orion.
—Hoh... —la pelinegra de mechas rojas mostró su sorpresa— ¿Cuántas posibilidades había de que los impostores resultaran pertenecer a dos grupos completo?
—Eso es lo de menos, ¿no? —inquirió Mary llamando la atención de todos.
—Mmm... Ciertamente —asintió Kisara colocando su mano derecha en la barbilla de forma pensativa—. ¿Por qué de repente el juego nos desconectó?
—Y también... ¿por qué no dejaba desconectarse a Arien antes de eso? —añadió Ellie que parecía igual de preocupada que los demás. Kisara volvió a asentir en concordancia y luego siguió analizándolo.
—... Tengo curiosidad... ¿Alguien conoce al que mató Orion? —preguntó Danna.
—¿...? —Jaden se sorprendió por aquella inesperada pregunta— ¿Por qué?
—... Oh, ¿para preguntarle? —supuso Deus, y Danna le asintió con la cabeza.
—Sí, normalmente cuando mueres en “Among Us” deambulas como fantasma, pero... ¿y si en esta ocasión fue desconectado a la fuerza nada más morir?
—Yo no lo conozco —dijo Hawk.
—Yo tampoco —añadió Tsuki—, pero podemos preguntarle si lo vemos de nuevo en alguna partida.
—... Por hoy será mejor que no juguemos ningún otro juego —dijo Kisara.
—¿Eh? —ante el desconcierto de Sole, la pelinegra de mechas rojas continuó.
—Me da mala espina todo este asunto... —admitió Kisara— No digo que como en cierto anime quedemos atrapado en un juego y nuestras vidas peligren, pero... Esta situación es realmente extraña. Nunca me había sucedido antes y tampoco sé de alguien a quien le haya sucedido algo así.
—Mmm... Creo que tienes razón —dijo Timaker—. Será mejor que esperemos a mañana.
—Pienso lo mismo —dijo Unde—. Si mañana alguien a quien conocemos entra en “Among Us” sin problemas, entonces supondremos que también podemos jugar sin contratiempos... O si conocemos de algún juego con la certeza de que no hay peligro, podemos jugar ese de la misma forma.
—Estoy de acuerdo —afirmó Jaden. Todos se miraron y asintieron con la cabeza aunque ligeramente intrigados al respecto.
[...]
—Una fiesta, ¿eh? —preguntó Kisara cuando observó el gimnasio lleno de decoraciones llamativas, una bola de disco encima y varias luces de colores que reemplazaban a la perfección la luz apagada del gimnasio.
—¿No te gustan las fiestas, Kisara-san? —inquirió Tsuki con una sonrisa.
—Más bien no me interesan —dijo Kisara yendo en dirección a la zona de bebidas. Tsuki la siguió aunque no tomó nada de ahí.
Los Directores Orland y Arthur habían dado un asombroso discurso de bienvenida y ahora se encontraban charlando con unos hombres vestidos elegantemente pero rodeados de guardaespaldas musculosos e intimidantes, parecían ser altos cargos del gobierno, así que Kisara no dejaba de ver hacia ellos ligeramente curiosa.
—¡Josh, Hawk! —Tsuki los llamó cuando los dos amigos se acercaban. Hawk estaba tomando un poco de jugo y Josh tenía unas cuantas galletitas de chocolate en la mano.
—¿Qué sucede? —inquirió Hawk.
—¿Han visto helado por aquí? He buscado en casi todos lados pero no encuentro.
—Helado... Mmm... No, la verdad es que no —negó Josh después de mostrarse pensativo, y luego extendió sus golosinas hacia Tsuki—. ¿Galletas? Son de chocolate.
—Vale —la muchacha tomó dos galletas y le pasó una a Kisara que la aceptó agradecidamente.
—Quiero irme a casa —se quejaba Sole acercándose junto a Yuki, Arien y Orion. La albina traía varias hogazas de pan dulce en sus brazos.
—Para quejarte tanto bien que estás comiendo bastante pan —sonrió Arien.
—Bueno, hay que sacarle el lado bueno a esto, ¿no? —preguntó Sole dirigiéndole una sencilla sonrisa— Además, nosotros los estudiantes de Esmelt casi que estamos obligados a estar en esta fiesta —y sin necesidad de palabra alguna, le extendió una hogaza a Kisara que la aceptó con su mano disponible. Tsuki la miró incrédula.
—¿Galleta y pan? —preguntó la ojiverde arqueando una ceja. La pelinegra de mechas rojas solo miró fijamente a Tsuki y sin decir palabra alguna le dio un mordisco a su galleta y luego al pan, como si nada. La ojiverde sonrió incrédulamente ante esto.
—Por cierto, Arien, ¿por qué querías desconectarte cuando jugábamos? —preguntó Josh ligeramente curioso.
—Ah... Pues... —el peliazul menor miró de reojo hacia Yuki que continuaba estoica a su lado viendo hacia la mesa de las bebidas—... Nada... —y se encogió tímidamente de hombros. Orion pareció entender todo y sonrió.
...
—Kure, sigo pensando que esta es una mala idea, incluso para nosotros —dijo Zaykos, pero el pelinegro de ojos rosados sonreía ampliamente sin indecisión.
—Tan solo debemos asegurarnos de que no sepan que fuimos nosotros.
—Kure, es muy arriesgado —insistió Zay—. El gimnasio no tiene cámaras de seguridad, pero las posibilidades de que nos pillen son muy altas.
—Vamos, conseguiré que los de Esmelt se enfaden tanto que huirán por sí mismos —sonrió orgullosamente Kurebai.
—Por eso Mirai no te quiere —se burló Bloom.
—¡Kh...! —el de ojos rosados se sorprendió ligeramente herido por aquella frase— ¡Q... ¿Qué tiene que ver eso?!
—Tiene mucho que ver, sobre todo tu personalidad. No tienes noción del peligro —comentó Zaykos aún con un rostro serio y preocupado.
—No les va a salir bien —sonrió Sally sentada encima de una esquina de una de las mesas que estaba repleta de postres deliciosos, detrás de los tres muchachos que voltearon a verla y notaron que estaba acompañada por Leydis.
—... ¿Cómo puedes estar tan segura, Sally? —inquirió el de ojos rosados levantando una ceja mostrando prepotencia.
—Es obvio —volvió a sonreír burlonamente la chica—. Te estás metiendo en un asunto del mismísimo gobierno delante de los altos cargos. Tienes que estar loco.
—Además, los estudiantes de Esmelt... al menos los de nuestra aula parecen simpáticos —sonrió tímidamente Leydis con un ligero rubor en sus mejillas. Bloom notó esto y después de parpadear dos veces, volteó a hablarle a Sally.
—¿Se volvió a enamorar? —preguntó el pelirrojo.
—No me lo recuerdes —suspiró cansadamente Sally como si estuviera acostumbrada. Bloom y Zaykos le devolvieron una incómoda sonrisa de compasión.
—... Me da igual. No quiero ninguna unión con los de Esmelt mientras yo esté en este Instituto. Este es territorio exclusivo de Sefiro —insistió Kurebai.
—... Tú mismo. Si sobrevives me cuentas cómo es la vida en la cárcel —sonrió Sally después de observar por tres segundos al de ojos rosados como analizándolo.
—¿Entonces lo haremos? —preguntó Bloom.
—Sí —asintió Kurebai automáticamente.
—¿Qué vas a hacer tú, Zay? —inquirió el pelirrojo.
—... —el más maduro de los tres cerró los ojos como si lo meditara. En realidad, cada uno de ellos tenía sus propias razones para oponerse a la unión de Sefiro y Esmelt, incluso Zaykos—... Vale, pero de seguro me arrepentiré de esto.
—Chicos... —suspiró incrédulamente Sally llevándose un refresco a la boca mientras Leydis parecía más preocupada al respecto.
...
Kurebai se colocó bastante lejos del grupo de Arien, a quien había designado como su primer objetivo. Miró sus alrededores y sonrió confiadamente.
El de ojos rosados agarró un pedazo de tarta que había en una de las mesas con postres y asegurándose de que no lo observara nadie, la lanzó con gran potencia.
—Bueno, nosotros nos va... —pero Josh no terminó de despedirse de sus amigos porque recibió el impacto de la tarta en toda su cara. Aquel sonido incómodo llamó la atención de todos los presentes que voltearon a verlo mientras la tarta caía desde su rostro hacia el suelo haciéndose pedazos.
Kurebai sonrió confiado y se dispuso a huir justo cuando apenas había lanzado la tarta, pero lamentablemente, en ese momento se interpuso en su camino un camarero con el que chocó y por eso cayó sentado en el suelo.
—Geh... ¡¿Qué haces, imbécil?! —preguntó molesto Kurebai.
—Ah, lo siento mucho —el camarero se disculpó con real arrepentimiento, pero el de ojos rosados notó en ese momento que ya era tarde. Miró nerviosamente hacia el grupo de Arien y observó que había llamado la atención de ellos. La mirada culpable del de ojos rosados era demasiado obvia.
—... ¡Kuuureeeee! —Josh, completamente enfadado, agarró una bandeja con dulces que estaba sosteniendo su amigo Hawk, y la lanzó hacia el de ojos rosados. Este recibió el impacto y la bandeja presionó más la crema de las golosinas contra su rostro.
—Geh... ¡¡Hijo de Puta!! —protestando, Kurebai agarró otra tarta de un aparente sabor diferente, y la lanzó contra Josh, pero este la esquivó. Al final, la tarta impactó en el uniforme de Orion que se sorprendió, pero rápidamente crispó su rostro con gran enfado. Kisara por alguna razón apartó su hogaza como si esta fuera de repente usada como proyectil. No tan equivocada la de mechas rojas, el peliazul mayor agarró la fuente con refresco y acercándose a Kurebai iba a lanzar el líquido hacia él.
El de ojos rosados comenzó a correr hacia su derecha en línea recta, y Orion tratando de calcular la posición de Kurebai, lanzó antes de tiempo la fuente de refresco. El líquido chapoteó a Mary que se encontraba cerca conversando con Danna, la peliverde recibió un poco de refresco pero solo en sus zapatos. En cambio, la pelimorada de mechas rosadas estaba completamente empapada sobre todo en el torso.
—... ¡ORION! —totalmente enfadada, agarró una tarta sin crema que estaba cerca de ella. El peliazul mayor sintiendo el peligro, intentó disculparse justificándose, pero rápidamente entendió que sería inútil y trató de huir lejos de Mary.
La pelimorada agarró solo un trozo de la tarta y como era más pequeña la masa, al lanzarlo contra Orion, la tarta alcanzó una distancia mayor, pero la puntería no fue muy buena. El pastel impactó contra los panes que sostenía Sole en sus brazos y las hogazas cayeron en el suelo.
—O... ¡Oye, Mary, ¿qué rayos te hizo el pan a ti para que lo trates así?! —se quejó la albina mientras Yuki a su lado (sin ningún tipo de enfado en su rostro) limpiaba las salpicaduras de tarta que quedaron en su brazo derecho— ¡¿...?!
De repente, Sole había recibido otra tarta con extra cremoso en su costado derecho. Su brazo diestro estaba completamente embarrado y también un poco de su cuello. La albina volteó en aquella dirección pero había varias personas en esa zona.
—¡Fu... Fue Bloom, lo vi! —dijo Nash señalando al pelirrojo que se ocultaba detrás de una muchacha.
—¡Q... ¿Qué dices?! —preguntó el pelirrojo tratando de negarlo.
—Tienes las manos llenas de crema, Bloom —dijo serenamente Deus señalándole las dos manos del pelirrojo que efectivamente estaban llenas de nata e incluso había embarrado un poco su propio uniforme durante el lanzamiento.
—¡¿Por qué demonios?! —Sole agarró una fuente de jugo y se dispuso a lanzársela de vuelta a Bloom, pero de repente una tarta de chocolate cruzó su visión de derecha a izquierda y casi impactó el rostro de la albina. Sole se detuvo tratando de entender de dónde venía aquel lanzamiento pero al mirar a su derecha no pudo deducir al instante quién podría ser el culpable.
—¡Apunta bien, Zay, casi me lanza toda la fuente de jugo! —se quejó Bloom.
—¡¿... Serás Imbécil?! ¡Ella no sabía que fui yo! —protestó Zaykos incrédulo.
—Ah... —el pelirrojo sonrió nerviosamente.
¡PLAF!
De repente una bandeja chocó violentamente contra el rostro de Bloom. Este adolorido miró de reojo hacia por donde lo habían atacado y notó a Kisara con una pose solemne que hacía verla como una profesional de lanzamiento de disco.
—¡¿... Y yo qué te hice a ti?! —preguntó molesto el pelirrojo.
—¡Atacaste a Sole! ¡Y por si fuera poco por tu culpa se desperdiciaron unos panes excelentes! —refutó la pelinegra de mechas rojas con gran enfado, con un tono de voz que hacía dudar si lo más importante fuera la albina o el pan que cayó al suelo.
—¡Ah, desgraciada! —Bloom se dispuso a contraatacar y agarró un trozo de carne que había cerca. Corrió un poco hacia adelante y lanzó el filete— ¡<“Demoniacal Roar”>! —exclamó con algarabía.
—¡¿Por qué nombra su disparo?! —preguntó Tsuki completamente aturdida.
—¡Kissy! —en algún momento Jaden se había acercado al grupo de Arien y saltó hacia la pelinegra de mechas rojas, cayendo los dos en el suelo. Por detrás de Kisara habían lanzado una torta de queso que impactó contra el filete que venía de frente. Todos estaban sorprendidos y observaron a Kurebai del otro lado.
—Gracias, Jaden —se sorprendió la de mechas rojas.
—¡¿Por qué continúas con esto, Kure?! —preguntó molesto Josh.
—¡Pogque ya naga puege detenegme! —expresó triunfalmente el de ojos rosados que todavía con la boca llena continuaba tragándose un pequeño trozo de otra tarta de queso que tenía en su otra mano. Rápidamente lanzó el mismo pastel en casi la misma dirección, pero esta vez impactó en el brazo izquierdo de Yuki. La de ojos azul zafiro ni se inmutó mientras procedía a limpiarse el brazo, pero Arien se molestó y agarró una fuente más grande que las anteriores y que era...
—¡¿Batido de Helado?! ¡¿Cómo no lo vi antes?! —exclamó Tsuki impresionada.
—Yo te ayudo, Arien —el peliazul mayor agarró por la derecha la fuente con batido que su hermano intentaba cargar.
Kurebai sintiendo el peligro comenzó a correr más hacia su derecha. Pero Orion y Arien continuaron corriendo detrás de él, y cuando ya parecían estar en una buena distancia, impulsaron el contenido de la fuente en aquella dirección. Kurebai en pánico se lanzó al suelo y la mayor parte del batido siguió de largo. Pero...
... la mayor parte del batido terminó impactando en la cara de uno de los altos cargos del gobierno (que parecía ser el más importante de todos los presentes). Incluso Kurebai al alzar la mirada parecía completamente preocupado. Orion y Arien tragaron en seco con sonrisas nerviosas mirando a aquel individuo con la cara llena de batido de chocolate recorriendo su rostro y ensuciando su elegante traje. Sus guardaespaldas tenían la boca abierta como si no hubieran esperado para nada aquel desenlace. Orland y Arthur que se encontraban a ambos lados de ese hombre, recibieron un ligero chapoteo en sus hombros, pero nada comparado al caso de su superior.
—Oh, oh... Esta vez... Esta vez en serio que la hice bien gorda... —Kurebai suspiró aceptando su perdición.
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