Vision #8
El día siguiente despertaste con mareos. El dormir en una nave te dejaba mareada y con ganas de vomitar. Como dormir en un barco.
Te levantaste de la cama, dejándola deshecha (no pensabas hacer la cama). Entraste en el baño y te cepillaste el pelo. Tuviste que apoyarte contra la pared, para no caerte. Después te echaste agua en la cara, para despejarte un poco. Saliste del baño y te vestiste. Te pusiste una camiseta de manga corta y una falda. Te pusiste unos calcetines que te llegaban hasta las rodillas y unas convers. Todo de color negro. Después te pusiste una chaqueta de color granate.
Saliste de tu habitación y caminaste hasta el ascensor. Le llamaste y esperaste a que las puertas se abrieran. Cuando lo hicieron, entraste. Alguien se apresuró y entró contigo.
- Buenos días, Wanda – te saludó el hombre. Era el hindú, Abel, creías recordar.
- Buenos días – le saludaste.
- ¿También vas a la cafetería? – te preguntó.
Asentiste.
Abel tocó el botón de la planta de la cafetería.
Permanecisteis en silencio hasta que las puertas se volvieron a abrir. Caminasteis juntos hasta que llegasteis a la cafetería, te diste cuenta de que los refugiados ya no estaban. O sea, que en algún momento de la noche habíais llegado a su refugio.
Allí, ya dentro de la cafetería, os separasteis. Tú cogiste un vaso de leche y un sobre de Cola Cao. Para acompañarlo, cogiste una napolitana. Te sentaste en una mesa, sola y apartada del resto (había más grupos de personas además del de Abel).
Abel se cogió un café y se fue a sentar con el grupo de personas que estaban ahí. Brenda y Sabrina, y sus respectivas parejas.
Abriste el sobre de Cola Cao y lo echaste en la leche. Cogiste una pequeña cuchara y lo removiste. Por el rabillo del ojo viste como algo atraviesa la pared. Levantaste la mirada, asustada, pero te encontraste con el hombre de cuerpo sintético: Visión.
El resto de la cafetería también se quedó callado, pero después, siguió a lo suyo.
Visión llevaba puesto un traje gris y una camisa blanca. Incluso llevaba unos zapatos de vestir. Seguro que alguien le habrá prestado esas prendas de ropa. Era raro verle con ropa.
La primera vez que le viste llevaba solo una capa, y te impresionó. Era raro, fuera de lo normal. Tenía el cuerpo rojo y tenía una gema en la frente. Visión también te miró y tú bajaste la mirada. Para cuando la volviste a levantar, él te daba la espalda y caminaba con Natasha, Brenda, Stark y la doctora Cho.
Visión caminó hasta sentarse en frente de ti.
- Me has asustado – le dijiste.
Él apoyó los codos en la mesa y entrelazó sus dedos.
- No era mi intención – se disculpó.
- ¿No comes? – le preguntaste, después de un silencio incómodo.
Él no hablaba, se mantenía callado y te observaba beber tu Cola Cao. Te ponía nerviosa.
- No tengo la necesidad – respondió él. – ¿Cómo te llamas?
- Wanda – respondiste. – Y tú eres Visión.
Él asintió.
- ¿Sabes cuándo tienes la misión? – le preguntó Visión. Vaya, sí que le habían informado.
- No, aún no me han dicho nada – respondiste.
Continuaste desayunando con su atenta mirada. A lo lejos viste a Pietro y Betty acercarse a vosotros. No habías hablado mucho con ella, no sentías la necesidad. Lo único que te importaba era que hacía feliz a Pietro.
- Wanda, llamamos a tu habitación pero no respondiste – habló Pietro. – Me tenías asustado.
- Ya se te veía – dijiste sarcásticamente. Pietro frunció el ceño.
Betty sonrió.
Pietro se sentó a tu lado, y Betty al lado de Visión. En la bandeja que había traído Pietro había dos cafés y un montón de bollería industrial. Betty cogió uno de los cafés y empezó a bebérselo.
Pietro tenía el ceño fruncido, se preguntaba qué hacía Visión en la misma mesa que su hermana y también se preguntó si la estaba molestando. Eso te sacó una sonrisa, Pietro era muy sobreprotector contigo, aunque fueras capaz de defenderte tú solita.
- ¿Sabéis algo sobre la misión? – les preguntaste.
Sabías que ellos no iban a la misión pero aún así les preguntaste.
Ninguno de los dos respondió, en cambio, fue el capitán (que se había acercado a la mesa) quién respondió:
- Termina el desayuno y ve al despacho de Furia – te ordenó el capitán. – Nos hablará sobre la misión.
Asentiste.
Terminaste tu napolitana y le diste un último sorbo al Cola Cao. Te levantaste, en la mano llevabas la taza y el envoltorio de la napolitana.
- Te acompaño – se levantó Visión. Le miraste impresionada, pero no dijiste nada.
Te acercaste a la zona para dejar la taza y tiraste el envoltorio de plástico en su respectivo contenedor (te pareció curioso que se reciclase aquí). Visión te siguió en todo momento.
Los dos salisteis de la cafetería y sabías perfectamente que Pietro tenía el ceño fruncido.
Entrasteis en el ascensor y bajasteis una planta, que era donde estaba el despacho de Nick Furia y, donde también estaba la enfermería. Cuando se abrieron las puertas, salisteis y Visión te acompañó hasta la puerta, pero no entró.
- Ya nos veremos – se despidió y no se fue hasta que entraste dentro del despacho.
Fue raro que Visión te prestase atención.
Dentro del despacho de Nick Furia estaban ya todos reunidos. La Viuda Negra, el capitán, su amigo (Sam creías recordar), Nick Furia y María Hill.
Te sentaste en el sofá, al lado del capitán. Nick Furia empezó a hablar en ese momento.
- Se ha visto a Rumlow trabajar en varias partes del planeta – fue lo primero que dijo Furia. – Pero, gracias al satélite, le hemos visto deambular por Nigeria. Lagos, concretamente.
- ¿Qué hace allí? - preguntó Natasha.
- Ahí se encuentra el centro de enfermedades infecciosas – explicó Furia. – Es muy posible que HYDRA quiera tener un arma biológica en su mano, eso le daría poder. Que es lo que más necesita.
- Creemos que intentará no llamar mucho la atención – continuó, esta vez la agente Hill. – Bueno, intentará no llamar la atención hasta que tenga que entrar en el centro.
- Irán de incógnito – asumió el amigo de Steve.
- Así es – asintió Nick Furia. – Estamos seguros de que antes querrán acabar con la policía local. Para no tener más problemas de los necesarios.
- Ahora mismo nos dirigimos allí, estamos a seis horas de Nigeria. En cuanto estemos cerca, volaréis en un jet. Cuando acabéis la misión solo tenéis que volver al jet y regresar aquí – dijo María Hill.
- Parece más fácil de lo que realmente es – comentó Natasha.
- Una vez que tengamos a Rumlow y consigamos la información, el resto atacará la base de HYDRA y habremos acabado – finalizó Nick Furia.
La reunión acabó y cada uno tomó caminos distintos. Os ibais a reunir dentro de cinco horas afuera, para entrar en el jet.
El viaje en el jet fue rápido. Dejasteis el jet en un prado, no muy lejos del centro de la ciudad.
Estabas sentada en la terraza de un bar. Abriste el sobre de Colca Cao y lo echaste en la taza, a continuación lo removiste.
Ibais de incógnito. Llevabas un abrigo muy grande y una gorra. Tres mesas más atrás, estaba Natasha con unas gafas de sol.
Te giraste mientras dabas un sorbo a la taza. Teníais en frente la comisaría, que todavía no había sido atacada.
- Dime que ves – te ordenó el capitán.
- Los clásicos polis locales – respondiste mientras te dabas la vuelta otra vez, mirando al frente. – La comisaría no es grande. La calle es tranquila. Es un buen objetivo.
- Pero no atacan – suspiró Natasha.
Un camión de la basura pasó por delante.
- Sam, sigue ese camión de la basura – dijo el capitán.
Tras unos momentos, Sam habló:
- Hay un tipo, armado hasta los dientes.
- No van a por la policía – gruñó Steve. – Van al centro de enfermedades infecciosas.
Natasha se levantó rápidamente. Se metió en una moto y se fue.
Tú, que no sabías conducir y el tráfico era horrible, empezaste a correr toda la calle abajo, que era donde está el centro de enfermedades infecciosas.
Tus manos empezaron a brillar con el aura roja y levantaste a un hombre, Sam que volaba por encima de ti se lo cargó.
- Wanda, ayúdame a subir – te pidió el capitán.
Ayudaste al capitán a entrar directamente a la tercera planta por una ventana. Empezó a salir humo, que supusiste que era tóxico. Con tu poder lo sacaste de allí y lo elevaste, para que se mezclara con la atmósfera y dejara de ser dañino.
Rumlow salió antes de que el capitán le cogiera. Entraron en un coche y salieron pitando de allí.
Te acercaste al capitán y a Rumlow (quien estaba de rodillas) ambos parecían tener una conversación. La cara de Rumlow se volvió más seria y viste que apretaba un botón. Actuaste rápido y levantaste tus manos, conteniendo la bomba. Levantaste los brazos, para que la bomba no explotara y matara a civiles pro no fue lo suficientemente alto, y acabó dañando la quinta planta de un edificio.
Te llevaste las manos a la boca, sin ser capaz de creerte lo que acababa de suceder. Tus rodillas cedieron y caíste al suelo.
- Sam, que vengan los bomberos – dijo el capitán.
Se acercó a ti para ayudarte a levantarte.
- Tenemos que irnos – susurró.
Os alejasteis de allí. Caminasteis hasta llegar donde estaba el jet.
Cuando entrasteis en él, la Viuda Negra y Sam, el amigo de Steve ya estaban ahí.
Lucían tristes, decaídos. La Viuda Negra y el capitán se sentaron en los asientos de los pilotos y despegasteis, rumbo al helitransporte. Permanecisteis callados todo el camino.
Cuando el jet aterrizó en el helitransporte y las compuertas se abrieron, todos bajasteis. Afuera te esperaba Pietro, quien te abrazó.
- ¿Ya está en los medios? – preguntaste y Betty quien estaba detrás, asintió.
Cerraste los ojos y suspiraste.
- ¿Estás herida? – te preguntó Pietro, después del abrazo. Parecía preocupado, por si el abrazo te había hecho daño.
- Yo no – negaste con la cabeza. – ¿Cuántos?
Pietro no entendió la referencia, Betty sí.
- 9 – respondió de nuevo ella. – De Wakanda todos.
Frunciste el ceño.
- Al parecer es un país que tiene frontera con Nigeria*. Lagos es una ciudad de Nigeria – explicó ella.
Fuera del jet también os esperaban Sabrina (que se acercó al capitán), Clint Barton y Heather (quienes se acercaron a Natasha) y también estaba María Hill.
- Furia necesita hablar con vosotros – habló ella.
Como todos no entrabais en el ascensor, primero entrasteis quienes ibais a ver a Furia. Y después entraron ellos.
Os bajasteis en la planta del despacho de Nick Furia, donde os esperaba. María Hill abrió la puerta y os dejó pasar, ella fue la última en entrar y cerró la puerta detrás de sí.
- Informe de misión – ordenó Nick Furia.
- Asaltaron el centro de enfermedades infecciosas, sin hacerle una visita a la policía local – fue Steve quien habló, el resto permanecisteis callados. – Entraron con un revienta puertas. Para cuando nosotros llegamos, Rumlow se alejaba de allí. Le interceptamos en un mercadillo de la ciudad. no vi la bomba y la gente murió por eso.
- Pero tenemos lo que Rumlow quería – terminó Natasha.
El teléfono de Nick Furia sonó. Él lo cogió y respondió. La persona del otro lado tuvo que ser importante porque se giró a la agente Hill para hablarla a ella.
- Agente Hill reúna a todos en la sala de reuniones en una hora – le ordenó Furia, después os miró a vosotros. – Vosotros, en una hora os quiero allí.
Salisteis de su despacho y entrasteis en el ascensor. Cuando llegasteis a la planta de las habitaciones, cada uno se dirigió a la suya. En ningún momento alguien habló, permanecisteis en un silencio sepulcral.
Entraste en tu habitación. Entraste en el baño y te quitaste la ropa. Te tomaste una ducha caliente, intentando aliviar la tensión creada por la misión.
Esto, hace un mes, hubiera sido más fácil. Apenas tenías dificultades en HYDRA. Las dificultades se iban haciendo peores, el mundo te conocía, sabía tu historia, querían juzgarte por tu relación con HYDRA. Y además, SHIELD te quería llamar héroe; una Vengadora.
Fue bueno tener una segunda oportunidad, aunque todavía había que esperar al juicio que te esperaba a ti y a tu hermano.
Con HYDRA tenías muy pocas misiones y no os dejaban salir de vuestras habitaciones (como ellos lo llamaban) – celdas (lo que realmente era) mucho. Os trataban como seres inferiores a ellos. Ahí fue cuando empezaste a pensar que tal vez HYDRA no fue una buena idea. Estabais cegados por el odio y eso os llevó a tomar decisiones estúpidas.
Os unisteis a HYDRA y aceptasteis que experimentaran con vosotros por odio. Odio a Stark y sus armas, que habían acabado con la vida de vuestros padres.
Saliste de tu habitación y te dirigiste al ascensor, al salir viste como Steve y Sam entraban en la sala de reuniones. Segundos después entraste tú y te sentaste al lado de Visión. La última en entrar fue Natasha, aunque no llegó tarde.
- Estamos en una situación complicada ahora – dijo Nick Furia.
- Genial, ahora estamos peor que antes, lo cual es difícil de por sí– suspiró Sabrina. – Y sin Rumlow
- Tenemos la suerte de que alguien ha sido muy considerado y nos ha ayudado con la base de HYDRA en Lagos – todos fruncisteis el ceño, menos María Hill (suponías que ella sabía quién era). – Tenemos un problema de imagen. Nuestros actos son criticados minuciosamente por el ojo público. Estos escándalos, algunos inevitables, repercuten en nuestra imagen.
- ¿Y qué sugiere? – preguntó el capitán.
- Primero ante todo, debemos pedirle disculpas a Wakanda – respondió Furia. – Ayudar a Lagos con la explosión, a los refugiados de Sokovia, incluso a ayudar a quitar los aún existentes escombros en la ciudad de Nueva York. Ese tipo de cosas.
Nick Furia paró de hablar, dejó que asimiláramos la información.
- La gente quiere condenar a Wanda por lo que ha ocurrido en Lagos – siguió hablando, después de la pausa.
- O sea, van a venir a por mí – supusiste.
- Te protegeremos – Visión se giró para mirarte. – Yo lo haré.
- Apenas me conoces – le dijiste.
- Bueno, yo nací ayer. Entonces para mí es mucho tiempo – dijo Visión y eso te sacó una sonrisa.
Dejaste de sonreír y después frunciste el ceño. ¿Por qué le sonreías?
- Y aunque te conozca muy poco – siguió hablando. – Te protegeré.
No pudiste evitar la pequeña sonrisa que creció en tus labios. Eso te levantó un poquito el ánimo. Solo un poquito.
En tu habitación tenías una radio y en todas las emisoras hablaban sobre lo mismo. Se abrió la puerta y te giraste. Viste que era el capitán quien se acercó y se sentó a tu lado.
- Ignóralos Wanda – te dijo. – Tú no eres la culpable.
- Enciéndelo – le cortaste. – los medios repiten y repiten lo mismo.
- Fue mi culpa – dijo Steve. – dijo Bucky y me perdí.
Ambos permanecisteis callados.
- Este trabajo – volvió a hablar. – Se intentan salvar vidas, no siempre se pueden salvar todas.
- ¿No fuiste tú quien dijo que no te irías hasta haber salvado a todos? – le cortaste con esa pregunta. Te referías a Sokovia.
Sonrió, recordándolo.
- Sí, lo dije – te dio la razón. – Pero tampoco podemos creer que salvaremos a todos. Tenemos que dar lo mejor de nosotros y ver lo que pasa.
Después, Visión traspasó la pared de tu habitación.
- Tenemos correo – os avisó Visión.
- Gracias por llamar a la puerta - sonrió Wanda.
- ¿Correo? – preguntó el capitán. – ¿Todavía hay de eso?
Te reíste. Visión no le pilló la gracia.
- ¿De quién es? – preguntó Steve.
- Es una invitación – explicó Visión. – Al congreso de Viena.
*En el atlas de Marvel, Nigeria sí está al lado de Wakanda.
¡Hola! Esta mini historia tiene una última continuación, pero aún no la he terminado, y estará mucho tiempo así porque me está costando terminarla. Así que aquí os dejo la sinopsis de la siguiente mini historia:
La escuela del profesor Xavier abre sus puertas a nuevos mutantes. Pero empiezan a ocurrir cosas extrañas dentro de ella. Hay un traidor dentro, que quiere ver caer a los mutantes y a la escuela. ¿Podrán atrapar al traidor a tiempo o será demasiado tarde?
Atención: Como no quiero complicarme mucho escribiendo sobre la segunda mitad del siglo XX, la trama va a ocurrir en la actualidad (siglo XXI) pero los personajes son más jóvenes y Eric es un profesor allí. Así que, realmente, esta historia no sigue la línea de las películas de X-Men.
En esta mini historia están los personajes que algunos de vosotros creasteis, así que espero que os guste :D
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