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Thor #2

Capítulo dos: We Will Find You

Llevabas todo el día sin saber nada sobre Jane, el resto y el tal Thor. No habían aparecido en ningún momento por la cafetería, lo cual se te hacía extraño. Jane era cliente habitual y, el tema de Thor te tenía intrigada. ¿Ha encontrado lo que andaba buscando?

Era alguien bastante... peculiar. Hacía mucho tiempo que no veías a alguien así y por eso se te hacía raro. Además que era un total misterio qué hacía él aquí.

Ayer volviste a tu piso bien entrada la madrugada. No habías dormido mucho, apenas cinco horas. Y ahora, que eran casi las seis (a punto de cerrar), estabas bastante cansada.

Sobre las siete y media (cuando todos los clientes se habían ido y habías limpiado) saliste por la puerta trasera del local. Ya habías cerrado todo y apagado las luces. Cerraste la puerta detrás de ti y echaste la llave a la puerta. Te giraste para empezar a caminar cuando un muro te impedía avanzar. Levantaste la mirada para ver que no era un muro, sino una persona; en concreto Thor.

- ¿Thor? ¿Qué haces tú aquí?

Tenía una camiseta azul manchada de barro, y parecía empapado. Por encima, tenía una chaqueta que le tapaba el pelo y al menos le cubría un poco.

- No sabía a dónde ir.

- ¿Qué ocurrió?

- No me pude llevar lo que andaba buscando. Selvig tuvo que venir a por mí.

- ¿Por qué no te quedaste con él y las chicas?

Thor se encogió de hombros.

- Ya les he causado suficientes problemas a ellos.

- ¿Y ahora vienes a causarme problemas a mí? – dijiste, con un poco de humor. Pero como Thor no dijo nada, volviste a hablar. – Supongo que no tienes a dónde ir.

Thor negó.

Suspiraste antes de empezar a caminar. Seguramente te ibas a arrepentir de esta decisión:

- Anda, ven.

Thor en seguida empezó a caminar detrás de ti, para salir del callejón.

Cuando salisteis del callejón entrasteis en el parking (que estaba en frente de la cafetería). Te metiste en el coche y Thor entró por la puerta del copiloto.

Arrancaste (estuviste diez minutos ahí, intentando arrancar hasta que lo lograste) y saliste de allí, rumbo a casa.

Al estar tan cansada, no te diste cuenta de que te estaban vigilando.

- ¿Esto son tus aposentos? – preguntó Thor al entrar por la puerta de tu casa.

Te reíste. Hacía mucho tiempo que no oías a alguien hablar así.

- Bueno, vas a dormir en el sofá. No tengo más camas.

- Con eso bastará, Ana – Thor seguía hablando de una forma muy... ¿noble?

- Y no tengo ropa de cambio para ti, lo siento.

- Agradezco que me dejes vivir en tu hogar – te dio las gracias. Te cogió de la mano y dejó un beso sobre el dorso.

Te reíste.

- ¿Qué? ¿Hablo raro?

- Sí – asentiste. – Bueno, ahora prepararé algo para comer.

Thor asintió y se sentó en el sofá.

Empezaste a caminar hasta llegar a la primera puerta a la izquierda del pasillo; tu habitación. Ahí te quitaste la ropa del trabajo y la tiraste al suelo. Cogiste una camiseta holgada de manga corta del armario y unos pantalones negros de hacer deporte. Después te pusiste unas chanclas y saliste de la habitación, con la ropa del trabajo en las manos. En tu camino a la cocina dejaste la ropa en el cesto de la ropa sucia que estaba en el baño.

Cuando entraste a la cocina, Thor te siguió.

- Sé que es muy pronto para cenar, pero estoy muy cansada – le comentaste.

Abriste la nevera y sacaste un poco de jamón york y queso. Cenarías ligero: un sándwich mixto.

Mientras preparabas tu sándwich y el de Thor, iniciaste conversación:

- ¿Y qué ocurrió ayer? ¿Encontraste el Mjolnir que andabas buscando?

La cocina era bastante pequeña. Era un pequeño cuadrado, con tres encimeras, una nevera, horno y cocina. En una de las encimeras estaba el microondas. Y nada más.

- Sí, lo encontré – respondió Thor. – Pero no pude llevármelo conmigo.

- ¿Aquellos hombres acabaron pillándote?

Thor asintió.

- Selvig fue un gran amigo y me sacó de allí.

- ¿Y qué piensas hacer ahora? – le preguntaste. Tu sándwich ya estaba hecho, y para el de Thor sacaste más ingredientes: lechuga, tomate y cebolla. Tenías el presentimiento de que era del tipo de personas que comían un montón.

- No lo sé – respondió Thor.

Se veía que Thor quería decir algo más pero se mantuvo callado.

- Bueno, aquí tienes tu sándwich – dijiste, entregándole el plato con el sándwich más grande.

Ambos caminasteis de vuelta al salón y os sentasteis en el sofá para cenar.

Comisteis en silencio, y cuando terminasteis te llevaste los platos a la cocina. Volviste al salón y te sentaste al lado de Thor.

- Me gustaría saber más sobre ti, Thor – le comentaste. – De dónde vienes y esas cosas.

- No me creerías – sonrió él.

- Puedes intentarlo – le animaste.

- De donde yo vengo, fui desterrado – comenzó a hablar Thor. Lo que dijo te hizo que abrieras los ojos desmesuradamente. – Mi padre me echó de Asgard. Sus últimas palabras hacia mí ".

- ¿No ha vuelto a contactar contigo?

- Mi padre ha muerto. Y no puedo volver porque la paz con Yotunhaim está condicionada con mi destierro.

Frunciste el ceño.

- No entenderás nada, lo sé – se rió Thor.

- ¿Quién te lo dijo?

- Loki – pero después aclaró: - Mi hermano.

- Bueno – te levantaste del sofá. – Si necesitas algo estaré en mi habitación.

Thor asintió.

Caminaste hasta tu habitación, te tumbaste en tu cama y en seguida te quedaste dormida.


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