Steve Rogers #6
Capítulo 6: Los Años 90.
- ¿Y qué hacemos en el Acuario de Nueva York? ¿Tiene algo que ver con los Años 90?
- En realidad, no lo sé. Pero hace mucho que no vengo al Acuario y me apetecía ir.
Steve se rió.
- ¡Vamos a ver a los tiburones! – le tiraste de la mano hasta llegar a la puerta de los tiburones. Había una fila formada ya allí. Esperasteis la cola aún con las manos unidas. Lo cual se sentía raro.
Esta mañana, cuando os encontrasteis en la puerta del Acuario, Steve te dijo que se había traído su móvil, por lo que intercambiasteis números. Alagó como ibas vestida (vestías algo simple: unos vaqueros rotos y una camiseta gris con una chaqueta vaquera), te dio un beso en la mejilla y entrasteis al Acuario.
La cola se movió por lo que entrasteis dentro del acuario de los tiburones. Pasasteis por un túnel, rodeados de agua. Había grandes tiburones pasándoos por encima de vuestras cabezas. Estaba el típico tiburón el que te reías porque era muy pequeño pero luego venía el que medía tres metros y te entraba miedo. Había mantarrayas a ras del suelo, muchos corales y peces mucho más grandes que vuestras cabezas.
Steve no paraba de mirar a su alrededor. Ni siquiera parpadeaba. Se notaba que nunca había estado en algún Acuario.
Terminamos de pasar el túnel y nos quedamos en un banco a la sombra sentados, pensado a dónde ir ahora.
- La demostración de las focas no empieza hasta las doce, ¿qué quieres hacer ahora? – le preguntaste.
Steve se miró el reloj para mirar la hora. Eran las once, por lo quedaba una hora para la demostración.
- Bueno, tampoco hay muchas cosas que ver. – dijo mirando a su alrededor. - ¿Y si me cuentas algo de ti hasta que sean las doce?
- ¿De mí?
- Sí. Como en qué trabajas y eso.
- Ah, vale. Está bien. Trabajo en una editorial y básicamente me dedico a corregir fallos de los periódicos antes de que se publiquen. Y entre horas soy la secretaria del jefe. No hay nada más. Y ahora, hablaré sobre lo que ocurrió en los Años 90.
Steve asintió.
- En los Años 90 ocurre la disolución de la URSS, la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania. Rusia y Estados Unidos acuerdan un desarme nuclear.
Steve asintió.
- También estuvo el nacimiento de Dolly.
- ¿Dolly?
- Era una ovejita. Fue el primer mamífero clonado.
- ¿Se ha intentado clonar a un ser humano?
- Eso está como prohibido. No está muy bien visto (desde el punto ético). Aunque seguramente lo haya hecho alguien ya.
- ¿Qué más?
- Se creó el DVD.
- Eso, - dijo Steve. - ¿Eso es lo de las películas?
- Sí, se utiliza para guardar películas, series. ¿Cómo lo sabes?
- En mi piso encontré varios de esos.
- También se creó la primera película a ordenador: Toy Story. Que, por cierto, también debes verla. Y también se estrenó la película de Titanic.
Steve volvió a asentir.
- Y, después ocurrió algo inesperado que se llamó el efecto 2000. Los ordenadores tenían la fecha del año que empezaba con el 19. Pero cuando pasó al 20, varias máquinas, ordenadores y demás volvieron al 1980. No fue el fin del mundo, como en algunas series o películas lo hacen ver pero bueno, hubo fallos.
- Tuvo que ser una locura, - comentó Steve y asentiste de acuerdo.
- Y bueno, eso es todo lo que he apuntado.
- ¿Y la música? – preguntó Steve. – No has dicho nada de la música.
- Eso te lo puedo decir de memoria. – te reíste. – Estaba Britney Spears, muchas "boybands" que son bandas formadas por chicos guapos que cantan pop. Bueno, mejor te pongo la lista de música.
Sacaste tu móvil, lo encendiste y te fuiste a música a la carpeta de los Años 90. Steve le dio al play y empezó a sonar Britney Spears, después Back Street Boys con I Want It That Way, después Ricky Martin con Livin' La Vida Loca y por último la de la Macarena.
- Esa canción tiene un baile propio, que algún día te enseñaré. Pero no ahora.
- ¿Tan malo es? – se rió. Tú te reíste y asentiste.
Steve te entregó el móvil y miraste la hora: doce menos diez.
- Será mejor que vayamos yendo. Está a punto de empezar.
Steve fue el primero en levantarse y después tú. Caminasteis hasta donde se hacía la demostración. Ya había una pequeña fila formada, así que os apresurasteis para llegar lo antes posible.
- ¿Prefieres ponerte delante o más alejado? – le preguntaste.
- ¿Cuál es la diferencia?
- Que cuando estás más cerca de la piscina te mojan. – le explicaste. Steve sonrió y rápidamente dijo que quería delante.
Ambos os sentasteis en la segunda fila. Poco a poco, las gradas se fueron llenando hasta estar completamente llenas. Una persona al micrófono se puso a hablar y darnos las bienvenida a las tres focas del acuario.
Las focas se acercaron a la parte más cercana de las gradas y todo el mundo aplaudía. Las focas volvieron a irse al lado de la mujer que estaba hablando y nos mojaron.
Steve sonreía divertido mientras se quitaba un poco de agua de la cara. Quién iba a decir que los animales salpicaran tanto.
-
Después de la demostración de los animales, Steve y tú fuisteis a comer algo, ya que estabais muertos de hambre. Os habíais hecho un par de fotos durante todo el día. Como no había nada más que hacer, a las tres ya estabais fuera del parque. Steve te acompañó hasta la parada del bus, como siempre hacía.
- ¿El bus cuando viene? – te preguntó Steve.
- El bus tiene que estar aquí a las cinco menos veinte, - viste el cartel donde estaban los horarios.
- ¿No hay uno antes?
- No. – respondiste.
- ¿Quieres que te lleve yo? Me he traído la moto.
- ¿Tienes moto?
- Sí.
- Vaya, no te veía con una moto. – admitiste.
- Hay que volver al Acuario. Mi moto está en el parking. – asentiste y empezasteis a caminar.
La moto de Steve era una BMW R 1200 de color negra (ni siquiera sabías cómo sabías eso). Fue un show que tú subieras a la moto porque el asiento trasero estaba demasiado alto. Finalmente, Steve te echó una mano. Después se montó el y arrancó la moto.
- ¡Espera! – Steve se giró para mirarte. - ¿Dónde me agarro?
No hacía falta aclarar que era la primera vez que montabas en una, y te estaba entrando un poco de miedo.
Steve no habló pero cogió tus manos y las colocó sobre su cintura. Te agarraste fuertemente a su cintura cuando empezó a moverse.
Steve zigzagueó por la carretera. Seguisteis la carretera 495, y cuarenta y cinco minutos más tarde ya estabas en Times Square, en tu portal.
Te bajaste de la moto de un salto y te pusiste a arreglarte el pelo, ya que el viento seguramente lo despeinó.
- Y bueno, ¿la semana que viene qué haremos?
- ¿Está impaciente mi capitán o me lo parece a mí? – te reíste. Él se sonrojó un poco pero también sonrió. – Pues estaba pensando en quedar en mí casa y hacer una maratón de películas y comer comida basura.
- Me parece un buen plan, - sonrió. Te acercaste un poco a la moto y él posó su mano en tu cintura para despedirse de ti con un beso.
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