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Steve Rogers #2

Capítulo dos: Los años 50.

-    Bien, ¿qué hacemos aquí? – preguntó Steve. Llevaba puesta una camisa de cuadros, junto con unos vaqueros y unas botas de color marrón claro.

-    En 1954 se fundó el Burger King. Así que, creo que deberíamos comer aquí hoy, - le sonreíste. Pero él seguía mirando el letrero del Burger King. - ¿Entramos?

Steve asintió. Como todo un caballero, abrió la puerta y te dejó entrar primero. Caminasteis hasta la fila que había en la caja.

-    Bueno, ¿cuál vas a querer? – le preguntaste. Miró el menú que estaba en la parte de arriba.

-    Una... ¿Whopper?

-    Genial. Después de comer, - dijiste mientras avanzabais en la cola. – te contaré todo lo que ocurrió en los Años 50.

-    ¿Todo? – preguntó asombrado.

-    Bueno, todo lo que tengo aquí, - sacaste un papelito del bolsillo de tu abrigo. En él, tenías algunas cosillas apuntadas de lo que ocurrió en esa década.

La cola avanzó y ya estabais en frente de la caja.

-    Bienvenidos al Burger King. ¿Qué desean? – la mujer estaba mirando la caja. Luego, levantó la vista. Digamos que simplemente te ignoró y su mirada se quedó fija en Steve.

Steve te miró, buscando ayuda ya que la mujer prácticamente le preguntó a él.

-    Vamos a querer dos menús medianos de whopper, - le dices. La mujer te dirige una breve mirada y anotó los pedidos.

-    ¿Coca Cola? – miraste a ver qué decía Steve y él asintió.

-    Una Coca Cola y un Aquarius, - la chica lo volvió a anotar.

-    Serán veinte dólares, - Steve fue a sacar su cartera pero tú le paraste. Sacaste un billete de veinte del bolsillo derecho y lo pagaste.

-    Bien colóquense en esa zona para esperar vuestro pedido, - le pasó el ticket a Steve, quién lo cogió y os fuisteis a donde ella os indicó.

-    Debería haberlo pagado, yo no hice nada-

-    Ya hiciste mucho, Steve, - le miraste directamente a los ojos. Él sonrió débilmente, mirando al suelo.

Steve cogió la bandeja y os sentasteis en una mesa alejada de todas. Desenvolviste la hamburguesa y le diste un gran bocado. Steve te miró con una sonrisa. Tragaste antes de hablar: - Tenía hambre, ¿vale?

Se rió.

Hizo lo mismo que tú y le dio un mordisco a su whopper. Mientras terminaba de tragárselo asintió: - Esto está bastante bien.

-    Sí, la comida basura es lo mejor que hay hoy en día, - asentiste.

-    Vale, ahora quiero que me cuentes que ocurrió.

-    Bien pues... Te contaré lo que ocurrió en los Años 50. Y si quieres saber más pues quedaremos otras veces, ¿te parece? – le preguntaste antes de beber un poco de Aquarius, mirando a la mesa. Esperando que dijera que sí.

-    Por supuesto. Y ahora cuenta, - te sonrió. Con una sonrisa triunfal, sacaste el papelito del bolsillo y empezaste a leer.

-    Vale, haber, se vuelve a disputar la copa mundial de fútbol (ganó Uruguay), se hace el primer Miss Universo, se inaugura Disneyland, se hace el primer trasplante de riñón y se hizo famoso Elvis Presley. – le sonreíste después de decir todo.

-    ¿Qué es Miss Universo?

-    Un título de belleza femenina. – Steve parecía confundido. - Un concurso para ver la belleza femenina.

-    ¿Y tú?

-    ¿Perdona? –preguntaste sin comprender.

-    ¿Y tú no has participado? – dijo como si nada. Tus mejillas se enrojecieron furiosamente por lo que tuviste que bajar la mirada.

-    Emm... No, yo no he participado.

-    Deberías- - sonrió monísimamente. - ¿Y qué es Disneyland?

-    Es un parque de atracciones temático. ¡El mejor de todos! – gritaste, levantando los brazos para que viera lo bueno que era el parque. El sonrojo de tus mejillas ya se había ido. – Deberías ir...

-    ¿Y quién es Elvis Presley?

-    Es el rey del Rock and Roll.

-    ¿Rock and Roll?

-    Un estilo de música. Aquí tienes una canción de él. Ponte los cascos.

Steve cogió los cascos y no sabía qué hacer con ellos. Te miró con el ceño fruncido.

-    Colócatelos en las orejas.

-    ¿Cómo?

-    Espera. – Te levantaste y te colocaste en la silla a su lado. Cogiste los cascos de sus manos y se los colocaste con cuidado. Después, conectaste los cascos a tu móvil. Steve miraba con atención lo que hacías en tu móvil. Te fuiste a música y le pusiste "Jailhouse Rock" de Elvis Presley.

Steve se pegó el susto cuando empezó a sonar la música. Se colocó las manos en las orejas, asombrado.

-    ¡Cómo mola! – lo dijo en voz muy alta. Te reíste. - ¿Qué pasa? – Volvió a gritar.

-    No tienes por qué gritar, - le dijiste.

-    ¿Qué? – volvió a gritar.

Le quitaste un casco: -  No tienes por qué gritar. Te oigo perfectamente.

Se quitó el otro casco con cuidado y te lo entregó.

-    Está bien, pero no es mi estilo. – Apagaste la música y guardaste el móvil en tu bolsillo.

-    Eso fue lo que cogí de Wikipedia. ¿Quieres saber algo más?

-    ¿Qué es Wikipedia?

-    Es un lugar donde almacenan mucha información.

-    Qué práctico, - dijo mientras se comía su última patata frita. Ya nos habíamos terminado todo.

-    Ya, - le diste la razón. - ¿Quieres saber algo más?

Os levantasteis y salisteis del Burguer King. Empezasteis a caminar paralelamente a Broadway (que estaba a vuestra derecha) para llegar a la parada que te llevaría a tu casa, en Times Square.                                                      

-    ¿Y no hubo más guerras? –preguntó después del silencio.

-    Sí, sí que las hubo – dijiste. - Estuvo la guerra fría.

-    ¿Guerra fría?

-    Las dos potencias vencedoras de la segunda guerra mundial; la URSS y Estados Unidos. En realidad empezó en 1947 y hasta la disolución de la URSS no acabó.

-    ¿Cuánta gente murió?

-    Eso no lo sé. Pero esa guerra no fue como la primera y la segunda guerra mundial. O sea, no fue una guerra directa. Cada una quería implantar su modo de dirigir a la nación al resto del mundo. Y gracias a dios, no se convirtió en una tercera guerra mundial.

Asintió.

-    Aunque será mejor que lo leas en Internet. Internet lo explica todo mucho mejor.

-    Vale, el problema es que no sé utilizarlo.

-    Ya habrá otro día para enseñarte, ¿no? – paramos en frente de la parada del bus. El bus estaba al final de la calle, acercándose. – Bueno, hasta aquí llegamos...

-    Sí... ¿Hasta la semana que viene?

-    Por supuesto, - los dos sonreísteis. Entraste al bus y te despediste con la mano de Steve.

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