LCDUGI #6
Capítulo seis.
- Atención – habló Jasper Sitwell en la sala de mando.
Bella estaba hablando con otro agente hasta que fue interrumpida. Todos los que había en la sala (que eran bastantes) se quedaron callados, esperando a que Jasper siguiera hablando.
- Da igual lo que estén haciendo, apáguenlo – ordenó Jasper. – Es un nivel uno. Contacten con transporte, que todos los semáforos del distrito estén en rojo. Que cierren los tres aeropuertos el BWI, el IAD y el Reagan. Las cámaras de seguridad – señaló detrás de él. – deberán de verse en este monitor. Rastreen las fuentes abiertas, teléfonos, ordenadores, PDAS, lo que sea. Si alguien twittea sobre este tipo, quiero saberlo.
- Con el debido respeto – le interrumpió Bella, con las manos en las caderas. – Si SHIELD está persiguiendo al Capitán América, merecemos saber por qué.
Varias personas estuvieron de acuerdo con lo que dijo Bella.
- Porque nos ha mentido – dijo una tercera voz. Todos los que habían en la sala giraron para ver que Pierce había entrado a la sala. – El capitán Rogers tiene información referente a la muerte del director Furia. Se ha negado a compartirla. Lo que resulte muy difícil aceptar. El Capitán América es un fugitivo de SHIELD.
Bella no volvió a hablar; aunque perseguir al capitán le parecía algo incorrecto. Después de eso, Pierce volvió a desaparecer junto con otras personas y la sala volvió a la normalidad (aunque con un clima de tensión existente). Bella se sentó en su apartado y empezó con las cámaras del aeropuerto de Reagan. Se pasó quince minutos mirando las grabaciones de todas las cámaras hasta que desistió en la tarea.
Después fue pasando grabaciones aleatorias de distintas partes de la ciudad hasta que encontró algo curioso. El coche negro de su amiga, Raven, estaba aparcado en una calle que no era la de su casa. Dejó de pasar las grabaciones para fijarse en esa.
Su amiga Raven no estaba por ningún lado, solo estaba el coche vacío. Pero, segundos más tarde, apareció el Capitán América seguido de, nada más ni nada menos, Raven.
Bella abrió los ojos como platos pero después intentó guardar la compostura. ¿Qué demonios hacía Raven con el capitán? Bella se debatió entre decirlo o no hasta que finalmente pasó de esa grabación a otra.
- ¿Ha encontrado algo? – preguntó Jasper, detrás suya. Bella se giró lentamente, para encararle.
- No señor. Pensé que le había encontrado pero no era la misma persona – dijo con facilidad Bella.
Por alguna razón, Bella sabía que buscar y capturar al Capitán América estaba mal.
Raven estaba un poco nerviosa. De seguro que SHIELD ya había empezado con la búsqueda del capitán Rogers. La espera se hizo corta porque de la puerta del hospital salió el capitán y para la confusión de Raven, también lo hizo la Viuda Negra (aunque Raven no sabía qué pintaba ella ahí).
Steve se sentó en el asiento del copiloto mientras que la Viuda Negra en los asientos de atrás.
- Buenas tardes – dijo Natasha como si nada.
- ¿Ahora qué? – les preguntó Raven.
- Llévanos al centro comercial – dijo Natasha. Raven frunció el ceño pero lo hizo.
Una vez que acabaron en el centro comercial más cercano del hospital, los únicos que salieron fueron Steve y Natasha, que iban vestidos para pasar desapercibidos. Raven se quedó, de nuevo, en frente de la puerta (por si había que hacer una salida rápida).
Cinco minutos pasaron cuando las tripas de Raven sonaron. Suspirando, Raven salió del coche y se dirigió a un carrito de perritos que había en la puerta del centro comercial. Raven iba a pagar su repito cuando le dieron dos toque en el hombro. Raven se giró con el billete en la mano, para encontrarse con la agente Withmore y la agente Steinfield. Frunció el ceño.
Cinco minutos antes, en una de las calles de Washington.
En un todoterreno negro se encontraban tres agentes del equipo STRIKE y la agente Withmore. Anne-Marie estaba enfadadísima con Pierce porque este había enviado a su enemiga a la misma misión.
Su misión era patrullar por las calles, por si acaso veían al capitán.
Recibieron una dirección en el GPS del coche; localización en un centro comercial.
- ¿Qué demonios hace el capitán en un centro comercial y no comprando unos billetes de avión? – preguntó Jena.
- Han conectado un pendrive con el Algoritmo de Zola – dijo Rumlow.
El todoterreno aceleró hasta llegar al centro comercial. Un segundo todoterreno (con más agentes del equipo STRIKE) aparcó detrás del primero. Todos se bajaron y entraron dentro del centro comercial. Excepto Anne-Marie y Jena.
- ¿Ese no es el coche de la Raven? – preguntó Jena señalando ese coche.
- Sí, lo es. ¿Qué hace aquí? – peguntó Anne-Marie.
Ambas se acercaron al coche y vieron que estaba vacío. Miraron a su alrededor y encontraron a Raven en el puesto de perritos. Se acercaron a ella y le tocaron el hombro para que se girara.
Después de la charla con Isabella, esta se fue. Y Marinette sabía perfectamente que ella tiene el corazón un poco roto. Marinette no salió de su despacho, sino que siguió pensando en quién confiar. Estaban: el capitán Rogers, María Hill, Raven e Isabella. A Raven no la había visto en toda la mañana, y viendo la hora que era, seguramente se habría ido ya.
Y si, María Hill decía la verdad. Si Nick Furia no estaba muerto, ¿dónde se encontraba?
- Nick Furia fue asesinado a sangre fría. Cualquier persona razonable le vería como un mártir. No como un traidor – dijo Pierce en la sala del consejo mundial.
- ¿Sabe que le convierte en un traidor? – preguntó uno de los hombres. – Contratar un mercenario para secuestrar su barco.
- Nick Furia utilizó su amistad para forzar a este consejo a retrasar el proyecto Insight que temía destapar sus operaciones ilegales – dijo otro de los hombres. Pierce caminaba por la sala y su esposa estaba en un rincón de la sala, aún con los ojos un poco rojos (de haber llorado). – En el mejor de los casos le mintió. En el peor-
- ¿Están pidiendo mi dimisión? – le cortó Pierce e hizo esa pregunta mirando a los cuatro miembros del consejo. – Traigo papel y pluma enseguida.
- Bien, ese asunto se podría discutir más adelante – le interrumpió la única mujer del consejo.
- ¿Entonces quieren discutirlo? – preguntó Pierce con las manos en sus caderas.
- Ya lo hemos hecho señor secretario – dijo uno de los hombres. – este consejo propone reactivar de manera inmediata el proyecto Insight. Si desea decir algo rápido, ahora es un buen momento.
Pero Pierce se quedó callado.
La reunión con el consejo se acabó e Isabella estaba al lado de Pierce, hablando.
- Nos ha salido bien la jugada, ¿no? – le dijo Pierce pero Isabella asintió distraídamente.
María Hill volvió a entrar en la "guarida" en la que estaban encerrados algunos dirigentes de SHIELD de confianza, y el Nick Furia herido.
Caminó hasta la sala donde se encontraba un magullado y machacado Nick Furia y se sentó en una de las sillas a su lado.
- ¿Y bien? – dijo el director Furia.
- He hablado con ella. Ya sabe que estás vivo y que debe ser cuidadosa.
- Deberías haberla traído aquí – dijo Nick Furia, se notaba que le costaba respirar. – Allí corre peligro.
- ¿Cómo lo sabes? – preguntó confundida Hill. – Sé que ahora mismo no es seguro, pero ¿tanto?
- Porque Marinette es mi mano derecha y Pierce sabe muy bien que en la única persona en la que confío es en ella. Y porque Marinette ha confiado en Isabella.
- ¿Y no debería? – preguntó la agente Hill.
- No.
Marinette empezó de nuevo con su trabajo. De tanto pensar, le estaba empezando a doler la cabeza. Unos dos golpes en la puerta le hicieron parar de escribir y levantarse de su asiento para abrir la puerta. Le confundió encontrarse con Pierce.
- ¿Pierce? ¿Qué ocurre? – preguntó Marinette confusa.
Pierce entró en el despacho y se giró hacia Marinette.
- Ah, nada. No es nada. Solo que Nick Furia ha muerto y todavía no he pasado a ver qué tal estabas.
- Oh, vaya. Que amable de su parte – dijo Marinette confusa.
- Sí bueno, no hemos hablado tanto como para llegar a conocernos.
- En eso tiene razón – coincidió Marinette.
Marinette tenía los pelos de punta, ¿desde cuándo esta amabilidad? No era nada bueno.
- ¿Qué haces aquí Raven? – preguntó Jena.
- ¿Comer un perrito caliente? – respondió confusa Raven. Se giró un momento para pagar el perrito y cuando lo tuvo en sus manos le dio un bocado. – Cuando me fui del Triskelion, no había comido nada.
Jena y Anne-Marie la miraron sospechosamente pero lo dejaron pasar.
- ¿Y vosotras qué hacéis aquí? – preguntó Raven.
- Misión rutinaria – dijo Jena pero Raven no se lo creyó.
Después de esa conversación incómoda, las agentes Withmore y Steinfield de fueron y entraron dentro del centro comercial. Raven fue rápidamente a su coche, terminándose el perrito caliente.
- ¿La crees? – le preguntó Jena y Anne-Marie rodó los ojos.
- Para nada.
- Ya somos dos.
Ambas agentes caminaban por la planta dos sin ver por ningún lado al capitán (ni siquiera a alguien que se parezca a él).
- Negativo en el origen – dijo uno del equipo STRIKE por el intercomunicador.
- Informar planta a planta – ordenó Rumlow.
- Negativo en la tres – dijo otro.
- Negativo en la dos – dijo Anne-Marie.
- Peinad las plantas superiores e id bajando – terminó de ordenar Rumlow.
- Me parece increíble que no los encontremos – se quejó Jena pero Anne-Marie la ignoró.
Raven se estaba limpiando la boca (porque tenía un poco de kétchup) cuando abrieron las puertas del coche y entraron Steve y Natasha.
- Llévanos a Wheaton – ordenó Steve. – Rápido.
- ¿Wheaton? – preguntó Raven, arrancando el coche. – ¿Eso no está en New Jersey?
Steve asintió y Raven no hizo más preguntas.
El trayecto iba a ser como dos horas y algo más así que Raven suspiró, intentando relajarse.
- ¿Ya sabéis lo que hay en ese pendrive? – preguntó Raven.
- Sabemos de dónde procede. Espero que eso nos ayude – respondió Natasha.
Raven asintió.
- ¿Quieres que conduzca yo? – se ofreció Steve. Raven le miró por un segundo antes de volver a mirar a la carretera.
- No, no hace falta. Puedo hacerlo, no te preocupes.
Ahora, estaba el capitán conduciendo, y Natasha en el asiento del copiloto. Raven estaba en la parte trasera, durmiéndose a ratos, bastante cansada.
- Quita los pies de ahí.
Natasha hizo como Steve le mandó.
- Bien, tengo una pregunta para ti. Si no quieres, no la contestes. – dijo Natasha, y Raven se despertó en ese momento, para escuchar la conversación. – Aunque creo que si no respondes eso sería una respuesta.
- ¿Cuál? – preguntó el capitán.
- ¿Ha sido el primer beso desde el año cuarenta y cinco? – preguntó Natasha.
Raven frunció el ceño. ¿Se habían besado?
- ¿Tan mal lo he hecho? – preguntó el capitán.
Pero, ¿cómo va a besar mal él?, se preguntó a sí misma Raven.
- Yo no he dicho eso.
- Por el tono, es como si lo hubieras dicho.
- No, no es así – negó Natasha. – Tenía curiosidad por saber cuánta práctica tenías.
- No se necesita práctica – dijo Steve.
- Todo el mundo tiene que practicar.
- No ha sido mi primer beso desde el año cuarenta y cinco – dijo Steve y eso confundió a Raven. ¿A quién más había besado? – Tengo noventa y cinco y estoy vivo.
- Te cuidas muy bien capitán – habló por primera vez Raven. - ¿Qué utilizas? ¿Crema antiarrugas?
Natasha sonrió y Steve negó con la cabeza, aunque tenía una pequeña sonrisa.
- ¿Y no hay nadie especial? – preguntó Natasha.
- Aunque no lo creas es difícil encontrar a alguien que comparta tus vivencias – dijo Steve.
- Bah, da igual. Te las inventas y ya está – se encogió de hombros Natasha.
- ¿Igual que tú? – preguntó Steve.
- La verdad depende de las circunstancias – respondió Natasha. – No todo es igual para todo el mundo en todo momento. Ni yo tampoco.
- No es fácil vivir así – comentó Steve. Raven asintió, de acuerdo.
- Es una buena forma de no morir – dijo Natasha.
- Resulta difícil confiar en alguien cuando ese alguien no sabes quién es – respondió Steve sin dejar de mirar al frente.
- Sí – le dio la razón Natasha. – ¿Quién te apetece una amiga?
- ¿Qué tal una amiga? – preguntó en forma de respuesta Steve.
Natasha se rió brevemente.
- No lo sé, pero creo que es posible que te hayas equivocado de trabajo, Rogers – respondió Natasha.
Y justo en ese momento llegaron a lo que parecía una base del ejército abandonada y maltratada por los años.
Los tres salieron del coche y se podía notar que el ambiente empezaba a ponerse frío, por lo que Raven se frotó los brazos. El capitán caminó hasta la entrada.
- Es aquí.
- El archivo salió de estas coordenadas – dijo Natasha. Miraba su móvil para luego después guardarlo.
- Yo también – dijo Steve. Y Natasha y Raven se giraron para mirarle.
El capitán consiguió abrir la verja, y del coche sacó su escudo y se lo colocó. Una vez abierta la verja, los tres entraron y Natasha estaba buscando el lugar donde procedía la señal, aunque sin éxito. Steve miraba a su alrededor con tristeza, tal vez recordando los viejos momentos. Raven seguía de brazos cruzados. Estar con su traje de trabajo no ayudaba nada.
- En este campamento fue donde me entrenaron.
- ¿Lo notas cambiado? – Raven le preguntó.
- Un poco – admitió el capitán.
El capitán observó un edificio detrás de Natasha y se dirigió rápidamente allí. Raven y Natasha le siguieron por detrás.
- ¿Qué pasa? – preguntó Natasha.
- El reglamento militar prohíbe tener munición a menos de quinientos metros de los barracones. Este edificio no debería estar aquí – respondió Steve.
La puerta tenía un candado, el cual Steve lo quitó con su escudo, entraron. Natasha encendió la luz y se quedaron un poco de piedra.
- Esto es SHIELD – dijo Raven viendo el logo en la pared del fondo.
- Tal vez donde empezó – respondió Steve.
Continuaron andando hasta que se encontraron una puerta. Entraron en esa habitación para ver a varias personas en fotos. Natasha le preguntó algo a Steve pero él la ignoró.
Steve encontró un ascensor, Natasha consiguió el código de este e inmediatamente empezaron a bajar. En la otra planta, solo había un ordenador y miles de torres de almacenaje. Natasha puso el pendrive en el puerto USB y el ordenador empezó a funcionar.
- Rogers, Steven. Nacido en 1918. – dijo una voz. La cámara después pasó a Natasha.
- Romanoff, Natalia Alianovna. Nacida en 1984. – después, la cámara pasó a Raven.
- Grayson, Raven. Nacida en 1987.
Los tres teníais los ceños fruncidos.
- Es como una grabación – dijo Natasha.
- No soy una grabación. Quizá no sea el hombre que el capitán me hizo prisionero en 1945. Pero, existo.
En otra de las pantallas apareció una fotografía de un hombre en blanco y negro. Era bastante viejo, tenía poco pelo y llevaba gafas.
- ¿Conoces a esta cosa? – le preguntó Natasha.
- Arnim Zola era un científico alemán que trabajaba para cráneo rojo – dijo Steve colocándose detrás del ordenador. Al no ver nada fuera de lugar, volvió al frente. – Lleva años muerto.
- Primera corrección, soy suizo. Segunda, mire a su alrededor. Nunca he podido estar más vivo. Estáis en mi cerebro.
- HYDRA murió con el cráneo rojo – negó Steve.
- Córtale una cabeza y dos ocuparán su lugar.
- Demuéstrelo – ordenó Steve.
En otra pantalla empezaron a salir archivos. Algunos eran sobre el padre de Stark, quien había muerto.
- Durante mucho tiempo, HYDRA ha estado alimentando en secreto a la crisis. Sacando provecho de la guerra. Y cuando la historia no colaboraba, se cambiaba la historia.
Steve fruncía el ceño.
- Hemos ganado capitán. Su muerte vale lo mismo que su vida. Cero coma cero.
El capitán, enfadado, golpeó la pantalla del ordenador. Pero Arnim Zola apareció en otra y continuó hablando.
- ¿Qué contiene el pendrive? – demandó Steve.
- Un algoritmo fascinante, pero me temo que el tiempo se nos agota – dijo Arnim Zola.
Natasha miró su móvil y un misil de corto alcance se dirigía hacia aquí. Steve quitó unas rendijas del suelo y los tres, Steve, Raven y Natasha, se escondieron allí. Décimas de segundos más tarde, el misil colisionó. Steve mantenía su escudo en alto, para que no cayera nada encima de ellos, se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo.
Los tres se apretujaban en una esquina del hoyo. Y para cuando todo acabó, Natasha estaba inconsciente. Raven y Steve estabais despiertos, peor el humo era intoxicante. Steve recogió a Natasha del suelo y ambos, temblorosos salieron de allí.
Al fondo podían ver helicópteros acercarse así que tenían que darse prisa, para al menos, llegar al coche y conseguir escapar.
Raven se arrancó una de las mangas de la chaqueta con facilidad (ya estaba un poco suelta) y rodeó sus nudillos con ella. Cuando llegaron al coche, Raven se encargó de romper todas las luces que tenía su propio coche. Para los que vinieran, no los vieran huir. Mientras tanto, Steve colocaba a Natasha en los asientos traseros y se subía al asiento del piloto. Una vez que Raven terminó, se colocó en el asiento del copiloto.
Sin querer se había clavado uno de los cristales en su mano, por lo que empezaba a sangrar.
- ¿A dónde vamos Steve? – le preguntó Raven.
- A un lugar seguro – dijo Steve con el ceño fruncido.
El coche se puso en marcha y escaparon de allí.
Sam y Emma volvían en el coche del primero. Esta vez, les había tocado un turno de tarde a los dos, por lo que al menos, volvían juntos a casa. Ni Sam ni Emma habían tenido alguna noticia de Steve, pero tampoco le molestaron a mensajes.
Sam aparcó en frente de casa y apagó el motor. Ambos salieron del coche, bastante agotados. Emma subió los escalones del porche y esperó, apoyada sobre la pared, a que Sam abriera la puerta. Una vez la puerta abierta, entró primera Emma, seguida de Sam (quien cerró la puerta).
Emma le dejó un beso sobre los labios antes de hablar:
- Me voy a la cama. Buenas noches. – Sam sonrió y asintió, susurrándole un "buenas noches".
Emma caminó hasta la habitación, donde se quitó la ropa y se puso una camiseta de Sam que encontró por ahí. Después se tumbó sobre la cama y cerró los ojos. Minutos más tarde sintió como Sam se tumbaba a su lado y la rodeaba con el brazo.
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