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Escuela de Mutantes #7

Capítulo seis: ¿Qué es X-Men?

A la mañana siguiente, Eni se encontró con Leyla en el pasillo de las habitaciones y la preguntó por Brock.

Leyla se encogió de hombros.

- Fui a su cuarto y no estaba.

- ¿Sabes cuándo volverá?

- Nope.

Leyla se alejó, dejando sola a Eni y sus pensamientos.

No fue al despacho del profesor Xavier, pero él tampoco había ido a buscarla. Eni no sabía qué hacer. ¿Iba al despacho y hablaba? Entonces delataría a Brock. Bueno, no le haría falta delatar, ya que Charles podía saberlo sin que ella hablase –él leería su mente–. Tampoco podía esconderse eternamente en su habitación, acabarían yendo a por ella. Y no podía volver a su casa, sus padres la odiaban y no iban a dejarla volver.

Eni suspiró antes de bajar las escaleras. De esas tres opciones, la mejor iba a ser la primera. Caminó hasta llegar al despacho del profesor y llamó a la puerta.

Charles le abrió la puerta y se asombró al verla. La dejó pasar y Eni, después de suspirar, entró.

Dentro del despacho también se encontraba el profesor Lensherr, sentado en una de las sillas en frente del escritorio.

- ¿Interrumpo algo? – les preguntó Eni. – Puedo volver en cualquier otro momento.

- No, no – le aseguró el profesor Xavier.

Charles caminó hasta su asiento y sentó. Una vez sentado movió la mano para que Eni se sentara en la silla libre en frente de él.

- Creo recordar pedirte que vinieras ayer – dijo Carles. – Y no viniste.

Eni se encogió de hombros.

- Lo que importa es que ahora estoy aquí – Eni susurró.

- Hiciste que alguien muriera – le recriminó él.

- Lo sé – Eni volvió a susurrar. – Pero no lo sabía. No sabía que alguien iba a morir, no me lo dijo. Si lo hubiera sabido, jamás lo hubiera hecho.

- ¿Quién te lo dijo? – preguntó esta vez el profesor Lensherr.

Eni se quedó un momento callada. Finalmente decidió hablar.

- Brock – respondió.

Erik y Charles se miraron. Erik levantó una ceja y Charles frunció el ceño.

- ¿No me crees? – preguntó Eni. – No os estoy mintiendo.

- Lo sé – Charles le tranquilizó. – Lo he mirado en tu mente nada más entrar en el despacho.

Ororo entró en el despacho seguida de Logan, interrumpiendo la conversación. Eni y Erik se dieron la vuelta para ver quién había entrado, Charles también miró. Se acercaron al escritorio y Ororo miró a Eni antes de mirar a Charles.

- ¿Más malas noticias? – le preguntó Charles.

Ororo asintió.

Ororo y Logan parecían bastante serios por lo que Charles se giró para mirar a Eni.

- Continuaremos la conversación en otro momento.

Eni asintió. Se levantó de la silla y salió de allí, cerrando la puerta detrás de sí.

- ¿Y bien? – le preguntó alzando una ceja.

- Lo saben.

- ¿El qué? – preguntó Charles, sin saber a qué refería Ororo.

- Lo de X-Men.

- ¿Quiénes? – preguntó esta vez Erik.

- Los medios.

- ¿Cómo lo saben?

- Alguien ha hecho fotos del avión, los tarjes y de la puerta de Cerebro. Y se las ha mandado a los periódicos y cadenas de televisión.

- Eso no es todo – dijo Logan. – Al ejército de Estados Unidos no le ha hecho ni una pizca de gracia que tuviéramos armas y el avión supersónico escondido. Van a enviar un pelotón.

- ¿Van a quitarnos todo eso? – preguntó Charles sin creerse lo que estaba escuchando.

- Lo intentarán – Logan se cruzó de brazos.

Quienquiera que había hecho eso, quería ver una guerra de mutantes y humanos. Y si seguía así lo iba a conseguir. Charles no podía permitir eso. Tenían que encontrar a la persona que lo hizo y rápido

- ¿Quién habrá hecho eso? – preguntó Charles pero nadie tenía la respuesta a esa pregunta.

- Y por qué – añadió Erik.

- Alguien que quiere vernos caer – intervino Logan.

Los otros tres le miraron, esperando que continuara.

- Todo lo que ha ocurrido está dando muy mala imagen a la escuela. Hay alguien en esta escuela que odia mucho a los mutantes.

- Sí pero aquí solo hay mutantes, ningún humano. ¿Un mutante que odia a los mutantes? – preguntó Charles con el ceño fruncido. – No le veo sentido.

- Puede odiarse a sí mismo por su mutación. Y odiar a cualquier otro mutante por ello – Erik se encogió de hombros.

- O hay un humano entre nosotros – dijo logan.

- ¿Un humano? – repitió Ororo. – Eso parece más imposible.

- Le hubiéramos encontrado ya – Charles estuvo de acuerdo con ella. – ¿Cómo escondería el hecho que no tiene mutación?

- Tal vez tenga ayuda de un mutante – supuso Logan.

- Sea quien sea, hay que encontrarle – dijo Ororo.

Todos estuvieron de acuerdo con ella.





Sisa se había levantado temprano para poder salir a dar un paseo por los jardines con los pies descalzos. Iba sola hasta que empezó a oír otro par de pasos que no era el suyo. Sabía que era Hank, estaba a su izquierda.

- Buenos días – le saludó ella.

- Buenos días – él sonrió aunque ella no le viera. – Tu padre me pego ayer bastante bien.

Sisa frunció el ceño.

- Lo siento por eso, Hank – dijo Sisa. – No debería haberlo hecho.

- Lo entiendo. Él había pensado que te estaba molestando – Hank se encogió de hombros – No te molesto, ¿verdad?

Sisa sonrió y negó con la cabeza.

- ¿Tienes más familia? – le preguntó Hank con curiosidad.

- Un hermano. Se llama Bruno. Ayer vino a la escuela pero no salió del coche – asintió Sisa. – Y bueno, unos tíos que me odian por ser mutante.

- Eso es un asco – Hank frunció el ceño. – ¿Por qué no salió del coche?

- Mi hermano pasó mucho tiempo con ellos y él también odia a los mutantes.

- ¿A ti?

- A mí no – negó con la cabeza.

- ¿Es mutante?

Sisa negó con la cabeza.





Hank también entró en el despacho, después de haber dado un pequeño paseo –todos sabían que había ido con Sisa, pero no dijeron nada–.

- Podría ser Eni quien hizo todo – supuso Erik.

- ¿Esa cría? – le preguntó Charles. – No sabía que alguien iba a morir y se arrepintió de ayudar a Brock.

- Entonces pudo ser Brock – supuso Logan.

- Brock faltó todo un día a clases. Aún no está en la escuela – dijo Ororo.

- Podía haber ido a entregar las fotos a los medios – Charles parecía más convencido de que fuera Brock en vez de Eni.

- Faltó el mismo día que los padres de Sisa vinieron – Erik frunció el ceño. – ¿Casualidad?

- Eni tiene un hermano. Es humano – dijo Hank. – Vino ayer a la escuela con sus padres pero no salió del coche.

- ¿Vino ayer? – repitió Charles.

- ¿No salió del coche? – peguntó Erik con el ceño fruncido.

- Sisa me dijo que su hermano, Bruno, odiaba a los mutantes. Por eso no salió del coche.

- O no salió porque podían reconocerle – supuso Ororo.

- Ya tenemos al topo – dijo Logan. – Pero no está en la escuela.

- ¿Habrá huido? – preguntó Hank.

- Habrá ido a los medios. Tardará en volver – Erik supuso.

- Quiero que estéis vigilando para que cuando venga le atrapemos – ordenó el profesor Xavier.

El resto asintió.





Brock volvió a mediodía. Busco a su novia en su habitación. La puerta estaba abierta así que entró sin llamar. Su novia estaba tumbada bocabajo en su cama, leyendo una revista. Leyla levantó la mirada y le sonrió.

- Llegas un poco tarde – le dijo antes de volver a mirar la revista.

Brock se acercó hasta sentarse en la cama, después se tumbó al lado de su novia.

- Volví ayer por la noche pero encontré algo – Brock se encogió de hombros.

- Lo he visto en las noticias – Leyla lo dijo sin dejar de mirar la revista.

Brock se rió.

- Necesito que me ayudes en algo.

- ¿Lo que le prometiste a Eni? Paso – Leyla no dejó de mirar a la revista.

- ¿Por qué? – Brock frunció el ceño.

- He hablado con ella hoy y tenía escrito por toda la cara culpabilidad. Se lo va a contar al profesor Xavier. Si es que no lo ha hecho ya.

- ¿No podrías haberla hecho cambiar de opinión?

Leyla se encogió de hombros.

- Bueno, ya he hecho suficiente – Brock también se encogió de hombros.

Salieron de la habitación para ir a la cafetería y comer algo.





Charlotte fue con su bandeja y se sentó en la mesa de siempre. Ahí ya estaban el resto: Hela, Marylin, los dos Peter, Pierre y Cassandra.

- Hoy hay reunión – les comentó Charlotte.

- Ah, ¿sí? – Peter –el que no era de metal– dijo con la boca llena.

- ¿Cómo te has enterado? – la preguntó Hela.

- Erik me lo ha dicho – Charlotte asintió.

- ¿Y cuándo te va a comprar otro coche? – preguntó Marylin antes de darle un sorbo a su botella de agua.

- ¿Otro? – repitió Pierre.

- Lleva dos ya – asintió el Peter metálico.

- Pero esta vez podría ser un todoterreno, ¿no? – dijo Marylin. – O uno con siete asientos. El grupo se ha hecho más grande.

Todos en la mesa se rieron. Incluso Cassandra –a la que apodaban Cass– sonrió un poquito.

- Dudo que me compre otro coche – Charlotte se encogió de hombros.





Leyla y Brock iban caminando por los pasillos. Planeaban subir a la habitación de uno –no importaba cuál– y quedarse allí toda la tarde. Ya habían terminado de comer. Pero en la entrada de la escuela, donde también estaban las escaleras para subir a las habitaciones, estaban casi todos los mutantes reunidos y el profesor Xavier y el profesor Lensherr estaban hablando.

Leyla quería acercarse pero Brock se lo impidió. En las filas cercanas a las escaleras se encontraba Hank y Sisa y Brock no quería arriesgarse a que ella le encontrara.

- En estos últimos días han ido ocurriendo cosas y la prensa se ha enterado de la mayoría de ellas – empezó a hablar el profesor Xavier. – Hay un topo entre nosotros. Por suerte, sabemos quién es.

- El ejército ha enviado un pelotón para conseguir lo que tenemos. Pero no lo conseguirán – continuó Erik. – Somos más fuertes que ellos y haremos que se retiren.

- No lucharemos si no hace falta – le cortó Charles. – El diálogo es la solución.

- No, Charles. Hay que pelear. No hay otra forma de pararles los pies.

- Si peleáis, se lo tomarán como un acto de guerra. Empezaréis una guerra que no podréis acabar – intervino Charles. Giró la cabeza para mirar mal  Erik.

- Cualquiera que esté conmigo que se dirija al patio trasero – Erik le ignoró. En cambio miró a los alumnos. – La reunión ha acabado.

Muchos alumnos empezaron a moverse, se dirigieron al patio trasero. Erik sonrió victorioso y también caminó con ellos. Charles suspiró, derrotado.

Brock sonrió.

Leyla y él subieron las escaleras, no tenían pensado pelear. Se encerrarían en su cuarto hasta que todo pasara. Pero no pudieron subir más de tres escalones.

¿Creéis que somos lo suficientemente estúpidos como para dejar que os marchéis? Iréis abajo, a una de las celdas. Y no saldréis de ahí. Cuando consigamos arreglar el lío que habéis hecho, saldréis.

Era la voz del profesor Xavier en la cabeza de los dos. Para cuando terminó de hablar pudieron volver a andar. Pero no subían las escaleras, si no que bajaban hasta llegar al sótano. Ahí, cada uno entró en una celda y se encerraron en ella.





Lo que los alumnos acababan de presenciar era en parte real y falso. Sí, el profesor Xavier abogaba por el diálogo mientras que Erik quería luchar por sus derechos, los derechos de los mutantes. Habían decidido hacer esa reunión para atraer a Brock –¿o debería llamarle Bruno?– y hacerle creer que los mutantes pelearían contra el ejército. Charles no quería pelear pero sabía que si el ejército hacía algo contra la seguridad de cualquier estudiante, Erik tomaría cartas en el asunto y pelearía.





En el patio trasero había reunidos, al menos, más de veinte estudiantes y profesores. Los profesores que habían salido fueron: Ororo, Hank, Logan y Erik. Y entre los alumnos, se encontraban los dos Peter, Marylin, Charlotte, Hela y Cassandra.

No todos estaban ahí por las mismas razones. Hank y Ororo no querían pelear a los humanos pero querían defender a la escuela y a los estudiantes, evitar que sufriera daños. Erik odiaba a los humanos pero también quería proteger a la escuela. Logan era un tío muy duro y aunque no lo pareciera, también se preocupaba por la seguridad de los alumnos y la escuela. Al Peter de metal no le gustaba la violencia pero quería defender a los suyos. A Peter Maximoff le gustaba la adrenalina. A Marylin y Hela no les gustaba la idea de pelear pero podían ser de ayuda en caso de que ocurriera. Cassandra y Charlotte odiaban a los humanos. Ellos no habían hecho anda por ellas, solamente les hicieron la vida imposible. Y si además tenían que defender la escuela de ellos, mejor.

- No pelearemos a menos que ellos lo hagan primero, ¿queda claro? – habló Erik. – Dejaremos que Charles haga primero su plan y cuando falle, nos tocará a nosotros.

- ¿Cuándo van a venir? – preguntó uno de los estudiantes.

- En las noticias dijeron que un pelotón venía aquí pero no sabemos cuánto tardarán – respondió Ororo.

- La base militar más cercana está al sur del Estado. Llegarán hoy – Hank aclaró.

- ¿A por qué vienen? – preguntó Hela.

Erik sonrió.

Pensaba que nadie iba a preguntarlo, pero había algunos estudiantes muy astutos.

- Hay varias leyendas de la escuela. ¿alguien conoce alguna?

- La de X-Men – respondió Peter Maximoff.

- ¿Qué es X-Men? – preguntó Marylin, al lado de Hela.

- X-Men era un grupo de mutantes que actuaban como héroes. Defendían al mundo de los malos – explicó Ororo.

- Tenían trajes a juego, un avión supersónico – continuó Hank. – Y tenemos a Cerebro.

- ¿Cerebro? – repitió Charlotte.

- Cerebro es el medio por el que Charles busca a cualquier mutante o persona – respondió Hank. – Es como una enciclopedia de personas a tiempo real.

- ¿Cómo wikipedia? – preguntó Peter.

- Cerebro es mejor.

- ¿Y qué pasó con ellos? Con los X-Men – preguntó Cassandra sin ninguna emoción en su rostro.

- No funcionó. El mundo no les veía como héroes sino como monstruos.

Todos se quedaron callados, pensando lo último que había dicho Hank. Los X-Men habían querido ayudar al mundo y este sólo les había llamado monstruos.

- Supongo que no sabréis pelear – dijo Erik observando a todos los mutantes reunidos, cambiando de tema.

- No hace falta saber pelear para hacer daño – Marylin se encogió de hombros.

- Tiene razón – Logan asintió con la cabeza. – Será mejor que vayamos delante. Aquí detrás no causaremos impresión.

Logan fue el primero en caminar y el resto, poco a poco, le siguió.

Erik se acercó a Charlotte.

- Esta vez no te vas a librar de los problemas – hizo referencia al primer día, cuando ella. junto con Marylin y Hela, se fue al centro comercial.

- Hoy no tengo coche – Charlotte se encogió de hombros.

Erik se rió.

- Te traeré otro – Erik la prometió.

- Que sea de 7 plazas – Charlotte le sonrió.

Charlotte caminó hasta volver a estar al lado de Hela y Marylin.

- ¿Estáis nerviosas? – les preguntó.

Las dos asintieron.

- Sinceramente no creo que haga falta hacer nada – Charlotte las intentó calmar. – Con un poco suerte escucharán al profesor Xavier.

- El problema viene si no lo hacen – Marylin se mordió el labio.

Cassandra se acercó al grupo.

Podría haberse alejado del grupo, intentar parecer invisible para que nadie se fijase en ella. Pero ella creía que había hecho amigos, además de Pierre. Estaban los dos Peter y las tres chicas de la mesa de la cafetería, Marylin, Hela y Charlotte.

- Lo harán – susurró Cassandra.





El pelotón no tardó en aparecer. El dirigente del pelotón aceptó hablar con Charles, Erik también estuvo presente. Se encerraron en el despacho de Charles. El resto de soldados habían permanecido fuera de la finca, pero no habían soltado las armas. Aquellos que habían seguido a Erik estaban en la entrada del colegio, observándoles. El resto de mutantes se había escondido en sus respectivas habitaciones.

- General me alegro de que haya decidido hablar con nosotros – Charles le estrechó la mano. Después, Erik hizo lo mismo con él.

- En los últimos días esta escuela ha aparecido en todas las cadenas de televisión, periódicos, radio e internet. Bastantes escándalos en menos de una semana, ¿no creéis?

- Se puede explicar – le dijo Charles.

- El gobierno se ha interesado por este último – el general continuó, ignorando lo que dijo Charles. – Nos han mandado para que nos entreguéis cualquier cosa relacionada con las fotos que hemos recibido hoy.

Erik se cruzó de brazos pero dejó que Charles respondiera.

- Fue un montaje – Charles le sonrió tristemente. – No disponemos de esa tecnología.

- Esa tecnología está sacada de películas de ciencia ficción – aportó Erik.

- ¿Un montaje? – repitió el coronel. – ¿Al igual que el acoso por parte de los profesores y la explosión?

- El primero no era acoso, fue sacado fuera de contexto y lo último pudo ser algo evitado – dijo Charles. – Le entregaremos al ser humano que hizo todo eso. Nos quedaremos con la mutante ya que es más difícil de controlar.

- ¿Fue un ser humano quien puso la explosión? – preguntó el coronel.

- El que provocó la explosión – Charles asintió.

El general se levantó de su asiento. Charles y Erik le miraban con atención.

- Nos llevaremos al chico para llevarle a las autoridades de la ciudad por el asesinato del alumno y por distribuir falsa información – declaró. – Pero voy a necesitar evidencia de que tal tecnología no está escondida aquí.

Sacó una cámara y la movió en el aire.

- Por supuesto – Charles asintió. Se levantó del asiento y acompañó al coronel fuera del despacho. En una de los sillones de afuera, estaba esperando su estudiante Jean Grey.

- Jean Grey, estudiante de la escuela, nos acompañará en nuestra visita por la escuela – Charles le dijo y el coronel le estrechó la mano a ella también.

Charles y Jean llevaron al coronel por toda la escuela incluso al sótano, donde se encontraban Bruno y Leyla. También estaba Gala, pero ella estaba encerrada en su habitación por decisión propia. También recorrieron los pasillos donde estaba el avión supersónico y llegaron hasta la puerta de cerebro. Pero el coronel –y su cámara– solo veía pasillos que necesitaban limpieza.

- Está bien – suspiró el coronel. – Se lo haré llegar al pentágono.

Charles y Erik asintieron.

- Volveremos a pasarnos por aquí – les avisó el coronel. – Para asegurarnos de que la tecnología de las películas de ciencia ficción siga estando solo ahí.

- Por supuesto – Charles sonrió.





Al parecer, los soldados habían recibido la orden de bajar las armas porque ahora no les estaban apuntando. Sisa estaba en el jardín con Hank. Iba descalza y podía reconocer a todos los que estaban en el jardín. Hank quedó impresionado por ello. La puerta principal de la escuela se abrió y salieron el coronel, el profesor Xavier y el profesor Lensherr seguido de alguien que no reconoció al principio.

Hank empezó a insistirla de que se pusiera los zapatos, o que entraran a la escuela por la puerta de atrás. Los tres junto con el desconocido bajaron los escalones hasta tocar el suelo.

Sisa frunció el ceño.

- ¿Qué hace mi hermano aquí? – preguntó ella. – ¿Por qué se lo están llevando?

Hank la abrazó para impedirla seguir a su hermano.

- ¿Bruno? – Sisa le llamó, después volvió a gritar su nombre porque su hermano no paró de andar.

- Sisa es difícil de explicar – le susurró Hank. – Brock era un mutante que tenía telequinesis. Estaba en la escuela. Todo lo que ha ocurrido en esta semana ha sido por tu culpa.

Sisa no entendía qué tenía que ver Brock con su hermano.

- Sisa, Brock es Bruno, tu hermano.

- No – susurró Sisa. – Él no me haría esto... ¿Por qué?

- Porque odia a los mutantes – susurró Hank.

- Pero me quiere – Sisa no se dio cuenta en qué momento había empezado a llorar, pero lo estaba haciendo. – No haría eso sabiendo que yo estoy aquí.

- Hay veces que el odio es más fuerte que el amor.

Sisa le abrazó más fuerte y enterró su cara en el hueco de su cuello. Le dolía que su hermano hiciera eso. No creía que fuera capaz de hacer esas cosas por manchar el nombre de los mutantes. No le conocía tan bien como ella pensaba.

En cuanto el pelotón desapareció, todos vitorearon alegres. Bueno, menos Sisa que aún seguía llorando en el hombro de Hank.





Erik y Charles estaban solos en el despacho de este último. Charles estaba escribiendo en unos papeles y Erik leía.

- No hizo falta pelear – Charles sonrió.

Erik dejó de leer para mirar a su amigo Charles.

- Me quedé con las ganas – Erik le devolvió la sonrisa. – Aunque creo que no fui el único.

Charles se rió.

- ¿Una partida de ajedrez? – le preguntó Charles y Erik sonrió.

- Tú empiezas.

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