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Clint Barton #6

Después de ese beso tan apasionado entre la agente Hill y el agente Bhan (el cual no te esperabas) algunos aplaudieron ese beso; lo vitoreaban. Pero el equipo Gamma (al que tú pertenecías) no tenía tan buena relación con el resto, salió fuera, para irse preparando.

Antes de salir te giraste para ver al hombre que robaba tus suspiros todos los días:

El agente Barton.

Cerraste la puerta detrás de ti con un suspiro y empezaste a caminar rumbo a las habitaciones.

- Eso me ha sonado a un suspiro de colegiala enamorada – se rió Josh a tu lado.

- Cállate – giraste la cabeza para no mirarle.

- Déjala Josh – intervino Zac. – Al menos no se ha enamorado de alguien inalcanzable.

- Como el capitán – comentó Cameron.

Rodaste los ojos.

Este equipo estaba formado por cuatro personas, aunque normalmente estaba formado por tres personas. En un principio erais tres: Zac, Josh y tú. Pero después de lo que ocurrió con el desmantelamiento de HYDRA (en el Triskelion. Una suerte que las naves no destrozaran el edificio) y Cameron Klein* (técnico del proyecto Insight) negándose a colaborar con Rumlow, él se ganó la confianza y aprobación de Nick Furia y la agente Hill.

Debido a eso, se volvió un agente respetado y por eso se unió al equipo Gamma.

Cameron era, como decirlo, la cuarta rueda de un triciclo. Sí, sabía manejar muy bien los ordenadores pero apartando eso, no había nada más. No sabía pilotar, no tenía cualidades médicas, no tenía muy buena puntería y solía tener miedo hasta incluso de su propia sombra (aún no sabías cómo pudo negarse a Rumlow). Pero era una buena persona, y estaba bien tener una cara nueva en el equipo.

Entrasteis en el ascensor para bajar una planta, donde estaban los dormitorios.

- Os veo en la cafetería en media hora – les dijiste cuando saliste del ascensor. Caminaste hacia la izquierda y ellos giraron a la derecha.

Siempre que os preparabais para las misiones quedabais en la cafetería, era como una tradición. Quedabais en la cafetería a tal hora y después ibais juntos a donde se os necesitara.

Entraste en tu habitación asignada y te quitaste la ropa; te ibas a dar una ducha.

Nunca habías estado en el helitransporte, por lo que te asignaron una habitación vacía. Nick Furia os había convocado cuando las comunicaciones con el equipo enviado a Sokovia habían fallado. Fue rápido y en menos de una hora el helitransporte ya estaba rumbo a Sokovia. la verdad es que estabas emocionada, no habías estado en un helitransporte nunca (y además era el mismo donde residieron los Vengadores en la batalla de Nueva York) y para ser tu primera vez, estaba muy bien.

Entraste a la ducha y te duchaste con agua fría, para así no tardar más de la cuenta. Saliste de la ducha, con tus labios temblando.

Te secaste con una de las toallas que estaban colgadas en la pared detrás de la puerta.

Con la toalla enrollada alrededor de tu cuerpo, paraste para mirarte en el espejo. Tenías el pelo negro, con unos cuantos reflejos rojos. Te peinaste un poco el flequillo que tenías y te hiciste la raya a un lado, aunque no había mucho que peinar. Tenías el pelo muy corto, te llegaba a tapar las orejas y el flequillo te tapaba un ojo.

Después tiraste la toalla (cuando ya estabas seca) al cubo de la ropa sucia, encestaste.

Josh era de los mejores pilotos que tenía SHIELD, ser piloto es una de sus pasiones. Zac es un gran médico, siempre suele hacer misiones de búsqueda y rescate (es práctico tener un médico en el equipo, comprobado). Y tú tienes muy buena puntería. Incluso podrías competir contra Barton y ganarle (estabas muy segura de ello, aunque no lo habías comprobado).

Saliste del baño sin nada puesto, porque estabas sola y ¿quién iba a entrar en tu habitación ahora? Te acercaste a la bolsa que trajiste contigo. Sacaste ropa interior a juego de color negro. Y también sacaste el uniforme de SHIELD con el cinturón de armas. Te pusiste el sujetador. Después cogiste el tanga y metiste las piernas por los agujeros de la prenda y empezaste a subirlas por tus piernas.

Hasta que abrieron la puerta.

- ¿Eres Heather Flinch? – dijo una voz después de abrir la puerta, sin llamar, y entró en la habitación.

Y reconocías la voz. La reconocerías en cualquier lado. ¿Cómo no ibas a saber la voz de quien tenías un flechazo?

Te subiste el tanga rápidamente hasta que ya no se te veía nada... A menos que te giraras y le enseñaras en culo.

Deja de pensar en eso, te riñó una voz.

- Sí, soy yo – le dijiste con una sonrisa nerviosa.

No te sonrojes, no te sonrojes, decía la misma voz que te había regañado antes. Aunque era inútil, sabías que lo estabas.

- Nick Furia quería que supieras que saldremos antes del helitransporte. Tenemos veinticinco minutos y nos esperan afuera – te dijo Barton. Tenía los ojos bien abiertos y su mirada bajaba por tus piernas, en vez de mirarte a la cara. – Creo que debería haber llamado antes.

- Para la próxima, ya sabes – te reíste nerviosamente.

Cállate, te golpeaste mentalmente.

- Preferiría haber llegado antes – murmuró.

Tu cara tenía el mismo color que un tomate.

- Bueno, nos vemos... después – y se fue, cerrando la puerta.

Cerraste los ojos y suspiraste. En ningún momento te miró a la cara, ¿acaso vio algo que no le gustó? Te miraste el cuerpo y frunciste el ceño. Sí, te sobraban algunos kilitos pero no eran tantos... ¿no?

No sabías por qué te dolía tanto que no se supiera tu nombre, nunca habíais intercambiado palabras, por lo que no tenía que saberlo. Aún así, te dolió.

Sacudiste la cabeza, para alejar esos pensamientos. Cogiste el uniforme y te lo pusiste. Después te sentaste en la cama para ponerte los zapatos y después te colocaste el cinturón de armas. Abriste una bolsa más pequeña y sacaste dos pistolas para el cinturón, otra pistola te la colocaste en el muslo y te guardaste tres cuchillos. Tres cargadores más y ya estabas lista.

Saliste de la habitación y cerraste detrás de ti.

Empezaste a caminar solo que te dirigiste a las habitaciones de los chicos. Ahora que teníais menos tiempo, os iba a ser imposible quedar en media hora en la cafetería.

Llamaste dos veces a la puerta de Josh, la puerta más cercana al ascensor. Josh abrió la puerta y te sonrió.

Llevaba una toalla atada a la cintura, el agua corriendo por sus músculos.

- ¿El agente Barton te ha dicho que en veinticinco minutos hay que estar arriba?

- Quince ahora – amplió la sonrisa.

- Pues vístete, cuando vuelva te quiero ver preparado – le ordenaste.

Empezaste a caminar, para buscar a los otros dos.

- Sí, señor – gritó, como si estuviera en el ejército. Rodaste los ojos.

Llamaste a la puerta de Zac y por el rabillo del ojo viste a Cameron salir de su habitación. Zac salió, ya preparado, y los tres esperasteis a que Josh saliera.

- El agente Barton me ha visto en ropa interior – les comentaste cuando entrasteis en el ascensor.

- ¿Antes que yo? – se quejó Josh.

Josh era muy ligón, así que ya era normal para el equipo oírle decirte esas cosas.

- Vaya, sí que sabes mover tus fichas – te guiñó un ojo Zac. Rodaste los ojos.

Cameron se rió.

Las puertas del ascensor se abrieron y estabais fuera. Caminasteis, el viento alborotando vuestro pelo. Os acercasteis al grupo que había afuera. Parecía que ya estaban todos fuera.

- ¿Cuánto queda para aterrizar?

- El helitransporte estará por los aires, no aterrizará en ningún momento – explicó María Hill. – Agente Klein, tú te quedarás con la doctora Cho.

Cameron asintió.

- A los jets le faltan quince minutos para aterrizar – María Hill se giró para miraros. – Será mejor que vayan entrando en los jets y esperen órdenes.

Asentisteis y enseguida empezasteis a caminar. Cameron se quedó al lado de la doctora Cho.

Entrasteis en uno de los pequeños jets. Ahí dentro parecían estar todos los que ibais a evacuar la ciudad. El equipo Alfa, los gemelos Maximoff y esa chica de la CIA.

- Yo me voy delante –Josh se alejó de vosotros y se sentó en el asiento del piloto.

Te acercaste a Zac. No conocíais mucho al resto de personas a bordo del jet, por lo que estabais un poco incómodos.

- ¿Qué hace la de la CIA todavía aquí? – le susurraste a Zac.

- Buena pregunta – respondió él. – Aunque se la ve muy amiga del gemelo Maximoff.

Te giraste para mirarlos discretamente.

Los gemelos y la agente de la CIA (agente Monroe creías recordar) estaban cerca de los asientos de los pilotos, a la derecha de ellos. Pietro le estaba diciendo algo a la agente Monroe, con una sonrisa. Y ella se reía. Estaban muy cerca. Wanda estaba un poco más apartada, pero aún permanecía más cerca de ellos que del resto.

El equipo Alfa estaba sentado sobre la fila de asientos de la pared izquierda y hablaban entre ellos.

- Cinco minutos – avisó María Hill, que entraba en el jet.

- ¿Usted también vendrá? – preguntó Brenda.

- No – negó. – Yo me quedo aquí, en el helitransporte.

Le entregó a cada uno un pinganillo.

- Esto os servirá para comunicaros. Tendréis contacto con cualquier otro agente en esta misión, incluidos los Vengadores y también tendréis contacto con el helitransporte.

- ¿Cuándo empiece la batalla nos iremos? – preguntó Zac.

- Así es – asintió la agente Hill. – entraréis en el jet y regresaréis al helitransporte.

- ¿Y si hay gente que no consigue escapar? – preguntaste esta vez tú.

- Ocuparos de que no ocurra eso – respondió. – Puede que no terminéis vuestra misión cuando empiece el golpe, pero no os preocupéis, ¿entendido?

Todos asentisteis.

- Pilotos, ya podéis despegar – María Hill salió del jet y la compuerta se cerró.

La agente Monroe se sentó en el asiento del copiloto y el jet despegó.

El jet aterrizó en un claro, la ciudad a menos de 500 metros.

- Sé dónde reside la mayoría de la gente – habló la agente Monroe. – Seguidme.

Todos empezasteis a correr detrás de ella. Llegasteis a la ciudad y pasasteis por las calles hasta llegar a un barrio.

- Aquí están los barrios residenciales* – dijo la agente Monroe cuando todos parasteis de correr.

- Tenemos que ir al centro de la ciudad – recordó Sabrina.

- Nos dividiremos en dos grupos – propuso Josh. – Uno en los barrios residenciales y otro en el centro.

- Aunque consigamos vaciar esta ciudad, aún falta más gente – Zac habló. – Un país entero.

- Tampoco es que esté muy poblado – comentaste tú.

Todos ignoraron tu comentario.

- Necesitamos la ayuda de la policía – habló Brenda.

- Eso dejármelo a mí – Pietro sonrió. Se llevó a su hermana en brazos y desapareció.

- ¿Se están escapando? – preguntó Sabrina.

- No – dijo cortante la agente Monroe. – Podríais tener más fe en ellos.

Nadie comentó nada.

- El equipo Alfa se quedará por los barrios residenciales y el Gamma en el centro – dividió el trabajo Josh. – Agente Monroe, quédate con el equipo Alfa.

Ella asintió.

- El barrio está tres calles más abajo – os dio instrucciones el agente Bhan.

Corristeis por las calles hasta llegar al centro. Allí ya estaba la policía actuando, lo que fue más fácil para vosotros.

Os pusisteis manos a la obra. Entre todos conseguisteis evacuar todos los barrios residenciales y el centro de la ciudad. La policía ayudó con eso (Pietro se encargó de que cooperara) y los que eran más reacios a irse, Wanda les convencía fácilmente (con sus truquitos).

Brenda asintió y volvisteis a correr. Solo que esta vez seguíais al agente Bhan. Las personas detrás vuestra salían de sus casas con alguna que otra maleta, pero no muy cargados.

Tres calles más abajo, en el centro de la ciudad (dónde se encontraba el mercado, el ayuntamiento o la iglesia) la policía hacía perímetros de seguridad y Wanda estaba utilizando sus poderes.

- ¿Y ese edificio? – preguntaste, señalando el edificio más alto de la ciudad.

- También viven personas – respondió Wanda.

- Alguien debería entrar allí – comentó Zac.

- Lo haremos más tarde – le aseguraste.

Por encima de vuestras cabezas visteis como una docena de armaduras parecidas a la de Iron Man, aterrizar en diferentes lugares.

- ¿Qué demonios es eso? – preguntaste, tocando el pinganillo en tu oreja.

- Es la legión de hierro – respondió Iron Man. – Ayudarán a la policía a las afueras del país.

- Ya vamos a atacar – avisó Nick Furia por los intercomunicadores.

La ciudad (que estaba más cerca de la base de HYDRA) estaba más o menos evacuada. El problema surgía a las afueras. Había atasco en las carreteras para salir de allí, las aceras también estaban abarrotadas de personas apuradas por salir.

- ¿Cameron? – intentaste contactar con el miembro de tu equipo.

- Sí, aquí estoy – tardó varios minutos en responder. – ¿Qué puedo hacer por ti?

- ¿Hay más rutas para salir del país? – le preguntaste. – Esto va más lento de lo que a mí me gustaría. Me estoy empezando a poner nerviosa.

- Eh sí, bueno, no – dijo. Se podía escuchar como tecleaba algunas cosas. – Al lado de la carretera hay un prado, ¿no?

Giraste la cabeza para ver, y sí, tenía razón.

- Los coches pueden pasar por ahí hasta el próximo cruce – siguió hablando él. – Tendréis tres carriles en vez de dos.

- Genial, gracias – te giraste para mirar a Josh. – Contacta con Zac, dile que van a parecer coches por allí.

Josh asintió. Se tocó el pinganillo y empezó a hablar.

Cruzaste las dos carreteras para llegar al claro del que hablaba Cameron. Golpeaste en la ventana del conductor de uno de los coches.

- Salga por aquí señor – le pediste amablemente. El hombre bufó, pero hizo lo que le pediste.

Los coches detrás de él le siguieron.

- Es... – era la voz de la doctora Cho. Se oyeron ruidos de pelea a través del pinganillo. Frunciste el ceño. – HYDRA.

- ¿Qué? – preguntaste confusa.

- HYDRA – volvió a gritar.

- Calla zorra estúpida – se oyó otra voz, la de un hombre... Cameron, tu compañero. Más golpes de pelea y después la comunicación se acabó.

- ¿Cameron? ¿Qué está pasando allí? – pero no te respondió. Nadie respondió.

¿Por qué atacaba la doctora Cho? ¿Era Cameron de HYDRA? ¿Cómo iba a serlo si se negó a cooperar con Rumlow? No te cuadraba nada.

Te mordiste el labio mientras te sujetaste el pinganillo.

- ¿Hola? ¿Alguien ha oído eso también? – preguntaste al resto.

Josh a tu lado sí que lo había escuchado.

- No me jodas, ¿él es de HYDRA? – habló Sabrina después de un breve tiempo.

- Sabrina – regañó el capitán Rogers por su vocabulario.

- ¿Por qué no responde María Hill? – gruñó el agente Bhan.

- Ni Nick Furia – habló la Viuda Negra.

- ¿Quién ha cortado las comunicaciones con ellos? – preguntó Barton.

- Ultrón – maldijo la agente Monroe. – No es la primera vez que lo hace.

- Tenemos un problema – volvió a hablar Steve. – Aquí están todos muertos.

- ¿Cómo? – preguntó confusa Brenda.

- Y no está el cetro de Loki – dijo Natasha. – Ni Ultrón.

- Alguien se nos ha adelantado – dijo Tony Stark.

- ¿Quién? – preguntaste.

- Alguien que estaba en contra de HYDRA – frunció el ceño a tu lado Josh. – Además del resto del mundo, claro.

- ¿Ultrón? – volvió a hablar la agente Monroe.

- La doctora Cho podría ser capaz de crear un cuerpo – observó Bruce Banner.

Miraste a Josh cuando el doctor Banner dijo eso y él te devolvió la mirada.

- Mierda – se quejó Iron Man.

- Lenguaje – le regañó Steve.

- A tu novia no le has dicho eso – bufó Tony Stark.

- Callaros los dos – les interrumpió Brenda.

Te mordiste el labio. Levantaste la mirada para ver el gran edificio.

- Tenemos que ir allí. Deberíamos ir yendo ya.

- No podemos irnos sin el resto – negó Josh, a tu lado.

- Iros – le cortaste. – Yo me quedaré aquí.

- No te vamos a dejar aquí.

- Aún tengo que revisar ese edificio.

- Heather-

- No, Josh – no le dejaste continuar. – Recoge al resto e iros ya, la doctora Cho necesita vuestra ayuda. Furia y la agente Hill así como el resto de la nave también. Con suerte no será demasiado tarde cuando lleguéis.

- Eres muy cabezota, ¿lo sabías? – te dijo cuando empezaste a alejarte.

- Me lo han dicho varias veces – sonreíste.

El edificio estaba cerca. Era el único edificio que sobresalía del resto, debería tener más de diez plantas. Y tenía mejor aspecto que el resto de casas. Empezaste a correr para llegar más rápido. Entraste en el edificio y sentiste una ligera brisa. Te giraste para ver qué era.

- Dos trabajan mejor – dijo Pietro y empezó a subir las escaleras. – Yo me encargo de las plantas superiores.

Utilizó su velocidad y le perdiste de vista. Subiste los escalones de dos en dos hasta llegar a la primera planta. Empezaste a llamar a las puertas y la gente fue saliendo. Así hiciste con la segunda y tercera planta. Cuando subías a la cuarta viste a gente bajar por las escaleras.

- Si HYDRA ha caído, ¿dejamos de evacuar la ciudad? – preguntaste por el pinganillo mientras subías las escaleras.

- No – se negó el capitán Rogers. – Ese Ultrón está armando una muy gorda. Más de lo que nos esperábamos.

- ¿Alguna idea de lo que puede ser? – preguntó Sabrina.

Y después de que preguntara eso, ya lo sabíais.

El suelo bajo vuestros pies tembló. Perdiste el equilibrio y caíste. La gente que bajaba las escaleras también cayeron. Te levantaste rápidamente y ayudaste a otros a levantarse.

- ¡Salid del edificio! – le gritaste a la gente.

Vaciaste la cuarta planta y apareció Pietro. Todavía bajaba gente por las escaleras, esta vez cundía más el pánico.

- Sabrina, ¿estáis todos en el jet? – preguntó el capitán Rogers. – Id y quedaros en el helitransporte.

- Falta Heather – respondió ella.

- Iros sin mí – respondiste. – Aún hay gente aquí que tiene que salir. Es mi misión.

- Ya estamos – bufó Josh. – Heather ven.

- ¡No! – gritaste. – Iros ya.

- Heather, va a ser imposible que la gente salga – habló el agente Barton. Cruzaste una mirada con Pietro, él también está confuso.

- ¿Qué? ¿Por qué? – preguntaste pero pronto tuviste la respuesta.

La tierra alrededor se hundía, cada vez más. Los edificios alrededor desaparecían, se hacían cada vez más pequeños.

No, estabais ascendiendo.

- ¿Qué demonios? – frunciste el ceño.

- ¿Qué hacemos ahora? – te preguntó Pietro.

- Hay que llevarles a un sitio seguro – escaneaste a tu alrededor hasta que encontraste un buen sitio. – Ahí, en ese bajo entrarán todos. El helitransporte tiene botes salvavidas, cuando solucionen el problema, los enviarán a por todos ellos.

Pietro se alejó pero le oíste intentar contactar con la agente Monroe (te enteraste de que se llamaba Betty). Él parecía verdaderamente preocupado.

- Escuchad – llamaste a todas las personas reunidas allí. – Os vamos a llevar a esa zona de allí y no os moveréis hasta que reúnan a la ayuda.

Pietro volvió y os dirigisteis al bajo, que estaba resguardado de la calle. Os quedasteis ahí por un momento, viendo que hacer.

- Solo han levantado la ciudad, no el país entero – observaste. – Eso es algo bueno.

- Las carreteras de salida, ahí debe haber gente que necesite ayuda – comentó él.

- Bien, vamos – dijiste y empezasteis a correr.

Dejasteis atrás a la población, que estaban en un lugar seguro, o al menos eso os pareció.

Una docena de robots empezaron a salir. Unos venían volando, otros salían de las alcantarillas y se acercaban al grupo reunido de gente.

Sacaste una de tus pistolas y empezaste a disparar a uno de los robots. Tres disparos en la cabeza y cayó al suelo. Otro robot también se acercó pero Pietro acabó con él.

- No podemos dejar esta gente aquí sola – te dijo.

- Vete tú – empezaste a dar pasos atrás. – Tú eres más rápido, conseguirás llegar antes a ellos.

Pietro asintió y desapareció.

Viste que varios robots se acercaban a la gente y empezaste a correr. Levantaste la mano y apuntaste contra ellos. Pero alguien se agarró a tu cuello, con sus rodillas en tu espalda. Sabías que era un robot porque notabas el metal frío.

Perdiste el equilibrio pero lo recuperaste rápidamente (tu arma se cayó al suelo). Agarraste uno de los cuchillos de tu cinturón y le apuñalaste, dando en el cuello. El robot cayó al suelo y no tardaste mucho en coger tu arma caída y salir pitando para ayudar a la gente.

- ¿Por qué todos estos robots? – preguntaste, pulsando el pinganillo.

- Ultrón – respondió Iron Man. – Sea lo que sea que esté tramando, no es bueno.

Suspiraste. Ya estabas con la gente, que cada vez parecía más nerviosa. Otros robots se acercaban por lo que empezaste a disparar contra ellos.

Solo sabías que si seguían viniendo más, te ibas a quedar sin munición. Y la pelea cuerpo a cuerpo no era tu estilo. Preferías mil veces disparar antes que pelear. Y menos con un robot.

Volviste a disparar y acabaste con un cargador. Lo tiraste y pusiste uno nuevo. Y de nuevo comenzaste a disparar. Deseabas haber cogido más munición y armas.

- ¿La veis? Toda su belleza – empezó a hablar una voz robótica masculina más grave. Viste que era uno de los robots (sus ojos y su boca se habían vuelto rojos) quien hablaba. – su inevitabilidad. Os alzáis solo para caer. Vosotros, Vengadores, sois mi meteorito. Mi larga y terrible espada. Y la tierra se agrietará bajo el peso de vuestro fracaso. – Apuntaste y le disparaste. Cuando cayó al suelo, otro robot ocupó su lugar y siguió hablando. – expulsarme de vuestros ordenadores, volved a mi propia sangre contra mí. No significa nada. Cuando el polvo se asiente, lo único vivo de este mundo será de metal.

- Ya sabemos cuál es su plan – se burló la agente Romanoff.

Todos ignoraron su comentario.

- ¿Alguien ha visto a Ultrón? – preguntó el capitán.

Estaba claro que Ultrón no era ninguno de estos robots, los controlaba y se comunicaba a través de ellos, pero no era él.

- Negativo – dijisteis todos.

- Si quiere un cuerpo, estará en el helitransporte. Con la doctora Cho – supuso Barton.

- Os equivocáis – dijo Iron Man. – Está en la iglesia. En el centro de la ciudad.

- ¿Qué? ¿Por qué? – preguntó Natasha.

- Me ha pedido que fuera allí – respondió Iron Man.

- ¿Admirador secreto? – se burló Barton.

- Sí, siempre me tocan los tipos raros.

- Espero que Brenda no te oiga decir eso – se rió Romanoff.

Acabaste con todos los robots. Tomaste unas respiraciones profundas, para relajarte. Te alejaste del bajo (donde toda la gente se aterrorizaba cada vez más cuando veían un robot) y saliste a la calle. A lo lejos veías robots volar y algunos muriendo por un aura roja (supusiste que eso era por Wanda).

No querías alejarte demasiado, para no dejar indefensos a la gente. Pero también querías ayudar al resto.

Otra horda de robots apareció. Uno se abalanzó contra ti y te tiró al suelo. Pero con un cuchillo acabaste con él. Corriste para tener un buen lugar. Te escondiste detrás de un coche y empezaste a disparar. Esta vez había más de una docena de robots.

- Por aquí está todo despejado – dijo Barton.

- Por aquí no – gruñisteis el capitán Rogers y tú a la vez.

- ¿Heather? – el agente Barton preguntó. – ¿Dónde estás?

- A menos de cincuenta metros al oeste del edificio grande – respondiste. – Se me está acabando la munición.

- Ya voy – fue lo último que dijo.

Tu corazón empezó a latir rápidamente. Ignóralo, Heather, te decías. Esto es muy serio como para que te emocionaras de estar al lado del agente Barton.

Otra docena de robots aparecieron y vaciaste el cargador con ellos, matando a cuatro de esos robots. Cogiste otra arma y empezaste a disparar. Uno de los robots de golpeó por detrás haciendo que te golpearas en la cabeza con el coche que tenías en frente (que servía para cubrirte). Te giraste para disparar a ese robot, pero una flecha le atravesó su metálico cráneo.

- ¿Estás bien? – te preguntó Barton.

Asentiste.

Te dio la mano para ayudarte a levantar, lo hiciste. Clint había acabado con todos los robots.

- Te sangra un poco la cabeza – te sujetó la barbilla para mirar la herida, en tu frente.

- No la noto – le quitaste importancia.

- Toma – te entregó munición. La aceptaste con el ceño fruncido. Barton se explicó. – Siempre llevo armas de fuego, pero me apaño bastante bien con un arco y flechas. Toma la munición, no la necesitaré.

- ¿Nunca te quedas sin flechas? – te atreviste a preguntar.

- Raro, ¿verdad? – sonrió Barton y tú le devolviste la sonrisa.

Como no aparecieron más robots, os alejasteis un poco de la gente.

- Hay que alejarnos de aquí – dijo Barton. – Si no, estaremos atrayendo a los robots a la población civil.

- Pero sin nosotros están indefensos.

- Un dilema, ¿eh? – se rió sin gracia Clint. – Vamos, hay que ayudar a más gente.

- Pietro – llamaste por el comunicador. – ¿Cómo está la gente de las carreteras?

- Los he llevado a un lugar seguro – aseguró Pietro. – pero aun así hay gente que todavía esta fuera. O atrapada bajo escombros.

- Bien, ya vamos – terminaste la conversación.

Clint y tú empezasteis a correr hasta llegar a las carreteras para salir de la ciudad. Donde aún había gente corriendo por las calles o que se negaban a salir de los coches.

- Necesitamos a Wanda en esto – suspiraste cuando otra de las personas se negó a salir del coche.

- Aquí estoy – dijo Wanda detrás de ti. Pietro había ido a por ella, muy rápido.

Mientras Wanda utilizaba sus poderes para que la gente saliera de los coches, Barton y tú llevabais a las personas que habíais conseguido reunir a un lugar seguro.

- Hay un problema – dijo Iron Man.

- ¿Sólo uno? – rodó los ojos Barton a tu lado.

- El núcleo de vibranium es lo que mantiene unida a la roca – dijo JARVIS*. – Ahora mismo matará a miles y si asciende la extinción global.

- Tenemos que proteger el núcleo de vibranium. Ultrón intentará llegar a él para dejar caer el trozo de tierra – después de JARVIS habló Iron Man.

- ¿Y cuál es el plan? – preguntó Natasha.

- Sabéis que yo no me iré de aquí hasta que no estén todos a salvo – dijo el capitán Rogers muy serio.

- ¿Y quién ha dicho que nos fuéramos? – le respondió Natasha.

- Cuando toda la gente esté a fuera del bote salvavidas, voy a volar en pedazos esto – dijo Tony, interrumpiendo la charla entre los otros dos. – Creedme, es la solución con menos daños.

Te mordiste el labio, nerviosa y con un poco de miedo.

- Tranquila – Clint puso su mano en tu hombro y apretó, para darte consuelo. – Cuando vengan los botes salvavidas tú entraras en ellos y te salvarás. No tienes por qué preocuparte por eso, hoy no vas a morir.

Negaste con la cabeza.

No era eso lo que te preocupaba. Te preocupaba no haber aprovechado tu vida más, si es que hoy morías. Te arrepentías de no haber hecho lo que realmente querías, siendo una cobarde por no atreverte a hacerlo.

- Eso no es lo que más temo – susurraste.

- ¿Qué es, entonces? – te preguntó curioso.

- Irme sin haber hecho lo que más quiero en el mundo – volviste a susurrar. Encontraste valor y le miraste a los ojos (él ya te estaba mirando).

- Pues hazlo – susurró él.

Te mordiste el labio inferior antes de ponerte de puntillas y besarle en los labios. Sujetaste su cara para que no se alejara, lo cual no hizo. Lentamente os separasteis.

- ¿Entonces cual es el plan? – preguntaste, evitando la mirada de Barton.

- Evacuar a las personas que aún quedan aquí. Y proteger el núcleo ya – dijo Tony.

Los gemelos Maximoff, quienes estaban a vuestro lado (sí, habían visto vuestro beso. Pero poco te importó), asintieron. Pietro recogió a su hermana y utilizó su velocidad supersónica para ir lo más rápido posible.

Barton bufó: – Eso fue muy obvio.

- Furia, ¿puede enviar los botes salvavidas? – preguntó el capitán Rogers. – ¿Furia?

- Hemos perdido comunicación con el helitransporte. Y con la gente que iba a bordo del jet – le dijiste al resto.

- Estarán bien – no sonaba muy segura la Viuda Negra. – Se las arreglarán.

Al cabo de unos minutos, se recuperó la comunicación.

- Ya estamos enviando los botes salvavidas – habló Nick Furia. Casi te ponías a llorar de la alegría. – El agente Klein es de HYDRA. Han tardado un poco en dar con él, pero ya está todo arreglado.

- ¿La doctora Cho? – preguntó Natasha.

- A salvo. Ultrón había entrado en el helitransporte gracias al agente Klein. Con el cetro de Loki hipnotizó a la doctora Cho. De momento se ha ido.

- ¿Está el cuerpo de Ultrón ahí? – preguntó Tony Stark.

Visteis algo verde y gigante saltar de un lado a otro. Hulk. Nunca le habías visto en vivo, y era algo... aterrador y fascinante a la vez. Raro.

- Sí – Nick Furia no dijo nada más.

A lo lejos, viste como unas pequeñas naves (más pequeñas que el helitransporte pero más grandes que cualquier jet) se acercaban. Eran los botes salvavidas. Te giraste para mirar a Clint, él te devolvió la mirada.

- Voy a traer a la gente del edificio aquí, así podrán entran en los botes – te diste media vuelta y empezaste a correr. Clint no te siguió.

Te mordías el labio inferior. Dios, jamás creíste que ibas a ser capaz de besarle. ¡Y en público!

Intentaste darte prisa, pero por el camino aparecieron varios robots. Como llevabas las pistolas en las manos (para estar preparada), solo tenías que dispararles. No te parabas por mucho tiempo (solo si tenías que cambiar el cargador o algún robot que te era difícil de matar).

Cuando llegaste a esa zona, había media docena ahí, aterrorizando a la gente. Te acercaste a uno por detrás, y le clavaste uno de los cuchillos en el cuello. Caíste con él pero diste una voltereta y te pusiste en pie. Corriste hasta llegar a otros dos robots y disparaste a los dos con la pistola que llevabas en tu mano izquierda. Al cuarto le lanzaste el cuchillo y a los dos últimos con dos balas en cada cabeza.

- Vengan – les llamaste. – Os vamos a llegar a un sitio más seguro.

La gente empezó a correr contigo y cuando llegasteis a las carreteras ya había un bote ahí, recogiendo gente. Tu grupo, cuando vio el bote de salvavidas, corrieron con más ímpetu y entraron en el bote.

- Tengo dos grupos más a menos de cien metros – dijo Pietro por el intercomunicador.

- Tráelos aquí – respondiste. – Los botes están aquí.

- Hecho.

Uno de los botes ya estaba lleno, por lo que zarpó, rumbo al helitransporte. Pero un grupo de robots lo atacaron, y el bote se quedó sin un propulsor.

- Tranquilos, hemos traído ayuda – Nick Furia habló por el intercomunicador.

Otra armadura, de color gris (o sea, que no era Iron Man, sino Máquina de Guerra) ayudó al bote y este consiguió llegar al helitransporte. El segundo bote fue llenado rápidamente (y también despegó) y un tercero aún esperaba a más gente.

Viste como la Legión del Hierro ayudaba a Pietro a traer a las personas, y atacaban a cualquier robot se acercaba a los botes y a las personas. Había tres grandes grupos de población civil, acercándose. Escaneabas todos los lados, intentando buscar a alguien que se haya quedado atrapado o algún otro grupo. Clint estaba a tu lado.

- Heather, entra al bote – te ordenó.

Negaste con la cabeza al ver a un niño atrapado debajo de unos escombros.

- Tengo que ayudarle – y empezaste a correr.

El niño estaba cerca y se movía, por lo que al menos, no estaba muerto. Te acercaste a él y conseguiste liberarle pierna debajo de escombros (menos mal que los escombros no eran pedazos muy grandes, porque si no, no hubieras sido capaz de moverlos).

- Tranquilo, vamos a salvarte – le aseguraste. – La ayuda ha llegado.

Tenía la pierna manchada de sangre, y bastante sucia. Cuando llegarais al bote pedirías un botiquín y le limpiarías la herida.

No eras doctora, el doctor en el equipo era Zac (tú eras la que mejor puntería tenía del grupo), pero sabías lo básico sobre medicina. Lo primordial era limpiar la herida, para que no cogiera una infección peor.

Cogiste al niño en brazos y caminaste rápidamente hasta el bote. Pasaste al lado de Clint y él abrió los brazos, para coger al niño. Pero miró por encima de tu cabeza y lo que hizo fue cambiaros de posición, quedando tú (con el niño en brazos) detrás de él. Había un robot quien disparó a Clint. Clint cayó encima de ti y tú no pudiste soportar el peso. Caísteis al suelo los tres, tú debajo del todo.

- No – gritabas una y otra vez. Conseguiste sacar tu mano debajo del revoltijo de cuerpos con una pistola y le disparaste al robot.

Uno de los técnicos del bote fue a ayudarte, cogiendo en brazos al niño (quien estaba aplastado por Clint) y llevándoselo a dentro del bote. Colocaste a Clint en el suelo y observaste la herida, con ojos llorosos.

- ¿Estás bien? – le preguntaste aunque fue una pregunta estúpida; le habían dado en el costado.

- Sí bueno, podría estar mejor – se quejó Clint.

- Ay dios. Lo siento–

- No es tu culpa – te cortó pero así se sentía. Si hubieras tenido más cuidado, habrías visto el robot. Podrías haberte defendido tú sola.

- No deberías haberme protegido – le dijiste, apretándole la mano. La herida se veía muy fea, dios, le faltaba parte del costado.

- Vamos, tenemos que llegar al bote – uno de los guardias dijo. Te ayudó a levantarle. Entre los dos conseguisteis meterle en el bote.

Cuando le tumbasteis en el suelo, permaneciste a su lado. Tu regazo le sirvió de almohada. Le sujetaste la mano, de apoyo. El técnico observaba la herida.

- Ha perdido una parte del tejido – contó el técnico. – No es muy profundo pero es una herida al fin y al cabo.

Después de eso el técnico se alejó y fue a ayudar a otras personas.

- Josh, ¿estás ahí? – intentaste contactar con el helitransporte.

- Sí, aquí estoy – respondió él segundos después. – ¿Qué ocurre?

- ¿La doctora Cho puede trabajar? – preguntaste. – Necesito que ayude a Clint, le han dado en el costado.

- Sí, ahora mismo se lo digo. Está atendiendo junto con Zac a algunos de los refugiados – respondió. – ¿Ya habéis despegado?

Esperaste un momento, y justo en ese momento el bote empezó a moverse. Un perro entró en el mismo bote que vosotros (justo antes de que las compuertas se cerraran).

- Sí, acabamos de hacerlo – le avisaste.

- Bien en diez minutos estaréis aquí – calculó Josh. – ¿Podrá aguantar?

- Sí... Eso espero – susurraste.

- Bien, les diré a los pilotos de vuestra nave que no vayan a la azotea, sino que atraquen lo más cerca posible a la planta donde está la doctora Cho.

- Gracias, Josh.

Aún tenías agarrado su mano y con la otra le acariciaste la cara. Clint abrió los ojos y te miró. Rezabas para que los diez minutos se pasaran rápido.

Para distraerle, empezaste a hablarle, de esta forma no pensaría tanto en el dolor (la herida se veía feísima).

- ¿Cuánto tiempo llevas en SHIELD? – fue lo primero que le preguntaste.

- Después de dejar la escuela de entrenamiento, me uní a SHIELD* – respondió.

- ¿Cuál es tu color favorito? – le preguntaste.

- ¿Intentas que olvide el hecho de que me han disparado?

- ¿Está funcionando? – le susurraste.

- No tengo ningún color favorito – respondió a tu anterior pregunta.

- ¿Hay algo que quieras hacer antes de morir? – le preguntaste.

- No me quiero morir sin volver a verte como estabas en tu habitación – dijo él, con los ojos cerrados. Después los abrió y te miró con una sonrisa (tenías las mejillas sonrojadas), aunque se le veía con dolor. – Pero con un beso tuyo bastará.

- No pienso dejarte morir, Clint – te negaste.

No podías soportar la idea de que él se muriera. No cuando te había protegido.

- Bésame igualmente – te pidió. – Aunque no me muera.

- No lo harás – susurraste.

Te mordiste el labio y con las mejillas rojas bajaste la cara y le besaste en los labios. Fue extraño, jamás habías besado a alguien al revés, pero te encantó el beso.

El bote salvavidas se ancló al helitransporte y cuando las compuertas de abrieron entró una camilla, con varios agentes. Entre ellos tres colocaron a Clint en la camilla y se lo llevaron, tú les seguiste.

El helitransporte estaba lleno de personas, algunas heridas, otras simplemente sentadas por los suelos del pasillo, con botellas de agua en sus manos, mantas alrededor de sus hombros y comida.

La habitación de enfermería estaba abarrotada de personas, pero los agentes siguieron caminando hasta otra habitación, mucho más pequeña que la de la enfermería. Ra el espacio de trabajo de la doctora Cho.

Colocaron a Clint en una camilla mucho más grande y después colocaron como una especie de cinturón alrededor de su abdomen y costados (aunque este no tocaba su cuerpo). La máquina emitió unos sonios y empezó a trabajar.

- Ya está empezando a crear un nuevo tejido, sustituyendo al anterior – os explicó la doctora Cho.

La doctora Cho se alejó para trabajar en otra cosa. Se la veía bastante agotada. Tenía ojeras, el uniforme arrugado y el pelo desordenado (seguro que de luchar contra Cameron). Además, había sido hipnotizada para trabajar para Ultrón. Hoy no debe de ser su mejor día.

- No le va a gustar a la agente Romanoff que nos hayamos besado – le comentaste, después de un momento en silencio.

- ¿Natasha? ¿Por qué iba ella a...? – se quedó callado. Después comprendió. – ¿Crees que somos pareja?

Asentiste lentamente. Él se rió.

- Somos solo amigos. Además, ella está colado por otro – respondió. Te entró curiosidad por saber quién era, pero no preguntaste por ella.

- ¿Y hay alguien más? – le preguntaste. Rezabas para no tener la cara roja (y también rezabas para que no hubiera nadie en su vida amorosa), aunque sí que la tenías.

- No – sonrió.

La maquina siguió creando tejido por otros quince minutos y después terminó.

- Ya está – dijo la doctora Cho. – Ya no tienes herida aunque tendrás dolores por algún día más.

- Qué raro – frunció el ceño Clint, mirándose el costado que fue herido. Ahora solo tenía un ligero cambio de color.

Le ayudaste a levantarse de la camilla. La doctora Cho se os acercó con la mirada preocupada.

- El cuerpo que iba a ser para Ultrón, ya está terminado. Hablé con Nick Furia para deshacernos del cuerpo pero – ella dudó en hablar. – Nick Furia ha dicho que no. Quiere hacer algo con él.

- ¿Y el cetro de Loki? – preguntó Clint.

- Una piedra se la han puesto al cuerpo sintético – frunció el ceño. Ninguno de los dos lo entendió – No sé cómo explicarlo. Tenéis que hablar con ellos.

- Hablaremos con él – le aseguró Clint.

Salisteis de esa habitación y caminasteis hasta la sala de controles, donde supusisteis que estarían Nick Furia y María Hill.

- ¿No deberíamos volver allí? – le preguntaste a Clint, refiriéndote a Sokovia.

- Nosotros ya hemos acabado allí – respondió él. – Con un arco y flechas me temo que no voy a ganar a Ultrón

Al entrar allí, visteis en los mandos a Furia, María Hill se pasaba por las filas de trabajadores que estaban en los ordenadores. Esposado en la barandilla se encontraba Cameron. Parecía cambiado, te parecía irreconocible. Estaba manchado de sangre, por la cara y los brazos. Y tenía una mueca de odio. Te ponía la piel de gallina ver su cara transformada por el odio.

- No venceréis a HYDRA – gritó. – Hail HYDRA.

- No os preocupéis – os contó Nick Furia cuando os vio acercaros. – Lleva así desde que le atamos.

- ¿Por qué no le habéis matado todavía? – les preguntaste, sin dejar de mirar a tu antiguo compañero.

- Pensamos que nos podría dar información. Aunque se niega a cooperar – explicó María Hill.

- Lo acabará haciendo – Nick Furia dijo.

En frente vuestra podías ver como iba la batalla contra Ultrón.

- El señor Stark va a volar en pedazos Sokovia dentro de diez minutos – volvió a hablar Furia cuando vio lo que mirabais.

- ¿Han acabado con Ultrón? – preguntó Clint.

- Wanda ha hecho un trabajo excelente – respondió Nick Furia. – Y JARVIS se ha encargado de que no huya por internet. Está acorralado.

- ¿Y qué va a pasar con su cuerpo? – preguntó Clint, de brazos cruzados.

- Eso lo debatiremos cuando el señor Stark y el doctor Banner vuelvan – respondió lentamente Nick Furia. – Sería bueno tener a alguien como él en el equipo. Alguien que vele por la protección de la Tierra.

- ¿Y si sale como Ultrón? – preguntaste tú.

- Ultrón no quería proteger el mundo, quería destruirlo – respondió de nuevo Nick Furia. – Confío en que él no lo haga.

Clint y tú asentisteis, aunque no muy convencidos por la decisión que ha tomado Furia.

- Deberíais ayudar a los botes que están llegando – dijo María Hill. – Creo que hay heridos.

Asentisteis y salisteis de allí.

Subisteis a la azotea, donde dos botes salvavidas estaban aterrizando. Había más personas ahí preparadas para ayudar a la gente cuando saliera.

Clint se acercó a ti, pasó su brazo por tu cintura (para acercarte a él) y te dio un beso. Asombrada, se lo devolviste.

- ¿A qué ha venido ese beso? – le preguntaste

- El primer beso que me has dado me había sorprendido – se encogió de hombros. – Quería sorprenderte.

Sonreíste.

Las compuertas de los botes se abrieron y la agente Romanoff fue la primera en salir. Fue corriendo a la entrada del helitransporte. Fruncisteis el ceño, pero fuisteis a ayudar a las personas que más lo necesitaban.

En los botes también estaba el Capitán América, y los gemelos Maximoff, aunque ni rastro de Iron Man y Bruce Banner.

El helitransporte se alejó de la ciudad levitante cuando esta se resquebrajó y grandes pedazos de Tierra caían.

Lágrimas se empezaron a formar en tus ojos debido a eso. Clint te abrazó y obligó que dejaras de mirar esa escena. Con una mano en tu nuca, te obligó a descansar la frente en su pecho.

- Nunca te había visto antes en SHIELD – te susurró Barton. – Pero ahora de verdad que quiero conocerte.

Sabías que hablaba contigo para que olvidaras lo de grandes pedazos de tierra cayendo (demonios, tú habías hecho lo mismo con él).

Y funcionó.

- Será un placer – sonreíste débilmente.


*No me he inventado este personaje. Él realmente aparece en la segunda película del Capitán América: El Soldado de Invierno y se niega a cooperar con Rumlow.

*No me refiero a barrios con grandes casas todas iguales, sino a los barrios donde hay casas desiguales (estas casas están en muy mal estado).

*Todavía no se ha creado a Visión por lo que este no tiene la voz de JARVIS y FRIDAY todavía no está.

*No sé como se unió Clint a SHIELD, así que me lo he inventado.



No pude matar a Pietro en este universo (aunque en un principio lo iba a hacer). Se merece un final feliz el pobre :v 





¡Tengo un nuevo libro de One-Shots! Se llama Marvel Imaginas Vol. 2, lo podéis encontrar en mi usuario :D




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