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Bruce Banner #7

En el momento que las compuertas del bote salvavidas se abrieron, saliste allí rápidamente.

Pasaste al lado de Clint y de la agente Flinch, pero no te paraste. Entraste en el ascensor y pulsaste el botón para que te llevara a la sala de los ordenadores. Cuando ya estabas en esa sala, te sentaste en frente a un ordenador y tecleaste, para poder comunicarte con el jet donde había entrado Bruce. Empezaste a hablar.

- Eh grandullón – En la pantalla apareció Hulk. – Lo conseguimos. El trabajo ha terminado. Ahora debes darle la vuelta a este pájaro. No podemos rastrearte en modo oculto. Así que ayúdame, tengo que ha-

Hulk cortó la conversación contigo. Abriste la boca pero no salieron las palabras, te quedaste muda. Miraste tu regazo, intentando detener las lágrimas que amenazaban con deslizarse por tus mejillas.

- Ya me pasó eso una vez a mí – habló Steve detrás de ti. Te giraste para verle, con lágrimas en los ojos. – Yo estaba en el otro lado.

Le miraste callada, esperando que continuara.

- Lo que quiero decir con eso es que tiene que tener una buena razón para no volver – se explicó Steve. Él se acercó varios pasos.

- Me gustaría saber cual – te aguantaste las lágrimas.

- Yo tuve que hundir el avión en el que viaja para proteger a personas y no pude volver con Peggy. Pero ahora estoy aquí, puede que un poco tarde para ella, pero tengo a Sabrina. Y no cambiaría nada.

Steve te abrazó y tú le devolviste el abrazo.

- Gracias – susurraste. – Eres un buen amigo.

- Para eso estoy – sonrió Steve.

- Furia nos necesita en la sala de reuniones – te conto Steve. – Tómate tu tiempo para ir.

Steve se alejó y se fue de allí. Antes de ir a la sala de reuniones, pasaste por el baño para mirarte al espejo.

Intentaste arreglarte un poco, para que no pareciera que aún tenías ganas de llorar. Aunque aún estabas sucia por la pelea, no habías pasado por tu habitación (ni por la enfermería, porque tenías algunas heridas. Pero la enfermería estará abarrotada, por lo que preferías curarte las heridas tu sola) para darte una ducha. Saliste del baño y ahora sí, te dirigiste a la sala de reuniones.

Al entrar en la sala, todos te miraron. Parecía que sí sabían lo que te había pasado. Te sentaste en una silla, al lado de Clint.

- Ahora nos dirigimos a un campamento para todos los refugiados. Tenéis un día de descanso hasta la próxima misión – la primera que habló fue María Hill. Después se calló para dejarle hablar a Nick Furia.

- Bien, esta misión ha sido un éxito... dentro de lo que cabe – fue lo primero que dijo Furia. – Hemos acabado con HYDRA y Ultrón, que era la misión. Lo que no nos esperábamos era que Sokovia volara. La prensa de todo el mundo ahora estará escribiendo sobre esto. Y puede que no sean buenas críticas.

- Así que habrá contingencias – asumió Rhodey, el amigo de Tony.

- Muy probablemente – asintió Furia. – Lo que pasa es que SHIELD es una entidad al margen de cualquier otra. Eso quiere decir que no tienen un poder real para decidir sobre nosotros. Además, aún nos falta Lagos.

- En cuanto dejemos a los refugiados, ¿iremos allí? – preguntó el capitán.

- Sí, pero no todos iréis – explicó la agente Hill. – Solo el capitán, Wanda, Natasha y Sam, el amigo de Steve irán.

Te diste cuenta de que Sam Wilson también estaba en la reunión, sentado al otro lado de Steve (a su derecha estaba Sabrina).

- ¿Por qué tan pocos? – preguntó Sabrina.

- Hemos estado investigando, leyendo periódicos locales y observando vía satélite y más cosas – habló Nick Furia. – Y hemos encontrado a Rumlow consiguiendo cosas para HYDRA. En cuanto le tengamos, él nos llevará a HYDRA.

- Dios, ¿sigue vivo? – preguntó Sam. – Quedó sepultado bajo un edificio.

- Pues sí, sí que lo está – afirmó Furia.

- ¿Y si no coopera? – preguntó el capitán.

- Intentaremos contactar con Irina – respondió la agente Hill. – O Wanda servirá.

- Debemos evitar volver a hacer lo mismo que en Sokovia – explicó Furia. – Debemos intentar hacer las cosas alejados de la opinión pública y tener el menor número de bajas posibles.

- ¿Qué el mundo no sepa que estamos cazando a HYDRA? – preguntó la agente Flinch, quien se sentaba al lado de Clint.

Furia asintió.

- El mundo no sabe realmente la amenaza que ha supuesto y supone HYDRA – explicó María Hill. – Intentar explicárselo y hacerles entender que lo que hemos hecho hoy, era el mejor plan posible, es como hablarle a una pared. Inútil.

- Por eso no necesitamos tantas personas en esta misión, para no llamar mucho la atención – terminó Furia.

- ¿Y qué haremos con el cuerpo? – preguntó Clint.

- El señor Stark será capaz de volverlo operativo – dijo Furia. – Será bueno tenerlo de nuestro lado.

- ¿Y si no lo es? – preguntaste, hablando por primera vez.

- Acabaremos con él – respondió calmado Nick Furia.

Parecía que no se inmutaba al hablar sobre inteligencia artificial. Ultrón (que era inteligencia artificial) no había salido muy bueno que se diga. No., él quería la destrucción global.

- ¿Es seguro, señor? – preguntó Steve.

- Lo comprobaremos – se encogió de hombros Nick Furia.

- Bruce Banner era bueno en biorgánica. Mejor que nadie – dijo Tony. Se pasó una mano por la cara, se le veía cansado. – Lo odio admitir, pero se le da mejor a él que a mí esas cosas.

- Qué raro – rodó los ojos Sabrina.

- Sí, era muy bueno – susurraste para ti misma pero, todos te oyeron.

- Y también era bueno para convertirse en un monstruo grande y verde – volvió a hablar Tony y Brenda le miró mal. Tony dejó de hablar.

- Entonces es una pena que el doctor Banner haya decidido abandonarnos – Furia eligió las palabras muy cuidadosamente, mirándote. Después miró a Tony Stark. – El cuerpo se encuentra en la planta menos tres.

- Veré lo que puedo hacer – dijo Tony cansado. Se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta. Brenda le siguió.

Todos permanecisteis en silencio hasta que ellos dos desaparecieron.

- Agente Romanoff – te llamó Furia. Levantaste la cabeza para mirarlo. – Busca a la doctora Cho y que ella ayude al señor Stark en todo lo que pueda.

Asentiste, saliendo de la sala de reuniones.

Entraste primero en la sala de enfermería, pero ahí no estaba. Había varios enfermeros y reconociste al agente Mayer ayudando a algunas personas. Saliste de esa habitación y entraste en la siguiente, que era su espacio de trabajo propio.

La doctora Cho está asentada en una silla y parecía que se estaba tomando un pequeño descanso ya que estaba con los ojos cerrados. Le diste toquecitos en su hombro y ella se despertó.

- Ah, hola Natasha – te saludó. – ¿Qué puedo hacer por ti?

- Hola Helen – sonreíste, aunque era una sonrisa falsa. No te sentías con muchos ánimos para sonreír. – El señor Stark te necesita con él.

- Genial – suspiró. Ambas salisteis de allí y os acercasteis al ascensor. – ¿Y para qué me necesita?

- Para el cuerpo de Ultrón.

- Oh – fue lo único que dijo.

Ambas entrasteis en el ascensor y pulsaste la planta menos tres. Bajasteis en silencio hasta que ella habló:

- Es una pena que Thor no esté aquí – dijo. Tú te reíste un poco, ya sabías que la doctora Cho tenía un flechazo por Thor.

Las puertas del ascensor se abrieron y salisteis de él. Toda la planta estaba bastante despejada. Había pocas paredes, la mayoría eran ventanas al exterior, que daban buenas vistas. En el centro de la sala se encontraba la cámara donde estaba el cuerpo de Ultrón. Tony y su chica, Brenda estaban besándose, Brenda encima de una mesa, a varios metros del cuerpo.

La doctora Cho tosió y ellos dos se separaron. Brenda se bajó de la mesa y actuó culpable, Tony no.

- Qué alegría que hayáis venido – sonrió falsamente Tony.

Tony se acercó a la cámara y se cruzó de brazos.

- Bien, tenemos que intentar meter esto – Tony se sacó el móvil del bolsillo y lo sacudió en el aire. Apareció una especie de bola naranja a su lado. – Ahí dentro. Fácil, ¿no?

- ¿Qué es eso? – le preguntaste.

Esa bola tenía anillos a su alrededor, como el planeta Saturno. No era completamente naranja, sino que tenía algunas partes sin nada. Y además se movía.

- Este es JARVIS – explicó Tony. – También podría catalogarse como inteligencia artificial, como Ultrón. Solo que JARVIS es bueno. Ultrón no.

Tony volvió a agitar el móvil y la bola naranja desapareció.

- ¿Y me necesitas para eso? – preguntó la doctora Cho. – Esa no es mi especialidad señor Stark.

- Lo sé- le dio la razón. – Pero me gustaría saber si ya está terminado el cuerpo, o si tiene algunos códigos de seguridad. Cualquier cosa.

- Creo que no tiene códigos y sí, está terminado. – respondió ella. –No te puedo decir cosas concretas sobre el cuerpo porque lo hice mientras estaba hipnotizada, así que no era yo realmente quien creó el cuerpo.

- Esperemos que la matriz operativa de JARVIS sea más fuerte que la de Ultrón –suspiró Tony antes de ponerse a teclear algo en el ordenador que tenía la cámara.

Estuvo así durante bastante tiempo, la tensión crecía poco a poco. Cuando paró, tres pares de ojos le miraban expectantes.

- Creo que ya está. Solo necesitamos la suficiente energía para encender esto y conseguir cargar a JARVIS en él.

- Utilicé eso de ahí –dijo la doctora Cho, acercándose a un nido de cables. – Necesité toda esta potencia para crear el cuerpo.

- Adelante – asintió Tony.

La doctora Cho pulsó un botón y todas las luces de la planta se apagaron. Lo único que iluminaba esta planta era la cámara del cuerpo, que tenía luces propias.

- Agente Romanoff, ¿por qué se han ido las luces? – preguntó Nick Furia por tu intercomunicador.

- Necesitamos mucha potencia para cargar a JARVIS en el cuerpo.

- ¿JARVIS? – preguntó confuso.

- Sí, señor – suspiraste.

La conversación se terminó, porque después de suspirar, la puerta de la cámara salió disparada. De la cámara salió un hombre con la piel roja. Se apoyó sobre el suelo y después levantó la mirada.

- ¿Cómo te llamas? – le preguntó la doctora Cho.

- Visión – dijo aquel hombre de piel roja.

Permanecisteis en alerta, por si hacía algún movimiento extraño. Pero Visión se movía lentamente.

- Ha sido raro – dijo. Después se giró para mirar a Tony. – Gracias.

- ¿Eres de los buenos? – le preguntó Tony Stark.

Brenda y tú teníais la pistola preparada, por si acaso. Aunque sabíais que unas balas no iban a hacerle nada.

- Estoy del lado de la vida – respondió Visión, hablando lentamente. Le empezó a crecer una capa de color verde.

- Lo contrario a Ultrón – dijo Tony Stark.

Brenda y tú os relajasteis más, dejando las pistolas en sus respectivas fundas.

- ¿Furia? – intentaste contactar con él.

- Aquí estoy – dijo inmediatamente.

- Ya está – le hiciste saber.

- ¿Está de nuestro lado?

- Eso parece.

- Hacedle subir aquí – te ordenó. – En mi despacho.

- Tenemos que subir – les hiciste saber al resto. Miraste a Visión. – Te quieren conocer.

Visión parecía bastante perdió cuando entrasteis en el ascensor, pero no dijo nada. Subisteis hasta el despacho de Nick Furia. Salisteis del ascensor y empezasteis a caminar. Visión iba el último porque miraba todo con suma atención.

Viste cómo Visión se quedaba observando a Wanda Maximoff por un largo tiempo, y después, continuó caminando. Entrasteis en el despacho de Nick Furia. Ahí dentro estaban María Hill, Steve y él.

- Buen trabajo – asintió Furia. – Chicas, ya os podéis ir a descansar.

Brenda, la doctora Cho y tú salisteis. Cho volvió a su área de trabajo y Brenda se quedó afuera esperando por su novio.

Caminaste tú sola hasta el ascensor, le llamaste y esperaste a que las puertas se abrieran. Cuando te metiste en el ascensor, con ganas de tumbarte sobre la cama y olvidar que el hombre al que probablemente amabas se había ido a un lugar desconocido, fuiste la única en entrar en él. lo cual, fue un alivio. Las puertas se abrieron en la planta de las habitaciones, saliste y caminaste hasta tu habitación. En la puerta te encontraste a Clint (tu buen amigo y al que debías tu vida) esperándote.

Cuando te oyó acercarte dejó de apoyarse en tu puerta y se giró. Te abrazó y tú le devolviste el abrazo.

- No sabía que Banner se había ido – fue lo primero que dijo, sin dejar de abrazarte.

Permaneciste callada.

- Nat, si quieres paso contigo la noche, para que no estés sola. – te dijo Clint después del abrazo. – Le digo a Heather que me voy contigo y ya está. No le va a importar. Lo entiende.

- No, no hagas eso – negaste con la cabeza. – Vete con ella, yo me quedaré durmiendo.

Clint no parecía muy convencido, pero finalmente aceptó irse con la agente Flinch en vez de pasar tiempo contigo.

Te gustaría que él pasara tiempo para consolarte y para, al menos, no sentirte tan sola. Pero no le ibas a quitar una noche que podía pasar con su nuevo ligue, no podías. No eras tan egoísta. Y sí, anteponías la felicidad del resto a la tuya.

Entraste en tu habitación. Te quitaste el traje, te duchaste y después te pusiste un pijama. Pero antes de ponértelo tuviste que curarte (con el botiquín que tenías en tu baño) unas pequeñas heridas, nada grave. Te metiste en la cama y te dormiste del tirón.


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