Capítulo 3
Dentro del área destinada al prostíbulo, las luces eran rojas y rosa, al igual que las cortinas y paredes, las feromonas sexuales omegas cargaban el aire. El portero interior les dedicó un asentimiento de cabeza, era uno de los oficiales del ejército infiltrados en el interior.
—Todo está en marcha y en orden. Estamos en posición —aseguró el alfa moreno, vestido totalmente de negro y armado—. Todos los clientes e involucrados están dentro, la pelea que estaba teniendo lugar, era la última de la noche. Nadie más entrará.
—Excelente —respondió Namjoon brevemente—. Dejamos esta puerta en tus manos.
Con la garantía de que nadie más entraría, podían avanzar con seguridad. Entre los omegas encarcelados, los clientes y organizadores, debía haber alrededor de cien personas dentro. Debían someterlos allí y hacerlos salir por las puertas traseras, si salían por el frente, a pesar de tener unidades en espera, sería demasiado complicado si se mezclaban con los cientos de asistentes de la discoteca y las peleas.
No todos los visitantes estaban al tanto de la existencia de ese lugar, la información solo estaba disponible para un público selecto y sus invitados, así como los que se ganaran el título de clientes potenciales, por recomendación. El sitio estaba configurado para tener una sola entrada, un centro y varias salidas, para tener opciones distintas para sacar a los omegas en caso de tener que huir. Ellos tenían controladas todas las salidas y, oficiales, liderados por Yoongi, ya habían iniciado su infiltración simultáneamente del lado contrario.
El adecuado manejo de la información, la capacidad de los agentes infiltrados, la organización durante el despliegue y la velocidad al actuar, permitieron reducir a los culpables sin contratiempos, tal cual estaba planeado. Después de nombrarse como policía de Seúl al irrumpir en los diferentes locales, en un golpe simultáneo, todo fluyó de acuerdo a lo estimado. Yoongi, con la información y la ayuda de Bangchan, se había encargado de arrestar a los involucrados del otro lado de la puerta, que servían como enlace a los tres locales, quienes habían intentado escapar por la entrada principal.
El brillo de agradecimiento en los ojos de los omegas, a pesar de sus rostros demacrados, hizo el corazón de Jungkook llenarse de felicidad por haberlos rescatado. A pesar de que no podían borrar todo lo que habían vivido hasta ahora, eran capaces de ofrecerles un retorno a la luz, a la vida que dejaron atrás. Habría un largo camino de terapias y rehabilitación de por medio, no sería sencillo, pero era mejor tener esperanza.
En apenas unas horas, tenían a los sospechosos detenidos, a las víctimas bajo custodia y la evidencia había sido marcada y recolectada. Todo estaba bajo control, los resultados habían sido los esperados, los omegas estaban a salvo, los reportes de todas las unidades en las diferentes locaciones alrededor de la capital estaban llegando progresivamente, confirmando sus éxitos. Incluso habían logrado salvar a los omegas traficados del extranjero, que estaban siendo traídos en un cargamento en barco esa noche. La operación había sido una victoria rotunda.
—Aquí D-23 —habló Namjoon por el comunicador—. Operación completada.
Así es. Habían ganado, todo había terminado. Tal vez no habían acabado con todos los crímenes de esta índole en la capital, pero definitivamente habían dado un gran paso para crear una ciudad más segura. El camino había sido largo. Demostrar la existencia de la red organizada de tráfico y prostitución, de por sí, había sido un reto, poder desmantelarla tan exitosamente era un sueño hecho realidad. Tantos años de esfuerzo estaban dando frutos.
Jungkook sentía que estaba acercándose a conseguir algo, a lograr una venganza por la muerte de su padre omega, de una manera correcta, a través de la justicia. Estaba cumpliendo el sueño de su vida. Entonces, ¿por qué? ¿Qué era esa sensación de peso en su pecho? ¿Por qué no podía sentirse tranquilo, realizado? ¿Qué eran este desasosiego e inconformidad que no se iban? Lo sabía. Tenía claro lo que era, pero no podía hacer nada al respecto. Él, junto a Namjoon, estaba al frente de esta operación. Aun tras haber aparentemente terminado, no podía abandonar su puesto.
—Tenemos todo bajo control, Jungkook. —Nam le puso la mano en el hombro—. Yo puedo encargarme del resto. Vé.
—No sé a qué te refieres —rebatió—. Mi deber está aquí, es por lo que hemos batallado durante años.
—Y la batalla ha sido ganada, cumpliste tu deber. Ahora debes ir donde dicta tu corazón. Quieres salvar a ese joven alfa, ¿cierto?
Un nudo se formó en la garganta de Jungkook.
—¿Acaso soy tan transparente?
—No. Pero ¿cuántos años piensas que llevamos trabajando juntos? Te conozco. —Sonrió—. Vé tranquilo, tengo esto bajo control.
—Gracias, Nam…
Y salió a correr. Su velocidad y desesperación eran tales, que nunca imaginó que necesitaba tanto regresar sobre sus pasos, hasta que comenzó a hacerlo.
Cuando atravesó la puerta al local de las peleas, todo estaba vacío. No era de extrañar, a estas alturas, la voz de la entrada de la policía se habría corrido, y todos se retirarían, evitando ser involucrados. El temor lo invadió. ¿Se llevarían a ese chico? Dudaba mucho que pudiera sobrevivir, en las condiciones en que estaba.
Caminó alrededor, en busca de alguna señal de vida. Todo estaba desordenado, el suelo lleno de desechos, restos de comida y envoltorios, había mesas y sillas volteadas. Al parecer, había sido una huida muy rápida. Casi terminando de rodear el ring, notó una puerta metálica en la parte trasera, vieja y oxidada. Le llamó la atención. Hasta ahora, las puertas metálicas habían sido una división gruesa y pesada, que acoplada correctamente, era un excelente aislante de sonido y proporcionaba gran seguridad. ¿Qué podría haber detrás de esta?
Sacó su arma y fue avanzando con cuidado. Al inspeccionar, notó que la cerradura no estaba puesta. Abrió despacio, manteniendo la guardia en alto. Un hedor fuerte y repugnante golpeó sus sentidos. La iluminación era precaria, pero permitía apreciar el montón de jaulas vacías y las cadenas gruesas colgando de las paredes. No sabía qué era este sitio, pero no le daba buena espina. ¿Qué tenían encerrado aquí? No parecía haber sido usado en un buen tiempo, pero nada bueno debía ser.
Un gemido lastimero se escuchó desde el fondo de la habitación, en el interior de una de las jaulas.
—¡Santa Luna! —Jeon corrió.
Con más golpes y marcas que la vez anterior, aún desnudo y sangrante, tirado junto a una botella de agua y un trozo de pan, estaba el maltratado cuerpo del chico. Con un par de golpes de la culata de su pistola, rompió el candado oxidado. Liberó su aroma y feromonas para transmitir calma y seguridad. Entró poco a poco, sin obtener ningún tipo de respuesta motora de parte del cuerpo frente a él. ¿Estaría muerto, caería inconsciente? En pocos pasos se arrodilló detrás de él y lo volteó con cuidado.
Examinó sus signos vitales. Respiraba, su corazón latía. Lo sostuvo con tanta delicadeza, como si fuera a romperlo si daba un paso en falso. La sangre de las heridas le manchó la ropa, pero no le importó. Retiró el antifaz y más grande no pudo ser su sorpresa, podía estar inflamado y algo desfigurado por los golpes, pero este era Park Jimin, la persona que Kim Taehyung había ido a reportar como desaparecida esa mañana, por quinta vez.
Pensó en las declaraciones del padre de Jimin, que negaban dicha desaparición, ¿estaba enterado sobre esto? Recordó las palabras de Taehyung sobre el asunto. Al parecer, aquí estaba ocurriendo algo más problemático que una simple riña familiar, este podría ser su siguiente caso. Debía tener cuidado en su proceder.
—Jimin —tanteó. Tal vez si usaba su nombre, recibiría alguna respuesta de su parte—. Jimin, ¿me escuchas?
El joven se removió entre sus brazos, saliendo temporalmente de la bruma de la inconsciencia. Inhaló profundamente, captando el aroma y las feromonas de Jungkook. Eso era bueno, así sabría que estaba a salvo.
—Detective… Jeon —gimió adolorido, un pequeño toque de esperanza en su voz.
Jungkook estaba sorprendido. ¿Este chico lo conocía? Pero ¿de dónde? Fue entonces cuando, débilmente, un par de aromas comenzaron a liberarse del cuerpo de Jimin, llegando hasta él.
Oporto y lavanda.
Los recuerdos invadieron su mente de manera inmediata. Todo se asoció y cobró sentido. Aquella conversación, aquella mirada inocente y esperanzada. ¡¿Cómo era posible que aquel joven inocente, hermoso y lleno de sueños, hubiera terminado así?! Jungkook lo estrechó más fuerte entre sus brazos, sin saber qué más hacer, tratando de brindarle el mayor confort y protección posibles. Ahora mismo, no se trataba de ser alfa, beta, u omega. Él era un policía que había encontrado a un joven indefenso, engullido por la crueldad de la realidad.
Se quitó la chaqueta y cubrió el cuerpo de Jimin con ella. No sabía hasta qué punto podía su olor hacerlo sentirse incómodo, a ningún alfa le gustaba ser marcado por el olor de otro, pero era lo mejor que tenía para ofrecerle. No podía simplemente sacarlo desnudo de allí.
—No te preocupes, Jimin, estás conmigo. Estás a salvo. —Se puso de pie con él en sus brazos, dispuesto a llevarlo fuera. Apenas sentía el peso, estaba muy delgado—. Te llevaremos a un hospital.
—No, por… favor. —Se agarró a su camisa, con manos temblorosas—. No… a un hospital. —Hiperventilaba con cada intento de respirar—. Nadie puede… saberlo.
—Estás demasiado débil, debe verte personal especializado —suspiró—. Debes dejar el orgullo de lado en estos momentos. Fuiste agredido, sin importar la casta, necesitas tratamiento.
—No es… orgullo. —Su mirada estaba perdida, a punto de caer en la inconsciencia. Las palabras eran pronunciadas a duras penas—. No lo entiende, yo…
Había quedado inconsciente. Jungkook estaba en medio de un predicamento. La necesidad de atención médica era imperiosa, pero, sin saber los motivos tras la negación de Jimin, no podía actuar a la ligera. De por sí, eran muchas las cosas que desconocía de la situación actual, no podía cometer una equivocación.
—¡Rayos! —maldijo por lo bajo. Sentó a Jimin sobre una jaula pequeña y sacó su celular.
—¿Todo en orden? ¿Necesitas apoyo? —habló Namjoon, desde el otro lado de la línea.
—Todo bien, tengo al chico conmigo. Pero necesito que nadie sepa que está aquí. ¿Puedes dejarme nuestro auto en coordenadas fuera de ruta, para poder llevármelo?
—Sabes que eso no será problema, pero ¿qué ocurre? ¿Hay algo de lo que debería enterarme?
—Sí, pero ahora realmente no tengo tiempo, luego te pongo al día.
—Hecho. Dame diez minutos y tendré todo listo para ti.
—Gracias. —Colgó.
Miró a Jimin. Respiraba con dificultad y permanecía inconsciente, pero no había ningún cambio respecto a cómo lo encontró, que sugiriera alguna contingencia de gravedad. Buscó otro número en su teléfono, cuando encontró en nombre de Kim Seokjin, marcó y esperó a que la llamada se conectara. Demoró un poco, pero le contestaron.
—Espero que sea algo de vida o muerte, si me estás llamando a media madrugada. Porque si no es así, te juro que…
—Es una emergencia, Jin-hyung. Te necesito.
—¿Qué pasa? —Se escuchaba alarmado y alerta ahora—. No estoy en turno, pero ¿necesitas que vaya a tu casa, al hospital? ¿Estás herido?
—Necesito que vayas al hospital, en el camino te cuento los detalles.
─━━━⊱✿⊰━━━─
A través del cristal que daba a la habitación de cuidados intensivos, Jungkook observaba a Jimin en la cama, cubierto por las sábanas azules. Había visto cómo los médicos lo atendían en emergencias. Mencionaron un montón de cosas extrañas, le canalizaron venas, le administraron medicamentos y lo conectaron a los monitores. Sus signos vitales eran estables, pero no había vuelto a recuperar la consciencia ni una sola vez. Los datos sobre su identidad habían sido proporcionados por el detective.
Una mano se apoyó sobre el hombro de Jeon. Al voltearse, Seokjin le ofrecía un vaso desechable con café instantáneo. El beta lucía cansado, las ojeras, los ojos vidriosos y rojos y el cabello castaño despeinado no dejaban duda de ello.
—No te preocupes, se recuperará, a pesar de estar reportado de grave. Es un alfa, más allá del estado en que se encuentre, su capacidad de curación nunca falla.
—Gracias, hyung. Perdón por sacarte de la cama en tu descanso.
—No te preocupes, para eso están los amigos. Además, siempre es conveniente que me debas una. —Le guiñó un ojo, restándole importancia—. ¿Vas a decirme tu relación con él?
—Ninguna, en realidad. Lo rescaté durante el operativo de hoy.
Seokjin arrugó el ceño.
—¿No debería entonces la policía estar involucrada, aquí, escoltándolo o algo así? ¿En qué nos estás metiendo, Jeon Jungkook?
—No es lo que piensas. No me expliqué bien. Estaba en las peleas de alfas, que casualmente estaban cerca. Pero no fue por su propia voluntad, estaba encarcelado. —Dio un trago a su café—. Fue reportado como desaparecido por un compañero de universidad, hace dos semanas, pero la familia lo desmintió. ¿Qué crees que pensé cuando lo vi allí? ¿Qué papel juega su familia en esta situación?
—¡Mierda! —Jin se pasó las manos por la cabeza, despeinando más su cabello—. Creo que metí la pata.
—¿Qué quieres decir?
—Me pediste mantenerlo en secreto en los registros, y lo hice. Sin embargo, al introducir sus datos en el sistema, aparecieron los datos de su familia. Es el hijo de Park Minhyuk, el candidato a la alcaldía. Aparecía como contacto de emergencia, así que el hospital lo contactó. Lo siento, es el protocolo, no pude intervenir tanto, más aún por el estado del paciente.
Jungkook se quedó pensativo por un instante.
—No te disculpes, era inevitable. ¿Viene en camino? ¿Qué tiempo tenemos?
—La verdad, eso es lo más sorprendente; no viene. Al menos, no por ahora.
—¡¿Qué?! Su hijo estuvo a punto de morir, ¿cómo es eso?
—Resulta que ese no era su número personal, su asistente fue quien contestó, somnolienta. Dijo que se lo comunicaría en la mañana, que mientras tanto, manejáramos todo con la mayor discreción, el señor Park pagaría lo necesario por ello.
—¿Pagar por callarles la boca? ¡¿Qué carajos?! ¿No entiende la situación, acaso?
—Al parecer, esas son las orientaciones directas de Park Minhyuk ante una situación así.
—Mierda.
—Sí. Mierda. Parece ser una relación familiar algo complicada. —Miró al interior de la habitación, su expresión suavizándose—. Me da mucha lástima por el chico, ¿sabes? Ni siquiera cumple los veintitrés, por el amor de la Luna. Si es doloroso ver a omegas así; ver a un alfa, el epítome de la dominación, en ese estado, es desgarrador, en una manera diferente.
—Te comprendo, créeme. Cuando lo levanté para sacarlo de allí, hyung, era tan frágil. Pensé que se desvanecería en mis manos. —Miró sus manos, recordando la sensación mientras arrugaba el entrecejo, frustrado y contrariado.
—Estará bien, en serio. Su analítica de urgencia se veía bastante bien, solo algo de anemia por la pérdida de sangre y uno que otro déficit corregible. Ya lo transfundimos y los medicamentos y nutrientes que necesita pasan por su intravenosa. Es cuestión de tiempo que recupere el conocimiento, es fuerte.
Seokjin miró a ambos lados en el pasillo, estaban bastante desolados a esa hora de la madrugada, pero a veces las enfermeras o auxiliares pasaban. En los hospitales, las paredes solían tener oídos. Cerró la distancia entre él y Jungkook y le susurró al oído:
—También tomé una muestra de sangre para detectar y clasificar sustancias.
—¿Qué? ¿Por qué? —Jeon se extrañó, no era protocolar y él no lo había pedido.
—La analítica de urgencia salió alterada en cuanto a presencia de drogas. No nos dice cuáles, pero sí quiere decir que están presentes. Pensé que podrías sacar algo útil de ello, así que mandé la muestra a analizar.
Este era un dato que Jungkook no se esperaba. Podría tratarse de cualquier cosa y que no fuera útil, pero en estas circunstancias, no parecía ser el caso, cualquier dato podría ser de utilidad.
—Bien pensado, gracias. Pero…
—No te preocupes, esa muestra se está manejando con la misma discreción que la presencia de Jimin en el hospital. En la historia clínica, ni siquiera figura que se tomó. Solo tú y yo tendremos acceso a los resultados.
—Bien hecho, hyung, estoy orgulloso. Pareces todo un detective, ¿has considerado trabajar con nosotros?
—Gracias. Pero, no, gracias. Por ti sabes que haría lo que sea, pero prefiero mantenerme alejado de las estaciones de policía, sobre todo de la de Seúl.
—Mucho más del departamento de detectives de narcóticos, ¿cierto? —Movió las cejas, sugerente.
—Ay, cállate. —Le dio un golpecito en el hombro.
A pesar del ambiente jovial y más allá de su preocupación por Jimin, los engranajes estaban girando en la mente de Jungkook. Quizás estaba siendo paranoico. Puede que todo se tratara de puras coincidencias y no tuvieran relación unas con las otras. Pero, ¿y si no? Su instinto le decía que había algo más ahí. Hasta ahora, no le había fallado, lo seguiría hasta el final.
¡Holiwis! Aquí les dejo la actualización de esta semana. Quería haber subido el capítulo el lunes, para dedicárselo a una amiga por su cumpleaños, pero mi guardia fue catastrófica con un mega accidente que no me dejó tiempo de nada. Me he dedicado a dormir y tratar de volver a la vida desde entonces.
Espero les haya gustado el capítulo. Recuerden que pueden hacer todas las preguntas que tengan. 💜
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro