Capítulo 26
Capítulo dedicado a Vivis781225 muchas gracias por tu apoyo. Me alegra que disfrutes de la historia. 💜
Cuando Jungkook regresó a trabajar, una vez terminado el celo de Jimin, se sentía increíble. La intimidad compartida había superado ampliamente cualquier expectativa. Todo se sintió tan natural y correcto. Entregarse había sido una experiencia maravillosa. Que Jimin se entregara a él, lo fue de igual manera. Entre ellos, como iguales, primaba el amor y el respeto, sin dar cabida a rivalidad o sometimiento.
El detective se sentía deliciosamente agotado y adolorido en las partes correctas. Su auto y él mismo olían a una mezcla perfecta entre los aromas de ambos. Marcarse mutuamente con su olor se había vuelto algo natural, instintivo e inconsciente. Esta mañana, el olor era incluso más fuerte. Jungkook había dejado a Jimin en la empresa, antes de seguir rumbo a la Estación.
Sus compañeros de trabajo lo seguían con la mirada y arrugaban la nariz cuando pasaba, seguramente por su inusual e intenso aroma. A Jungkook le gustaba. Saberse reclamado y que todos lo notaran con solo verlo, hacía un calor extenderse por su pecho.
—Me dijeron que estabas de regreso. Vengo a ver por qué se suspendió nuestro encuentro y obtengo mi respuesta, sin que debas decirme nada. —Hoseok se paró frente a él, de brazos cruzados, con fingido enojo—. Joder... Hueles tan fuerte como si te hubieran meado encima, hombre. Al menos no apesta.
—Estuvimos ocupados.
—Follar como conejos es una gran fuente de atareo —rio—. Me alegra verte así de enganchado. Mereces ser feliz, no solo velar por la felicidad ajena.
—Gracias. Y, sobre nuestra reunión, pensé que podíamos reprogramarla para hoy en la noche. ¿Estás libre? Le escribí a Namjoon y me confirmó.
—Claro. Ahí estaré, también. Para conocer al famoso chico que te tiene envuelto alrededor de su dedo meñique.
—No tengo argumentos para negar eso, ni quiero hacerlo. Nos vemos esta noche, entonces. —Se dio la vuelta, agitando la mano en despedida, para ir a su oficina.
Jaekyung ya estaba ahí, mirando algo en su celular. Afortunadamente, y gracias a que Jungkook había logrado terminar todo antes de marcharse, no había trabajo pendiente. Ambos se miraron y compartieron un escueto asentimiento a modo de saludo.
El teléfono en la esquina del buró de Namjoon, ahora ocupado por Jaekyung, comenzó a sonar. En la pantalla se reflejaba el número de la oficina de Jackson.
—Teniente Coronel. Joo al habla.
—Nuevo caso. Un cadáver fue encontrado en la rivera montañosa del norte. La policía local está acordonando la zona, los datos les serán enviados a sus dispositivos.
—Entendido. En camino, señor. —Colgó—. Tenemos trabajo.
Rumbo a la presunta escena del crimen, con una sirena sobre el capó para burlar el tráfico matutino, ambos alfas examinaban los datos enviados. Jaekyung iba al volante, mientras Jungkook leía en voz alta para ambos.
—La identidad del cadáver es Lee Minho, un alfa de cuarenta y tres años, que trabajaba como agente inmobiliario. Su esposa lo reportó como desaparecido hace tres días, pues no regresó a casa, ni contestó el teléfono; alegó que esto era extremadamente inusual.
—Teniendo en cuenta que no había pasado el tiempo establecido para tomarlo como una persona desaparecida, tiene sentido que no se hubiese iniciado una búsqueda aún —agregó Joo—. ¿Dónde está su empresa?
—Al otro lado de la ciudad.
—¿Y cómo jodidos llegó su cuerpo a la rivera?
—Supongo que por eso llaman al Departamento de Homicidios. Unos adolescentes que hacían montañismo, lo encontraron e hicieron el reporte.
—Espero no lleve mucho tiempo muerto y no haya sido por ahogamiento, esos cadáveres se ven horrorosos y dan trabajo al forense.
—Jisoo los detesta —coincidió Jungkook—. También tendremos duro trabajo, habrá muchas personas que interrogar y evidencia que reunir. Los crímenes de trabajadores empresariales suelen tener mucha mierda detrás.
—Este es el precio a pagar por tener tanto tiempo sin casos asignados y solo hacer trabajo de escritorio.
Al llegar a su destino, unos metros más adelante, se podían ver los dos coches patrulla estacionados, la zona acordonada y a uno de los oficiales interrogando a una pareja de jóvenes, probablemente los que encontraron el cuerpo. Estacionaron y se bajaron del coche, rumbo al policía que no formaba parte del interrogatorio, quien se dirigió a su encuentro en cuanto los notó.
—Somos los detectives Joo y Jeon —introdujo Jungkook—. ¿Qué tiene para nosotros?
—Señor. Soy el oficial Song —saludó el beta—. El occiso está a la orilla del río, a unos cien metros de aquí, por esta entrada. La zona está acordonada y la evidencia encontrada hasta el momento, ha sido marcada y enumerada.
—¿Occiso? ¿Hay signos visibles de violencia? —interrogó Jaekyung.
—Tiene marcas de huellas digitales en el cuello y sus manos están atadas a su espalda. También hay hematomas visibles, aunque podrían haber sido hechos con las rocas, al ser arrastrado por la corriente.
—Bueno, parece que este caso es oficialmente nuestro...
—¡Eso ni siquiera es humano! —El grito de uno de los jóvenes que estaba siendo interrogado, aparentemente el omega, interrumpió las palabras de Jungkook.
—¿Qué quieres decir? —Tomó total interés en esa frase.
—Tiene orejas de perro, garras y pelo por todos lados. ¡Es un monstruo! ¡Llamen a la CIA, a la NASA!
—Parece un lobo, en el cuerpo de un hombre —agregó el otro, un poco más calmado, presumiblemente su pareja alfa.
El oficial que estaba con los chicos los regañó por interrumpir su trabajo, señalándoles que debían responder solo a sus preguntas y no inmiscuirse en charlas ajenas.
—¿Lo que dicen es cierto? ¿Por qué no está en los informes? —indagó Jungkook, el fuego de la adrenalina comenzando a arder en sus venas con este nuevo descubrimiento.
—Nos lo dijeron cuando llegamos aquí, pero inspeccionamos el cadáver y es solo un alfa común y corriente, no concordaba con nada de su descripción. Seguro estaban asustados y se confundieron, los chicos de ahora son muy sensibles con esas cosas.
«O es un lobo que ha sido transformado con Beowulf, pero la licantropía se deshizo al fallecer», pensó Jungkook.
—¿Han informado al FBI o a la Milicia sobre esto? —indagó Jaekyung.
—No, señor. ¿Debimos haberlo hecho? Podemos reportarlo de inmediato, si es necesario.
—No —cortó Jungkook, interrumpiendo la respuesta de su compañero—. Nosotros evaluaremos la situación y definiremos a partir de ahí. —No podía permitir que los federales los dejaran fuera otra vez.
—Entendido.
—Vamos, Joo. No hay tiempo que perder. —Le palmeó el hombro y se dirigió al río.
La mente de Jungkook iba a cien millas por hora, acelerando cada vez más, a medida que se acercaba al sitio. Si este caso se trataba de Beowulf, sería la prueba perfecta para reabrir la investigación y reevaluar la evidencia de los casos previamente cerrados. Una coincidencia como esta solo podía ser un milagro caído del cielo.
O no...
¿Por qué justo ahora? Si todas las investigaciones habían terminado en callejones sin salida, demostrando un control de la información casi perfecto por parte de los sospechosos, ¿qué necesidad había de exponerse ahora? Este alfa había desaparecido hace apenas tres días. Los movimientos de la droga y la transformación de los alfas parecía haber estado detenida por un buen tiempo, esperando aplacar las aguas. Era un error, por donde quiera que lo mirase.
Por otro lado, a pesar de que los casos habían sido cerrados, el tema estaba fresco y en mente de cada oficial y detective de policía. ¿Cómo era posible que estos oficiales hubiesen desestimado la declaración de los chicos, y ni siquiera se les pasara por la mente avisar al FBI? Esto comenzaba a apestarle, demasiado. Él, cegado por sus ansias de justicia y deseos de desvelar la verdad, se había precipitado en su actuar, en lugar de pensar en todo esto antes de adentrarse en el lugar.
Jungkook se detuvo a pocos metros del cadáver, paralizado por el fuerte hedor. Era el mismo que había sentido en el cuarto con las jaulas, cuando encontró a Jimin por primera vez. Esta vez sí estaba sobre la pista correcta.
Una mano firme en su hombro y un pinchazo en su cuello. Solo cuando la sensación del líquido siendo inoculado en su yugular lo inundó, Jungkook pudo corroborar que en esta ocasión había caído en la trampa. Ni siquiera necesitaba ver para saber quién lo había traicionado, solo había una persona allí con él y había tenido tiempo suficiente para memorizar su aroma en los últimos meses.
—Joo... Maldito... —Se dio la vuelta, agarrándole las solapas de la chaqueta con manos temblorosas, al hombre en el que había empezado a confiar.
—Lo siento, Jeon. No es nada personal.
Jungkook no pudo precisar si era culpa, o arrepentimiento, lo que se reflejaba en el rostro de su compañero, todo daba vueltas y era borroso. Tampoco cambiaba nada en su situación actual. Estaba demasiado débil y mareado para pensar, o moverse. La consciencia fue abandonándolo poco a poco, hasta que su entorno se oscureció por completo y se desplomó, su cuerpo cayendo sobre la fría e irregular llanura rocosa. Estaba jodido.
✿
Había sido un buen día para Jimin en su oficina. Los nuevos contratos e inversiones estaban yendo bien, y los socios comerciales de su padre lo estaban aceptando como un igual, sin mostrarse renuentes o competitivos con sus logros. Después de todo, en el mundo de los negocios, lo principal es mostrar resultados, más si se es el primogénito y heredero.
Seguía refiriéndose a Park Minhyuk como su padre, a pesar de todo. Le parecía más una costumbre, que sentirlo merecedor de ese título. Ese hombre solo se había mostrado con la imagen de progenitor para Jisung, su hijo no defectuoso. A veces, en las noches en que no podía conciliar el sueño, se preguntaba si su madre y su hermano también se avergonzaban de él. ¿Ignorarlo por completo era similar a odiarlo? Había dejado de pensar en ello, mucho tiempo atrás, tenía un equipaje lo suficientemente pesado como para añadirle más carga.
Con su esfuerzo, fue encaminando su vida y aprendiendo a aceptarse. Los golpes lo hicieron fuerte y le enseñaron a conservar solamente a las personas que fueran en verdad valiosas. Tenía a Jungkook y a Taehyung, y estaba comenzando a ampliar su horizonte de relaciones, pues los amigos de su alfa deseaban conocerlo también.
Más allá de los percances, lograría terminar sus estudios universitarios. A solo unos meses de graduarse y solo con algunas prácticas restantes, justificar su ausencia, mostrar sus capacidades y su responsabilidad como parte del Consorcio, le dieron la excepción que necesitaba para terminar su curso vía online, para no descuidar sus obligaciones como accionista.
—Hasta luego, señor Park. Qué tenga una buena tarde —se despidió la omega en la recepción, mirando un poco extrañada su andar.
—Gracias, igualmente para usted —contestó cordial, dirigiéndose a la salida para tomar un taxi. Debía comenzar a pensar en usar su dinero para comprar su propio auto.
«Pero eso significaría que Jungkook no me traería más al trabajo. ¿O podría llevarlo yo a él? Siempre se puede tomar un desvío en carretera y...». Sacudió la cabeza, divertido por sus propios pensamientos pervertidos.
Sabía por qué lo miraban curiosos: todavía cojeaba al caminar. Sentía a Jungkook en cada paso y eso, más que avergonzarlo, lo llenaba de una increíble anticipación que hacía palpitar su inflamado y vacío agujero. ¿Su detective lo lamería para sanarlo, para luego follarlo otra vez? Jeon era grande, mejor dotado que un alfa promedio. Y era de Jimin, para follar y ser follado. ¿Era permitido que todo fuera tan perfecto?
Al llegar a casa, pagó al taxista y se dirigió a la entrada. «Casa», el pensamiento se sentía tan en su lugar. En algún momento de los últimos meses, ese se había convertido en su hogar, impregnado de los aromas de él y Jungkook. A pesar de que en sus inicios ahí, pensó que debía encontrar su propio lugar para no causar molestias, ahora no se veía en otro sitio que no fuera este. El pequeño sofá donde tenían que acurrucarse para poder caber juntos y ver una película, la cocina donde se turnaban para preparar comidas simples con sus básicas habilidades culinarias, la cama que había sido testigo de sus momentos más apasionados y románticos; todo gritaba «hogar» para Jimin.
Abrió la puerta, deleitándose en la exquisita mezcla del sándalo y la menta, con el oporto y la lavanda. Nunca creyó sentirse tan bien con otro alfa. Se volteó para cerrar y colgar su abrigo, cuando notó al taxista todavía aparcado afuera, de seguro esperando a algún vecino que lo había solicitado. Sus miradas se cruzaron por un segundo, Jimin le hizo un breve movimiento de cabeza a modo de saludo y entró. Pensó tomar una siesta hasta que llegara Jungkook. Todavía estaba agotado del maratón de sexo en su celo, pero eso no le impedía desear una ronda más cuando su alfa regresara.
Se disponía a preparar un baño caliente, cuando su teléfono sonó en su bolsillo. El nombre de Kang apareció en la pantalla. El beta había prometido llamar cuando tuviera listo todo para su huida y fuese a pedir su dinero. El momento parecía haber llegado y Jimin sintió un brinco de emoción en su estómago, esto lo ponía un paso más cerca de obtener lo que le pertenecía, librarse del control de su padre y alcanzar una vida pacífica y segura, al lado de Jungkook.
—Señor Kang —saludó al contestar.
—Veo que sigues tratando con respeto hasta a los betas inferiores. Pero, claro, ¿qué podría esperarse de un fracaso como tú? —Fue la voz de Minhyuk la que dio la despectiva respuesta.
—¿Por qué tienes ese teléfono? ¿Qué pasó con el señor Kang? —Solo pensar que podía haber sido traicionado, le hacía perder la calma.
—Le di vacaciones por tiempo indefinido, para que no pensara que podía traicionarme.
—¡Monstruo! ¡Cobarde asesino!
—No sé de qué estás hablando. Fueron ustedes los que intentaron morder más de lo que podían masticar —dijo con desdén—. Te lo dije, Jimin, cuando naciste, ya me movía en este mundo. ¿Pensaste que todo sería tan fácil?
—¡Mal nacido! ¡Hijo de puta! ¿Crees que podrás salirte con la tuya? Voy a...
—¡Claro que puedo! —interrumpió—. ¿Vas a qué? ¿Tú y cuántos más?
—No creas que estoy solo.
—¿Hablas de ese detective de quinta? Jeon Jungkook, ¿cierto? Casualmente está aquí conmigo. Pondré el altavoz para que te mande un saludo.
—¡¿Qué?! —jadeó asustado.
La sangre de Jimin se heló en sus venas. ¿Su padre tenía a Jungkook? ¿Desde cuándo? ¿Qué le había hecho? Se habían ido juntos a trabajar en la mañana, todo había estado en orden. Pensó que estaban seguros, se confió. Y ahora Jungkook estaba en el ojo del huracán.
—Despiértalo. —Escuchó la voz de su padre al otro lado de la línea, hablando con alguien más.
Se escucharon un par de golpes y un «despierta, Jeon», que no pareció ser fructífero. Luego, un sonido de hueso siendo quebrado y el grito desgarrador de Jungkook hicieron eco en el lugar, atravesando la bocina. Jimin sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal y su estómago se revolvió, queriendo devolver el almuerzo.
—Bueno, Jeon, qué bueno tenerte despierto. Mi incompetente hijo ha escuchado tu dramático despertar, ¿te gustaría saludarlo?
Hubo silencio durante unos segundos, que dio paso a un sonido de gorgoteo y una tos ahogada entre gemidos de dolor.
—Ji-Jimin... —logró el detective, respirar parecía un esfuerzo monumental.
—Jungkookie, cariño... —Apenas podía contener los sollozos, las lágrimas ya le habían ganado la pelea.
—Estoy bien —jadeó, forzando las palabras.
No se escuchaba bien.
—¿Qué quieres, padre? —Las palabras tuvieron un sabor amargo.
—Me alegra que entiendas rápido. Algo llegaste a aprender, aparentemente.
—¡Habla de una vez!
—Como hoy me siento generoso, es algo simple. —Hizo una pausa—. Tu vida por la suya. Eres la espina en mi zapato, mi cabo suelto que no volveré a dejar.
Jimin puso su mente a trabajar lo mejor que pudo. Había altas probabilidades de que fuera una trampa, pero no tenía nada a lo que aferrarse. Ciertamente, no había ninguna prueba para incriminar a Park Minhyuk, Jungkook había estado lleno se sospechas y teorías, pero sin evidencias a su favor. Por el momento, debía encontrar la manera de ganar tiempo. Si su padre quería que le devolviera todas sus acciones a cambio de salir de su camino, estaba bien con eso. Si la forma de sacarlo del camino, era silenciándolo como a Kang, luego analizaría sobre ello. Ahora mismo, su prioridad era la vida de Jungkook.
—¿Cómo lo haremos?
—No caigas... en su trampa —alertó Jungkook en una súplica—. Llama a... la policía.
Un nuevo mar de golpes.
Otro gruñido de dolor.
Silencio.
—¡Jungkook! —gritó una y otra vez. Pegaba el teléfono imposiblemente más a su oreja, rezando por captar cualquier signo de consciencia.
—Jeon tuvo que irse a dormir, para que los hombres de negocios podamos hablar. Ahora, más te vale quedarte en silencio y hacer todo como te lo mande. El trato incluye su vida, no sus ojos en sus órbitas, ni sus brazos y piernas unidas a su cuerpo. ¿He sido claro?
—Transparente —mordió, tratando por todos los medios de reprimir su ira.
Con evidente tono triunfador y de superioridad, Minhyuk procedió a explicar a Jimin sus demandas.
—No contactarás con nadie, obviamente, y mantendrás esta llamada conectada todo el tiempo. No sé si Jeon tendrá alguno de esos artilugios para rastrear teléfonos, pero ni lo intentes, este es prepago —rio—. Parece que Kang no confiaba del todo en ti. Aunque ese zorro astuto no confiaba en nadie.
»Sabrás dónde nos encontraremos, cuando llegues. Alguien irá a recogerte. —Se escucharon un par de toques en la puerta—. Parece que ya ha llegado. Vete sin oponer resistencia. Recuerda: prometí su vida, no su cuerpo completo.
Jimin se quedó congelado en su sitio. ¿Qué podía hacer? ¡¿Qué?! No podía llamar a nadie, estando la línea abierta. Tampoco podía escribir una dirección, si no sabía a dónde se dirigía. Si se arriesgaba a llevarse algún tipo de localizador y lo descubrían, ¿quién sabe qué le pasaría a Jungkook?
Otro par de toques se escucharon en la puerta.
—No lo hagas esperar, Jimin —gruñó Minhyuk. Un latigazo se escuchó del otro lado, seguido por un grito de dolor de Jungkook—. Cada minuto podría ser un nuevo azote.
—¡Mierda! —bramó con impotencia.
El joven alfa corrió al estudio y, con marcador rojo, circuló en el mapa del bosque que habían conseguido para la reunión de esta noche, el sitio donde estaba la fábrica abandonada de su padre. No tenía idea de si sería ahí a donde sería llevado, pero una hipótesis era mejor que una búsqueda completamente a ciegas.
Otro azote.
Un gemido sin fuerzas para convertirse en grito.
—¡Ya voy! ¡Joder! —Abrió la puerta de un tirón.
Ahí lo esperaba el taxista que lo había llevado a casa. ¿Qué tan elaborado era el plan de Park Minhyuk?
Sin poder oponer resistencia, temeroso de generar más tortura a su pareja, Jimin entró obedientemente al automóvil otra vez. Un par de cuadras más adelante, se le arrebató el teléfono y sus muñecas fueron esposadas a su espalda. El conductor recibió un par de orientaciones de su padre y estampó con fuerza el aparato contra el asfalto. Sus ojos fueron vendados y, desorientado en la oscuridad, sintió un pinchazo en su hombro. Después de eso, todo se volvió negro.
¡Holiwis! A pesar de mis percances con el apagón y mi falta de batería, aquí estoy. Mega flash porque tengo mucho que hacer y pocas horas para dormir vdndhdbdbd.
Nos secuestraron a los niños y ya están torturando a Jungkookie 🥺. Soy mala, lo sé, pero respiro angst y drama, es algo que no está en mí jajajaaj. Espero les haya gustado, nos estaremos leyendo mañana. 💜
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
Maratón 2/5.
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