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Capítulo 20

¡Holiwis! Oficialmente, ¡FELIZ AÑO NUEVO! Espero hayan pasado un excelente fin de año y hayan recibido este con optimismo y ganas de prosperidad y felicidad. Esta historia está de vuelta y vamos rumbo a capítulos intensos. ¡La recta final ya ha comenzado!

Dedicatoria especial a Karin_Nicol2 estaba esperando a que tuvieras celular funcional para dedicarte jjjj. Gracias por acosarme, digo, alentarme a actualizar jajajajaja.

          El eco de zapatos en el suelo de mármol era el único sonido que se escuchaba en el interior de la oficina del CEO, en Park Enterprise. Park Minhyuk, desesperado, caminaba de un lado a otro, como un animal enjaulado. El temido lunes había llegado, trayendo consigo la Asamblea de Cierre de Año. Todos los accionistas estarían reunidos para evaluar ganancias, pérdidas, manejo de acciones y presupuesto. Usualmente, este era su momento para presumir sus logros como accionista mayoritario y dueño. Sin embargo, esta ocasión era distinta.

          Los últimos meses habían sido una locura y un desafío para el negocio. Un alfa dominante, orgulloso y exitoso como él jamás lo admitiría, pero estaba asustado. En su empeño por extender sus garras al bajo mundo, había acabado por perder el control de su propio imperio. Desde que su asistente personal había fallado en sacar a Jimin del hospital, se había deshecho de él. Ese había sido el inicio del caos, pues el beta era quien se encargaba de mantener a flote sus empresas, mientras él negociaba con la mafia y los altos mandos militares corruptos.

          Sin confiar en nadie para algo tan delicado, decidió, más con orgullo que con la razón, que él mismo se encargaría de todo. Fue una odisea que evolucionó a una misión imposible. Para cuando tuvo todo en orden y al día, su supremacía pendía de un hilo.

          Nadie dijo que escalar en la pirámide del poder sería fácil, pero Minhyuk no creyó nunca que lo sería tanto. En el reciente trimestre, había perdido tantas acciones, que otra persona se estaba alzando como accionista principal: Lee Taemin. Pero la sorpresa mayor no fue estar desesperado por perder el liderazgo, sino el hecho de no saber de quién se trataba. Conocía a ese tal Lee solo de nombre, siempre había tenido un perfil bajo, pero constante, por lo que nunca le dio importancia; todas las transacciones y firmas se habían hecho a través de su asistente. Grave error que le costaría, apenas hoy, conocer al hombre que casi competía por su posición como accionista mayoritario.

          —Tengo que hacer algo —dijo, con manos temblorosas, aferrándose a su celular—. ¡Vamos! ¡Contesta! —gruñó al aparato, como si la persona a la que llamaba pudiera escucharlo.

          Después de tres intentos, la llamada por fin se conectó.

          —¿Qué quieres, Minhyuk? —dijo la voz al otro lado, evidentemente hastiada.

          Park era un hombre altanero y arrogante, su ego era tan grande como su fortuna. La bilis amargaba en su garganta solo de tenerle que pedir un favor a este hombre, pero estaba desesperado.

          —Hablar de negocios, Jaebum, ¿qué más? —Trató de escucharse imponente, pero el resoplido sin gracia que obtuvo como respuesta, le demostró su fracaso.

          —Dirás que vienes a pedir dinero, otra vez, ¿no es cierto? —aseguró, burlón—. ¿Qué te ha pasado en estos meses? No eres el alfa con el que empecé a hacer negocios. Estás a punto de parecerme una mala inversión.

          Por conversaciones como esta, es que Minhyuk detestaba tanto al General Kim Jaebum. A pesar de estar en aparente igualdad de condiciones, el General se encargaba de recordarle quién estaba al mando, cada que tenía la oportunidad. Tenían un trato mutuamente beneficioso, solo posible por la ascendencia de ambos y la información conjunta que lograron reunir; pero Jaebum era quien tenía los medios y contactos para hacerlo funcionar. Park estaba atado de pies y manos, no le quedaba más opción que ceder.

          —No es «pedir dinero», es obtener un adelanto de lo que me pertenece —se defendió. Sin importar su posición, era él quien había hecho el descubrimiento decisivo, carta de triunfo a la que se aferraba con uñas y dientes—. No se trata de una cantidad imposible, si pensamos en los honorarios que obtendremos por el último cargamento, en un par de semanas.

          —¿No eres el que dijo que nuestro trato era solo un extra, porque dinero no te faltaba? ¿A dónde fue la riqueza que tanto presumías?

          —Hay unas acciones que necesito recuperar. Tengo que ofrecer un precio que no puedan rechazar.

          Hubo silencio por unos instantes.

          —Bien… Te lo cederé como un préstamo y cobraré mis intereses, por supuesto. Y más te vale no volver a meter la pata, ya bastante tuve con arreglar tu cagada usando al FBI. Si sigues fallando, tendré que prescindir de ti.

          —Si eso sucede, me aseguraré de enterrarte conmigo —arremetió, sabiendo que ambos estaban igual de hundidos y Kim no podía romper el status quo—. Te enviaré un mensaje con la cantidad. —Colgó.

          Park suspiró, sintiendo algo de alivio, a pesar de la incómoda conversación. Con ese dinero, se ampliaba el margen de posibilidades. Solo faltaba conocer a ese tal Lee Taemin y hablar de números. Todo hombre tenía un precio, Lee no sería la excepción.

          En la sala de juntas, un par de horas después, los ojos de Minhyuk vagaban entre caras conocidas. Los doce asientos estaban ocupados, a excepción de uno, por sus socios de antaño. Entonces, ¿dónde estaba Lee Taemin? ¿Hasta cuándo la incertidumbre provocada por ese hombre, seguiría siendo un dolor de cabeza?

          Un par de toques se escucharon en la puerta, precediendo a la entrada de la secretaria.

          —Señor Park —dudó la omega, con la cabeza gacha—, el señor… Lee acaba de llegar.

          —¡Hazlo pasar, ¿qué esperas?! —gruñó.

          La joven asintió repetidamente y salió, casi corriendo, hecha un manojo de nervios.

          Si Minhyuk hubiese tenido que describir lo que sintió cuando vio quién había entrado por la puerta, la palabra sorpresa se quedaría corta. Su rostro palideció, para luego colorearse de rojo intenso por la ira. Frente a él y todos sus subordinados, con pose confiada y sonrisa ganadora, se encontraba Jimin, el hijo inepto al que dio por un caso perdido toda su vida. Al parecer, las bestias acorraladas eran capaces de sacar sus garras y afilar sus colmillos. Si esta era la mordida de su hijo, era desgarradora.

          Todos sus posibles planes se fueron a la basura. Haberse  incluso rebajado a pedir dinero a Jaebum era inútil. Debió eliminar a su hijo cuando tuvo la oportunidad, al darse cuenta de que estaba viviendo con ese detective entrometido, que había husmeado demasiado cerca. Si lo pensaba bien, esa era una dupla peligrosa. Subestimar a Jimin lo había llevado a este desastre, no volvería a cometer ese error.

          «Por eso no se deben dejar cabos sueltos… Ni aunque se trate de mi propio hijo», pensó Minhyuk, mentalizado a pisar firme, pero con andar precavido.

          La reunión transcurrió, a ojos de los demás, sin contratiempos. Jimin explicó cómo, a través de un pseudónimo creado entre él y su mejor amigo, habían adquirido las acciones, justificándolo como una manera de preservar la compañía en los momentos de riesgo. Incluso había dado a entender que Minhyuk estaba al tanto y había sido partícipe del plan. Para cualquiera, su hijo sería visto como un héroe y un óptimo sucesor, que había logrado salvar de la crisis al consorcio, a la vez que demostraba su talento en los negocios. Aunque, probablemente, ese había sido el propósito de Jimin desde un inicio.

          A pesar de la pose relajada de Jimin, su mirada estaba ardiendo con llamas de determinación y furia, colmada del mismo rencor que su padre vio en sus ojos, el día de su enfrentamiento en el hospital. Así que, ¿esta era la venganza de Jimin? ¿Derrotarlo en su propio juego? ¿Arrebatarle todo? ¡Qué así sea!

          «Dos pueden jugar este juego, Jimin. Espero no solo estés preparado para perder la partida». La mirada de Minhyuk clavó dagas en el rostro de su hijo.

          Con la reunión finalizada y el resto de los ejecutivos marchándose, ambos Park se quedaron solos, envueltos por el silencio y la tenue luz de las lámparas de mesa.

          —Un gusto volver a verte, padre. —Jimin rompió el hielo—. Pareces sorprendido de verme.

          —No mientas, mocoso, el odio se te sale por los poros. —Cuadró su postura, las manos en los bolsillos—. No pensé volver a verte. Al menos, no así.

          —¿Así, cómo? ¿Fuera de un ataúd?

          —¿Insinúas que me atrevería a matar a mi propio hijo? —Su tono falsamente ofendido.

          —No lo dudo, ni por un segundo. Debió ser un shock saber que no se completó el trabajo, ¿cierto?

          La expresión de Minhyuk era calma, pero su postura era rígida, mientras caminaba alrededor de su hijo. Sus feromonas de casta y su intenso aroma lo envolvían, mostrándolo listo para arremeter en cualquier momento. Jimin lo sintió, los vellos erizados en su nuca eran la prueba. Acababa de crearse una posición medianamente segura, no podía dar un paso en falso.

          —¿Qué es lo que quieres, Jimin? ¿Qué es esto, algún tipo de venganza?

          —Ahora lo es. —Un brillo inescrutable apareció en su mirada—. Antes, era una sorpresa para ti. Quería demostrarte mi valía, ver aprobación y orgullo en tu mirada, que sintieras que era digno de heredar el negocio. Después de lo que pasó en el hospital, comprendí que todo era inútil. No ibas a darme un lugar… —Su expresión se enserió—. Lo construiré a pulso, entonces, y te destronaré en el proceso.

          —¡Malnacido! —Golpeó la madera con el puño—. ¿Crees que es así de simple? ¿Venir a mi territorio, tomar mis bienes, ganarte a mis empleados y tomar mi lugar? ¡No seas ingenuo! ¡Cuando naciste, ya estaba al mando de esta empresa! ¿Piensas que puedes quitarme lo que es mío? ¡Te reto a intentarlo! ¡Debiste quedarte jugando a las casitas con ese detective, como la perra puta recesiva que eres!

          La máscara de seguridad de Jimin se tambaleó.

          —¿Pensaste que no lo sabía? ¡No me subestimes! Debí deshacerme de ti, en lugar de dejarte la oportunidad de convertirte en una piedra en mi zapato. —Se acercó hasta casi empujarlo con el pecho—. No me hagas enmendar ese error. ¡Desaparece, o te hare desaparecer!

          —¿Es eso una amenaza?

          —Considéralo una advertencia.

          —Si es ese el caso, debería advertirte también. —Jimin sonrió, recuperando la compostura, al ver la duda sembrarse en el semblante de su padre—. No creas que hacerme con casi la mitad de tus acciones, es a lo único que me he dedicado en estos meses.

          Minhyuk se quedó en silencio, hiperventilando y temblando de la rabia. Jimin solo lo observó por unos segundos, se dio la vuelta y caminó con paso seguro hacia la salida. Al abrir la puerta, se giró, hasta que sus miradas se encontraron, y dijo:

          —El señor Kang te envía saludos. Dice que lo siente, pero ya no eres su caballo ganador. —Se marchó.

          Solo bastó que la puerta se cerrara, para que la ira y el pánico se apoderaran por completo de Minhyuk. ¡El bastardo de su asistente personal había abierto la boca!

          —¡Eres un imbécil, Kang! —gritó, tirando el elegante jarrón de centro de mesa, que se hizo añicos contra la pared—. Debí saber que no silenciarte era un error. —Hasta donde sabía, nunca le había dado acceso a evidencia física, pero era un testigo comprometedor.

          Ni siquiera sabía por qué se sorprendía, conocía de la naturaleza ambiciosa de Kang, ese fue uno de los motivos de mantenerlo trabajando para él. Mientras Minhyuk le diera beneficios, él se comportaría como un tiburón despiadado que destrozaría toda competencia. Park jamás dudó de sus capacidades y su poderío, así que no se preocupó. ¿Kang pensó que por haber sido despedido, podría hacer lo que le diera la gana? ¡Qué equivocado estaba!

          —Los mataré a todos, sin excepción. Al idiota de Kang, al bastardo de Jimin y al entrometido de Jeon Jungkook. Solo tengo que mover los hilos correctos para salir limpio y victorioso, como siempre hago.

─━━━⊱✿⊰━━━─

          En casa, con luces tenues y silencio, a excepción del sonido de su respiración, Jungkook estaba sentado en la cama, mirando la caja color negro a su lado. Estaba nervioso, y algo ansioso. El día había llegado y no planeaba posponerlo más.

          —Vamos allá —se dio ánimos. Tomó el contenido de la caja y se dirigió al baño.

          En pocos minutos, ajustado a su altura y pegado a la pared de la ducha, estaba el consolador con base de succión que había comprado cerca de una semana atrás. Era de color carne, con venas marcadas en su longitud y la forma de un pene bien definida. Tenía más o menos el mismo tamaño que Jimin, no tan grande como él, pero sí bien proporcionado. Todavía, mirándolo erguido y apuntándole, el artefacto parecía burlarse de Jungkook, que no estaba seguro de si cabría en su interior.

          «No te preocupes, entrará y te dará un placer no experimentado antes, aunque al inicio se sienta incómodo. No seas tímido, toma la iniciativa. Si no te notas decidido, no podrás cumplir tu propósito con Jimin». Recordó las palabras que le dijo la profesora Im, cuando la llamó, con las orejas rojas, en busca de fuentes confiables de referencia.

          Quizás sí estaba siendo demasiado precavido. Era tiempo de pensar menos y sentir más. Porque, tal y como Nayeon le había dicho, si no dejaba la timidez y la precaución de lado, lo que iba a hacer no tendría sentido.

          Si Jimin no estaba preparado para ser el pasivo en la relación, Jungkook quería demostrarle que él sí lo estaba, y que no se trataba de una obligación, o simple complacencia. Quería mostrarle que ambos podían obtener placer y que entre ellos no se trataba de quién llevaba las riendas, en un plano físico, tal y como habían logrado en el ámbito emocional.

          Entonces, si su mente estaba decidida, ¿por qué seguía dudando?

          Se despojó de sus ropas, untó lubricante en el consolador y en sus dedos, y entró a la ducha. Introdujo el primero de sus dígitos a través del esfínter anal, venciendo esa primera barrera. La sensación era extraña e incómoda, pero no dolorosa. Lo siguió deslizando hasta que la opresión se redujo y añadió un segundo. Sabía que los omegas tenían muchas terminaciones nerviosas a ese nivel, por lo que el contacto generaba lubricación y excitación; sin embargo, él solo sentía una ocupación molesta.

          Después de estar suelto incluso con tres dedos, alentado por la promesa de placer del libro y los videos ofrecidos por la profesora Im, así como por la ausencia de dolor hasta el momento, decidió ponerse de pie y retar al pene de goma erecto y goteando lubricante. Cuando la cabeza roma y más ancha atravesó su anillo de músculo, la quemazón y el dolor punzante se hicieron presentes. Respiró profundo y trató de relajarse, a su ritmo, llevándolo cada vez más adentro.

          Estuvo quieto por algunos minutos, adaptándose al tamaño y el estiramiento. Tanteó y se movió un poco, simulando embestidas desde atrás. Unas pocas estocadas bastaron para que, en un cambio de ángulo, un placer eléctrico recorriera su cuerpo, arrancándole un gemido. ¿Era esa su próstata? ¿Así se sentía cuando era estimulada?  No tardó demasiado en tener una erección, con fugas de pre semen en la uretra, mientras la masajeaba perezosamente, al ritmo de las penetraciones.

          Jungkook había perdido la cuenta del tiempo que había pasado, debían ser minutos, pero se sentían como horas de placer ininterrumpido. Cualquier pensamiento racional había abandonado su mente. Todo giraba alrededor de gemidos, embestidas, una mano acariciando su polla y la otra apretando sus pezones duros y erectos.

          Por primera vez, sus ojos se fijaron en el espejo en la pared al lado del lavabo, que quedaba justo frente a él. Se veía expuesto, a pesar de su físico imponente; ruborizado, su piel brillante por el sudor y sus músculos contorsionándose de placer bajo sus toques. Sintió el hormigueo característico del orgasmo comenzar a asentarse en sus entrañas. Jadeaba y gemía, con ojos nublados de placer, cuando su mirada se desvió a la puerta entreabierta, desde donde pudo ver la silueta de Jimin, que lo observaba fijamente con las pupilas y fosas nasales dilatadas, sin siquiera parpadear, jadeante y rígido en su posición.

          ¿Desde cuándo estaba ahí? Se suponía que tendría más tiempo, que entre ellos habría un momento romántico, lleno de seguridad, caricias y besos lentos. No tenía que ser encontrado así, envuelto en la más cruda lujuria animal.

          Jeon se sintió tímido, ralentizando sus movimientos por un breve instante, pero no duró mucho. El solo hecho de saberse observado por Jimin, lo puso más duro y excitado. ¿Acaso estaba descubriendo un nuevo fetiche? No tenía forma de saberlo, ni neuronas para averiguarlo. El creciente placer hizo a su cuerpo adquirir mente propia, retomando su tarea de llevarse al orgasmo.

          —Oh, sí. ¡Joder! Tan bueno... —balbuceó, machacándose contra su próstata, sin dejar de hacer contacto visual—. Muero porque me llenes, Jimin. Seguro tu polla se sentirá... increíble. —Se volvió atrevido y seductor.

          Aceleró el ritmo y un gemido gutural se arrancó de su garganta cuando se vino, pintando el suelo de la ducha con su corrida. Sus ojos y los de Jimin permanecieron clavados en todo momento. El alfa más joven olía a excitación, lo suficiente como para impregnar el espacio y mezclarse con el aroma y la excitación del propio Jungkook.

          —Ven aquí —jadeó, sintiendo sus piernas temblorosas al sacar el juguete de su interior, que se quedó contrayéndose alrededor de la nada.

          Ambos quedaron frente a frente, apenas con un metro de separación. Jeon totalmente desnudo, pero sin sentirse avergonzado por mostrarse al hombre que ama.

          —Jungkook, ¿qué estás haciendo? —La postura de Jimin era rígida—. No tenías que... No tienes que someterte a mí. Yo...

          —Esto no es una muestra de sumisión. —Se acercó—. Es una demostración de cariño. Lo hago por los dos. Y, ¿sabes qué? Fue genial. —Le besó la comisura de los labios—. ¿Sabes qué más? Estoy seguro de qué se sentiría mucho mejor. —Le apretó la erección por encima de la ropa.

          Jimin gruñó ante la estimulación, dejándose guiar por Jungkook hasta quedar sentado sobre la tapa del inodoro.

          —¿Me dejas comprobar si se siente tan bien como imagino? —susurró, con la cabeza en el cuello de Jimin, tratando de disimular el temblor en su voz.

          El detective estaba nervioso. Más de lo que sería capaz de admitir. Había pensado llevar a Jimin a la cama y montarlo, pero su plan no contó con la debilidad de sus piernas, debía improvisar. No quería parecer cohibido, para que su novio pudiera dejarse llevar. No solo se trataba de no hacerlo sentir que Jungkook había cedido por obligación. Jimin tenía muy malas experiencias en cuanto a la penetración, no quería que pensara que llevaría a Jeon a una vivencia traumática, no era para nada el caso.

          —Déjate llevar. —Jungkook susurró contra sus labios antes de besarlo con vehemencia.

          Todo fue gemidos y gruñidos, en un intercambio primitivo y excitado. Al parecer, el control de Jimin pendía de un hilo que acababa de romperse. Jeon liberó la dura polla de su pareja, la lubricó y la colocó en su entrada, comenzando a descender lentamente. La sensación de quemazón y plenitud palpitante era dolorosa y placenteramente adictiva, aun quietos. Ambos gimieron al unísono y Jungkook comenzó a moverse, lenta y tortuosamente.

          A medida que el placer iba sustituyendo al dolor, Jeon fue acelerando sus movimientos, con su pene erecto frotándose sobre el abdomen de Jimin, mojándolo con su pre semen, haciéndolo desear lamer y probarse en esos abdominales. Su erección, apenas recobrada, se sentía a punto de estallar otra vez. Jimin le fijó las caderas, disminuyendo el ritmo, tratando de mantener el autocontrol y prolongar el placer. Ambos parecían estar a punto de estallar.

          —Jungkook, por favor... Si sigues así, no podré aguantar mucho más. —Los dedos de Jimin de seguro dejarían marca, de lo fuerte que lo sostenían.

          —No te contengas... Lléname —dijo, mordiéndole el labio inferior.

          Se deslizó fuera, hasta solo dejar la cabeza, y se dejó caer con fuerza hasta la raíz, empalándose por completo. Ambos acallaron sus sonidos obscenos en la boca del otro. Jimin pulsó carga tras carga en su interior y Jungkook se contrajo con fuerza a su alrededor, aprisionándolos juntos. En la neblina del placer, el detective, sobre estimulado, sintió una mano masturbarlo con velocidad y un agarre que lo hacía levitar entre el placer y el dolor, creando un afrodisíaco perfecto, que lo llevó al orgasmo una vez más.

          Ambos se quedaron abrazados e inmóviles, en una mezcla de extremidades, sudor y olor a sexo. Demasiado cansados como para siquiera molestarse por la incómoda posición mantenida.

          —Deberíamos pararnos de aquí, antes de acalambrarnos —dijo Jimin, acariciando perezosamente la espalda de Jungkook, que todavía jadeaba sobre él.
          —Mmmm —ronroneó—. No creo que pueda moverme por ahora. Me has drenado. —Inhaló profundamente, aspirando el aroma mezclado de ambos. Se relajó aún más.

          Jimin sonrió, haciendo vibrar su pecho. Deslizó sus dedos hasta más abajo de la línea de la columna de Jungkook, entre sus nalgas, acariciando su entrada con suavidad.

          —Estoy bien... —Jungkook respondió a la pregunta no formulada. Besó el cuello de Jimin y añadió—: ¿Sabes? Creo que sí hay un motivo que me haría moverme de aquí —dijo con picardía, sus ojos brillando traviesos.

          —¿Ah, sí? —Jimin alzó una ceja, captando la indirecta—. ¿Y cuál sería? —Introdujo un dedo en la sedosa y cálida entrada, mojando sus dedos con su propia corrida.

          —Ir a la cama por una segunda ronda —gimió y lo volvió a besar—. Muero por sentirte de nuevo.

¿Están por aquí? Gracias a todos los que leen mis notas de autor desmadradas. Espero este sea un gran año para todos.

¿Qué tal todo con el lemon? ¿Les gustó? Hace siglos que no escribía smut jajajaja. Espero no tengan problemas con el jikook. Me gusta escribir versátil, es algo que muchos saben. Si tienen algún inconveniente, son libres de dejar de leer (sin crear conflicto), no hay problema con ello. No obstante, me gustaría que siguieran leyendo y no reduzcan el valor de la historia solo a quién es top. ¡Disfruten de la diversidad! Jjjj yo solo digo 🤭

Chao chan 😘

Hasta el próximo viernes.

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