Capítulo 14
El sonido de la alarma se extendió por el silencio matutino, en la habitación de Jungkook. Abrió los ojos, sintiendo que había dormido, pero no descansado. Sus hombros estaban tensos, su cuello rígido y su cabeza martillaba dolorosamente. Sin dudas, el día anterior le había pasado factura. No se trataba solo de lo sucedido con Namjoon y su larga estancia con él, en el hospital; los momentos compartidos con Jimin al regresar a casa y en la madrugada, se adueñaron de gran parte de sus pensamientos.
En medio de su duermevela nocturna, cada momento íntimo con Jimin se repitió en su cabeza. Desde las miradas prolongadas y silenciosas que compartían al cenar juntos, donde Jeon se quedaba fascinado más de una vez con los hermosos rasgos del joven alfa, hasta la comodidad irreal que sentía al compartir su espacio con él, que se había vuelto algo tan rutinario, hasta el punto de sorprenderlo.
Hasta ahora, no había considerado nada fuera de lo normal. Jimin y él, a pesar de conocerse hace poco, habían construido una peculiar, pero buena amistad; las circunstancias en que se conocieron y todo lo que habían atravesado juntos, permitió que esto sucediera. Sin embargo, lo que despertó la noche anterior en Jungkook, no había sido normal. Durante el celo que compartieron, las feromonas fueron la justificación. En cierta medida, otras circunstancias se relacionaban con el lazo que los unía. Pero, lo que pasó anoche no tenía cómo explicarlo, al menos a base de excusas.
Jungkook sabía a qué se correspondía la sensación de intimidad y comodidad que despertó en él, haber ocultado su cabeza en el cuello de Jimin. Conocía el cosquilleo desatado en su estómago, que apareció cuando se miraron fijamente, después de su abrazo, y sus ojos se desviaron a sus labios y se quedaron allí. Sabía por qué su corazón había palpitando con fuerza y galopado por la cercanía. Reconocía el calor en sus mejillas, acompañado seguramente de un rubor avergonzado. Jeon sabía qué eran todas estas sensaciones y qué estaba despertando en él. Lo había experimentado antes, pero nunca tan fuerte. Nunca con un alfa.
«¿Esto es posible? ¿Será que algo está mal conmigo?».
Su autocontrol y su capacidad de actuar bajo estrés e incertidumbre habían sido su orgullo durante toda su vida. Sin embargo, desde la llegada de Jimin, como un torbellino, todo siempre era confuso, instintivo. Lo hacía sentir perdido, como hace mucho tiempo no experimentaba. Pero, a pesar de estar aparentemente sin rumbo a su alrededor, sentía como si estuviera en el lugar correcto.
La incertidumbre estaba siendo difícil de manejar esta mañana. No encontraba una respuesta. O, más bien, no sabía qué pensar de la conclusión a la que había llegado. Necesitaba consejo, y sabía bien a quién acudir en estos casos. Se alistó con rapidez y salió de casa hacia la estación, dejando el desayuno preparado para Jimin, como agradecimiento por lo de la noche anterior. Por algún motivo, cada vez que ocurría una situación que no sabía cómo manejar, acababa huyendo y dejando el tiempo pasar. Es algo en lo que tendría que trabajar.
✿
—Buenos días —saludó Jungkook, como siempre, al entrar en la estación.
—Jeon, buenos días. Ven a mi oficina, necesitamos hablar. —Jackson lo intersectó.
Entraron juntos al despacho del Teniente Coronel.
—Dígame, señor.
—¿Cómo se encuentra Kim?
—Fue una operación difícil, según nos explicó el médico. Perdió un riñón y salió del quirófano con un par de tubos conectados al interior de su tórax. Los primeros días son cruciales, estará en la UCI.
—¡Joder! —Jackson se dejó caer en su silla, con frustración. Tenía a uno de sus mejores hombres incapacitado, por no mencionar la buena amistad que tenían—. Espero se recupere y vuelva con nosotros pronto.
—Yo también lo espero —coincidió Jungkook—. Todo lo sucedido, parece premeditado. Podría haber sido una trampa, pero ¿para nosotros? ¿Quién podría estar detrás de Namjoon? Quiero decir, tenemos una larga cola de criminales arrestados que de seguro quieren revancha, pero...
—Todo encaja demasiado bien en muy poco tiempo, tampoco creo que sea un hecho al azar. He puesto a Onew y Wonho frente al caso, se harán cargo.
—Gracias, señor.
Los detectives Wonho y Onew eran de los mejores y con mayor experiencia de la estación, tenían un gran repertorio de casos solucionados y un olfato excepcional para los crímenes. Jungkook, al estar emocionalmente involucrado, y después de su reacción el día anterior, no estaba seguro de poder estar en todas sus capacidades para hacerse cargo.
—Tú estarás haciendo trabajo de escritorio hasta que se te asigne un nuevo caso, o seas convocado a alguna escena del crimen. Llegado el momento, se te asignará un compañero provisional.
Jeon gruñó, inconscientemente. Namjoon había sido su compañero desde siempre, no se imaginaba trabajando con alguien más. Ambos habían sufrido lesiones menores, anteriormente, pero nunca nada que ameritara estar fuera de servicio. Le hubiera gustado decir que estaría bien solo con Yoongi, pero el omega había pedido algunos días más libres porque no estaba del todo recuperado; el celo debía haber sido bastante intenso.
—Sé que puede ser incómodo, pero solo será temporal. No hay alternativa.
—Lo sé. Lo siento, fue instintivo. —Hizo una pausa—. Entonces, si me toca trabajo de oficina, es porque oficialmente el caso en que estábamos trabajando ya no es nuestro.
—El FBI y la Milicia estarán trabajando en ello. Al informar sobre la posibilidad de relación con Beowulf, recogieron todos los datos y se adueñaron del caso. Me molesta perder, pero también es cierto que nos quedamos estancados. Logré llegar a un acuerdo y nos mantendrán informados sobre el avance, o la resolución del caso.
—Eso es bueno. —Suspiró, rendido ante lo inevitable—. Señor, tengo mi papeleo al día y ayer di las declaraciones necesarias. ¿Podría tomarme unas horas para resolver unas situaciones personales? Si ocurre algún llamado de emergencia...
—No te preocupes —lo interrumpió—. Tengo suficiente personal disponible por ahora. Resuelve lo que necesites.
—Gracias. —Hizo una reverencia y se retiró.
En carretera, tomó su celular y marcó un número.
—Buenos días, Jungkook —saludó la suave y conocida voz, al otro lado de la línea—. ¿Cómo has estado? ¿A qué debo el placer de tu llamada?
—Profesora Im, siempre un gusto escucharla. ¿Cómo se encuentra?
—Bien, querido. Rumbo a una clase llena de alfas hormonales e inmaduros, a tratar de enseñarles un poco sobre la naturaleza de las castas. A todos parece entrarles por un oído y salirles por el otro. —Suspiró audiblemente a través de la línea—. Ay, Jungkook, necesito más estudiantes como tú. Dispuestos a aprender y comprender, y no a juzgar y renegar.
—Dice eso, pero sé que le encanta el reto de enseñar a chicos así. Si no, sería demasiado fácil, ¿cierto?
—A veces creo que llegaste a conocerme tan bien como yo a ti.
—Podría ser. Pero no soy tan bueno leyendo a los demás, ni de lejos. Últimamente, ni siquiera estoy seguro de comprenderme.
—¿Qué sucede?
—¿Tendrá algo de tiempo para mí, hoy? Necesito conversar esto personalmente. Puedo ir a la universidad, incluso, si le resulta más cómodo. Sé que suele estar ocupada, perdón por pedir de la nada.
—Cariño, eres como el hijo que nunca tuve. Para ti siempre tengo tiempo. Después de las once, tengo un par de horas libres. ¿Puedes venir en ese horario?
—Claro. Ahí estaré. Muchas gracias.
—No hay de qué. Nos vemos.
Colgaron. Jungkook cambió la dirección. Había hecho bien en llamar de antemano, para no ir en vano. Aprovecharía este tiempo para visitar a su padre, tenía la idea rondando su mente desde ayer, de todos modos.
La entrada principal estaba tan apagada y descolorida como siempre. Después de la muerte de su papá, su padre nunca se había preocupado por mantener vivo el jardín. Las consecuencias del lazo roto habían sido devastadoras. Sus padres, además del lazo, compartían un amor tan profundo y verdadero como jamás pensó ver. Gran parte de lo que Jungkook era en la actualidad, lo había aprendido de su padre. Siempre fue un gran alfa, a pesar de que ahora solo quedara una sombra triste de lo que fue en el pasado.
Entró con su copia de la llave y se dirigió al salón principal, pensando que encontraría a su padre, como siempre, sentado en el sofá, con la mirada en las noticias o en la pantalla apagada de la televisión, oliendo a tristeza y soledad. Se llevó una sorpresa. La casa, a pesar de conservar la monotonía usual, tenía algunos origamis de grullas de colores, colgando por lugares al azar.
Escuchó la voz de su progenitor desde la cocina, así que se dirigió a la parte trasera de la casa.
—¿Padre? —indagó, dejándose ver.
—Hijo, buenos días. —Las manos del alfa mayor dejaron de doblar el papel de color—. Qué gusto verte. ¿Quieres desayunar con nosotros?
—¿Nosotros? —Miró hacia el fregadero, donde una linda beta de cabello negro y ojos cafés había dejado de cortar fruta para quedar de frente a él.
—Mi nombre es Akane Kurosawa, joven Jeon: soy la cuidadora asignada a su padre hace poco más de un mes. Es un placer conocerlo. Hace algún tiempo quería presentarme en persona.
—El gusto es mío. Soy Jungkook.
La agencia le había notificado del cambio, pero no se había preocupado demasiado, eran confiables. Había leído el currículum y visto la foto de identificación, sabía que era una mujer japonesa relativamente joven, de una edad cercana a la de él. Los reportes seguían llegando en tiempo y forma, y había demostrado ser eficiente en su trabajo, eso era suficiente. No esperaba ningún cambio anímico en su padre, pero aparentemente no había sido así.
Jungkook no tenía idea de qué había pasado en el mes que llevaba sin venir, pero este era un progreso más grande de lo que jamás pensó. ¿Cuándo había sido la última vez que su padre le había dicho tantas palabras juntas? ¿Cuándo había tenido brillo en sus ojos por última vez? La emoción le oprimió el pecho y tuvo que inhalar profundo por aire, sin saber cuándo su respiración se había detenido.
—¿Qué comerá, joven? —volvió a hablar Akane—. Seguro usted y su padre tienen mucho para hablar y ponerse al día. —Sonrió comprensiva.
—Sí, hijo —añadió su padre—. Escuché que lograron desmantelar la red de tráfico de omegas más grande de la capital. Quiero detalles.
—Tomaré solo un jugo de naranja. Gracias, señorita Kurosawa —dijo y miró a su padre, con un nudo de emociones formándose en su garganta—. Así que detalles, ¿eh? —Apartó una silla para sentarse a su lado—. Pues empecemos desde el principio.
El detective se vio inmerso en la conversación con demasiada facilidad, bajo la mirada atenta de su padre, que de vez en cuando también daba sus observaciones y deducciones. El policía que había sido en sus mejores años seguía con vida, aun debajo del caparazón vacío en que se había convertido, y que parecía estarse rompiendo para volverlo a dejar salir. El vaso de jugo fue dejado a su lado en algún momento, pero no volvió a notar la presencia de la beta. Al parecer, se había retirado para darles privacidad.
—¿Cómo te sientes, padre? —cuestionó, después de cerrado el tema anterior—. Hace mucho que no te veía así. Pensé que... —Sus palabras se ahogaron en su garganta, las emociones sobrepasándolo.
—Estoy mejor. Akane me ha enseñado muchas cosas para ocupar el tiempo y cómo darles un significado. El origami es lo que más hago. —Mostró el ave terminada en sus manos—. De momento, mi meta es terminar mil grullas.
—¿Mil grullas?
Los asistentes sociales le habían explicado a Jungkook, previamente, la utilidad e importancia de la terapia ocupacional. Hasta ahora, ninguna parecía haber sido efectiva. Le alegraba que la papiroflexia estuviera dando resultados.
—Akane me habló de una leyenda de su país. Dice que si haces mil grullas de papel, tu deseo se hará realidad.
—¿Cuál es tu deseo?
Hubo una pausa.
—Quiero que Eunwoo descanse en paz y... me perdone por no haber podido protegerlo. ¿Crees que será mucho pedir? —La preocupación y el miedo se filtraban en su mirada.
—No, padre. No lo es. —Su corazón dio un vuelco al escuchar el nombre de su padre omega—.Estoy seguro de que te perdonará.
Jungkook estaba al tanto de la culpa que sentía su padre, su autoflagelación y decadencia. Si necesitaba el perdón para seguir adelante y no continuar ahogándose en su vínculo roto, y eran mil grullas lo que se necesitaba para ello, pues que así fuera.
—¿Crees que podrías enseñarme? ¿Podemos hacer algunas, juntos? Quisiera ayudarte a cumplir tu deseo.
—Claro —sonrió, con una calidez que Jungkook hacía mucho no veía—. Tu papá estaría feliz por ello, seguro. Toma. —Le entregó un pedazo de papel—. Te enseñaré cómo se hace. No soy muy bueno aún, pero me esforzaré.
—Tenemos tiempo, no te preocupes. Quiero aprender de ti.
Comenzaron a hacerlas, poco a poco, equivocándose, haciendo y deshaciendo. Construyendo no solo grullas de papel y un deseo, sino también una relación que se había deteriorado con el tiempo.
✿
Tras varios años desde su última visita, Jungkook se encontraba nuevamente en la Universidad de Seúl. Estaba esperando a la profesora Im en su Departamento. Las paredes estaban llenas de paisajes y de los títulos logrados por la docente. Las plantas ornamentales adornaban el alféizar de la ventana y, a su lado, permanecía un gran estante lleno de libros de diversos temas de Psicología. El escritorio, con la computadora y la silla, se ubicaba en el centro. A algunos metros, cercano a la esquina de la habitación, estaba ubicado un sofá de dos plazas y una mesita de café. Todo era como Jeon lo recordaba.
La profesora entró, poco tiempo después, llevando una tetera y un par de tazas de porcelana junto a un platillo con algunas confituras. Se abrazaron con el cariño y la familiaridad que no habían perdido, compartieron saludos y conversaron un rato, lado a lado en el sofá, poniéndose al día sobre sus vidas laborales y una que otra trivialidad.
—Bueno, querido, sabes que me encantaría hablar por horas, pero la vida adulta no deja demasiado tiempo al ocio. ¿Qué querías consultarme?
Nayeon vio la postura de Jungkook tensarse. No necesitaba poder olerlo para saber que estaba nervioso. Le dejó unos segundos para que ordenara sus pensamientos y los pusiese en palabras.
—¿Recuerda que le dije que cuando apareciera alguien, sería la primera en saberlo?
—Sí —afirmó, una pequeña sonrisa asomando sus labios al pensar en lo que podría estar a punto de escuchar.
Se comunicaban regularmente, a pesar de no hacerlo muy seguido. La soltería prolongada de Jungkook siempre fue un tema que salía a colación. La profesora tenía algunos pensamientos sobre el motivo, pero siempre se los había reservado. El alfa siempre le respondía que le diría en cuanto se interesara en alguien. Al parecer, el momento había llegado.
—Creo que... hay alguien que me gusta —dijo, procesando el peso de sus propias palabras—. Es a la conclusión que he llegado, por la forma en que me hace sentir. Pero no estoy seguro.
—¿No? ¿Por qué? O, bueno, ¿quién es el o la omega afortunada?
Silencio.
Jungkook tenía una postura encorvada y daba vueltas a sus pulgares, manteniendo las manos entrelazadas.
—No es... un omega —aclaró en un susurro, mirando al suelo—. Es un alfa. —Levantó la vista, bloqueando sus ojos en los de Nayeon, en busca de cualquier reacción.
La profesora sonrió, comprensiva, dejando la felicidad filtrarse entre sus rasgos.
—Me alegro tanto por ti, querido. —Puso una de sus manos sobre las de su alumno, deteniendo el movimiento ansioso de los dedos—. Ya era hora de que tú corazón despertara por alguien.
—Pero es un alfa, no debería ser posible. Además, ni siquiera sé si son mis propios sentimientos —habló, inseguro.
—La relación entre dos alfas no es un imposible. No es común, pero tampoco es algo sin precedentes —tranquilizó—. Pero, me preocupa más que digas no saber si son tus propios sentimientos. ¿A qué te refieres?
Jungkook le contó todo. Le habló sobre Jimin, omitiendo su nombre para preservar su privacidad. Cómo se habían conocido y por lo que había pasado en su secuestro. Le dijo del celo y la intimidad sexual compartida; la marca, el lazo y las emociones que habían aparecido a raíz de este.
—El lazo temporal entre alfas solo crea una relación de servidumbre y obediencia, no deberían compartirse emociones de este tipo. ¡No entiendo! No sé si lo que siento es por mi lobo, la marca, el lazo, o yo mismo. —Se pasó una mano por el rostro, angustiado y sobrepasado por todo—. Sin embargo... se siente tan real. Quiero besarlo, tocarlo, estar con él. Pero ha pasado por tanto, no quiero asustarlo, o que piense que busco dominarlo, o someterlo. Yo... no sé qué hacer. —Se recostó en el espaldar del sofá, derrotado por sus turbulentos pensamientos.
La beta lo había escuchado en silencio, permitiéndole desahogarse. Las dudas e incertidumbres eran más que válidas. Ciertamente, era una situación atípica, que no podía ser explicada desde la perspectiva conservadora de la sociedad.
—Jungkook —llamó para captar su atención—. Un lazo es un lazo, sin importar las castas que lo compartan. Que la connotación social y los instintos primitivos de dominación, le hayan dado a la marca de un alfa a otro ese tipo de connotación, es otro asunto. El lazo representa la conexión y el vínculo más profundo, a través de él fluyen todo tipo de emociones y permite compartir la más completa intimidad. Te lo digo con certeza porque he estudiado sobre el tema. Es la gran envidia de los betas, ya que no tenemos esa conexión con nuestro lobo.
»Eres un gran chico, con una mentalidad excepcional. Pero, a veces, los prejuicios sociales nos afectan más de lo que creemos, a un nivel subconsciente. Bloquea todo eso. Solo dime: ¿cómo se siente estar con él?
Jungkook lo meditó por unos segundos, una pequeña sonrisa sincera formándose inconscientemente en sus labios.
—Correcto. Se siente correcto —aseguró, con un brillo cariñoso en su mirada.
—Si se siente así, ¿por qué estaría mal intentarlo?
La profesora se puso de pie y caminó hacia el librero, tomó uno de los libros y regresó, extendiéndoselo a Jeon.
—Este es un libro escrito por mi mejor amigo, hace algunos años. Nunca se publicó oficialmente, el tema era demasiado controversial; este es uno de los pocos ejemplares que imprimió para sus allegados. Él es un alfa que se enamoró de otro alfa. Todas sus vivencias e investigaciones están aquí. Podrías encontrar algunas respuestas a tus dudas.
—¿Me prestaría algo tan importante?
Ella solo sonrió y asintió en respuesta. El libro le sería demasiado útil. Jungkook tenía que sacar de su cabeza la preocupación constante de que la relación con el otro alfa se basaría en quién era el más dominante. Cuando leyera, aprendería que tener el control, o cederlo, sería solo una nueva experiencia a la que valdría la pena aventurarse. También, había muchas formas de dar placer y recibirlo, para una pareja de alfas. Conociendo a Jungkook como lo hacía, sabía que sentiría curiosidad y terminaría por expandir sus horizontes, hasta donde su corazón le permitiera.
¡Holiwis! ¡Sorpresa! Hoy hubo un cambio de horario en el trabajo y salí más temprano que de costumbre. Me daba tiempo a actualizar, después de todo, así que pensé hacerlo y no tenerles esperando hasta mañana. Iba a hacerlo antes, pero estuve sin electricidad hasta hace poco.
Lo del padre de JK, hace rato estaba pensando en ponerlo, espero les haya gustado. ¿Sabían sobre la leyenda de las Mil Grullas, o Senbazuru? En Japón, luego del bombardeo nuclear en Hiroshima, una niña llamada Sadako Sasaki desarrolló leucemia, producto a las radiaciones. Siguiendo la tradición de que si haces mil grullas de papel, tu deseo se hará realidad, comenzó a doblarlas, pidiendo poder vencer su enfermedad. Acabó falleciendo con solo seiscientas cincuenta hechas, pero sus amigos terminaron el resto y Sadako fue enterrada con ellas. En Japón, las grullas son símbolo de longevidad y buena fortuna y, a raíz de lo ocurrido con Sadako, también simbolizan la paz.
Por otro lado, nuestro JK está dándose cuenta de qué es lo que siente por Jimin. ¿Será correspondido? ¿Qué estará escrito en el libro que le prestó la profesora Im? ¿Hasta dónde estarán dispuestos JM y JK a experimentar con su sexualidad, siendo ambos alfas? ¿Quién se someterá? ¿Se trata realmente de quién se somete, o hay algo más? No se pierdan los próximos capítulos. (Cada vez que entro en modo comercial, soy una cosa pero bárbara 🤣🤣🤣).
Me retiro, a ver el final de Shingeki no Kyojin, que debo ser la única que aún no lo ve jajaajaja. Ya me leí el manga hace tiempo, pero igual 🏃🏽♀️🏃🏽♀️🏃🏽♀️
Chao chan 😘
Hasta el próximo viernes.
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