
Epílogo: Conejo.
La puerta del consultorio se abrió de golpe y Minseok escapó de los brazos de Jongdae con la agilidad de un gato.
—Lo siento —Yixing murmuró apenado—. Nos dijeron que estabas desocupado.
—Solo aprovechaba mi tiempo libre —Jongdae dijo sin una pizca de vergüenza, mientras se limpiaba la saliva de Minseok de los labios.
—Préstamela —Minseok pidió mientras técnicamente le arrebataba a Eris de los brazos a Junmyeon—. ¿Me la puedo llevar en lo que ustedes...?
—Claro —Junmyeon asintió con una sonrisa y le dio un rápido vistazo al enorme vientre de Minseok—. Mira que pronto vas a estar demasiado ocupado para ella.
—No creas que se van a librar de mí —Minseok replicó y empezó a hacerle cariños a Eris mientras caminaba con ella fuera del consultorio de su esposo.
Cuando Minseok se marchó, la habitación se sumió en un incómodo silencio por un segundo.
—¿Y qué se les ofrece? —Jongdae preguntó—. ¿Va todo bien? Aún falta para tu siguiente cita.
Yixing mordió su labio inferior. Sacó un sobre de la pañalera y se lo ofreció.
Jongdae notó el logo del laboratorio en el sobre y tuvo un mal presentimiento. Al constatar que se trataba de una prueba de embarazo suspiró y alternó su mirada acusadora entre ambos hombres.
—¿Cuánto calculan que tiene? —preguntó con seriedad.
—Unas seis semanas, tal vez menos —Yixing respondió un poco cohibido.
Jongdae frunció el ceño mientras hacía cuentas rápidamente.
—¿No se supone que estabas a dieta hace seis semanas? —preguntó en un tono acusador.
—Díselo al conejo sonsacador —Yixing gruñó.
—¿Qué? —Jongdae preguntó alzando sus cejas en un gracioso gesto de confusión.
El rostro de Junmyeon se tornó rojo.
—Yo estaba ahí, existiendo, ocupado con mis cosas de padre primerizo cuando tu amigo apareció con su traje de conejo —Yixing explicó.
—¿Un traje de conejo? —Jongdae preguntó con confusión—. ¿Como esos trajes provocativos que venden en las tiendas para adultos?
—¡No! —Junmyeon se apresuró a aclarar—. Nada de eso, era un pijama de cuerpo completo, me cubría de pies a cabeza.
—¡Sabes que me excitan esas cosas! —Yixing exclamó con una mirada de reproche—. Lo hiciste a propósito.
—A ti te calienta casi cualquier cosa —Junmyeon replicó—. ¿Qué se supone que haga? ¿Que vista sotana?
—Si tiene fetiches raros, eso también podría excitarlo —Jongdae señaló con una traviesa sonrisa.
—No tengo fetiches raros y admite que estuviste intentando que yo cayera en tus redes antes de que se cumpliera el plazo —Yixing dijo y luego se giró hacia Jongdae—. ¿Sabes que una vez lo encontré en la cocina vistiendo únicamente ropa interior y un delantal mientras cocinaba huevos y salchichas?
Junmyeon apretó los labios y reprimió una sonrisa. No había logrado sexo en aquella ocasión, pero la reacción de Yixing lo había compensado bastante.
—Y otra vez andaba por la habitación usando solo una tanga...
—Acababa de bañarme —Junmyeon se defendió—. Buscaba mis pantalones.
—¡Estabas bailando!
Jongdae hizo un gesto de desagrado.
—¡Porque me sentía feliz! —Junmyeon exclamó—. Soy muy feliz contigo, ¿qué quieres que haga?
—Sí, claro, grandísimo degenerado —Yixing bufó—. ¿Y la vez en que se suponía que estabas regando las plantas y te pusiste a hacer un baile erótico con la manguera?
—¡Ya no digan más! —Jongdae suplicó alzando sus manos y miró a su mejor amigo, intentando no imaginarlo con alguno de sus trajes de seducción—. Volvamos a los hechos. Yixing, ¿dices que tú si estabas respetando tu dieta, pero entonces apareció el señor conejo y te sedujo, obligándote a perder tu castidad temporal?
—Sí, su señoría —Yixing respondió siguiéndole el juego.
Jongdae asintió pensativamente y alzó la prueba que aún sostenía entre sus dedos.
—¿Y entonces cómo explicas que el embarazado sea él? —Jongdae preguntó, señalando a su amigo mientras le daba una acusadora mirada a Yixing.
—Porque no es tan inocente como quiere hacerte creer —Junmyeon señaló con el rostro aún colorado—. Él me sedujo a mí antes de que yo lo sedujera a él.
—¡Objeción!
—Denegada —Jongdae replicó y miró a su mejor amigo—. Junmyeon, ¿en qué te basas?
—Me manosea mientras dormimos.
—Eso no es cierto —Yixing protestó.
—Sí, es cierto, voy a poner cámaras para conseguir las pruebas. Murmuras cosas y me manoseas, incluso me besas.
—¿De verdad? —Yixing preguntó sorprendido.
Junmyeon asintió.
—Perdona.
—No me molesta —Junmyeon aseguró con una victoriosa sonrisa.
—¿Y entonces de qué te estás quejando? —Yixing preguntó y Junmyeon se limitó a alzar sus hombros y enviarle un guiño.
—Sabía que eventualmente ibas a terminar abajo —Jongdae comentó con una sonrisa, interrumpiendo la batalla de miradas del par de idiotas calientes enamorados—. Y esto —señaló la prueba de embarazo—, también explica ese profundo deseo por convertirte en padre.
—Tiene sentido —Yixing reflexionó y de pronto su rostro pareció iluminarse—. Bueno, tú querías tres hijos, ya sé de dónde van a salir los otros dos.
—No hay problema —Junmyeon replicó cruzándose de brazos.
Yixing y Jongdae compartieron una mirada.
—Eso dices ahora —Yixing musitó con una sonrisa.
—Oye, si pude contigo, puedo conmigo.
🌸
Seis semanas —o tal vez menos— atrás...
Yixing apoyó su cabeza sobre el respaldo de la mecedora y observó a su hija, que dormía plácidamente en su cuna de mantas blancas luego de haber devorado su biberón.
Eris era la bebé más bella que Yixing hubiera visto alguna vez, también era la más consentida y probablemente la más sobreprotegida. Tenía que sentarse a hablar seriamente con Junmyeon al respecto. Suspiró, se sentía cansado y un poco agobiado, o tal vez estresado. No estaba completamente seguro de lo que sentía, pero a veces tenía la sensación de no estar haciéndolo del todo bien, aunque Junmyeon insistía en que lo hacía a la perfección. Yixing no estaba de acuerdo.
La puerta se abrió un poco, lentamente, y entonces el rostro de Junmyeon asomó dejando entrar un poco de luz del pasillo.
—Ya pasé la ropa a la secadora —anunció entre susurros—. ¿Por fin se durmió?
Yixing asintió distraídamente y Junmyeon entró sigilosamente a la habitación. Yixing lo observó de pies a cabeza. Junmyeon llevaba encima un pijama blanco y rosa con capucha y orejas de conejo.
—¿Te gusta? —preguntó al notar que estudiaba su vestimenta. Alzó sus puños cerrados cerca de su rostro y movió su nariz imitando a un conejo.
Yixing sonrió.
—Te ves lindo —murmuró sin poder apartar la mirada de él. ¿Cómo carajos lograba verse sexy incluso cuando se había embutido en aquel disfraz que cubría su cuerpo entero?
Junmyeon hizo un puchero que lo hizo ver más adorable.
—Se suponía que debía verme sexy.
Yixing sonrió y se puso de pie.
—No, solo te ves lindo —aseguró y se acercó para besarlo.
Junmyeon correspondió ansioso. Yixing lo disfrutó de verdad, pero se alejó inmediatamente cuando su cuerpo empezó a acalorarse.
Junmyeon lo observó retroceder y llevó los dedos a los botones de su nuevo pijama y los soltó bajo la atenta mirada de su prometido.
—¿Y así? —preguntó en un susurro.
No llevaba ropa debajo del disfraz. Su precioso, musculoso y sensual abdomen estaba a la vista. Joder. Esa mañana había marcado su calendario y aún faltaban diez días para que terminara la estúpida dieta. Maldita abstinencia, todo sería más fácil si Junmyeon no fuera tan caliente.
Junmyeon dio un paso hacia él y le plantó un beso apasionado en los labios una vez más. Yixing iba a pedirle que se detuviera, pero la lengua de Junmyeon traspasando sus labios logró hacerlo enmudecer. Yixing se rindió al beso, enroscó su lengua alrededor de la ajena y exhaló pesadamente, consciente de que su sangre se acumulaba en su pelvis. Bueno, tal vez podrían tocarse y saciar un poco sus ganas. Llevó las manos al pecho de Junmyeon y acarició su marcado abdomen antes de dirigirse a su espalda. Lo recorrió de un lado a otro y al rozar sus caderas se percató de que Junmyeon tampoco llevaba ropa interior. Aquel conocimiento disparó un latigazo de excitación por su espina dorsal.
—¿Qué? —Junmyeon preguntó sin aliento al ver que Yixing retrocedía.
Yixing le tomó un brazo y lo arrastró fuera de la habitación con prisas. Cerró la puerta tras de sí y se cruzó de brazos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con el ceño fruncido—. Todavía faltan diez días.
Junmyeon frunció los labios e hizo un gesto de inconformidad.
—Pero ya no lo soporto más —se quejó—. Te necesito.
—Te dije que te tocaras —Yixing murmuró, intentando sonar firme aunque también lo necesitaba.
—Ya lo hice, pero no es lo mismo —Junmyeon aseguró—. Te necesito a ti Yixing, me siento como un adicto en abstinencia, voy a volverme loco.
—Solo son dos meses —Yixing murmuró intentando convencerlo y convencerse de que era una cantidad de tiempo racional.
—Y si no fueras tú no sería un problema —Junmyeon murmuró con el ceño fruncido y empezó a caminar por el pasillo con impaciencia—. Pero resulta que eres tú y yo no sé porqué, pero no puedo...
—Date la vuelta.
Junmyeon se detuvo.
—¿Qué? —preguntó con confusión.
Yixing hizo girar su dedo índice y Junmyeon obedeció.
El traje tenía una cola, una redonda y esponjosa cola blanca de conejo. Yixing mordió su labio inferior y se acercó a él para tocarla.
Junmyeon se quedó inmóvil. De pronto los brazos de Yixing lo rodearon desde atrás y sus manos le acariciaron el pecho y apretujaron sus pezones. Junmyeon contuvo el aliento y lo expulsó de golpe cuando la diestra de Yixing bajó por su abdomen hasta su miembro.
—Vamos a la habitación —Junmyeon suplicó mientras su prometido acariciaba su dureza acompasadamente.
Yixing suspiró y apoyó su frente sobre la cabeza de Junmyeon.
—De acuerdo, pero con una condición.
—Lo que quieras —Junmyeon accedió de inmediato, le daría lo que fuera a cambio de que le permitiera tenerlo en la intimidad.
—Quiero ir arriba.
—Claro, además es más seguro...
Junmyeon calló cuando los dedos de Yixing le tomaron la barbilla y lo hicieron girar el rostro.
—Me refiero a ir adentro —Yixing aclaró dándole una mirada llena de fuego.
Los ojos de Junmyeon se agrandaron. Le sorprendía mucho aquella propuesta, pero le sorprendía aún más que su cuerpo reaccionara con un deseoso estremecimiento. Lo consideró por algunos segundos y finalmente asintió. Lo que más anhelaba era estar con él, de cualquier y cada forma posible.
—De acuerdo —musitó sin aliento.
—¿En serio? —Yixing preguntó con la mirada fija en su bello rostro.
Junmyeon asintió y tragó con esfuerzo, de pronto su garganta estaba seca.
—Sí, solo... hay que tener cuidado, no vayas a lastimarte.
Yixing asintió.
—Iremos despacio —aseguró en un tono bajo y seductor, que erizó la piel de Junmyeon bajo el traje de conejo, y tiró de él para besar sus labios apasionadamente.
Nueve meses después de aquella sesión experimental, en la que no creyeron necesario protegerse, ambos se encontraban en la sala de partos una vez más, asumiendo distintos roles en esa ocasión, para traer al mundo a un varón al que nombrarían Eros en honor al amor, a la profunda atracción erótica que sentían y a la abundante fertilidad de sus cuerpos.
FIN
🌸
¡Gracias por haber leído esta historia!
Espero que les haya gustado tanto como a mí, pronto retomaré la parte del Chenmin.
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