Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte dos

Cuando Lisa estuvo ya encima de Jennie, siguió su pequeño baile aún cuando la música había cesado. No conocía de nada a Jennie, más que lo que Jisoo le había dicho de ella, pero sí sabía una cosa, y es que le empezaba a gustar provocarla más de lo debido.

Jennie tomaba el trasero de Lisa con ambas manos, tratando de hacer notar su erección en la intimidad de la menor.

-Mmm, Jennie. Es m-muy grande, ¿no?...-preguntó Lisa muy agitada, sintiendo como Jennie se apretaba contra ella.

-Compruébalo por ti misma.

Esa última palabra hizo a Lisa estallar en desesperación, tanto que comenzó a sacar la blusa de Jennie también, en busca de más contacto. Una vez la prenda estuvo fuera del divino cuerpo de la morena, comenzó a atacar su cuello. Dejaba pequeñas marcas rojas y algunas mordidas cerca del hueco de su clavícula.

Jennie buscó los labios de Lisa, y en un beso muy desesperado por parte de ambas, Jennie mordió con fuerza el labio inferior de Lisa y cuando esta se quejó, Jennie con una pícara sonrisa dijo:

-Un pequeño recordatorio de que la que está al mando soy yo, preciosa.

-Pero y-yo...

-Silencio. Ponte de rodillas en el suelo -ordenó en tono firme hacia Lisa, a quien bajó inmediatamente de su regazo.

Lisa se arrodilló frente a ella, justo como lo pidió Jennie. Mientras la morena abría sus piernas, Lisa se notaba ansiosa por saber qué sería lo siguiente.

Jennie desabotonó y luego bajó su pantalón negro, seguido de su ropa interior, dejando libre al fin su erección. Los curiosos ojos de Lisa se expandieron con sorpresa al ver el largo y erecto miembro de Jennie.

-¿Te gusta? -preguntó Jennie al notar la mirada de Lisa.

La menor solo logró asentir repetidamente sin dejar de ver el miembro frente a ella y empezando a estimular su feminidad sobre la ropa interior cuando sintió la necesidad de tenerlo cada vez más.

-Acércate, te quiero al medio de mis piernas -Lisa obedeció de nuevo y gateó un poco hasta llegar al medio de las piernas de la morena. Jennie acercó su miembro al rostro de Lisa y ésta con una mirada hambrienta esperó las indicaciones de su mayor-. ¿Necesitas que te diga qué hacer, linda? -preguntó Jennie al ver a Lisa sin hacer nada frente a ella.

-N-no, lo siento -reaccionó al fin.

Así, tomó con su mano derecha el gran miembro de Jennie y empezó la estimulación, de arriba hacia abajo, apretando un poco la base y luego volviendo a subir y bajar con firmeza. El húmedo sonido de la mano de la menor hizo que Jennie se perdiera en su propio placer.

Hasta que la rubia decidió que era momento de ayudarse con su boca, por lo que respiró profundo antes de introducir el miembro a su boca. Su lengua jugueteó con el glande, para luego ir bajando cada vez más.

Jennie sintió la calidad cavidad bucal de Lisa y cómo movia su cabeza arriba y abajo por toda su longitud, eso la estaba poniendo demasiado. Jamás había experimentado algo tan jodidamente bueno, pues todas las chicas con las que había estado se asustaban o no tenían idea de cómo actuar en el momento. Como si la única diferencia no fuese que era una chica.

Los labios de Lisa seguían subiendo y bajando, y por momentos la saliva escapaba por los costados de su boca al tratar de introducir toda su longitud pero era simplemente imposible, era muy grande. Jennie tomó su cabello formando una coleta con sus manos para tener mejor vista de la hermosa chica comiendo su polla.

Lo intentó con todas sus fuerzas hasta que lo logró, pudo introducir la mayor parte del miembro en su boca. Jennie, por su lado, sintió cómo alcanzaba el fondo de la garganta de Lisa y decidió que eso había sido suficiente, se vendría y no quería que eso sucediera aún. No sin antes hacer suya a la chica.

-Ah... Lisa, me encanta lo que haces, pero necesitamos parar si no quieres que me corra antes de que siquiera empecemos. Levántate.

Obedeciendo, se levantó y limpió con un poco de vergüenza sus labios. Jennie observó la escena y pensó que se veía adorable, asi que tomó el elástico de sus bragas y tiró de él hasta llegar al suelo.

-Veo que alguien ya está muy mojada... -dijo con su mirada felina, palpando la intimidad de Lisa.

-¿P-podemos hacerlo...ya? Lo necesito -preguntó, sintiendo cada vez más esa necesidad entre sus piernas.

Jennie, dejando de acariciar a Lisa, se levantó de la cama y la miró fijamente mientras quitaba su sostén para proseguir con el de Lisa.

-Te daré todo lo que quieras, pero debes pedirlo.

-Sólo te quiero dentro de mí ahora -exclamó lo último, aturdida por que Jennie la estuviera haciendo esperar.

La morena esbozó una risa silenciosa y empezó a observar el cuerpo desnudo de Lisa.
-Eres tan hermosa -dijo tragando saliva, impresionada por lo que tenía delante.

Jennie empezó por la mano izquierda de Lisa, dejando besos cortos hasta subir lento por su largo brazo. Lo mismo con su derecho, y en ningún momento rompió el contacto visual con la chica.

Se centró en sus senos y supo que la mejor parte había llegado. Los masajeó lentamente y empezó a succionar uno de sus pezones, mientras que con su mano derecha masajeaba el otro. Lisa estaba disfrutando tanto las sensaciones que la morena le daba, que se olvidó de que estaba jadeando necesitadamente.

Jennie la recostó sobre la cama sin dejar de besarla. -Abre las piernas para mí.

Lisa obedeció.
Pero antes, a Jennie se le ocurrió una interesante idea. Corrió fuera de la cama y buscó por toda la habitación en los cajones del tocador algo con qué vendar los ojos de Lisa y sacó dos envolturas de su short.
En uno de los módulos sólo encontró algo que parecía una banda de tela negra. De todos modos la tomó y se subió de nuevo a la cama. Lisa se encontraba viéndola curiosa.

Jennie no dijo nada, solo usó el pedazo de tela y lo pasó por su cabeza, para así poder tapar sus ojos.
Tal y como esperaba, Lisa podría ver menos y sentir más.

-No preguntes, solo disfruta -dijo por último, antes de empezar. Lisa asintió y se dejó caer sobre una almohada gigante detrás suyo.

La primera envoltura se trataba de un condón, mientras que la segunda era una arma secreta para lograr un resultado mucho mas placentero en Lisa. Una pequeña menta.

Jennie se introdujo la dulce pastilla en su boca y la saboreó por un momento, esperando a que su boca tomara el refrescante sabor para el resultado deseado. Prosiguió a inclinarse en medio de la chica y tomó sus piernas para colocarlas sobre sus hombros.

Segundos después, Lisa logró sentir algo frío deslizándose en su intimidad y no negaría que eso se había sentido demasiado bien.

Su lengua subía y bajaba alrededor de la intimidad contraria, dando pequeñas succiones a su clitoris, haciendo temblar de placer a Lisa. No le importaba qué era lo que le estaba haciendo sentir tan bien, lo único que quería era que Jennie no se detuviera por nada en el mundo.

La mayor introdujo un dedo en su intimidad mientras seguía con el trabajo de su lengua, y Lisa reaccionó apretando las sábanas entre sus dedos.

-Mgh, sí... -pequeños jadeos se escapaban de la boca de Lisa y Jennie no lo soportaba más, por lo que, aunque no quisiera, tuvo que separarse de la adictiva entrada de Lisa.

-Ponte en cuatro -indicó con voz un tanto ronca.

Mientras Lisa se recuperaba y se colocaba como se le ordenó, aún con los ojos vendados, Jennie abrió el condón desesperadamente y lo acomodó sobre su longitud.

Cuando Lisa lo hubo hecho, se colocó tras de ella y la tomó por la cintura para entrar a la tan deseada feminidad de la rubia. Fue muy fácil entrar, pues había estado haciendo de las suyas ahí abajo y Lisa seguía cada vez mojandose más.

Su miembro se alineó en su entrada, para luego deslizarse fácilmente y sentir cómo su polla palpitó de repente al sentir esa presión alrededor.

-Dios, estás tan apretada -dijo cuando estuvo totalmente dentro de la rubia.

-S-sí, es... es mi segunda vez haciendo esto... ah -respondió sintiendo un poco de dolor.

Definitivamente, esa chica sería suya por completo luego de esto. Y sin duda la trataría muy bien, dado que era menor que ella y tal vez lo más precioso que había llegado su vida.

Cuando se hubo acostumbrado a la longitud de Jennie, esta empezó a entrar y salir, dando embestidas lentas y profundas. Sintiendo el calor que había en las apretadas paredes de Lisa, y a pesar del condón podía sentir también la humedad que le recorría. Se escuchaban jadeos, gemidos, humedad e intimidades chocando. Sonidos tan obscenos retumbaban en toda la habitación y excitaban más a ambas.

-M-más rápido, por favor.

Dió la vuelta a Lisa hasta quedar de frente ambas, dejando a la rubia con la espalda pegada al respaldo de la cama. Quitó lo que había estado ocupando como venda y le sonrió a la hermosa chica, quien tenía las mejillas muy rojizas y sus ojos se tornaron brillantes en lujuria.

Esa sería su posición favorita a partir de ese momento.

Jennie masajeó de nuevo los senos de Lisa y empezó a embestir más rápido, tal y como pidió segundos antes. Sus manos recorrían su cintura, vagando también por su trasero, luego apoyó sus manos en sus hombros para poder entrar aún más profundo en ella.

Mientras aumentaban las embestidas, Jennie se sentía cerca del orgasmo. Lo mismo pasaba con Lisa.

-Ah... Jennie, se siente tan bien -exclamó, seguido de unos cuantos gemidos más. Luego, la rubia no solo llegó al deseado orgasmo, sino que eyaculó muy fuerte, apretando el miembro en su interior.

Jennie dio una, dos y tres últimas embestidas más, hasta que salió de Lisa y esta jadeó al sentirse vacía.

-Quiero correrme en tu boca -dijo Jennie al sentir el calor agolparse contra su vientre.

-Hazlo, s-sí -gimió en respuesta por última vez, teniendo que separarse para inclinarse y quedar a la altura del miembro de Jennie.

Jennie empezó a mover rápido su mano alrededor de su longitud y en unos segundos el líquido blanquecino y espeso de la mayor estuvo desparramándose por los costados de la boca de Lisa, quien saboreó con mucho gusto toda la esencia.

-Joder, no puedo creer que acabas de hacer eso -dijo, sonriendo ante el acto de la menor.

-Créelo, porque acabo de hacerlo y sabes delicioso... -afirmó con un poco de vergüenza, ya que su ebriedad se había esfumado por completo.

-Espero que hayas disfrutado correrte así de fuerte, preciosa.

-No me lo recuerdes, qué vergüenza -respondió, sintiendo sus mejillas sonrojarse.

La morena la tomó por la nuca y le plantó un largo beso en los labios, queriendo saborearlos por más tiempo, la rubia siguió el beso con placer enredando sus manos en la fina cintura de la morena.

Simplemente Jennie había quedado fascinada con Lisa.

-A partir de ahora, eres mía, pequeña -dijo por última vez, antes de colocarse encima de ella queriendo repetir lo sucedido una y otra vez toda la noche.

Hasta el amanecer si era posible.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro