-Prefacio
Era un día gris y frío, con un cielo completamente nublado, con grandes y oscuras nubes, las cuales no dejaban que ni una pizca de luz se filtrara, que avecinaban una inminente tormenta, haciendo que los habitantes de Londres se apresuraran al no querer que la lo atormenta los atrapara cuando estaban en la calle, no todos habían sido tan cuidadosos como para llevar un paraguas con ellos. Para otros, no tan afortunados, tenían que coger un vuelo de Londres a Estados Unidos, sabiendo que deberían de volar, sabiendo que en cualquier momento la tormenta los azotaría, causando un viaje turbulento. El aeropuerto estaba lleno de gente yendo y viniendo, creando un ambiente totalmente bullicioso, esto, y con la sobre carga del aire por el humo de la gente que fumaba solo hacía que el aire se sobre cargara más, y que la gente finalmente acabara con dolor de cabeza.
En la puerta de control de seguridad, una chica pelirroja y un chico de cabello castaño, estaban a una esquina antes de pasar las puertas de seguridad, la chica buscando frenéticamente en su bolsa tratando de buscar desesperadamente él pasa porte junto a los billete del vuelo. La adolescente iba subiendo ligeramente la mirada de vez en cuando, regalándole una pequeña sonrisa de disculpa al chico que la estaba esperando para irse del lugar, encontrándose únicamente con su rostro tranquilo e impasible, pero con unos ojos azul grisáceo totalmente estaban llenos de melancolía. Lo poco que lo conocía, la joven solo podía pensar en que le había pasado en la vida a aquel chico para que sus ojos se vieran tan apagados y atormentados, pensando en como de divertido y caballeroso era, que con solo verlo y charlar unos momentos con él a la joven ya había sentido mariposas en el estómago y sus mejillas arder en rojo.
—¿Me permites? —pregunto suavemente el hombre mientras se inclinaba hacia ella, con una mano levantada indicando que quería buscar en la bolsa. Y ella estaba segura de que, si las voces fueran táctiles, la suya sería como tocar una tela de cachemira o de terciopelo, sintiendo que podría estar escuchándolo hablar horas y horas, incluso si no supiera de qué hablaba.
—Claro. —Accedió en un susurro suave, sintiendo sus mejillas calentarse por la vergüenza.
El castaño simplemente le dio una cálida sonrisa, sonriendo por quita vez desde que se conocieron en la calle hasta ahora, sí, ella había contado las veces que el chico había sonreído porque su sonrisa era digna de inmortalizar y fotografiar, para que quedara en la posteridad de los años. Aunque, incluso en aquel momento, la joven pelirroja podía ver un estibo de melancolía en su sonrisa, casi como si fuera imposible quitarse esa aura de tristeza y de desesperanza que tenía, eso la entristecía al pensar como alguien como él cargaba siempre esta pena. Mientras ella divagaba, al ojizarco le falto minutos para encontrar los objetos de ella buscaba, metiendo la mano con delicadeza, casi yendo directamente al bolsillo interno, que estaba cosido con una cremallera invisible, abriéndola y sacando de allí el pasaporte, el cual en su interior estaba el billete de avión. La adolescente lo miro perpleja, su boca abriéndose mientras sus ojos ámbares mirando fijamente la mano que tenía alzada, pensando en la rapidez en la que había encontrado el documento en su bolso, era casi como si supiera exactamente donde fuera a estar, como si fuera su propio bolso y no el de ella
—¡Por Dios, gracias! —exclamo alegre, una sonrisa amplia y cálida se extendió por todo su rostro, una de esas sonrisas completamente genuinas y que son capaces de iluminar toda la sala y hacer sonreír al cualquiera que lo viera. —¿Cómo lo has encontrado? —pregunto mientras tomaba el pasaporte que el chico le tendía. —Es como si fueras psíquico.
—Porque siempre lo guardas en el mismo sitio, es un lugar especial para guardar cosas importantes, orden dentro de tu desorden, —pensó él antes de encogerse de hombros, con una sonrisa juguetona y restándole importancia. —Ha sido mera casualidad.
—Bueno, pues tu casualidad me ha salvado la vida. —Respondió ella mientras sacaba el billete de dentro el pasaporte, volviendo a cercar la bolsa para asegurarse de no perder nada. —Normalmente, siempre lo tengo todo organizado dentro de mi desorden, pero no sé por qué estos últimos días mi mente está por las nubes, es como si mi mente no fuera mi propia mente
—Sé a lo que te refieres.
Un silencio se instauró entre los dos, pero no era un silencio tenso o incómodo, sino uno tranquilo y pacífico, era como si aquel silencio hablara por sí solo. Ese silencio era como la clave a todos sus misterios, la pelirroja nunca se había sentido cómoda en los silencios entre ella y las personas con las que estaba hablando, pero con él, con él, estaba completamente cómoda y eso era totalmente extraño. Sus instintos le decían que esa era su alma gemela, como si hubiera un hilo invisible atándolo a aquel extraño, como si sus dos almas hubieran conectado gracias a sus ojos, incluso si solo se conocían de unas pocas horas, era una locura incluso para alguien tan esperanzada en el amor. Ella prefirió seguir su mente, prefirió romper el silencio, dejando de lado lo que le gritaban sus instintos.
—Bueno, gracias por traerme hasta el aeropuerto, fue muy amable de su parte. —comento la pelirroja, rompiendo completamente la burbuja que se había creado a su alrededor.
—Él simplemente abrió la boca por un momento, como si quisiera decir algo importante, pero después simplemente se quedó en silencio y negó con la cabeza. —No se preocupe... Espero, —su voz se apagó por un momento, tragando fuertemente antes de volver a hablar de manera cautelosa. —Espero que tenga un buen viaje a Estados Unidos.
—¡Gracias! La verdad es que será bueno volver a casa.
—Casa, —pensó el ojizarco. —algo que estoy dejando marchar.
Y con un adiós, con una palabra, una palabra por parte de cada uno de ellos, sus caminos se separaron. La pelirroja se dio media vuelta, pasando la puerta de controles gracias al pasaporte y billete que él había encontrado, embarcándose en lo que sería un largo viaje de ida, pero sin uno de vuelta, donde encontraría un camino con los paisajes más hermosos, donde hay montañas y ríos, y vistas que te causan suspiros. El chico se dio media vuelta, caminando de manera lenta y pensativa, pensando en que, cuando se haya ido la extrañaría por su pelo, por su manera de andar y hablar, simplemente la extrañaría por todas partes.
[...]
La pelirroja estaba emocionada, mirando por la ventanilla del avión como ya preparaban todo para despegar y abandonar aquel lugar sombrío y lluvioso, aunque ni siquiera sabia como era que había llegado a Londres, era como si su mente hubiera borrado parte de la información, como si hubieran borrado el historial, pero ella no le dio importancia porque pensó que no era importante. Los asistentes de vuelo comenzaron ya a cerrar las cabinas del equipaje, informando a la gente que cerraban puertas, que se pusieran los cinturones, porque dentro de poco el avión comenzaría a rodar por pista para despegar y comenzar el viaje. Ya no había marcha atrás, eso era algo que a la pelirroja le había quedado claro, y algo que también le había quedado muy claro al hombre que estaba a su lado, el cual estaba empezando a hiperventilar y entrar en pánico, ¿la causa? Le tenía pánico a los aviones y se estaba arrepintiendo de su decisión de tomar un avión para evitar largas horas de viaje por mar, al cual también le tenía pánico. Pero ya no había marcha atrás, ni siquiera la inminente tormenta podía parar aquel vuelo.
El sonido de las aspas girando hizo eco por todo el lugar, el avión comenzó a temblar suavemente al mismo tiempo que el cielo se iluminó por las chispas de los relámpagos, a causa de las nubes negras del cielo, seguidamente, las ruedas comenzaron a chirriar por la goma de las ruedas rodando lentamente por el pavimento de la pista, que se mezcló con el fuerte estruendo de los truenos. Iba a ser un viaje movido, no apto para personas que tuvieran pánico a volar, algunos incluso comentaron lo raro que era que hubiera una tormenta, ya que ayer los meteorólogos decían que no habría ninguna. Casi parece cosa de magia, decía uno de ellos, cosa que hizo reír suavemente a la pelirroja, porque asociar una tormenta a algo como la magia era ridículo, ¿o no?
En aquel momento, una voz se escuchó a la lejanía, era una voz masculina, llena de desesperación y completamente apurada, como si estuviera desesperado a ser oído por encima de todos los demás sonidos, una voz que cada vez se acercaba más y más. La pelirroja, al igual que los demás pasajeros, se giró para mirar por la ventana para ver quién era el hombre que gritaba, pero ella se giró por un motivo personal, porque aquel hombre gritaba un nombre, gritaba su nombre y su apellido. Entonces lo vio a él, el mismo hombre que la había llevado en su coche hasta el aeropuerto sin conocerse de nada, estaba allí, corriendo por la pista mientras gritaba su nombre y apellido a todo pulmón, mientras los agentes de seguridad del ligar lo perseguían para detenerlo. Ella simplemente sonrió de oreja a oreja, negando suavemente con la cabeza mientras apoyaba la cabeza en el asiento del avión, se reía porque era la cosa más descuidada que alguien podría hacer, y ella era la persona más cuidadosa del mundo, incluso si tenía a como padre al hombre más descuidado. Aun así, y no por ser una romántica empedernida, la joven grito que pararan el avión, siguiendo por primera vez lo que le decía su instinto, decidiendo no ignorar aquella sensación que ya se había repetido muchas veces para ser mera casualidad.
—¡Esperen! —grito la pelirroja mientras se levantaba de su asiento.
—Ojalá un hombre viniera gritando mi nombre y apellido y me sacara de aquí también. —farfullo nerviosamente el hombre a su lado, balanceando su cuerpo de lado a lada para calmarse.
Pero los guardias de seguridad ya habían alcanzado al hombre, agarrándolo por los brazos y tratando de esposarlo, mientras él se movía frenéticamente, gritando por la chica una y otra vez, sin que su voz vacilara en ningún momento, simplemente estaba decidido a no dejar que ese avión volara con la chica dentro, pero, ¿por qué? Cuando todas las esperanzas del chico comenzaban a difuminarse, el avión se detuvo por completo, la puerta del avión se fue abriendo mientras las escaleras se desplegaban lentamente, haciendo que el hombre parara de forcejear y los seguratas estuvieran demasiado extrañados como para continuar esposando al hombre. En aquel momento, la chica se asomó por la puerta, bolsa y maleta en mano, no tardando mucho tiempo en bajar las escaleras a gran velocidad, corriendo hasta donde estaba el chico, que al verla correr hacia él, y aprovechando el despiste de los agentes de seguridad, salió corriendo hacia ella. Los dos se encontraron a medio camino, y la pelirroja no dudo ni un segundo en soltar su equipaje para alzar los brazos para abrazar al chico por el cuello, atrayéndolo a ella para besarlo en los labios, y él simplemente rodeó sus brazos por su pequeña cintura, atrayéndola y correspondiendo al beso. Y así, los dos se fundieron en un beso cálido y lleno de sentimientos, sentimientos que la joven adolescente no sabía que albergaba ni de donde habían venido, ni siquiera sabia porque lo estaba besando, solo se dejó llevar por su instinto y dejo que sus labios se movieran lentamente, pero con pasión contra los del chico, permitiendo fundirse contra él, mientras sentía una extraña familiaridad en la manera en la que él la besaba.
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𝐈𝐭'𝐬 𝐦𝐞, 𝐡𝐢, aquí tenéis la sinopsis de Mine!!! [inserta gritos de emoción de loca]. ¿Qué os parece la Sinopsis?, ¿la cabeza os ha explotado o no?, ¿alguna teoría?
Bueno, como ya comente en mi tablón, este fanfic será corto, posiblemente uno de mis proyectos más cortos, ya que solo tendrá 10 capítulos sin contar la sinopsis ni el epílogo. Esto es porque, Mine nunca iba a ser un libro como Waves, el cual tiene tres actos, ni como Kings & Queens, que tiene seis actos, sino que siempre había pensado que fuera autoconclusivo con solo un acto, pero no sabía como articular la trama.
La trama es jugo un papel importante en como iba a dividir la historia, porque la trama es bastante románica empedernida, así que no quería hacerla muy larga, porque sino sentía que se haría muy repetitiva y algo aburrida, pero no sabía como hacerla corta tampoco. Fue gracias a una idea loca que di, que gbsfics me recomendó una romcom, y gracias a ello fue que mi mente pudo conectar y trazar la trama y los capítulos.
Así que, quiero agradecer a mi loca de las volteretas favorita, gbsfics, que con su idea me ayudo a finalmente armar el fanfic que vais a leer. Se te ama mucho.💖
En todo caso, espero que os guste tanto el capitulo, y si me podéis apoyar dándole like y comentando sería genial. También os recomiendo que os paséis por mis otros libros a dar un vistazo a ver si os gustan, pero no es obligatorio.
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