Capítulo 5
22 de Mayo del 2015
Los rayos del sol atravesaban por mi ventana y comenzaba a molestarme. A regañadientes me levante de la cama para ir hacia la ventana y cerrar la cortina. Nota mental: No olvidar cerrar las cortinas antes de dormir. Me deje caer en mi cama y vi el reloj que tenía en el buró, eran las 12:30 pm. Genial, aún tengo tiempo para dormir. Estaba volviendo a agarrar el sueño de manera profunda cuando recordé. ¡Tenía una cita con Christopher! Maldición, maldición. Gruñí y volví a pararme de golpe. Solo tenía media hora antes de que él viniera a buscarme.
De camino al baño iba arrancándome y dejando mi ropa tirada en el suelo, ya la recogería después. Ni siquiera deje que el agua se calentara. Maldición, como odiaba las duchas frías, pero era mi culpa por ser tan perezosa.
Como a eso de las 12: 45 pm, salí del baño en bragas, sujetador y una toalla en la cabeza. Fui hasta mi armario y me quede viendo mi ropa como por tres minutos enteros. Por primera vez en la vida me desagrada mi ropa y no quería que Christopher me viera así. Por todos los cielos. ¿Por qué estaba tan nerviosa por esta cita con Chris? "Por qué te gusta" dijo una vocecita en mi cabeza y gruñí. No, no siento nada por Chris.
Mentirosa.
Fruncí los labios y tome un simple vestido con estampado de flores, de hecho hace mucho que no usaba ese vestido. ¿Cuándo lo usé? Ni si quiera recordaba cuando lo había usado. En mi armario solo tenía tres vestidos y solo uno de ellos era para cualquier tipo de fiesta.
Me puse aquel vestido, mientras me veía en el espejo alisaba la falda del vestido. ¿A Chris le gustará? Qué más da si no le gusta, yo me siento cómoda. Pero de verdad espero que le guste. Con algo de molestia me quite la toalla de la cabeza para peinarme.
— ¡Hanna! —escuche que Anna gritaba mientras me ponía unas sandalias a juego con el vestido. — ¡Llego Christopher!
Sentí que mi corazón se detuvo un segundo para después comenzar a latir con la fuerza de mil caballos. Tome un segundo para respirar y tranquilizarme. Del buró cogí las llaves y mi celular para ir a la sala. Mi corazón volvió a detenerse cuando Chris se giró para verme y me regalo una de sus más hermosas sonrisas.
—Hanna—murmuró Chris mientras sentía que su mirada me recorría de arriba hacia abajo—Te ves...
— ¡Hanna ese vestido es hermoso! —chilló Anna y yo hice una mueca.
—Gracias—murmuré.
—Debes prestármelo.
—Ni loca.
Christopher extendió su mano hasta mí y me sonrió.
— ¿Nos vamos?
Simplemente asentí con la cabeza y me despedí de Anna. Chris me ayudo a bajar las escaleras, él siempre había sido caballeroso conmigo, pero hoy en especial me estaba tratando como si fuera una muñeca o lo más preciado y delicado que había en el mundo. Oh vamos, Hanna, el agua fría ya te hizo daño.
Al llegar a la camioneta, Chris me abrió la puerta y me ofreció la mano para subir, antes de cerrar la puerta me volvió a mirar se arriba abajo y mis mejillas se acaloraron por el rubor.
— No pude decirlo antes, así que...—una sonrisa coqueta se formó en sus labios—te ves hermosa.
—Gracias.
Sin decir más cerró la puerta, lo vi rodear la camioneta y se subió del lado del conductor.
La verdad es que nadie dijo nada al principio pero luche por relajarme, estaba con mi mejor amigo, eso no era diferente a otros días, ¿verdad?
— ¿A dónde vamos? —le pregunte a Chris mientras lo volteaba a ver.
—Es una sorpresa—me guiño el ojo—oye, está siendo un bonito día en Nueva York, cosa que es un milagro. Bajaré los vidrios.
Christopher bajo los vidrios y la verdad es que entraba un aire bastante agradable, recargue mi cabeza en el asiento mientras me relajaba. Me comencé a dar cuenta que cada vez había menos edificios y fruncí el ceño al ver que íbamos por una carretera.
— ¿A dónde vamos?
—Vamos, Hanna, no soy un secuestrador—dijo entre risas—tú solo relájate.
Me giré para sacarle la lengua y reí. En la radio se comenzaba a escuchar Still falling for you de Ellie Goulding. Chris estiró su mano para subirle a la radio.
—Me gusta esa canción.
—A mi igual.
—And just like, all I breath, all I feel, you are all for me—me quede sorprendida por la voz de Chris, creo que nunca lo había oído cantar, ¿por qué? No lo sé, pero quería que me cantará más seguido— ¿Qué? —pregunto Chris con una sonrisa al darse cuenta que lo veía como idiota.
—Nada, es solo que... cantas hermoso, ¿nunca te lo habían dicho?
—No, no suelo cantar frente a los demás—se encogió de hombros. —pero tú eres especial. —Vamos.
— ¿Qué? —lo miré frunciendo el ceño.
—Ahora canta tú.
—Ni de broma, Christopher.
—Vamos, cantar no es tan difícil solo... se hace.
Puse los ojos en blanco y reí mientras negaba con la cabeza. No lo iba a dejar convencerme.
—No.
— ¡Es Titanium! —Le subió aún más a la radio—Tienes que cantar esta canción conmigo sí o sí.
Gruñí.
— ¡Bien, tú ganas! —carraspee un poco y esperé el coro—I'm bulletproof, nothing to lose fire Away, fire Away.
Christopher se me unió en el resto del coro.
—Ricochet, you take you aim fire away, fire away. You shoot me down but I won't fall I'm titanium.
Bajé la mirada sintiéndome apenada.
—Cantas hermoso—susurro Chris y pude sentir que mi rubor se hacía más intenso.
—Al menos no rompí los vidrios.
Chris soltó una carcajada y yo no pude evitar unirme a su risa siempre tan contagiosa.
Me llamo la atención que Chris comenzó a manejar por un camino de tierra. ¿A dónde me estaba llevando? Me repetí mil veces que él no podía ser un secuestrador ni un violador. A lo lejos vi una cabaña y eso no me calmo mucho.
Todos aquellos nervios desaparecieron al ver que la cabaña era hermosa y frente esta había un lago. ¿Era real este lugar? Chris bajo del auto y lo rodeo para después abrirme la puerta. Me baje mientras el sacaba de la parte trasera de la camioneta una canasta. Yo no pude evitar recorrer el hermoso campo con la mirada y sonreí.
—Chris, este lugar es hermoso.
—Sí que lo es—escuché algo de nostalgia en su voz—solía venir seguido cuando era niño. Era la casa de mis abuelos.
—Debe ser hermoso vivir aquí.
—Supongo que sí. Ven. —Hizo un movimiento con la cabeza para que lo siguiera—Te dejo que escojas donde quieras instalar nuestro picnic.
No lo dude ni un instante y comencé a caminar con rapidez hacia el lago.
—Acá.
Caminamos por la orilla del lago hasta encontrar un buen lugar. Chris dejo una manta sobre el suave césped, ambos nos sentamos y él comenzó a sacar la comida.
Christopher y yo comimos y charlamos durante horas. No me di cuenta del tiempo hasta que comencé a ver el atardecer. Voltee a ver a Chris y vi como la luz del sol bañaba suavemente su rostro. Él volteo a verme a mí y sus ojos azules inspeccionaron mi alma. En ese momento me di cuenta. Lo supe. No había duda de ello. ¿Cómo es que esto había pasado? ¿Era acaso posible? Trague saliva al darme cuenta de una verdad de la que no había sido consciente. Hasta ahora.
Estaba enamorada de Christopher.
—Hanna—Christopher dijo mi nombre en un susurro.
— ¿Sí? —murmuré mientras seguía perdida en su mirada.
No me había dado cuenta en lo cerca que estaba de mi hasta que sentí su aliento chocar contra mi rostro.
—Desde hace algún tiempo mis sentimientos cambiaron—obligue a mi cerebro a reaccionar y concentrarse en sus palabras y no en sus labios—seré directo. Me gustas... y mucho.
Entre abrí los labios sintiendo mi corazón bailar el cha, cha, chá en mi pecho. Y las siguientes palabras que dije salieron sin pensarlas pero desde lo más profundo de mi corazón.
—También me gustas.
—Hanna, ¿quieres ser mi novia?
Me mordí el labio inferior luchando por contener una sonrisa. Le dije que sí con la cabeza. Christopher tomo con delicadeza mi rostro entre sus manos y se inclinó hacia mí. Iba a besarme. ¡Iba a dar mi primer beso! Cerré los ojos y al instante sentí sus labios sobre los míos, sentí un cosquilleo y como si un calor se apoderara de mí y me devolviera a la vida.
Nunca había sentido el amor, ni siquiera mis padres me lo habían demostrado, pero a lo largo del tiempo que he compartido con Christopher he podido entender parte de lo que es el amor. Le había abierto las puertas de mi corazón esperando y deseando que él me mostrará que el amor podía ser real y no solo un cuento de hadas.
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