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Si te dicen que estés preparado o algo por el estilo, es normal prepararse "mentalmente", ¿verdad? Porque todas las ideas de "lo que se podía hacer" flotaban en las mentes de uno y el otro. 

No es como si se la hayan pasado pensando en eso. No, es simple, su imaginación estaba jugando demasiado. Pero las ansias de probar y ser probado se mantenían ahí. Tan vivas como el inicio. 

JongIn había pasado una excelente tarde entre burbujas y agua tibia. La compañía de siempre le había salvado de una tarde solitaria de caricias. Y su compañero de juegos se sentía en el séptimo cielo. Su preciado amigo había llegado con demasiada energía y ganas de jugar por un buen rato. Se atribuía ese "logro". Tal vez le había extrañado tanto como él...

En la mente del maestro, ciertas expresiones aparecían durante la noche y la calma se perdía cuando recordaba la voz aterciopelada. Había sido un larga y pesada noche. 

/// 

El problema no era llegar tarde, el problema era levantarse con otro problema por haber pensado demasiado en el problema que es su estudiante. Todo un gran problema. 

La ducha fría le hacía acomodar sus pensamientos, no dejó entrar al otro a que le acompañé, es más, le pidió que se fuera de su casa. Iba a llegar tarde y se supone que llegaría temprano para "tontear" un rato. 

El mismo procedimiento de las mañanas, todo impecable y que el servicio se encargue de ordenar su pieza. Su automóvil debía volar para que llegue a tiempo a su clase. No importaban las señales de transito o las malditas luces rojas. ¿A quién demonios le interesa la abuelita que se demora lo que le resta de vida en cruzar la calle o los niños que dudan para cruzar? Cierto, a él no. Pisó el acelerador.

El timbre había sonado a cinco minutos de su llagada. Estaba por golpearse contra el volante, ser impuntual es asqueroso, pero uno debe verse impecable hasta en los malos días. Salir de su auto es para tomarle fotografías, dignidad siempre. La costumbre de tocar su cabello es de toda la vida, eso de revisar que sus puños de la camisa estén correctamente abotonados también. Y tal vez no había una cámara fotográfica, pero sí dos ojos que captaban los movimientos y una lengua que jugaba con sus labios.

Había ido directo a su clase, tal vez sus alumnos estaban haciendo una fiesta romana en su clase y el ni enterado, o invitado, pero no. Ahí estaban todos, o casi todos, sentados conversando, otros atentos a sus móviles y los restantes recostados sobre sus pupitres. Pero un asiento estaba vacío.

Puso orden al llegar, habló y habló, dejó tarea y al pasar asistencia puso "ausente" en el único apellido con la letra D.

///

Su colega no paraba de parlotear sobre lo mal que se lleva con un alumno y es que "no sabe apreciar nada. Yo hago todo lo que está en mis manos, pero no coopera conmigo. Y no es que yo no quiera, es la manera en la que se tornan las cosas. No es que yo sea difícil de tratar. Digo, soy bueno en todo y con todo me refiero a TODO. Yo quiero, intento, pero qué haces con un niño como eseNo sé cómo tratar con él. Si, yo sé que es un adolescente y que tiene ciertos problemas... Espera, ¿de qué estábamos hablando?" Su colega había estado divagando por minutos, eternos minutos, y ya no sabía a qué se refería, pero a quién le importaba. Dejó que siguiera hablando mientras bebía su taza de café cargado y fingía escuchar. "¿Entiendes mi problema?" escuchó. "Claaaro".

///

El día había transcurrido sin la revoltosa presencia de su querido alumno. Parece ser que la tierra se lo había tragado porque no le vio ni si quiera en el receso. Estaba siendo un día muy aburrido. No había manera de alejarse de los pensamientos que su salón de clases le producían y valgan verdades, se vio tentado a ir a los servicios de los estudiantes, pero la razón volvía en él y se concentraba en relajarse.

Le quedaba poco tiempo para terminar su horario laboral. Necesitaba conversar con el director sobre algunos asuntos y de paso mostrarse herido por haber cometido la atrocidad de haber llegado cinco minutos tarde. Cumplidos por aquí, victimizarse por allá y hola buena imagen de siempre.

Sentía cierta decepción, casi nada, por haber, inconscientemente, esperado algo de acción. Tal vez sólo estaba pasando por un momento de ¿adolescencia tardía? Él ya era un hombre hecho, ya había pasado por muchas cosas en sus años de escuela y universidad, que no son muy lejanos, tal vez sólo estaba atravesando  un mal momento. El mocoso tampoco estaba tan interesante después de todo.

Aparte, su trabajo era de buena paga, prestigio iba a adquirir ahí y no valía sacrificarlo por andar de libidinoso a su edad. El momento de reflexión le había llegado de la nada, quizás por haberse sentido ansioso por nada. Tal vez sólo estaba molesto. Sólo era un mocoso a fin de cuentas.  Pero era un mocoso que estaba bien en cierta manera. A veces la pubertad puede ser buena con unos... Pero eso no quitaba que sea un simple mocoso queriendo jugar a ser adulto con la persona equivocada. Muy adulto para provocar, pero demasiado niño para afrontar.

Su tiempo de reflexión había llegado al punto de desvelarse y mostrar su verdadera finalidad. Estaba molesto por jo haber podido disfrutar del mocoso. Porque tiene todo lo que quiere en esa escuela y se presenta un niño dispuesto a jugar y satisfacer su precioso fetiche de toda la vida. Y, ¿dónde estaba el maldito? ¿creía que puede jugar con él? ¿No habían ya conversado de eso?

Y el ceño fruncido apareció. El mismo se acentuó cuando no encontró al maldito vejete, director, debe quedar bien para tener la confianza y hacer lo que se le antoje cuando se le de la maldita gana, pero nada salía bien ese día.

Regresó al salón de maestros, necesitaba calmarse un rato para sonreír con naturaleza si es que se encontraba al director al salir. Lo bueno de ese salón era que los maestros tenía un pequeño excusado en él. Y gracias a eso podía refrescar su rostro.
Entró sin prestar atención, liberó un poco la presión que ejercía su corbata y desabotonó su cuello. Estaba por entrar a refrescarse, pero un risilla resonó, la puerta que había dejado abierta se cerró y el ambiente cambió totalmente.

-El maestro parece enojado- comentó con burla.

A JongIn le hirvió la sangre.

-Auch, no me mires así que me lastimas- seguía con su tonto juego. El otro no se movía, le observaba con el ceño totalmente fruncido y la ira irradiando en él- Ya sé que me hago extrañar, pero tu mirada de amor no va conmigo. ¿Tan indispensable soy? Pobre maestro.

El asunto es que, a KyungSoo, nadie, absolutamente nadie, trata de doblegarle o darle órdenes como su bastardo maestro. No, no iba a pisotearlo sólo porque le gustara su paquete. A KyungSoo le gusta mandar e imponer porque es él. Nadie mejor que él. Las palabras del día anterior habían sido excitantes, si, pero también significaban una declaración de guerra por el mando.

Pero no lo vio venir.

-¿Indispensable? ¿Quién es el que ha llegado a buscar al otro? ¿Tan solo te sientes sin atención, alumno?- JongIn había sido tan sigiloso como un felino, había levantado la barbilla del otro para mostrarse superior y para que pudiera apreciar la sonrisa socarrona que le estaba regalando.

A KyungSoo le temblaron las rodillas. Esa sensación extraña le había vuelto a recorrer. Quería contestar con su típica ironía, pero ver como el maldito sonreía con superioridad y se alejaba de él, le ponía. -¿Qué pasó no puedes manejar la realidad? ¿Demasiado reveladora para un niño?

Él tampoco lo vio venir.

-¿Niño? ¿Te parece que un niño puede jugar como yo?- KyungSoo había jalado la corbata del maestro y era su turno de dejarle esperando por sus labios, no importaba cuán tentativo se viera el otro, no le iban a doblegar. Se estaba cercando tentativamente, observaba sus ojos, algo se había encendido en ellos.

Sin embargo, las risas estridentes de afuera se escuchaban próximas a su  ubicación. Su posición era comprometedora, más para uno que para el otro, pero los ojos que estaba observando con detalle se tornaron oscuros. Un brazo pasó por su cintura y la puerta del excusado se cerraba mientras la del salón se abría.

Dos respiraciones agitadas, dos personas encerradas en un pequeño cuarto lleno de libido. Dos personas enfrentándose por lo que sea que ambos quieran.

-¿Sabes que por más que quieras aparentar sigues siendo un niño? Debes agradecer que puedo jugar un rato contigo.

-¿A quién llamas niño, vejestorio?- su respiración le traicionó, estaba jadeando.

-¿Ves a alguien más aquí, niño?- le dijo suave- Pero, ahora que lo pienso, pareces ser un niño muy descuidado. Te gusta andar saltando por aquí y por allá, ¿no te habrás hecho daño? ¿Debería revisar que no sea así? Ya sabes, los niños son delicados y a veces descuidados- sus labios rosaban la oreja del pequeño, su nariz rozó levemente la piel de su cuello y esa misma se erizó, río ante esto. En el caso de KyungSoo, sus fosas nasales estaban botando aire cálido, sus dedos se apoyaban en la puerta -¿No te habrás hecho daño por andar jugando por ahí, verdad?- KyungSoo no respondió, sólo levanto sus hombros mientras suspiraba. -¿No sabes? ¿Debería revisar?- sus manos pasaron por la cintura del otro, la dibujó con las mismas, fue subiendo hasta su pecho y descendió con cautela- Todo bien por aquí- su rostro se adentró en el blanco cuello, sus labios transitaron por la superficie, sus dientes rozaron sus clavículas y los primeros gemidos comenzaron a salir- Shh, Shh, ¿no queremos que nos escuchen, verdad?- sus dedos traviesos hicieron figuras en su pecho, no importaba que hubiera dos protuberancias por ahí, es más, esa era la mejor parte.

Los brazos ajenos se enroscaron en el cuello de su "atacante". Le miraba con necesidad mientras las otras manos hacían lo que querían con sus glúteos. Su boca soltaba lascivos susurros. "Uh, por favor...".  Las mano seguían siendo juguetonas. Su travesía les dirigía por los muslos cubiertos de costosa tela. "Parece que estás bien" sus manos se iban a alejar pero el chillido de negación le detuvo.

Los brazos que encerraban su cuello sólo le permitían ver el rostro ajeno. Tan lleno de necesidad y deseo.
El rojo definitivamente combinaba con la pálida piel, sus labios húmedos parecían secarse de ansias y la mirada le pedía ser "utilizado" a su antojo.
Se quedó de pie, disfrutando el desorden en su alumno, pero la sorpresa apareció. El mocoso se había pegado a él, había aprovechado que una de sus piernas estaba entre las de él y con lentitud se contoneó a su antojo.

Exclamaciones salían con recelo, estaba a punto de descontrolarse. Quería ser tocado sin pudor y brutalidad.

Sus ojos estaban cerrados, su cuello expuesto, listo para ser marcado. Sus caderas habían comenzado a moverse con insistencia, se estaba sintiendo un poco rechazado. No obstante, una mano descendió hasta su entrepierna, "¿duele aquí?"  la presionó, el otro gimió. "Shh, shh, no queremos que te encuentren así" la mano que tenía libre tapó su boca. Se acercó a su oreja y lamió el contorno hasta dejarla color rojo.  Sintió cosquillas en su palma y al girar pudo notar los ojos entre abiertos del mocoso, y si era esa pequeña lengua tratando de jugar con su palma.

Entonces, con fuerza comenzó a empujar sus caderas contra las otras. La fricción podía producir fuego mismo y las chispas eran los gemidos que se escondían detrás de una palma cubriendo una boca húmeda.
Palabras no claras se volvían demandas cuando se impulsaba hacia el otro. Quería que le quiten todo lo que tenia encima, estaba demasiado cubierto, pero cuando uno se porta mal no debe esperar recompensa.

JongIn fingió no saber, continuó con el vaivén hasta que un fuerte gemido se escuchó detrás de las estruendosas risas de las personas de fuera.

KyungSoo sudaba, no podía regular su respiración.

"Te dije, es cuando, cómo y donde yo quiero. Resultante bastante precoz".

Difícilmente se mantenía de pie. JongIn acomodó su camisa y cabello, "nos vemos mañana, niño" cerró la puerta sin importarle si hacía caer a KyungSoo por perder el apoyo que tenía en ésta.

-Oh, estabas ahí. Te estaba buscando para ir a comer. Im invita.

-Qué bien, tengo hambre e iba de salida.

JongIn se marchó con Byun y su otro colega. Debía esperar un momento para calmarse. Por mientras, iba a ser de mucha ayuda su maletín para cubrir su problema.

Y KyungSoo volvía a estar de rodillas, con una sensación entre buena y mala. Habían vuelto a mandarle, pero había sido bueno el juego. Tal vez deba amarrarse el saco a la cintura para salir del establecimiento.

~~~

Heeeey, ¿hay alguien ahí? Si, si, soy una horrible persona. Lo siento mucho ;;

Sigo sin ordenador ;; son libres de lanzarme tomates y piedras ;;

Yo que esto no tiene pies ni cabeza y sinceramente estaba pensando en borrarlo ;; pero terminaré de publicar, lo prometo ;;

Este es un escrito corto, no tiene mucha historia y estoy muy agradecida con ustedes por leerlo. Mil perdones y el doble de gracias. Estuve revisando y parece ser que los comentarios que se supone ya había respondido en su momento no están como deberían. Por favor, no piensen que no quiero responderles. Yo en serio había respondido pero tal parece que no se publicaron mis respuestas ;; PERDÓN. Creo que es tarde para responderles, pero sepan que yo aprecio sus palabras, son muy preciadas para mi.

Tanto por decirles... Pero no como dirigirme a ustedes. Ha pasado cuatro o no cuantos meses desde que no actualizo y PERDÓN. Tal vez estoy ahogándome en un vaso se agua, y no les voy a dar excusas. Tal vez ni siquiera es importante mi ausencia, pero he estado en otras cosas X.  Lo lamento mucho.

PERRRDÓN.

Diganme, actualización de qué quieren, yo actualizare ;;










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