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MISSING YOU

Basta una llamada para que un automóvil se estacione frente a él.

Era un caballero al saludarle con una expresión de alegría, cuando él estaba en un estado contrario a ese. Era caballero al abrirle la puerta y cerrarla con una  sonrisa en su rostro. Era atento que le preguntara cómo le había ido en la escuela y quiere, en serio desea, responder que fue una completa mierda desgarradora. Saber que la parte contraria le ha importado poco su ausencia, que su vida está mejor o igual que sin él y que incluso le ha reemplazado por la persona más indeseable en el maldito mundo, era la cúspide de la desgracia. Pero su respuesta fue un vago “bien”. Sabe que el tono en que lo dijo deja claro que es una vil mentira, pero entre mentirosos se entienden.

No es lo mismo ver a WooBin manejar que a JongIn. JongIn tiende a ser más relajado y descuidado. Utiliza muchos gestos faciales y siempre, siempre, siempre que la luz está en rojo deja que sus antebrazos reposen en el timón mientras le voltea ver y le regala una sonrisa a la vez que levanta sus hombros. Luce travieso y coqueto sin querer serlo. Más aún cuando ve el espejo  y sus ojos se abren un poco, sus cejas se alzan y suelta aire en un suspiro.

Es totalmente diferente ver de ese lado en ese vehículo.

Comer con WooBin implica aceptar sus miradas con cierto dejo de superioridad, no es como otros ojos que le invitan a probar de su plato o como aquel ceño fruncido cuando no quiere compartir su comida porque ha sido comprada para él. En la mesa actual no hay risas, sólo silencio y miradas que quieren ser correspondidas de cierta manera. Puede que lo haga, tal vez no es como parece, tal vez sólo quiere protegerse. No está mal verle.

Y mientras más le ve, más quiere que sea otra espalda la que camina frente a él. Quiere que sea otra la voz que le habla, que sean otras las manos que le tocan, que sean otros labios los que recorren su piel y que esos mismos sean los que besen su cuello y sus labios. Ese no es el mismo sabor, no sabe a él. No hay nada en común. Es un beso que no sabe a hiel, es salado, lleno de humedad. Es un beso que puede reemplazar al que WooBin le dio aquella vez, pero no es un beso que quiera recibir. Sus mejillas no son tocadas de la misma manera y esa cama no es suave como la que ha conocido bien en todo ese tiempo. El beso sigue siendo húmedo y el dolor de su cuerpo es el mismo que recuerda, lo nuevo son los labios que parecen arrasar con sus lágrimas, las beben y se pierden en él. Algo más es el abrazo que recibe y los susurros llenos de cumplidos por ser bueno. Le dice cosas que no pensó oír de su parte, le da calor que sólo dura esas horas porque cuando despierta es el mismo escenario que cuando jugaban a ser algo. Corrección, cuando creía que eran algo. Ironías de la vida.

Pero está bien. Está bien estar con alguien que no le va a cambiar, alguien que regresó por él sin importar los años o la situación. Tal vez es el destino y su lugar no es con un imbécil de traje sin arrugas. Ese no era su jardín para plantar flores, ahí quizás no broten. JongIn ya tiene brotes en ella, la tierra está ocupada y parece que las flores han echado raíces para siempre. Está bien, todo está bien. Está bien estar en este lado de la ciudad, en la soledad de una cama y en la tristeza de su alma.

Hay mucho por llorar.

///

A TaeMin no le gusta la lasaña, pero tiene que comerla porque ha sido comprada para él. JongIn pensó en él para elegir en lugar. Le sugirió el vino para acompañar y pidió por él. ¡Hizo todo eso por él!

Ha sido difícil tragar la comida mas la sonrisa de JongIn lo compensaba todo. Hubiese sido genial que el postre hubiera sido un beso, pero tuvo que conformarse con un pastel de helado.

JongIn trataba de mostrarle la carta de postres, como si le importaran estos. JongIn sabe que no le gustan los dulces, no puede ser que lo haya olvidado.

Su salida continuó en el cinema. El filme no era del género del que gustaba, pero una cita a fin de cuentas era. Cada minuto fue gozo para él, después de mucho, después de esperar tanto por fin ha llegado su momento. Trató de hacer su jugada con las manos, así como varias veces imaginó, pero las manos de JongIn estaban demasiado apartadas así que le era imposible tomarlas.

Esperaba poder dormir junto a JongIn, volver a sentir sus sábanas y compañía, sin embargo, JongIn le dejó en la puerta de su casa. Se despidió con un ademán y el sueño de compartir un beso o compartir momentos en su habitación habían muerto por el momento.

Lástima que TaeMin sea la antítesis de KyungSoo.

///

Los momentos entre este asunto de cuatro fueron yendo en decadencia en el sentido sentimental. Fingir que todo está bien, hasta cierto punto, era costoso. Requería el desapego de los recuerdos que atravesaban momentos como si de una fecha se tratara. Esa fecha seguía su trayectoria hasta el pecho y se instalaba ahí para no moverse mientras el recuerdo afloraba. Era difícil tener que verle en clase y fingir que era un alumno más entre los demás. Era doloroso tener que apartar su vista o limitarse a verle cuando explicaba el tema del día. Su presencia era dura y a la vez necesaria. Sabía que tal vez ya tuviera un nuevo “juguete” o que el sujeto ese siga siendo su muñeco de trapo. KyungSoo carece de apego y duda demasiado que siquiera haya resentido su ausencia. Tal vez ese día hizo una gran fiesta, tal vez sólo quería burlarse un poco más. ¿Por qué le sabe amargo el pensamiento?¿y el dolor de dónde viene?

Es mejor compensar su ausencia con, ¿con qué? No hay igual a él.

Y si, no hay dos en el mundo.

Para KyungSoo la situación pesaba aún más ya que sentía que su corazón sangraba cada que veía a ese idiota esperando por JongIn. Todas las tardes le mostraba su horrible rostro de victoria, no le había ganado a nadie, no lo había hecho. Su maldita sonrisa le decía que él se había quedado con el premio mayor, que él sí podía dormir junto a él y que su mano podía ser sostenida con libertad. Muchas ideas, que se convierte en errores, son las que invaden su mente. No quiere que sea él quien se siente a su lado. Le molesta que pueda contemplar sus expresiones al manejar, que le prepare comida y muchas otras cosas que no van con ellos porque son actividades que sólo pueden ser realizadas entre KyungSoo y JongIn.

Siempre les ve irse en el vehículo del maestro, sonríen y se pierden entre las calles, se ven felices juntos.

No es mucho tiempo el que pasa con WooBin, pero es el suficiente para acoplarse a su persona. Trataba de dejar las comparaciones de lado y disfrutar de la carencia de soledad, sin embargo se encuentra con el mismo círculo vicioso. Uno donde resulta amaneciendo en una cama vacía y corriendo a brazos que no le dan calor, pero algo de seguridad. Es doloroso tener tantos sentimientos encontrados, es tedioso tener que cubrirse los ojos para no ver y tapar su boca para no maldecir en voz alta.

Sabe que sus días no han sido un dulce de la tarde, sabe que todos le ven de una manera diferente a la habitual. Sabe que hora hay miedo y algo de lástima en los ojos de todos, ¿tan mal se veía? Tan demacrado lucía que ChanYeol se adjudicó la labor de “animarle”

ChanYeol sabe cada detalle de su relación con WooBin, conoce de sus tácticas y mañas, no por nada ha aprendido de él. Es consciente del impacto que ha tenido en la vida de KyungSoo. ChanYeol puede ser un buen compañero de bebida. Sus grandes orejas no estaban ahí por nada.

El alto se mostraba dispuesto a escuchar su mierda. Le había invitado a comer y cómo hubiera deseado que sea otro quien le invitase.

De ChanYeol hubiera esperado ir a comer a un restaurante de primera, sin embargo, le había llevado a un puesto de comida ambulante en el centro de la ciudad.

La cantidad de carpas y puestillos era inmensa, podían elegir distintos platos de cada puesto, pero el alto optó por la caro donde vendían carne. Era una nueva experiencia, pero entendía el punto. Ahí nadie le iba criticar ni decir qué está bien o mal. Nadie le conocía en ese lugar, era libre de ser escuchado y dejar que sus palabras puedan ser liberadas de ese nudo en su garganta.

No se animaba del todo a hablar, esperó a que llegara la comida y disfrutó del sabor sorpresivo de esta. No era diferente a lo que ya conoce. ChanYeol no le presionaba, más bien le contaba una tórrida historia que involucra al profesor de historia. Las quejas de ChanYeol eran por demás graciosas y su sentido cómico brotaba con unas cuantas palabras y horribles experiencias de parte de ese mastodonte. Pero no se iba a quedar sin darle algo a cambio, o al menos eso es lo que el alto le dio a entender.

La carne había pasado a segundo plano, las botellas de alcohol llegaron y la primera frase salió con la primera botella bebida.

Se sorprendió por cada palabra dicha, y no por el asunto en sí sino por la manera en la que se contaba la historia. En el esfuerzo y las casi lágrimas que querían escapar. La manera en la que decía mucho de lo que ha guardado fue un golpe a lo que podía adivinar de KyungSoo.

Su charla continuó con varias botellas y poca carne. Ya no había recelo, la labia sobraba y la ironía reinaba. Los insultos hacia este y aquel eran el gozo del pequeño. La saña con la que se expresaba decía mucho de su desprecio y el alcohol seguía quemando su garganta, adormeciendo sus sentidos y dejándole casi inconsciente.

Ya sólo balbuceaba lo que podía. Su frente era golpeada ligeramente contra la superficie numerosas veces y ChanYeol se disputaba entre dejarle ahí o llevarle a casa. Si tomaba la segunda opción, se vería obligado a dar un larga explicación a la señora Do y no puede soportar a esa quisquillosa mujer. Le gustaría llevarle con él, pero piensa ir por cierto maestro… Y maestro es la respuesta a su conjetura.

El móvil de su amigo no tenía clave, era fácil buscar entre los contactos, pero difícil encontrar el número del profesor de ingles. Su nombre es JongIn y no lo lee en la letra J. No cree que haya borrado su número, no después de ver cómo se ponía al hablar de él. Sin embargo, KyungSoo puede ser fácil de leer en ciertas situaciones. La letra M se veía prometedora. Aparte, a quién más agendaria como “Mío”.

Una llamada rápida es lo que recibe JongIn. «Ah, hola. KyungSoo está mal» y con tan solo esa frase es que toma sus llaves, la llamada sigue, le informa que están en el centro de la ciudad, en un lugar donde jamás pensó verle.

El tráfico no es impedimento para llegar en menos de lo esperado. Le preocupa el estado en el que pueda encontrarse, ¿con quién estará? Siente tensión en cada músculo y no ayuda nada no encontrarle en un maldito puesto, es exasperante. Dio vueltas por cada puesto y en uno de ellos vio a un alumno conocido agitando las manos. Corrió a darle el alcance, mas este le dio un golpe en la espalda y se fue diciendo «te lo encargo».

JongIn sentía vértigo en el estómago. Sus piernas no querían avanzar, pero la preocupación pesaba más que un miedo estúpido. Sólo quiere comprobar que se encuentra bien y ya.

No es difícil encontrarle entre el gentío, su cabellera no pasa desapercibida y en realidad, KyungSoo es un foco y el una maldita polilla que es atraída.

Duda al querer estar frente a él, ya sabe que se encuentra bien, pero no le agrada la vista. ¿No sabe lo indefenso que es?¿qué hay de lo perfecto que se ve?¿puede ser más inconsciente? Es tácita su respuesta, es mejor comprobar su estado desde cerca.

Sentarse es igual de pesado que respirar, KyungSoo no es consciente de su presencia o eso es lo que creía hasta antes de ser atrapado contemplándole. Para KyungSoo “ese” JongIn sólo puede significar una de sus alucinaciones vívidas, el JongIn que conoce no le iría a ver. Nunca lo haría.

Y si esa es una maldita ilusión y el está tan alcoholizado como para no controlarse, no ve razón para no dejarse ser.

—No JongIn, no. ¿Por qué con él, uh? Es taaan feo y no combina contigo. Es un obsesivo que te quiere tener para él. Y tú no le perteneces, no eres suyo, ¿verdad? No hagas eso JongIn, con él no. Dime, ¿por qué no me miras en clase? Yo me porto bien. Hago mi tarea y la entrego a tiempo para que me digas que soy bueno, pero ni así me miras, idiota. ¿Por qué? ¿Es por que ya no dejo que me cojas? Lo haría, pero ¿qué crees? Ya encontré a alguien mejor. Hyung, hyung, WooBin hyung. Lo hace bien y me mira, y soy todo para él y ¿por qué no lo haces? Quiero que me agarres contra la pared y me la metas como antes. ¿Dónde está mi JongIn? ¿Y mi Señor Kim? Él era más duro, era más mío. JongIn no me consiente. ¿Es por que te gusta TaeMin? ¿A él sí le dices que le quieres? Ah, cierto, el “te es fiel” puff, yo he estado contigo, sólo contigo, lo juro. Yo sólo he pensado en ti. Me la habrán metido miles, pero para mi eras tú. Maldito hijo de perra, te estoy diciendo muchas cosas, no sólo me gusta tu pene, ¿entiendes? A mi, a mi, ¿por qué JongIn? ¿Por qué insistes en no quererme? Eres mi jodido primer beso. Eso debe bastar, ¿por qué no te basta? Si te digo que me gustas, ¿regresarás? No quiero arriesgarme por eso debes prometer que dirás que sí y me confesaré libremente y estaremos como antes y te quiero. ¿Por qué te quiero?¿por qué me duele?¿No se supone que debe ser lindo sentirse como me siento? JongIn, ¿qué hago?—sus ojos parecen derretirse—Cierto, tú no eres el real. El real tú ni siquiera estaría aquí. Tú no puedes contestar porque el real está en otro lado con un imbécil haciendo cualquier mierda que deberías estar haciendo conmigo. ¿Este JongIn me quiere?¿el falso tú si lo hace?

JongIn está en blanco, sabe que es palabrería de borracho y puede que todo sea una farsa, un espectáculo más, pero eso no impide que se sienta bien, que quiera responder sin saber claramente la respuesta, que ya es obvia en este punto, que quiera simplemente besarle como antes y llevarle consigo, pero hay una llamada que se lo impide. El móvil de KyungSoo está sobre la mesa y de la pantalla de lee un nombre que ya ha escuchado. Es sólo una llamada y un mensaje lo que hacen que la cordura, idiotez, regrese.

«Soo, amor, ¿dónde estás

Y molesta, duele que diga su nombre, que le reclame y tenga a otra persona diciéndole “amor” con libertad.

No hay que pensar demasiado cuando alguien ya tiene a quién querer, a quién pedir explicaciones y a quien rendir cuentas. Porque al fin y al cabo, KyungSoo si buscó reemplazo.

Cuesta responder el mensaje, cuesta tener que llevarle a un parque para que espere a “su novio”. Quema tener que alejar su cabeza de su hombro y duele mucho tener que darle un maldito beso de desesperación. Y lo que harde a viva carne es que sus ojos le vea tan directo al alma, que le corresponda al beso y que tenga que dejarle para ver desde lo lejos como el mismo imbécil de aquella vez llega para llevarle en su costoso auto.

///
He intentado actualizar en todo el día, pero en serio he estado ocupada. No podía dejarles sin actualización porque se lo han ganado a pulso.
Muchas gracias por el apoyo que no merezco y por recomendar historias que no están finalizadas.
Gracias por creer en mis escritos.
Ya me pondré al día en los demás.
Espero que tengan un buen fin de semana porque yo pienso disfrutar de mi viaje antes de regresar a la realidad.
Les quiero. Besos en la colita :3

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