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En guerra

Todo quedó reducido a partes incendiadas, cadáveres, y restos humanos por doquier.

Los soldados sobrevivientes custodiaron el castillo y Kyota fue llevado a su alcoba, lo dejaron allí recostado en su cama inconsciente.

―Bien hecho Mina― Susurró Rain.

―Si no hubiera sido por usted, habríamos muerto.

En aquella habitación ingresó el señor Hisashi. Y observó al Shogun dormido, con él iba Midori.

―Antes, tú Midori serás la Reina, Kyota tendrá que aceptarte, si quiere ser Rey.

Mina se indignó a más no poder al escuchar las palabras de Hisashi. Sabía que Kyota no aceptaría, él ya no era un hombre que le fallará a su honor.

Mina se sumió en sus pensamientos. Hisashi había llegado hasta los recursos más deplorables al notar que ella había superado las pruebas y eso incluía no terminar en los brazos de Kyota.

―Esto ha sido un plan de ustedes, querían hacerme parecer como la traidora. ¿Midori tu colaboraste en esto?

Tal como lo había pensado, usaron su presencia para poner en contra a todos dentro la misma familia. Mina a pesar de estar herida, alzó el Kusarigama con intención de pelear. De igual manera la habrían asesinado y con ella a Rain.

―Ustedes han defraudado el honor de nuestra familia al dividirnos.

Rain alzó también la espada quitándose lo que le cubría el rostro. Midori rió e hizo por apuñalar a Kyota. Mina se abalanzó contra ella impidiéndolo. Rain apoyó a Mina imposibilitando que otros de sus hermanos hicieran por atacarla.

La guerra había sido provocada, por devoción al poder y a las riquezas. Midori se había enamorado, primero de Rain y después del Shogun. Su deseo de obtenerlo todo la llevó a ser parte del mismo complot que el hermano gemelo del señor Hiromasa había deseado. Para Hisashi, el corazón no era necesario para formar guerreros, ellos debían ser implacables sin sentimientos, y el monje Yamabushi siempre fortalecía el corazón de sus guerreros. El deseo de Hisashi recaía en acabar con el monje y sus hijos débiles. Quería crear un clan superior a todos, y de esa forma gobernar lo que fuera cuando quisiera con tan temidos guerreros sin alma y corazón.

Mina combatía contra Midori. Midori sin duda, solía ser más experta en muchas formas, sin embargo, descubrió que Mina se había convertido en una guerrera muy fuerte. Luchaban en aquella habitación, intentando ambas por ganar la contienda. Rain también batallaba con sus hermanos, y aunque le llevaba un rato poder vencerlos, Rain era el sobreviviente.

Hisashi hizo también por matar a Kyota, pero Rain se lo impidió. A Rain le resultaba difícil de aceptar que su maestro estuviera corrompido. Rain deseaba acabar con aquella fruta podrida que contaminaba al resto.

Tal fue la manera de luchar que tuvieron que dejar la habitación donde estaba Kyota. Muchos más al notar su combate elegían a qué bando pertenecer. De entre ellos también surgieron combates a muerte.

Mina luchaba con Midori, pero al estar herida se le hacía más difícil conservar la energía a diferencia de ella que tenía una excelente condición física al ser su primer combate.

Midori notó que Mina estaba herida, se aprovechó de eso para someterla. La golpeaba de un modo despiadado.

Mina ya estaba tendida en el suelo, sangrando por todos lados, cuando recordó que aquel monje le había dicho que su alma pertenecía a una guerrera, pensó en esa fuerza que ella mantenía y en lo mucho que luchó para llegar hasta allí para ahora morir en manos de una impía, lo cual no tenía sentido.

En los códigos de un guerrero nunca hay rendición. Aunque su cuerpo decía "para" su alma decía "nunca". Un perdedor está vencido desde el momento que lo cree verdad, y ella no se sentía vencida

Pudo recordar al padre de Rain cuando le enseño los símbolos sagrados. Y cuando Midori estaba por asesinarla con una espada, Mina lo evadió y de pie hacía los símbolos sagrados. Pronto sintió que su cuerpo se llenó de fuerza y en ese instante le lanzó una cuchilla afilada al cuello, la llevaba en las costuras de su traje Shozoku, Midori cayó al suelo agonizando.

―¡Traidora! ―Susurró Mina al ver su cuerpo tendido.

Al alzar la vista, se horrorizó al ver que Rain estaba a punto de ser asesinado por Hisashi.

Se abalanzó sobre él, Mina sintió que presionó con un golpe a un lado de su cuello, la leve imposición le cortó la respiración. Cayó al suelo, mientras Rain sacaba fuerzas desde su alma para someter a su propio maestro. Rain mantenía valientemente su lucha con él, logró encajarle en una pierna un shuriken, sin embargo, de su maestro ya había recibido golpes severos, tenía varias heridas de carácter grave y quebraduras en algunas costillas.

Pero el combate seguía estando casi mano a pesar de las heridas de Rain, hasta que sintió algo férreo darle en la cara. Perdió estabilidad, entre varios prontamente lo sujetaron.

Parpadeó mirando que Hisashi se aproximaba a él, denotando en su mirada la furia mientras sus labios esbozaban una sonrisa victoriosa. Pero la atención de Rain se fijó en Mina, quien poco a poco se asfixiaba.

Pero el espíritu de Rain gritaba en su interior, diciéndole que seguía vivo y que podía hacer mucho aún.

Rain logró liberarse, y volvió a combatir contra sus hermanos poniendo en práctica aquellos golpes que su padre le había enseñado. Mató al instante a varios. Hisashi comprendió que su hermano gemelo había puesto su corazón y su confianza en los mejores guerreros del clan de las sombras. Con mayor razón debía acabar con ellos para que no estorbasen. Al exterminarlos, su hermano estaría casi vencido al quitarle su corazón, Rain.

Rain se sostenía el costado con una mano, iba hacia a Mina para evitar que se asfixiara.

Mina en su angustia, se movió para ir a él, pero Hisashi avanzó de una zancada. Acomodó otro golpe al costado, Rain cayó de rodillas. Mantuvo un gesto divertido mirando fijamente a Mina, mientras Rain regurgitaba sangre. Acomodó otro golpe en la espalda de Rain, y sin piedad sujetó sus cabellos, asomando el filo de un shuriken a su garganta.

Mina cerró los ojos. Pero dentro de sí su corazón luchaba, sin embargo, su espíritu susurró algo que ella pudo comprender: No temas.

Eso ánimo de cierto modo su corazón, no había nada que temer, los dos por fin encontrarían descanso, aunque eso tuviera sentido en otra forma de existencia. Elevó su confianza, creyendo en el poder de haber alcanzó un contacto divino siendo ellos mismos, entregando su alma al Creador. Pronto estaría cerca con su hermano, quien, aunque tenía otra forma de entender lo divino, procuraba el bien común de muchos, incluso cuando eso de algún modo le proporcionara una condena.

Miró aparecer una inmensa luz y al fondo a dos personas muy jóvenes sujetados de las manos en compañía de una anciana, ambos la saludaban muy felices. Mina se sintió tan feliz al verlos, la dicha la abrazó completamente, aunque no conocía a sus padres supo que eran ellos. Caminó recto, yendo con esperanza a su encuentro, pero la anciana le susurró: Vive hija, que aquí te esperaremos.

El aire entró a sus pulmones y al abrir los ojos observó a Rain en el suelo vivo aún, y a Hisashi atravesado por una flecha en el pecho. Mina aún estaba sorprendida. Casi la mayoría de sus hermanos habían muerto, por detrás de ella muchos más guerreros Shinobi estaban, pero no los conocía, también vio a Kyota sujetar un arco. Supo que Kyota había impedido la muerte de Rain, fue así como Rain había evitado que ella también muriera.

Hisashi a pesar de estar atravesado con una flecha al pecho, intentó pelear con Rain, pero se interpuso su padre. El monje y su hermano gemelo batallaron, mientras Mina sujetó la mano de Rain quien estaba en el suelo herido por doquier. Al alzar la vista, Hisashi murió desmembrado y atravesado por varias partes del cuerpo. Comprendió el porqué del señor Hiromasa al no entrometerse, al batallar se volvía realmente inclemente y letal, incluso más severo que el propio Rain.

Todos los guerreros sobrevivientes mostraron una reverencia al monje Yamabushi. Él se aproximó a Mina y a Rain.

―Se han ganado su libertad, dudo que alguien lo evite. ―Conminó, pero amablemente.

Rain y Mina a pesar de sus heridas, sonrieron. Mina volvió su vista a Kyota y se puso de pie de inmediato yendo hacia él, pero él ya estaba muy cerca de ella.

Kyota supo que más allá de amar su espada y su honor como guerrera, su adorada Naomi, estaba unida en su corazón a ese hombre; que se parecía mucho a ella. Lo había visto combatir, Rain había batallado hasta con la muerte por salvarla. Comprendió que quizá la amaba tanto como él.

Mina mostró una solemne reverencia al estar frente a él.

―Naomi, salvaste mi vida de nuevo.

Kyota nunca había visto tanto coraje y fuerza en un espíritu femenino.

Ella le esbozó una sonrisa, al notar esa mirada masculina transparente llena de sentimientos.

―Usted me dio algo mejor, mi señor, viviré en su corazón por siempre, con eso estoy más que pagada.

Los ojos de aquel hombre fuerte se llenaron de lágrimas.

―Siempre vivirás en mí, mi guerrera. Si decides cambiar de opinión ya sabes que estaré muy feliz de tenerte a mi lado. Te amo, pero sé que tu corazón desea libertad, me duele dejarte ir, pero lo acepto si es tu felicidad.

Con ternura se acercó a ella y la besó en los labios, Mina no pudo evitarlo. Al apartar sus labios acarició su rostro.

―Lo es mi señor, que nunca se aparte el honor ni el amor de su corazón, yo también lo llevaré en el mío, pues usted será el único hombre que en realidad deseé.

Aquellas lágrimas se desbordaron también de los ojos de Mina. Sujetó sus manos y les dio un beso.

―Nunca serás olvidada. Una mujer digna de llamarse guerrera.

Ella sonrió.

― ¿En verdad no tienes nombre?

Mina recordó las palabras de Rain, cuando lo conoció.

―Muchos son los que no tienen nombre mi señor. Soy como usted quiera llamarme.

Él le sonrió, complacido. Rain se acercó a ellos. Mostró también una reverencia. El shogun se la devolvió. Kyota soltó las manos de Mina, y ambos con melancolía se apartaron.

Mina no había mentido, en algún momento si quiso pertenecerle al Shogun.

Mina sabía que Kyota se había vuelto un hombre digno para el trono, quizá en un futuro lo visitaría. Ella observó a Rain tan herido como ella, pero su corazón estaba en paz. Sabía que había hecho lo correcto.

Varios de sus hermanos que habían elegido apoyarlos los ayudaron a salir de allí.

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