El verdadero vacío
Avanzaron por prados y grandes bosques, Rain iba a toda marcha no se detuvo hasta llegar a una colina alta. En ese empinado cerro había varios árboles y algunas cuevas. Rain se introdujo allí un momento y al salir, le hizo señas de bajar a Mina del caballo. Ella obedeció.
―Nos quedaremos aquí una noche, para despistar a quienes intentarán buscarnos.
Hasta entonces Rain se quitó lo que lo cubría por el rostro. Mina estaba fascinada observándolo. Se acercó a ella con una sonrisa, y le quitó la manta que le cubría la cara.
― ¿Está bien?
―Sí, Rain. Creo que de ahora en adelante su camino es mi camino.
Él sonrió. Le agradó mucho que Mina hubiera optado por seguirle, él de alguna forma quería seguirla apoyando. Mina le atraía también, porque resaltaba en ella belleza, atractiva de cabello rubio como el trigo, de ojos garzo verdoso, de piel clara, y no muy alta. Pero Rain se sentía más atraído a su manera de ser y de pensar, había algo en ella que a él lo hacía sentir parte de ella, como su hermano o alguien de su familia.
―Supongo que tendrá que enseñarme lo que sabe. ―Susurró ella apenada.
―Sí, así será.
Mina se emocionó, tanto que no pudo evitar mostrarse tan feliz.
―Me ha demostrado algunas cualidades de las que se necesitan.
― ¿Algunas?
Él asintió con la cabeza.
―Sí. He estado vigilándola desde hace meses.
Su alegría se convirtió en asombro. Él lo notó, pero siguió hablando.
―Mi misión era conocer el pueblo y encontrar a la persona que traficaba mujeres de nuestro pueblo hacia este. ¿Usted creía que todas esas mujeres estaban allí por voluntad propia?
Los ojos de Mina estaban abiertos a más no poder.
―Nunca me puse a pensar en eso.
―No puedo revelarle más, pero esa es una de las cosas por las que debía asesinarlo.
― ¡Dios mío!
―No se asuste, por favor. La expiación es para mí.
Mina se asustó, tanto que, no pudo evitar quedarse paralizada.
―Rain... ¿Qué clase de guerrero es usted? Nunca había escuchado algo parecido en mi vida.
―Le tengo una pregunta, y si me la contesta con la verdad, responderé a su cuestión. ¿Aún cree que mi camino debe ser el suyo?
Una vez más Mina supo que la ponía a prueba. Respiró profundamente.
―He visto en usted bondad y un corazón generoso. Mi corazón se inclina a aceptar que cualquiera que sea su camino, yo puedo seguir sus pasos, quizá si me explica mejor me sentiría menos confundida en cuanto a aprender. Eso es todo lo que quiero Rain.
Rain se dio cuenta que en verdad tenía frente a él a la persona indicada para ser instruida, se sintió muy contento con sus palabras.
―Le mencioné que necesitaba ver en usted algunas virtudes. Unas de ellas se desarrollan con el aprendizaje y otras son parte inseparable de nuestra propia alma. Mina nunca había visto a alguien con varias y bien desarrolladas en su manera de vivir.
Él la veía fijamente, y Mina se sonrojó.
―Pero hay cualidades que deben mejorarse, por eso le dije algunas.
Su emoción le hizo imaginar tener su propia forma de defenderse.
― ¿Algún día tendré mi propia arma?
―Un paso a la vez Mina, aunque, de hecho, ya tiene la mejor.
Rain recordó las palabras de su padre, ningún enemigo es pequeño, y las mujeres son las mejores aliadas en la guerra. Ellas pueden llegar a donde ningún hombre podría. Un arma astuta y traicionera, sólo una Kunoichi (Guerrera del Ninjato) podía causar más daño que un grupo de Ninjas. Una Kunoichi poseía belleza como una Geisha, pero letal y mortífera como un Ninja. Mina poseía todo ello, hermosa, y fuerte, ningún enemigo por fuerte y valiente que fuera, podría evitar ser seducido e incitado por una mujer como ella.
―Mina, su cuerpo debe ser su mejor arma, siempre.
Se limitó a decirle en lo que realmente la convertiría. Rain quería que fuera una guerrera fuerte, sin que nadie en su clan supiera de su existencia, hasta que estuviera lista. Se opondría firmemente a que ella fuera como espía ante algún enemigo que la quisiera como concubina, con tal de cumplir alguna misión, si se daba una oportunidad. Daría su vida si era necesario para evitarlo.
Ella sonrió.
―Lo principal es que nunca decaiga el honor y la fuerza en usted misma. Renunciará a lo que la ata, miedos, frustraciones, tristeza, desconfianza. Todo ser humano posee una fuerza descomunal que desconoce en su interior, pero es real. Primero controle su mente, allí está la verdadera fuente. Cuando lo comprenda descubrirá su naturaleza verdadera y verá que nada es imposible. Su adiestramiento a mi lado empieza hoy. Su conciencia crecerá y su mente la seguirá, hasta entonces le revelaré quien soy.
Ella se mostró de acuerdo, asintiendo con la cabeza.
―El desafío Mina es controlar lo que pasa en su mente. No de manera directa, sino que sus pensamientos se muevan libremente sin que ninguno produzca apego, que tomen la forma del vacío. De ese modo, reprimirá sus sentidos, lo cual significa que su mente se aparté de cualquier distracción. Entrenará a su cuerpo, pero para centrar la atención debe tener un equilibrio sobre sí misma y su energía.
Rain inhaló profundo cerrando los ojos luego se sentó sobre la hierba mullida. Mina lo imitó y se sentó a su lado. El silencio los rodeó a ambos por un momento, antes que Mina fijará su atención en su respiración y cerrará los ojos. Estuvo en completa calma dejando que cualquier pensamiento se asomara, pero sin centrar su atención a ninguno. Percibió el cuerpo relajado, aunque las plantas de los pies le hormiguearon por mantener las piernas cruzadas. Escuchó a Rain dirigirla en algunos ejercicios de respiración y meditación hasta que abrió los ojos.
Rain mostró una sonrisa al notarla algo desconcertada. Los rayos del sol hacían relucir ya el atardecer.
―Es momento de buscar algunas ramas. Necesitaremos fuego para calentarnos por la noche.
Mina sonrió también en señal de asentimiento.
Caminaron por el bosque hasta encontrar varias. Rain hizo una fogata con usar dos palillos frotándolos, y al estar el fuego listo, ambos se sentaron alrededor.
Él le pasó varias piezas de pan y una alforja con agua. Después de conversar sobre cómo hacer fuego sin usar nada más que la ayuda de la madre naturaleza por largo rato, se acostaron a un lado de la hoguera.
Rain tenía su vista en la inmensidad del cielo, y Mina quería seguir conversando con él, pero prefirió no molestarlo, mañana seguirían con su recorrido. Estaba quedándose dormida, pero sintió la necesidad de ver si Rain seguía a su lado. Al elevar la vista, él no estaba.
Se puso de pie enseguida, buscándolo con la mirada, pero no lo veía por ningún lado. Quiso gritar su nombre y buscarlo sin demora, pero en lo profundo de su corazón algo le decía insistentemente que no desconfiará y se mantuviera en calma. Mantuvo la serenidad muy brevemente. Al cabo de un rato, prefirió ir tras él. Se sentía muy angustiada.
Dio varios pasos yendo en dirección hacia el bosque, cuando escuchó que mucha agua se estrelló contra el fuego, al volver su vista todo estaba en oscuridad. Sintió a alguien sujetarla por la cintura con fuerza luego cubrieron su boca.
Mina se movía frenéticamente, la arrastraron hasta la entrada de la cueva. Ya allí su voz la tranquilizó.
―Soy yo― Susurró a su oído.
Haló de ella con fuerza hasta adentrarse a la cueva, Mina no veía nada. Quería hacerle mil preguntas, pero prefirió esperar hasta que Rain se lo explicase, al menos estaba a su lado y con vida.
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