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Diferencias harmónicas


Rain caminaba sin esfuerzo alguno sobre la hierba a pesar de estar oscuro. Mina iba a su lado, sintiendo que vivía un sueño, se hallaba tan lejos de su pueblo y la taberna.

Rain estaba dichoso, el más difícil de sus hermanos había conocido a Mina, y le había agradado. Sabía que en cuanto su padre conociera a Mina le simpatizaría tanto como a él y su hermano mayor.

Subieron la alta montaña, y a pesar del frío de la noche lograron llegar a la cima. De entre varios imponentes árboles, había una casa de madera, con un estilo de construcción asiático.

Rain dejó al caballo en la entrada. Ambos se descalzaron, y luego entraron. Mina miró una inmensa habitación vacía, únicamente había una estatua de un hombre con los ojos cerrados y con las piernas cruzadas como solía hacer Rain para meditar, con varias velas a sus pies.

Rain llevaba aquel bolso de cuero consigo. Ambos se inclinaron ante la imagen de aquel individuo. Mina hizo lo que Rain sin dejar de verle.

― ¿Rain quién es él?

Rain pensó muy bien antes de responderle. Siddhartha Gautama, había sido Buda (Iluminado), un hombre que había sentido el llamado para encontrar la iluminación (Nirvana), fue un hombre que dedicó su vida a la meditación, a encontrar la paz, con el desapego a lo que hace sufrir al ser humano y conocer la realidad que el sufrimiento puede ser suprimido por medio de las cuatro nobles verdades, y el camino de las ocho etapas, el cual se puede resumir en Moralidad, Meditación y Sabiduría. Buda consagro su vida entera a enseñar.

―El fundador del budismo― Se limitó a contestar.

Mina lo observaba detenidamente, aquella estatua transmitía una sensación inmensa de querer observarlo, como si esa pieza en piedra lograra hablar sin palabras, se notaba una inmensa quietud, y paz. Muy similar a lo que ella sentía cuando entraba a la iglesia y oraba.

―Rain, entonces usted practica el budismo.

―De algún modo ha sido la base de nuestra filosofía de vida. Pero en mi clan estamos más inclinados al Budismo Zen.

Mina le echó la vista un tanto confundida.

― ¿Y eso no es lo mismo?

―Es muy parecido. Creemos que la acción constituye más el hecho de purificación, por eso practicamos varios artes, el zen es el conocimiento del vacío. Es dejar que la mente no se atore es actuar con ella para conocer la verdad.

Mina comprendió que eso fue exactamente lo que le había estado enseñándole durante su entrenamiento, tanto en su casa como en aquel bosque.

Mina en su corazón sabía que todo se reducía a una frase que él le había dicho una ocasión; "En el cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad"

Mina creía con total convicción en la manera en que Rain entraba en contacto con lo divino.

Le recordó lo que ya guardaba dentro de sí, Cristo había venido con la misión de enseñar a los seres humanos a edificarse y hallar la más grande de todas las virtudes: Amor. Y así practicándole llegar a la plenitud y la unión con el todo. En el caso de Rain, ella podía comprender que posiblemente el hombre que ella contemplaba en una estatua, podría significar algo similar.

Para Mina sus creencias y convicciones se hacían más fuertes. Dios tenía varios rostros para ayudar y apoyar al ser humano en la vida. Tristemente Mina también reconoció que muchos de los creyentes, seguían otras prácticas o actitudes y con esa manera de actuar equivocaban la visión verdadera de Dios, ante otros que no fueran creyentes. La verdadera doctrina de ser un seguidor se distinguía entre todos por ser amor y bondad para con uno mismo y los demás.

Rain sonrió al verla tan enmarañada con el asunto. Ambos se volvieron a un lado en cuanto escucharon pasos acercarse. Rain se puso de pie y Mina lo siguió. Un hombre de una edad mayor, se había acercado a ellos, estaba descalzo y tenía un traje grande y largo; una túnica de color naranja. Rain mostró una reverencia y de inmediato sacó varios panes, y las plantas medicinales.

Mina reconoció aquellas plantas. Rain las había cultivado en aquel bosque, y ahora las llevaba como una ofrenda a aquel hombre.

―Es un pequeño tributo, es todo lo que tenemos.

Aquel hombre recibió de las manos de Rain aquella ofrenda.

―Es de todo corazón, pedimos que nos concedan quedarnos aquí por unos días.

―Pueden quedarse el tiempo que necesiten, no es necesaria la ofrenda...

―Es de nuestro agrado poder ofrecerlo.

El hombre inclinó el rostro en señal de aceptarlo. Los monjes budistas, tenían una gran tolerancia con otros que no pensaban como ellos, y por lo general aceptaban a peregrinos, como según su filosofía se los enseñaba.

―Pueden quedarse en esta parte.

El hombre les señaló hacia un extremo de la habitación donde se veían dos petates. Rain volvió a mostrar una reverencia. El hombre se dio la vuelta dejándolos solos. Hasta entonces Rain y Mina, se acercaron a aquella habitación.

― ¿Estos hombres son budistas?

―Sí, Mina. Son monjes budistas therevada.

―Son muy amables.

Rain sonrió y asintió con la cabeza. Aquel monje les llevó té y unos platos con tallarines. Mina se quedó absorta pues en vez de la cuchara de palo, estaban unos palillos, (hashi). Observó a Rain sujetar el plato hondo, mientras con los palillos sujetaba los tallarines.

―No es tan complicado como se ve, Mina. Inténtelo, deben ir así.

Mina lo intentó varias veces, quizá muchas más de las que contó. Pasó un buen rato batallando, logró comer algo. Comieron en silencio, luego de un rato Mina se acostó sobre el tapete. Cayó en un sueño profundo al abrir sus ojos observó el tapete de Rain vacío. Se puso de pie y al salir lo encontró meditando. Mina lo acompañó y estuvieron así durante un largo rato. Luego de eso salieron al bosque.

―Hola Mina. ¿Qué tal su noche?

Mina le sonreía.

―No sentí nada, hasta despertar. Últimamente he dormido como nunca antes en mi vida. Por lo general, me costaba mucho dormirme y conciliar el sueño, ahora es algo natural en mí.

Rain la observaba a pesar de ir caminando.

―Su corazón necesitaba paz, había un profundo sufrimiento dentro de usted, uno al que se aferraba. El dolor es inevitable Mina, pero el sufrimiento siempre es opcional, creo que ahora no solo lo sabe, también lo acepta y lo comprende.

Mina asintió con la cabeza.

―Sí, Rain, ahora lo entiendo.

Caminaron por el bosque, Rain le contaba algunas de las enseñanzas que él había recibido con su padre, explicándole sobre el Karma, y el sufrimiento cíclico de las vidas pasadas, todo porque Mina había empezado a preguntarle sobre muchas cosas más referente a su filosofía de vida.

―Respeto su manera de creer en la divinidad Rain. Es más, me parece muy hermoso. He aprendido mucho.

Rain sonrió. Ella prosiguió revelándole sus pensamientos:

―No entiendo porque podría ser punto de conflicto pensar diferente.. Todos los seres vivos evitamos el sufrimiento y queremos paz.

―Es verdad, pero cada quien es responsable y el único autor de lo que quiera en la vida. Nuestro camino puede iluminar a otros Mina, eso también es ayudar a otros.

Mina sonrió. No se puede ayudar a quien no necesita ayuda o, mejor dicho, a quien no la quiere, como en su caso, de no haber aceptado aprender seguiría en una taberna, o quizá de mendigo suplicando unas limosnas en la calle.

Caminaron hasta llegar a la orilla de un enorme risco. Rain llevaba sus armas bajo sus ropas. Rain se quitó las ropas que escondían todo aquel armamento, mientras el corazón de Mina brincaba de alegría.

Rain se puso a su lado, y aquel adiestramiento dio inicio. Sus manos se movían de un modo exacto, en conjunto con sus cuerpos, aquellos movimientos se daban fluidos, exactos y con una fuerza increíble, sin hacer gran esfuerzo. Ambos se movían como si fueran el cuerpo y su sombra.

Mina por fin sentía a su ser entero inclinándose a un tipo de estrategia propia en base a las técnicas que Rain le había enseñado. Rain le pasó su espada envainada y Mina podía esgrimir sin complicación alguna, Rain corregía algunas maneras de sujetarla al momento de moverla.

Esa fue la primera vez que Mina tocó un arma.

Pasaron varios días con aquellos monjes. Rain la entrenaba sin descanso, su cuerpo había sido forzado al límite. Y si logró cortarse algunas veces al usar el Kusarigama, pero nada le parecía imposible, su fuerza estaba en su mente y le parecía necesario recibir algunos golpes para aprender, ella se había convertido en el deseo de perfeccionar sus movimientos, no las sensaciones o el fracaso de haberse lastimado.

Rain estaba muy satisfecho con su progreso, Mina se había vuelto indetenible, tenía ese coraje que tanto deseaba ver en ella. Después de unas semanas, Mina podía esgrimir la espada, usar el Kusarigama, defenderse con el Sai, lanzar los shuriken (hojas arrojadizas en forma de estrella), podía batallar cuerpo a cuerpo, realizar bloqueos, rodajes, saltos, trepar, nadar, entre otras muchas cosas. Mina había logrado comprender su verdadera naturaleza, que era renunciar a sí misma a sus gustos, pensamientos, y malas inclinaciones.

Mina había renacido. Dominaba las técnicas, y su entrenamiento siempre resultaba fuerte, incluso sin que él se lo indicara. Para Mina se estaba volviendo un hábito entrenar y luchar con su propia mente.

Rain en la noche cumplía sus encomiendas. Había llegado aquel lugar de reunión donde llegaría Ryu. Rain seguía siendo un sigiloso espía. Muy bueno en eso y sin dejar ningún tipo de rastro, tanto que Mina no se había percatado de que Rain por las noches, seguía el arte de las sombras, el cual ella estaba dominando. Rain no dejaba de lado sus deberes, aunque estuviera entrenándola y apoyándola en su crecimiento como guerrera.

Tenía casi toda la información que necesitaba para infiltrarse en el castillo de un Rey que traficaba armas para sus ejércitos, lo cual sería crucial para la invasión de un pequeño pueblo, aquel jefe o líder había contratado la ayuda de los guerreros Shinobijutsu para evitar la masacre. La misión de Rain recaía en saber cuándo y dónde sería aquella invasión, al menos el traficante de armas y mujeres estaba muerto; ese hombre había sido una pieza fundamental en la adquisición de grandes armas para ese Rey. Aquel crimen había sido perfecto, gracias a Mina, quien había sido de gran distracción, seguramente su muerte lo atribuían a algo pasional y no algo referente a su involucración como agente activo de tráfico de armas y mujeres.

Rain seguía siendo un enigma para Mina. Ella no sabía tampoco, que Rain seguía siendo el líder de aquellos guerreros. El monje quería mucho a Rain y le había pedido ser su sucesor porque había demostrado tener todo cuanto era necesario, pero Rain no había aceptado, pensaba que no era el más idóneo. Le prometió a su padre tomar una decisión en cuanto volviera, él le había dicho que había tenido sueños donde su destino lo llevaba a encontrar algo especial. El monje había aceptado que Rain encontrará su propio camino, sin abandonar sus responsabilidades como hijo del clan de las sombras, la vida de Rain estaba consagrada al servicio y a la protección de su pueblo. Su código siempre enfocado en el respeto a su familia, su lealtad, el amor a su pueblo y a su gente. Vivir acorde a la naturaleza y las leyes naturales. "El principio secreto del Shinobijutsu es conocer los orígenes de la paz"

Para Rain resultaba como llevarlo al alma, era parte de sí mismo. Mina ahora ya se había vuelto parte de esta familia, una forma de vida que no podría dejar.

Ahora se había cumplido el sueño de Mina, el camino de Rain se había vuelto su propio camino.

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