Meli
Min entra a la oficina para encontrarse a una chica de melena lacia oscura, atractiva y segura.
Lleva un cigarrillo en los labios rojos que contrastan con su piel ligeramente bronceada.
Min le quita el cigarrillo con una mirada desaprobatoria —sabes que no me gusta que fumes, y quítate ese labial.
La chica voltea los ojos y guarda el cigarrillo, pero no toca su maquillaje — ay Yoonie, no eres mi papá — hace un ligero puchero que Min no se pierde y secretamente le hace sentir cálido y enternecido — en fin, vine a avisarte que no estaré unos días, tomaré un viaje.
— ¿Qué ? ¿A donde iras? ¿Con quien? —pregunta mirándola como si quisiera encerrarla e impedirselo.
— Yoonie, no te preocupes, estaré bien, lo necesito, sólo serán unos días y no vine a pedir permiso sino a avisarte. — dice al tiempo que coloca una paleta en su boca, luego de hacer el ademan de ofrecerle al pálido oficial y este se negara con una mueca de ligero asco.
El celular del oficial suena desde la mitad de la respuesta de la chica y Min fastidiado decide tomar la llamada mientras le pide un minuto con un ademán a la joven.
— ¿Qué pasó Jung? Aja... ¿Y crees que sea mejor vender? Mm ¿puede esperar? estoy en algo importante, entiendo... — Min se enfrasca en una discusión con su corredor de bolsa y Meli se desespera, toma su bolso, acomoda su media de la pierna derecha y se pone de pie para marcharse, se coloca de puntillas al lado de Yoongi y le da un beso en la mejilla, le susurra — te quiero Yoonie, vuelvo en unos días — Min retira sus lentes de lectura y le susurra, —no, espera Yoonji, dame un minuto — pero entonces el corredor le da un dato que distrae a Min y este dice exasperado — ¿Cómo que podríamos perder dinero en el café y la azúcar? dijiste que esos eran estables por el momento — para cuando cuelga la llamada, Meli se había marchado.
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