La Trampa
Min recibe un dato que encaja perfecto en sus sospechas y sale con prisa, tomando las llaves de la patrulla y dejando las llaves de su auto deportivo en un cajón con cerradura.
Por su parte, una carpeta es dejada en el escritorio de Park y cuando esté llega y lo abre se da cuenta que es el mismo domicilio de una bodega donde se sospechaba se guardaba droga pero para cuando obtuvieron los permisos para abrirla, que se atascaron por casi dos semanas por un tecnicismo, ya no quedaba nada, Park lo tenía en la mira pues sospechaba que era un embarque de Lee.
Y Lee lo sabía...
Es así como ambos agentes, decididos como los conocían e impacientes y con sed de acción como siempre, se encuentran en la bodega, entrando con precauciones y cada uno por un lado diferente, topandose justo afuera de una subhabitación dentro del almacén mayor.
Ambos con arma desenfundada y sin seguro se encuentran frente a frente apuntándose. Park tiene un arma con mira láser adaptada, justo queda entre los ojos de Min — tú... — dicen ambos al unísono en susurro.
El rostro de Park se transforma de sorpresa a una mueca ladina de inmediato — uh cuidado Min, no querrás que te vuele la cabeza el policía número uno de Corea, por sorprenderlo en su redada — le dice en susurro con tono coqueto.
Min levanta una ceja y lo ve casi incrédulo antes de decir — Okey, primero, bonito, está no es tu redada, es mi caso desde hace tres meses, segundo, el policía número uno de Corea está frente a ti y tercero, el que puede perder la cabeza y ser dividido en dos es otro.
— ¿Bonito, eh? Creo que estas equivocado guapetón, por que este "bonito" tiene su arma apuntando en tu cabeza y no veo la tuya por ningún lado, y lo que acabas de decir sólo prueba que yo soy el mejor, ya que acabo de recibir el caso hace una hora — responde Park con sarcasmo.
Min, no le contesta de inmediato, le da unos toquesitos con la punta de su arma en la entrepierna de Park, este mira hacia abajo siguiendo el movimiento y es entonces que entiende a lo que se refería con lo de la división en dos, traga saliva pesadamente y lo mira tratando de disimular la preocupación de tener un arma apuntando a sus partes sencibles.
— Ya, ya, ¿qué te parece si ambos compartimos créditos esta vez? — propone Park agradeciendo a todo poder divino que no quebrará su voz frente a Min.
El pálido oficial sólo sube sus hombros y baja su arma, no lo admite pero a pesar de su gran ego, en verdad le importa más la emoción que el crédito.
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