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─ ¿Entonces murió? ─ la voz decaída del rey se escuchó por aquella vacía sala.

La noticia se sintió como un balde de agua fría para Yoongi, seokjin le había ido a informar que lamentablemente la mujer no había sobrevivido y había partido al mundo de los muertos.

─ Sí señor, su enfermedad ya estaba muy avanzada, ni siquiera le puse mano, cuando llegué ya estaba en las últimas ─ La tristeza aún no había abandonado al médico, su mirada sin esperanza y resignada aún seguía grabada en su mente, y tenía el presentimiento de que seguiría ahí por un largo tiempo.

─ ¿Jimin como esta? ─ fue directo al punto, no quería ni imaginarse cómo se encontraba el menor, pero aún así se atrevió a preguntar.

─ Destrozado, el de verdad amaba a su madre, lo demostró hasta el último momento, tuve que separarlo del cuerpo sin vida de su madre, él se aferraba a ella ─ respondió sincero, le costó tanto trabajo dejarlo solo, hasta que llegó Jihyo y estuvo con él, supo que tenía que regresar al Palacio.

Yoongi quería correr a su casa, estar con él, abrazarlo y consolarlo, mientras él estaba sentado en ese tronó, Jimin se encontraba sufriendo y sintiendo que su mundo se caía en mil pedazos.

En un movimiento brusco y sin pensar se levantó de golpe, en ese momento no era el rey quien actuaba, sino Min Yoongi, el hombre que se había enamorado de un Doncel mucho menor que él, y que ahora lo necesitaba más que a nadie, necesitaba estar con él, sentirlo cerca, limpiar sus lágrimas, decirle que todo estaría bien.

─ ¿Rey Yoongi a donde va? ─ pregunto seokjin al notar como se dirigía hacia la salida, él no entendía la bomba de emoción que sentía el rey en estos momentos, todo su interior gritaba que tenía que ir con Jimin, no podía simplemente quedarse ahí sentado sin hacer nada ─ iré con Jimin, en estos momentos no debería de estar solo ─ respondió pasándolo de largo.

─ Rey Mín con todo respeto no está pensando con claridad, no es buena idea que el rey visite un lugar donde vive el Doncel, no es por menospreciar pero ese lado del Reino no es un lugar adecuado para que el rey merodee, su imagen se vería dañada. ─ trato de retenerlo y hacerlo entrar en razón.

Yoongi se detuvo antes de abrir los portones, seokjin tenía razón, no podía dejarse llevar por sus sentimientos, era una locura lo que quería hacer, tenía que comportarse como el rey que es, sus decisiones no pueden ser tomadas a la ligera, tiene que actuar de forma madura.

─ Entonces ¿qué me sugieres? Planeas que me quede aquí sin hacer nada ─ mencionó dándole la espalda al médico con su cabeza gacha, mordiendo su labio inferior, mientras sentía la impotencia burlarse de él.

─ se como se siente, pero por el momento no podemos hacer nada, solamente rezar por él, para que los Dioses le den fuerza, para superar esta terrible prueba ─ habló con voz tranquila, pero segura. Deberás deseaba sinceramente que Jimin pueda recuperarse de su pérdida.

De todas formas Yoongi no se quedó tranquilo, sería una tarea difícil concentrarse en los asuntos del Reino, no tenía cabeza para otra cosa que no sea Jimin, esta fue la primera vez en la que deseo no ser un rey.

Volvió a su trono, y sintió enojado consigo mismo, se odiaba por no estar con Jimin, estaba inquieto, pasó distraído todo el día, no siquiera les prestó atención a los del Consejo, su mente estaba en otra parte, en su dulce e inocente chico de mejillas rellenas y sonrojadas, no quería que esa flor se marchitara.

─ Jimin, pequeño tienes que comer algo, por favor te puedes enfermar ─ esas eran los incontables intentos de Jihyo por hacer que Jimin comiera, este se encontraba en su habitación, abrazando su almohada, con un puchero en sus labios, y sus ojos cristalinos y nariz Roja por el llanto.

─ No. Vete no quiero nada ─ respondió de forma seca, mientras trataba de desaparecer entre las sábanas, no quería ver a nadie después de que su madre había sido sepultada, se había encerrado en su cuarto dispuesto a no salir en un buen rato, o tal vez nunca.

Sus ojos estaban hinchados, sus cabellos despeinados, su aspecto demacrado, preocupaba a cualquiera.

─ No quiero irme, y no lo haré, llevas dos días con esa postura, No puedes seguir en esta situación... ¡Jimin! ─ lo llamó elevando un poco la voz, jaló las sábanas descubriendo su cuerpo, vestía una pijama azul ─ ¡Regresame eso! ─ su gritillo se escuchó en toda la habitación ─ No entiendes que no quiero nada, no quiero ser grosero contigo, pero no quiero comer, no quiero que estés aquí, quiero estar solo, ¡vete! ─ volvió a elevar la voz.

─ ¡No! Niño tonto, ¿crees que a tu madre le hubiera gustado verte así? No claro que no, a ella no le hubiera hecho nada feliz ver como su hijo se tiraba a la miseria, no la decepciones, ahora levanta tu bonito trasero de esa cama y ve a darte un baño ─ lo regaño mientras señalaba en dirección al baño, su expresión sería logró intimidar al menor.

Renegando se puso de pie y se dirigió al lugar indicado, estaba de más decir que no tenía ánimos de nada, pero si con eso se quitaba de encima las insistencias de Jihyo lo haría, se sentía débil, era un hecho, su cuerpo necesitaba pedía comida, aunque en realidad no tenía apetito.

Se dio una ligera ducha, y como por arte de magia sintió como todo su dolor corría con en agua, y al mismo tiempo que limpiaba su cuerpo también lo hacía con su corazón llevándose gran parte de la tristeza, siendo reemplazada por nostalgia y melancolía sintió sus lágrimas, era imposible detenerlas, porque a pesar de sentir de esa inmensa paz en su interior, la añoranza seguía ahí.

Terminó de bañarse y se puso algo cómodo para usar en casa, de pronto el olor a comida inundó sus fosas nasales, supo rápidamente que Jihyo se encontraba cocinando, ella jamás se había apartado de él, siempre estuvo a su lado en los momentos más difíciles, tenían que reconocerle su esfuerzo, era una gran amiga y estaba agradecido.

salió de la habitación, y vio la pequeña mesa con dos platos con sopa, pan y unas cuantas frutas, cuando ella lo miro se le iluminaron los ojos ─ Wow ahora que te has bañado hasta otra persona pareces ─ se burló, pero le hablaba con cariño.

Su estómago rugió, el sonrojo en sus mejillas eran nuestra de lo avergonzado que estaba.

─ Creí que no tenias hambre ─ se volvió a burlar, el sonrojo en su mejilla seguía ahí ─ No te burles ─ puchereo cabizbajo.

─ Esta bien, como tú digas, ven comamos ─ lo llamó animadamente, feliz por haber logrado que saliera de la habitación, aunque aún se miraba decaído eso ya era un avance, pronto tendría de vuelta al Jimin que conocía, ese que siempre tenía una sonrisa sincera para todos.

Ambos se sentaron y se dispusieron a comer, la sopa estaba deliciosa, y en su punto exacto, Jihyo era una excelente cocinera, Daniel era afortunado, y ojalá sea consciente de la gran y valiosa persona que es su esposa.

─ Jiminnie te tengo una buena noticia ─ la emoción en su voz era notable y agradable.

─ Escucho ─ mencionó y luego tomó una manzana ─ Sabes, quería decirte esto antes, pero no estabas en las condiciones para escucharme ─ sonrió y mordió su labio ─ pero ahora que ya estas mejor, quiero que sepas que estoy esperando un bebé, me convertiré en madre por primera vez ─ la felicidad era grande, tanto que logró transmitirsela a Jimin.

─ ¡De verdad! Te felicito se cuanto buscaste un bebé, y ahora que por fin se te cumplió tu deseo, me siento tan feliz por ti ─ menciono con sinceridad ─ ¿Daniel lo sabe? ─ pregunto ya se imaginaba lo feliz que se pondría su Hyung al recibir la noticia.

─ No, quise que el primero en enterarse fueras tú, por el gran cariño que te tengo ─ mencionó la castaña sonriéndole cálidamente.

Jimin no pudo evitar soltar unas lágrimas ahora de alegría, estaba conmovido, su madre estaría tan feliz también con la noticia, ya podía ver su rostro iluminarse al saber que su gran amiga tendría un bebé.

─ Jiminnie no llores, ya no quiero ver esas lágrimas en tu bonito rostro ─ Jihyo pensó que había hecho algo mal ─ No te preocupes, esta vez mis lágrimas son de felicidad, algo bueno tenía que pasar entre tanta oscuridad, ya quiero que nazca el o ella ─

─ Jimin, he estado pensando en algo y quisiera preguntarte si estás de acuerdo, se que esto podría afectarte y si No te sientes cómodo no lo haré, pero si es niña quisiera que su nombre sea seungwan como tu madre ¿qué dices? ─ soltó con algo de temor a ser rechazada.

Jimin se quedó atónito ante lo que la castaña le había mencionado, claro que no le molestaba, al contrario estaba honrando el nombre de su madre de una manera muy especial, con una nueva vida, una pura e inocente, que aún no nacía, pero ya amaba.

─ Eso sería lindo, y no tienes porque preguntar, no tienes idea de lo feliz que me hace ─ su sonrisa débil pero cálida, nada de forzada, eran nuestra de lo agradecido que estaba con Jihyo.

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23/8/20.

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