Capítulo 38
Narra Bishop
Durante el tiempo que estuve ausente, me dirigí a las fosas más lejanas.
A cambio de varias almas puras, logré hablar con uno de los creadores del infierno. Este me contó que Ludmila, la madre de Milufer, tiene una hermana. Se sabe que Ludmila es una caída por lo que la familia que tiene en la tierra es adoptiva. La supuesta abuela de Milufer, tuvo una hija la cual tuvo una hija de un demonio. Esto quiere decir que Milufer tiene una prima híbrida entre humano y demonio llamada Melz.
Melz fue traída al infierno días antes que Milufer y también tuvo un entrenamiento, la diferencia es que fue más intensivo por lo que no le han salido las alas. Esta híbrida es un demonio menor que no tendrá el poder que tiene Milufer, pero es bastante ágil a la hora de luchar.
También me dijo que es posible que un demonio se convierta en humano y que dependiendo de su naturaleza e historial, se podría convertir en ángel... Cosas que nunca han pasado.
Después de eso, me reuní con Lucifer y ordenó que la batalla final fuese entre Melz y Milufer, no entre la elegida del segundo coro. Argumentando, que quería ver de que estaba echa su hija querida. Claramente no me pude negar, es una supuesta batalla a muerte, la que gane le puede pedir lo que quiera al padre de todos los males y la que pierda pues
Lo que me sorprende es que es un acontecimiento que puede alterar el futuro de Milufer y yo no lo vi. Ahora si estoy sintiendo la ausencia de mis ojos, si sigo sin ellos más tiempo probablemente pierda la habilidad de ver el porvenir.
Termino de hacerle las preguntas a Milufer y veo que se me acerca con claras intenciones de besarme. La apariencia de demonio le sienta muy bien, se ve infernalmente sexy y más ahora que esta tan excitada.
Me encantaría devorar sus labios, pero va contra la única regla de su entrenamiento.
—Todavía no puedes tener contacto sexual, la prueba aún no termina ni mucho menos tu entrenamiento—susurro a su oído—Aún te falta luchar a muerte contra la elegida de Lucifer, tu prima por así decirlo.
Ésta ante lo que le acabo de decir hace un ademán de levantarse de mi pierna y de decir algo. No la dejo, antes de eso decido romper la regla y besarla. Después de todo, esto es el infierno.
Al principio su respuesta es tímida, pero en cuestión de segundos se torna salvaje, posesiva, cosa que aviva mi instinto primitivo. El cual tendré que luchar por reprimir.
Narra Milufer
Escuchar que tengo una prima me cayó como un baldeado de lava hirviente ¿Será hija de un pariente de mi madre o de Lucifer?
Intento alejarme del demonio, pero este planta sus labios sobre los míos. Indignada por su rechazo, le respondo con un beso tímido, pero en cuanto su lengua toca el interior de mi boca, definitivamente cambio de parecer. En un santiamén me pongo a horcajas sobre su regazo y llevo mi mano a su nuca para hacer más profundo el contacto.
Las vetas de mi cuerpo, comienzan a circular casi al ritmo agitado de mi corazón ¡Diablos! Este demonio besa tan rico que ya me siento mojada. Mi cadera comienza a rozarse contra la de él y es cuando siendo que él también se encuentra demasiado excitado. Acerco mi pecho al de él también desnudo y en cuestión de segundos siento como se estremecen mis pezones.
Suelto un gemido cuando sus manos azotan mi trasero. Dejo sus labios y me dispongo a besarle el cuello.
—Milufer...—en respuesta suelto un gruñido—Para.
No le hago caso y regreso a sus labios, esta vez lo beso despacio con la intención de sentir las vetas que estos tienen, él por su parte mete sus manos entre mi pantalón y acaricia mis nalgas.
Ruego a Dios por que sus manos sigan más allá... Creo que Dios me odia porque su cola me agarra de la cintura y me aleja de él.
Por lo que parece un despertar, me quedo observándolo a los ojos.
—Discúlpame, me dejé llevar. No volverá a pa...
¿Por qué me estoy disculpando?
—No tienes por qué disculparte por algo que yo inicié. — y que estaba disfrutando. Muerdo mi labio inferior—Sé que como cualquier ser tienes necesidades sexuales y créeme que cuando termines con el entrenamiento podrás satisfacerlas...—no sé qué me pasa, pero mi mirada viaja hasta su notaria entrepierna, lo deseo—...con quien quieras, incluyéndome.
Esto último hace que en mi rostro se dibuje una sonrisa y vuelvo a observar su rostro.
—Me harías el favor de sacar las manos de mi trasero.
Enarco una ceja y poso mi mano derecha en su mejilla y comienzo a masajearla. Él lentamente va retirando sus manos, cuando termina le planto una cachetada en la mejilla que antes le acaricie, este ni se inmuta, mas sé que le causé algo de dolor. Se la merece por tentarme de esa forma. Él se defiende dándome otro azote, pero esta vez sí me dolió. Sin más, bajo de su regazo y me dirijo al baño.
Después de darme un buen baño, salgo y el demonio no está. Sobre la cama hay un enterizo negro de mangas largas, al parecer es un traje como los que Bishop usa, que desde acá se ve un poco pequeño para mi talla.
Supongo que sí está ahí es porque quiere que me lo ponga y eso es lo que hago. Cuando meto el primer pie sé que va estar difícil que pase por mis glúteos. Hago todo mi esfuerzo por que suba, doy saltos, patadas, intentando que la tela seda, pero no. Creo que mi trasero engordó.
En uno de esos saltos, el demonio me agarra en el aire y desliza su mano por un costado de mis piernas, cuando mis pies tocan el suelo, el pantalón se siente más flojo.
—Si liberas los botones y cierres te aseguro que te sube fácil.
Observo el costado de mi pierna y sí, hay un cierre que inicia en el tobillo hasta el costado de la chaqueta. No le digo nada, solo continuó. Me detengo antes de meter uno de mis brazos en la chaqueta; mis alas no van a entrar.
—Ese traje está hecho con magia diabólica, así que tus alas lo traspasaran—aclara mi duda el demonio.
Y sí, me enfundo en esta y mis alas quedan por fuera. Tengo que saber cómo confeccionan estos trajes. Una vez más el infierno me sorprende.
Una vez lista procedo a peinar mi cabello para luego dejarlo suelto. Voy hasta el lugar donde el demonio guarda las armas y saco una espada y varios puñales, estos últimos como son pequeños los guardo en cada uno de mis bolsillos.
Me pongo unas botas de tacón bajo y camino hasta quedar frente al espejo|portal. Sonrío al observar mi reflejo, me veo bien; este traje negro combina a la perfección con mi gran cabellera negra... Por primera vez desde que llegue acá me siento hermosa. Pero aun así sigo pensando que mi cabello está muy largo. A través del espejo veo que el demonio está detrás de mí con un traje similar al mío.
No sé si es por el encierro o por mi cambio, más lo veo sexy, atractivo. ¿Qué me está pasando?
—¿Cómo es eso de que tengo una prima?
—Se llama Melz y es la hija de Terra, la hija de tu supuesta abuela—frunzo el ceño, yo no tengo idea de quienes son. Mi madre nunca me dijo que tenía una hermana—. Ella es la que debería estar en tu lugar, aquí y ahora conmigo, no tú. Tú madre no tiene sangre Peppers.
Con un dramatismo de película, dejo darle la espalda.
—Cómo es eso de que ella debería de estar aquí. Entonces que carajos hago yo aquí.
—Charlotte hizo el pacto con Lucifer y desde ahí se convirtió en bruja. Mabel siguió sus pasos así que sus descendientes estarían malditos—eso lo presencie en aquella visión— La bisnieta de Charlie nació «Terra» pero no la querían entregar, contaron con suerte al encontrar a tu madre y le brindaron techo. Hablaron con un ángel que les ayudo a cambiar el trato y la elegida fue tu madre. De ahí naciste tú y otros tres.
Rio. Es lo único que puedo hacer, sencillamente no puede ser cierto. Esas malditas brujas me condenaron. Y ahora resulta que no solo es Dorian, eso quiere decir que el chico del sueño es real, además de que hay uno más.
No quiero seguir hablando de esto, pero ya es hora de que sepa la verdad.
—Y así fue que llegaste a mi después de la muerte de Mabel ¿por qué no buscaste a Melz? ¿Lucifer sabe que engañaron?
—Mmm—el demonio me da la espalda y va hacia el cajón de las armas—Si, está al tanto. Para el mucho mejor que su querida fuera una caída y no una sucia humana con aires de bruja. En cuanto a Melz pues, Milufer yo ya sabía parte del destino, además dime que tiene Melz de especial.
Esto quiere decir que me quiere por mi poder.
—Me acabo de enterar hace poco que existe.
—Ves, nada. En cambio, tú eres hermosa.
—Eso no viene al caso.
Deja de darme la espalda y veo que en sus manos hay una espada hermosa, es roja y dorada nunca la había visto ahí.
—Después de la batalla te enseñaré lo que Yara no hizo (rituales, conjuros, marcas) también a volar así que prepárate psicológicamente.
Y así de rápido cambia de tema.
Ahora entiendo todo, la visión que tuve en la que Mabel estaba muerta el demonio que apareció no fue Lucifer, sino Bishop.
—Donde me hagas quedar mal, te las veras conmigo.
—Demuestra todo lo que aprendiste—pide Masxacre.
Asiento con la cabeza.
Ella y Biltrix están nerviosos, porque el demonio me va a hacer la prueba de combate y me toca nada más y nada menos que luchar contra él.
Según Bishop, es mejor que luche contra él dado que Melz es muy buena en ello. Aunque no lo quiera decir, tengo miedo.
Antes de comenzar amarro mi cabello en una cola de caballo alta y lo enrollo sobre éste. El hecho de que esta así largo me pone en desventaja si se llega a soltar.
—¿Listos? —pregunta Biltrix, él será el árbitro—Recuerden que se vale todo menos convocar otros demonios y no se pueden rendir. —esto último lo dice mirándome a los ojos—Pueden comenzar, que gane el mejor.
El demonio se aleja y yo trago saliva. Empuño con fuerza la espalda. El demonio da un paso hacia mí y yo dos, pero en dirección contraria. En su rostro está esa sonrisita malévola que tanto me asusta.
«Cálmate Milufer, yo no te haré mucho daño, Melz si» Bishop susurra en mis pensamientos.
No le presto atención porque de seguro me quiere desconcentrar. Más le hago caso, puede que me lastime, pero no mucho, así que avanzo rápidamente hacia él. Cuando ya estoy lo suficientemente cerca, levanto mi espada con dirección a él, este con un simple movimiento de su espada bloquea mi ataque.
Sigo con mi ofensiva y no logro darle, lastimosamente es demasiado ágil. Ahora llega el turno de él atacar. El primer golpe lo rechazo con mi espada y puedo sentir su fuerza en cuanto el metal vibra. Yo por mi parte me defiendo lanzado espadazos hasta que él me hace un corte en la pierna que duele y quema.
«Este es tu momento, brilla» me animo mentalmente, este es el momento adecuado para descargar toda la rabia y odio que sentía por ese demonio y con la vida.
Y es cuando decido además de la espada usar combate cuerpo a cuerpo y le lanzó una patada al estómago. Él no se lo esperaba y sonríe con satisfacción. Deslizo mi mirada unos segundos hacia Biltrix y este me regala un asentamiento.
Centro de nuevo mi atención en el demonio y no lo veo lo único que siento es el filo de su espada sobre mi cuello.
—Muerta—dice a mi oído y no, la batalla aún sigue. Entierro mi espada en uno de sus pies y le doy un codazo, pero él no se mueve. —Muerta—vuelve a decir a mi oído—¿O quieres que te corte?
En esa presiona su espada y de mi cuello comienza a resbalar algo tibio, sangre.
—Bishop, ganaste—dice Biltrix mirándome furioso—Pero tenemos que seguir, así que de nuevo.
Me acerco hasta donde está él y Masxacre. Ella mi mira normal, pero él, él me quiere matar.
—Estuviste bien... —comienza a decir ella.
—Pero si serás bruta, como te vas a distraer así. Esto es como el ajedrez, solo basta con un mal movimiento y te condenas. Ella no te va a decir "muerta" ella te va a matar. —interrumpe Biltrix tomándome fuertemente del brazo. —Así que hazme el favor y te concentras, no seas patética, demuestra que eres hija de Lucifer.
No le respondo, solo asiento mientras digiero lo que me acaba de decir.
Antes de ir al centro del salón, voy en busca de otra arma; escojo un arco con cinco flechas de metal y cambio la espada por un machete pequeño.
—Pueden empezar—dice Biltrix mirándome con afeamiento.
Antes de eso Bishop me dice «no te cohíbas, este demonio que tanto amas no morirá»
Obvio no me voy a cohibir porque no lo amo.
Comienza la pelea y esta vez espero hasta que él ataque, sigue luchando con esa espada hermosa y dirige su primer ataque a la altura de mis costillas, lo logró esquivar, además de eso le atino un machetazo a la altura de la cabeza y lo esquiva.
—Que ambición, me encanta—dice a lo que se aleja y de sus manos brota fuego. No dejo que eso me distraiga y aprovecho para usar el arco.
Apunto a la cabeza y no le atino. Del suelo comienzan a surgir unos grandes obstáculos y me emociono, la diversión y adrenalina comienzan a fluir. Así será mejor la batalla.
El demonio me lanza una bola de fuego y la esquivo escondiéndome tras un bloque, no me quedo ahí si no que comienzo a correr por todos los que hay. Trepo uno y desde ahí le disparo al demonio, la flecha roza sus costillas. De un momento a otro él se hace más grande, muy grande y todo su cuerpo se alza en llamas.
Impresionante.
Me quedo boquiabierta mirándolo, vuelvo en si cuando intenta pisarme, pero corro y me escondo, desde ahí disparo dos flechas que le dan en el estómago. Sonrío, pero no me dura mucho porque su cola llega hasta donde estoy y me agarra del vientre. Intento agarrarme de cualquier cosa más no puedo, en esas pierdo el machete y mi cabello se suelta; decido disparar la última flecha que me queda; le da también en el estómago.
Su cola me eleva y quedo a la altura de su cara, pienso que me va a escupir fuego más su cola comienza a apretarme mucho hasta que escucho un crujido y luego un dolor en mis costillas.
—Muerta—vuelve a decir Bishop y me deja sobre un bloque mucho más alto que él.
Miro hacia abajo y Biltrix está que arde de la rabia. Y no exagero, sus ojos se ven anaranjados.
Como puedo me pongo de pie, saco valor de donde no lo tengo; me acerco al borde del bloque, me impulso y salto sobre el demonio. Me acomodo bien quedando sentada sobre su cuello. El agarre de su cola no me quemó, pero ahora si siento mis piernas arder. Comienzo a darle golpes inútiles en la cabeza y es cuando me acuerdo de los puñales que hay en mis bolsillos. Saco uno y rasgo su cuello con todas mis fuerzas y al final entierro el puñal.
En nanosegundos vuelve a su tamaño habitual y yo caigo toscamente sobre el lado de mis costillas que más me duele. Esto me deja sin aliento. Mi vista se nubla, pero no pierdo la conciencia, veo al demonio de rodillas con el cuello lleno a sangre y su mano en el lugar donde clavé el puñal. Este me mira y sonríe. Busco a Biltrix con la mirada y esta serio. Masxacre sonríe, pero esto aún no ha terminado.
Respiro hondo y como puedo me levanto. Busco mi machete y voy hasta el demonio. Él sigue de rodillas, me mira y sus ojos están encendidos; esto termina cuando uno de los dos esté sometido, sin salida. Y es cuando veo que fue un error acercarme a él. Sin que yo me dé cuenta su cola se levanta y se entierra en mi estómago, no lo puedo creer. Cuando el asombro pasa, llega el dolor y no sólo eso, quema. Miro al demonio y este se pone de pie sin soltarme. Siento que me estoy quedando sin aire, en estos momentos solo se me ocurre una cosa.
Levanto el machete y lo descargo con fuerza sobre su preciada cola. Bishop suelta un alarido horrible y sin piedad alguna me lanza contra una pared que yo veía muy lejana.
Quiero gritar, mas no puedo y más cuando veo que Bishop viene hacia mí de forma salvaje y con su espada en la mano, este es mi fin.
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