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Capítulo 10

Después de leer el nombre con el que me he estado soñando durante estos meses, dejé la puta cobardía y me dispuse a buscarlo en Google. Al instante salieron los resultados y el dichoso letrero de corrección de ortografía que decía "Nilufer", lo ignoré y seguí bajando. Al final no encontré nada relacionado con demonios o algo por el estilo.

Si no aparece en Google es porque no existe.

~¤~

—Buenas tardes— saludé al guardia de seguridad del edificio donde vive el tal Patrick. Después de esperar más de una hora las llaves del apartamento y sin que Dorian o Alan me contestarán las llamadas, decidí venir en busca de ellas.

—¿La señora hacia donde se dirige? — dice el anciano sin ni siquiera responder al saludo. Y todavía señora que atrevido.

-Señorita, aunque le quede más largo. Voy al apartamento de Patrick ¿me podría decir en que piso queda? —sí me acordará del número de piso le hubiera respondido un: a usted no le importa.

—¿Cómo fue que dijo?

—El número del apartamento de PA-TRICK— si quiere se lo deletreo.

—No va a ser necesario ya vienen bajando.

No le respondo.

Pasados como 40 segundo el ascensor se abre dejando ver a Dorian, Alan, Demin, Rachel, Jason y una chica oriental que nunca he visto. Más atrás, sale un tatuado que me parece ya haberlo visto antes.

—¡Anne! Ya íbamos a dejarte las llaves—dice Dorian.

—Ya veo.

—Hola, primor cómo has estado- dice el tatuado.

—Él es Patrick, es que Anne no se acuerda de lo que paso ese día- específica Dorian con un tono burlón—Ahora que ya estas aquí, nos puedes acompañar a la casa de...

—Si, vamos— no lo dejo terminar porque iría con ellos hasta el infierno con tal de no quedarme sola. Ni que estuviera loca para quedarme sola en el apartamento.

—Disculpa por lo de las llaves, se nos pasó el tiempo—dice Alan con cara de arrepentimiento...Todos se olvidan de la pobre Anne.

—Tranquilo no tiene caso.

Todos salimos del edificio y nos dirigimos al aparcamiento que comparten los dos edificios.

—¿En qué auto nos vamos? pregunta el guapetón de Demin.

—En el mío y en el de Patrick— afirma Alan que desde que salimos no se ha despegado de la oriental. Al igual que Dorian tampoco lo ha hecho de Rachel.

—Yo me voy en el de Dorian- digo cuando todos se disponen a acomodarse.

—¿Por qué Anne? Y además no tienes licencia—dice Dorian tomando el rol de hermano protector.

Lo miro con una sonrisa mientras busco una excusa convincente... ¡porque no me quiero ir con Alan! —Por qué voy a pasar por Germânia's, acuérdate que me dan las cervezas a bajo precio.

—OK, tráete seis cajas de Scarlatti- responde Dorian entregándome las llaves y poniendo en marcha el Ford negro de Patrick—¡Y dos de vodka! - grita el chico de cabellos rojos sin nombre.

Al instante sale Alan y con la oriental de copiloto. La miro a ella y luego a él y él solo se limita a decir un "no tardes" acompañado de un guiño...cínico.

—Yo voy contigo—dice una voz de alguien a mi atrás llamado Patrick. ¡Que susto!

—Te hacía con Alan o Dorian.

Digo mientras me dirijo a la salida del parqueadero, para dirigirme al apartamento.

—¿A dónde vas, no se pune que deberíamos estar camino a Germânia's? — argumenta a unos cuantos pasos de mi.

—Voy a cambiarme de ropa y a dejar mi bolso. Si voy a emborracharme tengo que estar vestida con algo cómodo, mírame, con esto apenas me puedo mover.

—Pero te enmarca bien el culo y resalta tus curvas y pechos— hago de cuenta que no escuche aquello y acelero el paso.

Aunque admito que tiene razón, llevo un enterizo en jean marrón de tirantes tres cuartos arriba de los talones, el cual me queda demasiadamente apretado y ni se diga del body negro alicrado de mangas largas que llevo... mis pechos y muslos claman ser liberados.

En menos de tres minutos ya nos encontramos frente a la puerta de la cueva de Dorian. Abro la puerta y un frío sepulcral me golpea de lleno.

—¿Vas a quedarte ahí afuera? —le pregunto, ya que después de todo no es tan cretino como pensaba—Pasa, no te voy a matar o violar.

—Gracias Nafghel—y dale con su Nafghel. —Porqué me miras así, dijiste que no me ibas a matar.

Porque no me gusta que me digan Nafghel... verdad él no lo sabe.

—No me gusta que me llamen así, espérame por ahí no me demoro. Te agradecería si apagas el aire acondicionado.

—¿Quién en su sano juicio prende aires acondicionados en estas épocas del año? —espeta pasándose ambas manos por el cabello.

—Los Peppers— respondo orgullosa.

Cuando estoy por entrar a mi habitación escucho que grita un "si gustas te ayudo a quitar el body".

Lo ignoro y me dirijo a darme una ducha. Al salir busco algo cómodo, opto por una camisa con un escote tipo mariposa en la espalda color negro con unos shorts negros que apenas cubren el comienzo de mis glúteos y unos botines del mismo color.

Aplico un poco de polvo, pestañina y delineo mis cejas, por último, aplico mucho labial mate de color marrón. Una vez satisfecha con el aspecto de mi rostro, me concentro en mi cabello...

—¿Está es tu habitación? — indaga Patrick adentrándose sin tocar.

—Si porqué— respondo pérdida entre mi enredado cabello.

—¿Prácticas algún tipo de hechicería o algo por el estilo? — dice rozando con dos dedos el tocador donde mi encuentro luchando con mi cabello.

—¿Porque? —dejo de lado mi cabello y me centro en el tatuado que me mira con preocupación.

-Por qué cuando entre el ambiente se puso pesado y pude percibir fuertes vibraciones.

—De qué hablas Patrick no te estoy entendiendo, se claro.

—Que puedo sentir la vibra y todas esas cosas, además de vez en cuando puedo ser empático en otras palabras sentir tus emociones.

—Mmm pues, no se... que decirte—que interesante jamás pensé que me iba a topar con un superhumano. -Primero, no práctico nada de esas cosas— el miedo comienza a subir por mis pies—Segundo...segundo, no sé qué decirte Patrick— se enciende una alarma en mi que me dice que nada va a estar bien.

—No te preocupes de seguro tienes algún amuleto raro o que se yo...

—No tengo nada raro— lo interrumpo y caigo en la cuenta de que he comenzado a temblar.

—Me dejas dar un vistazo por ahí—apunta hacia mi lecho. ¡Oh por dios que no sea lo que estoy pensando!

Asiento y él se dirige hacia el lado izquierdo de mi cama, posa su mano sobre este y la comienza a mover de arriba abajo. Mete la mano debajo del colchón y saca las dichosas cartas, las mira, las huele para luego preguntar—¿Quién te las dio?

—Quien me las dio- repito idiotizada—Son anónimas, pues no se... no se dé...de... no se-respondo con el corazón a mil y una gota de sudor resbala por mi rostro.

—Tienen algo especial, emiten una leve vibración—dice serio mirándolas con atención—Pero... hay algo más...

Dice para luego centrar su atención en mi bolso. Y ya se que debe de ser, sin pesarlo voy y saco el libro que Rimini me obsequió.

—Tócalo debe de ser esto.

Yo si sabía que algo andaba mal con esas cartas y ese libro.

Él extiende su mano por la superficie del libro, pero no lo toca.

—Si, eso es lo que emana tanta energía... es agobiante.

—Y qué tipo de energía emana—inquiero temerosa... Ojalá que no sea lo que mi mente ya esta pensando.

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