[37] - Joselyn: Virgen
Joselyn
Cuelgo la ropa en el instante en el que escucho el timbre, así que me dirijo a abrir. Me sonrojo al encontrarme con Milton, entonces le cierro la puerta en la cara, recordando que me dio un ultimátum. ¿Cuánto son tres días? ¿Qué le voy a responder cuando sea el momento? No puedo dejar que piense que estoy enamorada de Johey. Qué mentira más horrible, debí haber inventado otra cosa, no sé.
—Josy, abre la puerta —me pide.
—Mi hermano no está en casa.
—Mejor, así no nos interrumpe. —Se ríe.
Mi corazón late rápido y mis mejillas queman, así que abro despacio, entonces espío un poco.
—¿Qué quieres? —digo tímida.
—Tranquila, no vine por mi respuesta, solo quería contarte que fui a visitar a Johey.
Qué sonrisa más hermosa. Un segundo... ¡¿QUÉ?! Abro por completo la puerta, poniéndome muy alterada. No puedo creer que haya hecho eso.
—¡¿No te dije específicamente que eso no era correcto?!
—Y tenías razón. —Mantiene su sonrisa, entonces me calmo.
—Ah, ¿sí?
—Sí, fue una pérdida de tiempo.
Suspiro de alivio y sonrío.
—Qué bueno que no pasó nada malo.
—Bueno, le pedí que desistiera, pues vas a elegirme a mí —expresa con confianza.
—¿Por qué das por sentado eso? —consulto, nerviosa.
Da un paso adelante y pone su mano en el marco de la puerta, retrocedo un poco cuando aproxima su rostro a centímetros del mío.
—Porque te encantan mis celos.
Me sobresalto.
—Ay, diosito, no debí haberlo aclarado.
Me abanico con mi mano, acalorada, pero él la detiene, tomando mi muñeca. Retrocedemos y cierra la puerta por detrás. Su boca está tan cerca, que mis piernas tiemblan.
—Josy...
—Milton. —Me muerdo el labio inferior.
—Dime que quieres ser mía para siempre.
—Yo... yo... —Mis labios tiritan—. Sí.
¡Ah, soy estúpida! O mejor dicho, una calentona. Me vuelve loca, sin embargo, no puedo responderle eso. Todavía queda mi pequeño secretito. Me quiero morir, odio que a mi boca se le escapen palabras. ¡Sí, es lo que quiero! Aunque también es muy complicado.
Milton se abalanza sobre mí y terminamos en el sillón, besándonos, pero antes de que llegue a mayores, grito, apartándome de él. Me levanto y corro lejos, poniéndome a una distancia prudente. Mi hombre queda aturdido ante la reacción descabellada que hice.
—Yo... yo... no puedo —aclaro, nerviosa.
Él queda perplejo y también se levanta del sillón, aunque más despacio, luego se me queda mirando, muy desconcertado.
—¡¿Por qué?! ¡¿Qué hice?! Creí que me habías dado el sí, estoy confundido.
—Yo... yo... ¡Sí, sí, dije que sí! Pero no podemos hacer eso. —Mis labios siguen tiritando—. ¡¡Nada de toqueteos!! —exclamo en alto, inquieta.
—Ah. —Reacciona, dándose cuenta de mi aclaración—. No quieres que te toque —murmura, reflexivo—. Quizás era eso, no lo pensé.
—El... ¿El qué? —Lo observo, confusa, intentando entender.
—¿Eres virgen? —consulta directo. Quedo en shock, así que intenta arreglarlo—. No me malinterpretes, entiendo sobre lo de la construcción social y tal, solo te estoy preguntando si no has estado con alguien antes, de manera íntima, quiero decir.
¡¡Me voy a morir aquí y ahora!!
—No sé cómo responder a eso —me limito a aclarar—. Yo...
—Me contaste que has tenido algunas citas, aunque eso no significa que hayan intimado.
Y... más o menos, pero no te puedo explicar, ellos sí sabían que soy una mujer trans, aunque no llegamos hasta el final, se podría decir.
Fingiré demencia.
—Es verdad, quiero llegar virgen al matrimonio —confieso, tensa.
Toma mis manos de repente y me estremezco.
—¡¡Entonces casémonos!!
Chillo y me suelto.
—¡¿Estás loco?! Además, ¿quieres casarte conmigo solo por el sexo? —Hago puchero.
Vuelve a tomar mis manos, pero esta vez de manera delicada.
—No, porque te amo. —Hace una pausa y veo un rubor en sus mejillas—. Hablo en serio, Josy, ¿quieres casarte conmigo?
—Eh, uh, sí.
¡¡Ay, definitivamente, soy estúpida!! ¡¿Cómo llegué a esto?!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro