12 - Ramir: Letra chica
Ramir
Busco en el auto el vestido que me pidió Exiel, escucho que se cierra la puerta, entonces dejo de estar en una posición, la cual parece para malinterpretar. Me siento y veo que el culpable de que esté en el vehículo, se pone a mi lado. Tiene una gran sonrisa en su rostro.
—¿Me vas a violar? —pregunto y se ríe.
—Qué desconfiado.
—¿Y qué haces aquí entonces? —Enarco una ceja.
Se acerca a mi rostro, aunque yo ni me inmuto.
—Te vengo a secuestrar —confiesa.
—Viste que había que desconfiar.
Mantiene su sonrisa sin responderme y le hace una señal a su chófer para que arranque el vehículo. En un santiamén, llegamos al Only Club, me bajo del coche y sigo a Exiel detrás. Entramos a su casa, entonces me guía hasta el cuarto en donde desperté la otra vez, abre un armario con un montón de vestidos.
—Cambié de opinión y quería que te pongas otro —aclara.
Me cruzo de brazos, luego alzo mi ceja.
—Ya veo.
—¿No vas a acotar nada más?
—¿Para qué? ¿No se supone que voy a tener una cita contigo por culpa de nuestro trato? Solo tengo que hacer lo que me pidas, ¿no? Aunque sigo esperando que hagamos el papeleo.
—Bueno, hagamos uno informal, si eso te tranquiliza.
—Estoy tranquilo —declaro.
Se ríe y se muerde el labio.
—Eres todo un reto, me gusta —expresa algo parecido a la otra ocasión en la que hablamos.
—Tú esperas que me avergüence. —Me río.
—Quiero ver tus mejillas rojas —aclara.
—Quizás tenga la apariencia de una persona adorable, capaz podría sonrojarme, no lo niego, pero no esperes que lo haga ahora mismo, pues no está pasando nada por lo que avergonzarme. Yo me humillo solo muchas veces, no necesito que alguien más lo haga —digo sin importancia.
—Interesante.
—Sí —expreso relajado.
—Ponte este. —Me tira un vestido en la cara y me caigo—. Cuidado. —Vuelve a reír—. Qué bonito.
Me levanto del piso.
—Dejemos de hablar y aclaremos nuestras pautas.
—Pero cámbiate, ¿no?
—Vale, ya voy. —Me dirijo al baño.
Una vez en este, me quito mi ropa de repartidor, entonces me pongo el vestido. Salgo del cuarto, así que Exiel se ríe. Deja de estar sentado, escribiendo, y se aproxima a mí.
—Así se pone. —Acomoda la cinta—. Creo que llamaré a Tercia, para que te coloque esas extensiones. —Camina hasta su celular y empieza a mandar un mensaje, mientras señala la cama—. Ahí te dejé un sostén con relleno, simula mejor los pechos que los algodones que te pusiste la otra vez.
Qué fetiche más raro.
Corrección, todos los fetiches son raros.
Mientras él habla por teléfono, vuelvo al baño a colocarme el sostén. Bueno, tenía razón, sí queda mejor. Pienso, observándome en el espejo. Nuevamente, salgo del cuarto y visualizo a Tercia. ¡Qué rápida! Supongo que Exiel la apuró, quiere esa cita, pero ya.
Me siento en la cama, entonces la mujer me empieza a agregar las extensiones. Parece que hace como que mi pelo tuviera capas. Esta señora sabe lo que está creando. Mi cabello es algo revoltoso, así que se las ha ingeniado muy bien.
Exiel se acerca a mí, mientras la mujer continúa arreglándome, él me muestra lo que ha estado escribiendo.
—A ver qué opinas. —Sonríe de manera amplia—. Ya anoté todo lo que me dijiste, por ejemplo, en dónde no tocar.
Entrecierro los ojos.
—No leo la letra pequeña.
—Silencio, estoy hablando —me reprende.
—Solo no te pego porque estoy esperando que está señora termine.
Se ríe.
—Qué lindo. Prosigo. —Se muerde el labio—. Anoté ítems como salir a citas, que me acompañes a mis reuniones, el tiempo que pasamos juntos, nuestras interacciones y cosas así. Se va descontando la deuda mientras avanza la relación, hasta tienes remuneraciones. ¿Estás contento? Hice lo que me pediste.
—Me harás una copia de eso, ¿verdad? —Enarco una ceja.
—¡Claro! Lo haremos formal mañana, hoy hay que tener una cita, es bastante tarde para pensar en el papeleo.
Me lo hace a propósito para que no vea la letra chica.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro