Capitulo 3
Opening: En el futuro lucharan, estas estrellas brillaran, un sueño vendrá para conquistar, dentro de la oscuridad un héroe resucitará, como el fénix logrará surgir, ¡Milo y Kanon X!
Narrador: ¡Es hora de ver lo que les depara el destino a nuestros héroes!, pero antes, recordaremos lo que sucedió en el anterior episodio.
Nuestros caballeros de oro, Mu y Aioria, fueron tratados de ser enviados a otra dimensión por Kanon, y digo "tratados" porque llegaron a cualquier lugar. Una vez en el templo de Atenea, Mu se encuentra en problemas cuando trata de dar con la diosa, y es víctima de una escena grotesca que lo marca en su vida como caballero de oro. Al soltar Mu un escalofriante grito, Aioria acude a su auxilio, a continuación escapan ambos con Shaka que estaba mal herido del templo de Atenea para encontrarse con Kanon y Milo. Al llegar con ellos e ir nuevamente a otra zona de la casa de géminis, se topan con un cosmos desgarrador. Todos van hacia donde se haya el cosmos y descubren a Afrodita que también estaba atrapado. ¿Quién podrá ayudar ahora a nuestros héroes a escapar? ¿Podrán lograr salvar a los otros caballeros de un destino atroz? ¡Todo esto y más en este capítulo!
Milo se puso a cantar la introducción del episodio en este momento. (Nota: es una parodia de Bt'x), y al terminar dice.
—Esa canción se me hace familiar... es pegajosa —¿no será porque es de BT'X?
—¿Por qué no te concentras en lo que sucede? —le reclamó Aioria.
—Oye, no te enojes —lo miró y le cambió la cara a una de un osito gomita—. Osito no te enojes, gomi gomi~
—¿Van a ir a la habitación donde se encuentra Atenea y Saga, o se quedaran esperando aquí? —el caballero de Piscis los observaba mientras jugaba con su cabello.
—Sí. ¡Digo! ¡Vamos chicos! Tenemos que ir a ver a Saga y a Atenea —exclamó Kanon.
—Sí, vamos muchachos, tal vez Saga sea el que lo esté provocando todo —informó Mu.
—Es más que obvio que es así —se le escuchó decir eso al más marica de los caballeros.
—No entiendo una cosa. Afrodita, ¿no era una diosa?, y tú eres un hombre, y no eres un dios, ¿por qué carajo...? —empezó su inusual interrogatorio Milo mientras masticaba un helado— ¿... no eres nada de lo que dicen en la mitología? —Afrodita entonces rio y replicó.
—Sí lo soy. ¡Tengo mi belleza! ¡Soy uno de los caballeros más hermosos de los doce templos! —después de ese comentario, Kanon y Mu intercambiaron miradas, y en conjunto dijeron.
—Qué asco...
—¡Deben sucumbir todos a mi belleza! —gritó, y luego les guiñó el ojo a los chicos. En ese mismo instante, Milo le arrojó un helado en la cara a Afrodita para luego exclamar lo siguiente.
—¡Joder! ¡Larguémonos de aquí pibes! —y así comenzaron todos a correr por el camino lleno de antorchas, dejando así atrás a Afrodita.
—¡Kyaaa! —se sacó el helado de la cara—. ¡Maldito Milo de Escorpio! —éste, llegó a escuchar las maldiciones de Afrodita y respondió por lo bajo.
—Maldito asqueroso.
—¡Oye! No seas tan boludo. ¡Espéranos! —Aioria le pidió a Milo, mientras tanto, los demás fueron captando su orden, y finalmente, llegaron todos a una gran puerta de madera.
—¿Qué hacemos, la abrimos? —preguntó Kanon.
—¿No es obvio? —respondió Mu.
—Deja de decir eso, es molesto Mu —objetó con el ceño fruncido el caballero de Géminis.
—Ok, entonces, entraremos, ¿verdad? —contestó Milo, mientras tanto, Aioria meditaba diciendo unas palabras que podrían, seguramente, preocupar a todo el grupo.
—Muchachos, tal vez ésta sea nuestra última batalla...
—No digas eso Aioria... ¡seguro podemos lograrlo, somos los caballeros de oro de Atenea! —lo ánimo el del pelo violáceo.
—Se te olvida un detalle Mu, Atenea desapareció misteriosamente, o sea, no está con nosotros —desalentó a todos Kanon.
—¿Y eso qué?, ya la encontraremos, ¿no? ¿No es así, amigos? —miró el caballero de Aries a todos los presentes, esperando una muestra de apoyo.
—Mejor abramos esa maldita puerta —mencionó Kanon. Después de que todos ignoraran las palabras de Mu, se posicionaron para empezar a empujar la dichosa puerta, pero la misma no se movió ni un centímetro—. ¿Qué jodio tiene esta puerta?
—De seguro necesitamos resolver algún acertijo, o simplemente, mencionar alguna palabra mágica —resolvió como idea Milo, sin embargo, Aioria estaba pensando en otra cosa, por eso es que puso su mano en el hombro de Kanon para llamar su atención, y dijo.
—Creo que necesitan sangre —tomó galletitas de animalitos de quien sabe dónde, y comenzó a intentar cortarse las venas—. ¡Mátenme!
—Jodido emo —lo criticó Milo, para luego darle una patada al castaño, y en ese momento se percató de algo—. Esa puerta emana un aura... ¡Es la que está afectando a Aioria! —aseguró.
—¡Queridísimo Aioria! —al parecer no era al único que afectaba, sino que Mu se fue a lanzar a los brazos del león.
—¡Joder! —Kanon se hizo a un lado al verlos abrazarse—. ¡Me parece que estamos perdiéndolos!, ¡en especial a Mu! Hay que abrir esa puerta ya. Trae a Afrodita, usaremos su cabeza para abrir la puerta —le ordenó al caballero de Escorpio.
—Yo no toco a ese gay ni porque me paguen el doble de lo que ya me pagan en la serie —afirmó Milo con un tono lleno de asco.
—Pero necesitamos abrir esta maldita puerta Milo. He visto que atraes a Afrodita, has que venga hacia aquí y rompa la puerta —en ese momento el chico puso cara de angustia, pues no creía en las suposiciones de Kanon.
—¿Qué te pasa?, yo no le atraigo. ¿Qué no viste como me maldijo? —luego se echó reír y agregó—. Estás loco, además tú te pareces mucho a mí, no creo que haya diferencia con quien lo seduzca —lo señaló con su dedo mientras sonreía de una forma malévola.
—¡Por eso!, provócalo más y así usa sus rosas demoníacas —le dijo, y mientras ellos discutían, la situación de los otros dos se agravaba.
—¡Mi querido Aioria!, yo te sacaré todo malestar~ —el caballero de Aries se acercaba peligrosamente a los labios del caballero al que acosaba.
—¡WTF! —Kanon se acercó a ellos e hizo un esfuerzo para que Mu se alejara de su compañero—. ¡Dale, qué lo perdemos a Mu y a Aioria! —le advirtió al otro, y esa fue la única forma en que Milo salió corriendo, pero molesto, para finalmente llegar a donde estaba Afrodita.
—Oye Afrodita, discúlpame por lo de hace rato, ¿sí? —se disculpó Milo.
—¿He? ¿Qué dijiste Escorpión? —se llevó una mano a su oreja disimulando que no lo había escuchado, a continuación, Milo puso cara de mal genio, pero fingió una sonrisa.
—Que me disculpes —el tono de él se volvió un poco ahogado, o más bien forzado, aun así buscaba escucharse creíble.
—¡Oh! ¿Y cómo voy a saber yo que me lo dices con plena sinceridad, escorpioncito? —tomó entonces una lima de uñas y se comenzó a limar éstas. Su contrarió sabía que tenía que buscar algo para poder convencerlo, entonces hizo lo siguiente.
—Este, pues, mira —el de cabellos más oscuros lo tomó de la mano y mientras éste no miraba sacaba la lengua; tendría que hacer teatro—. Sígueme —aunque ya lo estaba siguiendo; en el transcurso Afrodita pensó, "¿y a éste qué le pasa que me toma de la mano?" En cuanto llegaron frente a la puerta, Milo se paró frente a ella y extendiendo sus brazos—. Ok, ahora sí, dame tu mejor rosa, ¡yo la atraparé con mis manos y te demostraré cuanto te amo! —vociferó, y sus mejillas se coloraron como parte de su acto; era todo fingido, así que no fangirleen.
—... —el caballero de Piscis se le quedó viendo y se cruzó de brazos—. A mí tú no me gustas Escorpio, yo soy bien guiado, no soy como tú, así que bayito~—le saludó con desdén y se dio media vuelta. Mientras tanto, Aioria y Mu seguían flirteando.
—¡Mi querido Aioria! —el caballero de Aries lo seguía tratando de besar.
—¡Maldito Mu, deja de ser tan insistente! ¡Y vos dale, mira que se te va Milo!—Kanon seguía tratando de separarlos.
—¿Qué, qué dijo? —preguntó Aioria que se encontraba completamente perdido y que le chupaba tres huevos que estuvieran tratando de violarlo uno de sus compañeros—. Oye, se te va, ¿qué harás? Esa puerta está jodidamente cerrada —y este idiota por fin se dio cuenta de lo que pasaba... en parte.
—Bueno... según lo que dijo, no es marica, o creo que eso intentó decir. ¡Oye, ni puta idea, pero pareces un marica refinado! —le gritó como última opción, y así como la teoría marca que por cada acción hay un efecto, hizo que Afrodita se detuviera y girara muy molesto hacia Milo.
—¡¿Qué dijiste Escorpio maldito?! ¡¿Te atreves a repetírselo a la gran Afrodita?! —le gruñó.
—¡Uhhh!, se está enojando —Kanon sin darse cuenta soltó a Mu, dejando que este abrazara libremente a Aioria, y entre ambos se podía observar cómo ahora lentamente el León estaba cediendo.
—¡Mi querido Aioria! —exclamó Mu. Mientras tanto, el caballero de Leo empezaba a sentir que deseaba los labios de su compañero también, aún a pesar de eso, se resistía y lo empujaba levemente.
—Maldita puerta, me está haciendo ceder de a poco —se le escuchó con un fingido nerviosismo; quizás en el fondo si deseaba que sucediera esto. Mientras tanto, Milo seguía difamando a Afrodita.
—¡Sí, lo que escuchaste! ¡Sos un pibe reee virado! ¡Ni una puta rosa sos capaz de lanzar bien! ¡NADA! —y para mofarse más de Afrodita, Milo empezó a bailar Caramell dance.
—¡Ya has agotado mi paciencia maldito! ¡ROSAS DEMONIACAS! —lanzó su más poderoso ataque hacia Milo que estaba frente a la puerta, y para colmo, también contra sus compañeros.
—¡JODER, NOS LA TIRA A NOSOTROS TAMBIÉN! —gritó Kanon, quien se agachó para evitar las rosas.
—¡Cuidado! —vociferó Mu e hizo que Aioria también se agachara con él, pero quedan muy juntos y se les ve como sus mejillas se tiñen de rojo. Por último, Milo que se puso muy nervioso por la situación, así que gritó.
—¡Ah! ¡Carajo, sólo necesitábamos una! —y sin más opciones se puso a esquivar todas las rosas como si estuviera en Matrix.
Afortunadamente todos logran esquivar el peligroso ataque de Afrodita, y gracias a que lo evitaron, éste fue a parar sobre la puerta, la cual deseaban destruir.
—A la mier... —murmuró Kanon al ver la puerta destrozada por la ira del homosexual número uno de todos los caballeros, y sus demás compañeros empezaron a levantarse, pero además, los otros dos caballeros que estaban siendo afectados se vieron liberados del impulso homosexual.
—¿Qué carajos pasó? —dijo Aioria confundido mientras Mu también se separaba de él sobre exaltado.
—¡Milo! —su primer compañero se acercó a él—. A la mierda, ¿cómo le hiciste para esquivar las rosas? —le preguntó, pero en lo que se daba esta situación, en la lejanía se veía venir Afrodita hacia ellos.
—A pues... —cuando Milo se dio cuenta, salió corriendo hacia la habitación—. ¡CORRAN! —Kanon grita al ver que las rosas llegan hacia él, pero las esquiva tanto como Mu.
—¡¿Qué le pasa a Afrodita?! ¡Aioria tú también corre! —le dijo Mu a su compañero que hizo caso de su advertencia.
—¡No escaparan! ¡ROSAS DEMONIACAS! —extendió sus brazos y miles de rosas salieron a atacarlos nuevamente.
—¡Milo, cuidado al frente! —le señaló Kanon. No se dieron cuenta de que chocaron entonces contra una cama donde se encontraba Atenea y Saga. Al parecer la advertencia fue en vano, pues terminaron sobre la chica que apenas se cubría el cuerpo con las sabanas, y en lo que se daba toda esa situación tan incómoda, Mu junto a Aioria se pusieron a los lados de la puerta esperando a que Afrodita pasara.
—¡MALDITO ESCORPION, NO ESCAPES! —el caballero de Piscis pasó por el portal.
—¡Atrápalo Aioria! —grita Mu, pero eso hizo que Afrodita se dé cuenta, es por eso que logró esquivarlo y terminó cayendo en los pechos de la diosa, y en los mismos comenzaba a asfixiarse—. ¡Auxilio!
—¡Se creen muy listos bobalicones! ¡Ja! ¡No pueden desafiar al gran Afrodita! —se señaló a él mismo. Sin embargo, Aioria tuvo mejor suerte y logró atraparlo por detrás. En lo que los otros tres estaban intentando detener al Pisciano vengador, Saga les empezó a reclamar.
—¡Malditos!, ¿por qué entran así sin autorización alguna? —después de escuchar la prepotente voz de Saga (que no se diferenciaba mucho de la de Kanon) Milo se escondió detrás de los demás, pero nadie a parte de él le hizo caso, es más, su hermano se empezó a mofar de Mu que estaba atorado.
—Mu, no sabía que tenías esas mañas xD
—¡Kyaaa! ¡Déjame Mu, pervertido! —¿para qué aclarar que es Atenea gritando? Ahora, poniéndole un fin a la osadía de uno de sus compañeros de oro, Saga tomó a Mu de la armadura para así arrojarlo contra Afrodita y Aioria, quedando nuevamente, por segunda vez en esta temporada, como una pila de cadáveres (aunque realmente no estén muertos).
—Ustedes no saben con quién se han metido, ¿verdad? —al parecer no lo sabían y les chupaba un huevo.
—¡Auch! — se escuchaba quejarse al montón de individuos que hacían una pila en el suelo, principalmente Mu era el que se quejaba adolorido (y eso que aún no se la meten). Sin embargo, para su fortuna, fue el primero en levantarse, pues estaba en la cima de ellos. Aioria no corrió con la misma suerte, pues quedó debajo de ellos siendo casi aplastado por ambos.
—¡Oigan, muévanse! —se empezó a arrastrar el León tratando de salir del grupo, pero se sobre exalta al sentir una mano en donde no debería estar—. ¡No me toquen ahí! ¬¬
—¡Malditos sean! —maldijo Milo a quienes lo hacían parecer un sándwich—. ¡Déjense de juegos y muévanse! —y en lo que ellos estaban peleando, Kanon se dignó a responderle a Saga.
—No, la verdad es que no sabemos con quién nos estamos metiendo, pero en primer lugar, ¿por qué estás con Atenea en la cama hermano? —preguntó levantando una ceja.
—Lo sabía, Atenea quería... —la señaló Milo con un palito de chocolate de forma acusadora.
—¡Es todo! Ah, sí... hola hermanito, ¿cómo has estado? [...] ¡¿He?! ¡No! ¡¿Qué les pasa boludos?! ¿Qué se creen? ¡Ahora verán de lo que soy capaz! —se bajó gateando de la cama— ¡Ok! ¡Ahora sí! —los miró furioso a todos, quizás pretendía matarlos con la mirada (yo hubiera muerto).
—¡Dios! ¡Ponte algo! Está bien que tengamos las mismas proporciones pero no me gusta verte xDDD —Kanon cerró los ojos.
—¡Disculpen! —dijo Mu después de levantarse y los demás también lo hicieron, pero inmediatamente se giró al ver a Saga en bolas—. ¡Joder! —y aunque él se giró, Afrodita no lo hizo, sin embargo, le dio una buena mirada a las partes nobles del Geminiano, y por eso, Aioria lo zapeo.
—¡Tú y tus bromas pesadas! —gruñó el León.
—No me pegues león de pacotilla —empujó a Aioria al suelo. Y luego de pasar la vergüenza de su vida el gemelo de Kanon, éste se terminó por cubrirse con las sabanas.
—Joder... —se quejó Saga, al parecer se le fue todo lo cool, y en lo que se descuidaba, Milo tomó a Atenea de la cintura para hacerla girar en el aire.
—¡Wiiii! —acá nos damos cuenta de que tan subnormal era Milo.
—Bueno, ¡entonces tú eres el que está causando todo esto hermano! ¡Pelea conmigo! ¡Contra tu némesis! —se acomodó entonces en posición de pelea.
—Esto es vergonzoso —murmuró el caballero de Aries mientras se cubría el rostro con las manos.
—¡Suéltame, pervertido! —gritó Atenea en lo que giraba constantemente.
—¡Ustedes, descerebrados! ¿Con el derecho de quién osan atravesar esa puerta? —volvió a preguntar Saga.
—Atenea estaba aquí —se detuvo y bajó a la diosa—. La estábamos buscando desde hace mucho —sólo fueron dos capis—. ¡Además me debe un pastel de chocolate! —se dirigió a la única mujer en la habitación mientras sus ojos la acusaban severamente.
—¡Sí, y algo nos decía que ella estaba detrás de esto! Pero... —el joven León se quedó pensativo— me parece extraño, ya que los primeros en ser contaminados fueron sus caballeros de bronce.
—¿Mis caballeros? ¡Ahhhh! —exclamó dándose cuenta—. Yo no lo había notado, ya que ayer estábamos jugando con unas muñecas de porcelana que tenía, pero Camus nos arruino la fiesta de té —como ya no tenía las sabanas se tuvo que cubrir con una almohada; puro porno es esto.
—No sabía que jugaras a esas cosas con tus caballeros —dijo Saga al fin, pero le parecía una total rareza—. De razón siempre les dan en la madre —afirmó.
—Nunca he jugado, ayer fue la primera vez, sólo porque ellos me lo pidieron —le informó a Saga, y vio que Aioria se acercaba.
—¿Me invitas la próxima vez a jugar? —hizo un gesto tierno con sus ojos brillantes.
—Yo sólo juego con mi querido Saga —contestó con un rubor en sus mejillas.
—¡Esa clase de juegos no, los de té! —respondió con una amable sonrisa.
—¡Ah!, esos, pues... ¡claro!
—Oye, ¿entonces quién carajos es el culpable? Afrodita, ¡tú, seguramente sabes algo! —se giró hacia el caballero de Piscis el de Géminis.
—¿Qué se creen? ¿Qué yo voy a saberlo todo? Sí quieren sacarme algo, pues tendrán que disculparse de una manera que me convenza —se cruzó de brazos, y empezó a jugar con su cabello.
—¿Y qué se supone que debemos hacer? —preguntó el inocente de Aioria.
—Espero que no sea una de sus jugadas raras —suspiró pesadamente Milo.
—Habla o te pateo Afrodita ¬¬ —lo amenazó Kanon.
—Mejor dinos qué quieres y ya, así no hay tanto rollo —ya estaba frustrado de dar tantas vueltas el caballero de Aries.
—¡Ya lo he dicho!, ¿o acaso tienen cerebros de mosquitos? Pónganse de rodillas y digan: "¡Perdón gran Afrodita de Piscis, perdónanos, te lo imploramos de corazón!". Deberán hacer eso o me quedaré callado, en especial tú escorpioncito —entre cerró los ojos mirando a Milo.
—¡Qué te jodan! ¡Yo no haré eso! —aseguró Milo—. ¡Además fue tú culpa por tus juegos raros! —lo señaló.
—Ustedes se lo pierden bobalicones —los insultó por última vez Afrodita y se retiró.
—Bueno, Señorita Atenea, tiene que volver al templo, nosotros la escoltaremos —pero como perdieron su oportunidad con Afrodita, Kanon empujó con su mano la cara de Mu, y al apartarlo le preguntó lo siguiente a Atenea.
—¡Atenea!, ¡quiero que me respondas dos cosas! Primero, ¿desde cuándo andas con mi hermano?, y segundo, ¿qué le pasó a Camus?
—Aquí hay algo raro. Atenea, ella siempre dijo que nunca se había sentido atraída por ningún caballero y ahora dice que le gusta Kanon —se autocorrige luego—. Saga, ¡perdón! ¡Bah! ¡Son la misma cosa! —tomó a Saga de las sabanas y Milo empezó a tirar de éstas—. ¿¡Qué le hiciste?! ¡Dime o te saco los ojos! ¬¬
—¡Oye, suéltame! Pues... este... no sé, de repente sentimos una atracción mutua. No sé la verdad —miró al piso confundido el caballero en pelotas.
—Bueno, como Saga ya te respondió lo primero, yo te responderé lo segundo. Vi que Camus fue llevado a rastras por los chicos a una habitación privada que está debajo del templo —le brindo esa información.
—¡CÓMO PUDISTE! ¡TÚ SABÍAS QUE ELLA ME GUSTABA! —le reclamó a su hermano, pero luego de hacer un leve drama le respondió a Atenea—. Así que se lo llevaron, bueno, creo que ya sabemos a dónde tenemos que ir.
—¿Se dieron cuenta de que ya se fue la ilusión? Ya podemos salir —sonrió con gran emoción Mu.
—¿A sí? —se acercó a su hermano y lo jaló de la oreja—. Yo soy el mayor así que tú shh.
—¡Suéltame, por eso eres más malo que yo y te fuiste al infierno de Hades! —se le veía llorar, pero, a fin de cuentas, Saga le hizo caso y lo soltó.
—Me fui al Hades porque ahí pagan más y las armaduras son personalizadas. ¿Quién se negaría a esas hermosas tentaciones? —sonrió como el protagonista de esas propagandas de pasta dental, y le salió un brillito de entre los dientes. En ese momento, Afrodita regresó irónicamente, pero sólo con un objetivo fijo.
—¡Se me había olvidado algo! —se acercó a donde estaba Milo, le tocó el hombro para que se volteara, y allí, le dio un puñetazo en la cara tirándolo al suelo—. ¡Ahora si me voy, nos vemos! —se fue corriendo feliz, pero Milo que recibió el golpe, no estaba para nada contento, por lo que se llegó a cubrir con ambas manos el rostro mientras gritaba.
—¡No, la cara no! ¡La cara no! —repetía constantemente mientras se revolcaba en el suelo. En el caso de Aioria, fue detrás de Afrodita para preguntarle algo.
—Disculpa —lo detuvo sosteniéndolo del hombro—. ¿De verdad no tenías nada que decirnos?
—Querido Aioria... —se giró con una vena en la frente sin apartarlo aún— puedes agradarle a todos los caballeros, ¡pero yo a ti te detesto! Aparte, la puta de Atenea ya les dijo, ¿qué quieres que les diga? —terminó por empujarlo haciendo que cayera al suelo por segunda vez; pobre de Aioria, vivía en el suelo. Luego se fue caminando con elegancia el caballero de la rosa.
—¿A sí? — le preguntó antes de caer al piso y volvió a leer letras arriba para recordar— ¡Ahhh, cierto! —le dio la razón y regresó con los demás, y al hacerlo, vio a Milo que estaba intentando levantarse, y para ello, resolvió tomarse de una de las bubíes de Atenea.
—La madre que los (censurado). Me jodieron la cara —intentó levantarse pero se sostuvo de una de las tetas de Atenea—. Ahh, que suave que es. Aún no puedo abrir los ojos del dolor~ —canturreó mientras la manoseaba.
—¡Kyaaaaa! —y como era de esperarse, a Atenea se le fue la mano, y le dio una buena cachetada a Milo, luego se resguardó detrás de Saga.
—¿Hola? ¿Alguien escucha lo que estoy diciendo? ¿Vamos a ir por Camus? —preguntó algo desalentado Mu.
—¡Ahh! ¡Mi cara! —Milo volvió a caer en el suelo, para luego poner a dar más vueltas aún—¿¡Quién me pego!?
—Mejor vamos, no quiero seguir viendo como mi supuesto HERMANO, ¡me traiciona con la persona que amo! —Kanon gritó fuerte y claro esto.
—¡Espera! Te acompaño. ¡Vamos chicos! —va Mu detrás de Kanon.
—Ay... no entiendo nada de nada —dijo Atenea, quien luego se abrazó a Saga.
—¿A dónde vamos? —preguntó Aioria yendo detrás de Kanon.
—Tranquila, ya se van —animó con esas palabras a Atenea el caballero de la desnudez.
—Atenea —el caballero de Escorpio abrió los ojos al fin y extendió su mano hacia la diosa sonrojado, recordó cosas que quedaron sólo entre ellos dos (cosas que no pasaron) — Naa... —dejó el drama para ir corriendo detrás de sus compañeros, y en el proceso, sacó una dona de chocolate para empezar a morfar de nuevo.
—Vamos a la habitación secreta de la cual habló Atenea —les informó Kanon en cuanto llegó el último miembro del grupo, pero mu se detuvo de repente.
—Ahora que lo pienso, en el piso había una puerta secreta antes de que me desmayara [...] ¡NO QUIERO IR A VER ESO DE NUEVO! —se encogió y se hizo bolita en el piso el caballero de Aries.
—¡Uh! Se me había olvidado el trauma de Mu. Aioria, tráelo arrastrando, vamos a entrar cerrando los ojos. Cuidado de no llevarse nada por delante —advirtió el peliazul.
—¡NOOOO! —gritó exagerando el caballero de Aries.
—Chicos, chicos, ¿ustedes creen que sigan ahí abajo? Después de dos capítulos no creo que puedan seguir haciéndolo ahí por tanto tiempo —les hizo reflexionar con lógica la situación mientras ponía cara de sabelotodo Milo—Ya se habrán ido —cuando llegaron, Milo fue el primero en entrar, y gritó—. ¡AH!
—¡¿Qué sucede Milo?! —preguntó sobre exaltado Aioria.
—Creo que con el grito es más que sabido qué pasó —respondió entre risas Kanon mientras que Mu se pone a llorar en un rincón—. ¡Milo, cierra los ojos! ¡Y recuerda que tienes que abrirlos, no sea cosa que te pase lo que me pasó a mí! —estaba detrás de él, pero no veía lo que pasaba.
—¿Qué, de qué hablan? —volteó para observarlos sin entender—. Lo que pasa es que se quedó mi cajita de chocolates detrás de ustedes —los empujó a todos para hacerlos a un lado, y tomó la caja de chocolates—. ¡Mía! -w-
—Ya me dieron ganas de comer golosinas —suspiró el castaño.
—Ah, entonces no hay nadie, menos mal. Ya deja de traumarte Mu, ya no están ahí —le avisó a su compañero, luego se acercó a él y lo llevaron delante de ellos. Al ser colocado frente a la puerta después de ese aviso, suspiro aliviado y dijo.
—¡Bien entonces entremos a la habitación secreta! —abrió finalmente la puerta de madera, y se dejaron ver unas escaleras que parecían bajar llegando a un lugar iluminado. En cuanto entraron observaron a su alrededor —. Vaya —estaba impresionado por la fantasía del lugar (imagínense un lugar raro, no me hagan explicar).
Al entrar dentro de la habitación secreta, los chicos se percatan de que no están solos, y Mu señala hacia arriba donde hay otras escaleras, pero cuando los cuatro guerreros suben se encuentran con lo inimaginable y el más espantoso espectáculo de sus vidas: los caballeros de bronce estaban todos con vestido haciendo poses frente a ellos, de esa forma los invitaban a entrar, aparte de eso, tenían todos los labios pintados. Justo detrás de ellos se encontraba una vasija dorada muy resplandeciente. Los caballeros de oro al ver esa grotesca escena, respondieron.
—¡WTF!, yo me voy a la mierd... —dijo Kanon observando a los caballeros con mucho asco.
—¡Dios! ¡Esto es peor que ver a mi maestro haciendo cosas grotescas! —Mu logró desmayarse de nuevo por la gran impresión que éstos le dieron.
—¡CARAJO! ¡¿QUÉ HACEN VESTIDOS ASÍ?! —gritó Aioria mirándolos aterrorizado, aunque por parte de Milo, el simplemente los ignoró mientras comía unos pockys de fruta.
Narrador: Nuestros héroes se han metido en una situación grotesca y espeluznante, y al mismo tiempo, peligrosa para ellos. ¿Qué harán? ¿Podrán encontrar a Camus? ¿Podrán atravesar a los caballeros de bronce para llegar a su objetivo? ¿Mu despertara de su desmayo y nuevo trauma? ¡No se lo pierdan en el próximo capítulo de MILO Y KANON X!
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