Capitulo 10
Opening: En el futuro lucharán, estás estrellas brillaran, un sueño vendrá para conquistar, dentro de la oscuridad un héroe resucitará, como el fénix logrará surgir, ¡Milo y Kanon X!
Narrador: En nuestro anterior capítulo, nuestros héroes pudieron recobrar lo que les fue arrebatado y también lograron capturar a quienes los tenían apresados, podemos también decir que lograron encontrar una manera; una leve pista de cómo llegar a su hogar. ¿Será que esta vez lo conseguirán? ¡Quédense con nosotros para averiguarlo!
Todos en ese mismo momento tomaron asiento en la pequeña cabaña, a excepción de Naruto que le dolía el trasero por lo que le había ocurrido recientemente.
—Bien, quiero decirles que su objetivo está más cerca de lo que parece realmente —anunció el chamán para luego agregar—. Hay un solo camino que deben cruzar, y ese es el camino... ¡hacia la conquista de la torre más alta!
—¡¿Dónde diablos es eso?! —volvió a amenazar Kanda con su espada al chamán para que soltara más información—. ¡No estoy de ánimos para estas estúpidas adivinanzas!
—En realidad no parece estar de humor para nada —dijo algo cansado Aioria después de ver repetida estas mismas maneras de actuar por parte de Kanda.
—En eso tienes razón —estuvo de acuerdo Mu.
—Vamos, vamos, Kanda, no te enojes, deja que el chamán termine de decir lo que tenemos que hacer, ¿de acuerdo? —el albino por fin había logrado hacer que el chico se calmara y bajara su espada.
—Bien, bien... seré específico, tienen que ir al bosque para encontrarse con un grupo de desconocidos que se llaman la tribuja; son mitad indios y mitad brujas —nótese aquí la falta de imaginación.
—¿Otro grupo de subnormales? —preguntó el espadachín.
—No veo la hora de terminar con toda esta maldita saga —se le escuchó decir a Kanon. Y en lo que él se estaba quejando, Milo estaba comiendo el resto de la barrita de chocolate que había recientemente recuperado.
—Después de pasar por la prueba de los tribujas, tendrán que atravesar el laberinto del mal. Allí hay un montón de monstruos, pero una vez lleguen al final de éste habrá alguien que podrá guiarlos a su época.
—Si es todo lo que tenemos que hacer entonces hagámoslo de una puta vez —respondió seriamente Kanda.
—Aún les recuerdo que no me han dado su autógrafo, por lo que espero que me los den antes de irse, así que voy a acompañarlos —les informó el otaku de Sasuke.
—Si Sasuke va yo también. ¡Deberás! —aseguró Naruto.
—Ustedes parecen una parejita —insinuó Kanon.
—¡Claro que no! ¡Además éste ya fue contaminado por ese viejo! —señaló con ambas manos el morocho al rubio.
—¡Cállate Sasuke! ¡Deberás! —saltó Naruto ante eso.
—Vamos, quiero volver a casa —les insistió el peliazul mientras se mandaba una caja de ositos gominola. Y así, pronto nuestros héroes se pusieron en marcha: salieron de la aldea de la hoja, y empezaron con su nueva aventura—. ¿No vamos a correr? —preguntó, pues sentía que había subido unos cuantos kilos en los últimos capítulos después de haber consumido tantos dulces.
—No, no hace falta, pero che, te veo más gordito —le dijo con una sonrisa Kanon. Él podía notar cómo de entre los espacios de la armadura de Milo salían los rollitos de grasa.
—Mejor dejó de comer dulces —entonces tiró la chuchería que estaba comiendo, pero luego miró ésta de reojo, y la volvió a tomar. Como aprendió la lección luego de haberse ahogado antes, la fue a lavar, y se la comió— Nahhh -w- —más tarde llegaron a una especie de campo abierto con una cueva en medio de éste, pero esa cueva estaba rara; tenía forma de pechos.
—Creo que ésta es la cueva del laberinto. No veo a los subnormales que el chamán estaba mencionando —informó Kanda al mirar a los alrededores.
—Es verdad... ¿dónde están? —preguntó Allen.
—¿No son esos de ahí? —señaló con su dedo a tres chicas; éstas estaban vestidas con: sombreros con forma de pene, unos trajes rosados que cubrían todo su cuerpo hasta las puntas de sus pies, y tanto en sus pechos como en su entrepierna tenían una especie de penes inflables. Las muchachas que estaban sobre la cueva saltaron, y se estrellaron en una pila unas sobre otras.
—¡Salgan de encima! —dijo la primera.
—¡Me lastiman! —exclamó la segunda, y la tercera que logró levantarse antes que las demás los señaló con su dedo, tanto a los caballeros como a los extras del grupo.
—¡Ustedes no pueden pasar a menos que pasen por unas pruebas! —les informó.
—¿Tú crees que tengo tiempo para perder contigo? —la señaló con su espada—. ¡Ya muévete antes de que te corte la cabeza! —la amenazó el espadachín.
—¡Kyaaa! ¡Aun así no pueden pasar! —dijo entre sollozos la tercera, y viendo que se le negó a Kanda nuevamente la entrada, éste tomó cartas en el asunto y lanzó un ataque contra la chica, pero éste rebotó. Sin embargo, logró esquivarlo a duras penas. Al parecer, ella había usado algún tipo de escudo, y eso hizo que Kanda chasqueara la lengua frente a su fracaso.
—Deja que yo las seduzco y hago que se aparten sin pelear -w-—Milo hizo a un lado a Kanda para poner en práctica su estrategia, pero todas las mujeres gritaron al unísono.
—¡Pero qué asco! —señalaron todas a Milo, y éste se puso a llorar.
—No saben lo que se pierden ;n;
—Ya veo que era mentira lo que me dijiste sobre las mujeres —lo miró al Geminiano de forma acusadora al Escorpión.
—Sea como sea... ¿qué tenemos que hacer para poder pasar esto? —Kanda se había resignado, por lo que se cruzó de brazos y simplemente se dignó a seguirles el juego.
—¡Responde nuestras preguntas! —dijo una.
—¡Sí, tienes que responderlas todas! —dijo otra.
—¡En especial tú! —señaló a Kanda la tercera.
—Bien, pregunten entonces —sí podía zafar con sólo responder, entonces al morocho no le importaba.
—¡Dinos que ropa interior llevas ahora! —exclamó la primera.
—¿Qué tipo de chicas te gustan? —preguntó la segunda.
—¿La tienes muy larga? —finalmente le cuestiono la tercera.
—¡ESE NO ES ASUNTO DE USTEDES! —les gritó a todo pulmón. Le habían visto la cara por segunda vez y esa no se las quería perdonar el espadachín. Mientras Allen lo trataba de frenar, por enésima vez: los chicos se quedaban con caras de idiotas impacientes, las chicas se volvieron a reagrupar, y esta vez volvieron con nuevas preguntas que parecían ser más coherentes en esta ocasión, o eso creo.
—¡Bien, bien, sí muestran sus habilidades entonces podrán pasar! —anunciaron en conjunto.
—Kanon, te toca a vos. ¡Seguro que puedes impresionarlas! —le dio unas palmaditas en el hombro el caballero de Escorpio.
—Oye, tienes razón. Bien pensado —Kanon se sonó los dedos con una sonrisa aterradora y entonces puso en juego sus palabras favoritas—. ¡Las mandaré a otra dimensión! —y así las chicas fueron absorbidas y desaparecieron de un momento a otro. ¿Y saben a qué lugar llegaron?, pues al mundo del que alguna vez hicieron referencia los chicos, uno lleno de tentáculos con forma de p***.
—¡Qué es esto! —gritaron aterradas al llegar al lugar, y mientras ellas se las arreglaban, o más bien, la gozaban, los demás ya podían pasar.
—Debieron haber hecho eso desde un principio —les reclamó Kanda.
—Aprovechemos y vamos —mencionó Aioria.
—Sí, seguro que el laberinto no es tan complicado como esto —les echó ánimos Mu. Por fin, la historia volvía a avanzar, pero apenas entraron al laberinto, estaba todo oscuro—. ¡Agárrense de las paredes para evitar perderse! —aconsejó.
—¡Ok! —asintió el castaño, y, "sin saberlo", le agarró un glúteo a Mu—. Las paredes son gelatinosas —se le escuchó decir entre la oscuridad.
—Mmm~ gelatina~ —se relamió Milo al escuchar aquel comentario viniendo del León.
—¡Ese es mi trasero Aioria! —le reclamó.
—¡Ups! ¡Lo siento! —lo soltó al final, y ahora sí logró agarrarse de la pared.
Durante el recorrido varios gritos se escucharon, porque algunos de ellos cayeron en pozos ciegos que los lanzaban fuera de la cueva. Y así varios volvieron a entrar, pero el ciclo se volvía a repetir, es decir, el de ser expulsados, así que algunos se rindieron.
—Creo que es mejor que nosotros nos quedemos aquí, ya que me canse de entrar una y otra vez a ese lugar —después de que Sasuke dijera esto, se echó sobre el suelo para sentarse. Más tarde cayó Naruto de cabeza con las piernas y los brazos cruzados, además, cerca de él se ven a Mu y a Aioria de ante mano fuera.
—Pero nosotros no podemos quedarnos, tenemos que regresar a nuestro tiempo —se le veía algo fatigado al caballero de Aries.
—Pero, ¿cómo pasamos? —preguntó Leo. No transcurrió mucho tiempo para que luego cayeran Milo y Kanon.
—¡Hola! —les saludo el Geminiano al caer frente a ellos sentado, pero Milo cayó rodando y se raspó todo.
—Odio mi vida —murmuró el de la uña roja.
—Debe de haber algo por aquí —Mu se levantó para ir a revisar las rocas cercanas, y de pronto, encontró una especie de palanca, la cual accionó y de allí, de entre las rocas, salió una especie de elevador que parecía tener el espacio necesario para que todos entraran—. ¡Bien!, ¡Esto puede que nos llevé al otro lado! —les avisó a los demás, quienes se acercaron enseguida.
—¿Qué hace un elevador aquí? —se le veía desconcertado al León.
—¿A quién le importa?, es hora de irnos —Kanon le palmeó la espalda al castaño.
Mu fue el primero en entrar al elevador mágico y los demás lo siguieron. Una vez estuvieron todos a dentro, se despidieron de Sasuke y Naruto.
—Muchas gracias por ayudarnos, ¡fueron muy amables! —se mostró agradecido Mu.
—¡Muchas gracias! —también agradeció Aioria.
—¡Cuando quieran! —Las puertas del ascensor se cerraron por completo y ahí fue cuando se dio cuenta de algo Sasuke—. ¡Esperen, MIS AUTOGRAFOS! —él estiró su brazo dramáticamente.
—¡Deberás! —se le vio sonreír ampliamente a Naruto.
Pronto el elevador comenzó a moverse a una velocidad muy rápida, casi como si fuera una montaña rusa, provocando también que los mismos chocaran los unos contra los otros.
—¡Aioria, para! —se le escuchaba gritar a Mu desesperado, y era porque el chico le estaba tocando sus partes nobles.
—¡No es mi culpa, me están aplastando! —se defendió el León.
—¡Dejen de hacer guarradas acá dentro! ¡Esperen a regresar al santuario malditos pubertos! —exclamó Kanon.
—Voy a vomitar -w- —se le escuchó decir medio ahogado a Milo.
—¡NI SE TE OCURRA O TE PARTO EN DOS! —aunque estaba siendo aplastado podía llegar a alcanzar su espada.
—¡KANDA YA BASTA! —se le veía alterado a Allen. Sin embargo, de repente terminaron aterrizando y la puerta se abrió para luego todos caer al suelo—. ¡Maldita sea! ¡Salgan todos de una vez! —les ordenó, y entonces, Milo que estaba detrás de todo empezó a rodar sobre los demás, aplastando así a quien se le ponía en frente, y dejando a su paso gritos de mucho dolor de parte del resto.
—¡Voy a morir! —gritaba Kanon en lo que sentía que los huesos se le rompían.
—¡AHHHH! —Aioria se murió en el proceso, pero afortunadamente Mu salió antes de ser aplastado, y al final, el hemofílico no se salvó al igual que Aioria, en cuanto a Kanda... él simplemente fue aplastado como Kanon.
Después de pasada una hora...
—Bien... ¿cómo funciona esto? —preguntó Kanon. Para su suerte, llegaron a aparecer en un lugar donde había una máquina que se asemejaba a un portal.
—Al parecer sólo hay que programarla —mencionó Mu, y se puso a toquetear el aparato, hasta que al fin lo puso a andar, y curiosamente, llegó a poner el mundo de Allen y Kanda.
—¡Esa es nuestra casa! +w+ —le brillaron los ojos al peliblanco, y antes de que dijera algo más, Kanda a paso rápido se metió dentro del portal sin saludar a nadie y dejando atrás a su compañero.
—Bueno... nunca me gustó ese tipo al fin de cuentas -w-# —dijo Kanon que en realidad estaba ofendido porque no se despidió.
—Perdonen las molestias, en verdad agradecemos que nos hayan ayudado; esta es la despedida —al contrario de Kanda, Allen saludó a todos, menos a Aioria, ya que éste tenía su mano húmeda—. ¡Nos vemos! —y desapareció dentro del portal.
—Bien, ¡es nuestro turno! —Mu volvió a programar la máquina: primero se vio un mundo de bubis, luego una chica que al parecer le gustaba el pollo frito, hasta que por fin Mu dio con el mundo que les correspondía—. Bien, ya está todo listo, regresemos.
—Por fin regresamos a casa -w- —se adelantó Kanon para irse.
—Antes de regresar, pasa una vez más el mundo de las bubis~ —le rogó Milo.
—¡NO! —negó Mu con seriedad.
Narrador: Y así fue cómo nuestros héroes llegaron a traspasar el dichoso portal en donde por fin llegaron a su época y pusieron fin a su aventura, pero quien sabe si alguna vez vuelvan a las suyas.
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